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La Práctica en el Dojo Kuubukan durante el Covid-19

        Este documento es la experiencia - vivencia de algunos estudiantes del Dojo Kuubukan durante el Covid-19, con las diferentes disciplinas que se practican en nuestra escuela.

        Es fruto de la colaboración de todos aquellos que han querido participar manifestando su vivencia única y esperamos que sea irrepetible.

        

        

En el siguiente vídeo se pueden ver distintos momento de nuestra experiencia con la práctica en nuestro Dojo de enero a junio de 2021.

        

        




Índice del Artículo.

La flor de loto surge del lodo

Como la adaptación del Dojo Kuubukan a la situación extraordinaria del Covid-19 me permitió desarrollar nuevas facetas en mi práctica del Aikido

Práctica personal en un momento de pandemia

Lo que hice y lo que aprendí con el Covid-19

Nosotros Practicamos desde Casa.




La flor de loto surge del lodo

        “Tu corazón está lleno de semillas fértiles esperando brotar. Del mismo modo que una flor de loto surge del lodo para florecer en todo su esplendor, la interacción de la respiración cósmica hace florecer el espíritu para que dé fruto en este mundo.” Morihei Ueshiba, El arte de la paz.

        Esta cita de O Sensei refleja muy bien, desde mi punto de vista, el desafío que ha supuesto la COVID-19 para nosotras y nosotros como sociedad, como personas, y como practicantes de Aikido. Es un mensaje esperanzador que pone de relieve que lo bello y lo bueno puede surgir hasta de las situaciones más desesperadas, de los lugares más oscuros e inhóspitos. Esa flor de loto que surge del lodo ha sido el acontecimiento que he tenido conmigo misma y con la práctica en esa época de confinamiento y después, durante ese periodo en el que estamos, esa “nueva normalidad”.

        La práctica del Aikido, y sobre todo en un primer momento, la práctica de la meditación y del Hatha yoga, han sido fundamentales para mi salud mental y física desde hace un poco más de un año. Desde los primeros días del confinamiento, he sentido la necesidad de serenar mi mente a través del Bompu Zen. Empecé con una práctica de 10 minutos al día en los primeros días de confinamiento, que fueron para mí los más estresantes y angustiantes. Rápidamente, sentí la necesidad de incrementar esa práctica, y pasé de 10 a 15 minutos de meditación, varias veces a la semana. Complementaba esa práctica con una sesión de entre 25 y 30 minutos de Hatha yoga, que me permitía continuar el trabajo mental de concentración y respiración del Zen, mientras trabajaba en profundidad la flexibilidad de mi cuerpo. Para terminar, con mi pareja también hacíamos de vez en cuando un trabajo conjunto de armas en nuestro jardín (suburis, awases), turnándonos en los papeles de Tori y Uke. También hacíamos desplazamientos a mano vacía.

        Esa rutina, necesaria en los primeros tiempos, fue difícil de mantener en el tiempo. Sin embargo, la comunicación frecuente con el Sensei (incluso la guía que realizó para facilitar nuestra práctica en casa) y con las compañeras y los compañeros del Dojo, ayudó a mantener la motivación y el compromiso hasta poder retomar las clases en junio de 2020. Después de tanto tiempo sin vernos físicamente, fue interesante poder compartir nuestras experiencias de práctica en casa, y fue un momento muy feliz poder por fin practicar de nuevo todos juntos.

        He de decir que me ha alegrado mucho el respeto que hemos demostrado en el Dojo por las normas vigentes en relación con la COVID y la preocupación por la salud de todas y todos (protocolos de limpieza muy estrictos, distanciamiento, mascarillas obligatorias, etc.), lo que ha contribuido sin ninguna duda a que volvamos a practicar en un ambiente sereno y relajado, sin miedo al contagio.

        En un primer momento, nos centramos en la meditación y el Hatha yoga, lo que me pareció una etapa necesaria de transición y de preparación física y mental antes de retomar el Aikido sin contacto. Me ha parecido muy interesante todo ese trabajo, centrado en la concentración mental, la alineación estructural, la respiración en simbiosis con el movimiento, y la atención sobre la acción corporal, que tiene aplicaciones directas e importantes en el desarrollo de nuestra práctica de Aikido. Sin estar practicando Aikido, fuimos desarrollando una base de trabajo muy importante que después nos fue muy útil a la hora de retomar la práctica de mano vacía tanto como de armas.

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        La adaptabilidad del Sensei y de su enseñanza me ha parecido particularmente relevante en esos tiempos de práctica en casa, y después de práctica sin contacto y con distancia en nuestro Dojo. Lejos de desviarnos de nuestro objetivo de progresar en Aikido, nos ha permitido trabajar elementos básicos claves para el desarrollo de nuestro budo.

        He disfrutado muchísimo de ese periodo de transición, con el trabajo de meditación y de Hatha Yoga.

        Me han parecido muy gratificantes los progresos individuales y colectivos realizados en esas dos disciplinas, y en especial el trabajo de las distintas técnicas de Hatha Yoga, que nos han hecho entrever todas las posibilidades que ofrece esa disciplina, y sus grandes beneficios para la práctica del Aikido. He de decir que he echado de menos la meditación colectiva que hacíamos, una vez que empezamos de nuevo el Aikido y que tuvimos que seguir un planteamiento nuevo sin meditación por una cuestión de tiempo.

        Esa última fase, donde retomamos el Aikido con distancia y sin contacto en armas, y con un trabajo individual en mano vacía, me ha parecido la más desafiante de este año. Muchos elementos claves del Aikido (trabajar con contacto, seguir al otro, sentirle, etc.), ya no se podían trabajar como antes, y nos vimos obligados a adaptarnos otra vez, y a trabajar de una forma mucho más exigente (especialmente a mano vacía). El trabajo individual supone un esfuerzo de concentración extra, una visualización precisa de cada una de las partes de las técnicas, y un trabajo de construcción a partir de nuestra memoria corporal y perceptiva, sin tener la ayuda del compañero. Sin embargo, estoy convencida de que cuando llegue la hora de tocarnos otra vez, veremos los frutos de esas duras y a veces frustrantes sesiones de trabajo individual y/o sin contacto.

        Como lo escribe O Sensei, nuestros corazones están llenos de semillas fértiles esperando brotar. Creo que durante ese año tan extraño que ha pasado, los esfuerzos que hemos hecho en el Dojo para mantener la práctica, adaptarla, y desarrollar nuestras capacidades físicas y mentales a pesar de la situación, sin perder nunca de vista nuestro objetivo de desarrollar nuestro Aikido, han permitido que nuevas semillas empiecen a salir de la tierra. Ahora tenemos que mantener esos esfuerzos y seguir constantes y humildes en nuestra práctica, para que esos brotes se conviertan en bellas y grandes flores.

Caroline.      

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Como la adaptación del Dojo Kuubukan a la situación extraordinaria del Covid-19 me permitió desarrollar nuevas facetas en mi práctica del Aikido

        1 – Introducción

        Me acuerdo del principio del año de 2020 aquí en Tenerife. Después de las fiestas de Navidad y de los Reyes Magos, el Teide se vistió de su capa de nieve en enero y los carnavales se preparaban para febrero. Todo parecía normal y una increíble inocencia (o inconsciencia) reinaba aquí en Canarias, y en toda Europa, ignorando lo que ya estaba pasando en Italia con la llegada del Covid-19. Pero el 15 de marzo, la realidad su impuso brutalmente y empezó el confinamiento así, de golpe.

        Para nosotros en el Dojo Kuubukan, este confinamiento entró en vigor directamente después de nuestro Seminario de Invierno que tuvo lugar los 7 y 8 de marzo. Con lo nuevo que era esta situación extraordinaria de confinamiento para todo el mundo y lo que imponía de cerrar los centros deportivos como nuestro Dojo, hubiera podido suponer el fin de nuestro colectivo y el principio de un periodo ansiogénico sin posibilidad de practicar el Aikido. Pero fue al revés, gracias al funcionamiento en equipo de nuestro Dojo y más que todo gracias al compromiso de nuestro Sensei Ishana Pérez. Finalmente, esta situación tan especial se convirtió en una oportunidad para profundizar y descubrir nuevas facetas en mi práctica del Aikido.

        A continuación, voy detallando la vivencia que tuve durante las dos fases de adaptación del Dojo Kuubukan a la situación del Covid-19 hasta la fecha de hoy, que fueron la práctica en casa durante los tres meses de confinamiento del 15 de marzo hasta el 15 de junio de 2020 y la práctica en el Dojo a partir del 15 de junio de 2020 (con otra pequeña pausa entre las Navidades de 2020 y el 18 de enero de 2021, debida a la situación sanitaria en Tenerife).

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        2 – Práctica en el Dojo Kuubukan bajo la situación del Covid-19

        2.1 - Práctica en casa durante el confinamiento desde el 15 de marzo hasta el 15 de junio de 2020

        Debido al confinamiento, el Dojo donde practicamos habitualmente en el Sauzal quedó cerrado durante el periodo desde el 15 de marzo hasta el 15 de junio de 2020.

        Esto hubiera podido suponer el fin de nuestra práctica del Aikido y el principio de un periodo de soledad y ansiedad como fue el caso para muchas personas en la sociedad. Pero no fue el caso, gracias a la organización eficiente que tenemos en nuestro Dojo que nos permitió guardar una conexión social entre los miembros del colectivo con el grupo WhatsApp que tenemos, y seguir practicando en casa gracias a una guía de práctica desde casa que realizó y nos proporcionó nuestro Sensei.

        La guía contenía informaciones y ejercicios de Meditación, Hatha Yoga y Chi-Kung, así como prácticas de Aïkido tanto de armas (Jo y Bokken) como de mano vacía (principalmente desplazamientos, ya que la gente estaba confinada sin posibilidad de practicar con otra persona). También había lecturas recomendadas para completar la práctica física con una práctica más intelectual y de reflexión.

        Diferentes niveles de compromiso estaban definidos en la guía: un compromiso alto y un compromiso mínimo con varios modelos. Personalmente, no me fue siempre posible alcanzar el nivel de compromiso semanal que me planteaba, tanto por razones profesionales como personales, que suponían una adaptación constante a esta situación nueva del confinamiento. Pero esta guía de práctica me ayudó a tener un marco claro cuando disponía de tiempo para practicar, y varias veces utilicé uno de los modelos definidos en la guía para realizar mi práctica de manera eficiente sin perder tiempo para pensar en lo que iba a hacer.

        Durante el confinamiento practiqué principalmente armas (Suburis y Awases de Jo y Bokken) y Hatha-Yoga. Armas para no bajar de nivel para cuando volveríamos a practicar todos en el Dojo, y Hatha-Yoga para no perder la condición física y mantener el cuerpo flexible. También empecé varios días con el Surya Namaskar para tener el cuerpo y la mente alerta y preparados. Y hay que notar que tanto el Hatha-Yoga como el Surya Namaskar me ayudaron bastante para guardar cierta serenidad en cuanto a esta situación ansiogénica que podía ser el confinamiento. Así que me ayudó mucho para superar este reto.

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        2.2 - Práctica en el Dojo a partir del 15 de junio de 2020

        A partir del 15 de junio de 2020 retomamos las clases presenciales en el Dojo, respectando las normas en cuanto al número de personas y a las distancias de seguridad. Una de las principales incertidumbres que yo tenía al comenzar con la práctica era la de saber cómo íbamos a adaptarnos a las circunstancias, desde el punto de vista de la higiene como de no poder tocarnos. Pero otra vez esto fue posible gracias a la organización que hay en el Dojo.

        Primero, diseñamos un protocolo para garantizar la higiene: ventilando la instalación, utilizando mascarillas y gel, y realizando una doble limpieza del tatami tanto con jabón como con lejía. Hay que notar que todo este protocolo lo diseñamos nosotros solos, sin ningún apoyo y ayuda de la dirección del complejo deportivo ni de la Sra. Concejala de Deportes de El Sauzal. Ellos se limitaron a colocar unos carteles con la normativa básica y un dosificador de gel hidroalcohólico, sin venir en ningún momento a visitar el Dojo para asegurarse de que se cumplían las normas durante las horas de clase. Desgraciadamente, este comportamiento de la dirección del complejo deportivo y de la Sra. Concejala de Deportes de El Sauzal refleja claramente su falta de interés por la instalación desde varios años, a pesar de la cantidad importante de dinero público (presupuesto oficial del orden de 157.140 €) que supuestamente se ha invertido en su restauración en estos últimos años (lo que claramente no es el caso).

        Segundo, la práctica en el Dojo se dividió en tres partes para poder respectar las distancias de seguridad: Meditación, Hatha-Yoga y Aïkido. Siendo una práctica intrínsecamente personal, la Meditación no tiene problemas relativos a las distancias de seguridad. Revisamos y profundizamos todo el protocolo, y empezamos cada clase con una sesión de Meditación de entre 15 minutos y 45 minutos. Esta práctica de la Meditación más regularmente me gustó mucho y me vinó muy bien a la hora de afrontar algunos retos personales que me reservó el resto del año 2020. Trabajamos también mucho el Hatha-Yoga, desarrollando las técnicas de Druchti, Asana y Vinyasana. El trabajo sobre la buena alineación estructural, el aspecto mental y la respiración me permitió enfocar esta práctica de mejor manera, lo que me ha venido bien tanto para la práctica del Aïkido como para la vida de todos los días. Además, como aparece en las dos fotos adjuntas, el uso del cinturón del Gi (el obi) me permitió trabajar las posturas de Hatha-Yoga mucho más en profundidad que lo que hacía antes. Finalmente, en Aikido, hemos estado haciendo los ejercicios de armas en parejas, pero con una distancia de seguridad importante entre los dos aïkidokas (ver vídeo del comienzo en el segundo 35 ), y hemos estado practicando los ejercicios de mano vacía en solitario (ver vídeo del comienzo en el segundo 50 ) o a veces con un compañero/a a distancia sin contacto. Al final, el hecho de no poder tocarse podría parecer ser una limitación, pero también tiene su aspecto positivo ya que permite centrarse y perfeccionar los desplazamientos, los movimientos de mano y de pies, así como la posición de base que es el Kamae.

        3 – Conclusión

        En conclusión, este año y tres meses de práctica bajo la nueva situación del Covid-19 fue un reto que hemos superado todos juntos en el Dojo Kuubukan. Esto demostró la robustez de nuestro método Kuubukan. Personalmente, me permitió descubrir ejercicios en solitario o a distancia de Aikido que son fundamentales para tomar consciencia y perfeccionar algunos aspectos somáticos. También me permitió profundizar en prácticas como la Meditación y el Hatha-Yoga. Estas nuevas facetas de mi práctica me vienen bien tanto para el Aïkido en general como para la vida de todos los días.

Jean.      

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Práctica personal en un momento de pandemia

        En el momento en el que sobrevino la pandemia yo llevaba practicando Aikido poco más de un año. Había sido una práctica discontinua, pues había sufrido una lesión que me mantuvo lejos unos meses.

        Justo en el momento en el que me recuperaba y empezaba a encontrar mi ritmo con la práctica fuimos confinados.

        Esto para mí fue una gran frustración, pues mi inicio en el Aikido coincide con una gran pérdida personal y los problemas que esto me acarreó, y que he ido superando, en parte, gracias a esta disciplina.

        Si bien inicialmente no sabíamos cuánto tiempo estaríamos sin aparecer por el dojo, con el tiempo vimos que esto iba a alargarse. Pero en esos momentos de incertidumbre el Sensei estuvo a la altura, y supo organizar prácticas desde casa. Para fomentar el grupo y la rutina realizamos vídeos de nuestro trabajo.

        En mi caso la práctica en casa se basó en realizar estiramientos y el calentamiento del dojo (que visionaba de la página web del mismo), desplazamientos y ejercicios de armas (principalmente suburis de jo y boken). De esta forma, y al ver el video que montó nuestro sensei, nos sentíamos parte del dojo, y que existía una cierta continuación de lo realizado hasta marzo de 2020.

        Una vez terminado el confinamiento se inició un nuevo periodo lleno de dudas y reflexiones. Podíamos volver a practicar, pero no podíamos tocarnos, y la distancia con los compañeros era fundamental. El Aikido se basa en el contacto, en notar al otro a través del tacto, y en leer y comprender a través de sus movimientos; lo que hacía muy complicada la práctica. Como tampoco sabíamos la duración de esta nueva etapa de la pandemia, decidimos seguir la nueva propuesta del Sensei, la práctica del Yoga.

        La propuesta buscaba una doble finalidad, por un lado la reflexión y la meditación, que se veía crucial en el momento que estábamos pasando; y por otro lado el fortalecimiento muscular, el control de la respiración y la búsqueda del eje, que mejoraría nuestra práctica del Aikido. Todo ello podíamos hacerlo juntos, pues no era necesario el contacto, ya que las dimensiones de nuestro dojo permiten la distancia de los metros que queramos del resto de practicantes.

        Personalmente he de decir que la meditación me resultó frustrante. No conseguía meditar, y el tiempo inmóvil intentándolo me llevaba a que se me agarrotasen los músculos, haciendo que los 30 minutos fuesen una tortura para mí. Soy consciente de que tengo muchos problemas encima, y que al meditar muchos pensamientos negativos se acercaban a mí. Simplemente no me acerqué a la meditación en un momento propicio para mí, o al menos eso quiero creer. Por ello, el Sensei me animó a realizar otra práctica, que hacía yo solo, mientras mis compañeros meditaban, el Chi-Kung. Yo realizaba posturas de esta disciplina china que me ayudaron a buscar un mejor eje y la raíz de mis pies.

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        Inicialmente solo vi el Hataha Yoga como una forma de mantener mi cuerpo bien, pero según avanzaban las fases y nos iba explicando el Sensei, descubrí que tiene múltiples beneficios. Nos ha ayudado a respirar mejor, a conocer nuestro cuerpo y saber hasta donde podemos pedirle, a equilibrarlo, e incluso a relajarnos. Curiosamente, los ejercicios de relajación explicados en el dojo he tenido que ponerlos en práctica con mis alumnos (soy profesor de secundaria), en un año complejo para ellos con mucha ansiedad y problemas emocionales, con resultados muy positivos.

        Tanto es así, que una vez decidimos volver a practicar Aikido pedimos al Sensei que al menos una vez a la semana diésemos una hora complementaria de Hatha Yoga para no perder lo conseguido, y porque entendemos que este nos ayuda a mejorar como aikidokas.

        Una vez fuimos avanzando en el tiempo nuestra práctica también fue evolucionando, en el momento de volver al Aikido. El Sensei planeó prácticas que permitiesen el trabajo de mano vacía y armas manteniendo la debida distancia. Importante fue el trabajo con los “implementos”. Estos utensilios como tablas, bolas de poder, juego de pelotas, etc.; nos llevó a un mayor control del eje, equilibrio, utilización relajada y dúctil de nuestra musculatura, etc. Otra de las dinámicas utilizadas fue la de práctica individual o con compañero/a tipo sombra o espejo. Esto nos mantenía atentos y practicando, lo que agradecimos, pero era necesaria una memoria (incluso corporal) que permitiese entender los movimientos desarrollados sin contactar con otro aikidoka.

        Sea como fuere, logramos llevar a cabo un desarrollo seguro, manteniendo las normas Covid, y que por lo diverso (cambios semanales), mantuvo la atención y la motivación de los integrantes del dojo. Todo ello es muy de agradecer, y se debe al trabajo de nuestro Sensei.

        Solo me resta comentar que este año y pico, a pesar de todo, ha habido una evolución en mí en relación al Aikido. Mis movimientos diarios, de por sí burdos, se han ido refinando. Camino con más eje, controlo más la respiración en los movimientos (algo difícil inicialmente en un asmático y rinítico como yo) y soy más ágil y flexible. El mejor ejemplo es mi forma de caminar. Siempre pisé con mucha fuerza, haciendo mucho ruido. El trabajo del metatarso y la suavidad actual me hacen mucho más silencioso, algo que incluso han notado mis compañeros de trabajo. También en la organización. Si bien no he conseguido, por la rutina laboral y familiar, sacar un tiempo fijo para el Aikido fuera del dojo, si he iniciado un cuaderno de anotaciones que me guíe. La finalidad es la de avanzar en este especial momento en el que es más difícil, pues debes imaginar la práctica y el contacto con el compañero.

        Así pues, espero que la redacción de esta experiencia personal anime a otros a acercarse al Aikido, y al Hatha Yoga, y pretende ser una muestra de que cuando se quiere, y se ama lo que uno hace, siempre hay medios de hacerlo, por muy complicado que sea el contexto.

Jonás.      

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Lo que hice y lo que aprendí con el Covid-19

¡No hay mal que por bien no venga!

        El pasado 8 de Marzo de 2020 terminamos nuestro Seminario de Invierno y dada la situación que se nos venía encima, el Dojo se reunió el día 9 de Marzo y por una unanimidad decidimos echar el cierre y resguardarnos de la pandemia del Covid-19. Y ya luego llegó el confinamiento en el hogar de cada uno.

        Como responsable de la formación, inmediatamente me puse a planificar una estrategia y a desarrollar unos contenidos con todas las disciplinas que practicamos en nuestro Dojo, para que estuvieran disponibles OnLine y a golpe de clic en nuestra Web, con el objetivo de que ningún estudiante ni simpatizante interrumpiese su proceso formativo. Dividí éste procedimiento en dos apartados: por un lado estaba un planteamiento abierto y no solo para nosotros, sino para todo aquel practicante que no supiera cómo afrontar dicha empresa y pudiese disponer de ideas, ofertas, recursos y actividades que le permitiese seguir con su práctica desde casa. La otra vertiente era un plan interno y solo para nuestros estudiantes y simpatizantes.

        Uno complementaba al otro y en 1 semana todo estaba listo para seguir con la práctica desde casa, donde había tareas semanales y otras quincenales con objetivos concretos a conquistar en cada apartado.

        El planteamiento fue todo un éxito, porque a golpe de clic cada alumno tenía un material de práctica a su disposición, que se actualizaba constantemente y que podía hacerlo bien en el tiempo dedicado a ello en el Dojo, o que lo adaptara a su cotidianidad incluso ampliando el tiempo de práctica, que eso ya era una opción personal que no entra dentro de mis competencias como formador, porque es un tiempo personal de cada estudiante.

        Todo el tiempo de reclusión hogareña, me sirvió tanto para ir ampliando los contenidos del plan abierto en función de la demandas de los estudiantes y simpatizantes que seguían nuestro proyecto, ¿cómo se hacía aquello? ¿No me acuerdo de lo otro?, como para ir preparando el otro gran reto que era la vuelta pasada la reclusión en casa y que había que pensar y meditar muy detenidamente para ver cómo lo afrontábamos dentro de toda la amalgama de normas cambiantes, del estado mental de los alumnos después de estar encerrados casi 4 meses en casa, las condiciones higiénicas especiales, la regulación de la instalación, que es pública y compartida con otras actividades, etc.

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        Lo primero que se hizo el 12 de mayo de 2020, fue contactar con las autoridades municipales para que nos informaran cuál era el protocolo que habían diseñado en esos 4 meses para el inicio de las actividades, por ello redactamos un escrito de 7 páginas dirigido a la Sra. Concejala de Deportes de El Sauzal y a la dirección del complejo deportivo donde se especificaba nuestra preocupación por:

        - Hay una total ausencia de limpieza en la instalación del Campo de Lucha de El Calvario.

        - Hay colectivos que utilizan la instalación que no cumplen con las mínimas normas higiénicas y de sentido común, por ejemplo, entran, salen y practican con calzado dentro del tatami.

        - Por esa razón solicitamos que se comunicara a los responsables de dichas actividades que se abstuvieran de hacerlo y que a su vez tanto el complejo deportivo como el Ayuntamiento supervisaran que no lo hicieran y más en una circunstancia de pandemia donde hay que velar por la seguridad y el bienestar de todos los usuarios del Campo de Lucha del Calvario (niños, adolescentes, adultos y ancianos).

        - También aportando nuestras sugerencias y predisponiéndonos para colaborar en lo que fuera necesario.

        - Igualmente le hicimos un recordatorio de las cosas inconclusas que se dejaron al remodelar el Campo de Lucha de El Calvario, -también habría que decir a los vecinos de El Sauzal y al público en general, que nos colocaron materiales de inferior calidad a lo que estaba presupuestado, por ej., el tatami es de 2ª calidad, en vez del homologado por la Federación de Judo para alta competición-, tampoco se colocó correctamente, se desperdició una lona que lo debería cubrir por completo, tanto por higiene como para que dure más tiempo, no se arreglaron los vestuarios, la instalación de agua caliente es deficiente…, todo ello con un buen presupuesto de dinero público por parte del Cabildo de Tenerife (157.140 €), (Plan Director de Mejora y Acondicionamiento de Instalaciones Deportivas Municipales de la Isla de Tenerife 2016-2019 , pág. 22), que si se hubiera hecho bien, habría quedado una instalación de primer nivel, pero el Cabildo al concluir dichas obras no las fiscalizó, aún siendo su deber el administrar correctamente el dinero público y así quedó todo a medio hacer a pesar de que nosotros se lo hicimos saber con una comunicación oficial.

        La Sra. Concejala nos comunicó que la apertura de las instalaciones estaba a criterio del Sr. alcalde según el Real Decreto, cosa que ya sabíamos, pero lo que deseábamos era la información – protocolo que habían previsto y confeccionado durante los 4 meses de reclusión, -que por falta de tiempo no sería-, para nosotros coordinarnos y organizarnos bien.

        La otra cosa que nos informó fue, “En segundo lugar y creo que para su tranquilidad le comunico que la reanudación de actividades deportivas se realizará bajo todas las medidas sanitarias de desinfección y protección que exige la ley por ello el uso el tata-mi estará debidamente controlado al igual que el resto de material e instalaciones deportivas.

        Reciba un cordial saludo y le mantendré informado de la situación.”

        Pues, no había ni información ni protocolo para una situación tan especial como la del Covid-19, lo único que se coloco en la instalación fueron unos carteles con la normativa básica y un dosificador de gel hidroalcoholico en la entrada, -que muchas veces estaba vacío-, la Sra. Concejala nunca más comunico con nuestro colectivo y la dirección del complejo deportivo se desentendió de sus responsabilidades de supervisión y control de la instalación.

        La dirección del complejo deportivo ni nos contestó al escrito, ¡como siempre!

        Me alegré mucho cuando en la 2º semana de Diciembre de 2020, lo que no fue capaz de realizar la dirección del complejo deportivo y el Ayuntamiento de El Sauzal, aún siendo de su responsabilidad, lo realizara la Guardia Civil al supervisar las instalaciones deportivas con el objetivo de que se cumpliera la normativa establecida por las autoridades, porque esto era barra libre para todo el mundo.

        El Ayuntamiento como el complejo deportivo de El Sauzal debería tomar ejemplo de otros municipios, donde antes de abrir sus instalaciones se reunió e informó a todos los profesores para aunar criterios y poder desarrollar cada uno sus actividades siempre acorde a la normativa legal y con todas las garantías de seguridad presentando un protocolo de actuación.

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        Ante este panorama tan desolador, no nos quedó otra opción que organizarnos muy bien por nuestra cuenta y realizar una limpieza superior a la que ya hacíamos antes del Covid-19, así que ideamos un plan de acción que fue el siguiente:

        - Venir vestidos desde casa con camisa y pantalón blanco, porque no se podían utilizar los vestuarios para cambiarnos.

        - Nada más llegar a la instalación, ventilarla bien durante media hora antes de comenzar las clases como durante éstas.

        - Respeto de la distancia de seguridad de 2 m. durante todo el tiempo, que no fue un problema por el amplio espacio que poseemos y el control del aforo en las clases.

        - Hacer acopio de mascarillas, gel hidroalcoholico y de lejía para nuestros colectivo.

        - Realizar una doble limpieza del tatami, eso significó que primero la mitad de nosotros limpiaba con friegasuelos y la segunda mitad, -sobre lo limpio con el friegasuelos- volvíamos a limpiar con una solución de agua y lejía y de esta manera, que todo quedara con las mayores garantías sanitarias para realizar nuestras actividades con una total seguridad.

        La estrategia nos dio un resultado muy satisfactorio y con un buen aval para comenzar con nuestras clases. Esto también permitió que las personas que nos pedían información para comenzar a practicar con nosotros, vieran que había muy buenas garantías de seguridad para incorporarse.

        Después de todas estas vicisitudes y con la fecha para comenzar el 15 de Junio de 2020 (tampoco nuestro alcalde comunicó las razones de por qué no abrió las instalaciones antes, ¡en El Sauzal la comunicación es inexistente!), había que afrontar la segunda parte de esta aventura, ya estando todos juntos aunque no nos pudiéramos tocar.

        El nuevo proyecto lo focalice en 3 conceptos claves:

        El primero era el desarrollo de la condición psicofísica de los estudiantes, de ahí el planteamiento que se hizo con la disciplina de la Hatha-Yoga.

        El segundo objetivo era el desarrollo de las capacidades internas de atención-concentración a través de la meditación y del Chi-Kung.

        El tercero, era centrarnos en ejercicios en solitario de Aikido, tanto con las armas como con la mano vacía, para desarrollar aún más los conocimientos de base que se venían trabajando antes de la pandemia.

        Eran tres ejes vertebradores para el nuevo planteamiento. A su vez, cada uno se dividía en subapartados que fuimos desarrollando con la planificación quincenal y mensual. De esta manera aprovechamos la oportunidad para profundizar en las disciplinas que utilizamos como complemento a la educación del Aikido, porque ahora no lo podíamos desarrollar como corresponde y los simpatizantes que hacían algunas de éstas disciplinas esporádicamente, ahora tenían la oportunidad de ejercitarse semanalmente con más profundidad.

        Por ejemplo, en la Hatha-Yoga nos sumergimos en un trabajo profundo sobre la correcta alineación estructural, el aunar el movimiento con la respiración y el trabajo de sostener la atención-concentración sobre la acción corporal mientras se desarrollaba toda la serie de Asanas (las posturas). Que aunque fue un planteamiento para la Hatha- Yoga, esos 3 elementos tienen mucha afinidad con el Aikido, es decir, de un tiro matábamos 2 pájaros.

        También plantee distintas formas para afrontar la sesión de Asanas que hacemos actualmente, ésta la hicimos en diferentes tiempos: en 10 min, 30 min, 1h, y 1h y 30 min, con el objetivo de que cada alumno pudiese experimentar a través de su físico y de su mente los diferentes planteamientos, con las distintas dinámicas y con metas concretas en los diferentes periodos, a la vez que comprobaba su acción en su cuerpo físico y en su estructura mental.

        Con ese proyecto hay un hecho que se comprobó al concluir esa etapa y es que todos los estudiantes que poseían una estructura corporal rígida, al ser mejorada con la Hatha-Yoga, su calidad de vida y su Aikido se ha regenerado muchísimo con esta experiencia. Ha sido tal el impacto, que los alumnos han solicitado una clase semanal fija para seguir ampliando todos los trabajos que se han desarrollado durante la práctica del Covid-19 con la Hatha-Yoga.

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        En enero de 2021 pusimos en práctica el 3ª programa que ocupaba el primer semestre hasta que llegara la vacuna.

        Tuvimos que comenzar más tarde de la fecha que teníamos prevista para reanudar las clases (11 de Enero) por el alto índice de contagios en nuestra Comunidad Autónoma Canaria, que nuestro gobierno pospuso la fecha para la apertura de las instalaciones al 18 de enero.

        Así que tuvimos que volver a practicar desde casa en esa cuarentena después de las Navidades. Como ya habíamos pasado por ese proceso antes, no fue ningún problema afrontar esa situación momentánea, lo que sí hicimos fue orientar la practica desde el nivel que habíamos alcanzado antes de la vacaciones navideñas con todas las disciplinas que practicamos.

         Ya en el Dojo, uno de los objetivos era ir haciendo una introducción progresiva para cuando estuviéramos vacunados y nos pudiéramos tocar, no tener una brecha grande por la falta de práctica en pareja, así que volqué la realización del proyecto en el desarrollo de las capacidades externas a través de ampliar el trabajo de base en las armas del Aikido con objetivos claros, tanto para estudiantes veteranos como noveles.

        Aprovechando la coyuntura, también introduje un trabajo que yo denomino “El Trabajo de las Sombras”.

        Pero, ¿qué es el trabajo de las sombras?

        Es una manera de afrontar la Waza a mano vacía que había creado hace mucho tiempo y como la práctica en pareja y con contacto siempre es superior, pues estaba medio olvidada en un viejo cuaderno de campo sobre planificación, pero dadas las circunstancias nos vino de perla.

        Consiste en que cada alumno haga el planteamiento técnico solo (en éste caso el de y 5º Kyu), pero como si estuviera practicando con un compañero, eso significaba que hacía 4 repeticiones desde la posición de Uke y 4 desde la posición de Tori, teniendo que hacer todos los gestos técnicos como si estuviera practicando con un compañero y ciñéndose a la estructura para construir Waza que es: ataque – desequilibrio – técnica en Omote y en Ura, incluyendo el Ukemi cuando se está realizando la acción del Uke, o el control cuando corresponda con la acción del Tori.

        ¿Cuáles fueron las razones para realizar ese tipo de práctica?

        Son varias:

        La es que no nos podíamos tocar y los motivos son obvios.

        La como ejercicio de visualización, independientemente que yo mostrara en el centro cada papel por separado, cada estudiante al realizar la técnica debía ir echando mano de los aspectos visuales que tiene almacenado en la memoria para ir construyendo cada principio.

        Y la era para despertar y aumentar la memoria corporal en cada rol e ir estableciendo las sinapsis en los dos papeles (Uke y Tori), de ésta manera cuando ya pudiéramos tocarnos y al realizar la práctica en pareja sería más fácil la adaptación y recordar los pasos, está vez ya en compañía del otro practicante.

        El trabajo de las sombras puso aprueba la memoria corporal de los estudiantes y el fondo del que disponían (entendido como conocimientos integrados) en la práctica del Aikido, porque tenían que recordar los dos roles sin el acompañamiento del otro. Mirándolo desde otra perspectiva, fue un buen control para testar lo que han hecho durante los años de permanencia en nuestro Dojo y espero que hayan llegado a conclusiones positivas de su realidad como practicantes y así valoren el control que se hace al final de cada mes sobre lo practicado durante él. Quienes lo tuvieron bastante difícil fueron los estudiantes que llegaron nuevos, dado que no tenían referencias de antes para poder construir las técnicas, con ellos hubo que dar mucha prioridad a la imitación de lo que se mostraba en el centro antes de que ellos hicieran y ayudarles mucho para que copiaran bien, felicitarles por el arrojo que han tenido al venir a practicar en plena pandemia y con un planteamiento como el que teníamos.

        Fue un proceso que les costó inicialmente y tuvieron que echar mano de todos los recursos internos y externos de los que disponían, tanto unos como los otros, pero creo que fue una buena experiencia desde otra mirada para afrontar el Aikido a mano vacía.

        La siguiente practica que complementaba a la anterior, era trabajar con distintos implementos por meses: en enero tocó la plataforma de equilibrios, que tenía como objetivo establecer bien el Tanden o centro de gravedad, al igual que el uso de los 8 apoyos en los pies para el Kamae de Aikido, también la transferencia del peso de un pie-pierna a otro/a; en febrero las bolas de poder, que el objetivo era soltar pecho, hombros, codos y muñecas, a la vez que se ejercitaba la extensión del Ki en brazos y manos; en marzo los aros aplicados al Ken y al Jo para que la anterior extensión que había llegado a las manos, ahora se prolongara a la punta de ambas armas; en abril el balón medicinal de 5 kg., aquí lo orienté para que se concentraran en el desarrollo del contacto y de la adherencia, a la vez que fortalecían las piernas porque se hizo en la postura del Caballo de Hierro; en mayo el trabajo fue con las bolas metálicas pesadas, encaminadas a trabajar el centro y el Koshi (la cintura), es un trabajo para potenciar el poder de las caderas, algo muy práctico e importante al trabajar la Waza y por último en junio, las bolas de la salud chinas, con el objetivo de despertar la sensibilidad y la inteligencia en las manos, para que luego la pudieran aplicar en la construcción de Waza.

        Si antes en el trabajo de las sombras puso aprueba los conocimientos de los estudiantes sobre la Waza, en el trabajo de los implementos les reveló una realidad corpórea de sí mismos que desconocían, porque con cada implemento afrontaba diferentes circunstancias que se completaban unas con otras pero que eran exigentes con los distintos objetivos de cada implemento trabajado. También se noto la diferencia de realizarlo en un seminario o intensivo de fin de semana, a trabajarlos todos los días y con un tiempo fijo cada uno de ellos durante un mes, por eso digo de que fue un descubrimiento de distintas zonas del cuerpo que podían pasar desapercibidas dentro de la práctica normal, por ejemplo, con la plataforma de equilibrios, como no la controles, constantemente te estarás cayendo y demuestra que aún no sabes situar bien el centro de gravedad, y por lo tanto, se refleja en los apoyos de los pies, en el Kamae y en la relación con el otro.

        Por otro lado, según pasaban los días y se iban familiarizando con el implemento, iban progresando en el control del cuerpo, del implemento, del objetivo planteado, e incluso se aventuraban a hacer aportaciones propias y así incrementar la dificultad de ejecución y los beneficios que emanaban del implemento. Mucho me temo que cuando comiencen con la práctica normal, van a reclamar más trabajo con implementos porque van a ver de forma tangible la aplicación que tiene con la técnica como ocurrió con la Hatha-Yoga.

        Otro enfoque con objetivos concretos a conquistar por meses fue en el trabajo sobre los Ukemis, con metas específica por semanas y lo que perseguía era lo siguiente:

        Para los estudiantes veteranos: desarrollar fondo físico; trabajar con la respiración, tanto en su regulación como que predomine la exhalación al rodar; el superar límites mentales, es decir, vencerse a sí mismos cada semana; poner en práctica el principio de Nen, eso quiere decir, focalizar y concentrarse en un objetivo e ir a por el de una forma progresiva y continua en un tiempo previsto de antemano y por último, ante la presión del ejercicio cultivar relax corporal sin que haya laxitud ni abandono mental en la acción.

        Para los estudiantes noveles: adquirir técnica de base en cada Ukemi; integrar la exhalación al rodar; que vayan adquiriendo el hábito de establecer objetivos para conquistarlos; irse acostumbrando a cuando le apliquen una técnica rodar, que lo plantee al hacer un auto Kotegaeshi.

       La técnica para hacer ambos planteamientos fue simple, durante un tiempo que era fijo (10 min.) se iban incrementando el número de los Ukemis, como las diferentes maneras de hacerlos a lo largo de las semanas y de los meses.

        Dimos comienzo de forma gradual de menor a mayor intensidad y como era de esperar, al comienzo era muy cómodo y fácil de hacer cada bloque de los rodamientos, pero al pasar los meses las cosa se complicaba por la intensidad que aumentaba, luego, estaba la mascarilla que frenaba muchísimo el desarrollos de los mismos, de hecho, al final del tiempo previstos para realizarlos había que hacer un descanso para poderse recuperar y oxigenarse bien.

        En junio, se notaba mucho el fondo físico de los estudiantes que comenzaron en enero con los Ukemis y los que se incorporaron posteriormente con este objetivo. Otras de las cosas que se comprobó en los inicios del trabajo con este objetivo, es la falta de fondo físico que había, tanto por el confinamiento, como por el segundo planteamiento que se hizo con las disciplinas de trabajo interno. Aún así, se logró una buena condición física para comenzar una dinámica normal al trabajar la Waza.

        Por la versatilidad de las disciplinas que estudiamos en el Dojo, no solo no hemos dejado de practicar en cualquiera de los escenarios que nos ha llevado la pandemia, si no que hemos incrementado nuestro trabajo en todas las materias, salvo con la mano vacía en pareja por razones obvias.

        Otras de las cosas a resaltar en esta memoria, es que la multifuncionalidad de la práctica de nuestras disciplinas, ha aportado un gran equilibrio psicofísico a nuestros estudiantes y simpatizantes, porque recetamos: ante la tensiónrespiración, ante la presiónrelajación y ante la preocupaciónconcentración en el aquí y en el ahora, éste tratamiento lo aplicamos tanto durante el confinamiento, como durante toda ésta pandemia y lo seguimos empleando ahora que comenzamos a reiniciar nuestra actividad normal.

        He tenido muchísimo más trabajo en éste periodo de tiempo, que en una dinámica normal de las clases, los seminarios y los grados de Aikido que planificar y que supervisar durante un año, pero también he aprendido mucho y he constatado la capacidad de resistencia, de adaptabilidad y de versatilidad de nuestro Método Kuubukan en un campo de pruebas como el de la pandemia del Covid-19, algo por lo cual nos debemos de sentir todos muy orgullosos y reafirmarnos en nuestro procederes, porque si hemos superado un reto de éste calibre sin perjuicio ni interrupción de nuestras actividades formativas, al igual que salvaguardando la salud de todos los estudiantes, podremos afrontar cualquier otro contratiempo dados todos los recursos que poseemos, las distintas metodologías que podemos aplicar, la organización que somos capaces de desplegar y ahora hay que sumar, la gran experiencia que hemos acumulado.

        De hecho, no hemos mermado, ¡todo lo contrario! Nos hemos desarrollado más y hemos crecido un 125%. Todo esto con un espíritu Ai Ki, esto es: con muchísima imaginación, con una comunicación fluida y constante en todo momento entre todos los miembros, planificar hasta el más mínimo detalle, adelantarnos a los escenarios que estaban por venir, a la vez que desarrollábamos una gran adaptabilidad para amoldarnos a unas circunstancias que cambiaban de un día para otro y siempre cumpliendo con la ley junto con la recomendaciones de las autoridades sanitaria a raja tabla, eso significaba aparte de las normas de higiene preventivas, estar constantemente adaptando los contenidos didácticos y el número de estudiantes a lo propuesto por las autoridades para cada actividad: 3 alumnos + el profesor, 4 alumnos + el profesor, 9 alumnos + el profesor, todo un reto en la organización para dar cabida a todos los estudiantes para que pudieran practicar y a su vez dentro de nuestro espacio temporal del uso de la instalación.

        Así que podemos decir con toda rotundidad, que aparte de aprender y adquirir una gran experiencia, hemos superado la prueba con matrícula de honor.

        Después de esta gran aventura que nos ha llevado 1 año, 3 meses, lentamente vamos recuperando la normalidad.

Ishana Pérez.

Junio de 2021.          

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          Puedes Practicar desde Casa.

          Después de practicar un largo periodo sin tocarnos.

        

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