El aroma a tierra húmeda tras la lluvia, la danza silenciosa de las hojas de arce en otoño, el eco vibrante de la cuerda tensada al soltar la flecha… Estas son las sensaciones que se entrelazan en mi mente al adentrarme en las páginas de este libro, escrito con la pasión y la sabiduría de un maestro experimentado: el Sensei Ishana Pérez. Su obra, como el Aikido mismo, nos invita a un viaje interior, un camino de autodescubrimiento donde la búsqueda de la armonía se fusiona con el afán de superación.
Me llamo Amaya Nakamura, y mi vida ha estado marcada por dos pasiones: el Aikido y la ciencia. Como profesora universitaria especializada en ciencias del sistema terrestre, me dedico a estudiar las interacciones complejas que dan forma a nuestro planeta, a comprender los procesos a largo plazo que lo moldean. Pero mi otra gran pasión, el Aikido, me ha enseñado a mirar hacia dentro, a explorar las sutilezas del movimiento, a conectar con la energía vital que fluye en mi interior.
Llevo treinta años practicando Aikido, tres décadas transitando por este sendero, a veces arduo, a veces luminoso, que me ha transformado como persona y me ha abierto las puertas a un universo de conocimiento que se expande con cada paso, con cada técnica, con cada respiración consciente sobre el tatami.
En este tiempo, he tenido la oportunidad de practicar en diferentes dojos, de aprender de maestros de diversos estilos y nacionalidades, de ser testigo del florecimiento del Aikido en diversos rincones del mundo. He visto cómo nuestra disciplina, nacida en el crisol del Budo japonés, ha echado raíces en tierras lejanas, adaptándose a diferentes culturas y sensibilidades.
Sin embargo, como el Sensei Pérez señala con una lucidez que nace de la experiencia, esta expansión global no ha estado exenta de desafíos. La diversificación, la reinterpretación, y en ocasiones, la comercialización del Aikido han generado una cierta dilución de su esencia. En algunos entornos, la búsqueda de la eficacia técnica ha relegado a un segundo plano la profundidad de los principios, la dimensión holística que O Sensei legó a la humanidad. Se ha priorizado la forma sobre el contenido, el espectáculo sobre la introspección, el resultado rápido sobre el proceso paciente y riguroso.
En este libro, el Sensei Pérez nos invita a reflexionar sobre un tema fundamental, a menudo ignorado o malinterpretado: la autoexigencia en el Aikido. No se trata de una autoexigencia rígida, obsesiva, basada en la competencia o en la comparación con los demás. No se trata de buscar la perfección inalcanzable, sino de cultivar la mejora continua (Kaizen), de avanzar con paso firme y consciente por el camino del autoconocimiento. Se trata de una disciplina flexible, compasiva, animada por una energía consciente y bien dirigida, una autoexigencia "Aiki", como él la denomina con acierto.
El Sensei Pérez, con la paciencia de un artesano que pule una piedra preciosa, nos guía por los obstáculos que pueden impedir nuestro progreso en el Aikido. Obstáculos que, en muchas ocasiones, nacen de nosotros mismos: la falta de compromiso, la resistencia al esfuerzo, el miedo al fracaso, la impaciencia, la incapacidad para discernir lo que hacemos bien de lo que hacemos mal. Con ejemplos, anécdotas y reflexiones extraídas de su larga experiencia como instructor, el autor disecciona cada uno de estos obstáculos, desentrañando sus causas y ofreciendo herramientas para superarlos.
El Sensei Pérez no se limita a señalar los problemas, también nos ofrece soluciones. Destaca la importancia de la planificación, la organización, el establecimiento de metas y objetivos realistas. Nos anima a ser responsables, disciplinados, a no temer la soledad, a buscar la ayuda de nuestros compañeros y de nuestro Sensei cuando la necesitemos. Nos recuerda que la práctica del Aikido no se limita al tatami, sino que se extiende a todos los ámbitos de nuestra vida.
En su análisis del fracaso educativo en el Aikido, el Sensei Pérez no rehúye la crítica. Apunta con valentía a las dinámicas que, en su opinión, han contribuido a la degeneración de nuestra disciplina: la politización, las sucesiones familiares basadas en el nepotismo, el contrabando de favores, la falta de rigor en la formación de los instructores. Sus palabras, a veces incisivas, a veces provocadoras, nacen de un profundo amor por el Aikido y de un deseo sincero de contribuir a su revitalización.
Como amante de la jardinería, veo un paralelismo entre el cultivo de un jardín y el proceso de aprendizaje en el Aikido. Ambos requieren paciencia, dedicación, atención a los detalles. Hay que preparar la tierra, sembrar las semillas, regar con constancia, podar con cuidado. Y así como un jardín necesita tiempo para florecer, también el Aikido necesita tiempo para echar raíces en nuestro cuerpo y en nuestra mente.
Este libro es una invitación a cultivar nuestro propio "jardín interior" a través de la práctica del Aikido. Un jardín donde la autoexigencia Aiki sea el abono que nutre el crecimiento, donde la flexibilidad y la adaptabilidad sean las herramientas que nos permiten sortear los obstáculos, donde la armonía y la serenidad sean las flores que embellecen nuestro camino.
Arigato gozaimashita, Sensei Pérez, por compartir su sabiduría y su pasión por el Aikido.
Su libro es un regalo para todos aquellos que desean recorrer este sendero con honestidad y determinación.
Cuando estudiaba con mi Sensei, tenía una autoexigencia propia para mi evolución, “era que no me podía repetir la misma cosa más de 3 veces,” esa autopresión intrínseca me ayudo mucho en mi superación constante dentro de cada apartado del aprendizaje, como por ejemplo, en los aspectos internos, la mano vacía, las armas, los grados, los ejercicios o cualquier otro elemento del aprendizaje que me explicara.
Por regla general, un alumno aplicado o bien comprometido, aprende cualquier aspecto de la disciplina si se le explica dos o tres veces el mismo concepto, ¡claro está! Teniendo una buena motivación, acompañada con una buena atención – concentración cuando recibe la instrucción.
Sabiendo claramente lo que tiene que hacer y repitiendo lo que se le ha transmitido diez o veinte veces, sostenido por la misma atención – concentración bien focalizada sobre lo que hace, lo va a establecer como un buen hábito.
Cuando lo repite un centenar de veces sin dudas ni indecisiones, lo convertirá en una adición.
Cuando lo realiza un millar de veces de manera fluida y relajada, ya hay una identificación plena con lo que está repitiendo – integrando, es decir, ya es parte de él lo que su Sensei le explicó en su momento.
Cuando no se tiene esa capacidad de integración, -por las razones que sean-, sería conveniente realizar una autoindagación para poder averiguar las causas que no permite evolucionar al alumno en Aikido. Una posible solución a ese inconveniente, puede ser el siguiente cuestionario, que el estudiante se debe de autocontestar para poner fin a esa problemática:
Este es un cuestionario que lo que pretende es aclarar en la mente del alumno dónde está y a dónde quiere ir en la disciplina. El problema que siempre he visto en los practicantes de Aikido, es lo poco que autoindagan sobre su proceso educativo, aún estando un corto periodo de tiempo en la disciplina. Por ejemplo, pongamos tres años de práctica continuada, si en ese periodo de tiempo no surgen cuestiones sobre el proceso que se está desarrollando y el alumno no se hace preguntas a sí mismo sobre lo que produce, algo anda muy mal.
La autoexigencia Aiki, que es, cuando la práctica contiene flexibilidad, ductilidad y es animada con una energía consciente bien encausada, no solo es beneficiosa para el alumno riguroso, si no que impulsa el progreso de todos los que tiene a su alrededor. El problema está cuando la autoexigencia del estudiante se convierte en negativa o no la posee.
Por esa razón vamos a ver 10 capítulos, con sus correspondientes apartados, subapartados y subsubapartado, para explicar cada una de esas carencias que hacen que el estudiante no integre por mucho que le repitan una y otra vez las cosas.
Desconocer los propios límites y excederse en las capacidades que actualmente se posee
Eso es muy típico cuando los alumnos quieren sobrepasar sus conocimientos o carecen de la madurez adecuada para pasar de un ejercicio a otro, acceder a un determinado nivel o conquistar una determinada meta. Por mucha energía que ponga, no se va a lograr el objetivo que se ambiciona alcanzar, porque no se posee ni la experiencia, ni el rodaje adecuado para soportar la exigencia que implica eso a lo cual se anhela acceder.
La mayoría de las veces esto se produce por las comparaciones entre practicantes, que es muy distinto a decir, “yo quiero hacer o llegar a lo que él hace o a donde él está.” Las equiparaciones con deseos negativos, solo conducen al estudiante a retrocesos y frenos en su evolución, a la vez que crea una atmósfera tóxica en el Dojo.
Las atmósferas tóxicas se manifiestan por los comportamientos – pensamientos que derraman las personas en un determinado lugar, como podría ser un Dojo, éstos personajes se distinguen por unas serie de características concretas:
Características de las atmósferas tóxicas
Carecen de metas, eso significa que se dejan llevar por la inercia de las dinámicas, siendo muy poco participativos, no asumen ningún reto, tampoco ningún tipo compromiso, ni siquiera para una actividad lúdica.
Se refugian en el victimismo, porque es una forma de pasar desapercibidos y es otra manera sibilina de escaparse de las responsabilidades que implica la educación.
Su bandera es el egocentrismo, es el típico que solo piensa en él y todo tiene que girar sobre él. No le pidas ninguna ayuda, porque siempre tiene algo que hacer que es más importante que lo que tu le solicitas.
Carecen de empatía, porque es tal la ceguera que posee, que no le permite ver que su progreso está unido a los demás miembros de la escuela.
Su descontento y quejas son continuas, nunca están satisfechos con ninguno de los planteamientos propuestos, siempre se lamentan por algo, pero si se les observa atentamente, son muy poco trabajadores, ¡el esfuerzo no va con ellos!
Si los quieres arrinconar, solo tienes que decirles, ¿bien, cuál es tu propuesta, dado que no estás de acuerdo con ésta? ¡Verás! Como inmediatamente se escabulle con cualquier evasiva ambigua.
Suelen producir en los demás emociones negativas, porque solo se focalizan en sus problemas, que es lo que comparten con los demás, ¡y claro! El que es un poco sensible y está despierto, inmediatamente se aleja corriendo de ellos.
Suelen embaucar al que tiene un buen corazón, pero está algo dormido, es decir, los que tienen una personalidad frágil. Otra de sus compañías preferidas es la de los chismosos, que constantemente están llevando y trayendo murmuraciones.
Es muy saludable antes de acometer una empresa, conocer los propios límites de uno, así se sabrá si es posible que llevarla a cabo o no.
Una cosa es la responsabilidad adquirida y otra muy distinta es convertirse en un neurótico dentro del proceso de aprendizaje. Por esa razón, hay que reflexionar mucho antes de tomar la decisión de afrontar un estadio o un nivel de evolución en la disciplina, más que nada, para saber si se tiene la suficiente energía y los recursos necesarios para afrontarlo y así poderlo concluir. El eje central de todo eso, comienza con la regulación de la vida personal del estudiante.
Tener relaciones saludables y sinceras con familiares y amigos.
Trabajar en lo que a uno le gusta y con lo que se siente satisfecho, a la vez que le aporta el sustento para vivir.
Descansar y alimentarse bien.
Disponer de un tiempo para estar solo, o lo que es lo mismo, tiempo para ti.
Mantener el cuerpo físico en un estado optimo para tener una buena calidad de vida.
Aprender a respirar.
Aprovechar y premiarse con los descansos vacacionales.
Evitar las adicciones.
Poseer una agenda para el control de todas las actividades que se tengan que hacer.
Establecer prioridades.
Concretar siempre un horario para comenzar y acabar las cosas que se hagan.
Ordenar el entorno del desenvolvimiento personal: casa, trabajo, hobbies, etc.
Terminar siempre lo que se empieza.
No ser adicto al trabajo.
Darle al dinero la importancia que tiene, sin sumergirse en la sociedad de consumo.
Cultivarse intelectualmente.
Tomar consciencia del aquí y ahora.
Adentrarse en una vida espiritual según la tendencia personal de cada uno.
En nuestro Dojo, todo lo anterior lo hemos condesado en cuatro pilares en orden de prioridad y lo hemos convertido en una regla mnemotécnica, que es:
1ºtiempo para la familia.
2ºtiempo para el trabajo (el sustento), en el caso de los estudiantes, tiempo para el estudio.
3ºtiempo para el ocio y el descanso.
Y por último, el 4ºtiempo para la práctica.
A todo aspirante a practicante que se acerca hasta nosotros, le invitamos a que regule su vida para tener una mejor adaptación a nuestra escuela y que le ayude a tener una mejor integración – superación de nuestro plan de estudios. Que lo haga o no, eso ya va a depender del propio estudiante, porque los tres primeros apartados pertenecen a su vida personal y ahí no entramos.
El cuarto, cumplimos con la parte que nos corresponde y de la cual somos responsables, que consiste en facilitarle todos los medios para que pueda obtener una buena educación en Aikido. La cual organizamos de forma flexible y poco invasiva con los otros tres puntos, para ello nos hemos estrujado el cerebro para pensarla bien y la tenemos altamente estructurada para facilitar su realización.
Lo que sí tenemos comprobado en nuestra larga trayectoria como Dojo, es que los que no ponen orden en sus vidas, bien con nuestra regla mnemotécnica o con otros métodos personales, terminan marchando muy pronto de nuestra escuela y abandonando el Aikido.
Siempre que tengo la oportunidad recomiendo a los practicantes, que reflexionen sobre las causas que hacen que su vida no esté equilibrada según las circunstancias de cada cual. Porque el no hacerlo, va a llevar al traste el equilibrio propio, junto con las aspiraciones para tener una buena educación en Aikido. Voy a poner algunos ejemplos, que con toda certeza coincidirá con esa ruptura de la estabilidad personal que manifiestan algunos estudiantes.
Son ejemplos suficiente para meditar sobre las malas costumbres que pueden poseer algunas persona y que le van a frustrar una vida armoniosa. Personalmente pienso, que en este campo no hay zonas grises, solo está lo blanco o lo negro. El color que se elija para vestir la existencia, solo está en las manos del propio individuo. Dicho de otra manera, ¿dónde se quiere habitar? En el cielo o en el infierno.
Ya vimos más atrás que uno de los elementos de la autoexigencia Aiki es la flexibilidad, el no tenerla y obcecarse con los objetivos a lograr, lleva irremediablemente a carecer de contemporización y, la primera consecuencia es que va a trastocar la vida particular del alumno, con lo peligroso que puede ser eso.
Para que eso no ocurra es necesario tener en cuenta la correcta planificación, porque no se puede hacer algo sin analizarlo y sin organizarlo de forma inteligente antes de actuar. Cuando no se tiene en cuenta esos dos factores, es lo que le pasa a mucha gente cuando se lanza a por cualquier empresa sin examinarla y sin estructurarla. Esa “estrategia” está condicionada al fracaso más estrepitoso, aún sin haber comenzado a desarrollar el plan.
En las planificaciones tiene que existir la posibilidad de recuperar las prácticas no hechas; de espacio para el descanso y para reponerse de las cargas asumidas en un determinado tiempo; de momentos para la revisión del plan que está en marcha; la evaluación de determinadas metas parciales; extraer las conclusiones finales una vez conseguido el objetivo global.
Para todos estos casos y muchos más, que con seguridad se le van a presentar a un alumno que es exigente consigo mismo, debe de poseer o desarrollar la capacidad de ser flexible, sin abandonar la justa presión en su propósito, para poder lidiar con el plan que está ejecutando y no caerse del proyecto en el cual está inmerso.
Lo único que haré aquí, es nombrar algunos puntos que no deben de faltar en cualquier planificación que aspire a conseguir un logro en la educación en Aikido.
Puntos que no deben de faltar en cualquier planificación
Rigor y orden en todos los aspectos del plan.
Estructurar bien la priorización de las tareas a abordar.
Definir claramente los distintos contenidos.
Programar bien los tiempos de cada fase, tanto en las metas parciales, como con el objetivo final.
Distribuir bien cada uno de los contenidos para que haya un buen aprovechamiento del tiempo.
Definir bien qué es lo primario y qué es lo secundario.
Contar con espacios flexibles para diferentes situaciones: recuperación, repaso, perfección, etc.
Remarcar la importancia de cumplir tanto las metas, como el objetivo final en tiempo y en forma.
Esto puede dar una idea de las dimensiones de una planificación bien hecha, con el objetivo de encarar cualquier aspecto formativo en la disciplina.
Cuando el esfuerzo trasmite inquietud y desasosiego
Lo primero que hay que preguntarse es, ¿por qué aparecen esos estados en la mente del alumno al desarrollar su propósito?
En líneas generales, es por no tener una vida regulada, tanto en lo particular, como en los aspectos profesionales. Si a eso le sumamos las aspiraciones para alcanzar un determinado objetivo en Aikido, está claro que cuando la olla hierbe y no tiene válvula de escape, por algún lado explota.
Los síntomas son claros cuando los alumnos están en esas situaciones no deseables y, quieren desarrollar sus proyectos dentro del proceso educativo que el Aikido les ofrece. Por ejemplo, se manifiestan en:
Síntomas que manifiesta la inquietud y desasosiego
Se mueven rápido, pero tiene un completo descontrol de sus acciones, tanto en el desenvolvimiento del Dojo, como con la Waza.
La concentración para llevar acabo la dinámica de los ejercicios es deficiente o voluble.
La respiración es inestable, se cansan muy rápido y por mucho que se haga para que adquieran fondo físico, siguen manifestando las mismas señales. En la mayoría de los casos, tienen una respiración alta o clavicular, en vez de hacerla de forma ventral. Al no tener una respiración baja, se potencian aún más todos esos malos signos que excitan a la mente cada vez que abordan la práctica.
Sufren de tensiones, dolores y contracturas en sus cuerpos, producto del estrés al que están sometidos. Por esa razón la mente hace de las suyas psicomatizando toda esa presión en su organismo. Es como lo de la válvula de antes, por algún lado tiene que salir esa opresión a la que están expuestos.
Les cuesta terminar las pequeñas metas dentro de una parte del proceso global que están ejecutando.
Llegan al Dojo faltos de energía y de ilusión por practicar, vienen muchas veces por la inercia de la dinámica, ¡el lunes, toca Aikido! Y de manera autómata se encaminan al Dojo envueltos en sus preocupaciones.
Siempre tienen prisa para terminar cualquier ejercicio o tarea dentro del plan que están desarrollando. Cuando los temporizas para que se puedan concentrar mejor y que no estén pendientes del tiempo para realizar el ejercicio, lo que te suelen preguntar es:
¿Tú haz puesto bien ese reloj, porque ya debería haber sonado?
A veces tienen estados de ánimo irritables y crispados.
Si hay ejercicios que impliquen cierto arrojo, como por ejemplo, Ukemis avanzados, hace aparición el miedo que les inmoviliza y les anula la motivación para el desarrollo de la técnica que tienen que ejecutar.
Les falta seguridad y autoconfianza a la hora de ser preciso en los ejercicios. Si éstos implican un autocontrol sobre otro compañero, eso se hace más manifiesto por el miedo a causarle daño, producto de la indecisión que exhiben cada vez que se ejercitan.
Estos diez síntomas son una prueba tangible cuando en los alumnos hace aparición la inquietud y el desasosiego, bien sean por causas interna o externa. Si no se le pone remedio y se desarrollan valores y capacidades en positivo, va a ser un escollo infranqueable para el progreso del estudiante.
Muchas veces un alumno está bloqueado en un determinado ejercicio o le cuesta acceder a un nivel concreto, porque es incapaz de pedir ayuda para sobrepasar ese obstáculo momentáneo.
1ºEl temor a que le vean los fallos, que suele ser una de las razones para no solicitar la ayuda cuando se precisa. El estudiante debe de ser consciente que la dificultad que implica un determinado ejercicio o la actitud mental para lograr una meta concreta, hasta su propio Sensei en el pasado la pudo haber vivido, porque esas tesituras que se manifiestan cuando se está en los procesos para alcanzar determinados objetivos, se van a repetir generación tras generación dentro del Aikido.
Muchas veces estamos tan encerrados en nuestros propios mundos, que dejamos de empatizar con los que tenemos a nuestro alrededor y que han pasado por lo mismo. Al educarnos en los principios del Aikido, hay muchos aspectos que son comunes a todos, ¡se quiera o no! Bien es verdad, que unos pudieron tener problemas sobre un aspecto concreto y otros sobre otros, pero seguro, que alguna dificultad se tuvo para progresar en un determinado nivel o para alcanzar un estadio en el aprendizaje.
Con respecto a este tema, cabe llamar la atención sobre la importancia de poseer métodos para educar en Aikido, tanto sobre el aspecto de la Waza (parte interna y externa), como con las actitudes, los comportamientos, las habilidades, las capacidades y la educación física. En todas estas facetas, al ser un soporte común donde se edifica el aprendizaje de la disciplina, es un tipo de conocimiento acumulativo que se nutre de las vivencias y de las experiencias que otros ya han tenido y que con toda seguridad les van a ser muy útiles a los que vienen por detrás recorriendo el mismo sendero.
Todo este caudal de conocimientos disponible para un principiante, es un ahorro de tiempo, de recursos y de problemas tremendo, a la vez que le facilita el perfeccionarse e ir puliendo el método con el que está desarrollando su aprendizaje. La otra consecuencia, es que allana las dificultades que se van a presentar a los que están inmersos en alcanzar determinados objetivos, porque habrá obstáculos comunes que todos van a tener que superar.
2ºObsesionarse con la perfección es un problema que se manifiesta en aquellos alumnos, que no saben distinguir entre el trabajo para lograr la integración de los diferentes ejercicios o el establecimiento en determinados niveles y, se confunden al distorsionar su actitud con un ofuscamiento y con una desesperación para conseguirlos a toda costa.
Las cosas vienen solas si hay seriedad, se atienden a las recomendaciones dadas por el formador, se ciñe uno al plan trazado y se hace una práctica continuada con una atención – concentración bien dirigida.
Muchas veces estas neuras son producto por querer avanzar muy deprisa, sin esperar a que se produzca la maduración que otorga el tiempo de práctica sobre los ejercicios o sobre los niveles que se están integrando para que florezca la técnica o las capacidades.
3ºEl miedo al fracaso suele ser una causa muy frecuente entre practicantes impacientes, por ejemplo, ¡yo quiero llegar a 2º Kyu en seis meses! Y el segundo Kyu te tumba por la exigencia que tiene.
El miedo a fracasar se manifestar por:
Tener una baja autoestima.
Haberse puesto metas demasiado elevadas o querer empezar a realizar determinados ejercicios que exceden el nivel que se tiene en la actualidad. Esto se produce por haberse saltando las fases previas y no ceñirse a las planificaciones realizadas.
Por estar pendientes del qué dirán de los demás.
Por sentimientos de culpa y lo que es peor, por la necesidad constante de aprobación de otras personas, en vez de reafirmarse por sí mismo en el proceso que se está ejecutando.
Si uno se encausa bien en la educación que aportan los principios del Aikido, todas esas inseguridades deberían ir desapareciendo según se progresa en la disciplina, tanto en el trabajo con la técnica, como con el aspecto mental y personal, ¡de hecho! Una constatación de que uno va por el buen camino, es comprobar que se van abandonando todos esos miedos – inseguridades que se tenían y, que deben de ir desapareciendo de forma progresiva, según pasa el tiempo y se va asentando la educación que se recibe en el Dojo.
4ºLas compañías tóxicas, son las responsables de muchos fracasos en la educación en Aikido aunque se tenga un gran compromiso. Porque muchos practicantes no atienden a ese aspecto pasándolo por alto y, cuando toman conciencia de la metedura de pata, ya es demasiado tarde para reconducirse, porque se han cerrado muchas puertas, se ha perdido la confianza de muchas personas y lo poco que se ha integrado deja mucho que desear.
¿Cuál es la razón de eso? La causa principal es que el interés estaba volcado en otros aspectos intrascendentes, que le han hecho perder el tiempo y los recursos a esos alumnos que se han dejado seducir por el lado oscuro.
5ºNo saber gestionar o valorar adecuadamente, la repetición de los ejercicios que se hacen durante la conquista de las metas parciales. Aquí hay que contemplar dos aspectos: por un lado está la apatía, el desinterés y la pereza que puede afectar a determinados alumnos cuando practican. Por otra lado, esta el afrontar el Keiko sin consciencia de lo que se ejecuta, hablamos de practicantes en formación y no de aikidokas establecidos en el Arte y que cultiven o se estén desarrollando en Mu Shin.
Estos dos aspectos, ¡tan presentes en la practica de muchos aikidokas en todo el mundo! Les hace perder la perspectiva de no dar la importancia adecuada que tiene la reproducción a la hora de integrar cualquier aspecto educativo, entonces, hay que preguntarse.
¿Por qué hay que tener a la repetición en cuenta a la hora de integrar la técnica, los hábitos o las capacidades?
Porque permite al estudiante incrementar el bagaje educativo que está asimilando, a la vez que mejora su rendimiento, eso se produce:
a)Cuando se desarrolla la capacidad de distinción, aspecto importante para ir ensamblando las distintas piezas educativas, en los diferentes niveles, en la totalidad del Kihon o en los aspectos filosóficos de la disciplina.
Un alumno que no sea capaz de saber ubicarse en su lugar, va a tener muchos problemas en el Dojo. Esto tiene dos dimensiones: las tangibles, que se han nombrado antes, más, la de dar la respuesta adecuada, ser capaz de recibir lo que el otro proyecta sobre él, etc.
Unas y otras deben de equilibrarse para que haga aparición Aiki. El centrarse solo en las tangibles, puede conllevar el desarrollo de una habilidad depurada, pero completamente desprovistas de contenido interno.
Las intangibles tienen su soporte en las tangibles y se hace muy difícil obtener un buen desarrollo sin su apoyo. Que cuando no se obtiene y se pretende expresarlas sin ese soporte, lleva fácilmente a la teatralidad manifestadas en unas acciones, que se pincelan en forma técnicas, pero que carecen por completo de vida.
c)Cuando se desarrolla la capacidad de acción – reacción. Esto es un aspecto clave para la adaptación al otro y a las circunstancias que se crean durante la práctica. Por otro lado, cuando se desarrolla esta competencia en el alumno, éste pasa de la fase de sometimiento voluntario, -para que su compañero pueda aprender a construir las técnicas-, a ser capaz de tener una reaccionar activa a través de los estímulos que el otro provoca en su cuerpo, por medio de la acción manifestada en el movimiento. Esto quiere decir, que la práctica adquiere más realismo y se entra en un estadio más avanzado con la técnica, independientemente del nivel en el que se esté.
Muchos practicantes se pasan año tras año y no han integrado esta capacidad de acción – reacción en su Keiko, entonces hay que plantearse algunas interrogantes:
¿El alumno al comenzar su formación tiene conocimiento de que existe este aspecto técnico?
¿Sabé cómo lo debe de afrontar llegado el momento para integrarlo?
Si el alumno no asimila la capacidad de acción – reacción, está condenado a realizar una practica pasiva, indiferente, sin vida y carente de contenido. Esto se ve muy bien en los “Aikidos” lúdicos, terapéuticos o de interacción social.
d)Cuando se desarrolla la capacidad de estar centrado y equilibrado, esto es fácil de entender y de realizar cuando se van integrando los diferentes principios de la disciplina.
No hay que olvidar que la centralidad y la estabilidad tiene dos dimensiones para el alumno en formación. Por un lado esta el sosiego mental y por el otro la serenidad en la ejecución técnica. Cuando se realiza la Waza y se ve a un alumno desordenado, arrítmico y con falta de control sobre él y sobre su compañero, es que su Sensei no le ha inducido a cultivar un equilibrio mental, para que después se pueda reflejar en la acción técnica.
El desarrollo de esta aptitud se manifiesta cuando el alumno integra bien Shu o el estado de Itai Dootai , son dos campos que le permiten al estudiante adecuarse en el ritmo idóneo dentro de la acción con el otro. Elegir un campo u otro para cultivar esta capacidad, solo va a depender de la estructura mental del estudiante, porque con los dos métodos se puede llegar al mismo fin.
f)Cuando se desarrolla la capacidad de adaptarse a los diferentes ritmos. Una técnica es como una composición musical. Esto quiere decir que hay que contemplar sus diferentes fases, veámoslo por partes:
El ritmo, hay que entenderlo bien para poder aplicarlo en los diferentes pasos de la construcción técnica: el encuentro, el desequilibrio, la conducción, la elaboración de la técnica en sí y el control o la proyección del Uke. No se debe olvidar que cada situación puede tener un ritmo distinto o que algunos pasos lo tenga igual.
La melodía, que en Aikido se asocia al pulimento y la suavidad, entendidos como la sensibilidad con eficacia, ¡pero cuidado! No hay que confundir las cosas, eso no quiere decir que esa delicadeza esté exenta de contenido marcial. Eso se comprende muy bien cuando se aplican las diferentes energías que ayudan al perfeccionamiento la Waza.
La forma, cada practicante debe de adecuarse a ella según sea el tipo de técnica. Lo tiene que hacer en los dos roles, cuando es el ejecutante y cuando es el receptor (Tori – Uke). La razón es bien simple, porque hay que integrar los gestos propios, -los de la técnica-, que se precisan para poder desarrollarla acorde a la configuración del principio que se esté practicando. Por ejemplo, la forma de Ikkyo no es igual a la de Shihonage, cada una tiene una estructura diferente, la cual hay que conocer e integrar en el cuerpo del aikidoka independientemente de la complexión que tenga.
Si el estudiante no planta en su cuerpo y deja ramificar cada una de las formas que componen el repertorio técnico del Aikido, ese estudiante tiene graves problemas físicos, tiene una mente muy embotada o es rebelde y anárquico para construir las distintas acciones.
De hecho, esa apertura para incorporar los contenidos educativos, es el elemento clave de la instrucción, es decir, olvidarse de sí mimo para dejarse inundar por los principios, las técnicas, los valores, las capacidades, etc. Cuanto más seamos nosotros y menos seamos Aikido, más confundidos estaremos y más difícil será la evolución.
La textura, esto significa que hay que atender a la trama y a la urdimbre que cada técnica contiene, es decir, a la forma básica de construirse y a todas las posibles variaciones o los encadenamientos con otras técnicas y con otras circunstancias que se creen durante la práctica. Por otro lado, se relaciona con el aspecto de la energía de la escucha y con el sentido del tacto.
Hay que tener una cosa clara, la repetición de los buenos hábitos, de los buenos gestos y el desarrollo de las capacidades, va construyendo el carácter y la estructura mental del aikidoka, si no se hace de esa manera, está claro que cualquier “practicante” se va a perder por el camino y no se va a beneficiar de la educación que el Aikido le ofrece.
El miedo es una de las cuatro Shikai, o cosas que se deben de evitar, también conocidas como las cuatro enfermedades de las que se debe vacunar el estudiante durante el proceso educativo en el Budo que esté estudiando.
El miedo lo va a experimentar todo practicante y es un elemento que siempre está en la mente del alumno. Esa preocupación que puede habitar en el interior del estudiante, lo que le va a provocar es una inmovilización, tanto física como mental y destruye toda motivación. Lo importante en este apartado es saber cuántos tipos de miedos se va a encontrar el alumno en su formación y el desarrollo de las distintas capacidades para gestionarlos y superarlos.
Veamos los más representativos:
1ºMiedo físico, que es el que se tiene cuando hay posibilidades de recibir un dolor en el propio cuerpo. Esto comienza desde el mismo inicio de la práctica y se puede prolongar hasta niveles altos. Por ejemplo, el novato siempre va a tener miedo cada vez que le apliquen la técnica de Nikkyo, hasta que va desarrollando la comprensión con el cuerpo para reaccionar bien a ese control y, por lo tanto, evitar el daño.
El otro caso, es ya con estudiantes veteranos cuando le apliquen la técnica de Koshinage, -o similares-, y condicionado a la altura que se haga la proyección. En este caso, va a tener más o menos miedo, hasta que el practicante sepa recepcionar bien el Ukemi para dicha técnica y de esa manera puede alejar el temor que pesa sobre él al realizar dicho ejercicio.
La solución para vencer este tipo de temor con la práctica, es adquirir mucha técnica, tanto en el papel de Uke como en el de Tori, dicho de otra manera, crear una gran base a través de la autoconfianza por el domino y el refinamiento de la Waza.
2ºMiedo normal, es el tipo de respeto que se tiene a cosas difíciles o que son muy superiores al nivel que se posee en la actualidad. Es un tipo de temor que pone al alumno en un estado de alerta, el cual es muy interesante para su superación, porque eso hace que se le llame la atención sobre algo que no controla y la energía de la atención – concentración se manifestará de forma natural, haciendo que se focalice mejor para ver cómo lo puede hacer o cómo puede superar lo que le han propuesto.
El problema aquí está con el matiz de “huir” en sus variadas formas, esto es: desde un punto de vista mental, que es cuando se rehuye el reto que surge y lo que se hace es derivar el interés hacia otras cosas más fáciles o que supuestamente le den “refugio”; la otra opción que se suele usar, es echar tierra sobre el asunto sin más.
Luego está la manifestación en el aspecto físico, que es visible cuando se lleva el centro de gravedad atrás cada vez que se practica, con lo desastroso que es eso en cualquiera de los dos roles.
Por último está el técnico, que es cuando se intenta separarse del otro y perder el contacto y la adherencia en la acción técnica, rehusando el desafío y el compromiso con la dinámica que se ha creado en la acción.
Si no se educa ese miedo normal con una energía consciente, es una rémora que perseguirá y que se va a ir acumulando a lo largo de todo el proceso de educativo y, que llegado un determinado momento, puede ser muy peligroso para el alumno desde el mismo instante que afronte una práctica con solidez.
Si no se vence éste tipo de aprensión a la superación continua, no habrá evolución en el estudiante. La gran mayoría de gente se ejercita para divertirse, pero no para hacer un trabajo serio, bien sea marcial o personal, ¡y voy a ir más allá! Tampoco para realizar un pulimento técnico, porque si se hiciera, no se verían las prisas por dar los grados o los “niveles” que se ven en los cuerpos de los practicantes en cualquier entorno a día de hoy.
Una de las razones para que se produzca éste tipo de miedo, es la indiferencia – incapacidad que manifiesta el estudiante para acotar el espacio – tiempo destinado a su práctica y al estudio del Aikido. Por otro lado, está la apatía – desgana para afrontar retos de superación en determinados periodos de su proceso. Siempre hay “algo” como disculpa que se utiliza para escabullirse de la obligación a contraer.
Estos perfiles de practicantes, no son conscientes de que sin aceptar libremente el comprometerse consigo mismos no van a evolucionar, podrán pasar tiempo entreteniéndose, pero todo ese “esfuerzo” no les servirá absolutamente para nada. El compromiso es la primera cualidad que hay que poseer para ingresar en un Dojo y, si no se tiene, al acceder a él hay que ir aumentándola progresivamente.
Para desarrollar cualquier competencia en la disciplina, lo primero que se tiene que hacer es comprender bien el concepto de dicha capacidad, por esa razón vamos a ver las características principales para desarrollar el compromiso.
a)Hay que ser honesto y sincero, tanto con uno mismo como con los demás. ¡Algo que parece tan obvio, en la practica no lo es! Porque la mayoría de las veces se ve obstaculizado por la tela de araña mental que posee el alumno.
El primer hilo que se crea en esa tela de araña, es entre lo que desea y lo que hace, porque siempre se ambiciona algo en la disciplina, pero se es incongruente para realizarlo.
b)El compromiso no puede ser una imposición, tiene que ser una elección libre por parte del estudiante, tanto para pertenecer a un determinado entorno, como para someterse a prácticas concretas o realizar proyectos para evolucionar en su educación.
Hay que tener clara la diferencia, entre el compromiso que nace desde el interior como elección propia y la libre imposición – obligación que viene desde el exterior por los retos a conquistar.
Un alumno debe de estar convencido de que quiere andar el sendero del Aikido, -aunque solo sea por un espacio de tiempo corto-, porque esa creencia es una energía de empuje muy profunda y que le va a permitir al estudiante asimilar mejor los distintos contenidos del aprendizaje.
Los titubeos o las vacilaciones no son nada recomendables en el proceso de formación, por esa razón no debemos olvidar que la duda es otra de las cuatro Shikai, siendo altamente destructiva, tanto para el propio practicante, como para el entorno donde se forma. Cuando hay alumnos con muchas dudas en sus cabezas, es un gran problema para el Sensei que dirige ese Dojo y, le va a ser imposible llevar a cabo su plan de estudios para sacar aikidokas bien formados.
Es un hecho, que muchas escuelas no se desarrollan por la falta de compromiso de sus miembros en dos áreas claves, esto es, en la enseñanza y en la administración. Por esa razón me suelo referir en muchos de mis escritos a círculos sociales donde se hace ejercicio, más que entidades (Dojos) donde se hace la transmisión de una enseñanza.
c)El compromiso nos afecta a nosotros y a los demás. Es una cosa que muchos nunca llegan a entender en Aikido. Me pregunto si con su familia y en su trabajo hacen lo mismo, porque la estructura mental no es como un calcetín, que se cambia y se pone otro de otro color y listo, la mente que se posee se manifiesta igual independientemente de la forma o el entorno donde se proyecte.
Otra de las cosas que se pasa por alto, es que el compromiso se relaciona con el dar y con el recibir, tanto entre las figuras del Sensei y su alumno, como entre alumnos. Profesores comprometidos más estudiantes responsables, la excelencia está a la vuelta de la esquina. Cuando existe alumnos apoyándose y estimulándose mutuamente, solo es posible un resultado, no hay meta o proyecto que se les resista para conquistarlo.
Esa mentalidad de gimnasio que tienen muchos “aikidokas” cuando van cada día a realizar ejercicios “marciales” sin ninguna otra implicación, está muy lejos del espíritu del Budo y por tanto del Aikido.
Lo del dar y recibir también es aplicable si se tiene un negocio marcial haciendo “Aikido,” porque el cliente debe sentirse satisfecho por lo que recibe del empresario “aikidoka.” Éste no puede estar solo pendiente del beneficio económico, porque de ser así, al usuario ni siquiera se le ofrece un buen producto, ni un servicio de calidad, porque en la mente del traficante solo está el aspecto monetario. Es una cosa que siempre me ha llamado la atención de los que actúan de esa manera en nuestro mundo del Aikido.
Son muchos los que están impartiendo clases que no son honestos con las personas que se acercan a ellos para formarse, porque teniendo un negocio marcial, hacen creer al aspirante a practicante que tienen un Dojo que siguen una tradición. Es decir, quieren imponer una conducta amparada en una supuesta herencia ancestral para un lucro personal, donde el empresario no está obligado a dar por agarrarse a comportamientos obsoletos de un pasado medieval, entonces, yo me pregunto, ¿dónde está aquí el espíritu Aiki?
Hay mucha gente que se deja obnubilar por una instalación o por una determinada organización sin antes hacer una buena reflexión. Si las cosas se hicieran bien, hay que centrarse más en la calidad del formador y del plan de estudios que posee, junto con los miembros que componen esa comunidad, en vez de focalizar toda la atención en la corporación o en la edificación que se tiene para impartir la enseñanza.
Con esto quiero decir, que el edificio con sus complementos es importante, ¡sin duda alguna! Pero tiene una mayor relevancia la energía que proyectan y que cultivan quien lo habita, de ahí la importancia del buen ambiente para establecer un buen compromiso. No debemos olvidar las consideración que se pusieron en el punto uno sobre las atmósferas tóxicas.
Cuando el entorno es favorable, ayuda mucho a los recién llegados a formalizar un buen compromiso. Esto es debido a las sinergias que generan todos los implicados en el proceso educativo, independientemente del nivel en el que se está. Porque los de menos nivel se inspiraran en los que lo tienen más experiencia y éstos a su vez se verán impulsados por los que están por detrás de ellos. Esto es un círculo que se retroalimenta continuamente y siempre se mantiene fresco, porque se renueva constantemente por los que se van sumando al desarrollo del proyecto.
Para un aspirante aikidoka, una de las cosas que debe de tener muy presente antes de iniciarse en el estudio y ser miembro de una comunidad de practicantes (Dojo), es si ese entorno le puede facilitar su compromiso en base a sus expectativas de crecimiento. De no verlo claro, es mejor buscar otro ambiente más propicio para su educación y, aquí es capital no dejarse influir por la imagen que posea la escuela, ni por los vínculos emociones que pueda tener ese aspirante. Pensemos por ejemplo, que tiene a un conocido, a un amigo o a un familiar practicando en ese sitio.
e)Para desarrollar el compromiso es imprescindible la participación y la colaboración mutua. Esto tiene una relación directa con el dar y con el recibir, porque para aumentar y acrecentar el compromiso, es necesario compartirlo, alimentarlo, alentarlo y reconocerlo.
Compartirlo significa ver a otros que están haciendo lo mismo que tú y que caminan por el mismo sendero, eso va a aumentar la cohesión, el vínculo y el compañerismo entre todos los miembros de esa escuela.
Alimentarlo significa que aunque no se esté trabajando sobre los mismos contenidos de un mismo nivel, el ver a otros esforzándose en el suyo, nos nutre de voluntad para progresar. Y donde es capital sustentarlo, es cuando flaquean las fuerzas por una mala racha de desmotivación.
Alentarlo significa que siempre hay alguien dispuesto a echarte un cable por una dificultad momentánea o se acerca a ti con empatía para estimularte. Donde se agradece mucho infundir ánimos, es cuando se presentan esos momentos de bajón por cualquier motivo.
Reconocerlo significa una inyección de motivación y de autoestima muy grande. No hay cosas que ayude más en el proceso formativo, que alguien se acerque a ti y te diga, ¡vas muy bien! Sigue y no pares por nada del mundo.
Aquí hay que tener presente que el reconocimiento es igual de válido en las grandes cosas que se puedan conseguir, como por ejemplo, el establecerse o el logro de un determinado nivel. Pero igual de importante, son los aspectos diminutos en los que se esté trabajando, pensemos en algo tan simple como mantener el equilibrio corporal.
No hay que olvidar que en la disciplina las pequeñas cosas siempre tienen un largo recorrido. Por ejemplo, ese detalle técnico que no hemos sido conscientes de él o se nos resistía una y otra vez, pero al tomar consciencia de él o al no dejar de practicarlo a pesar de la dificultad que entrañaba, por fin logramos integrarlo. Esa pequeña cosa que a simple vista parecía no tener ninguna trascendencia, nos va a permitir que se abra un mundo muy amplio y muy basto de posibilidades ante nosotros.
Esto supone un avance muy grande dentro del aspecto que se esté estudiando y, lo que es más importante, el hecho de que se reconozca va a fortalecer nuestro vínculo con el Sensei y con los compañeros, porque se comprueba en primera persona que lo que nos dicen es vedad.
f)El compromiso es sinónimo de acción. Cuando vamos a asumir un determinado objetivo, lo primero que se debe de hacer es expresarlo verbalmente ante la comunidad de practicantes y, posteriormente, que se vea plasmado en hechos sobre lo que se haya establecido como fin. Esto conecta con el valor de Makoto, que muchos lo ignoran cuando van a contraer su compromiso con la disciplina.
Está claro que sin acción por mucha predisposición que haya, no se va a realizar ni a consolidar nada en absoluto. Esto nos lleva a otro aspecto clave, que es, contar con un plan de estudios para llevar a cabo nuestros intereses dentro del Aikido.
Pero, ¿por qué es importante contar con un plan de estudios?
La ordenación de la acción dentro del compromiso, es clave para poder ser fecundo y provechoso con el tiempo invertido. La anarquía, solo conduce al descontrol, a la perdida de tiempo y a la no asimilación de los contenidos que se tienen que integrar.
Un alumno que está animado con su proyecto educativo, ya tiene una serie de metas conseguidas per se:
Metas conseguidas per se
La primera meta, es que va a gozar de buena salud por ejercitarse de manera constante.
La segunda, es que enfrenta tanto la práctica del Aikido como su vida de una manera más positiva.
La tercera, es que posee más cantidad de energía para invertir en cada elementos que practica.
La cuarta, es que es más adaptable a todo tipo de circunstancias que le sale a su encuentro al estudiar cada tema.
La quinta, es que es más libre para usar su imaginación, siendo capaz de proyectarla sobre los contenidos que está aprendiendo.
La sexta, como consecuencia de lo anterior, es más creativo en su proceso de formativo.
Y la séptima, es que con esa actitud es mucho más rentable y se siente más feliz.
Siempre hay que contar con los dos tipos de motivación que van a acompañar al alumno en todo su proceso educativo, la intrínseca o interna y la extrínseca o externa. El alumno inteligente, debe de poseer el justo equilibrio entre ambas, porque al estar desequilibrado en una de ellas, va a su poner el menoscabo de la otra.
Este aspecto es como con la técnica, solo decantarse por lo exterior, es decir, el aspecto mecánico o fisiológico de la Waza, ignorando por completo los aspectos internos, nos llevará irremediablemente a un callejón sin salida o a ser unos animalitos que gozan de buena salud, pero no existirá ningún aspecto trascendente en lo que se hace.
h)El compromiso precisa la participación de la coherencia y de la cohesión para que se manifieste la evolución. Hay que tomar consciencia de que éstos dos factores deben de estar presentes entre los estudiantes que afrontan un plan conjunto, de no estarlo, el compromiso siempre estará en juego. Una razón de más para recurrir constantemente al valor de Makotoentre otros, que será como un mantra que le recuerda constantemente a la mente, la responsabilidad que ha adquirido y que hay que llevar adelante.
La coherencia ya está más que argumentada solo con el valor de Makoto, pero, ¿qué me dicen ustedes de la cohesión de todos los implicados en el proceso educativo en Aikido?
Se puede definir a la cohesión como, la predisposición del conjunto de practicantes para permanecer unidos por unos intereses comunes. La ligazón de un Dojo implica algo más que un grupo de personas que se reúnen para tirarse por los suelos y sudar la gota gorda.
Esa reunión – unión, es más que la simple concentración de practicantes en un lugar para pasar tiempo juntas. Esto significa que un colectivo que esté vinculado por estos aspectos educacionales, es muy distinto a todos los demás, por el hecho de ser el nuestro y, aún con más razón, si se hace un trabajo de referencia dentro de la disciplina, tanto desde el punto de vista de la enseñanza, como dentro del aspecto organizativo, entonces, la diferenciación es aún mayor con respecto a los demás entornos del Aikido.
Para que el Dojo funcione con cohesión, se tiene que construir una serie de conexiones entre sus miembros, que tiene que estar sostenida por la confluencia de voluntades, aspiraciones y de retos a conquistar. Esto está más que demostrado en las empresas, en los equipos deportivos o en los proyectos de vida compartidos.
La unión sin esfuerzo no lleva a ningún lugar, eso quiere decir, que para que exista la cohesión dentro de una comunidad de practicantes, cada miembro debe de dar lo mejor de sí e ir ampliando sus capacidades para la mejora, tanto en el aspecto particular, como dentro del aspecto colectivo. Por lo tanto, las rémoras no tiene cabida en un proyecto de esta envergadura.
El primer responsable de la cohesión de un Dojo, es el Sensei encargado de transmitir la enseñanza, por lo tanto, es su deber el identificar los elementos necesarios para que se produzca esa unión en su escuela, con la finalidad de progresar en la enseñanza que tiene que traspasar.
Por otro lado, dada la dinámica propia del Aikido, mayoritariamente se va a necesitar siempre la colaboración de otros para llevar a buen término los planes propios.
Los alumnos egoístas que solo piensen en ellos, son las rémoras que hay que evitar como mencioné más atrás.
La comunicación debe de ser fluida y constante. Una de las cosas que me llama la atención, es que a pesar de todos los medios disponibles que hay para comunicarnos a día de hoy, cueste tanto hacerlo, es un aspecto que suelo comentar frecuentemente con mis alumnos.
Pienso que es por desidia y por una la falta de regulación de la vida personal, dado que se pierde mucho tiempo en cosas innecesarias. Esto también implica una mente desordenada, que anda de aquí para allá y que carece de poder de concentración.
La comunicación es vital para desarrollar cualquier proyecto y, ésta tiene que ser rápida y clara, son las dos condiciones para la buena marcha de la acción dentro de los planes trazados.
El reconocimiento de las aportaciones que realicen los alumnos. En el desarrollo de un plan, -independientemente de la experiencia que tenga el Sensei-, siempre va a tener contribuciones por parte de los estudiantes y muchas veces mejores que las que puede aportar el propio profesor. Por esa razón, es muy importante expresar el agradecimiento a todos aquellos que aporten elementos para mejorar. Esto tiene que ser conocido por toda la colectividad que está trabajando en el desarrollo del proyecto.
El beneficio que deriva de esto, es que da cohesión, motivación e impulso dentro de lo que se esté haciendo. Cuando los alumnos están desinformados, se genera en el ambiente una atracción para que se manifiesten todo tipo de dificultades y casi con toda seguridad que el proyecto terminará haciendo aguas.
Independientemente de ésta característica propia nuestra, cuando el alumno en cualquier entorno capitanea su aprendizaje, le va a ser mucho más fácil integrarlo y asimilarlo. La razón de ello, es porque lo ve como suyo y, por lo tanto, se va a implicar más que si lo sintiera como una obligación que se le impone desde el exterior.
Partiendo de un formador serio y de una enseñanza de calidad y rigurosa, la confianza es la pieza clave en cada uno de los liderazgos para concluir los distintos proyectos que se ejecuten, con el objetivo final de adquirir el mayor nivel posible dentro de cada escalón formativo.
Responsabilidad y seriedad con los objetivos, tanto si son particulares como si son globales. Si cuando se afronta la educación no hay una formalidad y se es cumplidor a la hora de llevar a cabo los planes, los problemas y los conflictos les están esperando en la puerta a todos los participantes en el proyecto.
Ser capaz de tomar las riendas del propio aprendizaje. Al sujetar las propias bridas de la formación, lo primero que se consigue es orientar bien el esfuerzo, sustentado por una actitud proactiva en la formación.
Esto es aplicar el principio de libertad, en este caso de elección por algo que se quiere. Esa independencia de compromiso y de acción, luego hay que trasladarla al desarrollo de la técnica cuando se asimile una base mínima.
Ser consciente y sensato en los pasos que se dan para integrar los distintos elementos. Por esa razón hay que seguir las sensaciones internas, es un buen camino para irse sensibilizando y autocomprendiendo. Una mente bien adiestrada es de mucha utilidad para ser aplicada y a la vez que se le va a sacar mayor rendimiento. Por otro lado, es importante cultivar el sentido común, que es esa voz interna que guía a cada estudiante por senderos seguros y a salvo de peligros.
Estudiantes con una mente mono, difícilmente encontraran el equilibrio en la disciplina, salvo, que sean capaces de centrarse en su Hara, ¡pero claro! Para conseguirlo, se precisa de la disciplina llevada de menos a más cada día de su vida.
No poner excusas para afrontar los retos. Los pretextos son el gran padecimiento tanto en los estudiantes noveles como en los veteranos y, es una cosa que hay que erradicar por completo. Dentro del Budo, está muy mal visto estarse quejando por cualquier aspecto, es una señal de falta de compromiso y de debilidad, tanto física como mental.
Los practicantes que recurren con asiduidad a las evasivas, son personas con las cuales no es bueno contar para realizar un proyecto, porque te van a dejar tirado a la primera de cambio.
Cuando un estudiante está comprometido, es responsable y disciplinado con su trabajo, se caracteriza por ser eficaz y muy productivo, por lo tanto, no es una persona que esté cobijado bajo la excusa. Éste tipo de perfil, es el de un aikidoka serio con aspiraciones de superación, independientemente del nivel en el que esté. Para los que carezcan de esas cualidades, el Aikido les ofrece la posibilidad de desarrollarlas a través del ejercicio continuo de sus principios y con el trabajo técnico.
Por ejemplo, si cuando practicas con alguien siempre está echando mano de los subterfugios: “estoy cansado,” “continuamente se está arreglando la ropa” o “el que constantemente merodea por las esquinas del tatami,” todos estos perfiles y otros similares, están poniendo excusas para progresar y, lo que es peor, están frenando a los demás.
Con estas personas, es imposible realizar una práctica seria y dinámica, ¡hay que cuidarse mucho de ellos y rehuirlos siempre! El hacerlo, no es un incumplimiento de la etiqueta, es curarse en salud y mirar por los propios intereses, porque con semejante compañías nada se va hacer.
Ser capaz de proyectarse a largo plazo. Es importante concentrarse en el aquí y ahora, es decir, focalizarse en cada cosa que se esté haciendo en ese momento. Pero de vez en cuando hay que levantar la mirada al faro que nos señala el gran logro. Por ejemplo, mi posición actual es trabajar sobre los contenidos de 5º Kyu y, toda mi energía y todos mis recursos están orientados a ese logro parcial, pero eso no quita, que de vez en cuando levante la cabeza para mirar y desear lo que supondría ser primer Dan.
Los ideales más inmediatos, sustentados por una convicción de querer alcanzarlos, es la energía de impulso para que los estudiantes responsables se proyecten en el futuro que está delante de ellos. Pero no se debe de olvidar, que no hay plan que precise de la paciencia, que es la especia que va dando sabor a cada trecho del sendero y es de vital importancia para llegar al objetivo anhelado bien consolidados.
Buscar soluciones a los problemas que surgen en la ejecución del plan. El apalancamiento del alumno es lo peor que le puede pasar en su proceso, y lo más grave aún, es que va a intoxicar el entorno en el cual está. Personas que crean problemas sobran en el mundo, de lo que se precisa, son de talentos que aporten soluciones a los inconvenientes o a las dificultades que salen al encuentro de las dinámicas al desarrollar los distintos proyectos educativos.
Esto es una de las razones para que el estudiante cultive su imaginación durante su estudio. Esta cualidad tiene otra oculta, que es el valor, que implica la actitud adecuada para enfrentarse a la dificultad, sin que vacile el ánimo ante el inconveniente que se manifiesta.
El alumno que se ve inmovilizado por los inconvenientes y es cobarde para abordar su propia mejora, ¡cuidado con él! Porque es muy fácil que nos contagie, así que no es una cosa irrelevante en la formación. Siempre se asocia el valor a cosas heroicas, pero para los pequeños detalles también se necesita y cuenta mucho, yo diría más, el realizar grandes proezas, seguro que fue gracias a ser valiente en las cosas simples y pequeñas, que aparentaban no tener una trascendencia.
Tener la mentalidad de mejora continua (Kaizen). Este punto se relaciona tanto con, “Ser capaz de proyectarse a largo plazo,” como con el anterior de buscar soluciones. Practicantes que no tengan aspiraciones de progresar y ascender en los diferentes estadios que ofrece la disciplina, son estudiantes muertos en su proceso educativo, tanto si acaban de comenzar, como si llevan cincuentas años practicando.
Un test infalible para detectar a estos difuntos en la disciplina, es cuando les preguntas por sus objetivos, -bien sea a corto como a lago plazo-, y te contestan, que no los tienen o que quieren llegar a tal nivel sin más. Es la señal inequívoca de que estás en presencia de un cuerpo y de una mente muerta.
La configuración mental de un estudiante que aspira a una mejora continua, es que bulle dentro de él un espíritu de superación y de perfección constante. Por otro lado, se ha preocupado de informase por adelantado, de cuáles son los pasos que tiene que dar para conseguir cada uno de los logros parciales, que le conducirán al objetivo final. ¡Hombre! Ayuda mucho si su Sensei tiene estructurado los contenidos que conforman el plan de formación y su alumno es conocedor de ellos, porque si no, es un ciego conduciendo a otro ciego, que en éstas circunstancias, está claro que muy lejos no llegará ninguno de los dos.
Estudiantes que ostenten un carisma de aprecio ganado a través de su trabajo serio y honesto, ayudan mucho, tanto a la atmósfera formativa, como al prestigio del Dojo donde practican. Otra característica que les distingue, es su proactividad, no se precisa el estar sobre ellos para que cumplan con sus responsabilidades.
El ser un buen practicante, es sinónimo de ser una buena persona, más que nada porque se ha sumergido en los principios del Aikido hasta identificarse con ellos. De no ser así, el “aikidoka” tiene graves problemas que le daña a él, a todos los demás y a la imagen que proyecta del Aikido.
Aplicar siempre el principio deAiki. Que es unirnos con un espíritu armónico a la energía que envuelven o manifiestan las cosas o las personas, esto es extensible tanto dentro como fuera del Dojo.
El Aiki es como la práctica, no se puede hacer a tiempo parcial, hay que sumergirse constantemente en él y más aún cuando nos vamos impregnando de ello en base al ejercicio continuo. Aquí cuenta mucho, el desarrollo de la capacidad de asociación entre los elementos que componen la disciplina y lo cotidiano, indudablemente, este aspecto está relacionado con el cultivo del pensamiento abstracto.
La responsabilidad y la seriedad contiene muchas variables que hay que cuidar como se ha podido ver. Si pasa el tiempo y Aiki no habita en el practicante, entonces hay que pararse un momento y preguntarse, ¿qué hago yo practicando Aikido?
El desarrollo del sentimiento de pertenencia. Que consiste en la participación activa en una comunidad, a través de una sensación de arraigo e identificación con el proceso que desarrollan para formarse, tanto como persona o como aikidoka.
Está más que comprobado, que cuando se aumenta el sentimiento de pertenencia en el alumno, la autoestima se fortalece y se incrementa mucho más su rendimiento. Otras de las ventajas que se perciben, es la sensación de ser parte de algo más grande, que le aporta vigor, fuerza y compañía para afrontar cada reto que se asume por voluntad propia.
El problema en Aikido con el sentido de pertenencia, es cuando se hace sin conocimiento, porque los practicantes se dejan impregnar por un sentimiento que es obnubilado por un prestidigitador hábil en manipular a las personas, -el supuesto formador-. También cabe la posibilidad, de que una organización utilice el Aikido como mera mercancía para lucrarse. En ambos casos, más que una integración para crecer, es una incorporación a un colectivo para menguar o complicarse la vida.
Quiero decir, unos estarán trabajando sobre los elementos de 6º Kyu y otros lo harán en el solar de 1º Kyu, y así con las demás zonas según sea el reto que haya asumido cada miembro de ese colectivo. Esto no solo se restringe al nivel de los grados o de los diferentes escalones en que haya dividido el formador su plan de estudios, si no que se extiende a cualquier otro proyecto que se afronte en el Dojo.
Si el terreno no es el idóneo para poder elaborar, va a ser imposible hacer la trasmisión y la asimilación de la enseñanza. Se dará lo que tanto suelo criticar, las personas irán a un sitio a relacionarse, como cuando se va al hipódromo a jugar y a divertirse, pero de Aikido no habrá nada.
Facilitar a los estudiantes toda la información necesaria para realizar sus proyectos. La información es un conjunto de datos ya supervisados y ordenados que sirve para construir un mensaje, esto es de una importancia capital, porque ayudará al alumno en su proceso de formación. Por otro lado, es clave para que el estudiante de significado y sentido a su proceso educativo.
Por lo tanto, el alumno debe tener toda la información relativa a la enseñanza de base nada más comenzar a practicar, esto es una condición sine qua non, porque de no ser así, se ha comenzado mal y, de persistir en esa actitud, va a ser muy difícil encausar esa dinámica a posterióri.
Luego, en cada proyecto que se afronte, bien sea en la formación o que esté relacionada con ella, por ejemplo, pensemos en la organización de un seminario, la información y la estructuración de las distintas fases que lo componen, deben de ser conocidas, tanto por todos los que participan en la organización, como por los asistentes a dicho evento.
Es muy común en el mundo del Aikido a día de hoy, -¡recordemos que estamos en el siglo XXI!- Aquello de, “¡súbete que nos vamos!” y, claro, así salen las cosas como salen. Esta actitud tan perniciosa, no solo hay que contemplarla desde un punto de vista organizativo, si no también pedagógico.
Establecer objetivos personales y objetivos globales. Como dice Sun Tzu, “Quien no tiene metas, es poco probable que las alcance,” entonces, hay que preguntarse, ¿cómo sé si evoluciono en Aikido, si no establezco metas específicas acotadas en un tiempo concreto?
Los objetivos son un testimonio que permite al practicante tener propósito, organización y dirección. Esto es aplicable tanto por parte del formador, como por parte del alumno. Si no se es conscientes de esto, ya se parte de una mala base y, está claro que a largo plazo no se conseguirá hacer la trasmisión, ni se conseguirá la integración de los distintos contenidos que componen la enseñanza.
Llegados a este punto, es bueno hacer una distinción clara entre objetivo y meta, esto ayudará a concretar mucho mejor cada concepto en la mente del practicante. El objetivo es cualitativo y a largo plazo, por ejemplo, por parte del Sensei, sería diseñar un buen plan de estudios para en quince años sacar una generación de instructores bien cualificados. Para los alumnos que no les guste la enseñanza, que éstos practicantes llegado ese tiempo estén bien asentados en un determinado estadio. Para el alumno, en diez años como máximo llegar a establecerse en primer Dan.
Por el contrario, las metas tienen que ser alcanzables, medibles y acotadas en un determinado tiempo para el logro de un propósito concreto, es decir, a corto plazo. Por ejemplo, para el Sensei en un año y medio o en dos años, dar y desarrollar bien un determinado nivel; para el estudiante, en un año alcanzar – desarrollar cada uno de los Kyus que forman el Kihon de base.
Esta distinción ayudará mucho a los alumnos noveles a clarificar en su mente lo que es una u otra cosa. Cuando no hay una distinción clara de estos dos conceptos en la formación, es porque el estudiante los mezcla con el mismo significado dentro de su aprendizaje y así se hace un lio que le va a afectar a su motivación y a su evolución.
Esta labor, es tanto por parte del formador como por parte del aprendiz y, ninguno de los dos deben de olvidar que esto es una carrera de fondo y no de velocidad. Quiero decir, hay que cuidar mucho la voluntad, la motivación y la constancia, de esa manera los proyectos se podrán concluir, porque como no se mimen esos tres valores, está claro que se va a malograr todo plan emprendido.
Hay que tener una cosa en cuenta, si la aspiración por alcanzar algo no está bien definida en la mente del que afronta el proyecto, el éxito no va a ser viable.
Ya se vio más atrás que la comunicación es clave para progresar en la formación. Hoy en día medios sobran para informar sobre cualquier proyecto que se esté realizando en un Dojo y, es importante utilizar todos los que se precisen para la buena marcha del mismo. Estudiantes que no estén bien informados y al día de la marcha del plan que están ejecutando, se van a encontrar con un gran problema y va a dificultar el avance del mismo.
Aquí hay que matizar algo, ¡no hay que saturar de información no relevante a los participantes en un proyecto! Un ejemplo de eso, son los clásicos que se dedican a inundar el grupo de WhatsApp para coordinar una actividad, con contenidos triviales y que en la mayoría de los casos no tiene relación con lo que se tiene entre manos, ¡eso debe de estar completamente descartado!
Otro aspecto a tener en cuenta, es que tanto el que coordina, como el que hace la consulta, deben de disponer de un tiempo para que las personas puedan ver la información correspondiente y puedan contestar a tiempo sobre lo planteado, porque hay que pensar que los practicantes tienen vida a parte del Aikido.
Esto es fácil de coordinar, solo basta con poner un día y una hora a la semana a través del canal que se utilice para comunicar lo que se precise y eso va a facilitar, no solo la comunicación, sino las respuestas por parte de los miembros implicados en el proyecto.
Cuando los recursos son limitados o no se tienen.
Siempre me ha hecho mucha gracias los aikidokas que se lanzan a realizar un proyecto y no se paran a analizar los medios que tiene y de los que precisan para llevarlo acabo. Para que esto no ocurra, después de realizar la planificación, solo hay que atenerse a ella, de esa manera, ese problema estaría resuelto completamente. Pero desgraciadamente, por las cosas que se ven cada día en la mayoría de los entornos del Aikido, el concepto de planificación es inexistente.
Otro aspecto a tener en cuenta cuando se carece de un planeamiento, es que no se podrán gestionar bien los recursos, los cuales son importantes dentro de cada proyecto que se afronte, no solo para comenzarlo, sino para hacer frente a los posibles imprevistos que puedan salir al encuentro. Luego, no es lo mismo hacer una adaptación teniendo una planificación previa, que hacerla cuando se carecer de ella. Está claro que con ésta última opción, se creará más tensión en el plan, la inversión de tiempo – esfuerzo será superior y el coste económico se disparará.
Cuando hay retrasos en el calendario previsto de antemano para alcanzar las metas parciales.
Esto es muy típico cuando los estudiantes se someten al proceso de los grados y siempre hay “algo” que les trastoca el tiempo que tienen que invertir para integrar lo que están estudiando. La consecuencia más inmediata, es que van acumulando sesiones no realizadas, con el consiguiente retraso en el estudio de los distintos contenidos que tienen que asimilar.
Cuando hay una desviación de la planificación que se ha realizado inicialmente, solo se va a conseguir crear problemas y va aumentar las dificultades en el alumno para integrar cada elemento del nivel que está trabajando. Este problema de los retrasos en el calendario, también es aplicable a la realización de una práctica personal o la organización de una actividad, bien sea formativa o lúdica.
Una solución muy fácil de aplicar y que hay que tener prevista en el plan de gestión, es contar con la posibilidad de poder recuperar lo no realizado en el espacio de tiempo destinado a esa fase concreta. Lo que no se puede hacer, es ir acumulando trabajo de fase en fase, porque entonces, las cargas y los problemas suben como la espuma y es imposibles de reconducir tal situación.
Por ejemplo, en nuestro caso particular y con el aprendizaje de los grados de Kyu, en la fase mensual de preparación de un grado (MI), el alumno al comienzo del mes prevé los custro días para hacer sus sesiones de estudio del grado en cuestión (SEE). Pero si por un casual, un día no puede hacerla por alguna razón, -dentro de ese mes en concreto-, tiene la posibilidad de poderla recuperar otro día, lo cual tiene que planificar rápidamente en su ficha para recuperar las sesiones no realizadas.
Pero claro, ¡eso se tiene que hacer dentro de ese mes! Porque como no lo haga y vaya acumulando sesiones, llega un punto, -en un trimestre-, que se va a colapsar el estudio de ese Kyu. Como consecuencia de eso, lo que le suele pasar a la amplia mayoría, es que abandonan porque se les trastoca completamente toda la planificación inicial, siendo inviable reconducirla. Es decir, nos volvemos a encontrar otra vez aquí, lo conveniente que es el orden y la regularidad con constancia en todo lo que se haga.
Esto es aplicable a cualquier proyecto que se realice en el Dojo. Los calendarios se hacen para cumplirlos y estar preparados para seguirlos con una determinación clara acompañándola con la energía de Irimi.
Cuando se suman más cargas que no estaban planificadas inicialmente y se añaden a la ejecución del proyecto que está en marcha.
Esta cuestión se puede dar por una mala gestión del punto anterior y es otra de las razones para arruinar un proyecto.
Otro caso que se da mucho en Aikido, es, estando dentro de un proyecto, -pensemos en alcanzar un determinado nivel-, llegar a una situación donde se sobrepasan las capacidades que el alumno posee hasta ese momento.
Por ejemplo, un estudiante cabezón o ignorante que quiere afrontar un nivel para el cual aún no está capacitado. Podemos pensar que ambiciona acceder a Jutai sin tener integrado Itai – Dootai, que es donde está trabajando el alumno actualmente. Así que cuando comienza a ejercitarse para ese nivel superior, la primera experiencia que obtiene es un castañetazo de campeonato por no dar la talla.
Por otro lado, no se va a enterar de nada, ni le va a servir esa experiencia para poder acceder a Jutai por muchas anhelos que tenga, porque sobrepasa todas sus capacidades actuales, por la simple razón de que aún no ha desarrollado las necesaria para comprender y poderse ejercitar en Jutai.
Los proyectos pueden cambiar a medida que se desarrollan, por eso hay que cuidarse mucho de añadir cargas que lo puedan trastocar y, de incluirlas, nos debemos de asegurar que van a ser para mejorar lo que se está haciendo. También hay que contar, que sean fáciles de sobrellevar, por eso, lo que hay que evitar a toda costa, es sobrecargar el plan previsto sumándole más trabajo innecesario. Esto aunque parece sencillo de hacer, precisa de una gran adaptabilidad y afinar aún más la planificación que se poseía en los comienzos.
Después de que todos los miembros de un proyecto estén al tanto de toda la información para llevarlo acabo, ésta se debe de alojar en un sitio donde cada uno de los integrantes la pueda consultar cada vez que quiera o añadir la de su sección según la vaya realizado.
Dicho de otra manera, la información debe de ser dinámica, continua y de fácil consulta. Porque la documentación que es estática, -que solo la posee uno de los miembros-, va a ser un problema para la buena marcha de cualquier proyecto y cada uno va a trabajar a media luz o completamente a oscuras en su apartado desvinculados de los demás.
Cuando la información no es abierta, esto aunque no lo parezca, es una falta de transparencia que generará retrasos, confusión y desorganización en la empresa que se está llevando acabo y, como es de prever, no va a arribar a un buen puerto con esa dinámica.
Cuando se comienza con los proyectos, bien sean personales como colectivos, se deben de ajustar a una serie de parámetros para no hacer agua, los siete puntos que se han visto, pueden ser una buena referencia para concluirlos con éxito.
Supervisar el desarrollo de los planes según avanza el tiempo de ejecución. Una forma de mantener la cohesión entre todos los miembros de una escuela, es estar vigilantes según progresa cada uno de los distintos proyectos que están en marcha, tanto para la mejora del Dojo, como para el progreso de cada uno de los estudiantes, pero, ¿cuáles son las ventajas de la supervisión?
Un proyecto que no se someta a una supervisión, es muy fácil que lentamente vaya fluyendo hacia una deriva degenerativa, aunque los implicados no se percaten de ello, que es lo que suele pasar de forma general en el Aikido.
Por ejemplo, vuelvo a plantear la pregunta que hice más atrás, ¿cómo sabes que evolucionas si no tienes objetivos y metas a conquistar en un tiempo concreto? Y aún teniéndolos, ¿los supervisas cada poco tiempo o solo generas acción sin control?
Lo que suelen hacer la gran mayoría de practicantes, es seguir yendo día tras días a practicar sin autoindagar sobre lo que producen y eso no suele conducir a nada bueno.
Celebrar los logros, tanto individuales como colectivos. Si hay un elixir mágico en cualquier Dojo que debe de estar contenido dentro del plan de estudios y que favorece la cohesión, la motivación y la colaboración, eso es la celebración de los éxitos realizados por cada miembro, como las que se han conseguido conjuntamente por parte de todos los que componen esa comunidad de practicantes.
Para ello, lo primero que hay que hacer es identificar los logros que se han conseguido, ahí la planificación juega un papel clave, porque es el mapa que va a indicar dónde se encuentra cada meta específica y hasta dónde se ha llegado en la ejecución de la labor emprendida.
Porque progresivamente te acerca al objetivo final. Eso significa que cada meta parcial es un pasito más que te aproxima a la conclusión del proyecto.
Porque aumenta la motivación y la reafirmación en lo que se está trabajando. Esto no solo otorga estimulación e impulso, sino que ayuda a no rendirse si aparecen las dificultades. Es decir, es la vacuna que inmuniza, sobre los virus de los inconvenientes que pueden aparecer en el transcurso de la acción que se esté llevando a cabo.
Porque te ayuda a seguir progresando. Digamos que la celebración de un logro, hace que se tome más consciencia de lo producido hasta ese momento o de las etapas que finalizan y dan paso a otras que llevan al final del proyecto.
Las celebraciones no necesariamente deben de implicar un gasto de mucho tiempo, ni de mucho dinero, podría bastar con un aplauso o el reconocimiento antes toda la comunidad del éxito cosechado. Dentro del campo particular, cada estudiante debe de buscar su manera de celebrarlo. Por otro lado, el que debe de tener previsto de antemano un procedimiento estándar para hacerlo, es el Sensei responsable de transmitir la enseñanza y, más, cuando son objetivos que concluyen determinadas etapas del aprendizaje de sus alumnos.
Como conclusión final sobre el apartado de la cohesión, tengo que decir que pertenecer a un grupo solo por un vínculo afectivo, -que es lo que suele pasar en líneas generales en Aikido-, y carecer de metas y objetivos, tanto particulares como colectivas, en esos casos habría que preguntarse:
¿Qué es lo que hace ese formador con su plan de estudios, -en el caso que lo poseyera-?
¿A qué aspiran esos alumnos en su proceso de aprendizaje?
Y por último, ¿cuáles eran las intensiones iniciales de esas personas cuando se acercaron a ese “centro formativo”?
Sin tener en cuenta éstas características que se han descrito para llevar a buen termino cada uno de los compromisos que se adquieren, va a ser muy difícil que podamos llevar a cabo cualquier plan que nos propongamos en Aikido, porque antes de comenzar a practicar los cimientos se van a tambalear.
Esto nos lleva a considerar otro aspecto, antes de adquirir una responsabilidad, hay que valorar si la podemos llevar adelante, porque el lanzarse de forma inconsciente a la realización de un proyecto, solo se va a conseguir un tipo resultado y, es un fracaso estrepitoso, lo cual, no es nada saludable para la mente, ni para la motivación del practicante.
Retomemos de nuevo los distintos miedos que acompañan al estudiante es su proceso educativo.
La incertidumbre la podemos observar desde dos ópticas: puede ser una crisis en el aprendizaje o una oportunidad para cambiar y mejorar, esto se puede manifestar tanto en el profesorado, como en el alumnado, pero todo va a depender del talante que se posea para afrontarla.
En su momento Eurípides dijo, “Lo esperado no se cumple y para lo inesperado un dios abre la puerta” y, creo que hay que darse esa oportunidad para vencer el miedo a la incertidumbre cuando hace aparición en el proceso de aprendizaje, porque lo esperado, a veces se hace de rogar o no aparece aún habiendo trabajado duro, pero seguro que con el esfuerzo realizado, ya se estará en otra posición bien distinta a cuando se inicio esa etapa del camino.
En la condición evolutiva del alumno, tiene que ver al Aikido como una cultura dinámica de conocimientos, porque le va transformando constantemente, ¡o eso es lo que debería pasar!
Esto nos debe de llevar a otra consideración, éste dinamismo, seguro que conduce a desautorizar patrones de aprendizaje que se creían válidos hasta ahora, porque se demuestra por los cambios sociales que se han quedado obsoletos. Esto va a implicar por parte de formadores y practicantes un cambio de paradigma en el proceso de aprendizaje. Como todo cambio, va a llevar su tiempo hasta que los viejos arquetipos caigan por su propio peso o sean ignorados por los nuevos aikidokas, -enseñantes y aprendices-, al comprobar los mejores resultados de los nuevos arquetipos.
Está mas que demostrado, que los alumnos están más motivados y dispuestos a ampliar sus conocimientos, cuando están alcanzando logros que se relacionan con su vida personal, a la vez que se sienten competentes con lo que hacen dentro de la disciplina. Cuando ocurre eso, el miedo a la incertidumbre desaparece por completo de la mente del practicante.
Seguro que cada uno puede tener su propia fórmula para afrontar esta situación, para los que no sepan como lidiarla, les dejo unas sugerencias para vencer el miedo a la incertidumbre, porque pienso que les puede ser de mucha utilidad estando en esa tesitura:
Sugerencias para vencer el miedo a la incertidumbre
1ª Clarifica tus metas y tus objetivos o los vuelves a redefinir. Este aspecto lo hemos visto más atrás bien detallado.
2ª Crea un esquema para la construcción del proyecto que afrontes. Se hace difícil edificar una estructura, si previamente no se ha plasmado sobre el papel las correspondientes fases por las que va a pasar, con el fin de saber qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo. Tu plan educativo en Aikido, no difiere de lo que hace un arquitecto con sus edificaciones.
3ª Ten la mentalidad de Irimi para afrontar la incertidumbre. Esto es, ir hacia ella con determinación, porque lo peor que se puede hacer cuando no hay certezas sobre algo es quedarse inmóvil.
Cuando se tiene el valor de dar el primer paso, pasan tres cosas:
La primera, es que los términos de la incertidumbre se van estrechando y progresivamente van desapareciendo.
La segunda, es que con toda seguridad se van a manifestar nuevas oportunidades para mejorar.
Y la tercera, es que ya no estás en esa posición en la cual te encontrabas al comienzo del primer paso, por lo tanto, ahora estás en otra realidad bien distinta.
Así que la mejor estrategia es abrazar a la incertidumbre sin miedo y actuar. Es como cuando te atacan en Shomenuchi y tu entras hacia en compañero para hacerle Iriminage a pesar del peligro que supone el ataque.
4ªFocalízate en todo lo que dependa de ti. Aquí las metas a corto plazo (mes, trimestre) son de gran ayuda, porque es un espacio de tiempo corto para ver resultados positivos y tangibles. El proyectarse en un futuro lejano y que de momento está borroso, lo único que se consigue con eso es aumentar aún más la incertidumbre.
5ª Ten una actitud abierta para lo que pueda ocurrir de forma inesperada. Es como lo de antes cuando sustituimos la quietud por acción. El estar receptivo a los nuevos acontecimientos, hace que nuestra mente esté atenta con flexibilidad y adaptabilidad. Por el contrario, el tener una posición cerrada y estática, no nos va a permitir atrapar las buenas oportunidades que se abren ante nosotros.
6ª Ten una posición de valentía a la hora de asumir los riesgos. Es la predisposición de Irimi que vimos antes, porque una de las características para superar la incertidumbre, es que hay que asumir ciertos riesgos. Los que son evitables lo dejamos pasar sin involucrarnos, pero los que son inevitables hay que aceptarlos y fluir con ellos.
7ª Ten un espíritu curioso. Es el gatillo que provoca el primer disparo para dar el primer paso. Al indiferente y apático nunca le ocurren cosas, porque está muy cómodo en su inactividad y atrapado en su holgazanería.
8ª Sé osado. Esto alimenta el punto anterior y también ayuda a desarrollar el punto número tres que se vio más atrás.
La incertidumbre nos puede sacar del Aikido en muy poco tiempo. Por esa razón, según se avanza en el desarrollo educativo, se debe de ir aumentando las certezas, de lo contrario, se caerá del proceso a la primera de cambio y aquí se puede comenzar por cualquier campo: el compromiso, los principios, los valores, las técnicas, etc.
5ºMiedo real, es aquel que se manifiesta a través de situaciones tangibles, donde el instinto de supervivencia activa nuestro cuerpo para no destruirnos.
Las manifestaciones físicas del miedo real son muy fáciles de sentir: alteración de la respiración, hipervigilancia a través de la activación de todos los sentidos, aumento de la presión arterial, la adrenalina se dispara en el organismo, la tensión muscular crece y en la mente aparecen un torrente de pensamientos completamente descontrolados y alterados.
Es bueno hacer caso a las sensaciones que manifiestan el miedo real, porque es un indicativo de que nuestra integridad personal está en juego. Esto nos debe de llevar a otra consideración, NUNCA un practicante puede exponer a otro a un miedo real, porque se parte del acuerdo tácito de no causar daño alguno cada vez que se practica. Esto me da pie a ser reiterativo con la separación de niveles para afrontar practicas avanzadas en Aikido.
La falta de control es otra forma de exponer al compañero a un miedo real. Por ejemplo, esas incertidumbres que se producen a la hora de proyectar al Uke, le dejan en una situación de completa indefensión. Pensemos en las técnicas de Shihonage, Iriminage o Koshinage con Ukemis avanzados, donde si se hace una mala proyección puede peligrar el cuello de quien la recibe. Esto me da la oportunidad, de llamar a la responsabilidad sobre el pulimento de la técnica en los dos roles. Cuanto más bruñida esté, menos riesgo corre el otro y menos inseguro está el Tori o el Uke a la hora de realizar los gestos precisos para aplicarla o recibirla.
Una forma de ir controlando el miedo real para que no nos cause daño, es aplicar de nuevo las Shikais. Otra de ellas es Kyo, que es lo que nos pilla desprevenidos y, por lo tanto, va a provocar un estado de ánimo alterado y confuso. El cultivar de Kyo, es una manera de podernos proteger y de poder reaccionar mejor ante cualquier imprevisto y fortuito.
Para ello hay que utilizar todos los recursos que se tengan a mano. Por ejemplo, eso que hacemos en la cotidianidad de ir sigilosamente para asustar a alguien de nuestra familia, es una forma de ejercitarse en Kyo, al sobrecogernos lo menos posible y que nuestro estado de ánimo se vea poco alterado.
Otro caso puede ser, cuando un capullo en la carretera hace una maniobra peligrosa que puede atentar contra nuestra integridad, aparte de esquivarlo, frenar, etc., para que nos nos dañe, emocionalmente estar lo más tranquilo posible durante y después del posible accidente y, así con muchos aspectos del día a día dentro de la realidad de cada cual.
Esto son maneras de prepararse para el miedo real con el objetivo de superarlo. Para ello se necesita educación e integración de situaciones para adiestrarnos adecuadamente, de lo contrario, vamos a reaccionar de manera primitiva y con falta de control, que en ese caso, nos puede acarrear un accidente peor de producirse.
Según tengo entendido, los pilotos de fórmula 1 cuando chocan contra algo, una de las primeras cosas que hacen es soltar el volante para no romperse las muñecas, ese gesto si no se educa, no sale de forma innata, porque lo que se hace de forma natural y por instinto es aferrarse al volante al colisionar.
Pueden cambiar las disciplinas, pero hay cosas que no cambian hágase lo que se haga. Todo en su campo va a necesitar tiempo, educación, formación, disciplina y constancia para integrar los gestos correctos o el autocontrol de la persona que lo practica.
Cuando se habla de que Aikido es un proceso educativo¡y no deportivo, competitivo o lúdico! Hay que tener en cuenta todos estos factores que se están describiendo a lo largo de este texto y muchos más contenidos en los entresijos de la disciplina. Cuando se hace lo contrario, es cuando se cae en el mercantilismo, la coreografía, el teatro con el que soy tan crítico y que para nada le va a servir a los practicantes en su día a día.
6ºMiedo irreal, que me atrevería a decir que es el más abunda en Aikido, tanto si es consciente o no el practicante. La razones son muy simples, este tipo de temor es producto de una imaginación mal encausada y añadiría que algo pueril. Otra causa, es por la distorsión que se produce sobre los distintos aspectos que componen la disciplina, afectando a la mayoría de los aikidokas por su falta de rigor. Por último, porque las imperfecciones que se van acumulando a lo largo del tiempo son grandes producto de una mala educación.
Cuando comento que se puede dar de manera inconsciente, es que el practicante cree ciegamente que lo que está realizando es correcto sin pararse a verificarlo. Así que se consagra en desarrollar un “trabajo” para que en un futuro venidero le lleve a un estadio alto en la disciplina, ¡y claro! Cuando sale de su gueto mental y se encuentra con la realidad de practicantes bien afianzados en el Arte la castaña es colosal.
Se puede definir al miedo irreal, como una faceta confusa e imprecisa alimentada por un temor sobre “algo” que ocurrirá en un futuro inmediato teniendo connotaciones negativas. Ese futuro tampoco se es capaz de concretar, puede ser la semana que viene, el mes próximo, dentro de seis meses, dentro de un año o nunca y, durante todo ese tiempo nuestra imaginación está alimentando continuamente todos esos pensamientos que no se sabe a ciencia cierta que esas circunstancias se puedan materializar.
Esto es un desgaste energético y mental tremendo. Pero vamos a imaginar que hay algo de lucidez momentánea en el estudiante y se unifica para realizar un Tenkan mental, en vez de estarse machacando con esos pensamientos que le hieren continuamente. Al hacer ese giro sobre su atención y ser capaz de emplear el caudal de energía que antes estaba malgastando, ahora orientado sobre algún aspecto de la disciplina en el cual quiere profundizar, está claro que el salto que daría el estudiante en su evolución sería inmenso.
Miedo irreal a perder al instructor que te está “formando” de aquella manera. Porque si eres un practicante responsable y serio, aplicarías tanto el conocimiento directo como el indirecto para ver si tienes carencias en la “formación” que te imparte tal o cual persona.
Miedo irreal por pensar que no hay más sitios para formarse, estando esposado a un entorno, llámese éste el Dojo de juanito o cualquier organización a la que se pertenezca. Este es un tipo de temor muy habitual en el mundo del Aikido, teniendo su origen en la poca preocupación que muestran los aspirantes a practicantes por investigar donde cursar sus estudios. Esto con la educación formal para ganarse la vida sería impensable de hacer.
La inmensa mayoría en Aikido, lo que hacen es dejarse arrastrar por una inercia, que cada día va produciendo un sopor que les va adormeciendo más y más por su mala elección.
Miedo irreal a dejar de practicar por cambiar de entorno. Eso le ocurre a los estudiantes que no están establecidos en una práctica personal y dependen completamente de las clases semanales que reciben en el sitio en el que están actualmente.
Cuando se quiere saltar de un entorno a otro, se suele creer que la evolución se parará. Eso solo lo piensan los estudiantes que no han sido lo suficientemente previsores para informarse antes de dar el salto. Porque alternativas a día de hoy sobran, dado que habrá más opciones donde se vive o habrá que desplazarse a otra región o país para encontrar un entorno más riguroso con la enseñanza, conocerles y, si es lo que se busca, establecer el vínculo con ellos. Si ese fuera el caso, habrá que afrontar periodos de ejercicio en solitario durante un tiempo, de ahí la importancia de la práctica personal.
De esos polvos, estos lodos en los cuales nos vemos envueltos a día de hoy y que tanta mediocridad están aportando al Aikido.
Miedo irreal al esfuerzo, ¡uf, Sensei dijo que la próxima clase va a ser de más nivel por ser especial! Es algo que se dice en todos los entornos cuando se plantean retos, ¿verdad? La actitud ante los desafíos, es llevar el centro atrás para escabullirse del trabajo, sin pensar siquiera en los beneficios y el progreso que puede aportar una meta inmediata como esa.
Miedo irreal a viajar para ampliar la formación. Esto les puede pasar a muchos practicantes aunque no lo manifiesten verbalmente. Si viajan arropados por el grupo de conocidos la cosa va bien, ¡ahora! Como tengan que hacerlo solos, ya el viaje no se hace. ¡Entonces yo pregunto!
Cuando antes mencioné que muchos aikidokas tienen una imaginación fantasiosa y una disposición pueril, me refería a situaciones como éstas.
Queda muy bien leer o ver películas sobre las hazañas de los samuráis y es muy emocionante a la vez que estimulante para alimentar la fantasía del practicante, pero cuando llega el momento de aplicar los principios de ellos a la vida real, entonces eso lo dejamos para más adelante y, ¡así nos va! Viviendo en un mundo irreal creado por la ilusión de una mente poco madura.
En relación a vencer éste tipo de miedo, tenemos una vivencia reciente en nuestro Dojo que la ilustra muy bien. Un alumno novel estaba dividido entre el interés por asistir a un seminario, -que sobrepasaba con creces su nivel-, a la vez que eso mismo le producía bastante temor por el tipo de reto que le comportaba. Para ayudarle a alcanzar su meta inmediata, -que para él sería más motivacional que una evolución técnica-, realice una planificación previa para asumir dicho reto. Concluido el plan y con mucha satisfacción por parte mi alumno principiante, le pedí que pusiera por escrito su vivencia, -tengo que aclarar, que esto era partes de la planificación preparatoria-. Personalmente, lo mas que me gustó fue su conclusión, que la concreto en: “Mi opinión general sobre la experiencia es que me ha ayudado mucho a perder el miedo a las cosas nuevas.”
Esto es una demostración clara, de que si se afrontan los desafíos con una actitud positiva y con un conocimiento estructurado de lo que se hace, no hay reto que se resista al estudiante osado, independientemente del nivel en el que se esté.
7ºMiedo social, que es cuando se siente vergüenza ante la comunidad de practicantes, bien por tener un déficit con la psicomotricidad, tener carencias técnicas, tener temor a expresarse, tener sobrepeso o cualquier otro aspecto con el cual el estudiante no se siente cómodo.
Este tipo de angustia puede trastocar mucho la evolución y la integración del alumno en el Dojo, por esa razón, es importante estar ojo avizor para detectarlas y ponerles remedio de forma personalizada. Porque puede darse el caso, de que si hay varios alumnos con ésta problemática, no todas son iguales.
Las áreas donde se pueden manifestar estos temores son variadas: la práctica sobre el tatami, interactuar tanto con alumnos veteranos como con alumnos nuevos, el uso de los vestuarios, las comidas y las fiestas, las practicas colectivas fuera del horario lectivo, etc.
La mejor manera de corregir este tipo de miedo, es a través de la modificación del pensamiento y del comportamiento del estudiante. Hay una parte que ya la propia disciplina contribuye para allanarnos el camino, y es con la etiqueta, junto con todas las ceremonias y los protocolos que comporta el funcionamiento del Aikido.
Esto es muy interesante para los que padecen este tipo de temor, porque iguala a todo el conjunto de practicantes, independientemente de su nivel y de sus capacidades. Así que el formador debe de comenzar por ahí, es decir, inculcar buenos hábitos a todos los miembros de su escuela, que por otro lado, en este contexto no va a exponer al que padece este tipo de miedos, porque los procederes son iguales para todo el mundo.
Lo siguiente, es que se tiene que trabajar a un nivel particular con cada alumno, para ello vamos a seguir una serie de pasos:
Lo primero que hay que hacer, es identificar los patrones de pensamiento que se quieren cambiar. Aquí la regla es bien simple, después de reconocerlos y ser consciente de ellos, es darle la vuelta para centrarse en lo opuesto al pensamiento negativo (Tenkan).
Por ejemplo, pensemos que un estudiante tiene una autoconfianza baja, pero debe mostrar la técnica de Ikkyo ante todos los miembros de la clase que le están mirando, por su inseguridad, lo primero que va a aparecer en su mente es:
¡No estoy seguro de los pasos para poder hacer Ikkyo y me da rubor hacerlo!
Si cambia su actitud y le da la vuelta a ese pensamiento, esto es:
¡Sí puedo mostrar Ikkyo hasta donde yo sé!
Y se focaliza en lo que recuerda para construirlo, seguro que al aunarse de esa manera va a conseguir algún tipo de logro por pequeño que sea, así que hay que ser consciente de él y afianzarse en el mismo. Si después su Sensei y los compañeros lo refuerzan con expresiones positivas, el fortalecimiento va a ser triple.
Dado el primer paso y afirmándose en él, el segundo, es tomar conciencia de no repetir el mismo patrón de pensamiento que se quiere cambiar. Esto es, -seguimos con el mismo ejemplo de Ikkyo-, en la mente del alumno no debe de aparecer aquello de, “no estoy seguro y me voy a ruborizar,” debe de partir de la reafirmación que hizo la última vez y seguir progresando a partir de ahí.
Indudablemente esto precisa de una unificación mental previa para afrontar de nuevo el reto, acompañada de una atención – concentración sobre lo que quiere cambiar.
El tercer paso es crear o establecer un hábito. Esto significa que el alumno debe de crear el gesto correcto, el recuerdo de una emoción o cualquier otro aspecto que le ponga en una inmediata sintonía para seguir progresando en su conquista.
Esto es la unificación de antes pero más refinada y más rápida. Un buen ejemplo de eso es Giannis Antetokounmpo con sus preliminares para mejorar sus tiros libre, ese ritual gestual y esa actitud que manifiesta a pesar de las interferencias que el público le hace, le ayudan a no perder su concentración para superarse en ese aspecto técnico con el cual tiene problemas de momento.
Ya en ésta fase se comienza a progresar bastante, porque de forma gradual se va erradicando el miedo social por la autoconfianza que va estableciendo el estudiante en sí, a la vez que no se ve inundado por esos pensamientos – sentimientos negativos que se manifestaban al comienzo.
Lo cuarto, es que hay que repetir ese patrón conductual hasta hacerlo de forma inconsciente. Aquí la clave es asociar el logro a una recompensa y, aquí vale cualquier cosa que pueda estimular al alumno. Con esto se consigue que cada vez que el estudiante tiene que mostrar una técnica, le va a costar menos y le será más fácil. Por lo tanto, de forma progresiva va desapareciendo o se ha extinguido por completo el miedo social que tenía para mostrar Ikkyo inicialmente.
La conclusión de esto, es que la mente y el cuerpo están conectados, por lo tanto, cambiando el pensamiento ayudados por la acción, cambiamos el modelo de conducta y el comportamiento de los estudiantes afectados por el miedo social. Grosso modo no difiere del proceso que se hace para la asimilación de Waza, quiero decir, cuando se quiere integrar ésta, se establecen una serie de pasos para ir asimilando los distintos detalles que la componen. En el ejemplo que se ha realizado con anterioridad, es un caso conductual, con la técnica sería gestual, pero en los dos campos obtenemos el mismo beneficio aplicando el mismo método.
Soy consciente de que esto puede suponer un esfuerzo añadido para muchos practicantes afectados por esta problemática. El gran caballo de batalla para el practicante, es establecer el hábito correcto en cualquier campo y eso conlleva determinación, voluntad, constancia y grandes dosis de energía consciente. Pero si uno se ha acercado al Aikido, con toda seguridad es para realizar una transformación profunda en la manera de vivir, por lo tanto, que mejor manera de hacerlo que ir progresivamente conquistando cimas, tanto personales, como las que ofrece la propia disciplina.
8ºMiedo a ser descubierto. Aunque no lo parezca también abunda mucho dentro del Aikido. Por ejemplo, hay alguien que asume un compromiso ante la comunidad para llegar a tal objetivo, pero hace todo lo posible para pasar desapercibido y ocultar que no está realizando los pasos que se requieren y que le irían acercando al final de la empresa que dijo que iba a ejecutar.
Otro caso a destacar, es cuando un alumno se está preparando por libre su grado, y tú le preguntas, ¿¡pepito! Estas estudiando? Y te contesta, ¡claro, claro Sensei! Pero cuando le observas en las clases oficiales, te das cuenta que en su desenvolvimiento con la técnica hay carencias que si estuviera estudiando no se darían.
Lo curioso de estos individuos en mi opinión, es que gastan más energía en ocultar su engaño, que si la invirtieran en realizar lo que tenían previsto hacer. Hay una serie de características que los delatan.
Son incoherentes, porque dicen una cosa y hacen otra aunque la intenten esconder.
Suelen mezclar medias verdades con la mentira, por eso a veces nos la cuelan, ¡al menos a mí!
Para no llamar mucho la atención, suelen mentir de forma simple, eso les rodea de cierta “naturalidad,” que es el disfraz que utilizan para mimetizar el engaño. Por ejemplo, si tienen que explicar algo, lo hacen muy someramente sin entrar en profundidad con los detalles, para que nos les pillen.
Son capaces de adornar tanto las mentiras, que lo que dicen da la impresión de ser verdad. Por ejemplo, “¡soy discípulo de tal Sensei!” y, lo que realmente ha hecho es asistir a algún seminario esporádico con ese profesor, sin ningún otro vínculo y sin ninguna otra trascendencia con él.
Lo mismo les pasa a los que dicen pertenecer a tal o cual organización, pero su trabajo no coincide con los planteamientos de dicha corporación.
Mienten a todo el mundo, nadie se escapa de sus patrañas, tanto en el Dojo como en su vida personal.
Hay que agudizar la percepción, porque suelen ser tan miméticos y sibilinos que pueden estar unos cuantos años en el Dojo y no les pillas, ¡eso sí! Su implicación siempre es la justa para no llamar la atención y que tampoco les suponga ningún esfuerzo.
9ºMiedo a fracasar, suele estar relacionado con las expectativas que se ponen los practicantes para progresar en la disciplina, que muchas veces se ve amplificado si ese estudiante es demasiado perfeccionista y esa tendencia se convierte en una patología. En este apartado, tenemos otro condicionante asociado a esa aprensión al fracaso, se trata de que cuente mucho para el alumno lo que piensan los demás, esto lo que va a implicar es un agrandamiento de ese temor.
El miedo a fracasar se produce por realizar una mala estimación de la realidad que se va a afrontar. Para que eso no ocurra, sería bueno contar con unas serie de estrategias que ayudarán, no solo a no tener miedo a fracasar, si no a ser efectivo y practico para alcanzar cualquier objetivo, por ejemplo:
Haz las cosas lo mejor que puedas dentro de tus conocimientos y de tus capacidades actuales. Esto siempre tiene la garantía de que se está trabajando al límite y así se generará más satisfacción, a la vez que se tiene la certeza, de que lo que se hace, siempre es lo mejor que se puede hacer.
Hay que contar, que con el paso del tiempo y la repetición de lo que se hace, el límite siempre se va a ampliar, por lo tanto, las capacidades también, es decir, hay una mejora continua producto de una acción constante.
Sé pragmático, eso significa no dejarse inundar por pensamientos y deseos ilusorios que tanto trastocan la evolución.
Dialoga contigo mismo según avanzas en el desarrollo de tu plan, interrogate sobre lo siguiente:
¿Cómo hago esto o lo otro?
¿Cuál es la siguiente meta a corto plazo en la que me tengo que concentrar?
¿Me están saliendo las cosas bien y acorde a la planificación que tenía prevista?
En el caso de detectar algún fallo, ponerle remedio sin estrés ni ansiedad.
Evita quejarte, eso significa creer en sí mismo y en las capacidades que se tienen.
El cometer algún error no significa que se vaya a fracasar, lo que hay que hacer es aprender de ese error para que no se vuelva a repetir.
Hay que ser realista con las metas y los objetivos, dicho de otra manera, no deben de sobrepasar los conocimientos ni las habilidades que se posean en la actualidad. Eso no quita que los retos entrañen un desafío y una superación constante.
Si uno es honesto consigo mismo y trabaja dentro de sus capacidades con un espíritu de superación continua, el miedo al fracaso no hará acto de presencia, todo lo contrario, estaremos vacunados contra él.
10ºMiedo a la soledad, es un tipo de temor que experimenta todo practicante, porque los humanos somos seres sociales y precisamos de la comunidad para tener un equilibrio emocional estable y seguro. En el caso del Aikido, hay campos que durante el proceso educativo suele aflorar y hay que saberlo gestionar para que redunde en nuestro beneficio.
Por ejemplo, se manifiesta en la docencia, -para aquellos que les guste y la realicen-, porque los Senseis suelen estar muy solos, con toda la presión que eso supone si hacen bien el trabajo. Es un tipo de crisis que suele afectar a muchos instructores, por la mala gestión que hacen de su soledad, pudiendo caer en determinadas adicciones peligrosas. Por el contrario, cuando se sabe gestionar bien, es muy reveladora a la vez que fructífera.
Otro caso es cuando se hace una practica personal, es otro momento donde hay que ser amigo del retiro voluntario, dado que muchas practicas se hacen en soledad. Por ejemplo, la meditación, muchos ejercicios de armas, el trabajo corporal para adquirir una mejor condición física, etc.
Si un practicante quiere evolucionar sinceramente, una parte de su educación la tiene que hacer sin compañía, así que cuanto antes supere ese tipo de miedo, antes estará mejor preparado para avanzar. A esto lo podemos denominar una soledad protectora.
La soledad emocional, en primer lugar, es aquella que se manifiesta cuando no se ha establecido o se ha roto el vínculo entre los miembros de la comunidad del Dojo. La culpa inicial de esto, la tiene la falta de compromiso de todos los implicados en el proyecto educativo.
Cuando alguien en nuestro Dojo coge una baja temporal, siempre le comento que si no mantiene el vínculo el contacto se va a romper ¡y curiosamente siempre acierto!
Lo segundo, es cuando las expectativas propias no se ven cumplidas por los miembros de la comunidad de practicantes. Por ejemplo, hay un grupo de estudiantes que van ascendiendo juntos de nivel en nivel, por alguna razón, alguno se ha tirado a la bartola y los demás siguen escalando en su progreso. Esto va a suponer para ese estudiante rezagado, una soledad emocional por quedarse atrás y abandonar el objetivo que se compartía en comunión con sus compañeros.
Lo tercero, es cuando se deja a un estudiante abandonado a su suerte en la educación, es decir, no se atiende por parte del formador a sus necesidades y, como es obvio, esta persona se siente sola y perdida en al inmensidad de los contenidos de la formación que tiene que integrar.
La soledad interna, básicamente se manifiesta cuando se descuida el aspecto espiritual en Aikido, la razón es muy simple, porque la espiritualidad es la parte que acerca a la existencia real de la persona. Es un tipo de aislamiento que se da en practicantes materialistas, -entendiendo por tal concepto-, aquellos que solo se interesan en ejercitarse para buscar la mejor manera de romper los miembros o los huesos. Por otro lado, también les afecta a los que se dedican a hacer del Aikido una mercancía.
Estas personas pueden conseguir un gran éxito en su campo consumista. Pero cuando les llega el momento de afrontar este tipo de soledad sufren mucho, que les suele pasar en su crepúsculo. Que comienza cuando la vitalidad va abandonado el cuerpo y, por lo tanto, la habilidad va menguando o el negocio marcial ya no funciona. Entonces, si hacen una retrospectiva de su trabajo a lo largo de su vida, ¿qué les queda? ¿Qué es lo verdaderamente perdurable para ellos?
Son pocos los valientes que lo manifiestan, pero la gran mayoría lo viven el un silencio atronador que les va corroyendo por dentro. Es decir, en su mutismo tienen un miedo aterrador a la muerte del cuerpo, porque no se han acercado ni un ápice a su Ser real en todo ese discurrir a lo largo de tanto tiempo ejercitándose en Aikido.
La soledad en la educación tiene un doble filo, dependiendo del que se quiera utilizar va a ser beneficioso o perjudicial, si se produce de ésta última forma, puede acarrear graves patologías. Así que hay que cultivarse de forma inteligente en cada paso del proceso, primero para conservar una buena salud, en segundo lugar, para ser seres espirituales, descartando por completo el aspecto materialista.
Esto está ampliamente explicado en los dos enlaces anteriores (color azul), visto desde los dos ángulos, el aprendiz y el formador, así que no voy a extenderme más sobre estos dos aspectos.
12ºMiedo a la muerte. En la editorial, “Algo estamos haciendo mal” y a raíz de la noticia del fallecimiento de unos familiares de unos conocidos míos, realice ese escrito apoyado por las enseñanzas del texto Sin Sin Ming. Lo hice con la intensión de abordar el gran problema que tiene la mayoría de practicantes, cuando se acercan al Aikido y no son capaces de dar una nueva reorientación a su vida y a la “muerte” a través de los valore y de los principios que el Aikido les ofrece.
Esto no es un aspecto insignificante dentro de la educación, en realidad es el núcleo del asunto, aunque la mayoría se deja confundir por la estética o la eficacia de la técnica en la ejecución dinámica. Los que piensan así, también desconocen que aún ahondando en el camino de la Waza, se puede llegar a contrastar ese otro aspecto tan trascendental si se desarrollan las diferentes capacidades ligadas al perfeccionamiento técnico. Ser capaz de captarlo o no, solo va a depender del estado mental en que se encuentre el practicante y su formador.
Otra editorial que tiene relación con este apartado y que recomiendo leer si se quiere ampliar más este concepto, es, “No hay práctica a tiempo parcial,” porque esa dualidad que tienen la mayoría de los estudiantes, les hace acrecentar aún más ese falso temor del “final” de la existencia.
No se suele hablar sobre los diferentes tipos de miedos que afectan a los aikidokas al transitar por la disciplina, quizás una primera razón sea porque no es un aspecto comercial, al que se le pueda sacar beneficio, dada la alta comercialización que hay hoy en día con el Aikido.
Otra causa podría ser, que tanto los alumnos como los profesores, necesitan tener una visión más introspectiva, dotada de una reflexión más profunda sobre lo que hacen y sobre lo que producen. Herramientas dadas por la tradición sobran, lo que quizás escasee es la voluntad para ponerlas en practica.
Se han descrito doce tipos de miedos bien detallados y a disposición de los practicantes y de los formadores. El que se crea que está más allá de ellos o que los ignore, eso ya no es mi problema. Lo realmente importante aquí, es que dentro de la bibliografía del Aikido ya están recogidos y a disposición del practicante inteligente, por si se tropezara con alguno de ellos y no sabe como hacerles frente. Aquí se ha comentado tanto los síntomas como el tratamiento para superarlos.
Cuando solo se está pendiente del resultado y no del proceso
El procesoes el garante del ahondamiento y de la realización en la disciplina. El resultadoes la consecuencia natural del esfuerzo, que éste sea bueno o malo, eso ya va a depender del procedimiento que se haya aplicado y de la cantidad de trabajo invertida para obtenerlo.
Realizar un mal proceso se considera cuando se carecer de método, cuando hay una total ausencia de planificación, cuando hay poca dedicación, cuando no se tienen espacios para el estudio, cuando hace aparición la intermitencia en la práctica, cuando hay disruptividad mental, etc., con todo eso, la consecuencia natural e inevitable es cosechar un mal resultado.
¡Pero oiga! Yo no tengo ninguna de esas cosas y obtengo resultados.
Eso es porque en algún momento tuviste el factor suerte en algo y pudiste conseguir un logro concreto y parcial, el cual sigues rememorando a través del recuerdo, producto de una anestesia tan profunda, que aún sigues dormido y no has despertado para seguir esforzarte y seguir avanzando en la disciplina.
Las carambolas pueden ser totalmente posible, pero la lotería no toca todos los días y, en el campo del aprendizaje, puede que un día te sonría la fortuna, pero con toda certeza que no lo va a seguir haciendo si no pones empeño para superarte.
Por ejemplo, un alumno no se ha preocupado de preparar el examen de un grado al que quiere acceder y, aún así su instructor le permite presentarse y consigue superarlo. Eso puede pasar una vez en los primeros niveles y cuando se tiene una exigencia muy baja para someter a examen el cuerpo del estudiante con los contenidos de esos grados básicos.
Esto sumado a que no se pregunta el cien por cien de las materias que componen esos niveles, porque lo usual en estos casos es preguntar el diez por ciento o menos, -que es lo que se hace hoy en día cuando se examina en Aikido-. Ese resultado obtenido a través de la fortuna, no va a ser igual desde el mismo momento que se cambien los parámetros sobre la exigencia, -siguiendo con el mismo ejemplo-, preguntar el cien por cien del programa. Cuando se llega a esa circunstancia, el alumno terminará estrellando contra esa forma de proceder, porque no va a conseguir el resultado esperado, dado que no hubo una preparación previa.
Otro caso que se da en el contrabando que se hace con los grados en Aikido, es que hay gente que no dispone de buenos procesos para formarse y formar a sus alumnos, pero lo poco y mal que se posee, es mejor que lo que tienen los demás a su alrededor, ¡y claro! Ya se sabe lo que pasa cuando no hay contraste y comparación para comprobar la excelencia de las cosas, “Ojos que no ven, corazón que no siente y mente que no discierne.”
Esto es producto de la cultura de la inmediatez y de la mentalidad de supermercado, que tanto abunda en los tiempos actuales en la formación y en las graduaciones. En contraposición al rigor, a la cultura del esfuerzo y al desarrollo holístico de los estudiantes. Otro aspecto que hay que considerar con la segunda opción, es que todas las partes del proceso no dejan de ser parte del resultado que se busca y que se va consolidando paso a paso, cosa que no pasa con la primera opción.
No debemos olvidarla cultura de la mediocridad, que también es muy cuantiosa en Aikido. Pero lo que no saben los mediocres, es que aunque consigan “resultados” en la “formación,” éstos no estarán afianzados en el practicante por mucho que se quiera y, lo que es peor, si se es honesto y no se está ciego, a la larga si se quiere tener una buena formación, esto es, hacer una práctica seria y rigurosa, sí o sí hay que iniciar de nuevo un proceso para conseguir resultados donde habite la calidad y la excelencia.
El mediocre en Aikido se suele mostrar siempre con cierta solemnidad, pero la realidad es que lo hace para disfrazar todas las carencias que posee, así que llegados a este punto, soy partidario de la opinión del maestro Enrique Morente cuando afirma, “Prefiero el caos y la hecatombe a la mediocridad”.
¡Si has llegado hasta aquí, vale la pena ver el siguiente vídeo con tranquilidad!
Cómo los Mediocres hemos Conquistado el Mundo.
La cultura mediocre no surge de la noche a la mañana, es una cadena bien enlazada y bien engrasada que comporta una serie de irregularidades, que comienza en un sentido general con la bajada del listón en cada cambio generacional en Aikido. Quiero decir, inicialmente había una alta exigencia con la disciplinas, tanto por el marco histórico donde nació el Aikido, como por los aspectos culturales japoneses. Para ello no hay más que investigar sobre la vida y la obra de O Sensei y se comprobará lo que digo.
La primera generación cuando comenzó a transmitir el Aikido eran muy jóvenes y carecían de los conocimientos de un docente cualificado, ¡sí! Tenían mucha experiencia como practicantes, pero su punto débil era la docencia. Así que tuvieron que trabajar duro para formarse como profesores, a la vez que conformaban su manera particular para divulgar el Aikido por el mundo.
Los de la segunda generación no solo tuvieron que apuntalar lo construido por la primera, si no que sumaron esfuerzos para poderlo expandir aún más. Pero hubo un factor clave donde empezó la entropía, que se inició por el alto crecimiento que se produjo en tan poco tiempo, pero ese motivo condujo a pagar un peaje muy caro. Que fue, descuidar el proceso y solo centrar la atención en los resultados. Así que se sacrificó la calidad y la excelencia en aras de la cantidad por mediación de la política, de la falta de criterios unificados, del mercantilismos, de los tratos de favor y de las ausencias de voces críticas en los distintos ámbitos para vivir del cuento.
Otro factor parejo que multiplicó el caos y que subió como la espuma el problema, es el concepto de “lo mío,” hablamos de grupos, de asociaciones, de organizaciones, de maestros, etc. Esta idea aceleró aún más la entropía, porque se pensaba de manera egocéntrica y, para colmo, “los míos,” en su inmensa mayoría, eran unos completos incompetentes y unos vendedores de humo, por lo tanto, para muchos colectivos esto supuso ponerse una venda en los ojos y una pinza en la nariz ante la evidencia manifiesta. Muchos practicantes, no solo les siguieron y les siguen en tropel a esos mercaderes, sino que les dieron y les dan apoyo y sostén para que sigan proliferando y degenerando generación tras generación.
¿Cuándo comienza el declive en Aikido a través de una generación?
La decadencia por todos estos factores, es como el óxido, va lento pero es inexorable y cada vez va empeorando más la situación hasta que lo corroe todo.
En la tercera generación, -a la que pertenezco-, ya se encontró en caída libre y con tal corrupción en la enseñanza, que no sé si vamos a ser capaces de poder reconducir esta situación. La corruptela está en todas partes: en los niveles, en los méritos y en las graduaciones, etc. Si a eso le añadimos el borreguismo y la falta de opiniones críticas en cada círculo de Aikido, la decadencia ya está servida e irá a peor.
La cuarta generación no saben que hacer ni por donde tirar, es decir, les dejamos un legado de incertidumbre horrible, un declive técnico con una gran tendencia a lo fantasioso, desprovista de todo sentido común que va a costar reconducir.
De restituirse la situación, va a estar condicionado a que haya personas dispuestas a invertir su tiempo, sus conocimientos y sus recursos para realizar una empresa de éstas características. Hay que partir de la base, que sin el apoyo de los interesados en reformar estas dinámica degeneradas o que haya una gran demanda – interés por parte de las nuevas generaciones de practicantes, recobrar el sentido originario de la disciplina no se si se podría conseguir. Porque esas personas se tendrían que dedicar a ello a tiempo completo para lograrlo y sin ese apoyo va a ser completamente inviable.
La otra posibilidad y la más probable que ocurra, -dado lo que se ve hoy en día en los tatamis-, es que se terminará realizando una actividad físico – lúdica sin más trascendencia. Pero no nos sorprendamos, porque no hay nada nuevo bajo el sol, ya lo dice el refrán.
Como ha visto el lector que ha llegado hasta aquí, personalmente me gusta ir a la fuente de los conflictos para saber las razones que los originan, por eso vamos a seguir analizando – indagando en estos aspectos que son capitales para tener una visión clara de la problemática, así que me pregunto:
¿Cuáles son las causas que provocan la mediocridad en Aikido?
1ºLa política.-Que es el arte, la doctrina o la opinión para el buen gobierno. Cosa de las que se carece en el actual mundo del Aikido, -hablo en un sentido general-, bien sea a pequeña escala (Dojos particulares), como a gran escala (organizaciones).
Si nos remitimos a Aristóteles en su libro, Política, y nos atenemos a una de sus tesis, que dice: “Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer.”
Aplicando esto al Aikido, es de una importancia capital que el estudiante diligente obedezca en todo lo relativo a su formación. La razón es bien simple, ese acatamiento de los principios y de los valores es lo que le hará evolucionar y, lo tiene que hacer desde el mismo momento que se inicia en la práctica.
El alumno que tiene una actitud de desobediencia, de indisciplina o de rebeldía, nunca va progresar, porque no saben comportarse como un practicante cabal. Luego, estos insumisos cuando les toca dirigir y organizar los destinos del Aikido, tanto desde un punto de vista interno como externo, bien sea en una aldea, en un país o en una gran urbe, no saben hacerlo y son notorias las locuras que se pueden cometer. Esto es muy simple de entender, porque desde el mismo comienzo no se obedeció ni se aceptó los principios y los valores que conlleva la disciplina.
Estoy completamente convencido de que los malos practicantes serán malos dirigentes. Por esa razón, estos peligrosos individuos buscan otros caminos para hacerse notar y obtener un poder externo sobre las personas, dado que son incapaces por su ineptitud, de adquirirlo internamente sobre sí mismos a través del ejercicio cotidiano. Esto es la principal causa de las malas políticas que se ven hoy en día en Aikido.
a)Cuando se ignoran los principios de la disciplina. Aquí hay que contemplar tanto los valores, las capacidades, como los fundamentos técnicos. No hay que olvidar que todos ellos forman una unidad y están íntimamente relacionados.
Cuando se trastocan estos aspectos, es el primer síntoma para ejercer una mala política en el desempeño de las funciones que corresponden, bien sea dentro de lo administrativo o dentro de lo formativo. Tanto en uno como en otro campo, da vergüenza ajena ver a determinados individuos desenvolverse, porque si es en el administrativo, el caos que producen y que ejercen en sus actividades es evidente.
En el aspecto formativo, el poco desarrollo del que hacen gala y para ello solo hay que fijarse como se desenvuelven sobre el tatami. Lo que siempre me ha llamado la atención de estos personajes, es la cantidad de seguidores que tienen, yo lo achaco al vínculo emocional, al interés por conseguir las graduaciones por amiguismo – peloteo y a la falta de contraste por parte del alumnado adicto a estos caras duras.
b)Cuando se rebajan los estándares formativos para lucrarse. Esto también tiene una doble vertiente, por un lado es desde un punto de vista económico, por el otro, desde la óptica del “currículum”. Lo del dinero está más que claro y no creo que se deba de añadir nada sobre ello.
Lo del currículum, lo utilizan como reclamo para hacer tratos de favor, mercar con los grados que otorgan y “avalar” cierto prestigio dentro del mundo del Aikido. Pero vayan ustedes a saber, si es cierto todos esos cargos, graduaciones y trabajos que dicen que han realizado. Sería interesante que se pudieran verificar a través de hechos, porque pueden estar camuflados por amiguismo, por servilismo, por peloteo y demás sistemas que tanto ensucian al Aikido.
Una de las cosas que siempre me ha llamado la atención en determinadas organizaciones, es dónde tienen regulado y tipificado los méritos que tienen que hacer sus miembros para que se les otorguen las graduaciones superiores que dan. Porque si es a capricho del dirigente de turno, está claro que es poco transparente, nada meritorio y siempre condicionado al humor del jefe.
La razón de rebajar los estándares, es para dar más prioridad a la cantidad que a la calidad, de esa manera se verá incrementado el aspecto económico. Una de las características más notorias de la bajada de listón, es el acortar los tiempos en los distintos niveles para que la gente pueda pasar de un grado a otro de forma más rápida, con el objetivo de incrementar los beneficios del negocio. Esto se relaciona estrechamente, con lo que cometé más atrás de preguntar en los exámenes solo el diez por ciento o menos del programa que se “tiene.” Así que una y otra política se complementan para aumentar las ganancias.
Es una forma muy inteligente de aprovecharse de las personas, desde luego el que la ideó en su momento es un genio, porque en todas partes del planeta se pone en practica y con mucho éxito.
c)Cuando la corrupción es la moneda de cambio. Al implantar los puntos a y b dentro del funcionamiento del Aikido, da como resultado la degeneración del sistema. Las consecuencias que se originan en cascada son fácilmente numerables:
Produce falta de valores éticos, tanto por parte de los dirigentes, de los docentes como de los alumnos.
Produce un mal funcionamiento de las instituciones, bien sean los Dojos, los colectivos, las organizaciones, etc.
Da pie a la impunidad para actuar. Para que se entienda bien este punto, voy a empezar por la base de la pirámide.
En el caso de los alumnos, cuando vieran o sufrieran los trapicheo con la pedagogía, con la metodología, con las graduaciones o con los méritos, que tuvieran la actitud de revelarse contra esas maneras de proceder y buscaran otras alternativas más serías y responsables. De esa manera, los docentes encargados de ellos, se cuidarían muy mucho de ejercer esa impunidad de la que hacen gala para ampliar cada vez más el negocio.
Los Senseis, si no entraran en los tratos de favor o las adulaciones, bien con otros colegas en los tribunales de exámenes o en sus relación con la organización de la cual dependen, esto sería una manera de hacer valer sus derechos y sus responsabilidades al no aceptar los tejemanejes que les proponen. Eso sería una forma de ser responsables con lo que tienen entre manos y con los que tienen a su cargo para que la disciplina no degenere.
Las organizaciones, si fueran transparentes con sus planteamientos, bien sean los administrativos, los técnicos, los pedagógicos, los metodológicos, en la graduaciones y en los méritos que exigen para progresar dentro de su maquinaria corporativa. De darse esto, no se prestarían a la filosofía del chanchullo que se ve hoy en día, donde nada de lo que acabo de comentar se hace y por lo tanto su proceder no es diáfano.
Si se cambiara de actitud, es decir, de política, no habría malos entendidos y se mejoraría el funcionamiento de dichas corporaciones. Esto se debería de dar si realmente existiera la posibilidad de igualdad de oportunidades para todos sus miembros, de esa manera, se aumentaría el rigor, tanto en su funcionamiento como en la enseñanza que transmiten.
Produce desigualdad entre practicantes. Esto es un cáncer dentro del gran cáncer ya existente. Por ejemplo, un alumno que tenga un padrino en la dirección de una organización a la que pertenece, siempre va a “avanzar” más rápido en sus graduaciones o en cualquier otros aspecto de la disciplina. Por el contrario, el que no lo tiene, siempre va a estar bloqueado o va a tardar muchísimo más tiempo en progresar dentro de la estructura organizativa. Y la razón es obvia, porque no tiene un defensor que le ampare e interceda por él ante los directivos de la corporación, aún superando en conocimientos y en rodaje al pelota.
La cultura del protector está muy extendida en Aikido y la promueven todas las organizaciones. Este sistema de apadrinamiento está concebido para promover el trafico de favores, ignorando por complemento el valor de la meritocracia entre sus miembros. Esto no se erradicará hasta que no exista una total transparencia en el funcionamiento de cualquier institución.
Se ve a la corrupción como parte del sistema. Que es lo que pasa en la actualidad, dado que nadie aunque sufra en sus propias carnes las maquinaciones de los dirigentes, lo ve bien y lo acepta sin más.
Por ejemplo, tengo unos conocidos dentro de un determinado entorno de Aikido, que hace varios años que se han examinado de segundo Dan y pasaron la prueba. El examinador en cuestión (“Sensei”), les tiene secuestrados sus diplomas de segundo Dan, porque el instructor del entorno que le trajo para hacer el curso – examen, no puede o no quiere volver a traerlo, -esa parte la desconozco-, por lo tanto, el examinador no viene a impartir otro seminario para entregarles sus diplomas.
¡A ver! Si esas personas han realizado su examen, han pasado el grado y lo han pagado, ese diploma les pertenece y hay que hacérselo llegar por cualquier medio, por ejemplo, por correo ordinario como se ha hecho toda la vida. No tener secuestrado el documento como chantaje para que le organicen otro viaje y otro curso a ese “instructor”.
Para mí esa forma de comportamiento está clara, ¡eso es una conducta mafiosa! Pero lo peor, es que aún con el tiempo transcurrido, mis conocidos no son capaces de protestar y de reclamar lo que es suyo por derecho y por esfuerzo. También desde aquí les vuelvo a decir, que a parte de los causes oficiales dentro de su organización, están los otros medios que nos ofrecen los tiempos actuales para manifestar su protesta, si aún les siguen ignorando su reclamación oficial.
Por eso constantemente estoy diciendo que las voces críticas son muy necesarias, de no haberlas, las tres partes que forman el funcionamiento del Aikido que enumeré antes en la impunidad, todas son cómplices y culpables de la corrupción por no levantarse y protestar. Y como miembros de una determinada organización, lo ideal fuera que se les facilitasen medios para que pudieran opinar y hacer sus sugerencias, con el fin de ofrecer alternativas constructivas para el beneficios de todos los integrantes de ese colectivo.
La corrupción siempre va a estar presente, no hay más que comprobar la sociedad en la que vivimos, pero es muy distintos cuando es el modus operandis oficial de una institución, a que exista y sean casos esporádicos que se pueden castigar de forma contundente. Por ejemplo, un dirigente de una organización que pille a uno de sus subordinados traficando con los grados, -como el caso que he puesto como ejemplo de antes-, lo debería expulsar inmediatamente de su organización, verías como los demás tomarían buena nota y no se prestarían a esos cambalache. Pero desgraciadamente, a día de hoy es al revés, es el mismo director de la organización el primero que lo hace, lo promueve y valida esas corruptelas sin inmutarse y a plena luz del día.
Espero haber dejado claro la mala política que se aplica hoy en día en Aikido en la mayoría de los colectivos y en las organizaciones. Soy partidario de la opinión que la causa que frenó el crecimiento del Aikido, fue esas malas practicas y que en menos de una década nos metió en la actual crisis que padecemos. Ahora nos está costando remontar como a Sísifo, ¡esperemos no tener la misma condena que él! Porque entonces, no habrá manera de reorientar bien el timón para volver a crecer.
2ºLas sucesiones familiares en la enseñanza.- No creo en el traspaso por linaje la educación en la disciplina, es otro caldo de cultivo para reunir a ineptos y poco capaces de afrontar un reto de esas características con solvencia, transparencia, rigor y que en muchas ocasiones que lo hagan a tiempo parcial.
¿Cuáles son las razones de por qué digo esto?
a)Porque no hay un plan estructurado para pasar el testigo. Lo más normal es seguir con las mismas rutinas, con las mismas malas políticas, con los mismos comportamientos aunque se haya comprobado a lo largo del tiempo que no funcionan, pero como lo dice el patriarca, se acata y se agacha la cabeza para seguir con el negocio familiar. Aún la mentalidad medieval japonesa impera en el Aikido a pesar de que estamos en el siglo XXI. Esto simplemente demuestra que se ha cambiado el collar, pero el perro sigue siendo el mismo estando ya viciado, ¡y claro! Así se siguen cometiendo los mismos fallos y aplicando los mismos malos comportamientos.
Si se buscara la excelencia en la trasmisión de la enseñanza, lo ideal sería establecer un protocolo preparatorio mucho antes de pasar el testigo para los posibles sucesores, con la finalidad de dar el salto generacional teniendo las menos dificultades posibles, a la vez que se consigue un amplio consenso entre todos los que componen ese colectivo de Aikido, esto se podría concretar en:
Pactos y convenios con todos los que dan soporte a esa institución para afrontar esa nueva etapa que se abre en un Dojo, en una organización o en un colectivo.
Realizar consultas externas para ver otras trasmisiones exitosas, con el objetivo de aplicar lo mejor que les ha funcionado a ellos en ese periodo de cambio.
Establecer cómo se van a llevar las relaciones entre familiares, en el caso de que la trasmisión se hiciera entre varios miembros de esa parentela. Porque aquí lo más normal, es que existan las rencillas por el liderazgo y se creen grupúsculos internos de contrapoder.
Aclarar y determinar las nuevas políticas y los nuevos procedimientos, con sus respectivas condiciones para el nuevo proyecto que se va a abrir.
Determinar las nuevas funciones y los diferentes roles de los nuevos responsables en la dirección.
Estipular las funciones y las responsabilidades de los socios o de los que les dan apoyo.
Fijar un primer compromiso de permanencia y dar la posibilidad de poderlo renovar. Esto es para que haya una garantía de que se cumplen los demás puntos, porque si se pactan unas cosas y luego se hacen otras, entonces, ¿a qué se está jugando?
Y ahora yo pregunto, ¿alguien conoce alguna trasmisión en Aikido de éstas características? Bien sea en un Dojo o en una organización, donde se haya aplicado un procedimiento así o similar para realizar la sucesión con unas buenas condiciones y unas garantías estables para seguir con el legado familiar y dar paso a la generación de relevo. ¡Por favor! Si alguien lo conoce que me lo haga saber, porque tengo mucho interés en conocerlo y para felicitarles por su buen hacer.
Lo que yo conozco a día de hoy y que se estila a la hora de que una determinada familia haga la trasmisión en un colectivo de Aikido, es imponer a su heredero sin más. La consecuencia más inmediata, es que ese grupo se comienza a desmembrar, porque tanto los instructores como los alumnos veteranos no reconocen la autoridad del nuevo líder bisoño.
Si a eso añadimos, que esa familia quieren implantar más privilegios para ellos, como por ejemplo, que son los únicos que imparten los seminarios y las graduaciones según su criterio, por lo tanto, tienen la sartén por el mango para hacer y deshacer a su capricho sin ninguna conformidad previa con los demás docentes, entonces la cosa estallará por los aires más rápido.
b)La ausencia de preparación en la generación de relevo. Es la tónica general, la nueva hornada es poco innovadora a la vez que es muy conformista, porque el negocio familiar ha funcionado durante mucho tiempo de esa determinada manera, entonces, para que molestarse en estar buscando nuevas innovaciones.
Cuando se aplica este tipo de estrategia inmovilista, que implica hacer lo mismo que hacia su progenitor, siendo reafirmado por las presiones que ejerce éste sobre su heredero, eso es el mayor error que se puede cometer para la innovación y la mejora. Porque con toda seguridad que sus compañeros de generación sin parentesco, se habrán currado más su preparación y estarán en una mejor posición que el que está escondido bajo las faldas del líder.
Otro aspecto a tener en cuenta es, los hijos de un entorno determinado, solo asisten a los seminarios que imparte su progenitor, descuidando por completo los demás cursos que realizan los compañeros instructores de su padre o madre, que son parte de la organización y que le dan soporte. Ahora yo pregunto, ¿cómo pretende ese aspirante a liderar ese colectivo estando completamente desvinculados de esos instructores más veteranos?
Un progenitor responsable, lo primero que debería hacer para encausar bien su relevo generacional, es identificar y desarrollar los talentos naturales que poseen sus descendientes. Porque si pone al frente del aspecto técnico a uno que no le gusta o no tiene la capacidad para la docencia, la torta va a ser monumental, por otro lado, va a aumentar el desprestigio de su familia dentro de su propio colectivo. Pero en cambio, si su descendiente tiene una gran capacidad para la administración, pues una vez detectada esa capacidad, solo queda que le facilite los medios para su desarrollo y luego colocarlo en un puesto de la dirección acorde a su talento, ¡así de simple!
Sun Tzu en el Arte de la Guerra, en el capítulo V, versos 21-22, dice: “Por eso el comandante hábil busca la victoria derivada de la situación y no la exige de sus subordinados. Selecciona a sus hombres y explota la situación,” esto es, emplear a personas que sean capaces de sacar el mayor beneficio a determinadas circunstancias. Se infiere un sistema de selección no basado ni el nepotismo ni en el favoritismos. Pero si aún no estamos convencidos por las palabras del maestro Sun Tzu para rentabilizar mejor las capacidades de las personas, podemos remontarnos aún más atrás y apoyarnos en Li Ch´üan, cuando añade, “...El valiente puede pelear; el precavido defender y, el sensato, aconsejar. De ese modo, no hay nadie cuyas condiciones se desperdicien.” Si ha pesar de lo dicho por la tradición, se sigue empecinado en el enchufismo y en el favoritismo ciego, pues no nos podemos quejar de los resultados actuales con las sucesiones familiares dentro de cualquier ámbito del Aikido.
Vamos a pensar que es un progenitor prudente e inteligente y ha seleccionado en su prole a los más capaces para hacer una sucesión segura y de calidad. Antes de hacer la trasmisión completa, el aspirante tendrá que ir realizando un rodaje en el campo que va a ocupar, a la vez que va asumiendo espacio y trabajos concretos relacionado con el cometido que va a desempeñar en un futuro a largo plazo dentro de la estructura, bien sea en un Dojo o en una organización. A esto se le llama hacer un acondicionamiento previo supervisado, de esa manera cuando llegue el momento del relevo, no habrá sobresaltos, habrá un conocimiento bien desarrollado sobre las materias de las cuales va a ser responsable y de esa manera todo será bastante armónico.
Si un descendiente va a asumir el aspecto del magisterio, hay que contemplar sus múltiples implicaciones, como pueden ser los aspectos del acondicionamiento físico, los técnicos, los de planificación, los didácticos, los pedagógicos o los espirituales.
Para ello siempre está el poder utilizar otro gran aporte de la tradición, tanto para cultivarlos como para ampliarlos, esto es, realizar Musha Shugyo dentro de su contexto y otros afines y, si se está en una fase avanzada del desarrollo técnico, es decir, tener la base asimilada e integrada, ¡porque no! Visitar y entrar en contacto con otras fuentes que hagan lo opuesto a lo que se hace dentro de su entorno, de esa manera se comprobará la propia valía, como la formación que ha recibido en su Dojo o en su organización. Hay que pensar, que todos los aspectos que he nombrado antes, son claves para el buen desempeño de las funciones de un formador – sucesor.
Por otro lado, esto es ampliar miras y también comprobar lo que están haciendo los demás, dado que Shugyoconlleva una profundización muy intensa en las materias que se quieren trabajar y que pueden ser ampliables desde un punto de vista personal sometiéndose a la disciplina de Shugendo. Esto está completamente testado por la tradición de que funciona y, más para alguien que tenga la responsabilidad en la sucesión, como para aquellos que quieran ampliar aún más su formación, entonces yo pregunto, ¿por qué a día de hoy casi todo el mundo en Aikido está encerrado en su gueto y no asoma el hocico por ningún lado para ampliar sus miras?
Por miedo.
Por inseguridad.
Por coacción y/o chantaje de su entorno.
Por temor a contrastar su formación con la de otros y llevarse sorpresas.
Por sectarismo...
Hay una realidad que se impone en los tiempos actuales para asumir el Musha Shugyo, hay que adaptarlo a los ritmos de vida del presente (Musubi), tanto por las responsabilidades personales de los practicantes, como por la disposición de tiempo, dado que es totalmente inviable hacerlo como antaño, esto es, estar viajando de forma continua tres, cinco o diez años.
Por parte de los entornos que organicen este tipo practicas, deben de dar las mayores facilidades para que los interesados las puedan realizar dándole una continuidad en el tiempo. Al hacerlo de esa manera, nos pueden valer los periodos de antaño, porque realizarlo una vez por pura curiosidad no va a funcionar y tampoco va a ver el beneficio esperado.
Así que los organizadores deben de tener previsto un año antes en su calendario este tipo de actividades. De esa manera, tanto los estudiantes propios como los ajenos, tienen el tiempo suficiente para reunir sus recursos y acotar el tiempo para realizar este tipo de practicas especiales. Nos volvemos a encontrar aquí de nuevo la importancia de la planificación, esta vez, desde un punto de vista administrativo, teniendo como fin el permitir a los practicantes ampliar su formación.
Pero, ¿cuáles son los beneficios que obtienen los sucesores al desarrollar sus talentos?
Tener una mayor consciencia de sí y de la responsabilidad de la que se van a ser cargo en el futuro. Es muy común, que cuando el descendiente tome consciencia de la tarea que se le viene encima, entre en una grave crisis, e incluso, puede que esa tensión – preocupación la somatice en algún tipo de trastorno corporal. En cambio, si se va haciendo a la idea de forma progresiva, acompañando esa toma de consciencia con un conocimiento de lo que tiene que hacer, el cambio no será tan brusco, porque ya mentalmente habrá establecido un marco que después le permitirá actuar con mayor libertad.
Para establecer nuevas o mejores relaciones, como cuidar bien las que ya se poseen. Alguien que quiera asumir el liderato de una escuela y no establezca vínculos, va a estar muy solo, tanto en lo positivo como en lo negativo. Por otro lado, no hay que olvidar los nexos construidos por el anterior responsable, que hay que seguir cultivando y ampliando
Para desarrollar una compresión más clara sobre su propósito y la visión que quiere implementar cuando asuma por completo el cargo. Si alguien contrae una responsabilidad para guiar a otros por un camino de trasformación y no tiene claro cómo lo va a hacer, está perdido él y todos los que les acompañan. ¡Digo más! Si me apuran mucho, esto también es aplicable aún enfocando el Aikido como un negocio puro y duro, porque, ¿qué empresario no tiene claro por dónde quiere que discurra su expresa?
Tanto en una u otra circunstancia, es importante el rodaje previo y el contacto con todas las áreas de la estructura para hacerse una composición cabal de la institución.
Para capacitarse adecuadamente para mejorar el rendimiento en los diferentes campos. Es decir, qué cosas se van a quitar porque han quedado desfasadas por los cambios sociales o que ya no funcionan y, qué cosas hay que implantar para mejorar el rendimiento en los diferentes ámbitos.
Esto último, no es posible si previamente no se ha sumergido en el funcionamiento que tiene en cada una de las esferas de su estructura, porque si desconoce lo que posee actualmente, ¿cómo va a saber lo que tiene que cambiar para el futuro?
Afrontar un cargo de relevo generacional y no desarrollar los talentos propios, es lanzarse a una empresa a ciegas y con toda seguridad que el cambio no será exitoso. Más que nada, porque el propio potencial no se ha desarrollado y como consecuencia no se sabe si se estará capacitado para asumirlo.
c)Porque no se tiene en cuenta a la mujer en las sucesiones. Es otra herencia del medievo japonés, hasta donde yo sé, siempre las sucesiones se hacen entre los descendientes masculinos. Esto es otra de las cosas en las que estamos esposados a un pasado que impide nuevos y ricos aportes en la disciplina.
Soy consciente que lo voy a decir a continuación me va a meter en un jardín complicado, pero aún así, lo voy a manifestar, porque es lo que he comprobado a lo largo del tiempo, tanto en el papel de practicante como en el de enseñante. Por otro lado, es lo que siempre he pensado.
Este problema no se entiende si no hay unas nociones básicas sobre el funcionamiento de la sociedad japonesa con respecto al género, que básicamente es que la mujer está fuera de cualquier puesto de dirección por el hecho de serlo, e ignorando por completo sus cualidades y sus talentos.
Según mi experiencia con más de cuarenta años en la disciplina, en líneas generales, las estudiantes femeninas son más metódicas, más aplicadas y con más compromiso que sus compañeros masculinos, yo lo achaco a su propia condición. Personalmente, si tuviera que elegir entre dar clases a mujeres o a hombres, elegiría a las mujeres por sus capacidades y su responsabilidad. Pienso que si el mundo estuviese liderado por mujeres, estoy seguro que nos iría mucho mejor, salvo, con lideresas que intentan imitar los comportamientos y las actitudes de sus correligionarios masculinos. Esto ya ha pasado en varios países, donde la mujer era la primera ministra o la presidenta de su país.
Por cooptación. Que es cuando las estructuras jerárquicas están solo presididas, copadas y controladas por los hombres.
Porque faltan referentes y modelos a seguir. Esto es la pescadilla que se muerde la cola, faltan porque no se les da la oportunidad de que sean grandes arquetipos, para que otras se inspiren en ellas y sigan el mismo camino que les va a conducir al liderazgo.
Porque no se les valora adecuadamente durante el proceso educativo. Esto va desde la condescendencia machista en cuanto a la exigencia. Por ejemplo, en un ejercicio que no le ha salido bien decir, “¡está bien, es una chica, con que lo haga de esa manera es suficiente!” Esto a parte de vetar el desarrollo de la estudiante, es tirar por los suelos su autoestima y su valía como SER HUMANO.
Otro caso es cuando se rebajan los estándares, esto es, hay unas exigencias para los estudiantes masculino y otras distintas para las estudiantes femeninas. Cuando lo que debería de ser, es que se exigiera lo mismo a unos u otros independientemente de su genero.
Otra de las cosas que unas veces se hace de forma descarada y otras de forma oculta y en petit comité, es que los practicantes masculinos se valoran más y mejor entre ellos y tienen cierta sorna al hablar del nivel de sus compañeras. Esto es otra forma de marginación consentida por muchos formadores.
También existe en muchos estudiantes masculinos las actitudes de desdén cuando les toca practicar con las compañeras, sin pararse un momento a pensar que pueden tener más nivel que ellos. En estos casos si eres observador, verás los gestos de resignación, de mirar para otro lado o de indulgencia machista.
Por desconfianza. No sé por qué razón mayoritariamente se piensa que la mujer está menos capacitada para desarrollar un buen Aikido, una docencia responsable o una dirección inteligente. Es uno de esos clichés que flotan en el ambiente y que se dan por supuesto, a la vez que se asume sin ningún tipo de análisis racional o pragmático.
Lo que desconocen y que no suelen valorar los dirigentes de Dojos u organizaciones cuando piensan así, es que la mujer en Aikido tiene una mente mucho más abierta que sus compañeros masculinos. Por ejemplo, es más aventurera para contrastar trabajos y forma de funcionar, tiene mayor predisposición para probar diferentes entornos, diferentes Senseis, diferentes métodos, etc., cosa que le cuesta mucho a los estudiantes masculinos y, más, cuando llevan puestas las orejeras de un determinado ámbito.
Porque solo se potencian los estereotipos masculinos. Esto se suele camuflar con expresiones del tipo: “a las mujeres nos le interesa la docencia,”“las mujeres no quieren responsabilidades,” “a las mujeres solo les interesa practicar,” “es mucha responsabilidad para las mujeres dirigir,” “las mujeres basan sus relaciones en las emociones y son más inestable,” “las mujeres son más débiles”. Voy a parar aquí, porque la lista sería muy larga y, me da vergüenza ajena el seguir enumerando tanta tontería fruto de mentes inmaduras con falta de visión
Lo que yo me pregunto es, los que dicen eso, alguna vez le han preguntado a una aikidoka si quiere o no asumir cualquiera de esas cosas que dicen que no pueden o no están interesadas, ¡estoy completamente seguro que no! Y solo lo comentan con otro practicante masculino basándose en especulaciones que las acompañan con una ignorancia supina.
Por los techos de cristal. Que yo lo llamaría por su verdadero nombre, ¡hipocresía manifiesta! Digo esto, porque la mujer cada día reivindica y consolida más sus derechos, pero algunos grupos, Dojos, asociaciones u organización, hacen gala de que ellos van con los tiempos al tener mujeres dentro de sus seguidores. Pero basta fijarse bien, para comprobar que las tienen arrinconadas y desprovistas de un liderazgo y de un poder real, así que lo único que hacen es exhibirlas para dar la imagen que las tienen en cuenta.
Luego, tanto dentro de la estructura técnica como administrativa, tienen límites invisibles que no les permiten desarrollar todo su potencial y las van frenando para que no accedan a los niveles altos de su organización.
Por carecer de igualdad de oportunidades. Esto es producto del punto anterior y por no valorar adecuadamente a las mujeres en su formación como aikidokas válidas. Lo que desconocen por completo las organizaciones que carecen de igualdad de oportunidades, es que si las hubiera y las promocionarían, sería un factor clave para la atracción y la retención del talento, dicho de otra manera, tienen entre su filas un potencial humano tremendo que desperdician por sus perjuicios de género.
Por ejemplo, se imaginan ustedes si cualquier organización de esas grandes tuviera la coherencia de tener Shihanes mujeres y que éstas fueran como representante suyo a impartir seminarios a cualquier país árabe, ¡a mí me gustaría verlo! Aunque sé que de momento eso es un sueño, pero dado el empuje que la mujer está tomando en el mundo, será una cuestión de tiempo.
Por nuestra parte decir, que los momentos de mayor crecimiento, tanto en la administración como en la formación, se han dado cuando el cincuenta por ciento o más eran estudiantes femeninas, así que no hablo en teoría, si no por aspecto testados en nuestra propia casa.
Nuestra aportación para reconducir éstas malas políticas hacia las mujeres en Aikido, es ofrecer cursos exclusivos de formación para instructoras. Eso sí, como no podría ser de otra manera, con nuestras exigencias y con nuestros contenidos en el Kihon, en el plan de estudios, en la metodología, en la planificación, con nuestros manuales y con la estructura formativa Kuubukan.
Todo esto puede ser adaptado a la corriente de Aikido que siga cada una de ellas, aunque se estudie con nuestra metodología.
Como pueden ver las interesadas, los contenidos formativos los tenemos ya estructurados y chequeados por anticipado, solo nos faltaría la predisposición y el material humano interesado en formarse sólidamente. Esto es una manera de comenzar a romper los techos de cristal opacos que no las dejan brillar con luz propia.
Hay otra serie de contenidos que son de cajón tocarlos, como por ejemplo la historia del Aikido. Lo único que aún no tenemos estructurado, es la dinámicas a emplear, porque depende de la residencia de las interesadas, que en este caso, después de conocerla, se planificará de la mejor manera posible para dar las mayores facilidades a la hora de realizar la formación.
Todas la interesadas pueden contactarnos por los medios habituales:
E-mail:secretariadeldojo@yahoo.es
: +34 639 187 140
Redes sociales:
De esa manera podremos ir confeccionando los grupos, para poder estructurarlos con la mejor estrategia posible, para llevar a cabo la formación en un tiempo acotado de antemano.
Como se ha podido ver con las sucesiones familiares, tienen muchas aristas las cuales hay que pulir para tener éxito al hacerlas, de lo contrario, simplemente es la continuidad de un negocio familiar sin más trascendencia. Cuando nos ajustamos al término de trascendencia, eso significa dar continuidad a una tradición y a un legado marcial – espiritual, que cuando se realiza de la manera correcta puede ayudar a cambiar la vida de muchas personas. Cosa que no ocurre cuando se hace de una manera irrelevante, si pasa eso, lo único que se persigue es ganar dinero teniendo de telón un escaparate marcial.
Abrí este apartado diciendo que no era partidario de las secesiones por linaje, en mi opinión personal, el relevo se debería hacer tanto en un Dojo, en un colectivo o en una organización, en función del compromiso, del desarrollo, de la dedicación, de la capacidad, de la predisposición, del talento y de la asimilación de los principios de la disciplina del miembro más capacitado de esa comunidad de practicantes. De esa manera, se proyectaría en el futuro un legado con más fuerza, a la vez que habría menos posibilidades de que aparezca la entropía y habrá más garantías para que florezca la herencia recibida.
3ºEl contrabando de favores.- Es el estraperlo que se ejerce para el provecho de algunos individuos en el mundo del Aikido, que se puede definir como, “todas aquellas acciones encaminadas a conseguir cargos, grados, influencias o cualquier otro aspecto de la disciplina sin tener la capacidad ni los conocimientos para ello, con el objetivo de tener un dominio y un poder de decisión sobre el Aikido que se hace en una región, en un país o en diferentes paises.”
Para que esto se manifieste, se necesita que una persona se ofrezca para ejercer dicha influencia, -el adulador de turno-, y otra que se lo permita y que le dé amparo, -el director de la organización-. Esto siempre está relacionado con dos aspectos: el económico y el obtener una autoridad para hacer y deshacer al libre capricho.
¿Cuáles son las consecuencias más inmediatas de esto?
Degeneración progresiva del Aikido, tanto en valores como en el aspecto técnico.
Descontento de los practicantes sinceros y trabajadores al comprobar la incoherencia entre lo que se dice y la realidad de los hechos.
Se proyecta una mala imagen de la disciplina de cara al público externo.
Todo esto es el perfecto caldo de cultivo para que se rebajen las exigencias y campe a sus anchas la corrupción. Por ejemplo, he sido testigo más de una vez, ver a los miembros de un tribunal examinador irse comprando las voluntades entre ellos cuando se dicen, “¡mira! Tú me apruebas a mis estudiantes, que yo te apruebo a los tuyos”. También hay organizaciones que aceptan como “méritos” para las graduaciones altas, prebendas, como la de ofrecer queso a los altos dirigentes, ¡han leído bien, no me he equivocado! El queso en determinadas latitudes puede ser una moneda muy valiosa y sé muy bien lo que me digo. Ante todo esto y con semejante “criterios,” ¿cómo puede haber una exigencia en la formación para dar una imagen sería de la disciplina?
Por otro lado, los que tenemos una dedicación exclusiva y somos proactivos con nuestro trabajo un año sí y otro también, a veces se nos hace muy cuesta arriba seguir en la brecha al ver ese tipo de comportamientos, dentro de los que se proclaman como “representantes” del Aikido.
Continuamos por las motivaciones internas, a la vez que nos apoyamos en la tradición junto con una práctica diaria, esto nos hace comprobar con el paso del tiempo lo cierto de sus máximas. En contraposición a lo que hacen algunos, que es vender humo porque han perdido de vista el Do, viviendo de una imagen artificial que no les aporta ningún crecimiento.
Cuando una corporación tiene muchos miembros pero sus exigencias para la formación es muy bajas y no hay transparencia en su funcionamiento.
Cuando las graduaciones son altas, pero se observa poco nivel en el cuerpo de los practicantes.
Cuando el que dirige, hace ostentación de las graduaciones que le han otorgado, pero sin demostrarlo con su hacer.
Cuando siempre se está diciendo, “yo soy alumno de tal Sensei” y cuando analizas su trabajo, ves que no hay ninguna correspondencia. Esto también es aplicable a los seguidores de una determinada organización.
Cuando ves en los Dojos muchas referencias, -diplomas, certificados, etc.-, a la organización que se pertenece. Esto se hace con la intensión de obnubilar el discernimiento de los recién llegados.
Desgraciadamente el contrabando de favores está a la orden del día y entra dentro de la dinámica normal y, lo que es peor, es aceptados por el noventa y nueve por ciento de los practicantes, por eso estamos en la circunstancias en las que estamos.
Esto es como una droga, una vez eres adicto y estás dentro del sistema ya no se puede salir de él, porque se entra dentro de una espiral donde ningún miembro es capaz de ponerle el cascabel a gato por miedo a las posibles represalias. Si por un casual, alguien tiene la valentía de dar el salto para salirse, tiene que asumir que va a estar solo y, si quiere seguir dentro del mundo del Aikido, tiene que construirse y estructurarse toda su educación.
Este ostracismo no lo pueden asumir mentes débiles y pocos imaginativas, se necesita un centro – personalidad muy estable, que se apoye en una gran determinación, junto con un gran amor por la disciplina. Así que si estás pensando en dar el salto de tu organización, ya sabes las consecuencias que te esperan. La parte positiva, es que vas a ser el dueño de tu destino en Aikido sin ningún tipo de injerencias externas.
Toda libertad tiene un precio muy alto, que no todo el mundo quiere asumir, siempre es más fácil desempeñar el papel de esclavo o vasallo, porque se carece de los valores de los que hacen gala la gente libre.
Su voluntad. Esta capacidad hay que ejercitarla tanto para avanzar en la compresión de los distintos aspectos de la disciplina, como para no aceptar los chanchullos que te propongan los corruptos.
Esto significa que hay que moverse dentro de los valores y de las capacidades que se tengan, huyendo de todo aquello que vaya en contra de los derechos y de la libertad de los demás, por ejemplo, no aceptar tratos de favor.
La voluntad hay que conducirla hacia las metas y hacia los objetivos que uno quiere alcanzar en la disciplina, paso a paso y día a día sin distracciones, a la vez que hay que alejarse todo lo posible de las personas y de los ambientes tóxicos.
Su disciplina. La libertad sin disciplina no es posible y, cuanto antes se entienda esto, antes se entrará en la espiral que lleva al autoconocimiento. Si hay un aspecto que caracteriza a la disciplina, es que potencia y otorga poder sobre las capacidades y sobre los talentos.
Otra característica que concede la disciplina, es que se va tomando consciencia de lo que limita y no permite avanzar dentro de cualquier aspecto del Aikido, para esos casos, no hay que olvidar el proverbio chino que dice: “Una gema no puede ser pulida sin fricción, ni un hombre perfeccionado sin pruebas”.
Construye el carácter a través del desarrollo de los distintos principios y de las distintas capacidades que ofrece el Aikido al practicante.
Desarrolla el sentido de comunidad, aunque uno piense que está solo, no es así, solo basta mirar alrededor para ver a más practicantes que piensan y actúan como tú, darse cuenta de eso, da cobijo, a la vez que potencia la motivación y la autovaloración.
Se aprende de los errores, que es básico para que aparezca el progreso y se afiancen los diferentes principios en el cuerpo y en el corazón del practicante.
Aumenta la confianza en las propias capacidades, porque se pueden comprobar los resultados del esfuerzo empleado en los tiempos que se han establecido con anterioridad, bien sea para llegar a una meta parcial o al objetivo final.
Se potencia y se fortalece una educación a largo plazo, porque las personas cuando vemos los logros conseguidos siempre queremos más.
Se desarrolla el respeto mutuo, porque a través del trabajo continuo hace aparición la empatía, eso significa, que cuando ves a otros esforzándose como lo haces tú para alcanzar sus fines, eso implica una toma de consciencia de lo que cuesta alcanzar un logro.
Su responsabilidad. Confucio la definió diáfanamente cuando dijo: “Lo que hagáis, a vosotros os pertenece; yo sólo debo responder de mis propios actos”.
A mayor responsabilidad, mayor libertad, porque nos hace tomar consciencia de nuestra conducta apuntalada por el discernimiento.
Esto significa, que se asume un compromiso serio consigo mismo y con la disciplina.
Un estudiante responsable y cumplidor tiene claras y bien definidas sus prioridades según avanza en su educación.
Es diligente en el desarrollo y el alcance de sus metas, es decir, aquí no cabe aquello de: “¡maña, mañana lo hago!”
Es capaz de adquirir y establecer buenos hábitos para progresar en su educación.
Es previsor con su práctica y con sus compromisos.
Su capacidad de elección. ¡Siempre se puede elegir! Pero hay que ser valiente y responsable para aceptar la elección hecha. Creo que muchos aikidokas no cultivan bien esta capacidad, porque suelen ser esclavos de sentimientos y de fantasías que nublan su discriminación.
Para que la capacidad de elección nos beneficie, hay que contar con algunos aspectos para desarrollarla:
Estar siempre en positivo aún cuando haya obstáculos que momentáneamente frenen nuestro progreso.
Administrar el tiempo con inteligencia y con flexibilidad.
Ser fiel a la máxima Zen, “Tener una gran fe y una gran duda,” de esa manera la elección siempre será buena.
Siempre afrontar el estudio con pasión, porque es la antesala de la conclusión de las metas y de los objetivos.
Su individualidad. La singularidad no tiene por que asociarse con ser asocial, todo lo contrario, las particularidades de cada practicante potencian la colectividad en cualquier entorno.
El primer reconocimiento que tiene que hacer cada estudiantes para comenzar a ejercer su libertad, es saber quién es y quién no es. Esto es clave para iniciarse en el autoconocimiento y, aunque no lo parezca a simple vista, va a ayudar mucho al desarrollo de las capacidades y de los talentos del alumno.
El cumplimiento de los principios. Sin entregarse plenamente a los fundamentos es difícil que se manifieste nuestra independencia, porque cada vez que los transgredimos nos vamos alejando de la libertad.
Muchos aikidokas no son libres porque no cultivan los postulados de la disciplina. Esto se traduce en una pugna constante entre lo que desean y sus acciones incoherentes y, claro, como va a ser acto de presencia la libertad teniendo esas dualidades.
Su autodeterminación. Que se caracteriza por tener una autonomía interior de pensamiento, eso significa poseer un criterio propio con respecto a los diferentes aspectos que componen el Aikido. Esto no se puede disociar del estudio y de la vivencia de los principios.
La fe inicial, debe de dar paso a través de la investigación y del discernimiento a la certeza de los mismos, solo quedarse con ella sin constatarlos, va a conducir irremediablemente al fanatismo, que siempre va a estar acompañado por su amiga inseparable que es la ignorancia.
Para concluir este apartado del contrabando de favores, quiero decir, que las personas que son libres, siempre son conscientes de que tienen derechos y deberes, tanto hacia sí mismo como hacia los demás, cosa que nos les ocurre a los que son corruptos y pervierten el Aikido cada día.
4ºLa mala formación en los Senseis y en los estudiantes.- Es el gran problema que nos aqueja a día de hoy y uno retroalimenta al otro. Porque por malos docentes salen alumnos mal formados, que éstos a su vez, van alimentando al sistema cuando esos mismo alumnos incorrectamente educados, ejerzan de instructores a la siguiente generación. Esto es un círculo vicioso que solo se puede frenar de una manera.
Esa forma, es haciendo un corte generacional para reconducir esa mala formación. Esto implica perder una generación de instructores, pero si se hace bien, se ganan muchas a posteriori bien cualificadas.
De esa manera, se invertiría el circuito anterior que estaba en negativo, pero al realizar una acción de Tenkan lo pasamos a positivo.
Para aplicar este tipo de política, se hace imprescindible subir los estándares formativos, porque está claro que los actuales no funcionan por el resultado visto y que se ha comprobado a lo largo de casi noventa años de Aikido.
Es tanto el malogro como la dificultad que tienen los practicantes para superar e integrar los contenidos que hay en cada escalón formativo, tanto en la educación básica, como en la instrucción avanzada.
No debemos olvidar, que aquí entran los comportamientos, las conductas, los aspectos técnicos, como los aspectos filosóficos que conlleva la educación que le ofrece el Aikido a toda aquella persona que se acerca a él y que están íntimamente conectados unos con otros.
Este estropicio comienza desde el mismo momento que el estudiante accede al primer peldaño de su formación (6º Kyu) y, va arrastrando contenidos al siguiente escalón (5º Kyu) y a los sucesivos. Esto produce un efecto dominó, que muchas veces es inapreciable por el bajo nivel de exigencia que se plantea. Solo se puede apreciar, desde el mismo momento que el alumno sale de su zona de confort, es decir, del entorno habitual y hace un contraste con otros ámbitos más exigentes en la educación.
Las excusas más comunes que se dicen para justificar el fracaso formativo por parte del alumno pueden ser:
Fracaso primario. Se da en el primer tramo formativo, es decir, en 6º, 5º y 4º Kyu. Esto suele estar asociado a una falta de desarrollo en las habilidades o capacidades cognitivas elementales, que después se correlacionan con el aspecto técnico.
Otro factor culpable, es la resistencia que manifiesta el alumno novel para establecer buenos hábitos, que después le van a dar cimentación a su educación.
Fracaso secundario. Esto se revela en la segunda parte de la formación elemental, esto es, 3º, 2º y 1º Kyu. Aquí ya el alumno se ve impotente por el cúmulo de trabajo que tiene que afrontar y el refinamiento que no ha podido alcanzar con la técnica y con las capacidades.
Esta acumulación, es producto de lo que va arrastrando por el factor primario, más, lo que tiene que desarrollar en ésta fase y que se ve impedido por las carencias que no ha corregido, por esa razón, se ve incapaz de afrontar dicha plataforma formativa.
Esta puede ser una etapa de no retorno si no se reconduce la situación y, si ese fuera el caso, va a condicionar todo lo que viene después si se sigue practicando.
Si el alumno no es capaz en este tramo de su formación de concederse una prórroga para reorientar su estado, ya después va a ser completamente inviable retomar el camino correcto, porque hay demasiadas imperfecciones que son acompañadas por muchos malos hábitos adquiridos.
El aplazamiento no puede ser muy grande, siempre debe de estar condicionado a que en la primera década hay que estar formado en la base de la disciplina, es decir, haber completado los seis niveles de Kyu y de esa manera ser competente para los niveles de Yudansha.
La fase de no retorno, es vivida hoy en día por muchos aikidokas, porque han practicado veinte años o más y nunca se han preocupado de reconducir su mala situación. Esto se ve agravado porque van entrando en edades ya maduras, donde el cuerpo comienza con los síntomas de constreñimiento propios de la edad y esto hace que se agudice aún más la mala “formación” que han tenido.
Fracaso coyuntural. Es transitorio y aislado dentro de un marco temporal concreto, que puede ocurrir por los cambios en las fases de la vida del estudiante: el nacimiento de un hijo, enfermedad, estudios, cambio de domicilio, cambio de trabajo, muerte de un ser querido, etc.
Estos aspectos circunstanciales, les suelen pasar a muchos estudiantes bien comprometidos y que han hecho un buen trabajo durante un tiempo concreto. Así que es de suma importancia, una vez solventado su avatar momentáneo, hacer una reconducción con mucho apoyo, porque ningún Dojo se puede permitir el lujo de perder un activo tan valioso.
Ningún practicante está exento de este pequeño “fracaso educativo,” así que hay que darle la importancia justa y que no afecte ni a la motivación, ni al discurrir de la educación. Eso significa, que no se genere en el futuro más inmediato una inquietud y un desasosiego como se vio más atrás en uno de los primeros puntos.
Fracaso habitual. Básicamente se da en todo aquel practicante que no ha sido capaz de regular su vida, por lo tanto, no ha hecho hueco que le permita afrontar su educación en Aikido. También está el intermitente, que progresivamente se va perdiendo aspectos impartidos por su discontinuidad, bien sean en las clases semanales o en los seminarios anuales, así que llega a un punto que no sabe dónde está ni qué hacer.
Con estos perfiles es difícil lidiar y, como he dicho otras veces, pueden ser motivo de amenaza y contagio para un entorno de practicantes comprometidos. Eso significa básicamente, que no son fiables para contar con ellos dentro de cualquier proyecto educativo en Aikido a medio y largo plazo.
Las causas del fracaso educativo en Aikido son muy variadas, que se pueden deber a la incompetencia de los formadores; a la falta de compromiso por parte de los alumnos; por tener un entorno que no reúne las condiciones adecuadas para progresar; por los sistemas educativos obsoletos; por la falta de recursos económicos; por falta de apoyo en el entorno familiar y los demás temas que se llevan tratando a lo largo del texto.
En la actualidad estamos ante el reto de cómo hacer frente a ese naufragio, que se ve agudizado por la desaparición de forma progresiva de la segunda generación de aikidokas, que en su momento dieron un gran impulso a la disciplina.
Por lo tanto, ahora tenemos que actuar con propuestas creativas, pragmáticas y realistas para superar esa situación, así que aquí van algunas aportaciones por mi parte.
Analizar cada uno su entorno para saber cuáles son los motivos que provocan el fracaso educativo. Sin éste análisis previo, no se pueden dar pasos posteriores, porque se parte de una base donde se niegan los hechos y, para comenzar a cambiar hay que reconocerlos y aceptarlos.
Diseñar estrategias para reconducir cada uno su situación. Cada entorno tiene sus particularidades y su idiosincrasia, pero aquí lo importante es atender a lo esencial que es común a todos, de esa manera, se parte de la misma base como se detalla en los siguientes puntos.
Mejorar la calidad educativa. Esto significa que si ya se posee un plan estructurado para la enseñanza, analizar donde falla y cambiar lo que no funciona.
Si no se tiene, crearlo con rigor y con parámetros de exigencia altos. En el caso de no saber como hacerlo, copiar alguno de alguien que lo tenga y que pueda ser aplicable al entorno donde se ejerza la docencia.
Fomentar la participación de todos los implicados en el proceso educativo. Aquí lo primero que hay que hacer es erradicar la mentalidad de gimnasio, que tanto abunda en los entornos del Aikido en occidente y que confunde a todos los que lo quieren practicar.
El segundo paso, es explicarle a los interesados el plan educativo que se posee, así son conscientes de sus derechos y de sus deberes a la hora de formarse.
Lo tercero, es diseñar un calendario formativo anual y llevarlo acabo años tras año. Porque el que no lo posea, va a carecer de mapa para trazar el viaje instructivo de sus miembros a lo largo de un tiempo concreto, es decir, cada año natural o lectivo, depende del funcionamiento de cada cual. El no poseerlo, es equiparable a estar en el polo completamente desnudo y expuesto a los elementos.
Promover la cultura del Aikido. Esto básicamente es cultivarse y dedicar un espacio y un tiempo a leer, ver, estudiar e intercambiar opiniones sobre los clásicos del Budo, como conocer los aportes de la propia tradición. ¡Y porqué no! Hacer aportaciones en función del desarrollo que se vaya alcanzado dentro de la disciplina, cada cual dentro de las propias capacidades.
Impulsar proyectos para generar recursos. Si se está en una región o en un país donde se cuentan con pocos medios, hay que idear formas para generar dinero, con el objetivo de que los estudiantes progresen en su educación. Por ejemplo, a mitad de 1980, unos estudiantes me manifestaron la intensión de querer ir a Inglaterra a realizar un Summer School en Chester.
Pues un año antes se planificaron una serie de actividades para generar los ingresos necesarios para realizar dicho viaje y, se hizo con mucho éxito, tanto desde el punto de vista motivacional, como del progreso técnico. Porque no es lo mismo practicar en el Dojo con veinte compañeros tres veces por semana, que estar una semana completamente sumergidos en un ambiente impregnado de Aikido, con trecientos practicantes de todos los niveles y con diferentes nacionalidades.
Fue una experiencia muy enriquecedora para todo el Dojo, porque los que la tuvieron, cuando llegaron, hablaron con los demás y éstos comenzaron a establecer sus metas y sus objetivos tanto a corto como medio plazo.
Este tipo de revulsivos es muy contagioso en un sentido positivo y siempre va a provocar cosas beneficiosas para toda la comunidad. Lo que suele costar es arrancar, ¡ahora! Desde que se pone en marcha es imparable por lo estimulante que se vuelve. Otro aspecto a resaltar en los estudiantes jóvenes, es la toma de consciencia de lo que cuesta conseguir las cosas, aspecto clave para su educación en la vida.
Establecer procedimientos para sensibilizar sobre el proceso educativo. Las personas recién llegadas a un entorno de formación, en su inmensa mayoría desconocen la profundidad y el recorrido que tiene la educación en un Budo como el Aikido.
Lo más normal dentro de sus aspiraciones, es llegar a conseguir una aplicación con eficacia y con contundencia de las técnicas que van a practicar si más trascendencia. Por esa razón, hay que poseer cauces y espacios para que los practicantes vayan tomando conciencia de la gran dimensión que implica lo que están estudiando y que no solo se limita a la efectividad con la Waza.
Un posible escenario que ofrece la tradición, son las clases teóricas, tanto para instruir sobre los distintos postulados de la disciplina, como con los aspectos técnicos o filosóficos. Éste tipo de clases se hace con un enfoque bien distinto a las sesiones que son de práctica normal (Ippan Keiko), porque son contextos diferentes para realizar la trasmisión de la enseñanza.
Digo esto, porque es muy común en muchos Senseis, -en especial los que ya cuentan con una edad-, hacer unas conferencias interminables dentro de la esfera de Ippan Keiko, esto es completamente contraproducente y fuera de toda pedagogía el mezclar dos ámbitos de enseñanza totalmente diferentes, que lo que va a producir en los practicantes, es más confusión y casi con toda seguridad lesiones.
La trasmisión teórica, debe de estar incluida dentro de la planificación anual, que como mínimo debe de haber una clase al año y, como máximo dos. Es una comunicación bidireccional, porque existe la posibilidad de que el Sensei exponga un tema en concreto por cual él tenga un interés especial y, casi con toda seguridad que lo tiene planificado dentro de su plan de estudios. Pero eso no quita, que en cualquier momento los estudiantes planteen preguntas sobre el tema que se está tratando o sobre cualquier otro aspecto de su interés.
Este espacio se cultiva poco en Aikido y no llego a entender el por qué, al desarrollarlo ayudaría a despejar las mentes de los estudiantes, que muchas veces anda cargada con dudas que no suelen expresar y que frenan su evolución. Por otro lado, para plantear las inquietudes propias, está la relación directa y personal con el formador, tan necesaria para catapultarse de estadio en estadio.
Dentro de este mismo apartado, vuelvo a insistir una vez más sobre la importancia de los espacios lúdicos, porque es donde los practicantes se pueden integrar mejor, están más relajados, a la vez que más abiertos para interactuar y manifestar sus inquietudes, sus problemas, -hablo siempre de lo relacionado con la disciplina-, como de sus logros.
Desarrollar y promover proyectos comunes. Es una de las formas para ir erradicando la mentalidad de gimnasio, porque en esos sitios a pesar de que están llenos de personas, hay mucha soledad y cada uno va a lo suyo.
Hay muchas maneras de implicar a los miembros de un colectivo, desde los aspectos particulares para afrontar practicas personales compartidas, a otras facetas comunes como podrían ser viajes de estudio, la organización de eventos lúdicos, etc. Todo esto y mucho más, es ofrecer posibilidades para que los miembros de una comunidad interactúen entre sí y de esa manera compartan proyectos conjuntamente.
Todo estos aspectos que se han nombrado para reconducir el fracaso educativo en Aikido, son completamente inviables si primero los practicantes, -los Senseis y los estudiantes-, no son conscientes de la problemática que tenemos actualmente y la reconocen. Ese es el requisito primario para comenzar con la reconversión, porque la negación del estado actual, solo se puede deber a dos aspectos: estar totalmente fuera de lugar o estar profundamente dormido ante su propia situación de descalabro.
Muchas veces se está tan pendiente de desarrollar la habilidad con la técnica, que se descuidan los demás aspectos que implica una mala educación y, como se ha podido comprobar, la mala formación influye en la médula de la disciplina y es extensible a la técnica. Eso quedo bien explicado y argumentado al comienzo de este capítulo, “Cuando solo se está pendiente del resultado y no del proceso”. A veces, ante lo obvio se suelen cerrar los ojos y es cuando nos estampamos contra la propia realidad que se ha creado.
¿Cuáles son las competencia que debería poseer un aspirante a sucesor para trasmitir el legado de su familia?
Lo primero que hay que precisar es, ¿que son las competencias de un docente?
Son el conjunto de habilidades, de conocimientos, de actitudes y de capacidades, que un maestro debe poseer y desarrollar para desempeñar eficazmente su labor docente. Tanto en el caso de que fuera un heredero, como si es cualquier otro Sensei que se pone al frente de unos alumnos que aspiran a formarse con él.
Estas facultades, tienen que ir más allá del dominio de la materia que imparte, -a simple vista, el de enseñar las técnicas- y, deben de estar desarrolladas para que ese formador desempeñe con profesionalidad y rigor la trasmisión de la disciplina.
Dominar la materia que quiere transmitir. Como se ha vista más atrás, por un lado, no solo hay que controlar el Kihon de forma básica, si no también de forma avanzada. Cosa de la que se cojea hoy en muchos entornos y, la culpa de eso está, porque cuando toca formarse a un nivel de base se saltan ese trámite o lo hacen con bastante deficiencia. Recordemos aquello de preguntar en los exámenes solo el diez por ciento o menos de los contenidos que previamente se tenían que haber estudiado e integrado.
Aquí también hay que llamar la atención, si dentro de la tradición familiar solo se enseña una sola materia o la instrucción contiene más asignaturas.
Para que se entienda bien lo que quiero decir, hay entornos que solo hacen Aikido a mano vacía, excluyendo por completo las otras áreas del saber. Porque las armas están de decoración en las paredes del Dojo, la parte interna se desconoce y el aspecto cultural se ignora.
En un contexto donde se imparta Aiki – Jo, Aiki – Ken o Tanto Dori, son añadidos que hay que dominar. Si a eso sumamos disciplinas complementarias para un mejor acondicionamiento físico, el trabajo con el Ki, la meditación u otros Budos que complementen al Aikido, la acumulación de conocimientos que hay que dominar e integrar es aún es mayor. ¡Dichosos los estudiantes que tienen la oportunidad de estudiar en entornos así!
Lo digo, porque no es lo mismo cultivarse en un solo campo, que en una variedad de disciplinas que se complementan y hacen que la formación sea más rica y variada. Pero desgraciadamente, la mayoría de las veces, ni siquiera eso se valora por parte del alumnado.
Por otro lado, está todo lo relacionado con la metodología, la planificación y la administración. Que no voy a repetirme, porque eso está ampliamente explicado más arriba.
Poseer habilidades pedagógicas. El funcionamiento para la trasmisión de la técnica que se aplica década tras década en Aikido, es que el instructor hace una demostración en medio del tatami, -en muchas ocasiones, sin explicaciones- y los estudiantes hacen lo que buenamente pueden.
Este tipo de “pedagogía,” cuando se condiciona a ese mínimo funcionamiento, no es nada clara ni accesible para la relación entre el emisor y el receptor de la información, porque desatiende por completo las distintas estrategias que debe de poseer el enseñante, con la intensión de que exista una mejor asimilación de los contenidos por parte del estudiantado.
Un profesor competente debe de ser capaz de desplegar distintos estilos de aprendizaje para adaptarse a las necesidades de sus estudiantes. Pensemos en un ejemplo muy sencillo, se está impartiendo un seminario con niveles mezclados y, se ha explicado la técnica de Ikkyo de una forma general. Cuando el instructor va pasando para ver y corregir a los diferentes alumnos con sus distintas comprensiones sobre Ikkyo, se hace imperioso que adecué su explicación particular al nivel de entendimiento que posee a quien está corrigiendo o al que está intentando mejorar su Ikkyo.
El aprendizaje colaborativo es una parte de las habilidades didácticas muy interesante para transmitir el Aikido, dado que el Sensei y los alumnos forman una unidad para la expansión del conocimiento de la disciplina en ambos casos. Por esa razón, hay que valorar sus múltiples beneficios, independientemente de las distintas pedagogías que se apliquen en cada momento. Vamos a resaltar las ventajas másrelevantes del aprendizaje colaborativo:
Mejora las distintas destrezas en el alumno.
Fomenta la interacción con los demás compañeros dentro del aprendizaje.
Ayuda a que la diversidad sea un activo positivo.
Favorece la comunicación de todos los implicados en la educación.
Fomenta la creatividad en la formación, porque abre ventanas a la innovación con investigación.
Ayuda a que aumente la confianza en lo que se está practicando.
Es un estabilizador del compromiso para avanzar.
Promueve el pensamiento crítico.
Y por último, hace que las personas sean más felices por las atmósferas que se crean cuando se aplica.
Aplicar un pensamiento creativo e innovador. La principal razón para utilizar ésta estrategia de aprendizaje, es inspirar el amor por la disciplina y motivar al alumnado.
Una de las aplicaciones practicas de la creatividad, es lo útil que puede ser para solucionar problemas durante toda la formación.
Pero, ¿en qué se concreta eso?
En el desarrollo de la sensibilidad, esto puede ir desde la capacidad para detectar los problemas, ser capaz de focalizar la atención – concentración, realizar una planificación de contenidos interesantes o el trabajo con la técnica.
En trabajar con fluidez, que es la capacidad de producción de ideas y de temas correspondiente al aprendizaje de manera continuada.
En poseer flexibilidad, que consiste en adaptarse rápidamente a las nuevas situaciones que se pueden manifestar en la trasmisión del aprendizaje.
En desarrollar la capacidad de elaboración, esto consiste en poseer el talento para crear estructuras de aprendizaje. A veces pasa que hay que hacerlo sobre la marcha, pensemos que vas a impartir una clase, pero te has dejado la planificación en casa, los alumnos solo saben el concepto central que vas a impartir. Así que antes de salir al tatami, tienes que crear un nuevo planteamiento en tu mente y si la plasmas por escrito sería ideal. Pero lo que no puedes hacer, es apartarte de la idea inicial que tus alumnos ya conocen de antemano.
Si no hay una adiestramiento previo, estas circunstancias, como las de realizar el plan técnico anual o la configuración de los seminarios en fin de semana, no se van a poder afrontar y, con toda seguridad que hace aparición la tan destructiva improvisación. Que cuando no está respaldada por una buena formación, lo que ocasiona es el deterioro del aprendizaje y la confusión en las mentes de los estudiantes.
Pensemos en otro caso, quieres desarrollar con tus alumnos un trabajo a partir de Shihonage, -puede valer cualquier otra técnica-, pero si lo quieres hacer riguroso, instructivo, variado, entretenido y divertido, -de esa manera no es tedioso y constantemente tienes captada la atención de los alumnos-, se deben de poseer los recursos y los conocimientos necesarios para relacionar y coser las distintas partes que quieres conectar para realizar dicha sesión, por ejemplo:
Tiempo destinado a las explicaciones centrales, 5 minutos.
Tiempo destinado a que los alumnos practiquen cada ejercicio, 10 minutos.
Introducción.
Toma de contacto con el espacio que se va a utilizar con la técnica de Shihonage, esto se hace realizando Shihogiri con Bokken, porque hay que recordar, que la traducción de Shihonage, es tajar el espacio en las cuatro direcciones. Si se quiere plantear desde la mano vacía, se puede utilizar Kokyu Hundo.
Trabajo sobre los desplazamientos, porque se van a necesitar para la construcción de la técnica, a través de los distintos ataques que se plateen.
Ejercicios de Ukemis para poder recepcionar la técnica, aquí hay que contemplar una manera básica y otra de manera avanzada, para adecuarnos a los diferentes niveles del alumnado.
Si este apartado se plantea dentro de un juego, el alumnado hará un trabajo más intenso, se fijará más rápido los detalles en el cuerpo de los practicantes y se desarrollará más el aspecto técnico de los rodamientos.
Armas.
Shihonage con el Jo, así que hay que buscar dentro del repertorio técnico del Jo, las técnicas que conecten con Shihonage y seleccionarlas según el nivel que se pretenda trabajar.
Shihonage con el Bokken, hay que hacer lo mismo que se hizo con el Jo.
Mano vacía.
Lo primero que hay que hacer es ordenar una serie de ataques que vayan de forma ascendente en complejidad para trabajar el Shihonage, teniendo en cuenta las diferentes metas que se quieren conseguir en cada uno de ellos.
De esa manera se conduce a los estudiantes entre los diferentes contextos y los diferentes elementos para perfeccionar la técnica, por ejemplo:
Ryotemochi ryotedori, lo se quiere resaltar es el aplomo y el uso de la estructura, -en especial, el de las piernas-, haciendo hincapié en la centralización de las manos, para ello lo realizamos en Hanmi handachi Waza.
Katatedori, Gyaku hanmi y Aihanmi en Tachi Waza. En lo que se quiere hacer énfasis, es en los aspectos comunes y no comunes que tienen esos dos agarres para la realización de Shihonage. Para ello, se practican los dos ataque juntos de forma sucesiva, en cada una de las oportunidades contenidas dentro de las cuatro repeticiones que tiene cada estudiante para practicar. Cuando le toque la primera oportunidad, las aborda desde el Omote y cuando le toque la segunda oportunidad, la afronta desde el Ura.
Shomenuchi en Tachi Waza, se quiere llamar la atención sobre el eje central, a través del encuentro (De-ai) para poder abordar la técnica de Shihonage.
Trabajo con Nini dori (dos Ukes y un Tori) con el ataque de Ryotemochi ryotedori en Tachi Waza, se quiere trabajar la focalización de la mirada, el Zanshin, el Time, junto con dar libertad a los estudiantes en su movimiento corporal para que expandan su sensación.
Vuelta a la calma.
En Hanmi handachi Waza, ejercicio de Kokyu con una sola mano para seguir haciendo énfasis sobre el eje vertical, que es esencial para realizar Shihonage.
NOTA, la planificación que acaban de ver, la he hecho sobre la marcha en 8 minutos, como cuando estaba escribiendo cualquier otro aspecto de este libro. Que quiero decir con esto, cuando estás acostumbrado a planificar, todo fluye de manera natural teniendo previamente claro el concepto que se quiere desarrollar y teniendo el control sobre los contenidos que se van a exponer.
En aplicar la originalidad. Los que han hecho los cálculos para saber cuántas técnicas hay en Aikido, hablan de 48.000 mil técnicas. Aquel instructor que con todas esas posibilidades carezca de originalidad, es que de Aikido entiende muy poco, por no decir nada. Si al calculo anterior, le sumamos los estadios en la evolución, las formas clásicas de metodología junto con las nuevas, los desplazamientos, el trabajo de las líneas, las armas, los implementos, etc., la otra posibilidad que existe, es que sea un cateto ignorante, porque oportunidades hay muchísimas para ser creativo, novedoso y original con la enseñanza.
En poseer la capacidad de redefinición, que es poder para cambiar y poder actualizar o para renovar aspectos de la enseñanza con el fin de enriquecerla y ampliarla.
El instrumento del pensamiento creativo, ayuda mucho a la evolución del alumnado, pero es responsabilidad del Sensei desarrollarlo e integrarlo dentro de sus estructuras de aprendizaje.
En desarrollar un aprendizaje continuo. Un sucesor que piense que ya con lo que ha heredado le va a ser suficiente para continuar, es desconocer por completo un aspecto trascendental de la existencia, que es la impermanencia de las cosas (Anitya).
Por otro lado está el aspecto del reciclaje y de la renovación de lo que ha asimilado hasta el día actual, que si lo aplica, le permitirán proyectarse en un futuro más rico e innovador. El no hacerlo, le llevará irremediablemente a la atrofia técnica y a la degeneración progresiva de su estructura.
El conformismo no es un ingrediente adecuado para transmitir conocimiento, porque elimina toda posibilidad de cambio y de progreso.
Creo que ha quedado más que acreditado, que por ser el más hábil en un entorno de practica, no significa que se pueda afrontar una sucesión en la enseñanza, porque lo más probable es no tiene o no ha desarrollado otras competencias necesarias para seguir con ese legado.
6ºLa falta de dedicación.- Esto tiene una relación directa con la mala formación, que se puede dar tanto en el enseñante como en el estudiante. Otra ramificación, es la mala imagen que se proyecta hacia el exterior, bien sea con el trabajo de un colectivo o con la presentación – ejecución de las actividades al hacerlas de aquella manera.
Si alguien afronta el aprendizaje haciendo solo tres horas de práctica por semana, con el objetivo de tener un buen desarrollo o una gran evolución en Aikido, se está autoengañando profundamente.
Una vez, cuando le comenté este aspecto a un grupo de estudiantes en una clase teórica, se quedaron muy impactados, uno de ellos me preguntó: ¿pero entonces, no se puede conseguir algún beneficio con ese compromiso de solo tres horas a la semana?
¡Le contesté!
¡Sí! Puede ser posible obtener algún progreso, pero tiene que estar sujeto a determinadas condiciones, como por ejemplo:
No teniendo intermitencia en la asistencia a las clases mensuales.
Hay que proyectarse a muy largo plazo, hablamos como mínimo de un ciclo marcial, esto es, diez años de practica continuada.
Asumiendo algún de tipo de prácticas complementarias, que puedan apuntalar el progreso de los distintos contenidos que se vayan desarrollando.
Teniendo algún sistemas de valoración para ver que se va evolucionando con el paso del tiempo. Porque de no tenerlo, la deriva degenerativa aparecerá después de los tres primeros años de práctica.
Esta última circunstancia, -la desorientación después del primer trienio-, es la que vive la mayoría de aikidokas en la actualidad, porque no saben a dónde les conduce el esfuerzo que están invirtiendo cada día.
Por otro lado, desde que se altere cualquiera de los cuatro puntos comentados antes, es bastante difícil mantener un compromiso para proyectarse a largo plazo, -los diez primeros años-, por dos razones: la primera, por las distintas fases por las que va pasando la vida personal del alumno. La segunda, por la inestabilidad mental y la falta de hábito que pueda tener el estudiante.
Si se quiere evolucionar con un compromiso mínimo, que sería el de las tres horas de clase por semana, aún estando en la disciplina un corto periodo de tiempo, -pensemos en los tres años iniciales-, a las tres horas de práctica semanales habría que añadirle:
Realizar una práctica personal de 45 minutos a la semana, divididos en tres periodos de quince minutos.
Realizar dos o tres seminarios al año como complemento a las clases mensuales.
Realizar mínimo un intensivo al año, bien sea de Aikido o de Meditación o, cualquier otro tipo de retiro donde se trabajen las dos cosas a la vez. La cuestión, es hacer un trabajo donde se equilibre la parte externa y la parte interna.
Cuidar la alimentación y el descanso. Un compromiso constante aunque sea mínimo, siempre requiere de un equilibrio y de una armonización de todos aquellos aspectos que impliquen el progreso. Porque cualquier alumno que tenga en cuenta los otros factores de este apartado y descuide éste, seguro que en un momento dado sus fuerzas no le van a acompañar y va a tener problemas para seguir con su práctica.
Una de las razones más comunes cuando las personas se inician en la educación del Aikido, es para encontrar la armonía consigo mismo (Ai), ésta es imposible de hallar si no hay una ordenación del tiempo y de las actividades personales.
Los que solo se limitan a realizar las tres horas por semana sin más, son los que yo denomino lúdicos, esto es, los que solo les interesa realizar un poco de ejercicio, los que buscan una relación social o cualquier otra razón bien sea por divertimento, por esparcimiento o por entretenimiento.
Este tipo de perfiles les cuesta mucho integrar lo que se le repite una y otra vez, más que nada, porque su atención está completamente volcada en otros aspectos, que nada tienen que ver con la evolución en la disciplina.
Un estudiante serio que quiera perfeccionar la técnica y llegar a la automatización inconsciente del gesto, tendría que hacer semanalmente como muy mínimo cinco horas de práctica con las clases regladas, luego, añadirle los cinco puntos que se acaban de comentar para poder evolucionar con un compromiso mínimo.
Un docente responsable que lleve el peso de la transmisión de la enseñanza, debe de realizar como mínimo cuatro horas de práctica por día, más el desempeño de su labor docente. Esto también demostraría, que no todo el mundo está capacitado o puede asumir el reto – compromiso de ser Sensei, simplemente por una cuestión de disposición de tiempo, esto es, con una dedicación exclusiva. A esto habría que sumarle, el continuo desarrollo de los conocimientos que posee para ampliar aún más su bagaje docente.
Así que, tanto en una u otra posición, eso de ir un ratito tres días a la semana a rodar por los suelos con los amiguetes, se considerará un pasatiempo y no una formación sería en la disciplina. Distinguir a uno y a otro perfil es bien fácil, solo basta con observar al lúdico para comprobar que su movimiento y su desenvoltura en la acción con la Waza no estará unificada, no será consciente de su estructura, habrá muchas lagunas en su ejecución y con toda seguridad que su mente será un caos.
Cosa que no le pasará, al que adquirido un compromiso mínimo y lo haya prolongado en el tiempo, -los tres años iniciales-, ejecutándolo como se ha descrito con anterioridad. También es válido cualquier otro proceso que esté bien estructurado y bien pensado para hacer evolucionar al estudiante.
Como dijo Vincent Van Gogh, “He puesto mi corazón y mi alma en mi trabajo y, he perdido mi mente en el proceso.” Hay que ver con el paso del tiempo el resultado de su legado construido con ese procedimiento, junto a las dimensiones que ha alcanzado su obra. Los métodos pueden variar, pero lo realmente importante es que independientemente del que se utilice, que favorezca el cambio de conducta para mejorar como personas.
Cuanto más se concentre el estudiante en su proceso educativo, más liberada tendrá su mente y menos problemas tendrá en su formación. En cambio, cuanto más pendiente esté del resultado, más estará aquejado por las preocupaciones, que serán acompañadas por las frecuentes visitas de la adversidad.
Una u otra actitud, solo depende del entorno que se elija para educarse y del enfoque que haga el estudiante con su práctica, ¡ese es el gran secreto para evolucionar! De esa manera, nos alejaremos de tanta mediocridad que tanto abunda hoy en día, junto con los demás factores que ensucian el Aikido y que es preciso erradicar.
Cuando no se es capaz de distinguir lo que hace bien de lo que hace mal
Esto se sabe cuando el practicante se ajusta o no al modelo que le facilita su evolución en Aikido. Para los que tengan dudas de cómo se hace eso, solo basta con refrescar el significado de Shu , porque si alguien ha dejado de aplicarlo, es recomendable volver a recordarlo para retomar de nuevo cómo se tienen que hacer las cosas. En el caso de que se utilice otro procedimiento, seguro que la idea central de Shu va a estar presente para desarrollar la práctica.
La falta de criterio para distinguir lo bien hecho de lo mal hecho, es lo que va poniendo pequeñas piedrecitas en el camino de la superación del estudiante, que en líneas generales éstas situaciones pasan completamente desapercibidas. Esto es tan válido para el que acaba de comenzar su educación en Aikido, como para el que lleva treinta años de practica continuada.
Lo ideal en estos casos es ir directos a las causas que provocan la aparición de este velo, que es tan transparente, que muchos aikidokas no son conscientes de que les envuelve.
Para afrontar este apartado, vamos a ver primero los factores que hacen posible hacer las cosas bien y, después lo contrario.
Hay que trabajar con orden. Es el primer paso para hacer las cosas correctamente. Cuando se hace lo contrario, es un signo claro de que lo que estamos haciendo va acabar mal. He hablado otras veces de la preparación mental de camino al Dojo, de la importancia de ordenar el campo de práctica, del Rei (saludo) e incluso, de la pulcritud a la hora de ejecutar Omote – Omote y Ura – Ura en la acción de Waza.
Todos estos factores y muchos más, nos van conduciendo progresivamente al orden externo e interno. En el caso de que se posea una mente mono, que es lo más común cuando se inicia un camino de trasformación como el Aikido, hace falta realizar un esfuerzo extra con cada uno de los elementos nombrados entre otros, para ir suprimiendo progresivamente esa mente caótica.
En el caso de que ya se posea una estructura mental ordenada, este tipo de comportamientos la va a potenciar y la abrirá hacia el desarrollo de otras capacidades superiores. El que no se esfuerza para salir del desorden, difícilmente va a progresar en la disciplina.
Siéntete antes de comenzar a practicar. Afrontar cualquier clase, seminario, práctica personal o ejercicio sin antes comprobar el estado de ánimo, es una carencia de autosensación muy grande, acompañada por una distracción mental mayúscula. Una predisposición inconsciente para el ejercicio, no ayuda en nada a mejorar aquello que se quiere realizar.
Vuelvo a recordar, que en tradición están las herramientas necesarias que nos ayudan a tener el estado de ánimo adecuado para ejercitarnos, por ejemplo, uno de esos utensilios es Fudoshin o ecuanimidad.
No afrontes una práctica sin antes estar recargado de energía. Nada más entrar por la puerta del Dojo, debes de saber la capacidad de energía con la que cuentas para enfrentar la sesión que vas a hacer. Si fuera poca, debes recargarte para hacer la clase, para ello hay muchos ejercicios, uno de ellos puede ser el Chi-Kung.
Hay que contemplar otro factor, que es cuando estás realizando un ejercicio intensamente y tu energía se va agotando de forma progresiva, esto casi siempre pasa por hacer un mal uso de la respiración. Por lo tanto, no puedes seguir con el mismo ritmo que se ha impuesto inicialmente, así que tienes que bajar la intensidad, pero sin que merme la calidad de lo que estás haciendo. Esto es otra forma de trabajar y desarrollar la determinación acompañada con la voluntad.
Lo peor que se puede hacer en estos casos, es pararse, porque desde que haya detención, ya va a haber una rendición mental que va a afectar a las demás capacidades, por ejemplo, a la atención – concentración para estar presente en la acción.
Si se hace un buen uso de la respiración, de la atención y del adecuado tono muscular, lo que va a ocurrir, es que en vez de descargarte te vas a recargar. Por ejemplo, piensa en unos de esos días que llegas al Dojo arrastrando el alma, pero comienzas a practicar y en los primeros quince minutos ya no te acuerdas del vacío de energía con el que llegaste y cuando termina la sesión te sientes como un Tintan. Eso es producto de hacer un buen uso de la respiración, junto con los demás factores que he comentado.
Dosifícate entre el esfuerzo y el descanso. Tiene un poco de relación con el punto anterior, pero lo que quiero resaltar aquí, es la dosificación entre una meta y otra.
¿Cuál es la razón de eso?
Porque muchas veces, se precisa conseguir la primera, para que el resultado sea más visible y más palpable en la conclusión de la segunda.
Así, que si nos agotamos en el primer tramo, no vamos a tener la energía necesaria para hacer el siguiente, de ahí, la dosificación de nuestras fuerzas.
Esto hay que tenerlo claro desde los inicios, por ejemplo, pensemos en los grados o en los niveles de aprendizaje, si no hay un espacio de descanso – reposo entre uno y otro, quizás si eres muy fuerte puedes soportar el logro de dos o tres seguidos, pero seguro que no más.
Hablo cuando hay exigencias en el aprendizaje, porque cuando no existe ésta, da igual los que se encadenen, no va a haber ningún tipo de agotamiento, porque el “practicante” está en un asueto perpetúo.
La dosificación es un signo claro de inteligencia, de sensibilidad y de poseer un Hara centrado, aunque esté más o menos desarrollado. Cuando solo hay despilfarro y derroche, es un signo claro de que la mente está perturbada y desequilibrada.
En cada trimestre se tiene que conseguir establecer un buen hábito. Esto va desde la asimilación de un gesto técnico, hasta la correcta comprensión de un valor o la integración de un ejercicio o parte de él.
Si pasa el tiempo y no se aprecia avance, hay que analizar la situación, porque hay algo que se está haciendo mal, por otro lado, se está gastando un tiempo y unos recursos que no están dando sus frutos.
Tres meses es un buen periodo de tiempo para comprobar y establecer conquistas dentro de la base de la disciplina. No es un tiempo ni largo ni corto, por lo tanto, es el ideal para conseguir logros de una manera fácil y motivadora, porque no hay que esperar grandes etapas sostenidas con un gran esfuerzo.
Este espacio temporal junto al anual, es la preparación más inmediata para superar las grandes travesías en la disciplina, que son completar medio ciclo (cinco años) o un ciclo completo (diez años) de práctica – estudio, también es válido, para el establecimiento en un estadio de evolución.
Si no estamos acostumbrados a ejercitarnos en la conquista trimestral, las otras van a ser inalcanzables o se harán eternas y frustrantes. Cuando pasa eso, lo que suele ocurrir es que el estudiante tira la toballa, a la vez que sale huyendo del Dojo.
Los periodos cortos de tiempo (cada trimestre) hay que tenerlos muy en cuenta para azuzar el progreso, esto es ideal porque no conlleva mucho desgaste motivacional.
Luego, tan válido es el establecimiento de un pequeño hábito, como conseguir un gran logro, por ejemplo:
¡Por fin! Ya no me olvido de saludar al Kamiza cada vez que entro y salgo del Dojo.
Esto para muchos con poca o nula visión parece una nimiedad, porque no son capaces de ver que la integración de ese pequeño gesto en el estudiante, está cambiando su actitud interna y que con toda seguridad se va a extender a más aspectos que está practicando. Esto ha sido posible gracias a la reorientación que ha realizado de su predisposición interior.
Comprueba tu retribución. Esto no se refiere a nada monetario, tiene que ver con lo intangible, que puede o no verse, pero que siempre se va a sentir.
Pensemos en un ejemplo fácil, llevas tres meses trabajando una sesión de Asanas, -cinco días a la semana, media hora de practica cada día-, con el objetivo de mejorar tu condición física para poder responder mejor cuando hagas de Uke con los compañeros.
Concluido ese espacio tiempo, tienes que existir la recompensa de sentirte más ligero y más flexible en tu cotidianidad, a la vez de poseer una mejor respuesta como Uke cada vez que el compañero te aplica una técnica.
Así que tienes que examinarte para comprobar esa sensación, que antes no poseías pero que ahora sí tienes y de esa manera ser consciente del logro obtenido.
Si se es conocedor del esfuerzo y de la energía puesta en alcanzar una meta concreta, también hay que tomar consciencia del resultado obtenido, porque de no ser así, se está funcionando sin energía consciente. Entonces yo pregunto, ¿cómo sabes que progresas en aquello que te propones? Tanto para pasar al siguiente propósito, como para abordar otra cosa que llame tu interés.
Comprueba tu sentido de reto. Muchas veces pasa que después de un tiempo trabajando en conseguir un resultado, se va olvidando paulatinamente el desafío que se planteo inicialmente. Esto es producto de cuando se entra en la inercia – desgana que tanto he nombrado a lo largo de este texto, que básicamente se da por la falta de focalización en lo que se está realizando.
Otro aspecto que alimenta la desidia, es no tener temporizado el logro, porque al no estarlo no hay nada que nos apremie para conseguirlo. El tiempo es un perseguidor implacable, así que para nuestro beneficio es mejor que vaya delante nuestro, en vez de que se posicione detrás y nos acose.
Pero vamos al núcleo del asunto con un par de cuestiones:
¿Por qué hay que revisar el sentido del reto?
Porque hay que supervisar las estrategias que se están llevando a cabo, para ver si están dando el resultado con el que se concibieron y, de no darlo, poderlas cambiar.
Para verificar si el esfuerzo empleado está dando el rendimiento previsto de antemano.
Para evaluar las situaciones que se han producido, bien sean positivas como negativas. También, valorar las respuestas dadas, por si hay que reorientar o potenciar algunas para un mayor beneficio.
Hay que establecer un tiempo para realizar la supervisión. El poner una u otra fecha, está condicionado por el día fijado para la conclusión del objetivo a conquistar, por ejemplo:
3 meses para la conclusión del objetivo, lo ideal es revisar el sentido del reto al mes y medio.
6 meses para la conclusión del objetivo, lo ideal es revisar el sentido del reto a los 3 meses.
1 año para la conclusión del objetivo, lo ideal es revisar el sentido del reto cada 4 meses o a los 6 meses.
2 años para la conclusión del objetivo, lo ideal es revisar el sentido del reto cada 6 meses.
5 años para la conclusión del objetivo, lo ideal es revisar el sentido del reto cada año.
Revisar las metas logradas y repasar las que quedan por alcanzar. Esto más que nada se hace para evitar a toda costa la inercia de la que se habló antes. Aquí lo que se trata es comprobar las metas en un sentido general.
Esto quiere decir, confirmar si se está trabajando en cada una de ellas, para que cada día nos acerquen al objetivo general. Para hacerlo fácil y entendible, vamos a utilizar el nivel de 3º Kyu, en él hay diferentes apartados que componen las distintas metas para poderlo realizar, estas son:
El tiempo de permanencia en 4º Kyu. Que hay que contar con él, porque en el caso de que se afronte el 3º Kyu como un grado, es un requisito muy importante para la maduración técnica del practicante.
Hacer 3 seminarios en un año. Hay que estar pendientes y organizados para ir ejecutando cada uno de ellos y que no suponga ningún obstáculo la fecha de realización de los mismos.
Así que se hace prioritario configurar una organización – planificación del tiempo para realizarlos, de esta manera, van a dotar al alumno de un impulso para conseguir establecerse en cada apartado que compone este nivel.
Por otro lado decir, que de un seminario para otro tiene que haber logros concretos, recordemos lo de “comprobar la retribución” que se vio más arriba.
La lectura recomendad. Que siempre es más fácil y menos invasiva con la vida normal, si se realiza en los periodos de vacaciones largos, -estos son las Navidades y el verano-. Así que se hace imprescindible programarlas para hacerla con tranquilidad y que se pueda asimilar mejor cada texto leído.
El trabajo con el Aiki-Jo y el Aiki-Ken. Aquí hay que ver cuáles son los elementos que ya se tienen integrados y se trabajan de una manera fluida, dado que es un conocimiento acumulativo. Esto es importante, porque con los que se tiene un trabajo hecho, solo hay que repasarlos y aumentar su perfección. Así que vamos a disponer de un tiempo extra, que podemos invertir en los que nos cuestan más o que aún hay que comprender e integrar mejor.
Los elementos básicos de mano vacía. ¡Claves! Porque ayudan al desarrollo de la mano vacía. En este caso, hay que ver si se afronta de uno en uno o todos a la vez.
La Waza a mano vacía, con sus respectivos bloques de ataques. Como primer ejemplo, vamos a pensar que el 3º Kyu lo estamos afrontando como un grado, por lo tanto, solo se dispone de un año para su asimilación, entonces, habría que revisar cada cuatro meses las metas logradas, los bloques de técnicas integrados y ver cuales quedan por integrar.
Como segundo ejemplo, es si lo afrontamos como un nivel, que entonces sería cada seis meses la supervisión de los distintos bloques.
Un aspecto al que hay que prestarle atención, es que dentro de una meta particular, puede darse el caso de que contenga otras submetas, las cuales hay que supervisar. Por ejemplo, dentro de las armas, los desplazamientos o dentro de la de mano vacía, los tres niveles de trabajo: Suwari Waza (S), Hanmi handachi Waza (H) y Tachi Waza (T).
Y por último, los elementos de aprendizaje. Aquí también está contenido lo que acabo de decir de las submetas. Las distintas piezas que componen los elementos de aprendizaje son importantes para la mejora de la Waza, así que hay que ir integrándolas de forma progresiva cuando se trabajen las técnicas.
Otra forma de afrontarlos, es planificando ejercicios específicos que contenga cada uno los elementos de aprendizaje y realizarlos por separado. Por ejemplo, “desarrollar resistencia,” que está integrada en el apartado de los Ukemis. En vez de trabajar ese aspecto específico en el tatami, existe la posibilidad de salir a correr cinco días a la semana cinco kilómetros. Esto ya es a gusto del estudiante y el desarrollo de su creatividad.
En este apartado de revisar las metas conseguidas y las que quedan por alcanzar, consiste en analizar cada meta en función del tiempo que se lleven desarrollando el plan, por lo tanto, habrá metas que ya se han logrado y por otro lado, se examinan las que se tienen que afrontar en el futuro más inmediato.
Otro aspecto a tener en cuenta, es no estar atado mentalmente con alguna conquista ya conseguida, la visión hay que dirigirla al frente, cuando se mira atrás, es para reafirmarse en lo producido y proyectarse hacia adelante. Este tipo de apegos, solo genera la detención del progreso y el descuido de lo que se tiene que integrar en el momento actual.
Revisa los diferentes contenidos que componen cada meta. Aquí si hay que ser más específico con cada elemento, por ejemplo, se lleva trabajando los desplazamientos seis meses, -que es el ejemplo que pusimos en el punto anterior, recordemos que es una submeta dentro del apartado de las armas en el nivel de 3º Kyu-, entonces habrá que testar:
Así con cada uno de los elemento que contiene cada meta. Puede que en algunas piezas solo se programe una sola faceta para su integración – perfeccionamiento, entonces, solo se atiende a esa.
Esto significa, que no necesariamente cada contenido debe de tener muchos aspectos a lograr, eso se tiene que definir en base a las necesidades que tenga el estudiante, el nivel que posea o que quiera alcanzar, lo que su Sensei pretenda que asimile, etc. Todo esto se debe de señalar cuando se haga la planificación, por una razón simple y lógica, porque será más fácil y supondrá menos esfuerzo a la hora de poderlo comprobar.
Analizar si nos hemos desviado del camino que se había trazado inicialmente. Uno se suele apartar casi siempre del sendero programado, por las cosas que suelen salir al encuentro durante el proceso de estudio. Por ejemplo, voy a señalar una situación que ocurre muy a menudo.
Un estudiante está trabajando sobre el nivel de 6º Kyu, pero bien porque otros compañeros le hablan, él lee, mira vídeos sobre el nivel de 1º Kyu, o cualquier otro aspecto que le haga volcar su interés sobre esos temas, ¡que no son de su competencia por el momento!
¿Es malo hacer eso?
¡No! Pero no es lo que se tiene que hacer, ni tampoco es una responsabilidad que deba afrontar un alumno que está estudiando 6º Kyu, esto es, estar huroneando las cosas de 1º Kyu que no le van a aportar ningún fruto.
¿Cuál es la razón para no hacer eso?
Porque debe de estar focalizado en alcanzar los diferentes contenidos para llegar a su objetivo final, que es asimilar – integrar todos los elementos que componen 6º Kyu.
Cada cual debe de estar centrado en lo que está haciendo, sin dejarse seducir por pajaritos que andan revoloteando en su cabeza, con la intensión de distraerlo de sus responsabilidades. Pues, este ejemplo se puede extrapolar a toda la educación en Aikido y a cualquier otro Budo que se estudie.
Hay que identificar los éxitos y los fracasos. Porque con los triunfos nos potenciamos y nos motivamos. Con los fiascos, al identificarlos y reconocerlos, se podrán reconducir y de esa manera se podrá seguir avanzado.
Los factores personales, pensemos en especial en aquellos de fuerza mayor. Por ejemplo, que haya una lesión y que suponga la recuperación de la misma un tiempo superior a tres meses, entonces eso va a trastocar toda la temporización, las distintas metas y el objetivo se aleja bastante del estudiante.
Los factores sobre el proceso, que pueden ser, los fallos en la integración de los distintos elementos técnicos, que de no haberlos, deberían de ir acercando de forma progresiva al alumno al establecimiento del nivel pretendido.
Los fallos de atención sobre lo que es imperioso conseguir a corto plazo, para que le impulse al medio y largo plazo.
No seguir con la metodología aplicada, salirse de la planificación prevista, etc.
Cada uno de estos puntos, -como otros relacionados-, hacen fracasar cualquier empresa en la que se implique el estudiante.
Los factores de gestión, que se producen cuando se tienen las herramientas, pero no se usan.
Cuando no se prestó la atención debida en el momento que nos explicaron los contenidos a integrar.
Cuando no se saca partido a los recursos disponibles.
Cuando hay resistencias para integrar los distintos elementos de aprendizaje.
Si la planificación está bien hecha desde el comiendo para alcanzar el objetivo final, es muy fácil poder comprobar el sentido del reto, ¡ahora! Como esté mal hecha o no exista, va a ser un rompecabezas el poder testar todos los aspectos que se han nombrado.
Vamos a ver los motivos más significativos que provocan hacer las cosas mal cuando nos educamos en Aikido.
¡Es que no tengo tiempo! La he puesto la primera porque es la excusa más socorrida cuando le preguntas a alguien:
¿¡Oye! Pero cómo es que haces eso así?
Y te la espeta quedándose tan ancho y sin despeinarse.
Luego, otra característica de éste perfil de estudiante, es que hace todo de forma atropellada porque tiene una mente mono que no quiere domesticar.
Hacer las cosas a medias. Aquí lo que hay que buscar son las motivaciones que inducen a hacerlo de esa manera, unos ejemplos.
Por desmotivación, que les suele pasar a los que tienen un gran reprís para comenzar cualquier proyecto, que suele estar acompañado por una emoción desbordada. Pero después carecen de la voluntad necesaria para mantener el esfuerzo de forma continuada hasta concluir el plan.
Por impaciencia, aquí nos volvemos a encontrar otra vez la mente mono, que es acompañada por la ansiedad en conseguir el logro en muy poco tiempo. Esto es muy típico hoy en día y en especial cuando los practicantes acceden al proceso de los grados.
Cuando hay carencias para concentrarse, esto puede estar motivado por causas externas a la disciplina, que impide focalizarse en lo que tiene que estudiar – integrar el alumno. Es decir, aún no se ha sido capaz de acotar el tiempo y el espacio para la práctica semanal.
Cuando no existe planificación, ¡sí, sí! Lo vuelvo a poner a ver si de tanto repetirlo, el mundo del Aikido se da cuenta que es imprescindible hacerla para cualquier aspecto educativo u organizativo.
Al hacer las cosas a medias, es muy difícil concretar las acciones que se tienen que llevar acabo.
Cuando no se aplica la lógica ni el sentido común. Esto básicamente es por no realizar la discriminación correcta para el beneficio propio.
Cuando no se quieren realizar esfuerzos. Es otra de las causas para hacer las cosas incorrectamente. Las señales son muy claras para detectar a los que no quieren esforzarse:
La inconsciencia de sus acciones, que le suele ocurrir al estudiante que se ve obligado a actuar porque le están observando, pero es un zombi andante a la hora de desempeñar sus responsabilidades.
El estado bipolar, tanto desde un punto de vista maníaco como depresivo, es decir, se pasa del cielo al infierno en muy poco tiempo. Y como la lógica es aplastante, con esos estados de ánimo es imposible concentrarse para hacer las cosas bien.
No saber qué se quiere, es una consecuencia del punto anterior, porque al estar subido sobre esa montaña rusa de emociones, se hace muy difícil saber qué es lo que se desea realmente de la disciplina.
Solo busca la comodidad y, aún así, pretender superarse, es decir, sé es un vago integral aunque se sueñe con el progreso.
¿Por qué pasa eso?
Porque todo ejercicio que implique esfuerzo, él lo va a realizar a cámara lenta, eso significa: que se arregla constantemente la ropa, que mira para el exterior del tatami, que está pendiente de lo que ocurre fuera del Dojo, etc.
Porque claudica una y otra vez ante el desánimo.
Porque no es capaz o no quiere entender el aspecto positivo del esfuerzo. A veces le cuesta distinguir entre uno y otro aspecto.
Porque nunca reflexiona antes de actuar, se lanzan a la piscina sin comprobar si está llena de agua.
Porque aunque parezca mentira, cuando le preguntas:
¿No estás practicando?
Suelen contestar:
¡Es que no se lo que tengo que hacer!
Siempre me he preguntado si no sabe realmente lo que tiene que hacer o no quieren rentabilizar su tiempo.
Porque es impuntual para casi todo, dado que es un rasgo distintivo de su carácter.
Porque hace todo lo posible para no cumplir con los compromisos y, lo hace buscando maneras y argucias que siempre son acompañadas de innumerables excusas.
Porque no es nada discreto, dado que es un boca chancla para todo.
Porque sabiendo de antemano que no va a concluir con un determinado proyecto, se “compromete” y lo inicia.
Porque constantemente intenta escabullirse de toda responsabilidad con mil y un ardid.
Solo se busca la recompensa inmediata, es un tipo de actitud que llega a ser adictiva, produciendo estrés, frustración y descontrol en los impulsos, ¡vamos! Lo que es un desorden y una desorganización total.
Los practicantes con este perfil, duran muy poco en la disciplina, porque para que se manifiesten los resultados y se vea potenciado su progreso, se necesita tiempo, el cual él no está dispuesto a invertir.
Nunca he entendido las motivaciones de alguien que no quiere esforzarse y es capaz de afronta el estudio de un Budo, es algo que escapa a mi comprensión.
Cuando no se ha preocupado en conocer lo que se tiene que hacer. Es decir, que a pesar de entregarle toda la información o que pueda disponer de ella a golpe de clic, no es capaz de hacer el esfuerzo de informarse y, ya no digamos de consultarla posteriormente.
Hay una mala perspectiva dentro del Aikido muy generalizada, que consiste en entenderlo como una actividad física sin más, es decir, como un “deporte.”
Así que se piensa que no es necesario la información para formarse, porque la idea central de esas personas, es que es suficiente con el desarrollando de una serie de habilidades con las técnicas, por lo tanto, creen que solo se tienen que limitar a repetirlas si más. La promoción y difusión de esos conceptos erróneos, es un lastre que aumenta aún más la confusión y la degeneración del Aikido.
Cuando se imita un mal comportamiento o se anda con compañías tóxicas. “El mal camino siempre comienza con las malas amistades,” es una de las cosas que la mayoría de los practicantes suelen ignorar. Por otro lado, está el problema añadido de que una mala conducta es mucho más fácil de imitar que una buena. Pero lo que desconocen quienes lo hacen, es que lleva mucho más tiempo desmontarla para poderla reconducir.
Cuando no se es capaz de reconducir los malos hábitos. En lineas generales, los malos hábitos llegan y se arraigan por una falta de atención sobre el proceso educativo y, eso pasa:
Cuando se refuerzan, hay que contar que la copia, la imitación o la repetición, puede contener un aspecto positivo y otro negativo, todo va a depender del patrón elegido a copiar, a imitar y a repetir. Así que cuando se hacen mal las cosas, es porque se ha escogido un mal modelo.
Cuando hay dependencia, que puede ser física, por ejemplo, al imitar los aspectos negativos de un gesto técnico, o mental, que es cuando se imitan valores y actitudes negativas.
Cuando hay descontrol, porque no sé es consciente de los comportamientos y tampoco se posee la disciplina necesaria para cambiarlos.
La reconducción siempre va a implicar un sobreesfuerzo, por esa razón hay que estar muy pendiente de hacer buenas copias dentro de la formación, para no complicarnos aún más la vida en el futuro.
Cuando se presupone que no hay consecuencias. Es otra manera de funcionar en la inconsciencia educativa. Por ejemplo, no tener en cuenta la correcta mecánica corporal a la hora de hacer un determinado ejercicio. Esto en primer caso, conlleva el dañar una determinada parte de la anatomía. La segunda consecuencia si se persiste en seguir realizando ese gesto incorrecto, es que se terminará rompiendo el cuerpo. Lo mismo es aplicable a los valores y a las actitudes.
Cuando reina una atmósfera de incumplimiento. Esto es dar por hecho que hágase lo que se haga todo va a estar bien.
Incumplimiento parcial, que se suele dar cuando dentro del objetivo no se cumple con algunas de las metas parciales y se van dando saltitos de oca hasta estrellarse con la realidad.
También es posible que se manifieste dentro de una meta concreta, cuando no se cumple con el desarrollo – asimilación de una o más de las distintas submetas que la pueden componer.
Incumplimiento tardío, siempre se manifiesta cuando se dice, “¡mañana, mañana lo hago!” Y ese mañana es eterno y, si se consigue hacer, es in extremis y de aquella manera. ¡Cumple! Pero tarde, mal y atropelladamente.
Incumplimiento total, que es cuando se es un completo pasota y le da igual ocho que ochenta. Este tipo de actitud se encuentra más allá de la zombi en la educación.
Cuando el referente no da ejemplo. Con este punto, me remito al artículo que escribí en su momento titulado, “El referente en Aikido.”
El hacer las cosas, siempre conlleva un gasto de energía, de recursos y de tiempo, que cuando se hacen bien, es una buena inversión porque siempre va a dar sustanciosos beneficios.
Pero cuando se hacen mal, es un completo despilfarro y, para colmo, al hacerlas mal, se va a tener que hacer el doble o el triple de esfuerzo si se quieren reconducir para volver a una situación idónea, ¡entonces! ¿Por qué hacer el tonto y estar dilapidando esos tres factores tan necesarios para el progreso?
Cuando se es intermitente y se pretende obtener resultados
La intermitencia es aquello que se frena o se detiene y luego continua, siendo posible que se repita y, ¡he aquí el gran problema en Aikido! Porque se puede hacer una pausa en la práctica por alguna causa justificada, -no siendo grande-, luego se reanuda la actividad, se reconduce la pequeña situación y no hay ningún problema.
¡Ahora bien! Si esa dinámica se repite y lo hace bastante a menudo, dentro de cualquier Budo es imposible progresar. No hablo de años, simplemente dentro del mes de práctica, que es el espacio temporal más cercano, -después de la semana-, para ver la evolución de los estudiantes con su aprendizaje.
Vamos a poner el ejemplo más simple, que es realizar 3 sesiones por semana de una hora de duración cada una, esto al mes hace un total de 12 sesiones. Si quisiéramos aplicar el principio 80-20 de Pareto para educarnos, que dice que el 80% de las consecuencias provienen del 20% de las causas y que siempre se cumple ésta regla, aquí la aplicación del mismo no nos vale, porque el 20% de 12 sesiones es 2.4, ¡vamos! 2 clases y media por mes para poder progresar en la disciplina, ¿alguien en su sano juicio es capaz de creerse que con esa minúscula inversión va a desarrollarse?
Desde que comencé a ser docente, llevo el control de las asistencia de mis alumnos a las clases mensuales a través de una ficha, que a día de hoy las tengo todas archivadas. Esto me ha demostrado a través del tiempo, que los alumnos que realizan todas las sesiones cada mes, está entre el 1% y si hay mucha “suerte,” se puede llegar al 2%. Debo decir, que con ese compromiso de realizar todas las sesiones mensuales, su desarrollo ha sido bueno hasta donde han llegado.
Los que han prolongado una dinámica discontinua en el tiempo, las consecuencias han sido obtener un bajo rendimiento; poca o nula asimilación de los contenidos planteados en el plan de estudios que poseemos; que olvidan de un día para otro lo impartido en las clases, aún proporcionándoles una versatilidad de herramientas adaptadas a sus circunstancias y a sus estructuras mentales. ¡Y lo peor de todo! Es que siempre terminan claudicando antes de los tres primeros años de práctica.
Esto demuestra, que da igual los recursos que se posean, la calidad de los mismos y las facilidades que se den al alumnado. Si no hay una regulación de la vida y una responsabilidad sería con el Aikido no habrá evolución. Por otro lado, esto me permite afirmar de forma categórica, que siendo intermitente no hay progreso en la disciplina, se mire por donde se mire.
Como he nombrado antes a Pareto, seguro que hay más de uno que puede pensar que ese planteamiento es muy interesante, a la vez que seductor, por la baja inversión que supone y viendo la alta productividad que se puede conseguir si se aplicara esa fórmula al Aikido.
Yo les contestaría, ¡claro que se puede adaptar ese principio al Aikido!
El quid de la cuestión es que aún con ese planteamiento, que implica muy poca inversión, -que es lo que lo hace tan atrayente-, no está exenta de planificación y de esfuerzo. El otro aspecto clave a tener en cuenta, es cómo se gestiona ese 20% para que de esos frutos tan jugosos.
Esto nos debe de llevar a reflexionar que en la disciplina lo del maná no funciona en ninguno de los enfoques que se adapten o se creen para practicarla y, pobre de aquel que tenga esa visión de haragán, porque está más perdido que el barco del arroz.
Para convertir a Pareto en aikidoka y, por lo tanto, que el 20% del esfuerzo invertido, nos de el 80% de resultados en comprensión mental y en asimilación corporal y, de esa manera que sea productivo para los estudiantes, se tiene que atener a una serie de parámetros para poderlo aplicar, así que vamos a ver con detalle cómo se hace.
2ºIdentificar los aspectos principales y secundarios de la práctica.- Para que puedas comprender bien la planificación y, por lo tanto, lo que tienes que ejecutar, tienes que saber distinguir qué es lo primordial y qué es lo secundario en ella. Para que se entienda bien lo que quiero decir, antes de comenzar con los desplazamientos, -aspecto secundario-, tienes que tener un mínimo control sobre el Kamae, -aspecto primario-, para poderlos practicar y así evolucionar sobre ellos y sobres las técnicas.
Normalmente en las planificaciones, -si se estructuran bien-, un contenido previo esta interconectado con otro que se hace a posteriori. Si se quiere ver desde otro ángulo, la realización de lo más fácil, siempre conlleva a la realización de lo más difícil.
Es donde se apoya todo lo demás. Por ejemplo, los cuatro principios fundamentales del Aikido, que permite el desarrollo de la disciplina en su amplio espectro. En otros casos, puede ser el objetivo general que identifica el grado al que se quiere acceder. Puede darse el caso también, que fuere lo que hay que integrar previamente para que después que se puedan manifiesten otros aspectos más sutiles.
Aquí de lo que se trata es de tener una idea clara del asunto que se quiere abordar, porque si no se comprende esto, se va a oscuras dentro del plan que se ha realizado.
Hay que captar lo central desde el mismo inicio de la acción, de esa manera será el faro que alumbra nuestra travesía en cada momento y que nos va permitir no desviarnos del correcto rumbo que conducirá al logro.
Siempre se expresa de forma explícita. El concepto o lo que hay que hacer tiene que estar redactado de forma comprensible para todo el mundo, de lo contrario, no se va a entender y menos se podrá trabajar sobre él.
Por ejemplo, Tachi Waza, Ryotemochi ryotedori, Tenchinage, Omote, Omote, Ura, Ura. Aquí no hay duda sobre lo que hay que hacer, siempre y cuando se esté en el nivel adecuado, -y no solo para entender la nomenclatura-, sino para poder realizar la ejecución de lo que se enuncia.
Lo mismo pasaría dentro del aspecto filosófico o dentro de los aspectos internos, hay que facilitar toda la información lo más diáfana posible para facilitarle el trabajo al estudiante y, por tanto, la integración de lo que hace.
Siempre son fáciles reconocer. Porque de no serlo, los aspectos secundario no tienen donde apoyarse y no se podrán seguir desarrollando. Otra características, es que son completamente independientes aunque se conectan con los aspectos secundarios.
Por ejemplo, Shomenuchi está presente en todos los grados y es fácil de reconocer, es completamente independiente de los demás ataques, porque tiene una identidad propia. En cada grado ocupa un espacio y un nivel de ejecución distinto. Por otro lado, entraña distintas dificultades en base al contexto en el que se desarrolle, porque no es lo mismo un Shomenuchi en los grados de Kyus, que en los niveles de Yudansha, pero Shomenuchi siempre es Shomenuchi en todos los casos.
Siempre nacen de la base. Ya se vio en los primarios que sin los fundamentos esenciales no hay Aikido de ninguna de las maneras.
Son el medio para poder aplicar el concepto principal, por ejemplo, cada técnica que se haga en cualquier nivel, precisa del principio de centralización, sin él, no solo es difícil aplicarlas, sino que es imposible construir ningún otro aspecto.
Son muy versátiles, -para seguir con la misma analogía-, el fundamento de la centralización nos lleva a conocer, a desarrollar e integrar los diferentes tipos de energías cada vez que se practica, que son aspecto muy amplios y muy variados para el estudiante.
Esta capacidad de flexibilidad – adaptabilidad de los aspectos secundarios, es aplicable tanto a la planificación, como a cualquier parte de la educación en Aikido.
No pueden ir solos, porque no tendrían raíz para nutrirse. Por ejemplo, si se pierde el sentido de centro, se pierde el sentido de eje, de arraigo etc. y, por lo tanto, la practica degenera en una coreografía.
La vinculación enriquece, pero necesita alimento para fortalecerse, porque si no, no es rentable y tampoco va a aportar evolución al alumno.
Como se puede observar, los aspectos primarios y secundarios están entretejidos sobre unos hilos paralelamente ordenados, formando una urdimbre bien tupida y bien fusionada entre sí. Por esa razón, es importante aplicar el correcto discernimiento para poderlos diferenciar y de esa manera que facilite la práctica y la integración de cada contenido educativo.
3ºDefinir qué prácticas se pueden hacer solo o las que precisan la colaboración de un compañero.- Para ello antes de emprender el trabajo, hay que hacer un análisis y una organización de la práctica que se puede enfrentar en solitario y la que precisa la colaboración de otro. Esto también conecta con la administración de los espacios temporales, que hay que prever en una u otra circunstancia.
Por ejemplo, si se practica solo, seguro que el horario será más flexible y más adaptado a las circunstancias personales. Pero cuando se hace en compañía, hay que contar con la disposición de tiempo que posea el otro. El siguiente aspecto, es coordinar el tiempo – espacio del tatami con los que hagan lo mismo. Otra vez nos volvemos a encontrar la necesidad de la planificación, del orden, de la organización, etc.
“Si algo puede fallar, fallará.” Así que lo inteligente es averiguar que puede fallar en ti o en lo que vas a hacer, de esa manera preverás unas posibles soluciones con anticipación.
“Si hay la posibilidad de que algunas cosas fallen, la que causara más daño será la primera.” Para que eso no ocurra, no desatiendas la atención – concentración sobre todo aquello que hagas.
“Si algo no puede fallar, lo hará a pesar de todo.” Siempre hay que enfocarse con una actitud positiva, aún pasando lo que tenga que pasar, de esa manera lo que falle se reconducirá más rápido.
“Si se aprecia que existen cuatro posibles maneras de que algo pueda fallar, y se soslayan, en seguida se desarrolla una quinta para la que no se esta preparado.” Esto no ocurrirá con una planificación que esté bien detallada, bien estructurada, a la vez que se posea un conocimiento minucioso sobre ella.
“Por sí mismas, las cosas tienden a ir de mal en peor.” Esto no se da cuando se van dominando – integrando los diferentes contenidos del plan trazado inicialmente, cuando ocurre eso, ya son propiedad de aquel que los ha conquistado. Así que todo lo que se haga a posteriori con la misma actitud, será para ir a mejor.
“Si algo parece que va bien, es obvio que se ha pasado algo por alto.” Si algo va bien, es que se ha hecho lo que se debía hacer y de la manera correcta para hacerlo. Así que lo que hay que hacer, es reafirmarse en ello y seguir adelante con una gran determinación para llegar a la conclusión del propósito planteado.
“La Naturaleza esta del lado del fallo oculto.” ¡No! La naturaleza es nuestra aliada si no nos saltamos sus leyes y la respetamos, al hacerlo, nos facilitará las cosas y nos ayudará a progresar aún más con su ayuda.
“La Naturaleza es perra.” Solo cuando vas en contra de ella.
La anticipación (Sen sen no sen) es un elemento clave en la educación, bien es verdad que dentro del apartado técnico se suele trabajar con más propiedad en los niveles de Yudanshas y, las razones son obvias. Pero antes, hay multitud circunstancias para ir conociéndola, para ir profundizando en ella, como para ir familiarizándose con su energía. Un campo para eso, es en la planificación y la ejecución de un proyecto cuando se hace con inteligencia.
No te afectará el estrés, porque tienes acotado de antemano tu tiempo para esa tarea en particular.
Vas a incrementar tu rendimiento en cualquier contenido.
Vas a optimizar mejor cada recurso que emplees.
El aprendizaje será más fluido y dinámico.
Poseerás un mayor control emocional.
Y, ¿cuáles son los inconvenientes si no se posee una estrategia para la buena gestión del tiempo?
No tendrás una referencia clara de tus metas y del objetivo a conquistar.
No podrás gestionar nada a medio y largo plazo.
No sabrás priorizar.
Perderás la focalización de aquello que haces.
Estarás aplazando continuamente cada tarea a realizar (procrastinación).
Nunca aprenderás a decir no.
Siempre te va a perseguir el estrés.
Solo hay que contraponer las ventajas y los inconvenientes de poseer o no una estrategia para la buena gestión del tiempo y el resultado se va a manifestar por sí solo.
¡Ahora! Que se aplique o no, solo va a depender de la voluntad y de la predisposición del estudiante, porque solo con la aceptación intelectual no va a bastar, sino se pone en practica dentro del proceso educativo.
7ºDescarta de la práctica la rutina.- En este caso se refiere a los malos hábitos o a los estados de la mente que empantana el progreso. Entonces, ¿cómo se hace para evitarla?
Tener interrelación con los demás compañeros que siguen el mismo proceso o similar a ti.
Cada vez que se practique tener un comienzo y un final.
Esto se relaciona con la acotación del tiempo, tanto para el comienzo y el final de la lección, como cuando se trabaja cada elemento.
Organizar bien las prioridades, bien sean en la sesión, a la semana o al mes de práctica. Esto siempre hay que hacerlo con unidades de tiempo cortas. Por ejemplo, durante un mes entero, hacer cinco minutos de un determinado desplazamiento que nos cueste integrar.
Decir que en este caso la proyección a medio y a largo plazo no nos sirve. Eso es para otras circunstancias temporales más grandes, aquí se presta atención a aspectos concretos con unidades de tiempo cortas.
Equilibrar bien el esfuerzo y el descanso como hemos visto más atrás.
Dedicar un tiempo a la semana a perfeccionar aquello que entrañe más dificultad.
Facilitar la acción – reacción (feedback).
Aceptar las críticas constructivas y ponerlas en practica.
Reafirmarse en las alegrías por lo conseguido y proyectarse hacia adelante.
Cada cual puede tener su propia lista para alejar el tedio y la no producción. Lo anterior son unos conceptos generales que los puede aplicar cualquiera cada vez que se ejercite en conseguir sus metas.
8ºTienes que encontrar los momentos que sean más favorables para tu productividad.- Lo primero que tenemos que preguntarnos, es:
¿Qué es la productividad en Aikido?
La productividad en Aikido se considera, “la relación que hay entre lo ejecutado y los medios – esfuerzo empleados en cada uno de los niveles de la formación durante un tiempo concreto”. Así que se refiere a los recursos invertidos, a las estrategias, a los métodos, a cada uno de los contenidos educativos, a los periodos para ejercitarse, etc.
Poniendo en practica estos siete puntos, siempre se es productivo en la disciplina, independientemente del nivel que se afronte y del compromiso que se tenga.
Y, ¿qué pasa con lo del tiempo más favorable?
Es importante tener en cuenta los biorritmo personales, que son los ciclos biológicos que determinan el rendimiento en tres aspectos del ser humano: el físico, el emocional y el intelectual.
Dormir lo suficiente, tanto si se es diurno como nocturno.
Alimentarse bien.
Mantener una higiene corporal correcta.
Encontrar el propio ritmo.
A todo lo anterior hay sumar:
Armonizar la situación personal – profesional con la práctica, bien sea particular o conjunta.
Busca horarios adecuados para cuando los biorritmos están en la mejor condición poder aumentar el rendimiento.
Vigilar la tensión arterial, tanto si es baja (hipotensión) como si es alta (hipertensión), porque va a condicionar el nivel de energía y el de las emociones.
Si los biorritmos no coinciden con los tiempos de las clases oficiales, no hay otra posibilidad que adaptarse.
Cuando se está bajo de energía, un descanso adecuado puede ser ideal. Por ejemplo, si las clases son de tarde-noche y uno se levanta muy temprano, una pequeña siesta es un recurso maravilloso para recargarse.
Otro aspecto a tener en cuenta, es el ingerir alimentos ligeros que aporten vigor para afrontar esos momentos de trabajo intenso.
Si los cambios estacionales afectan mucho a los biorritmos, esto se puede deber a la temperatura, a la energía ambiental o al aspecto emocional. Antes que entre la estación, sería recomendable hacer un periodo adaptativo, así no habrá mucha disrupción en el cuerpo.
Si se es diurno y nos lo podemos permitir, aprovechar esos momentos para realizar una practica personal.
Si se es nocturno, sacarle el mayor rendimiento posible a las clases oficiales, dado que se suelen hacer por la tarde – noche.
Este apartado es como con la técnica, el justo Time es esencial para que se manifieste la eficacia. Lo mismo le ocurrirá a nuestro progreso cuando lo sumamos a una corriente de energía que fluye para nuestro beneficio, es decir, las sinergias que se establecen en el Dojo. En esencia, todo es igual aunque cambien las formas.
Contra lo que se piensa comúnmente, que es que cuanto más cosas se hagan a la vez más productivos nos volvemos, eso es una solemne mentira, ¿Por qué?
Porque es un mal hábito que se debe erradicar, dado que aporta mucha distracción mental.
Porque merma el rendimiento.
Porque hay problemas con la memoria.
Porque merma la capacidad para percibir estímulos.
Porque puede dañar el cerebro.
Porque merma la capacidad de concentración.
Porque merma la capacidad para seleccionar la información.
Porque va a perjudicar los resultados en cada meta y en el objetivo final.
Porque va a aumentar la ansiedad y el estrés.
Porque se va a tener problemas para dormir.
La solución es bien sencilla, ¡hacer una cosa cada vez! De esa manera se estará bien focalizado en lo que se está haciendo. Como se puede ver, es una cuestión de sentido común.
10ºReduce al mínimo las distracciones.- El descuido o el entretenimiento en otros aspectos que no sean los de la práctica, lo primero que causa es un bajo rendimiento, a la vez que conlleva una gran perdida de tiempo. Es decir, ni nos concentramos bien en lo que deberíamos hacer, no habrá nada que nos robe nuestra atención. Recordemos lo malo que son las multitareas que se vio en el punto anterior.
Pero, ¿cuáles son las distracciones más comunes?
Cuando hay una sensación de aburrimiento.
Cuando hay una sensación de agotamiento, tanto físico como mental.
Cuando hay una falta de motivación.
Cuando hay una falta voluntad para concluir lo que se está haciendo en ese momento, al igual que para llegar a una meta parcial o alcanzar el objetivo planteado.
Cuando hay incapacidad para seguir las instrucciones que se han dando.
Cuando hay dificultad para relacionar conceptos.
Cuando se está por estar en el proceso educativo sin ninguna otra pretensión.
Cuando no se apaga el móvil mientras se está practicando.
Cuando hay una falta de planificación sobre lo que se tiene que hacer.
Cuando hay problemas personales.
Cuando hay ruidos ambientales.
Cuando hay una falta de ordenación del campo de practica.
Cuando hay carencia sobre el dominio de la nomenclatura de la disciplina.
Como se puede apreciar en la lista, hay dos tipos de distracciones: las internas y las externas, tanto unas como otras, causan una gran perturbación en el estudiante cuando quiere desarrollar su aprendizaje.
Otro aspecto positivo de los recursos, es que va a desarrollar mejor las capacidades, los hábitos y las habilidades de los estudiantes. Eso se puede comprobar fácilmente, cuando se utilizan implementos en la formación aplicados a determinados contenido técnicos, por ejemplo, las cintas elásticas para el desarrollo del Kamae y de los desplazamientos.
Digamos que para aumentar la rentabilidad en la práctica, hay que contemplar un triple camino con las herramientas:
La utilización de herramientas para el acondicionamiento físico.
Y, la utilización de herramientas para la mejora técnica.
Cada una en su campo va a aumentar el rendimiento de los practicantes. Elegir unas u otras, -hablo de la herramienta es sí-, va a depender del momento de evolución en el que se esté, de la meta que se quiera alcanzar y del ejercicio que se quiera abordar.
Porque puedes rentabilizar más y mejor tu esfuerzo.
Porque prefieres el equilibrio y la armonía, antes que el descontrol y la preocupación.
Porque debes de conocer tus propios límites.
Porque aprecias tu libertad.
Porque no te comprometes a cosas que no puedes cumplir.
Porque no te dejas utilizar por otros.
Porque sabes con quién contar cuando quieres realizar un proyecto.
Por el bien de tu progreso.
Para tener la certeza de que lo que haces es beneficioso para ti.
Por dignidad.
Suelo hablar en muchos escritos sobre la importancia de la libertada del alumno, una buena forma de comenzar a ejercerla y a sentirla, es aprender a decir no cuando la situación lo requiera.
14ºSegún avances en tu planificación, tienes que tener más claridad mental y dominio corporal sobre lo que estás estudiando.- Sin esos dos requisitos, solo se suda y se bebe cerveza en el bar después de cada sesión de Aikido, pero nada más.
Vamos a verlo por partes, para que haya una mejor comprensión, junto a una fácil aplicación.
Cultiva la flexibilidad en tu cuerpo a lo largo de toda tu vida.
Aprende a relajarte.
Practica regularmente.
Controla tu peso corporal.
Sé consciente de los movimientos que hace tu cuerpo.
Mantén una buena postura corporal, tanto en la práctica como en la cotidianidad.
El dolor no es el mejor maestro, si duele, es que algo estás haciendo mal.
Desarrolla tu sensibilidad.
Aumenta tu autocontrol en toda acción motora.
Tienes que estar presente en el movimiento cada vez que utilices el espacio.
Cada punto de los decálogos se puede trabajar por separado o se pueden juntar si se cree que uno puede potenciar al otro.
Por ejemplo, se tiene poca flexibilidad en los tobillos, en las rodillas y en la pelvis, el hacer media hora meditación formal sentado todos los días, va a ser un complemento con los ejercicios que se realicen para aumentar la flexibilidad en el resto del cuerpo.
Cada cual es dueño a la vez que responsable de su práctica y la ordena de la mejor manera que cree y que le puede beneficiar.
15ºPrepárate para conseguir tu objetivo.- La travesía ha podido ser más o menos dura, en función de los posibles inconvenientes que hayan salido al encuentro mientras se desarrollaba el plan, pero según se acerca el final, hay que prestar atención a una serie de cosas:
No detenerse en la recta final, muchos proyectos caen, porque justo antes de su conclusión se abandonan. Para que se entienda de una forma gráfica, se desiste en los últimos cincuenta metros del recorrido.
Reflexionar sobre el proceso hecho, la razón para hacerlo es que nos permite una comprensión más profunda de lo que se ha realizado.
Reconocer cada logro conseguido, al hacerlo, lo que se obtiene es reafirmarse más en ellos, a la vez que permite observar hasta donde se ha llegado y la profundidad del camino recorrido.
Tener en cuenta las lecciones aprendidas, porque a buen seguro que en el próximo reto, -no se darán las mismas circunstancias-, pero la experiencia adquirida permitirá salir airoso de cualquier impedimento en menos tiempo. Esto se puede definir como el desarrollo de una mentalidad de crecimiento.
No te olvides de realizar la memoria del proceso, para ello, todas las notas que has tomado en el cuaderno de campo durante el desarrollo del plan, te van a ser de mucha utilidad.
Al concluir y llegar al final, celébralo a lo grande según tus gustos.
Tan importante es comenzar bien el proyecto, como saberlo concluir correctamente. Esto es equiparable a las sesiones de práctica, se comienza y se finaliza con el correcto Rei. Así que esa misma filosofía, es totalmente aplicable en cada proyecto que se haga y, los beneficios más inmediatos son una gran satisfacción por el trabajo hecho, a la vez que va a aportar un orden mental.
El 20% de Pareto es una inversión muy pequeña, pero si se quiere sacar la productividad que corresponde al 80%, se debe de financiar con el tiempo adecuado; desarrollando una buena calidad en cada elemento educativo; realizar todo con el máximo rigor posible y sumándole un esfuerzo continuado. De no hacerlo, está claro que no va a dar la rentabilidad esperada del 80%.
Todo esto se puede sintetizar con la siguiente regla mnemotécnica, “no hace falta hacer grandes esfuerzos para progresar, pero se precisa de una acción continua y ordenada”.
Ya advertí cuando comenzamos este apartado de Pareto, que el quid del asunto estaba en cómo se iba a gestionar ese 20%. En el planteamiento que se ha hecho, está el “secreto” para cuando se aplique al Aikido y de esa manera que le sea rentable al estudiante.
¡Nada cae del cielo! No seamos ilusos, hasta lo más sencillo como el 20% de Pareto, precisa de cierta organización apoyada con un trabajo responsable y constante.
Como dijo Séneca, “Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos,” por esa razón éste texto está repleto de ellos. Porque lo que se pretende con cualquier tipo de educación, es el desarrollo integral de las personas, que deriva en otros muchos beneficios específicos. Como por ejemplo, un enriquecimiento particular por parte del practicante, que tiene una relación directa con un bienestar social.
Si queremos realizar un cambio profundo para mejorar el actual Aikido, hay que iniciarlo a través de un proceso educativo integro, donde el estudiante encuentre su propia libertad, para que posteriormente pueda luchar por mantenerla y ampliarla.
Esto nos lleva a interrogarnos sobre:
¿Cuáles son las bases de una buena educación en Aikido?
Como se ha venido demostrando a lo largo de este texto, se tienen que fundamentar en:
Desarrollar estándares de calidad en los planes de estudio.
Desarrollar pedagogías adaptativas que faciliten el progreso de los alumnos.
La consecuencia de esas tres estrategias educativas, es que el estudiante obtendrá un desarrollo personal y espiritual que le aportarán un equilibrio existencial, a la vez que devuelve al Aikido a su estado primigenio.
En cada punto desarrollado en este texto, se ha hecho énfasis en determinados apartados, como por ejemplo:
El estudiante aplicado y comprometido con la disciplina, debe de poseer una exigencia intrínseca si quiere conquistar las distintas cumbres que le propone Aikido, de lo contrario, estará despilfarrando su tiempo, independientemente de lo que dure su educación: uno, tres, cinco, diez años o toda una vida.
Por esa razón en importante su sentido de la escucha, para integrar y aplicar rápidamente lo que se le trasmite.
Los retos no se deben de convertir en obsesiones, si no en metas que van a mejorar nuestro resultados, bien sean parciales o globales.
Si hay algo que caracteriza al Aikido es el poder de flexibilidad que posee, tanto desde un punto de vista físico como mental, el cual hay que cultivar en cada paso del proceso educativo.
Hay que descartar del proceso educativo la inquietud y el desasosiego. Según se avanza en la educación, si hacen aparición, hay que transformar esas dos sensaciones con las herramientas de la metodología elegida en tranquilidad y armonía, a la vez que se va profundizando en los distintos principios de los que consta la disciplina.
El pedir ayuda no es un síntoma de debilidad, si no que es una señal de inteligencia y de un interés real por avanzar en la formación.
Hay que alejar cada miedo que impide la transformación. Ellos aparecen cuando nuestra comprensión de los hechos está distorsionada por una mente embotada o por poseer una baja vibración. Por lo tanto, desde el mismo comienzo de la educación, hay que refinar la mente para que vaya funcionando con eficacia en nuestro beneficio.
Lo importante es el proceso y no el resultado de lo que se haga. Los estudiantes que solo están pendientes del resultado, avanzan muy poco o desisten con la primera dificultad. Sin contar con el montón de inconvenientes que ellos mismos se crean por no orientar bien su visión.
La progresión solo se consigue si hay un discernimiento claro para hacer las cosas bien, la carencia de él, inevitablemente lleva a realizar las cosas mal y, de esa manera no se podrá evolucionar.
La otra opción que le suele pasar a muchos aikidokas, es que se quedan estancados de por vida en los primeros metros del camino.
¡No se puede pedir peras al olmo! Si se quiere obtener resultados, hay que descartar por completo las intermitencias en el proceso educativo. Si no se comprende ese simple concepto, se está condenado a no evolucionar y, ¡diría más! Ni siquiera se va a poder disfrutar de la disciplina.
Como se ha podido ver a lo largo del libro, son muchos los factores que pueden dañar la actitud que debe poseer el alumno para integrar aquello que le explican. Estas causas se pueden relacionar con aspecto como el de la obediencia, entendida en este caso, como el cumplimiento de lo que se le dice hacer; la ordenación de la propia mente para mejorar el rendimiento; el establecimientos de buenos hábitos que potencien el desarrollo, etc.
Como dijo Marco Aurelio, “Acostúmbrate a prestar atención a lo que dice otra persona y, en la medida de lo posible, procura entrar en su mente,” cuando se hace eso, ya se ha establecido la vía de comunicación entre el maestro y el discípulo, solo resta la acción correcta para el que conocimiento se manifieste en el cuerpo y en el corazón del aprendiz.
Diferentes formas de afrontar la lectura de este texto.
He escrito este libro de forma que el lector lo pueda utilizar con diferentes tipos de lecturas, en función de lo que quiera aplicar para su evolución. Por ejemplo, salir de una situación de dificultad que tiene; para ampliar su conocimiento sobre determinados aspectos de la disciplina que desconoce o son nuevos para él.
El libro está dividido en los 10 capítulos principales.
Dentro de éstos hay apartados.
A su vez, dentro de ellos hay subapartados y, dentro de éstos contiene otros subsubapartados.
Cada uno está acotado dentro de un marco determinado en función del tema que se esté desarrollando, así que supone un conocimiento que el lector puede aplicar per se desvinculado de todos los demás, por ejemplo, "Aportaciones para salir del fracaso educativo en Aikido".
Todo esto está facilitado por el índice, así será mucho más fácil acceder a cada contenido. Aún así, soy consciente de que puede llevar al lector a perderse si lo lee en cascada, por esa razón, casi siempre al final de cada apartado, subapartado y subsubapartado largo, he puesto una pequeña conclusión para retomar el capítulo o que da pie al tema que viene a continuación y que se relaciona con lo que se está exponiendo.
Dicho esto, la lectura se puede afrontar de diferentes maneras:
Lectura de reconocimiento, que es cuando se accede a un apartado en concreto porque despierta interés y se quiere saber de lo que consta o se quiere ampliar sobre una base de conocimientos que ya se posee.
Lectura elemental, que es cuando se realiza en cascada de forma pausada y reflexionando sobre cada uno de los apartados que se desarrollan.
Lectura practica, que es cuando se tiene un problema, se va al índice y se busca el apartado relacionado con esa dificultad y, acto seguido, se informa y se ejecutan los consejos dados para sobreponerse al obstáculo que impide progresar.
Lectura analítica, que consiste en contrastar lo que ya se posee con lo que sugiero. Luego, se decide qué aplicar para seguir avanzando.
Lectura de cabecera, es cuando siempre se tiene el texto a mano, -por esa razón está en la red de forma gratuita-, para consultarlo cuando haya un impedimento que se quiere solucionar y no se sebe como hacerlo.
Siempre escribo con la intensión de ayudar a los practicantes y advertirles sobre los obstáculos comunes que nos encontramos todos los aikidokas en nuestra práctica. Estoy seguro que con este nuevo volumen lo habré conseguido una vez más, porque se tratan temas que son tabú o se quieren obviar dentro del mundo del Aikido.
Al que solo se quede con la crítica que he hecho y que no esté de acuerdo con ella, tengo que decirle, ¡que tenga paciencia! Va a comprobar por sí mismo lo que he expresado, dado que es una cuestión de tiempo si está inmerso en esas dinámicas poco sanas que tanto reprocho.
Como dijo Winston Churchill, “Las críticas no serán agradables, pero son necesarias,” así que si queremos mejorar el Aikido, acostumbrémonos a reconocer y a elogiar cuando las cosas se hacen bien, cosa que nunca ocurrirá en España por el continuo ejercicio en nuestro deporte nacional y así nos va cuando no se reconoce el talento de nuestros compatriotas. También es sano y necesario hacer una critica cuando se hacen mal las cosas, aspecto en el que somo muy duchos los españoles. Tanto para un caso como para otro, si se quiere que la razón nos acompañe hay que utilizar el discernimiento y con ello regeneraremos el Aikido para el beneficio de todos.
Quiero destacar, que éste proyecto, -como todos los que hacemos-, se ha realizado por la implicación y el compromiso de las personas que han participado en él, trabajando codo con codo en un equipo unificado, cada uno aportando según sus capacidades y según sus conocimientos.
El logro de este objetivo ha sido posible gracias a una comunicación continua y fluida entre los equipos de trabajo; a una planificación previa y minuciosa en cada uno de los campos; a una temporización concreta en cada una de las áreas a desarrollar; teniendo una constancia en el trabajo para ir conquistando cada una de las meta paso a paso dentro del marco temporal establecido de antemano; a una ejecución precisa y adaptándonos a algunas circunstancias que salían a nuestro encuentro, -por ejemplo, el cambio de fecha para la publicación entre otras- y, a una supervisión constante en cada uno de los apartados para llegar al resultado final con nuestra exigencia Kuubukan.
Como se puede ver, hemos seguido el mismo planteamiento que he descrito en el texto¡por aquello de predicar con el ejemplo a la vez que se demuestra su eficacia al aplicarlo! Así que nos ha llevado 5 meses el realizar éste nuevo proyecto y, por las opiniones manifestadas por todos los participantes en las conclusiones finales, el resultado ha sido muy satisfactorio para todos, porque se han cumplido las expectativas que cada uno teníamos al comenzar nuestro propósito.
Por lo tanto, mi gratitud más sincera:
A mi buen amigo Cele Machado, por estar siempre predispuesto a ayudarme en cada proyecto.
A todos los componentes deFoxlee, por su inestimable colaboración con la portada del libro, el GIF y por diseñar las imágenes para el montaje del texto.
A mi apreciada Amaya Nakamura por escribir el prólogo.
A mi hermana María, por ser siempre cómplice en mis aventuras.