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En el artículo “El Potencial de un Practicante,” nuestro Sensei Ishana Pérez realiza un análisis sobre todo lo que envuelve a un alumno con cualidades brillantes para el estudio y la práctica de la disciplina.
Concentra su trabajo en 5 apartados: el potencial físico, el potencial como practicante, el potencial como aspirante a docente, el potencial en las cualidades internas y por último, la importancia del entorno para poder realizar el potencial. |
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Como es habitual en nuestro Sensei, analiza cada apartado con minuciosidad y detalle para que exista una mayor comprensión de cada tema, por ejemplo, en el apartado del potencial físico, hace un detallado examen en el caso de que se produzcan lesiones con la práctica, para ello establece 11 puntos que hay que seguir para volver a la práctica normal completamente restablecidos y seguros de sí.
El presente escrito es un obsequio para todos los miembros de nuestra escuela por el 39º Aniversario de la Fundación de nuestro Dojo, ¡gracias Sensei!
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“El potencial no significa nada, si no haces nada con él.”
Anónimo.
El potencial que un practicante posea es un regalo extra de la biología y por el nacimiento obtenido en esta vida, digamos que ese don que se tiene es bueno desarrollarlo y ampliarlo, pero se necesita tener en cuenta determinados aspectos para poderlo llevar a cabo, porque puedes tener una gran capacidad para la práctica, pero como no le pongas dedicación entre otras cosas, tu talento se disolverá como una gota de agua en el océano. |
Digamos que esto sería la visión para el estudiante, la del Sensei, es saber captar el talento en sus alumnos brillantes para poderlo canalizar, para potenciarlo, para que sean capaces de realizarlo y que se consolide en su persona.
Son muchos los factores que intervienen en el desarrollo del potencial de un practicante, por ejemplo: las capacidades físicas, el entorno de formación, el Sensei, los métodos empleados para su educación, el desarrollo de las habilidades, tanto externas como internas, la alimentación, la salud, la personalidad del estudiante, el clima, el equipamiento, la psicología, el ambiente familiar, etc. Esto nos demuestra que si existe el potencial en un alumno, son muchas las variantes que están implicadas para poderlo hacer prosperar de una manera armoniosa y rentable.
Vamos a ver una serie de apartados significativos para el desarrollo de un practicante de Aikido con un gran potencial.
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El potencial físico.- El físico es la base donde se construye todo porque es el medio para el aprendizaje. Hace tiempo expliqué la importancia del mismo en el texto: ¿Qué logros has conseguido en un año de práctica? Pero si a eso le sumamos unas cualidades especiales que posea el alumno, está claro que allanará mucho más su progreso. Pero no debemos olvidar que el aspecto físico está íntimamente relacionado con el aspecto mental y con las capacidades internas como explico más abajo. |
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Nunca me cansaré de resaltar la importancia del calentamiento como proceso de educación física, al igual que otros ejercicios o disciplinas complementarias para formar el cuerpo y la mente del aprendiz o potenciarlo más en Aikido. Está claro que un alumno que llegue con un buen físico de forma innata es una gran ayuda y un impulso muy valioso para progresar en la disciplina.
Como cualquier aspecto, siempre tiene dos caras (el Omote y el Ura), una de ellas es la gran ayuda y el empuje que le aporta al estudiante para la integración de la Waza, para el ritmo en la práctica, para conseguir las metas que se plantee, etc., pero por otro lado, está el perjuicio que le puede producir al enfocarlo mal, por ejemplo, un alumno que posea un físico muy fuerte, está claro que llegado un determinado momento tiene que renunciar a esa fuerza física, porque le va a suponer un problema para trabajar aspectos más sutiles del Arte, como por ejemplo, con el poder de la suavidad. Si no es capaz de renunciar o de no depender de su fuerza física, no se le van a manifestar otros aspectos dentro de su práctica y estará atado y esclavo de ese vigor limitante, que por otro lado, esa fortaleza juvenil se irá disolviendo con el paso del tiempo, cuando llegue ese momento, ¿qué pasará en la mente del alumno? Porque si llega a la conclusión que ha invertido mal sus capacidades y su talento, ya será tarde para corregir su trayectoria evolutiva en el ocaso de su existencia.
Si vemos que el alumno posee una estructura muy flexible, es obvio que su percepción de la energía va a ser grande, porque al estar más relajado le permitirá ser más dúctil y sensitivo, esto hace que se escuche más a sí mismo y al compañero, pero no debe descuidar su potencia y su vigor para desarrollar la técnica con adaptabilidad y con Ki (energía, fortaleza). Otro aspecto que ayuda mucho a un alumno talentoso en el plano físico, es si posee buenas cualidades en la unificación estructural y en la psicomotricidad, eso se va a traducir en que será capaz en muy poco tiempo de construir las distintas fases de las técnicas de forma fácil y ordenada por los recursos que tiene, así que va a avanzar con mucha rapidez, el problema aquí va a ser, por un lado, que tome consciencia que por saber construir las técnicas no significa que ya las tenga pulidas e integradas en sí, y más con los aspectos internos: Time (el instante preciso), Ki (la energía), Kokyu (el poder de la respiración), etc., por otro lado, que sea capaz de ser voluntarioso y constante en su estudio, porque está más que demostrado en éstas personalidades que la facilidad para el progreso puede convertirse en su peor enemigo, porque suelen renunciar en muy poco tiempo bajo la ilusión de que ya lo han aprendido todo por el hecho de saber enlazar una serie de acciones en el espacio, pero no se dan cuenta del largo Camino que aún les queda por recorrer para madurar correctamente.
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Otra de las cosas que ayuda mucho al tener un buen desarrollo físico, es en la recuperación de las lesiones. |
Siempre hay que contar con ellas, no las podemos obviar, porque constantemente andan pululando a nuestro alrededor pendientes de nuestros errores y de nuestras faltas de atención para manifestarse de forma abrupta en un momento determinado. Un practicante que posea un buen físico le será de gran ayuda en la recuperación en los diferentes estadios del proceso de mejora y de vuelta a la práctica.
Es bueno pararnos un momento en éste apartado para analizarlo pormenorizadamente dada su importancia, veámoslo:
En el momento de la lesión, con un físico en condiciones en líneas generales siempre será menos aparatosa o menos grave que si no se tiene un cuerpo acondicionado, por ejemplo, un esguince de tobillo, si éste está flexible y preparado, seguro que será menor que si se tiene poca flexibilidad y con poca preparación sobre la articulación.
En el reposo relativo, que es la actividad que se hace después que se ha producido la lesión en el descanso necesario para la curación, en éste estadio se recomienda y es necesario tener cierta actividad pero teniendo en cuenta que no afecte o empeore la zona dañada, que en un cuerpo preparado, facilita mucho dicho trabajo como la recuperación de la zona afectada. Se podrá hacer determinados ejercicios con las otras partes del cuerpo para favorecer la mejora, por ejemplo, ejercicios para activar la circulación sanguínea, que seguro que van a mejorar la parte lesionada, también realizar determinadas prácticas para no perder la flexibilidad y el tono corporal. El reposo absoluto o la inmovilización completa solo está indicado para casos muy especiales y que suelen ser muy graves.
En la recuperación funcional, que son todos los medios físicos como humanos que se utilizan para la recuperación de una lesión desde un punto de vista físico, fisiológico como funcional, porque lo que se persigue es recuperar la parte lesionada de forma progresiva y con cuidados específicos.
En la estabilización activa, que es la última fase de la recuperación biológica y la antesala para comenzar con la readaptación a la práctica. Es una parte crítica donde hay que evitar las recaídas e ir con suma sensibilidad y con mucho cuidado aunque uno piense que ya está curado por la mejora producida por todos los cuidados a los que se ha sometido el accidentado.
La readaptación previa a la práctica normal, que es el periodo donde nos ocupamos de recuperar la zona lesionada, porque con toda seguridad el accidente ha producido mermas en la estructura y ésta se han debilitado, como por ejemplo, los músculos o la movilidad de la zona del traumatismo que hay que ir recuperándolos poco a poco con ejercicios específicos. Todo este planteamiento se tiene que hacer antes de volver a la práctica normal.
La prevención específica, que hay que afrontarla desde distintos enfoques. Por un lado están los ejercicios específicos encaminados a fortalecer la zona lesionada para que no haya recaídas, por otro lado, es cuando enfocamos la técnica o la circunstancia en la que nos lesionamos, así que hay que tener mucho cuidado cuando nos la aplican o volvemos a “vivir ese momento”. El otro caso, es el aspecto psicológico del estudiante, que básicamente es vencer el miedo y la inseguridad, porque con toda certeza van hacer aparición en los dos ejemplos antes mencionados. Aquí el trabajo con la visualizaciones puede dar grandes resultados para alejar esos temores y reafirmarse en positivo. Como se puede apreciar, hay una parte somática y otra mental a las que hay prestar mucha atención.
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Readaptación a la práctica normal, que es el momento en que comenzamos a ejercitarnos como antes de la lesión, pero hay que hacerlo con cautela a pesar de toda la preparación previa que se ha realizado, el objetivo es ir recuperando las sensaciones, la técnica, la forma, el ritmo, etc., para ello hay que contar con determinadas fases: |
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La fase de aproximación, está claro que por muy bien que se haya realizado todas las etapas anteriores, no se puede llegar al tatami y pegar como si no hubiera pasado nada, hace falta un acercamiento con cautela pero si miedo.
Es un momento donde muchos aikidokas recaen, y muy especialmente si se ha realizado un buen trabajo en las 6 fases anteriores y lo hacen porque piensan que ya están completamente curados y quieren exigirles a sus cuerpos el cien por cien en las primeras sesiones.
La fase de orientación, que hay que saber como enfocarla en ese inicio de la práctica, por ejemplo, quizás en la técnica donde se ha producido la lesión habría que plantearla de una manera más básica, por ejemplo, pensemos que la lesión fue causada en las técnicas de Shihonage o de Iriminage, la toma del Ukemi por parte del convaleciente no es la misma de una forma básica que de una manera avanzada. Entonces, es vez de volar inicialmente, por muchas ganas que se tenga de hacerlo, será mejor realizar Ushiro Ukemi, que es más básico y más seguro, así se van recobrando las sensaciones y la seguridad en el rodamiento a la vez que la autoconfianza del alumno.
La fase de pre-optimización, si la lesión ha sido larga y si a eso añadimos que quizás el estudiante es novicio, está claro que habrá perdido patrones motores en el desenvolvimiento técnico y en los ejercicios de base, entonces hay que reencontrar de nuevo todos esos gestos que se han olvidado o medio se recuerdan, esto también lleva su periodo de adaptación y de estabilización, que se puede hacer en las clases oficiales y complementarlo con una práctica personal, que a buen seguro ayudará mucho a establecerse en un corto periodo de tiempo en el ritmo y en los conocimientos que se poseían antes de la lesión.
La fase de optimización plena, que es donde ya se puede afrontar la práctica con intensidad como antes del accidente y con la lesión completamente recuperada y ahora sí le podemos exigir al cuerpo el cien por cien.
Hay que cuidarse mucho de las lesiones, pero es inevitable que éstas aparezcan, por esa razón es indispensable saber cómo gestionarlas, porque muchos practicantes por hacer mal la recuperación pueden quedar marcados de por vida, incluso, puede condicionar su cotidianidad habitual. Está claro que un alumno con un buen potencial físico, todos estos periodos que hay que realizar, los va hacer en mejores condiciones que en uno que no posea un físico igualmente dotado.
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El potencial como practicante.- “No son las circunstancias sino tu opinión sobre ellas lo que te afecta profundamente” Epicteto, es uno de los obstáculos que debe sortear un alumno que toma consciencia de su gran potencial, porque en muchos casos en vez de tomar buenas decisiones lo que hace es ir por senderos que le perjudican en su desarrollo, por ejemplo, si uno se encuentra en un Dojo donde no se da respuesta al desarrollo de sus capacidades, está claro que habrá que buscar otro entorno donde no solo conduzcan su talento, sino que lo potencien. |
Un estudiante debe estar supeditado a su Sensei para su progreso hasta que sea autónomo, por otro lado, hay decisiones que debe tomar el alumno y con más razón si se utiliza un método holístico o participativo, así pues, el peso del asunto lo debe llevar su formador, pero claro, hay muchos “senseis” que son destructores del potencial de sus estudiantes, primero por no saberlo detectar, en segundo lugar, por su carencia de conocimientos para poder ayudar y proyectar a su aprendiz en el desarrollo de sus capacidades. Existen los que con muy buena intensión quieren ayudar, pero con su preparación deficiente no llegan para desarrollar las cualidades de un alumno brillante, esto es producto de haberse formado mal, bien sea por el entorno donde han estudiado, como por carecer de interés para perfeccionarse en la pedagogía, en la metodología, en la planificación, en la evolución técnica, etc.
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Pero, ¿cuáles serían las potencialidades más características de un practicante sobresaliente en Aikido?
Ser colaborador.- Es la esencia en el mundo del Aikido, así que si un estudiante bien sea por su propia personalidad o por la educación familiar trae esa cualidad, está claro que ya tiene un gran trecho andado. Pero si por el contrario, un alumno es físicamente fuerte, -que también es una cualidad notable-, pero no entiende el espíritu de la colaboración y se dedica a competir en la ejecución técnica con su compañero, ¡muchas veces de forma inconsciente! |
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Está claro que le va a llevar un tiempo desmontar ese patrón mental de rivalidad que tanto le va a frenar en una comprensión más profunda del Arte, eso, o la propia disciplina le expulsa por no entender el factor clave para su desarrollo.
Poseer una gran tolerancia a la frustración.- O lo que es lo mismo, ser una persona muy resiliente, porque la propia disciplina en cualquiera de sus variados aspectos va a poner a prueba al practicante en esa capacidad . De hecho, es una parte muy importante dentro de la educación de un aikidoka, por ejemplo, bien si se está estudiando un grado o se está desarrollando el plan de estudios y haya algunas técnicas que no hay manera de que le salgan, pues está claro que hay que ser positivo, ser flexible, tener determinación, ser voluntarioso, ser paciente, ser empático... para no perder el centro y repetir una y otra vez esas técnicas hasta que se asimilen en el nivel que se esté estudiando. Esa dificultad, -como otras muchas más-, son necesarias para poder avanzar, pero si ya viene de serie las capacidades para superarlas, es un gran paso para el alumno en su desarrollo de los aspectos internos de la disciplina.
Buscar constantemente la mejora.- El conformismo para un alumno puede llegar a ser un gran obstáculo para su avance, porque no suele salir de su zona de confort y se contenta con cualquier cosa. Por el contrario, el estudiante curioso, preocupado por su progreso enciende un fuego que constantemente tiene que alimentar y cuidar, así que a cada paso estará descubriendo nuevas cosas que no solo mejora su facultad de renovarse, sino que aumenta su motivación y su positivismo en la formación.
Estudiantes con esta carga en sus perfiles son personas que adquieren un gran compromiso y enriquecen mucho a la disciplina, por otro lado, con todo certeza serán unos referentes dentro de su entorno.
Poseer autocontrol ante la presión.- La disciplina en sí ejerce mucha presión tanto en lo físico como en lo mental sobre el practicante, si a eso le añadimos que se estudie en un Dojo con una alta exigencia por sus planteamientos, luego, le sumamos que el Sensei sea exigente con sus estudiantes, está claro que un buen autocontrol innato va allanar mucho el progreso. La carencia de él hace que el propio estudiante en un determinado momento se autoexpulse de la disciplina, porque no puede lidiar con esa presión, aunque mentalmente tenga otras disculpas ¡y la mente es muy creativa para eso! Pero está claro que sale a relucir su descontrol y su baja tolerancia al desafío, así que prefiere claudicar en vez de embarcarse en una superación personal.
Este autocontrol también es extensible si el Dojo y el Sensei de formación no está cerca de donde se reside, porque está claro que es una presión más añadida al progreso educativo, por esa razón se necesita autoregulación en muchos campos para poder seguir con la enseñanza hasta ser independiente.
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Pasión y dedicación al Aikido.- O lo que es lo mismo, tener un gran compromiso con la disciplina, es otra de las claves que multiplican el potencial del alumno brillante, porque se puede ser muy talentoso, pero como como no haya una entrega plena, es como lo de la gota de agua que comenté más arriba, todas esas cualidades se disolverán y quedaran en nada, siendo una gran lastima perder una riqueza humana de esa categoría. |
De hecho, éste punto es un apartado que puede allanar muchos obstáculos de la personalidad del aprendiz, si por un casual se desviá por sendas peligrosas al ser consciente del potencial que posee, así que en un momento dado esta cualidad puede ser un salvavidas y como recordatorio de todo lo que tiene que hacer y de lo que le queda por andar. El poder del corazón es muy grande y marca el ritmo de aquello a lo que aspiramos y amamos, por eso es tan importante relacionarnos, asociarnos y compartir con aquellos que tengan nuestros mismos objetivos, sientan como nosotros y tengan nuestras mismas aspiraciones, de esa manera el pulsar de todos es al unísono y unos tiran de otros en momentos bajos o crecen potenciándose conjuntamente, esto es posible cuando los sentimientos y las voluntades se funden y van en la misma dirección, que por extensión, coincide con generar una buena atmósfera de trabajo y aprendizaje en un Dojo.
Ser muy trabajador.- Es un valor que complementa mucho al potencial y al compromiso, también lo agranda, ya lo dice el proverbio, “Más confío en el trabajo que en la suerte,” porque por muy inteligente y capaz que se sea, si no hay trabajo para producir conocimiento, todo se esfumará como una pompa de jabón. Es una de las trabas con las que se suelen encontrar las personas con grandes capacidades, tienen ciertas dosis de holgazanería porque son conscientes de que están por encima de lo que están haciendo o se les está mostrando y eso muchas veces les lleva a tener la actitud de brazos caídos por su inexperiencia. En estos casos es donde su Sensei debe de estar muy vigilante e intervenir para llamar la atención del alumno para que no se relaje y ponga esfuerzo en la tarea.
Ser trabajador no solo tiene implicaciones para el propio estudiante, sino que afecta a todo su entorno, por ejemplo:
Activa el sentimiento de pertenencia al Dojo, por esa razón muchos practicantes dicen yo soy miembro de tal o cual Dojo y estudio con tal o cual Sensei, es un orgullo para ellos ser parte de ese entorno-proyecto donde se trabaja y se evoluciona intensamente con conocimiento.
Hay satisfacción por la formación, porque según se van desarrollando, se comprueba que los beneficios no son solo para el cuerpo y la mente, sino que también están presentes en la eficacia dentro del contexto marcial.
Es una motivación para otros compañeros, llegando incluso a tomarle como referencia y motivación por su capacidad de trabajo y del talento que hacen gala.
Favorece la comunicación, porque una persona laboriosa y curiosa siempre va a tener muchas dudas y éstas no solo le aportan luz a él, sino que también ilumina a todos los que están a su alrededor.
Las personas trabajadoras son generadoras de progreso, dado que arrastran tras de sí a muchos, porque el buen trabajo es como la risa, es fácil de contagiar.
Ser paciente para aprovechar cada momento en el proceso evolutivo.- La impaciencia es un gran obstáculo para los muy talentosos y en especial para las nuevas generaciones que quieren funcionar en la inmediatez por los momentos en los que vivimos como sociedad, eso es completamente opuesto a la educación como budoka. Pero, ¿por qué razón es importante la paciencia en la educación? Cultivar paciencia es fundamental para consolidar ese potencial del alumno brillante y les puedo asegurar que muchas veces se hace difícil hacerle comprender que debe de estar un determinado tiempo y haciendo una determinada práctica para afianzarse en un determinado nivel, normalmente quieren saltarse ese periodo de madurez y pasar a lo siguiente, pero lo que no son capaces de ver, -porque no han recorrido el Camino-, es que más adelante bien se van a frenan o se van a estrellar por no estar bien cimentados en la anterior fase evolutiva.
Esto es muy fácil de ver sin ser un alumno notable, se comprueba con los que estudian los grados en Aikido, si se toman su tiempo, -sin prisa, pero sin pausa-, y lo cimientan bien, no solo salen bien formados del nivel que han dejado atrás, sino que les facilita la ejecución y la integración del siguiente. Por el contrario, cuando un alumno no se consolida bien en un determinado escalón de la formación, en el siguiente se frena o no puede seguir por no estar bien afianzado por las carencias que posee. Ocurre lo mismo al desarrollar el plan de estudios en las clases normales y el Sensei quiere ir muy rápido o sus alumnos se lo demandan, llegará un momento que no se podrá avanzar porque los estudiantes tocan techo y no se puede proseguir porque les falta conocimiento y tiempo de maduración para acceder a ese nivel superior al que se quiere llegar.
Como dice el proverbio, “Cualquier cosa se puede obtener mediante la constancia y la paciencia,” por esa razón entronca con otros aspectos que se han venido describiendo: la tolerancia a la frustración, el poseer autocontrol o ser trabajador, digamos que son circunstancias donde también se necesita la paciencia para desarrollarlas, pero ¿qué beneficios aporta la paciencia a un alumno brillante?
Mejora la concentración, tan necesaria para el rendimiento; ayuda a tomar mejores decisiones, una mente excitada es una mente inestable y con toda seguridad va a tomar malas decisiones por su descontrol; ayuda a crear una persona más relajada y más tranquila, eso significa que aporta mucho a la construcción de la personalidad del budoka y más aún si es joven; contribuye a mejorar la salud, tanto física como mental, porque una persona intranquila está más avocada a la enfermedad producto del estrés; un alumno paciente puede anticiparse a escenarios y situaciones por serenar su mente con la paciencia, que a su vez le otorga una visión más amplia del contexto evolutivo donde se encuentra, lo cual le va a ayudar mucho en la toma de decisiones correctas y por último, mejora su calidad de vida.
Estas siete potencialidades que se acaban de explicar son las más características de un alumno que posea un gran talento. ¿Tienes tú esas cualidades que se acaban de describir? Porque en el caso de que la respuesta sea que no, entonces no eres un practicante con un gran potencial, solo eres un estudiante que aspira a ser un practicante normal.
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El potencial como aspirante a docente.- Si como estudiante se aplica el aforismo “Explota tu potencial todos los días” y se aspira a ser un docente en un futuro a medio plazo, -que es cuando se es un asistente de su Sensei en el Dojo para irse rodando-, o a largo plazo, -que es cuando ya se está capacitado para dirigir su propio Dojo-, está claro que todas las cualidades que se han desarrollado en los puntos anteriores, son necesarios e imprescindibles para alguien que quiera convertirse en un enseñante. |
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Hay que tener muy presente que un docente no es una persona que solo transmite cómo hacer figuras en el espacio con habilidad y pericia, un Sensei es aquel que transmite un ESPÍRITU y por lo tanto, es un modelo tanto en la técnica como en lo humano donde los que le siguen se miran y se inspiran para avanzar, eso implica una gran responsabilidad y no cabe la mano de un prestidigitador.
Un Sensei debe ser alguien que deje una huella imborrable en sus alumnos por muy poco tiempo que pasen con él, debe motivar el cultivo de la disciplina, debe inspirar y potenciar la creatividad, debe enseñar a equilibrar el mundo, tanto interno como externo. Pero, ¿qué cualidades debe tener o desarrollar un aspirante a Sensei?
Vocación, es el origen de todo lo demás, sin esa inclinación todo lo que se construya encima esta abocado al fracaso, más que nada porque la tarea de un Sensei es muy ardua e implica mucho trabajo y dedicación para realizar su labor correctamente.
Por otro lado está la transmisión, no entrega igual aquel que ama lo que hace, que aquel que solo lo hace por una cuestión monetaria o de popularidad en base a una coyuntura política, a un enchufe, o por seguir a alguien durante algunos años.
Temple, la serenidad y la entereza son imprescindibles en la docencia, uno se está tropezando constantemente con problemas y circunstancia difíciles de lidiar, por ejemplo, un alumno que no evoluciona, entonces habrá que buscar la razón por la cual pasa eso y ponerle remedio.
Por otro lado está que la dirección de un Dojo es complicada, porque son muchas las psicologías que convergen en un mismo lugar y aunque esté la etiqueta, el desarrollo de capacidades, -tanto internas como externas-, la propia idiosincrasia de la escuela, etc., hay que hacer que todos caminen por el mismo sendero, tanto en el apartado técnico como en la filosofía de la disciplina, en todos estos aspectos, inicialmente cuesta mucho conducir al alumnado a la forma correcta en todos los campos y si no hay temple, el Sensei terminará en el psiquiátrico o abandona el proyecto de la enseñanza, porque no todos los docentes que comienzan o ya llevan un tiempo en la enseñanza tienen la entereza para seguir adelante con los problemas que de seguro van a surgir, siempre les digo a mis alumnos, que un Sensei no solo es alguien que enseña, sino que otra parte de sus responsabilidades es la de buscar soluciones a los problemas que surjan en el Dojo.
Otra circunstancia donde se demuestra la entereza y la tenacidad de un Sensei, es cuando una generación de estudiantes bien dejan de practicar o se independizan, digamos que para un enseñante es una vuelta a empezar con una nueva generación de alumnos para formarlos, se necesita estar preparado y desprendido internamente para aceptar dicha situación, porque de lo contrario va a generar mucha frustración. No es una circunstancia que pueda pasar, si no que con toda certeza va a pasar y casi con toda seguridad en cada ciclo marcial e incluso puede pasar antes.
Creatividad, que va asociada con el temple, tanto para dar respuesta al ejemplo que puse antes con un alumno con problemas, como en otras muchas circunstancias de la enseñanza. Un Sensei sin creatividad, es como un fuego que no se alimenta, termirá extinguiéndose rápidamente.
Son muchas las personas que se aventuran a dirigir a otros y nada más empezar comprueban que se le acaban sus recursos didácticos y se ven desbordados porque no saben cómo afrontar el curriculum de aprendizaje que tienen que impartir día a día, año tras año y eso es producto por no poseer creatividad o no dominar lo que se enseña, es decir, no conocen su oficio.
Como dice Edward de Bono: “La creatividad es un gran motivador porque hace que las personas se interesen en lo que están haciendo. La creatividad da esperanza de que pueda haber una idea que valga la pena. La creatividad ofrece la posibilidad de algún tipo de logro para todos. La creatividad hace que la vida sea más divertida y más interesante,” e imprescindible para un formador porque es el motor que impulsa a otros a desarrollarse.
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Empatía, que es una de las partes importantes para motivar al alumnado, al igual que para relacionarse con él. El otro día en un control, un estudiante salió muy defraudado con el resultado que obtuvo por el trabajo que había invertido en ese mes, al finalizar la clase me acerqué a él y le pregunté:
¿Te sientes frustrado verdad? |
Y me contestó.
¡Mucho Sensei! Con la cabecita baja.
Entonces le conté que no permitiera que eso le volviera a pasar y que pusiese todos los medios necesarios para que al siguiente mes no se repitiera ese sentimiento que tanto le afecta para su proceso y por supuesto le aporte una solución a su problema.
Que siga o no mi sugerencia, eso ya depende de él, el próximo mes lo sabré.
Cuando has pasado muchas veces por lo mismo, -no hay que olvidar que el Sensei es aquel que ha llegado antes y por lo tanto que ya ha recorrido el Camino-, es fácil identificarse con la frustración, la desilusión y la contrariedad del otro, arrimar el hombro y ofrecer ayuda para solucionar el impedimento es una cualidad que un Sensei debe poseer, más que nada porque conoce dónde están las piedras, la ciénagas, los socavones y también sabe cómo saberlos sortear o salir de ellos si ya se ha caído en uno.
Observación, si para un estudiante esta cualidad es muy necesaria, de docente es imprescindible, tanto desde el punto de vista técnico como mental, porque por un lado hay que detectar dónde el estudiante comete el error en la práctica para hacérselo notar y darle la solución, por otro, hay que vigilar dónde su mente le frena, le engaña o le despista para que no evolucione.
Un Sensei debe poseer una gran capacidad de observación y más si se ha desarrollado en las capacidades internas de la disciplina, porque con ellas, -si las ha desarrollado bien-, le habrán agudizado la mente y la habrá hecho muy penetrante.
Dedicación, el objetivo de un Sensei es que sus estudiantes se formen bien, enriquezcan sus vidas e interioricen su enseñanza, no se trata de poseer muchos alumnos que lleven un cinturón negro, porque por el hecho de llevarlo no significa que se ostente si la enseñanza no se integra y se vive plenamente.
Dentro de la dedicación, hay que distinguir 2 niveles de Senseis, los que van a tener una dedicación exclusiva en el Arte y los que no la van a tener. Dentro de los que tienen dedicación exclusiva, hay que distinguir los que son innovadores con la herencia recibida y los que son unos conformistas y no aportan nada porque se limitan a repetir lo que les dieron a ellos sin más.
También hay que ser consciente que los Senseis con dedicación exclusiva poseen un instrumento de grandísimo valor para la docencia, el tiempo, al tenerlo y saberlo aprovechar sacarán mejores planificaciones, establecerán mejores métodos, pueden investigar en diferentes formas pedagógicas, en la historia de la disciplina, reflexionar sobre la técnica (con su práctica personal) o cómo aplican sus enseñanzas en función de los distintos niveles que tengan sus alumnos, es decir, la dedicación exclusiva con investigación es un valor añadido para un Sensei y es una cosa que los alumnos deben de saber valorar, porque no se estudia ni se progresa igual con un Sensei que tenga dedicación exclusiva que con otro que no la tenga, más que nada porque los que no la tienen están divididos entre sus otras muchas ocupaciones y está claro que la parte del tiempo que dedican a la disciplina es mucho menor, que muchas veces solo se limita a ir al Dojo e impartir las sesiones correspondiente, -en la mayoría de los casos sin ninguna planificación previa-, y asistir de vez en cuando a algún seminario y para de contar, porque no van más allá.
Para tener un alumnado motivado y que evolucione, requiere volcarse cien por cien en la enseñanza e innovar constantemente y para eso se necesita tiempo, porque repetir lo mismo sin cambiar el enfoque, termina desilusionando a los estudiantes y la vida del docente entra en una vía muerta, que es lo que les pasa a muchos los Senseis sin dedicación exclusiva.
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Disciplina, siempre se habla que hay que disciplinar al alumno, pero antes de eso, el que debe poseer disciplina es el Sensei, -recuérdese que debe ser un modelo para sus estudiantes-, por ejemplo, cuando los alumnos comprueban que su Sensei hace cada día su práctica personal, está claro que es un buen espejo para mirarse e inspirarse y así comenzar a realizar la suya.
Es muy difícil ser Sensei sin disciplina, salvo como comenté más atrás por algún tipo de favoritismo alejado por completo del rigor. La autodisciplina no nace como los champiñones, es algo que se debe de cultivar día a día y no tiene nada de secreto, el proceso es bien simple: |
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Primero hay que establecer metas a corto, medio y largo plazo, eso te hará estar centrado en lo que estás haciendo; saber cuidarse y prestarse atención, si no te valoras y reflexionas sobre ti, no sabrás en cada momento dónde te encuentras ni adonde vas; hay que partir de la base que hay que producir aunque a veces la motivación se haya ido de viaje, pero se descubrirá que en esos momentos es cuando nacen las mejores ideas o se llega a esa meta volante prevista de antemano y todo eso se consigue por ese pequeño esfuerzo extra que has tenido que hacer; hay que eliminar todas las distracciones que nos alejen de nuestros objetivos y hay que ser consciente que ahí entran los familiares, las amistades y las costumbres tóxicas y negativas que infectan la evolución; ser consciente, valorar y cultivar los nuevos hábitos que se han desarrollado con la autodisciplina en cada proyecto que se haya llevado acabo.
Por otro lado está la vertiente de la disciplina como comportamiento que debe de hacer valer un Sensei en su Dojo, porque si no se implanta una obediencia con orden y respeto, la escuela termina convirtiéndose en una jaula de grillos o en un manicomio.
Curiosidad, cuando antes hice la distinción entre los dos tipos de Sensei en el apartado de la dedicación, esa distinción también está marcada por la curiosidad, porque está claro que el que posee un perfil acomodaticio no va a ser curioso.
Yo me atrevería a decir, que un Sensei es más Sensei en función de su curiosidad para estar escudriñando constantemente tanto en la disciplina propia como en otras Artes que le inspiren y enriquezcan la suya. Está claro que ésta parte se relaciona directamente con la creatividad y lo que es mejor, las dos se retroalimentan.
Estos ocho factores son claves para alguien que aspira a ser un Sensei en un futuro, si se poseen, es un gran trecho andado porque se puede volcar el resto del trabajo y del tiempo en otros aspectos del Arte, en caso de que no se tengan, antes de adentrarse en las profundidades de la docencia con la disciplina hay que desarrollarlos, porque si no, no va a ver un terreno fértil donde crezca y florezca la técnica, la filosofía de la disciplina y la enseñanza. Esos ocho puntos son los pasos previos para establecerse con un gran potencial como enseñante y así poder aspirar a ser un Sensei capaz de conducir a otros con solvencia y conocimiento.
Un campo muy bueno para irse desarrollando si se tiene aspiración a ser un Sensei, es cuando el alumno estudia los grados o adquiere un compromiso serio para evolucionar, porque para afrontar y realizar dichas empresas son indispensables todas esas cualidades que se han apuntado antes, aunque su enfoque cambie a una perspectiva de estudiante, es un campo de pruebas muy idóneo para chequearse y ver si realmente se lleva la docencia en las venas o simplemente se es un un practicante normal.
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El potencial en las cualidades internas.- Hay una gran mayoría de Senseis que descuidan las cualidades internas cuando forman a sus alumnos, pero no debemos olvidar lo que nos dijo Aristóteles, “El hombre más poderoso, es aquel que es totalmente dueño de sí mismo,” esa es la razón del cultivo de las capacidades internas en cualquier Budo. |
No todos los estudiantes tienen el interés inicial de comenzar a cultivarse en ellas, al igual que los alumnos noveles que se inician en su práctica no llegan a descubrir su gran potencial de entrada, a veces tiene que vivir una experiencia donde les haga recapacitar o probar varias veces para darse cuenta del gran valor que poseen.
“El no poder percibir estos factores internos podía ser un desastre y lo era para muchos bujin satisfechos de sí mismo que sólo había practicado las formas técnicas de manejar una lanza, una espada o cualquier otra arma, incluido su propio cuerpo,” Oscar Ratti & Adele Westbrook, es un problema con el que nos encontramos aún hoy en día a pesar de los siglos que han transcurrido y la demostrada eficacia de cultivarse en las mismas por parte de la tradición, “De hecho, los Senseis más famosos enseñaban que ningún método, cualquiera que fuera su mérito aparente, tenía ningún valor real a menos que ayudara a desarrollar el carácter del hombre de tal forma que le hiciera maestro de su arma y, por tanto, verdaderamente fuerte al utilizarla” ibidem. Así que aunque se ha desmostado su valor, su eficacia y su necesidad para la educación en cualquier Budo a lo largo del tiempo, ¿por qué razón en su gran mayoría los formadores actuales no tienen en cuenta estos factores en la enseñanza de su alumnado?
Que haya alumnos que inicialmente no las quiera practicar es normal que así sea y más en occidente, pero es deber del Sensei y del Dojo tenerlas previstas dentro de los contenidos de su curriculum de aprendizaje y a buen seguro que llegará el momento en que los que inicialmente no las querían practicar, las van a demandar cuando se tropiecen con los obstáculos que solo se pueden superar con las cualidades internas, como por ejemplo, el miedo, la inseguridad, la apatía, la duda, la incapacidad de mantener la concentración, la necesidad de evolución más allá de la forma, etc.
Por otro lado, hay estudiantes que cuando comienzan sienten la necesidad de ellas nada más empezar con la práctica, pero hay otros que lo descubre a lo largo del tiempo yendo con cierta curiosidad, luego están los que inicialmente se oponen frontalmente por la inestabilidad de su mente, por el desorden de sus vidas o por sus miedos, por ejemplo, eso pasa cuando le pides a un alumno que esté quieto durante media hora sin moverse meditando sobre su propia respiración. Aún oponiéndose, llega un punto dentro de su proceso educativo donde la propia evolución se lo va a demandar.
Taisen Deshimaru cuando habla sobre el Zen y las artes marciales, manifiesta que “El Budo reagrupa el conjunto de artes marciales japonesas. El Budo ha profundizado de manera directa las relaciones existentes entre la ética, la religión y la filosofía... Los textos antiguos consagrados a él conciernen esencialmente a la cultura mental y a la reflexión sobre la naturaleza del yo: ¿quién soy yo?” Por lo tanto, cuando se aborda el estudio de cualquier Budo si se quiere profundizar sobre la real naturaleza del practicante, se hace imprescindible utilizar las distintas herramientas que comportan el desarrollo de las capacidades internas.
Es más, aún limitándonos a la “Waza como un Arte, como un tipo de super-técnica transmitida de maestro a discípulo, que permite imponerse a los demás hombres y elevarse por encima de ellos... Entre el espíritu y el cuerpo, entre el espíritu y la postura, entre el espíritu y la Waza, la respiración establece la conexión. Finalmente, postura y respiración se unifican. La respiración se vuelve Ki (la energía, la fuerza), como el Ki de Aikido. En el Budo, volvamos a él, hay tres puntos esenciales: la técnica (Waza), la actividad (Ki) y el espíritu (Shin)” ibidem, entonces si eso es así con la técnica a secas, yo quiero preguntar a los que esgrimen que las capacidades internas no son importantes o no se necesitan para progresar el cualquier Budo, ¿cómo piensan realizar lo que argumenta Deshimaru sin cultivarse en ellas?
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La importancia del entorno para poder realizar el potencial.- Hemos visto lo importante que es la propia psicología del practicante orientándola de forma correcta, la importancia del formador (el Sensei) para saber conducir todo ese talento de su alumno sobresaliente. |
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Pero no menos importante es el ambiente que rodea al estudiante brillante, porque se puede tener unas cualidades extraordinarias pero como no haya una atmósfera que las estimule y ayude a que brillen, casi con toda seguridad que se van apagar por la toxicidad del entorno en el cual se desenvuelve, por esa razón “Para alcanzar tu mayor potencial, tendrás que luchar contra tus mayores miedos” anónimo, y uno de ellos son los vínculos emocionales que pueda tener un alumno muy capaz en un determinado contexto, que si no es el idóneo, habrá de tener el coraje de dar el salto a otro ambiente más propicio para poder proyectarse en su formación.
Un entorno importante es el de la familia, pero hay que distinguir entre dos tipos de familia: la consanguínea y la del Dojo, en las dos, las actitudes y los comportamientos buenos o malos que se produzcan van a afectar muy directamente al rendimiento y la progresión del estudiante.
De hecho, está mas que demostrado que una familia que apoye y estimule al alumno, bien tenga o no un gran potencial, va a marcar una diferencia muy grande en su progreso y donde está más que evidenciado y se hace muy cuesta arriba, es en una que esté desestructurada o que ignore y no valore las cualidades que posee el practicante.
Otra forma de conflicto que las familias trasladan a sus hijos, es querer que sus vástagos realicen los deseos que sus progenitores no pudieron llevar a cabo, es la peor condena que se le puede imponer a un estudiante, porque está actuando con los deseos frustrados de otro y casi con toda seguridad que no realiza la disciplina que practica con gusto, pero como está chantajeado emocionalmente se deja llevar y eso a la larga siempre va acarrear grandes problemas.
Todo practicante tiene la capacidad de desarrollar las distintas capacidades, -externas e internas-, siempre y cuando reciba los estímulos adecuados, la enseñanza apropiada con calidad y más aún los que están especialmente dotados. Por el contrario, hay causas que frenan el desarrollo de éste tipo de alumno brillante como de uno normal, veámoslas:
No saber aprovechar el momento, que es cuando no recibió la instrucción apropiada en el momento indicado. Aquí tanta culpa tiene la familia, que tiene como deber el estimular al alumno para adquirir un logro en el cual está trabajando, como el formador, por no impulsarle en un momento clave para dar un salto cualitativo en su formación.
Elevar en exceso el ego, una cosa es que un estudiante sea muy brillante y otra muy distinta es potenciar en demasía un yo demasiado engreído, porque llegará un momento que se creerá que ya no necesita practicar más para alcanzar sus metas como he descrito más atrás. Visto desde otro lado, se está alimentando a una personalidad egoísta, cosa que va en oposición frontal con la filosofía y con la educación en la disciplina y más pronto que tarde la colisión con la realidad va a ser estrepitosa y si el estudiante no se repone del encontronazo cambiando de actitud, la frustración será grande pudiendo abandonar el proceso educativo.
No desarrollarse físicamente frena la asimilación técnica, es una realidad que cada día se ve más en Aikido por los que lo practican como una coreografía o como un método terapéutico, que personalmente siempre me ha llamado la atención, si lo enfocan de una forma curativa o rehabilitadora, ¿cómo es que descuidan el físico?
El desarrollo de la condición física en Aikido es una parte del Kihon y muy importante para el desarrollo técnico, también hay que mencionar que es vital para el desarrollo integral del individuo, por esa razón el no tenerla en cuenta es un gran freno para la progresión del alumnado.
No buscar un Dojo donde se imparta una enseñanza de calidad, que es uno de los problemas más comunes cuando una familia quiere buscar un sitio para que su descendencia estudie cualquier Budo. Si éste paso está mal dado, está claro que todo lo demás se va a caer por su propio peso, salvo en honradas excepciones, que pasado un tiempo y se conozca el mundillo se tenga el valor y el interés para dar el salto a una escuela más cualificada para la enseñanza.
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No hay un compromiso serio, que es cuando se está en un sitio por su fama, por el número de practicantes, por tener unas instalaciones muy buenas, etc., pero el alumno no asume un compromiso honesto consigo mismo y con el entorno donde está, y daría igual que estuviese estudiando con el mismísimo fundador del Aikido, no va avanzar, porque ya lo dice el proverbio, “El hábito no hace al monje.”
Por otro lado estarían las causas que favorecen y potencian un buen desarrollo a un alumno brillante: |
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Estar centrado en lo que hace y cuando lo hace, la imagen de un practicante tanto externa como interna de seriedad en su labor es señal de que apunta alto y con toda certeza alcanzará sus objetivos. Aquí la familia juega un papel clave para inducir al alumno a que acote el tiempo para el estudio de la disciplina y así poderse centrar en ella.
Se cuida y se observa, que es un signo distintivo de que un alumno está comprometido con lo que está haciendo y esto va desde la alimentación a como piensa, a como siente y a como actúa.
Desarrolla su cuerpo, su mente y su espíritu, eso quiere decir que lleva su educación con equilibrio y armonía en los diferentes apartados de la disciplina y da igual el nivel en cual está en el proceso de aprendizaje.
Posee una mente retadora consigo mismo, eso quiere decir que no se conforma con lo logrado hasta ese momento, porque siempre tienen nuevas aspiraciones y nuevos retos que alcanzar.
Posee una actitud positiva, que es una consecuencia natural de irse educando con equilibrio y en una atmósfera armoniosa.
Si no se posee un gran potencial, no es un obstáculo para el progreso si se acompaña de la voluntad, de la constancia y el ir integrando paso a paso y día a día, porque “Una de las principales razones por las cuales las personas no alcanzan su máximo potencial es porque no están dispuestas a arriesgar nada.” Anónimo.
El potencial de un estudiante sobresaliente son las capacidades que trae consigo al Dojo y que le van a enriquecer a él y al Arte. Las podrá desarrollar y potenciar a través de la interacción grupal e individual, basadas en una comunicación directa, fluida y abierta, con el objetivo de obtener un desarrollo personal con las distintas disciplinas en las que se cultive. Este proceso se llevará a cabo a través de realizar con calidad cada una de las materias que estudie y siempre arropado por un clima armonioso pero desafiante, teniendo en cuenta la autonomía de cada alumno, que a su vez, está conectada con la interdependencia colectiva de toda la escuela y por extensión, con su familia y con la sociedad en la que se vive.
Ishana Pérez.
Aiki - Publis del mes de Abril de 2022.
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