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En el artículo “Estar a la sombra de alguien en Aikido” nuestro Sensei Ishana Pérez nos acerca a las entretelas de la figura del Sensei novel que comienza su andadura en la docencia del Aikido.

        Para los que les gusta o aspiran a enseñar es un documento que yo aconsejaría leer y con toda seguridad consultar, porque les va a esclarecer muchos aspectos que no saben como gestionar y, por otro lado, evitar pisar determinados charcos, cosa que es de agradecer si ya por adelantado te avisan donde están los posibles peligros o errores que entraña el oficio de Sensei.

        Está claro que cada enseñante, sus alumnos, su entorno y sus circunstancias son distintas, pero hay cosas que son comunes siempre a cualquier profesor, por ejemplo, en el apartado “¿Cuáles son las razones de que un instructor no sea independiente de su sombra?” Nuestro Sensei ofrece cinco razones de por qué se da ese accidente.

        Otra pregunta clave es “¿Cuánto tiempo hay que estar bajo la sombra de alguien para formarse?” Porque es una cuestión de importancia saber cuál es el tiempo destinado a ese proceso.

        En diecisiete puntos nuestro Sensei contesta a “¿Cuáles son los problemas más comunes que surgen cuando ya no hay cobijo bajo la sombra protectora y se comienza con la docencia en solitario?” Por esa razón comenté antes que se agradece mucho si te avisan con antelación de la gran parte de los problemas que van a salir al encuentro del nuevo profesor.

        Cuando se lidera una escuela de Aikido hay que tener en cuenta “¿Cuáles son las características más sobresalientes de liderazgo en un Dojo?” Por esa razón el Sensei ofrece diecisiete apartados para poderlo gestionar con eficacia y conocimiento.

        También hay que saber los “Diferentes tipos de liderazgo” que hay para desarrollar una gestión inteligente, para ello nuestro maestro establece cinco tipos.

        En siete puntos concreta el Sensei Ishana “¿Cómo se hace para educar en la coherencia a los alumnos?” Cosa nada trivial si se quiere realizar una docencia con responsabilidad.

        Y por último, ¡la pregunta del millón! “¿Hay que salir de la sombra cuando el Sensei está vivo, o por el contrario, hay que esperar a que muera para independizarse?”

        Como siempre, agradecer a Sensei que escriba sobre cosas que están a plena luz del día, pero se desconoce completamente su trasfondo y, aunque a la mayoría no nos atrae la docencia, sí nos gusta saber sus entresijos.

        



Índice del Artículo

Introducción

¿Cuáles son las razones de que un instructor no sea independiente de su sombra?

¿Cuánto tiempo hay que estar bajo la sombra de alguien?

¿Cuándo hay que salir debajo de la sombra?

¿Cuáles son los problemas más comunes que surgen cuando ya no hay cobijo bajo la sombra protectora y se comienza con la docencia en solitario?

   

   

¿Cuáles son las características más sobresalientes de liderazgo en un Dojo?

Diferentes tipos de liderazgo.

¿Cómo hacemos para educar en la coherencia a nuestros alumnos?

¿Hay que salir de la sombra cuando el Sensei está vivo, o por el contrario, hay que esperar a que muera para independizarse?

Les adelantamos nuestra próxima novedad.

   



“Las sombras: unas se esconden, otras revelan”

Antonio Porchia.    

        En el árido mundo del Aikido, es fundamental estar a la sombra de alguien si uno aspira en un futuro a ser docente en la disciplina, porque primero hay que formarse muy bien; en segundo lugar, hay que rodarse en la enseñanza hasta que llegue el momento de ser autónomo.

        Mayoritariamente los aspirantes a Senseis que se cobijan bajo alguien es por política o porque la sombra de ese Sensei referente es muy larga y a priori piensan que las cosas le van a ser más fáciles para catapultarse tanto en ese entorno como en otros próximos. La realidad sería muy distinta cuando ese aspirante a docente tendría que brillar por sus propios méritos, ahí la cosa sería más peliaguda y en mi opinión, solo un 1% daría la talla. Eso es fácil de apreciar cuando los estudiantes docentes de un determinado referente del Aikido se les apaga la luz desde el mismo momento que el guía muere, de hecho, muchos entornos se quedan completamente a oscuras y perdidos yendo a la deriva porque quien sostenía toda la estructura, era el centro y el alimento de toda esa agrupación y que comandaba esa comunidad de practicantes ya no está con ellos.

        Estoy completamente seguro que esas personas dependientes sin carisma, si no hubiera sido por el medio que les ha facilitado esa figura tan representativa del Aikido, no hubieran conseguido lo poco que hayan hecho, simple y llanamente porque su ineptitud era encubierta y solapada por la alargada sombra de su preceptor que les abrigaba y les protegía.

        Otro caso muy distinto es cuando el alumno tiene aptitud y le acompaña la vocación para la enseñanza, al ampararse bajo la protección de alguien para formarse y superarse, no es un refugio para ocultar su incapacidad o su incompetencia para beneficiarse del trabajo y de la fama del referente, por el contrario, son periodos de crisálida donde se está absorbiendo y desarrollando sus capacidades junto con sus talentos, para llegado el momento, volar libre, independiente y realizado potenciado por la sombra que le cubría y, que ahora ya crecido y bien enraizado en la disciplina, sale a brillar con luz propia y se nutre del sol del Arte que le hará crecer aún más con sus propios recursos e inteligencia.

        Son dos perfiles mentales muy distintos en el mundo del Aikido, desgraciadamente el segundo es muy minoritario, porque si fuera al contrario, no se verían los resultados que se ven hoy en día en los distintos entornos del Aikido con cada cambio generacional.

        

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        ¿Cuáles son las razones de que un instructor no sea independiente de su sombra?

        Por inseguridad.- Muchas veces los alumnos no están seguros ni de la formación que están recibiendo ni de sí mismos, en realidad son las dos caras de una misma moneda por los problemas mentales del estudiante y su impericia para desarrollar los principios que la disciplina le aporta para perfeccionarse.

        Por miedo.- La sombra le permite ver lo toros desde la barrera, otra cosa muy distinta es salir a lidiarlos por sí mismo. Esto también es por no estar bien afianzado como docente y seguir con la misma estructura mental que cuando llegó a la vera del maestro.

        Por mala formación.- Enlaza con los miedos, luego hay que añadirle la desgana, la apatía, la indolencia, el desinterés que siempre lo justifica diciendo, “yo soy alumno de tal Sensei,” vive y funciona con esa muletilla allá donde va, pero no es capaz de demostrarlo con hechos, esto es: hacer el Aikido que su Sensei hace, ser un buen docente, ser organizado, ayudar a organizar e instruir allí donde demanden sus conocimientos, incrementar el patrimonio que ha recibido (me refiero al de la enseñanza), etc.

        Por peloteo.- Muchas sombras, aún siendo muy grandes, encubren a muchas mentes aduladoras. Siempre me he preguntado por qué lo hacen y qué les aportan esas relaciones tóxicas a él y a su entorno, a ver si lo que va a ocurrir es que ese Sensei tiene inseguridades ocultas y él también se refugia en esos alumnos vampiros, las personas nos atraemos y nos relacionamos por vibración mental.

        Por política.- Como dije al comienzo, son muchos los que se resguardan bajo la sombra para recibir prebendas políticas, de hecho, a mi entender en el mundo del Aikido es la razón fundamental para estar cobijado bajo alguien, pocos son los casos que es para impregnarse con una enseñanza de calidad y con rigor. Lo que no llego a entender, es por qué estos Senseis al permitir esos comportamientos no se dan cuenta de que están devaluando su imagen, la del Dojo que representan, la enseñanza que imparten y la del Aikido que quieren transmitir.

        Todos esos practicantes que se refugian bajo la figura de alguien por interés no son conscientes de que con esos comportamientos no se van a desarrollar en Aikido, al igual que integrar sus principios, porque cuán más larga sea esa sombra, mayor va a ser el desafío para emanciparse y, está claro, que con esas estructuras mentales no van a ser capaces de hacerlo con conocimiento y realización.

        El hecho de salir fuera del amparo de la sombra de alguien bien formado y bien realizado, no significa que se pierda el vínculo emocional y de enseñanza con el maestro, todo lo contrario, lo afianza y tiene un gran valor tanto como persona y como aikidoka, dado que se ha madurado en los dos aspectos y llega el momento de seguir el propio camino.

        

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        ¿Cuánto tiempo hay que estar bajo la sombra de alguien?

        El sentido común dice que como mínimo hasta dominar y haber pulido bien el Kihon, a la vez que haya cierta preparación y cierto rodaje como docente. Por otro lado están las capacidades del propio aspirante, que puede alargar o acortar ese periodo de tiempo en función de muchos parámetros: la regularidad con que practique, que no tenga muchas lesiones, su capacidad de asimilación e integración de los distintos elementos del Arte, de lo regulada que tenga la vida personal, de una buena conciliación de la vida familiar con la práctica y la docencia, etc.

        Lo que está claro que hay que hacerlo como cuando se recolecta la fruta, que es cuando está en su estado optimo de maduración.

        ¿Cuándo hay que salir debajo de la sombra?

        Independientemente de lo dicho anteriormente, cuando el discípulo se sienta con confianza, fuerzas y conocimiento para volar solo, porque se puede estar bien capacitado, pero hay que seguir la sensación interna de poder hacerlo. Tampoco se debe de olvidar que hay que comunicar esa decisión al Sensei, que a buen seguro nos va aconsejar sabiamente para emprender el nuevo Camino que se abre ante nosotros.

        Hay un caso que se da mucho en Aikido, es cuando el alumno lleva un Dojo sucursal de su maestro, eso quiere decir que se va rodando en todos los aspectos de la enseñanza y de la dirección de la escuela que gestiona, aunque esté supervisada y dirigida por su maestro, pero éste hecho le va haciendo “fuerte” y experimentado para el momento que de el salto para independizarse.

        Un estudiante que salga sin madurez va a tener muchos inconvenientes y con toda seguridad que va a ser muy dependiente del Dojo de su Sensei, tanto en la enseñanza como en la administración de su escuela, esto es una carga añadida a la que ya soporta por sus responsabilidades directas en su propia casa y pocos consiguen sobrevivir en esas condiciones.

        

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        ¿Cuáles son los problemas más comunes que surgen cuando ya no hay cobijo bajo la sombra protectora y se comienza con la docencia en solitario?

        Hay que tener claro que ya no eres un alumno.- Hay que saber pasar de la mentalidad de estudiante - compañero a la de Sensei, no es un proceso fácil, lleva su tiempo de adaptación y de toma de consciencia.

        Otra de las cosas que hay que eliminar por completo, es el coleguismo con los estudiantes que se tiene a cargo, los alumnos son eso, alumnos, que reciben una enseñanza de un referente al cual entre otras cosas le deben de respetar y seguir sus sugerencias para aprender y para poder progresar en la disciplina. Eso no está reñido con el aprecio y el cariño que se tenga hacia los discípulos y viceversa.

        En cuanto a los comportamientos, ya no se puede operar con la misma conducta que se tenían de estudiante, se debe tener o ir desarrollando la de docente, son dos mentalidades completamente distinta. Y por su puesto, que los comportamientos que se tenían como estudiante no se deben de hacer ni prolongar con los alumnos propios, por ejemplo, eso que se hacia siendo alumno que se quedaba con los amigos para hacer una práctica común fuera del horario lectivo, debe estar completamente descartado siendo Sensei, porque de hacerse, ¿cómo crees que te miraran tus estudiantes? ¿Como un coleguita o como el maestro? Luego, ¿tú crees que van a saber respetarte en tu nueva función de Sensei?

        El no tener método.- Lo normal es comenzar a ser docente utilizando el método del Sensei y del Dojo de formación, luego, se puede ir desarrollando uno propio que puede o no estar basado con el cual se formó el nuevo docente; es posible también seguir ampliando el que tiene su maestro con nuevas aportaciones que lo enriquezcan, un método es algo que debe estar vivo y mutando constantemente hacia la mejora y hacia la excelencia, porque si no, con toda seguridad que hace aparición la entropía.

        Pero bajo ningún concepto se puede afrontar el reto de formar a otros sin un método para conducir a los alumnos por una enseñanza segura, metódica y planificada.

        El no tenerlo va a demostrar el tipo de estructura mental, de formación y de pedagogía que tiene el instructor para afrontar la docencia y, si por un casual yo me lo tropezara, ¡saldría corriendo! Porque no quisiera estudiar con una persona que posea un caos de ese tipo en su mente y en su pedagogía para enseñarme.

        No tener estructurados los contenidos que se van a impartir.- Gran problema para poder instruir, porque habría que tener previsto de antemano todos los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales que se van a enseñar, tanto en las clases, como en los seminario, en los grados o en los niveles por los cuales deben pasar sus alumnos para formarse correctamente.

        Un profesor que comience con la enseñanza y no tenga claro qué va a impartir, cómo lo va a enseñar y por qué lo hace de esa manera, tiene un grave problema encima y con toda seguridad que se lo va a trasladar a sus alumnos.

        Es lo que se ve hoy en día cuando uno se acerca a un centro para iniciarse en la práctica y se encuentra que el instructor hace según le venga en gana sin ninguna conexión entre sí de las cosas que enseña, eso es el primer paso para que se origine el caos, a eso le sigue cómo van a salir formados esos alumnos que estudian en esos entornos y con esos sistemas, pues está claro que con una balumba aún mayor y sin ninguna compresión de lo que hacen y menos aún con realización en la disciplina.

        No saber escuchar.- Para ser Sensei hay que cultivar una escucha activa y con mucha penetración, porque hay que descubrir donde está el obstáculo que impide avanzar al alumno en su proceso de aprendizaje y una parte importante de eso se hace a través de la comunicación cercana, empática y viendo lo que hay detrás de las palabras.

        No saber observar.- La capacidad de observación sirve tanto para ver los errores como para saber lo que hay más allá de ellos para ponerles remedio. Un Sensei que no sea observador tiene una gran dificultad para conducir a sus aprendices.

        Por otro lado, entra otro aspecto importante, que es el contacto visual con los alumnos, tanto para implicarles, para motivarles como para corregirlos, porque los ojos comunican mucho más de lo que creemos.

        No ser paciente.- Hace falta tener mucha serenidad para adecuarse a las circunstancias y a las distintas psicologías junto con los distintos ritmos de los alumnos para que aprendan, el no ser calmoso, crea mucha crispación en la atmósfera formativa y está más que demostrado que retrasa y frena el avance de los alumnos.

        El ser paciente no está reñido con ser exigente en la formación, desde mi larga experiencia practica, tengo demostrado que una complementa a la otra para sacar constantemente al alumno de su zona de confort y lo hago poniéndole retos constantemente para que los supere.

        No hacerse respetar.- Enlaza con lo de no ser coleguita que se vio en el apartado de “Hay que tener claro que ya no eres un alumno.” Se puede tener complicidad con los alumnos respetando la correspondiente distancia que separa al docente del aprendiz (Ma-ai), el problema se crea cuando el Sensei no es capaz de establecer esos límites en su Dojo, esto es muy típico verlo en los Senseis jóvenes, donde todavía las fronteras del comportamiento de alumno y de docente no están bien definidas.

        Normalmente este tipo de proceder suele traer graves problemas en una comunidad de practicantes, llegando al cisma o al golpe de estado contra el Sensei. Si se ha llegado a ese punto hay que hacer borrón y cuenta nueva, es decir, volver a comenzar otra vez desde cero y esos embates de la docencia en una mente tierna casi con toda seguridad que no los va a poder soportar.

        Por otro lado, no se puede educar desde el miedo y el temor, esas pedagogías son obsoletas, desfasadas y está demostrado que no funcionan aunque se hayan aplicado durante siglos en el Budo.

        Hay que contar con el poder del ejemplo que es mucho más poderoso y empático, porque no puedes decirle a los demás que hagan cosas que tú no has hecho o que no dominas, porque se sobreentiende que si eres Sensei debes de tener conocimiento de lo que haces y dominio sobre lo que muestras.

        

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        No tener la capacidad para resolver los conflictos.- Un Dojo es una comunidad de personas y como tal va a ver problemas de muy variada índole se quiera o no.

        Los conflictos propios de la enseñanza, que son los más habituales, de ahí la importancia de disponer de muchos recursos pedagógicos, ¡y les puedo asegurar que con algunos alumnos se les van acabar por muchos que tengan acumulados!

        Uno de los problemas más comunes en la asimilación de los contenidos del aprendizaje es aprender y olvidar rápidamente, entonces, cuando un estudiante te diga que no progresa, sometelo a un control y le haces una valoración (lo gravas en vídeo), en la siguiente clase o en la semana posterior le vuelves a preguntar los mismos contenidos y, como no los recuerde es una muestra fehaciente de dónde se encuentra el obstáculo, así pues, en estos casos dentro del método que se esté utilizando hay que buscar la herramienta que de la solución a éste problema, todo esto implica una inversión de trabajo, de tiempo y de un esfuerzo sostenido en el tiempo.

        La enseñanza es un reto constante que te obliga a renovarte y a ser creativo, porque siempre impartimos los mismos contenidos, un ejemplo, no podemos quitar del curriculum de aprendizaje a Ikkyo por haberlo enseñado durante un año o cualquier otro principio, la habilidad del educador está en cómo lo presenta, cómo lo va desarrollando y cómo lo va perfeccionando según el nivel del alumnado para la mejora continua de éste.

        Luego están los actitudinales, no debemos olvidar que el Aikido es un proceso educativo y por lo tanto un regulador de la conducta para obtener un ser humano más sensitivo e integral y no lo contrario, así que hay que corregir comportamientos, hábitos, malas costumbres, actuaciones negativas, procederes incorrectos, etc., todo esto si no se sabe llevar bien es una bomba de relojería que tarde o temprano va a ser explosión en la comunidad y de darse esa detonación en la escuela hay que saber cómo llevar esas circunstancias para solventar ese conflicto, porque de no hacerlo, solo hay una dirección, la destrucción de esa comunidad de practicantes.

        Por otro lado están los de la administración del Dojo, muchos instructores jóvenes desconocen que una escuela tiene un trabajo administrativo tremendo detrás y el no llevarlo bien va a traer muchas consecuencias malas, por otro lado, hay que contar que es muy variada la administración, por ejemplo, tienes tareas sobre la evolución de los alumnos y una de ellas es llevar el control de la asistencia a las clases, por si un día alguien te dice que no evoluciona bajo tu dirección, ¡que te lo van a decir!, en mi caso particular, lo primero que hago es mirar su asiduidad a las clases y a los seminarios, porque si es baja, ahí tiene el primer obstáculo y para que mirar más, porque de ese problema se derivan una cascada que se relacionan íntimamente.

        Después están los proyectos que se realicen, éstos absorben una cantidad de tiempo tremenda, por ejemplo, la organización de un seminario; otro caso puede ser un plan para la mejora o ampliación del Dojo, el último que he realizado de este tipo me ha llevado 30 horas de trabajo en 7 días (hay que sumar a eso el impartir las clases oficiales + las planificaciones de éstas y la de los seminarios + la práctica personal, etc.), por lo tanto, hay que ser consciente de que hay que disponer de tiempo para realizar todas esas tareas y otras muchas más para presentarlos en tiempo y forma, para posteriormente ejecutarlos con calidad.

        Es raro el Sensei que no tenga conflictos con sus estudiantes, siempre hay personas que no confían o no se adaptan a los contenidos, a la pedagogía, al entorno de formación o a la estructura conque imparte su enseñanza un profesor y, siempre lo más fácil es chocar con el instructor en vez de buscar otro lugar que vaya más acorde con la mentalidad que se posee juntos con las expectativas que se tengan. Así que cualquier instructor nuevo debe estar preparado para afrontar situaciones de ese tipo en toda la vida de docente que tenga.

        Las personas al relacionarse a veces entran en conflicto y los estudiantes de Aikido no son una excepción. No es fácil para un formador lidiar dentro de éstas situaciones entre alumnos, -se entiende que estos conflictos están enmarcados dentro del Dojo y con la práctica-, porque un Sensei no es un mediador social, pero aún así hay que intervenir porque está en juego la atmósfera del Dojo y si un enfrentamiento entre dos estudiantes se deja crecer, entonces puede ser un problema muy grave para toda la comunidad.

        Por ejemplo, un caso que aúna situaciones personales (en las cuales nunca se debe de entrar) y de la escuela: tienes dos estudiantes que son pareja y llega un momento en sus vidas donde se separan, y por cierto, no bien avenidos, pero los dos quieren seguir estudiando contigo en el mismo Dojo ¿cómo vas a lidiar esa situación? No es un ejemplo hipotético, es real que nos ha pasado a muchos Senseis y volverá a ocurrir a todo aquel que se ponga al frente de una comunidad de practicantes.

        Si estás pensando en hacerte Sensei, ¿estás dispuesto o puedes asumir una carga - responsabilidad de éste tipo? Porque en el caso de que no, lo mejor es que se te quite esa idea de la cabeza y dedícate a ser un practicante normal.

        

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        No tener capacidad para liderar el Dojo.- Un Sensei joven que no sea capaz de liderar su Dojo yo le aconsejaría que se dedicara a otra cosa, porque esa empresa ya se está deslizando suave pero irremediablemente al fracaso y al conflicto antes de comenzar, por otro lado, va a ser más un foco de problemas que de satisfacciones para su vida.

        El mejor líder es el que predica con su ejemplo, ya con ese comportamiento tiene un respaldo ético muy grande, eso se hace básicamente trabajando mucho en los distintos campos que son de su competencia y poniendo retos formativos a los estudiantes para catapultar su aprendizaje a las metas planteadas de antemano.

        Pero, ¿qué significa liderar un Dojo?

        Es la capacidad de tomar decisiones a la vez que se gestionan actividades y tareas de manera eficaz para desarrollar una buena enseñanza, este proceder va afectar a toda la comunidad que representa y que administra.

        ¿Cuáles son las características más sobresalientes de liderazgo en un Dojo?

        Crear consciencia sobre la disciplina que se imparte, ya he dicho otras veces que no es lo mismo enseñar movimientos en el tatami sin más, que inspirar a los alumnos a tener una vida más plena y con más felicidad a través de la práctica y de la vivencia de los principios del Arte.

        Iluminar y motivar a los que están a tu alrededor para mejorar cada día; es la labor del referente, ir delante tirando y señalando el Camino a recorrer a todos los que le siguen.

        Tener la capacidad para involucrar a todos los miembros de la escuela en el proceso educativo, si el que dirige no es capaz de movilizar voluntades e intenciones para que se progrese, está claro que ese entorno no va avanzar en su educación, porque la fuerza motriz no es capaz de generar la energía necesaria para contagiar el placer por la práctica y por el estudio, si he dicho bien, ¡practicar y estudiar! Que son dos cosas muy distintas y también hay que hacerle ver la diferencia a los estudiantes para que puedan poner en practica ambas.

        Hacer ver que la educación tiene dos dimensiones, la del Dojo y la de la cotidianidad que deben unificarse, si la enseñanza solo se restringe al ámbito del Dojo, es crear una fantasía en el alumnado, que por otro lado, no le va a servir para casi nada al estudiante en su existencia.

        Es labor del educador hacer comprender al estudiante que esas dos facetas según se progrese en la disciplina se tienen que unificar, de hecho, el proceso educativo va de la dualidad a la unidad en todos los aspectos.

        Promover valores para tener una vida más realizada, por ejemplo, el cuidado del vehículo para que exista una buena calidad de vida, el correcto uso del aspecto mental, inducir a tener y consolidar una vida espiritual.

        Si se ha venido a la disciplina atraídos por la filosofía de la armonía (Ai), hay que ponerla en práctica dentro de la realidad de cada practicante, eso lleva consigo: primero, saber cuales son los fundamentos de la disciplina; segundo, no dejar de practicar y, tercero, buscar las asociaciones adecuadas entre los principios, la práctica y la realidad de cada uno para que se manifieste el equilibrio existencial.

        Conocer la tradición y apostar por innovar constantemente en la educación, no es lo mismo el educador con una estructura mental conservadora, que el que apuesta por la innovación y la expansión de la educación en su alumnado. El mundo está en constante cambio (Samsara), entonces, por qué razón no se puede progresar en aspectos que se comprueba que son mejores al cambiarlos para hacer una enseñanza más didáctica y más rica.

        Disponer de diferentes métodos para abordar el proceso educativo, no se estudia igual con un Sensei y en un Dojo donde solo haya un método para todo el alumnado, que en otro donde se disponga de diferentes procedimientos para abordar el aprendizaje desde diferentes ópticas pedagógicas, que ayudan a las diferentes personalidades de los estudiantes, el primer caso es muy limitante, el segundo caso, es más enriquecedor, más motivador y el aprendizaje se hace con mucha más seguridad y riqueza. Por otro lado, hay que contar que un alumno puede moverse por diferentes métodos cuando evoluciona en base a la experimentación que va realizando según progrese en su educación, una razón de más para disponer de varios caminos que conduzcan a la misma cima, aunque al transitarlos las panorámicas sean distintas según se va ascendiendo hacia la cumbre.

        Diferentes perfiles de alumnos tienen diferentes formas de enfocar el aprendizaje, tiene relación con lo que acabo de decir antes, hay que disponer en la escuela de diferentes sistemas que puedan ser usados por las distintas estructuras mentales de los estudiantes, porque no todo el mundo es igual y hay que atender a la diversidad, eso implica dar cabida a todos los que quieran acercarse con la voluntad de aprender.

        Tener el equilibrio justo entre lo tradicional y la innovación, pero a la vez con ciertas dosis de disruptividad, porque hay que saber de dónde se viene, luego, hay que captar por dónde soplan los vientos de la innovación, pero a la vez, tener la valentía y el arrojo de dar un gran giro hacia donde nadie ha caminado con anterioridad. Una actitud de este tipo es lo que marca un liderazgo con originalidad y con el objetivo de perfección en un Dojo del siglo XXI, pero esto no significa tener patente de corso para hacer locuras con y en la disciplina.

        

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        Que la educación impartida sea capaz de empoderar a los estudiantes, porque la meta de cualquier proceso educativo es realzar los valores que ya se tienen y desarrollar los que no se tienen o que están latentes en los estudiantes. Cualquier otra forma de enseñanza que no lo haga, es empobrecer al alumnado y debe ser descartada de inmediato, porque “No puede esperar construir un mundo mejor sin mejorar a las personas. Cada uno de nosotros debe trabajar para su propia mejora.” Marie Curie.

        Realzar la importancia del equipo en todo lo que se afronte, da igual que sea limpiar el Dojo, hacer una práctica personal o coordinar una actividad lúdica, la consciencia de equipo y de que todos remamos en la misma dirección es fundamental para el progreso educacional en cualquier escuela.

        Destacar la colaboración como método de evolución, simple y llanamente porque es el aspecto fundamental de la disciplina, tanto desde un punto de vista de la práctica, como en lo filosofíco, es el eje donde debe girar todo lo implicado con la enseñanza del Aikido.

        Preparar a las personas para afrontar cambios drásticos en sus vidas, eso significa cultivar asertividad, preparar a los alumnos para que estén seguros de sí con ideas, conocimientos y opiniones propias, esto se hace descartando las dudas, las inseguridades, los miedos y los carecteres débiles, pero, ¿cómo se hace eso? Eso se desarrolla cualtivando y ejercitándose en el Haragei.

        En esta parte de la enseñanza el Sensei aunque no tenga un gran recorrido vital -recordemos que es bisoño-, debe estudiar y hacer partícipes a sus alumnos de los principios y fundamentos filosofícos del Arte, a la vez que los debe llevar a la práctica en la contidianidad. Hablar de armonía (Ai) y luego que la vida personal sea un caos es una incongruencia; estar constatemente hablando de control mental y poseer una mente cahotica es estarse engañando a sí mismo y a los demás. Si el adiestramiento se hace de forma correcta y hay un verdadero discernimiento sobre los fundamentos de la disciplina, el alumno puede afrontar los distintos embates a los que le va a someter la vida (cambios laborales, separaciones, muertes de personas queridas, fracaso en proyectos, etc.) con entendimiento, flexibilidad y equilibrio.

        Valorar y cuidar a la madre que nos da la vida, hay que inculcar, hacer vivir y hacer comprender el papel que juega la madre naturaleza en la existencia, pensar que es un recurso inagotable y que se puede maltratar con nuestras actitudes y nuestros comportamientos, va encontra de la esencia del Aikido que hunde sus raices en la Vida que nos da la vida, de ahí, la importancia de fomentar la sensibilidad en las personas que estudian Aikido y eso comienza con el proceso que se desarrolla al estudiar la técnica pura y dura, porque aunque no se crea o no se sea consciente, el nivel de desarrollo y de sensibilidad en la técnica tiene que ir acompañado con un crecimiento en la consciencia del practicante, si no es así, estamos ante una simple habilidad física conseguida simplemente por una constancia en la práctica, pero sin ningún tipo de trascendencia en el estudiante y, éste tipo de destreza tiene una caducidad muy limitada.

        Dotar de recursos para ver la distintas perspectiva que a su vez ofrecen distintos escenarios para afronatar un determinado problema, esto está contenido dentro del marco más físico de la disciplina, que es cuando se aborda la Waza en sus diferentes circunstancia y contextos, si se utiliza el pensamiento abstracto y se hacen las correspondientes asociaciones se tendrá un ejemplo perfecto para aplicarlo en un entorno personal, laboral o vital.

        Dentro del campo de los principios o de la filosofía del Arte, es evidente el arsenal de herramientas que se pueden utilizar para tener una vida con armonía, pero claro, para llegar a esa iluminación hay que estudiar e interrogarse siempre sobre el proceso de aprendizaje en el cual se está inmerso.

        Poseer recursos, procesos y medios para evaluar el funcionamiento global del Dojo, este aspecto hay que considerarlo desde distintos ángulos: el de la enseñanza, el de la evaluación propia del alumno, -que debe de hacer su valoración personal, independiente de la del Sensei y del método que aplique-, los métodos empleados en cualquier apartado, como la que debe hacer el propio Sensei con su docencia.

        Si no hay medios para la supervisión y evaluación de lo que se hace, puede que se entre en un callejón sin salida por no haber mecanismos que nos hagan ver las cosas desde la distancia y con ecuanimidad para poder realizar una mejora continua.

        Promover un pensamiento positivo, crítico e independiente, así se crean seres humanos más sanos mentalmente y más capaces para afrontar cualquier circunstancia en la existencia, pero, ¿cómo se hace eso?

        Reconociendo las fortalezas y las debilidades propias; investigando cada fase del proceso del aprendizaje; descartar las ideas limitantes que nos quitan impulso y energía vital para avanzar; aprender a prestar atención a todo lo que nos rodea; cuestionarse de vez en cuando es un buen ejercicio de higiene mental; ver e ir más allá de las dificultades que salgan a nuestro encuentro; combinar ideas que a priori parencen incompatibles, así se puede ver sus puntos de confluencia y, por último, no rendirse nunca a pesar de las dificultades.

        

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        Vistas las características más sobresalientes para liderar un Dojo, también hay que contemplar los diferentes tipos de liderazgo que se aplican en la educación en función de las circunstacias, pero, ¿cuáles son esos diferentes tipos de liderazgo?

        Liderazgo responsable, es cuando el formador cumple con su labor como docente y toma buenas decisiones para que sus alumnos obtengan una buena educación en los distintos campos de su enseñanza.

        Liderazgo distributivo, esto se puede resumir en que cada cual (Sensei – alumnos) deben de asumir sus correspondientes compromisos y responsabilidades, por ejemplo, en la enseñanza es importante no olvidar nunca la máxima que dice: “El Sensei solo enseña el 20% del la disciplina, el discípulo debe descubrir por sí mismo el 80% restante,” esta sentencia demuestra la importancia de la práctica personal, por eso lo de antes de hacer comprender bien al alumno la diferencia entre practicar y estudiar. Si se quiere ver desde otro ángulo, esto fomenta el trabajo en equipo para alcanzar las mismas metas en el Arte, aunque las responsabilidades sean distintas.

        Y en la administración de la escuela ocurre lo mismo, para el buen funcionamiento, cada cual debe cumplir con el compromiso del que se ha hecho responsable, esto puede ir, desde tener previstos los productos para limpiar el Dojo, hasta la responsabilidad de la coordinación - organización de un seminario internacional.

        Liderazgo transformacional, hay que contemplar esa metamorfosis en dos direcciones, la que aporta la enseñaza con el Sensei como medio de evolución - referencia en la disciplina, -que a su vez también es una transformación propia aunque domine los contenidos que imparta- y, la que hace el alumno a través de la formación en sus distintas dimenciones. Cada cual debe ser un abanderarado en su parcela para desarrollarse y obtener realización en la disciplina.

        Liderazgo servidor, conecta directamente con la colaboración, unos y otros nos ayudamos para hoy ser mejores que ayer y mañana mejores que hoy.

        Liderazgo autoritario, es cuando cada uno sabe cuál es su sitio y sus responsabilidades dentro de la escuela, eso está perfectamente definido por la tradición: Sensei – Sempai – Kohai – Dohai, si cada cual asume su papel y cumple con su responsabilidad es cuando hace aparición la armonía (Ai).

        Por otro lado está la toma de desiciones que atañe al conjunto de la escuela y a la evolución de toda la comunidad, donde el papel predominante es el del Sensei. Se hace un buen uso de la autoridad cuando se utiliza para tomar las desiciones correctas con la finalidad de obtener objetivos claros y específicos y, está claro que ese papel lo debe de desempeñar el responsable del Dojo, auque detrás esté arropado y tenga el apoyo del equipo que le acampaña.

        En defensa del Sensei novel hay que decir que un liderazgo no se aprende de hoy para mañana, lleva su tiempo, por esa razón el rodaje como asistente de su Sensei durante un periodo es vital para ir remarcando esa personalidad de líder en la docencia, si a eso le añadimos que el alumno tiene condiciones es su personalidad que ayudan a desempeñar esa función, pues eso allana mucho el camino para formarlo como director de su comunidad.

        Para ayudar a consolidar y que aprenda a liderar su comunidad yo le daría un buen consejo a ese Sensei novicio y es, “que no espere por nadie ni por nada,” eso significa que tanto en la enseñanza, en la organización administrativa, como en los eventos lúdicos no le debe de frenar nada ni nadie.

        Una situación se puede sustituir por otra para que la dinámica fluya y poder concluir lo que se está realizando, esto es como aplicar el principio del cambio en la técnica. Si se sienta a esperar por un alumno por las razones que sean o por un colega para realizar un proyecto, lo más probable es que se malogre una buena oportunidad y por la espera se pierda un buen Time, porque esas personas están a sus asuntos y se ha olvidado de lo que tenían entre manos en común.

        No hay que pararse por nadie ni por nada, las personas que están en el proyecto educativo pueden caminar al lado o detrás del Sensei si realmente tienen un verdadero interés en la disciplina y en la metodología que aplica, visto desde otra óptica, es aplicar el principio de Irimi en todo momento y en todo lo que haga. Esto es mejor captarlo en teoría y aplicarlo inmediatamente en la acción, no esperar a entenderlo por estrellarse una y otra vez por la falta de disciplinas y de compromiso de las personas que le rodean.

        Por otro la están las situaciones complicadas o difíciles de afrontar, que cuando uno se pone al frente de una escuela solo es cuestión de tiempo de que se manifiesten, pero si se sabe torear bien todos esos conflictos, la experiencia que se acumula es de inestimable valor y va forjando el carácter de liderazgo del docente. El aprendiz debe estar ojo avizor cuando esos problemas ocurren en el Dojo de su Sensei y tomar buena nota de como les da solución, es una experiencia indirecta muy valiosa y a tener muy presente porque en un futuro cercano le va a ser muy útil.

        Hasta aquí las veintidós características necesarias para poder ejercer un liderazgo en el Dojo y de esta manera que pueda haber una buena guía para motivar e instruir a los estudiantes.

        Volviendo a retomar la lista de los problemas más comunes que salen al encuentro del Sensei novel cuando deja la sombra que le cobija, se va a topar con:

        La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace (Makoto).- Tiene una relación directa con el liderazgo autoritario, por ejemplo, si llegas a un acuerdo con un alumno que tiene tanto tiempo para hacer esto o lo otro con el objetivo de alcanzar un determinado nivel y no ha habido ninguna causa de fuerza mayor que haya impedido llegar a esa meta, no es bueno posponerlo, porque menoscaba tu autoridad y lo que es peor, el alumno ha detectado una fisura en tu carácter de enseñante y la va a volver a utilizar para su beneficio, por otro lado, estás creando un ancla dentro del entorno que va a frenar las dinámicas y el avance de toda la comunidad, este tipo de aptitudes llama y atrae la disruptividad en los alumnos que se va a complicar con otros comportamientos peores en un futuro cercano.

        

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        Pero, ¿cómo hacemos para educar en la coherencia a nuestros alumnos?

        Facilitar experiencias vitales, el educador debe ofrecer procesos y vivencias que acerquen al alumnado a dimensiones altas como ser humano, por ejemplo, la meditación como un proceso de acercamiento a la auténtica realidad como Ser.

        Periodos de trabajo intensos donde el alumno pueda descubrir sus capacidades internas dormidas que desconocía que poseía o las ponga a prueba, para ello los intensivos son una herramienta de inestimable valor; viajes de estudio, son muy enriquecedores para los alumnos cuando acompañan a su Sensei, por ejemplo, en un intensivo en otras regiones o países.

        Contestar a las interrogantes del alumnado, según el estudiante vaya contrayendo un mejor compromiso con la disciplina, más preguntas le van a surgir, es deber del que conduce su formación contestarla todas, luego, habrá algunas respuesta que sean de comprensión inmediata, pero habrá otras que necesiten que el estudiante las rumie durante un tiempo para que él en base a su reflexiones llegue a la comprensión que su maestro quería transmitirle.

        Un campo donde se ve el progreso del alumnado es qué cantidad de preguntas hace y la calidad de éstas interrogantes, ahí se ve el proceso de ahondamiento en la Waza y en la Vía. Cuando los estudiantes no hacen preguntas, yo me preocuparía mucho, porque hay algo que no se está haciendo bien por alguna de las partes implicadas en el proceso educativo.

        Reafirmación en los valores de la disciplina, cada cualidad, cada principio que se descubra debe estar avalado y ratificado por la experiencia y la vivencia en el proceso de práctica que van desarrollando los estudiantes, eso no solo va consolidando su carácter si no también su arraigo en la disciplina, es decir, se trata de llevar el desarrollo educativo con ligazón entre el ejemplo que da el que dirige, la teoría del Arte y los hallazgos que el alumno vaya haciendo en su recorrido al ir progresando, esto es síntoma de tener una coherencia formativa.

        Ofrecer siempre un buen ejemplo, si el faro no alumbra, está claro que el naufragio está garantizado y casi con toda seguridad que no se podrá salvar nada de él. Las personas aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice, por muy buena retórica que se tenga.

        Crear y cuidar una atmósfera de confianza para el aprendizaje, es clave que los estudiantes confíen en su Sensei y en el método con el que enseña, porque “La obediencia es un poderoso solvente” Nisargadatta Maharaj de los obstáculos propios de la enseñanza y para todo aquello que frena el aprendizaje, llámense ésto: resistencias físicas y mentales, dudas, inseguridades, miedos, temores, falta de constancia, etc.

        Es como cultivar el campo, si el suelo no es fértil (el ambiente del Dojo), poco o nada va a crecer en ese lugar, así pues, es responsabilidad del que dirige generar alrededor suyo una ambiente ideal para la superación en el aprendizaje.

        Aplicar para todos el sentido de la responsabilidad (incluido el Sensei), he hablado varias veces de la importancia de dar un buen ejemplo, pues el primer incoherente no puede ser el responsable de la educación, porque si así fuera el conjunto se tambalea nada más comenzar. También se definió más atrás la importancia de que cada uno asuma su responsabilidad para que las cosas se hagan en armonía (Ai), así que para que reine la fraternidad nadie puede estar por encima de eso, porque si no, enseguida hace aparición la discordancia en toda la comunidad.

        Hacer ver la importancia de la etiqueta para en buen funcionamiento del Dojo, que una de las cosas que se desconoce es que la etiqueta desarrolla la consciencia de aikidoka sin saberlo el alumno y eso se hace a través de los gestos y hábitos que se establecen en relación con el otro y con el entorno. Es un elemento invisible que no solo crea una buena atmósfera externa, sino también interna en cada alumno, es un aspecto tan cotidiano, que por eso creo que se descuida una comprensión más profunda y lo más normal es que se entre en una ejecución mecánica a falta de energía consciente para captar lo que hay detrás de cada gesto o en cada comportamiento, por ejemplo, ¿por qué tengo que saludar tantas veces al compañero de práctica con respecto y agradecimiento? ¿Y en qué va a cambiar eso mi carácter?

        Veamos del lado opuesto, toda persona sensible, -independientemente que tenga o no nivel en Aikido-, si entra en un Dojo donde no se realice una buena etiqueta lo va a captar inmediatamente, porque independientemente de los usos y costumbre, -en este caso son japoneses-, cuando los miembros de una comunidad no tienen una buena urbanidad eso se respira y va impregnando el ambiente donde están. Todos nos sentimos bien cuando nos respetan y nos atienden con educación, es un sentimiento muy humano y no es más atrayente estudiar en un Dojo con una atmósfera agradable que desagradable.

        Si el formador enfatiza estos siete aparatados en su enseñanza y en las dinámicas que implante en su escuela, obtendrá como resultado enseñar la coherencia a la vez que la hace crecer en sus alumnos, de esta manera proporciona una senda segura y tranquila para el proceso educativo.

        

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        Ser el primero en ser constante en las clases.- Esa mentalidad que anda a caballo entre la edad media y el ser un vago redomado no tiene cabida en la docencia en los tiempos actuales, me explicaré, es muy típico que el instructor no asista a clase y que los alumnos tengan que practicar solos sin que hubiera una causa de fuerza mayor que justifique esa ausencia. Eso es tener una jeta que se la pisa y nada de responsabilidad, también habría que culpar a los alumnos que apoyan esos comportamientos de vasallaje.

        El primero que tiene que estar al pie del cañón es el Sensei responsable de la formación de los alumnos de ese Dojo, esa es la razón de ser el primero en ser persistente en la asistencia a las clases, eso trae como consecuencia el ser coherente con lo que se hace y dar un buen ejemplo de su compromiso con la enseñanza y con la Vía.

        No ajustarse a los tiempos previstos.- Esto puede ir desde no respetar el horario establecido para las clases, los seminarios o los intensivos, el alargarlos sin una justificación de peso demuestra que no había planificación ni una temporización de los contenidos que se imparten, también demuestra el desorden mental del profesor.

        El hecho de prolongar las sesiones por simple emoción o por desbarajuste, es fatal para la disciplina del alumnado y de su práctica, tampoco ayuda a que el estudiante vaya adquiriendo un orden mental en los contenidos impartidos.

        Por otro lado está el plan de estudios, que debe tener un tiempo de asimilación para cada nivel que se haya previsto en función de la dificultad que tenga, porque de no haberlo, es un eterno hacer sin concretar una meta temporal que no lleva ninguna presión extrínseca sobre el alumno y eso conduce a que no se produzcan logros concretos en el aprendizaje en los distintos espacios temporales que se hayan establecido con anterioridad.

        Si se elige el proceso de los grados, es obvio que debe estar temporizado el acceso a cada escalón formativo, porque de no hacerlo, va a ser una eterna frustración, un agotamiento de la energía y de los recursos de los alumnos, con el consiguiente cansancio, desilusión y con toda seguridad el abandono de la práctica de la disciplina.

        Todo esto entronca con lo que se hablo más atrás, el instructor novel debe tener previsto de antemano los contenidos que va a impartir y si no los tiene, debe usar los de su referente.

        No dejarse influir por el estado de ánimo (Fudoshin).- Hay que tener muy claro una cosa, la vida del docente y la vida privada nunca se deben de mezclar, como tampoco una debe influir en la otra.

        El Sensei cuando esta en el Dojo no puede reflejar ni comunicar sus preocupaciones o sus problemas personales, como tampoco lo deben de hacer los alumnos, eso se queda en la puerta del Dojo para todo el mundo. La escuela debe ser un espacio limpio de energías que alteren la trasmisión de la enseñanza, eso hará que cada uno de sus miembros se focalice el los distintos objetivos que tiene sin que nada le distraiga.

        Tampoco debe haber alumnos preferidos o marginados, si él cree que hay alguien que no debe de estudiar con él, la solución es simple, no aceptarle como estudiante. Las “distinciones” las marca el nivel de evolución y de comprensión en la disciplina, no un favoritismo emocional.

        Hay que tener mucho cuidado con “el coleguismo y el favoritismo” que es muy fácil que se cuele en éste apartado.

        

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        Los familiares (de haberlos) son alumnos.- Es muy común dar un trato preferencial a los parientes, llámense éstos: pareja, hijo, hermano, sobrino..., eso es el error más grave que se puede cometer para socavar el respeto, la autoridad y el rigor de la enseñanza en un Dojo. Es mejor hacerlo al revés, a la familia se le debe de exigir muchísimos más que a los otros alumnos, al hacerlo, se gana el respeto entre los demás estudiantes, aumenta la autoridad del Sensei y fortalece la enseñanza que trasmite.

        Otro apartado que hay que considerar con los parientes y que muchos Sensei noveles suelen ser muy permisivos, es con el no cumplimiento de la etiqueta, eso es muy contraproducente para el entorno y para la autoridad del maestro, porque nadie debe estar por encima de las normas que regulan el comportamiento de toda la comunidad y por extensión del Aikido y, esto es fácil de comprender, porque ¿qué pasa cuando algunos ciudadanos de un país se creen que están por encima de la ley? Luego, el responsable del Dojo debe de hacer una reflexión, ¿cómo se van a comportar mis familiares cuando salgan de mí Dojo? Ya que desconocen su posición y su comportamiento frente a los demás cuando visiten otros entornos, bien de viaje de estudios o a realizar un seminario, porque es por todos sabido que los alumnos son el reflejo del trabajo y de la enseñanza impartida por un profesor.

        Tampoco se debe dejar que la familia tenga un mayor campo de influencia en las decisiones de la comunidad que el resto de practicantes, es otro de los grandes desastres que se comenten en la transmisión de la enseñanza y en la administración de un Dojo, si se hace es cuando aparecen los guetos endogámicos liderados por familiares ineptos, habiendo dejado atrás a personas con mucha más cualificación y con mucha más capacitación para liderar y llevar a esa comunidad de practicantes a cotas más altas. Si el familiar no es competente para capitanear la comunidad de practicantes debe de ser apartado y ser un practicante normal, por otro lado se comprueba el desprendimiento - desapego del Sensei en la Vía y el valor que da a la transmisión de la enseñanza en su Dojo.

        Viéndolo en la posición de estudiante, no vale hacerse amigo del hijo o la hija del maestro con la pretensión de tener acceso a una información o a una relación de privilegio, todo eso si lo permite el director de la escuela, va a menoscabar la calidad de su enseñanza y la atmósfera del Dojo que dirige.

        No aceptar que van hablar mal de la labor que se hace.- Tanto los colegas del mismo entorno de formación, como de ámbitos ajenos, al igual que algunos estudiantes van a menospreciar, ignorar e incluso van a ser esfuerzos por arrinconar la labor instructiva que se haga, da igual que se posea un buen método, una maravillosa pedagogía, una excelente planificación y que se hagan aportaciones e innovación de gran calidad en la enseñanza, porque hay que contar que en el mundo del Aikido y, más en España, ¡que el deporte nacional es la envidia! Los incapaces van a ser todo lo posible para despreciar e ignorar el trabajo que se realice.

        Lo más probable es que éstas circunstancias se den en otra latitudes también, así pues, no hay que hacer caso a los baldragas o bragazas que se dedican a desprestigiar un día sí y otro también el trabajo realizado, hay que concentrarse el la labor que se está haciendo, porque esos que tanto critican son los más inútiles y los menos que aportan a la disciplina, pero para que no afecten ese tipo de comportamientos, hay que estar prevenido y preparado para que esas circunstancias no frenen y no dificulten la labor de las nuevas generaciones que se ponen en la vanguardia de la disciplina.

        El problema está cuando ese tipo de situaciones las dejamos que nos influyan, porque si pasa eso, significa que el nuevo Sensei no ha realizado un buen rodaje previo, que no está consolidado en un buen centro como docente y no tiene las ideas claras sobre cómo quiere transmitir su enseñanza. Es un hecho demostrado que éstos perfiles con toda seguridad les van a tumbar y, se va a perder un potencial que puede hacer grandes aportaciones al Arte siendo toda una lastima que así fuera.

        Por esa razón es de una importancia trascendental cuidar mucho las compañías con las que el nuevo Sensei departa conocimientos, experiencias y tiempo, porque ya lo dice el refrán: “Dime con quién andas y te diré quién eres,” así que si establece nuevas alianzas y éstas son ponzoñosas pueden ser muy destructivas para su evolución.

        Las nuevas uniones o simpatías deben de ser que aporten ayuda, conocimiento, igualdad de condiciones y crecimiento, es decir, que sumen a lo que ya se tiene y no que subyuguen, resten o causen un caos en el conocimiento y en la estructura con la que se cuenta aunque sea pequeña, por ejemplo, si el nuevo docente se relaciona o se asocia con un entorno de un referente toxico buscando el simple reconocimiento para los grados de él y de sus alumnos, -que eso pasa mucho en el mundo del Aikido-, eso es un virus que lenta e implacablemente va enfermando su Dojo, su trabajo y a su gente, dicho de otra manera, va a ser más el costo a pagar en un sentido negativo que el beneficio que se pueda obtener.

        Por el contrario, las adhesiones que aporten con un talante sano, sincero, constructivo y armonioso eso es una ayuda inestimable para afianzarse y proyectarse en su crecimiento hasta que llegue a su madurez.

        No es nada trivial saber elegir a los compañeros de viaje en la faceta de docente, es preferible estar solo que mal acompañado, ¿que es más duro? ¡Cierto! Pero también evita mucho gasto de energía inútil, muchos recursos personales y económicos malgastados, muchos bloqueos emocionales y perdidas de tiempo innecesarias que se podría aplicar a otros campos para crecer.

        Todas estas perdidas de tiempo y de capital muchas veces pasan desapercibidas y no se es consciente de ellas hasta que se tiene una experiencia negativa con alguna alianza que se ha establecido previamente y no ha salido bien o no ha sido satisfactoria, a raíz de ello se comienza a reflexionar sobre todos los recursos que se han invertido y que se han ido por el desagüe por elegir una mala compañía para una parte del viaje.

        No distinguir entre la vida docente y la privada.- El Sensei novel que mete en el mismo saco su docencia y su privacidad tiene un grandísimo problema que le puede tirar por tierra todo el trabajo que a hecho para llegar a ser un instructor y su futura labor como educador.

        La línea tiene que estar bien definida y nunca se debe de traspasar. Por otro lado, hay que desterrar del Dojo y del tatami todo sentido de sensualidad por parte del Sensei que dirige ese centro de enseñanza, porque de no hacerlo, dice mucho de la persona que hace esas cosas, del estado de su mente y de la “enseñanza” que imparte. También esto es aplicable si un alumno entra en ese terreno tan atractivo a la vez que peligroso y que mina un entorno como la imagen de la escuela.

        Aceptar que la vida de un Sensei va a ser solitaria.- Como decía John Milton, “La soledad a veces es la mejor compañía,” porque un Sensei siempre está muy expuesto, dado que siempre está muy demandado por las responsabilidades y el compromiso que ha adquirido y eso cansa mucho a la vez que es un gran desgaste energético, por esa razón, es muy importante ser amigo de la soledad transformadora.

        Pero hay que entender correctamente el concepto, no es un aislamiento que coarta nuestra libertad, tampoco es una nostalgia o añoranza de algo o de alguien, menos aún un estado de tristeza, es todo lo contrario habiendo espiritualidad e interés por la superación en el docente. Hay que ver la soledad del Sensei como un espacio de reflexión y de aprendizaje, porque se goza de una estimable compañía, que es el silencio y el tiempo revelador, que es capaz de inspirarnos con la observación de la naturaleza y abre las puertas de la mente a la vez que ensancha el espíritu de búsqueda y perfección.

        Otro aspecto que aporta la soledad, es que no hay que descuidar los periodos de recuperación y descanso después de una temporada de instrucción donde se ha estado en contacto con muchas personas junto con una gran carga de trabajo, es un espacio que hay que conservar y tener previsto para cargarse de nuevo con una energía renovada, para así poder afrontar el siguiente proyecto completamente recuperado, porque a buen seguro estará cargado con los mismos retos e intensidad de trabajo que la etapa anterior.

        

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        ¿Hay que salir de la sombra cuando el Sensei está vivo, o por el contrario, hay que esperar a que muera para independizarse?

        Aquí hay muchos factores que están en juego, en especial el proceso de la capacitación del discípulo, si el alumno está bien formado, el momento en que se haga no debería ser un problema, más que nada porque ha llegado su momento. Para lo que sí tiene que estar preparado el nuevo Sensei es para cuando su maestro ya no esté en éste mundo, porque es una etapa por la cual hay que pasar y superar y, más si se tiene una relación muy estrecha.

         Muchos instructores noveles cuando llega ese momento de orfandad su mente se trastorna y comienzan a tener comportamientos raros que poco tienen que ver con la disciplina y con la Vía; tenemos que aplicar lo mismo que cuando se muere una madre o un padre, hay que saber aceptar y adaptarse al nuevo cambio (Musubi) con el correspondiente duelo sin que se altere nuestra mente.

        Otra circunstancia con la cual hay que contar, es en qué momento se llego a la casa del maestro (al Dojo), porque no es lo mismo conocer a un Sensei que nos inspira y queremos estudiar con él en el momento de su emancipación, que cuando está en el ocaso de su existencia, en éste último caso quizás sea necesario estar el mayor tiempo posible bajo su sombra para poder impregnarse bien de su enseñanza. No son cosas que sean lineales (Irimi), a veces hay que aplicar la sinuosidad (Ura) si fuera necesario hacerlo.

        Lo que nunca debería pasar, es estar época tras época con el maestro y no dar el salto a docente, -siempre y cuando se aspire a eso, ¡claro está!-, porque eso demostraría que el alumno tiene graves problemas mentales como se han descrito más atrás.

        No hay que olvidar a la tradición que dice, "Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija," y eso siempre es una garantía de éxito y de buena formación para poder transmitir el testigo a los que vienen detrás.

Ishana Pérez.

Aiki - Publis del mes de Septiembre de 2022.

          La relación con mí Sensei.

        

 Les adelantamos el título y la portada de la próxima publicación de nuestro Sensei Ishana Pérez en Enero de 2023.

Manual para la Construcción Técnica en Aikido. 

        No se piense que es un libro al uso en Aikido, porque lo más común cuando se habla de manual en la disciplina es hacer un volumen donde se muestran fotos realizando técnicas, nuestro Sensei va más allá de eso como nos tiene acostumbrados con sus propuestas.

        Al estar por encima de una visión restrictiva con el planteamiento para la integración de Waza en la disciplina, desarrolla un procedimiento que cualquier practicante puede llevar a cabo a la hora de construir las técnicas de una manera muy distinta y muy novedosa. Eso quiere decir que el sistema que describe está antes y sustenta a cualquier enfoque para aprender o enseñar la técnica, independientemente de la corriente de Aikido que se siga.

        Es un texto donde se describe un proceso muy detallado en seis fases para el aprendizaje del Aikido. El uso con el que lo concibió es para la realización de una práctica personal, de esa manera los estudiantes pueden tener mucha solvencia en la ejecución de su aprendizaje de una manera holística.

        Pero como siempre, con la versatilidad que caracteriza a nuestro Sensei con las herramientas metodológicas aplicadas al Aikido, también lo enfoca para que los profesores puedan mostrar el Kihon a sus alumnos en sus clases, desarrollando una enseñanza de calidad con una estructura muy bien pensada para poderla aplicar de menor a mayor dificultad y de fácil ejecución en sus Dojos.

   

¡Así es como lo hicimos!

        

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