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La formación marcial para los más jóvenes de la casa es una buena asignatura como complemento a su educación, incluso puede marcar de una forma especial todos esos años que se ha permanecido en un Dojo estudiando.

        Quien no recuerda esos tiempos con nostalgia y añoranza que después se vieron frustrados por distintas razones ya de mayores. O los que les marco tanto, que lo han integrado en sus vidas y aún después de tantos años siguen ejercitándose en su arte marcial.

        En este artículo nuestro Sensei Ishana Pérez nos aporta su visión de cómo se debería enfrentar ese reto por parte de padres y educadores.

        

Guarderías marciales

        Las guarderías marciales es un lugar donde los progenitores o educadores aparcan a sus hijos para liberarse de ellos por un tiempo concreto.

        Cuando digo aparcar lo digo en un sentido literal, es decir, colocar al niño en un lugar, en este caso, en una instalación para supuestamente hacer un arte marcial.

        Aquí se plantea otro problema, ¿realmente se enseña una educación marcial? O, ¿es un paripé para que un individuo se saque unos cuartos? Y lo peor, sin hacer su trabajo como debería hacerse, por ejemplo: en las clases en vez de trabajarse, diseñarse, planificar… los ejercicios para desarrollar y trasmitir las bases de su arte se dediquen a que sus alumnos jueguen al fútbol, cosa siempre más fácil para profesores vagos, poco profesionales o mal formados.

        Que proliferen este tipo de establecimientos es culpa de los progenitores de las criaturas, lo digo porque si hicieran bien su labor como responsables de la educación de sus hijos, este tipo de establecimientos no existirían.

        

        ¿Qué es lo que un responsable de un niño o adolecente debe saber para apuntarlo a que practique un arte marcial?

        1.- Que su frustración de cuando era joven por no seguir practicando un arte marcial no es una herencia para su hijo, y por lo tanto, no condicionarle a que practique la que dejó en el pasado.

        2.- Porque una cosa son sus gustos y otra muy distinta los de su hijo.

        3.- Le ha preguntado a su hijo si realmente quiere hacer este tipo de disciplina, o se deja llevar de la moda del momento, del comentario del amigo, o ser igual que el vecino que tiene el suyo haciendo un arte marcial.

        4.- Puestos en que la respuesta de su hijo sea afirmativa, debe mostrarles las distintas modalidades que estén cerca de su entorno, (más que nada porque eso es lo que va a acondicionar la elección), e ir a probar al menos una vez cada una de esas artes (yo aconsejaría 1 semana).

        5.- Teniendo elegida la disciplina que su hijo quiere, debe visitar a varios profesores que la impartan, -yo recomiendo por lo menos 3-, y que le expliquen cuál es el plan de estudios que va a recibir su hijo en su centro de enseñanza.

        6.- Asegurarse que su hijo va a estar en las manos de un buen formador, aquí es importante que no se deje obnubilar por la cantidad de diplomas que posea dicha persona; por el montón de danes que tenga; o por muy campeón que haya sido. La mejor guía para saber si es una buena escuela y un buen formador es su plan de estudios y el trabajo realizado con otros niños o adultos.

        7.- Tiene que saber que es muy importante, que si no siempre, de vez en cuando tiene que ver y estar presentes en las clases de su hijo.

        8.- Que mensual, trimestralmente o semestralmente debe recibir por parte del formador de su hijo un baremo del progreso de su niño, y por supuesto, anualmente una memoria de las metas conseguidas.

        9.- Tener clara la diferencia entre un deporte marcial y un arte marcial (Budo), dado que no es lo mismo, y tiene que tener claro qué tipo de educación complementaria quiere para su hijo.

        10.- El que su hijo se eduque un una escuela implica un compromiso con ese centro de enseñanza, -eso significa una participación activa-.

        Teniendo en cuenta este decálogo (puede ser cualquier otro, siempre y cuando se haga una investigación en dónde formar a su hijo) un progenitor puede estar seguro de una buena educación complementaria para su vástago.

        

        Veamos en un sentido general por qué es bueno y recomendable que los niños y adolescentes hagan ejercicio:

        Para que desarrolle sus capacidades para expresarse y comunicarse, aspecto crucial en la sociedad en la que vivimos actualmente.

        Que sepa adquirir y utilizar información; en cualquier actividad física no solo es importante hacerla, sino tener un soporte intelectual para comprender mejor lo que hace y por qué lo hace, el origen, el aporte de todos los maestros del pasado, etc., eso es responsabilidad del profesor de dicha escuela, el cual debe dar toda esa información porque es a la tradición que representa; más todos los medios disponibles hoy en día.

        Que desarrolle el pensamiento y las habilidades para resolver problemas, aspecto crucial para conseguir seres independientes y autosuficientes.

        Para que mantenga la disposición para el estudio y el gusto por ir a la escuela, la actividad física es un complemento ideal al estudio, tanto en la antigüedad (mens sana in corpore sano), como en la actualidad, ver el siguiente enlace:

        https://rafamartinezgallego.wordpress.com/2015/06/21/la-gran-mentira

        Que se sienta seguro y competente en el plano motriz, si el físico no acompaña todo se hace más cuesta arriba, y si a eso sumamos la obesidad y el sedentarismo de los niños actuales, es tremendo el problema. Cada día son más los estudios que confirman que un buen desarrollo motriz estimula mucho y mejor las funciones cerebrales.

        Que desarrolle las capacidades que le permitan enfrentar desafíos y fortalezcan su creatividad, autoestima y motivación, aspectos vitales para hacer del niño una persona adulta y responsable.

        Que sea capaz de adaptarse y manejar los cambios que implica la actividad cinética; es decir, tener el control de sí mismo, tanto en el plano afectivo como en el desempeño motriz, ante las diversas situaciones y manifestaciones imprevistas que se dan en la acción, y para eso las artes marciales son ideales.

        Que sepa apreciarse y respetarse a sí mismo y a los otros, aspecto crucial para vivir en sociedad.

        Que comprenda y aplique reglas para la convivencia y el juego limpio, dado los tiempos en que vivimos que parece que solo se premie al más rufián, este aspecto es clave para desarrollar la ética del niño.

        Que se integre a un grupo y al trabajo en equipo; es decir, desarrolle el sentido comunitario, otro aspecto para una mejor socialización y un buen ciudadano.

        Que sea responsable y ejerza la autonomía personal; el sentirse capaz es una gran motivación para emprender cualquier empresa, bien sea ésta laboral o personal.

        Que conozca sus derechos y deberes, y sepa aplicarlos o hacerlos valer.

        Que cultive un buen estado de salud, esto ayuda a mantener su cuerpo vital, favoreciendo el desarrollo de su organismo dado que facilita el funcionamiento de sus órganos y sistemas corporales, por ej., el corazón, el sistema respiratorio, el óseo y el sanguíneo. También conecta con colaborar en la mejora de la sanidad de su pueblo, región o país.

        Como elemento preventivo para que no haga aparición el aislamiento, la obesidad, el sedentarismo y el trato con otros niños.

        Que mejore la calidad de su sueño, aspecto muy importante para el crecimiento y desarrollo en la infancia.

        Que desarrolle actitudes tanto para conservar el ambiente y hacer un uso racional de los recursos naturales, como para preservar el patrimonio cultural.

        Que sea capaz de seguir aprendiendo fuera de la escuela y aplique lo que sabe, este aspecto es clave cuando se estudia un arte marcial, dado que no se limita a dar patadas y puñetazos, sino que hay otros muchos puntos a tener en cuenta: conocer otra cultura, la educación para planificar, el estudio de la estrategia, las diferentes tácticas para llevar a cabo un plan, etc.

        Cada sesión que se planeé, realice y evalúe en las escuelas marciales por parte del formador, será una oportunidad para acercarse a esos aprendizajes; cada sesión que se desaproveche, bien por ser vago, por falta de profesionalidad, o simplemente por ser un intruso, irá en detrimento de su logro. Por lo tanto, aquí vuelve a hacer aparición la importancia de la correcta elección por parte del progenitor del centro de enseñanza.

        Los contenidos, los métodos, las actividades motrices y los procedimientos de evaluación que se desarrollen en las escuelas marciales, según el nivel de los alumnos servirán para alcanzar dichos aprendizajes.

        

        Veamos ahora las aportaciones desde un punto de vista marcial:

        Lo primero y más importante es la etiqueta, que el alumno sepa y aprenda cómo hay que comportarse con las distintas personas que hay en el Dojo: Sensei (profesor), Sempai (alumnos veteranos), Kohai (alumnos nuevos), Dohai (alumnos que llegaron al mismo tiempo que él), los simpatizantes y los visitantes del Dojo. También todo lo demás que comporta la correcta urbanidad marcial.

        Divisiones parecidas o similares se las va a encontrar a lo largo de su vida en diferentes ámbitos sociales y laborales, por lo tanto, cuanto antes se adentre en esta asignatura mucho mejor, y lo más crucial dentro del Dojo, va a generar la correcta actitud para que fructifique el aprendizaje marcial.

        La etiqueta nos lleva a otro campo paralelo y es la educación en valores, el primero y cimiento del crecimiento como persona y como budoka es la disciplina, aspecto que condiciona todo lo que se edifique encima.

        Este campo va desde la higiene: la personal, la del Dojo, la de los elementos de práctica, etc., hasta las 7 virtudes del bushido, esto significa que se construye por fuera y por dentro simultáneamente.

        El siguiente escalón es el desarrollo de capacidades, que tenemos que comenzar con las físicas:

        La flexibilidad.- ésta primero se tiene que manifestar en su cuerpo, algo que por otro lado por ser pequeñitos ya se posee, pero lo crucial aquí es hacerle comprender que es su calidad de vida en un futuro a medio y largo plazo, y establecer el hábito de realizarlo en la cotidianidad, y por su puesto la aplicación a su arte marcial.

        El otro aspecto que hay que enseñar de la flexibilidad es la aplicación a la resolución de conflictos, tanto dentro del contexto técnico como de las metas y objetivos a conseguir.

        La fuerza.- la fuerza es absolutamente imprescindible para el ser humano, pues además de ayudar a mantener la postura corporal permite realizar multitud de acciones cotidianas: levantar objetos, apretar, estirar, empujar, retorcer, etc.

        En los jóvenes una asignatura de vital importancia en la higiene postural, donde a parte del desarrollo de la fuerza entran otros aspectos físicos, porque sin un cuerpo tonificado, la estructura corporal se desmorona y se tuerce, acarreando multitud de enfermedades.

        Existe otras razones, aparte de las expresadas en el párrafo anterior, para desarrollar la fuerza: nos facilita la práctica de algunas artes marciales, para las cuales es imprescindible; en otras hay que mantener un buen tono muscular pero hay que renunciar a ella para poder desarrollarlas en profundidad dando prioridad a conceptos de trabajo interno. Por otro lado, nos aporta belleza estética gracias al desarrollo muscular que se produce, aspecto muy importante para la autoestima personal.

        Potencia.- la potencia hay que aprender a utilizarla en el contexto que cada arte marcial exija. Es decir, se puede aplicar en un golpe (Atemi), en el desplazamiento o en el movimiento.

        En la potencia no solo cuenta el trabajo físico-técnico también está conectada con otras capacidades internas que hay que cultivar, como por ejemplo la atención y la concentración para que sea rentable.

        La resistencia.- la resistencia es un factor importante en cualquier arte marcial, porque si ésta disminuye también disminuirán en forma paralela las otras cualidades que hacen posible los buenos rendimientos. Hay que entender los varios tipos de resistencia dentro del campo marcial, básicamente:

        La resistencia general, aeróbica u orgánica, se da cuando se realiza un esfuerzo de larga duración, pero de intensidad moderada y para el cual la cantidad de oxígeno que se utiliza es igual a la que se absorbe. Se da por lo tanto un equilibrio entre el oxigeno aportado y el que es absorbido.

        La resistencia anaeróbica, se da en esfuerzos de mayor intensidad aunque de menor duración. Cuando el ejercicio es demasiado intenso la cantidad de oxígeno que el cuerpo necesita consumir es superior a la que le puede aportar, originándose una "deuda de oxígeno" que se podrá equilibrar una vez terminado el ejercicio.

        Velocidad.- es la capacidad física básica de realizar acciones motrices determinadas en el menor tiempo posible.

        En ella influyen los aspectos fisiológicos de cada persona.

        Vemos que la velocidad de movimiento o motriz se puede parcelar según los intereses de la práctica, por ejemplo, la parte del cuerpo en la que nos enfoquemos o el tipo de movimiento a realizar. Por ejemplo, alguien puede tener piernas rápidas para patear, pero ser más lento con los puños. Por otro lado, una persona puede ser rápida al golpear, pero lenta al desplazarse, etc.

        Velocidad de reacción, este tipo de velocidad se refiere a la cantidad de tiempo que se necesita para responder a un estímulo, de manera que éste gatille una reacción determinada en el sujeto. En ella influyen, entre otras cosas, la concentración, el nivel de alerta en que la persona se encuentra, y tiene también un importante componente genético.

        Coordinación motora.- son todas las formas de movimientos naturales que son necesarias para la motricidad humana, que sirven de sustento para la motricidad fina o especializada para la adquisición de destrezas más complejas dependiendo del arte que se practique.

        Estas se pueden dividir en: locomotrices, no locomotrices, de proyección o recepción, desplazamientos, saltos, giros, equilibrio, éste puede ser en estático o en movimiento, coordinación, y dentro de ésta: dinámica general, óculo-manual y óculo-pédica y dinámico-manual; y por último, ejercicios de ajuste corporal.

        Todos estos aspectos que se acaban de enumerar es importante que se cuiden y se desarrollen dependiendo del tipo de arte marcial que se practique y adaptados a las condiciones físicas del niño y del adolescente. El educador marcial en un sentido de lo físico necesita crear ambientes de aprendizaje favorables a los alumnos, -de respeto, de buen trato, de aliento, de apoyo mutuo, de entusiasmo e interés, de seguridad, de confianza, de gusto por realizar la actividad o el arte que imparte, abiertos a las sugerencias, con sentido y claridad de lo que se va a llevar a cabo y para qué, en los que haya un aprovechamiento efectivo del tiempo en lo que es prioritario-, y dar atención a las diferencias individuales y a los distintos intereses por la actividad marcial. La planeación y la realización de actividades idóneas, con sentido para los alumnos, tienen que ser congruentes con este entorno de trabajo que se planteen. De ahí que el Sensei no sea vago y adecue la programación de sus clases a las necesidades del arte y de sus alumnos. Entonces podemos hablar de responsabilidad, profesionalidad, amor y entrega por lo que se hace.

        

        El siguiente paso es el cultivo de capacidades internas, éstas son:

        Autocontrol.- es la clave para hacer una persona saludable y equilibrada en un futuro venidero, cualquier arte marcial tiene en sus contenidos bases para el crecimiento de sus pequeños practicantes y hacer de ellos buenas personas.

        Aspectos como la correcta respiración, la concentración, la abstracción, la atención, son elementos, primero, de salud para toda su vida, y segundo, de rendimiento en cualquier campo profesional o personal que el niño o adolescente se quiera desarrollar, tanto en el presente como en un futuro.

        Otro aspecto a cultivar es la meditación, que no tiene nada que ver con lo religioso, cosa que muchos educadores no comprenden adecuadamente. Por ejemplo, meditar sobre la respiración no tiene nada que ver con la mística, aunque haya religiones que incluyan esta forma de meditación dentro de sus técnicas.

        Otra cualidad importantísima para niños y adolescentes en la meditación es el cultivo de la quietud física, que se relaciona con el autocontrol físico y mental.

        Perseverancia.- este punto es clave porque se relaciona con el valor del esfuerzo, el ponerse unas metas y trabajar por esos objetivos para alcanzarlos es algo que va construyendo el carácter del niño. Otro punto importante dentro de la perseverancia, es la educación en pensar cómo va a conseguirlo y estructurar una o varias estrategias para llegar al fin que quiere. Es obvio que el niño o adolescente inicialmente no va a trazar toda esa estructura formativa, eso responsabilidad de su Sensei, pero al sumergirse en ella y ver su mecánica se va educando en tener orden y plan para afrontar retos.

        Aquí hay que hacer mención a los grados, que son importantes para la motivación del niño, pero hay que plantearlos como método de educación a través del esfuerzo y la disciplina, no como una recompensa por tiempo de permanencia en la escuela sin ningún plan, sin estudio y sin esfuerzo, simplemente por un rédito económico y con la actitud de un vendedor de estupefacientes, es decir, doy grados para que los padres y niños sigan enganchados a mi escuela y me sigan pagando.

        La no violencia.- toda arte marcial tradicional por su propia filosofía es no violenta, que haya desviaciones en ellas o en los deportes marciales es por culpa del formador, quizás por no haber estudiado bien, o por haber tenido a su vez un profesor que tuviera muchos conflictos internos y la manera de expresarlos era a través de la violencia soslayada y amparado en una tradición milenaria. Otra de las cosas que los responsables de los niños tienen que tener en cuenta a la hora de elegir una escuela que forme a sus hijos.

        La insistencia del Sensei en la no violencia a los chicos es hacer ver y buscar otras maneras de enfrentarse al conflicto, es un ahondar en formas de resolverlo y reconducirlo sin que ningunas de las partes se sienta humillada. También está el factor de hacerle comprender al niño y adolescente su potencial destructivo si fuera a emplearlo, otra manera de comprender el empleo de la no violencia.

        La propia estructura técnica de las artes marciales siempre es defensiva y en caso de aplicarlas, siempre es para salvaguardar la integridad personal.

        Si un profesor no se ha cultivado y se ejercita en los aspectos internos, primero, no está correctamente formado, segundo, solo está enseñando una parte de la disciplina que imparte, y según mi criterio, por muy hábil que sea técnicamente, por muchos danes que posea, o por muy campeón que haya llegado a ser, no está capacitado para formar ni a niños ni adolescentes, con lo crucial que es su formación para un futuro venidero.

        Autoconfianza y la asertividad.- son dos cualidades que se van desarrollando tanto con los aspectos físicos-técnicos como con las capacidades internas, este trabajo consigo mismo también le hace respetar y ser empático con los demás.

        Socialización y afectividad.- lo que mucha gente desconoce es que un Dojo es una muestra social en miniatura, eso quiere decir que hay derechos y responsabilidades, por ejemplo, una de las cosas que no se ven con buenos ojos en esta parte del mundo por parte de los educadores de los niños, es que éstos tengan que limpiar en tatami donde practican antes o después de las clases, es como un insulto, pero ese gesto hace valorar al zagal, primero, la utilización de la instalación limpia, segundo, el dejar las cosas en un buen estado para los siguientes, es decir, responsabilidad de sus actos consigo mismo y con los demás.

        Otra de las cosas que está muy mal es que los niños vengan y se vayan vestidos con el kimono a clase y retornen igual a casa, -y ya no digamos si el profesor lo hace-, hay que educar en hacer personitas responsables y autosuficientes, no hacerlas dependientes e inútiles.

        Siempre en cualquier Dojo debe haber un vestuario masculino, otro femenino y otro distinto para el profesor.

        El hacer responsable a los niños de la organización y dirección de pequeñas tareas es vital, bien sean personales o en equipo, por ejemplo, el cumpleaños de un compañero para darle una sorpresa. Son cosas que van capacitando a los pequeñitos para su socialización.

        El apoyo de la familia.- los educadores creen que su función termina cuando llevan a su hijo al Dojo y entra por la puerta, eso es un gran error y de ahí el nombre de este artículo, “Guarderías Marciales”, nada más lejos de la realidad, la familia junto con el Sensei es un tándem indivisible como apoyo para la educación marcial, que ésta es un complemento a la recibida en casa y a la que se recibe en la escuela reglada normal, las tres deben de tener como fin formar a personas libres, autosuficientes, responsables, creativas y un ciudadano que haga un aporte positivo a su país.

Ishana Pérez.

Aiki - Publis del mes de Marzo de 2016.

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          Adolescencia y karate. Beneficios de este arte marcial en los adolescentes.

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