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Por el 38 Aniversario de la Fundación de nuestro Dojo, nuestro Sensei Ishana Pérez nos obsequia con el regalo de: “Nen, el corazón del Aikido”, donde nos introduce en el mismo núcleo de ésta ciencia del movimiento a través de sus explicaciones con el poco explorado y muy enigmático principio de Nen.

        Sensei desglosa el concepto de Nen en sus diferentes partes: concentración, pensamiento, momento y unidireccionalidad, las cuales analiza una por una, a la vez que va aportando ejemplos concretos para el cultivo de las mismas.

        Se apoya constantemente en la tradición, tanto del Aikido como del Budo para dar cuerpo a su escrito.

        También debo decir, que es muy poca la información que existe en la bibliografía del Aikido sobre éste concepto tan clave para él, por esa razón le damos las gracias a nuestro Sensei Ishana por mostrarnos los entresijos de Nen, porque seguro que de ahora en adelante cada vez que practiquemos, daremos una mejor orientación a nuestra práctica al aplicarlo con más consciencia y saber.

        Como siempre con nuestra labor de divulgación y enriquecimiento del Aikido, esperamos que con éste artículo se beneficien el mayor número de aikidokas posibles, a la vez que al cultivar Nen con más conocimiento les lleve a una compresión más amplia de su proceso formativo.

        

De pie, entre el cielo y la tierra,

conectado a todas las cosas con el Ki,

mi mente está resuelta

a hacerse eco de todas ellas.

Doka de Morihei Ueshiba.    

        Dada la juventud de nuestro Arte y de los numerosos enfoques equivocados que se hacen en cuanto a su desarrollo, porque “En todos los Caminos se producen errores. Aunque practiques el Camino diariamente si tu espíritu se separa de él, por poco que sea y caes en el error, puedes pensar que intentas seguir el buen Camino pero que, decididamente, no es el verdadero. Al no seguir el verdadero Camino un error, aunque sea mínimo, provocará más tarde otros mayores. Reflexiona sobre ello” Miyamoto Musashi.

        Con el anterior argumento de Musashi, me da pie para decir que hay muchos aspectos del Aikido que no se han investigado con suficiente profundidad, ese es el caso del principio de Nen, quizás eso sea uno de los problemas de los muchos rumbos distorsionados por los que caminan muchos aikidokas actualmente.

        Aunque es un término de uso habitual en la transmisión oral, la primera referencia a nivel escrito que yo sepa la dio Kisshomaru Ueshiba en 1981 cuando publicó su texto, “El Espíritu de Aikido” y lo concreta en que “Nen connota concentración, pensamiento, momento y unidireccionalidad” de la mente. Son cuatro aspectos que nos acercan a Nen y que debemos de tener muy presentes porque condensan el núcleo del asunto y no es nada trivial adentrarse en ellos. Para integrar Nen plenamente tiene que ser en base a una larga trayectoria en la práctica con una reflexión profunda hecha de forma continuada a lo largo del tiempo y en especial, cuando ya se ha accedido al estado de salir de la forma con la técnica, porque si se hace en los comienzos, poco o nada se va a entender del significado tan insondable que encierra, porque por un lado falta madurez y por otro, vivencia en la práctica del Aikido. Eso no quita que éste principio no se pueda aplicar desde que comenzamos a practicar para irnos familiarizándonos con él, por esa razón voy aportar otras visiones que pueden ayudar en los comienzos, tanto a la toma de consciencia del fundamento de forma gradual y progresiva, como el iniciarse en su ejercicio.

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        Comenzamos con la concentración, lo primero que tiene que hacer el aspirante a aikidoka, -¡si quiere serlo claro está!-, es focalizar su atención en el proyecto que va a acometer y arreglar su exterior, por esa razón O Sensei es muy claro en este aspecto, porque dice: “Ante todo, debes poner tu vida en orden. Después debes aprender cómo mantener las relaciones con tu propia familia en un estado ideal. Tras esto, debes trabajar para mejorar las condiciones de tu propio país y más tarde, aprender cómo vivir en armonía con el mundo en general. Éste es nuestro deber como practicantes de Aikido”.

        Es muy revelador que O Sensei a lo primero que nos invita es a regular nuestra vida particular y a definir el compromiso en varios campos para poder afrontar bien el Keiko.

        Por otro lado es algo lógico si nos paramos a pensarlo, porque si no somos capaces de poner en orden nuestro mundo particular, cómo vamos a poder concentrarnos en la disciplina y en su proceso, está claro, que al no hacerlo ya hay fallas en nuestro planteamiento aún sin comenzar seriamente la educación en el Arte.

        Dentro de la regulación de la vida hay que contar con otro aspecto importante y es el establecimiento de prioridades. En nuestro método general que engloba a todos los demás que aplicamos en nuestro Dojo, en su capítulo primero, en el aparatado 1.2, página 32, se dan una serie de sugerencias a nuestros estudiantes por si las quieren aplicar, en él se establecen 4 categorías en orden de prioridad, estas son: tiempo para la familia, tiempo para el trabajo, tiempo para el ocio y el descaso y tiempo para la práctica de cualquiera de las disciplinas que practicamos. Es obvio que cada cual es libre si quiere aplicar éstas preferencias u otras, el caso es establecer un orden propio que ayudará a orientar mejor la concentración.

        Lo que sí está claro es que mientras que el aspirante a aikidoka no establezca sus prioridades y dentro de éstas esté el Aikido, ese estudiante no estará integrado en el Dojo en el cual está estudiando y su concentración será inestable. Por otro lado, también va a influir en su evolución, porque su progreso será a salto de mata y con constantes bajadas y subidas en forma de picos en la asistencia a clase y en su evolución.

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        Si uno accede a la disciplina con una mente desordenada por una mala regulación de la vida personal y sin establecer prioridades, eso significa que tiene una mente excitada por esforzarse en demasía hacia los estímulos externos que ofrece el mundo de hoy en día, pero “Cuando uno se esfuerza demasiado y se entusiasma y se excita demasiado, la mente se entorpece y se embota. Esto no es bueno” Shunryu Suzuki, porque una mente insensibilizada es una mente desequilibrada, dado que el verdadero objetivo de la disciplina es “Permanecer apartados del mundanal ruido, aún cuando éste nos rodee. La mente permanecerá estable y en calma en medio del bullicio y del cambio” ibídem hacia la nueva realidad que se aspira al tomar la práctica del Aikido o de cualquier otra disciplina transcendental. Así pues “Lo más sencillo es seguir la práctica tranquila y ordinaria y así se formará el carácter” ibídem.

        Ya estando dentro del proceso educativo, independiente del nivel que se tenga, debemos volcar todo nuestro hacer en la propuesta que nos hace el Aikido para que se pueda manifestar en nuestra realidad particular su ideal, que es la unión entre Ki – mente – cuerpo, por eso tenemos que ser capaces de aunar esos tres aspecto en Uno, esto sería, “La concentración sincera que busca la unidad entre el orden del universo y el principio de cambio, se convierte así en la fuente de la actividad sutil del Ki. Cuando esta actividad sutil, enraíza en Nen, se manifiesta en el corazón y en la mente de un practicante, éste se vuelve libre y abierto y su perspicacia se hace penetrante” Kisshomaru Ueshiba. Hacer lo contrario está claro que va a producir desviaciones del verdadero Camino en la educación como decía antes Musashi, porque “Si lo captamos meramente como una realidad espiritual podemos volvernos doctrinarios y caer en la abstracción” ibídem.

        Que suele pasar cuando no se suda sobre el tatami y se vuelca la concentración en fantasías producto de una imaginación que poco o nada tiene que ver con la realidad del Aikido, que suele ir acompañada por una total carencia en su realización y por lo tanto, en la vivencia experimental de los principios básicos que lo fundamentan. Por otro lado, “Si lo vemos sólo como un asunto de técnica y de destreza física, entonces quedamos satisfechos con una explicación simplista de los movimientos” ibídem, que es cuando solo está en la cabeza del practicante el aspecto de la eficacia, de la defensa personal, de la aplicación ruda, violenta y con contundencia de las técnicas, etc.

        Como se puede apreciar por lo comentado, los tres aspectos de antes cuando se ven por separado pervierten el ideal del Aikido como comenta Kisshomaru Ueshiba, así que cada vez que se practique esos tres puntos “...Debe realizarse por la persona entera” ibídem, bajo cualquier condición en la que se encuentre el aikidoka.

        Esto es ver a Nen como un objetivo de superación continúa orientando bien nuestra concentración, dentro de un proceso de base que debe de estar ordenado y que sea progresivo dentro de la corriente del Aikido que cada cual siga y siempre teniendo en cuenta utilizar la energía, el desarrollo de nuestra mente y el pulimiento de nuestro cuerpo. También hay que verlo como la unificación entre la teoría y la experiencia que se obtiene al practicar asiduamente, o si se prefiere, entre las hipótesis que nos plantean los que nos han precedido y nuestra vivencia a través de la práctica diaria.

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        En cuanto al pensamiento, hay que ir del pensamiento concreto al pensamiento abstracto y por último, acceder y sumergirnos en el no-pensamiento, esto nos va llevando de lo tangible a lo intangible, que es como cuando aprendemos la Waza.

        Porque primero estudiamos y dominamos la forma de base de cualquier principio técnico, posteriormente afrontamos y vivenciamos todas las posibles formas de afrontar las variaciones, hasta que la técnica no tiene forma porque nos adaptamos al momento con el Time adecuado y así se “Escucha el sonido sin sonido, mira la forma sin forma. Con una sola mirada domina a tu oponente y asume la victoria sin enfrentamientos” Sokaku Takeda.

        El pensamiento concreto es un razonamiento basado en lo que se puede ver, oír, sentir y experimentar en el aquí y en el ahora, es decir, es el uso de los sentidos para captar la información y poderla procesar, por esa razón muchas practicas van dirigidas a refinarlos para poder observar el entorno, ser capaz de ver los distintos matices, darte cuenta de las diferentes formas y procederes al trabajar en Aikido, esa es la razón de que la base de la práctica sea observar, copiar, imitar y repetir. Esto sería dentro del primer estadio el primer paso con el pensamiento concreto, el segundo paso es desarrollan gradualmente la capacidad de analizar, extrapolar, generalizar y empatizar, es como la actitud de un niño pequeño o de un adolescente que va entrando en contacto con el mundo que les rodea, en éste caso con el Arte del Aikido y sus principios. Después de ésta primera etapa de desarrollo accedemos a un estadio superior, que equivaldría a la edad adulta, porque utilizamos nuestras experiencias y observaciones personales para formar hipótesis, predecir acciones, considerar alternativas o variaciones de los diferentes principios y es cuando somos capaces de poder planificar o programar, es decir, asimilada la base la podemos utilizar según las circunstancias, el momento, el estado en el que nos encontramos, etc.

        El problema llega cuando nos volvemos esclavos del pensamiento concreto, por ejemplo, eso pasa cuando no se ven más posibilidades que la forma en la que haces Ikkyo según la base que aprendiste siendo un principiante, porque hay personas que se encierran en una sola forma y no ven ni van más allá de la misma, porque tampoco son consciente de que esa misma forma que saben se puede depurar.

        Por eso se carece de empatía, eso significa que la rigidez mental no deja ampliar el concepto de Ikkyo y no se es capaz de ver y percibir otras formas, otros matices y otras sutilezas que pueden llevar, primero a refinar Ikkyo y después a sublimarlo.

        Otro rasgo distintivo de estar cautivo del pensamiento concreto, es que se carece o no se ha desarrollado la creatividad, por ejemplo, cuando le planteas a alguien que está encerrado por el pensamiento concreto que a partir de Ikkyo haga combinaciones, -que no sea Nikkyo, Sankyo…-, no las sabe hacer, está tan atrincherado en un patrón tan restrictivo de miras, que no da para más porque su pensamiento concreto está nublado y estancado y por lo tanto, no desarrollado. Y ya ni que decir tiene, cuando le toca afrontar la planificación de unos contendidos didácticos para impartir las clases en su Dojo (esto es visto desde el punto de vista del instructor), como cuando tienen que planificar una práctica personal con un objetivo concreto en el tiempo para acceder a un determinado estadio de evolución (esto es visto desde el punto de vista del estudiante).

        Y un tercer problema es la falta de flexibilidad -y no me refiero a la del físico-, eso significa que se está apegado a patrones de enseñanza rígidos y no se sale de ellos, convirtiéndose en una espiral que arrastra, que constriñe y que coarta la evolución, por ejemplo, se puede mostrar Ikkyo en un entorno determinado enfocado de una determinada manera con la cual ellos no están familiarizados en ejecutarla de esa forma, pero es tal la inflexibilidad mental que repiten la estructura que ya conocen, porque no son capaces de darse la oportunidad de aventurarse para explorar nuevas maneras de afrontarlo. Puede pasar también, que estén acostumbrados a determinados esquemas de práctica, bien sea en sus clases o seminarios y pasan los años y no son capaces de innovar, de buscar otras formas más acorde a los tiempos que viven y con metodologías renovadas. Esto puede llevar a tener conflictos consigo mismo y si son un poco aventureros, -son minoría los casos con estos perfiles mentales-, con los demás cuando están en un entorno que no es el suyo.

        El pensamiento concreto tiene grandes beneficios y es importantísimo en los albores de la formación para fijar los principios técnicos, esto es, en base a la repetición continua del Kihon y de ajustarse en todo momento al modelo de la forma (de cada técnica) para no permitir que haya pensamientos, comportamientos o gestos intrusivos que frenen la asimilación de base de los mismos.

        Esta capacidad desarrollada en los primeros años de la formación es muy positiva y rentable, porque es importante saber qué es lo que realmente está sucediendo cuando se practica, para examinar las causas de lo que producimos y cómo lo producimos, al igual que los pasos para avanzar y conseguir las metas planteadas, también para resolver todos los posibles problemas que nos salen al encuentro en esta fase de cimentar los conocimientos elementales.

        Si se ha desarrollado en positivo el pensamiento concreto, esto abre la puerta al pensamientos abstracto, es decir, impide que no salgan las deficiencias que comentaba antes Kisshomaru Ueshiba al dividir la unidad Ki – mente – cuerpo, todo lo contario, facilita esa correspondencia en la cual tanto insiste para comprender en su globalidad el verdadero corazón del Aikido.

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        Pero ¿qué es el pensamiento abstracto?

        El pensamiento abstracto supone la capacidad de asumir un marco mental de forma voluntaria para darle contenido a una realidad no tangible como puede ser Nen, o cualquier otro principio intangible, espiritual o técnico.

        Esto implica la posibilidad de cambiar una determinada visión que puede ser poco comprensible inicialmente, otra opción es tener una predisposición voluntariosa para entender mejor e impregnarse de lo que es invisible pero está, también la posibilidad de cambiar de una situación a otra para mejorar y poder acceder a una forma superior, también está la capacidad de ser competente para descomponer el todo en partes y poderlo analizar de forma simultánea teniendo en cuenta los distintos aspectos de una misma realidad y así permitir discernir mejor las propiedades comunes. Otro enfoque, es planear y asumir simulacros para hacer lo invisible en tangible y de esta manera hacerlo más comprensible, esto conlleva pensar y actuar simbólicamente. Por ejemplo, lo que yo estoy haciendo con este escrito es el uso del pensamiento abstracto para compartir, concretar, aclarar, informar, comparar, darle un significado más integral y amplio al principio de Nen.

        Todo aikidoka llegado un determinado momento de su evolución tiene el deber de consagrarse a realizar ejercicios con el pensamiento abstracto, por ejemplo, cómo aplica y cómo concreta en su realidad diaria -y no me refiero cuando está practicando sobre el tatami-, los principios fundamentales del Aikido: centralización, expansión, control y esfericidad, los filosóficos: Masakatsu Agatsu, Katsuhayabi – no – Waza y Takemusu Ai Ki, los técnicos: Misogi, Shugyo, Ukemi, Omote, Ura, Irimi, Tenkan, Yin, Yang, contacto, conexión, fluidez, adaptabilidad, Time, etc., porque muchas veces nos los dicen, los leemos en los textos, nos lo recuerdan cuando practicamos, lo hacemos en el trabajo técnico, -la mayoría de las veces de forma inconsciente-, pero, ¿somos capaces de captar su significado real para concretarlo y aplicarlo en nosotros y en nuestro entorno? Ahí está el quid del asunto con el pensamiento abstracto en Aikido, porque si no, ocurre lo que nos decía Kisshomaru Ueshiba al comienzo, que solo nos “quedamos satisfechos con una explicación simplista de los movimientos”.

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        Dentro del aspecto técnico lo encontramo escondido en el interior de la Waza y si se realiza ésta de la manera correcta tarde o temprano llegará el momento que tenemos que planteárnoslo y aplicarlos en la acción con el otro o en solitario, por ejemplo, en Masakatsu Agatsu, que se traduce como, “La única victoria verdadera, es la victoria sobre uno mismo”, se puede aplicar desde el mismo momento que iniciamos la practica con los Ukemis y hace aparición el miedo.

        Por ejemplo, tengo una nueva alumna de 12 añitos (la de la foto de arriba) y lleva 1 mes con nosotros, en el apartado de los Ukemis para el tiempo que los lleva haciendo los realiza bastante bien: presta atención, tiene determinación, se esfuerza y es obediente, no pierde el tiempo, va adquiriendo más técnica de rodamiento poco a poco, etc. Pero el otro día rodando hacia adelante, -no sé cómo, porque estaba practicando sola-, se hizo un tremendo hematoma entre el brazo-codo-antebrazo, tenía una pinta muy fea ese cardenal, en la siguiente clase en los 5 minutos dedicados al estudio y al desarrollo de los Ukemis, no fue capaz de realizar ninguno a causa de su miedo, entonces en la siguiente sesión tuve que hablar con ella.

        Le expliqué que el miedo tiene innumerables caras, que ahora en su vida se le ha manifestado en rodar hacia adelante, pero que si no es capaz de superar ese miedo (Masakatsu Agatsu), tarde o temprano se le va a aparecer en su existencia de múltiples formas y que solo depende de ella el superarlo o no. También le comenté, que al afrontar esa situación y vencerla, le va a permitir que no se le manifieste de otras maneras en su vida, porque las afrontaría con la misma actitud de conquista. Pues es una mujercita con mucho coraje, valor y arrojo, porque en esa misma clase fue capaz, -a su nivel-, de rodar hacia adelante y por ese hecho, ¡vencerse a sí misma!, ese día salió muy contenta de la práctica por su progreso. Romper esa barrera mental, comprender dentro de lo no concreto y superarse es otra aplicación del pensamiento abstracto, que sea más o menos consciente el estudiante es solo cuestión del conocimiento que posea sobre el Arte, el tiempo de práctica que lleve y por último, el nivel de desarrollo que posea en la disciplina, porque mi nueva alumna todavía no sabe, no se le ha nombrado, no conoce el concepto de Masakatsu Agatsu, pero guiándola adecuadamente bajo ese principio es capaz de aplicarlo y desarrollarlo.

        Por eso dije antes, que tarde o temprano dentro del aspecto técnico va a llegar el momento que tenemos que confrontar con nuestra mente y con nuestro cuerpo cualquiera de los principios que rigen el Aikido. El problema se plantea cuando solo lo vemos o lo hacemos dentro del tatami y con la técnica y no fuera en nuestra cotidianidad, porque independientemente dónde se realice y se comprenda bien su aplicación, el efecto tiene que ser bidireccional y para comprenderlo y asimilarlo dentro de las dos direcciones necesitamos el pensamiento abstracto.

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        El nivel más avanzado dentro de este apartado del pensamiento, es el no pensamiento o Mu Shin, que es un estado que se caracteriza por una ausencia de pensamientos y emociones, donde la mente está abierta al devenir y se adapta a cualquier circunstancia con un flujo ininterrumpido, ya que “La mente debe estar siempre en el estado de flujo, porque cuando éste se detiene, esta interrupción es perniciosa para el bienestar de la mente. En caso de un espadachín, significa la muerte. Cuando el espadachín se enfrenta a su oponente, no piensa en el oponente o en sí mismo, ni en los movimientos de la espada del oponente. Sólo permanece allí con su espada, la cual, olvidando todas las técnicas, está preparada para seguir los dictados del subconsciente. El hombre ha dejado de ser el portador de la espada. Cuando golpea no es el hombre, sino la espada en la mano del subconsciente del hombre quien golpea” Takuan Soho.

        De entrada vivimos y practicamos dentro de una dualidad constante: yo y el otro, el ataque y la defensa, el Uke “agresor” y Tori el “defensor”, el nivel de 6º Kyu y el nivel de un 8º Dan, etc., si pasa el tiempo y seguimos atados y esclavos de esa dualidad antagónica que nos divide y nos aleja de Mu Shin o del desarrollo del no pensamiento, está claro que con esa actitud dividida no hacemos uso de él, porque si hiciéramos lo contrario uno de los beneficios que nos aportaría, es que nos abre las puertas a la Unidad, dado que “Cuando cae el velo del error en que nos mantiene la consciencia objetiva (recordemos lo que pasaba cuando se es esclavo del pensamiento concreto) con su representación dualista y antinomista, el Ser se nos hace patente con toda su magnificencia superadora de antinomias. La unidad se hace vivencia. El propio ser se convierte en una modalidad de esa unidad que vive la unidad en el habla del ser” Karlfried Dürckheim. Eso es posible gracias a la realización del correcto sentido del ejercicio con un proceso ascendente de perfección a lo largo del tiempo, -pensamiento concreto, pensamiento abstracto y el no pensamiento- y con la repetición constante de los principios y a la comprensión intuitiva de lo que manifiestan.

        No comprender bien el no pensamiento es por no haber tenido en cuenta previamente el pensamiento concreto y el abstracto y aún así querer acceder a él sin base previa, que es una de las fantasías de muchos aikidokas, como cuando quieren acceder al estado de Kitai sin tener la experiencia y el desarrollo adecuado y se olvidan de lo que es prioritario para un aprendiz, porque para un “Principiante, la práctica sin esfuerzo no es la verdadera práctica. Para el principiante, la práctica requiere gran esfuerzo” Shunryu Suzuki, de ahí que previamente haya que consagrarse en desarrollar bien el pensamiento concreto y el abstracto antes de volcarse con el no pensamiento, porque al realizar ese proceso de forma natural da paso sin esfuerzo a Mu Shin, porque es el ideal y la conclusión de cualquier Budo, que a su vez, está contenido dentro de la Waza como se ha visto con anterioridad.

        Según el planteamiento que nos formulaba Kisshomaru Ueshiba para cultivar Nen y por tanto la Unidad, recordemos que era la fusión del Ki, de la mente y del cuerpo, a ésta trilogía habría que añadirle otra complementaría, que es, Waza – Ki – Shin, porque “Las técnicas de combate difieren entre ellas. Pero si la Waza, el Ki y la actitud de la consciencia (Shin) no forman una Unidad no se puede dar el acto justo” Taisen Deshimaru. En realidad es el mismo planteamiento visto con otra perspectiva distinta dentro de la terminología del Budo, que si escarbamos un poco -y no hace falta mucho- y realizamos las asociaciones correctas y contrastamos los conceptos, nos encontraremos para nuestra sorpresa que son exactamente iguales.

        El no pensamiento nos adentra en una realidad completamente distinta si primero tenemos en cuenta los pasos previos, para llegado el momento, sumergirnos en él integrándolo en toda nuestra persona y en todos nuestros actos.

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        El Momento justo no es fácil de encontrar en ningún campo del aprendizaje o de la vida, por eso el trabajar éste aspecto en Aikido nos hace tomar consciencia de esa dimensión tan importante para vivir plenamente, porque “Ayer no es más que un recuerdo, mañana solo una esperanza, pero el instante presente es el real” Mitsugi Saotome.

        Y es aplicable a cualquier realidad temporal que vivamos, eso significa que tiene que haber un momento para comenzar, un momento para adquirir los compromisos, un momento para avanzar en el Arte, un momento para adentrarse en un nivel superior de evolución… ¡todo está lleno de momentos! La lucidez mental en el alumno está en saber distinguirlos para aprovechar las oportunidades que se le brindan.

        También hay que tener en cuenta el Time (el instante justo) en la técnica que no difiere de lo demás de nuestra existencia, por eso “Es necesario penetrar en el corazón de su ataque pensando en un cambio en el tiempo y en el espacio y no en una separación ibídem (nos unimos a la oportunidad que se nos brinda, fluimos con ella aunándonos con el ritmo adecuado y en el espacio que se nos brinda). Éste es el espíritu de Irimi (entrar) (hay que acceder a lo que queremos, penetrarlo y llegar hasta el final). Si la mente se precipita en el futuro, el presente se neutraliza y el pasado se convierte en futuro y el futuro desplaza al presente” ibídem, porque si uno va accediendo a ese estado mental donde el tiempo se alarga o se detiene justo entre el instante del ataque y de la respuesta para desplazarse, para interceptar, para conducir al otro, para cambiar, etc., eso es un buen síntoma de que se entiende y se vive en persona que “El tiempo y el espacio no existen en el Aikido; las técnicas deben surgir delante mismo de donde tú estás” Morihei Ueshiba, también denota que se posee purificación mental, o si se prefiere, el control del momento en el aquí y ahora. En cambio, cuando uno se adelanta “un siglo” al desplazarse cuando el compañero arremete contra uno y por la complicidad no pasa nada, eso quiere decir que el Uke no le ha llamado la atención al Tori tocándole, golpeándole o diciéndoselo con el cuerpo teniendo una reacción, en esos casos aún la mente está muy dormida para captar el momento justo y por extensión a Nen en toda su amplitud.

        El proceso educativo en Aikido es un cúmulo de momentos, la tarea ardua del formador es hacerle comprender al alumno que la existencia es corta y que el tiempo pasa muy rápidamente, o al menos eso me pasa a mí con mis estudiantes. Observado desde un punto de vista técnico-táctico, “El tiempo de reacción debe ser proporcional al ataque del adversario (el alumno tiene la obligación de adaptarse a la realidad y a los tiempos del proceso educativo). Debe esperar el momento oportuno, y entonces, crear la abertura (iniciar las cosas justo en el momento en que la evolución marque las distintas fases para avanzar, eso significa no posponerlas). La precipitación destruye el proceso (de ahí viene que muchos practicantes estén mal formados, porque quieren acceder a un estadio para el cual aún no están preparados o no se han preocupado de prepararse llegado el momento para culminarlo). La lentitud exagerada, del mismo modo, tampoco sirve (es el lado opuesto, cuando pasan los años y no se ve el progreso y la evolución en los estudiantes por dejarse llevar por la inercia y la pereza). Si el movimiento se inicia demasiado pronto, antes de que se haya configurado el ataque del adversario (es cuando nos adelantarnos a nuestra oportunidad, es decir, sin tener los recursos, la madurez y la preparación adecuada), éste tendrá ventaja” Mitsugi Saotome, o nuestro momento ya se habrá esfumado y lo que es peor, ya no vuelve nunca más.

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        La Unidireccionalidad de la mente no es una estructura rígida, tampoco pertenece al pensamiento concreto, todo lo contrario, tiene una gran adaptabilidad y una gran flexibilidad, lo que la caracteriza es el poder de penetración que posee a través de la intensión clara y determinante para profundizar en cualquier aspecto de nuestra vida y el Aikido brinda una oportunidad de oro para adiestrarnos en eso.

        Porque “El maestro Ueshiba enseñaba que el cultivo de Nen consistía en la concentración unidireccional del espíritu para buscar la unión con la realidad universal que nos trajo a esta vida terrena. Cuando la mente y el cuerpo, unificados por Nen, se armonizan con el principio de un universo ordenado, la persona se libera del egoísmo y de la vacilación, desencadenando un poder sobrenatural que todo lo ve” Kisshomaru Ueshiba.

        Es importante entresacar varias interrogantes con respecto a la cita anterior:

        ¿Cómo se desarrolla la concentración unidireccional en Aikido?

        O Sensei que yo sepa no estableció ninguna forma determinada como proceso de meditación para el Aikido, -aunque él sí hizo en su momento Chinkon – Kishin-, pero éste hecho es una buena y una gran oportunidad que está abierta para que cada cual encuentre el suyo en función de su estructura mental y el carácter que posea. El problema lo veo cuando el estudiante no se ejercita en ningún proceso meditativo para desarrollar su concentración-atención, entonces yo planteo una interrogante, ¿cómo se va desarrollar y a encontrar la unidireccionalidad de la mente en Aikido?

        Ya ha habido aikidokas que ante ésta interrogante me han contestado:

        - En el trabajo técnico al practicar de forma dinámica.

        Cuando me dicen eso, yo les pongo a realizar desplazamientos con un Uke que porta un sable que no les hace daño en el físico pero si en el orgullo, porque está hecho con un material que Uke puede tener una total determinación en su acometida sin miedo a dañar a su compañero y si el otro no se sale de la línea de ataque en el instante preciso, no tienen una lucidez clara para desplazarse en el espacio, no posee calma mental y a eso hay que añadir la presión del compañero con sus continuos ataques, el leñazo está garantizado. Entonces, después de los castañazos, yo vuelvo a preguntar, ¿cómo piensas resolver ese problema de tu falta de centro, de Time, de tu inquietud interior y de tu falta de visión clara del momento y del entorno?

        Pruebas como la anterior, -puede haber muchas más para testar los mismos parámetros-, llevan a los aikidokas a replantearse muchos aspectos de su práctica. En nuestro Dojo, no todo el mundo hace meditación Bompu Zen, porque no les atrae, no les gusta, no quieren, etc., pero recurren a otras herramientas que poseemos en la escuela para desarrollar la concentración-atención como pueden ser el Kin Hin o los otros métodos de meditación caminando, el Chi – Kung Zhan Zhuang, también pueden realizar un tipo de meditación con la técnica de la Yoga, o realizar las sesiones de la Hatha-Yoga contemplando sus 5 técnicas, la cuestión es ir desarrollando las capacidades internas de acuerdo a los gustos y tendencias personales de cada cual, que se van a complementar con la práctica externa del Aikido, porque bien con nosotros o en otros entornos donde se haga una práctica sería, todas esas grietas en su proceso formativo van a salir a relucir en un alumno que no desarrolle sus capacidades internas y yo diría más, desde el mismo momento que aborde cualquier principio del Aikido de forma seria.

        Soy muy crítico cuando las personas practican y tienen una total laxitud en su actitud, o lo que es lo mismo, ¡carecen de espíritu! Porque si lo hubiera, la unidireccionalidad estaría presente en su Keiko. Y lo matizo por si acaso, ésta predisposición de su conducta con contenido no está reñida con la alegría, con la colaboración, con la empatía y el buen ambiente sobre el tatami, todo lo contrario, cuando hay espíritu en la práctica con unidireccionalidad de la mente, todas éstas cualidades se manifiestan por si solas, aún pillando al compañero en errores o en faltas de atención dentro del Keiko, yo diría más, ¡las estimula para superarlas!

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        La segunda cuestión es, ¿qué se quiere decir con, “Se armonizan con el principio de un universo ordenado”?

        ¿A qué universo se refiere? Porque si es el de las estrellas y galaxias, poco o nada podemos hacer nosotros los pobres practicantes en nuestra realidad parcial y limitada, porque ese universo basto e infinito va por libre y actúa bajo sus propios principios.

        No será que se refiere a nuestro universo particular, el que concierne a la faceta de practicante y a la dimensión personal del individuo para regular su vida personal, porque ese universo sí que podemos ordenarlo y armonizarlo, también hacerlo compatible con los principios que rigen el gran Universo. Hay que tener mucho cuidado con los “espiritualistas” del Aikido que se quedan en las nubes sin suelo que pisar, ya al comienzo Kisshomaru Ueshiba fue claro en eso cuando nos advirtió que pueden volverse “Doctrinarios y caer en la abstracción” que está totalmente desprovista de cualquier sentido común.

        El poder de la unidireccionalidad de la mente hay que focalizarlo inicialmente en los consejos que nos dio O Sensei al comienzo con la regulación de la vida, después, cuando eso esté bien establecido, hay que dirigirla a los distintos principios que componen el Arte y desarrollarlos paulatinamente, así nos da pie a que Nen “Funciona a través del cuerpo, el resultado es el movimiento vivo y dinámico en rotación circular y esférica” ibídem.

        Y ya, después, ese poderoso movimiento esférico del Keiko debe contener los tres elementos vitales para animar la unidireccionalidad de la mente que son: el Ma-ai, espacio o distancia, puede compararse al pasado. De-ai, el instante preciso del encuentro, es el ahora de cada encuentro. El Zanshin que se relaciona con el futuro, es la prolongación de la energía y la vigilancia. Muchos practicantes de Aikido solo piensan en el aspecto técnico de la práctica pero olvidan que contiene tres elementos vitales” Mitsugi Saotome, para desarrollar la unidireccionalidad de la mente sobre el tatami y con la técnica.

        Y la tercera y última cuestión, ¿a qué poder se refiere cuando dice, “Desencadenando un poder sobrenatural que todo lo ve”?

        No será que eso se produce al desarrollar nuestra propia percepción, al refinar los sentidos y llevar nuestra mente más allá del tiempo-espacio, porque el objetivo que se persigue al depurar y purificar los sentidos es encontrarse con el origen de la creación y no será ese el poder de verlo todo, porque si no somos capaces de ver en nosotros y conectar con nuestro Ser, ¿cómo vamos a estar capacitados para ver otras dimensiones más sutiles aunque estén delante de nuestras narices? “…Los movimientos en las artes marciales cobran vida cuando el centro del Ki está concentrado en la mente y en el cuerpo de uno y que cuanto más me calmaba, más se calmaba mi mente” Morihei Ueshiba. Prueba irrefutable de que como no se cultive la calma mental, todo lo que se haga solo con el físico y con la técnica llena de ardides y de artimañas, -que no es lo mismo que con habilidad, pericia o maestría-, no llega a buen fin y se está alejando de la metodología y de los principios del Aikido, porque “Solo los técnicos sin experiencia utilizan el ojo físico, el de la estrategia y la astucia. Al no poder resolver la situación con su espíritu, apelan a su ego” ibídem.

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        Otro aspecto a desarrollar en la unidireccionalidad de la mente es la no intensión. Ya sé que parece contradictorio después de todo lo que he dicho anteriormente, pero si se observa con atención el Doka con el que se abrió éste artículo, se puede entender mejor la dimensión de la no intensión a la que quiero llegar.

        Anteriormente he comentado que después de aprender a focalizar la concentración, entramos en el aspecto del pensamiento y dentro de éste, el concreto, bien, éste tipo trabajo es lo opuesto a la no intención, porque con el pensamiento concreto lo enfocamos para tener una actitud unidireccional con la mente para trabajar con mucha precisión, ser exactos y lo que se busca es producir resultados tangibles en base a la repetición constante, porque “Si se pierde el espíritu de la repetición, la práctica se tornará bastante difícil,” Shinryu Suzuki y lo que es peor, no obtendremos ningún resultado con el tiempo y el esfuerzo invertido, que por otro lado, tampoco estaremos desarrollando la unidireccionalidad de la mente con un pensamiento concreto para un fin productivo.

        Pasado ese estado de conseguir logros concretos y tangibles, hay que ir evolucionando de forma progresiva a la no intensión, que es un estado donde hay una completa renuncia al resultado y uno es totalmente libre para moverse por el espacio, es más, tampoco se provoca la acción inicial en el Uke, por eso O Sensei dice al comienzo; “De pie, entre el cielo y la tierra” sin ningún espíritu de provecho ni deseos de ningún logro, pero sí “Conectado a todas las cosas con el Ki” y no es una conexión sin conocimiento, porque “Cuando un aspirante contempla con mente firme y libre de alternativas (vikalpas: vacilación, ignorancia, error, ilusión, fantasía) todo su cuerpo o el universo entero simultáneamente como formados de conciencia, experimenta el despertar supremo” Vijñána Bhairava Tantra.

        El estar, no es un estar sin más y la conexión, no es una idealización por una mala comprensión, eso es comenzar por el final sin tener ningún conocimiento del principio y del medio del proceso y es obvio que no se manifestará el estado mental que deberíamos tener con la no intensión, por ejemplo, hay trabajos técnicos de base para irnos adentrando progresivamente e ir cultivando la no intensión. Se puede comenzar con uno (más fácil para estudiantes con menos experiencia) o con dos Ukes (más difícil y solo es recomendable para los estudiantes que tengan experiencia) y con los ataques: Katatedori, en éste caso Uke/s puede hacer Gyuaku hanmi o Aihanmi; en otros casos, Uke/s viene por detrás y puede atacar en Ushiro ryotedori o Ushiro Katatedori Kubijime; también por el frente puede realizar Shomenuchi, Yokomenuchi o Tsuki a nivel Chudan y ya un trabajo superior, es plantarse delante de Uke y que éste haga el ataque que quiera y por donde quiera, el Tori por su parte, responde de acuerdo a lo que Uke le da y lo que crea la situación, teniendo una actitud de total desprendimiento de lo que hace y por lo tanto, abandonando por completo el pensamiento concreto de lo que quiere hacer o conseguir en base a esto o a lo otro que desarrolló en su momento, ¡no se piense que es fácil éste tipo de ejercicios! Lleva su tiempo y mucho trabajo realizarlo de forma correcta, porque los tres elementos vitales para construir Waza cambian por completo a un estado muy sutil, dado que la actitud vigilante, -el Zanshin-, es más intuitiva porque está presente el factor sorpresa; el Ma – ai, -la correcta distancia de seguridad-, es muy flexible y muy dinámica porque constante está mutando; el De – ai, -el encuentro-, es inesperado y muy vivo, porque Uke constantemente tiene acciones y reacciones.

        El no pensamiento o Mu Shin y la no intensión están íntimamente relacionados, yo diría más, son dos caras de la misma moneda, porque sin uno no se puede manifestar el otro, son dos principios que van juntos y animados por el Ki, de esta manera se puede “…Desarrollar los movimientos sutiles del Ki basado en Nen, debes comprender que la base del arte marcial es el lado izquierdo, y el lado derecho es donde aparece el Ki del Universo. Cuando uno alcanza el reino de la libertad absoluta, el cuerpo se hace ligero y manifiesta transformaciones divinas. El lado derecho produce poder a través del lado izquierdo. El izquierdo se convierte en un escudo y el derecho en la raíz de la técnica. Esta ley natural y espontánea debe estar basada en el centro y uno debe manifestar libremente el yo como rotación dinámica y esférica” Morihe Ueshiba.

        El estado de Nen es difícil de comprender solo con especulaciones porque está más allá de la descripción teórica, en mí caso aún sabiéndolo, he intentado con éste escrito hacer la mejor aproximación que he podido en base a mi experiencia y vivencia actual, con el objetivo de clarificar y ampliar más el concepto con respecto a lo que se conoce actualmente. Pero lo que sí es un hecho inequívoco, es que no está más allá de la experiencia si se sigue el proceso para desarrollarlo y vivir dentro de él y eso solo depende de nosotros y lo fiel que seamos a los principios que rigen el Universo y por ende al Aikido, así de simple, no hay secretos ocultos, técnicas secretas y todo ese tipo de oscurantismo que quita luminosidad tanto al proceso como al Aikido, pero lo que sí les puedo asegurar, es que hay mucho esfuerzo, mucho sudor y mucha reflexión para llegar a vivirlo plenamente.

        También sería mi deseo, que se realizaran otras aportaciones que ahondaran aún más en Nen y ofrecieran sus visiones todavía más profundas, que sin duda alguna ayudaría a expandir más el Arte con el rigor que se merece.

Ishana Pérez.

Aiki - Publis del mes de Abril de 2021.

        Artículo y editorial relacionado con éste escrito:

          Los Estado o Método para Evolucionar en Aikido.

          Las contradicciones.

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