¡Meditación! ¿Meditación?

¿Cuál es el verdadero sentido de la meditación?

        El Lama Chögyam Trungpa, en su libro “Meditación en la acción”, dice al respecto:

        ¿Qué sentido tiene estudiar la filosofía budista?

        Dado que hay escrituras sagradas y textos, y seguramente hay una filosofía en la que creer, ¿no será eso también un concepto?

        En realidad eso depende del individuo, pero básicamente no es así. Desde el principio, uno intenta trascender los conceptos y trata de averiguar, quizá de un modo muy crítico, lo que Es. Hay que desarrollar una mente crítica, lo cual estimula la inteligencia. Al principio, esto puede llevar a rechazar lo que digan los maestros o lo que esta escrito en los libros, pero después, poco a poco, uno va sintiendo y descubriendo cosas por sí mismo. Es lo que se conoce como el encuentro entre la imaginación y la realidad, en el que el sentido de ciertas palabras y conceptos salen al encuentro del conocimiento intuitivo, tal vez de forma un poco vaga e imprecisa. Uno puede no estar seguro de que lo que está aprendiendo sea cierto o no, pero existe un sentimiento general de estar a punto de descubrir algo.

        No se puede empezar siendo perfecto, pero de alguna forma hay que empezar. Y si uno cultiva esta visión inteligente e intuitiva, de forma gradual, paso a paso, se desarrolla el autentico sentimiento intuitivo y el elemento imaginativo o alucinatorio se aclara poco a poco y puede llegar a desaparecer. Por último, ese vago sentimiento de descubrimiento se vuelve muy claro, hasta despejar todas las dudas… Sin embargo, al tiempo que crece y se desarrolla este sentimiento, uno alcanza el conocimiento directo, en lugar de adquirir algo separado de uno mismo… Esto sólo se puede obtener mediante la práctica de la meditación. De ahí que la meditación sea en gran medida un asunto de ejercicio, una práctica activa.

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        Sankaracharya cuando comenta el texto Vâkyavritti, en su verso 49, dice: “Habría que ejercitarse en la escucha [además de la reflexión y la meditación de las Escrituras] conjuntamente con el control de la mente y otras disciplinas interiores, hasta que la comprensión del verdadero significado de la sentencia -Yo soy Brahman (el Absoluto)- sea plenamente efectiva”. Pero no todo el mundo tiene esa capacidad de captación en la inmediatez del primer y único instante, por esa razón Sankara en sus Brahma – Sûtras, en el cuarto Adhyâya cuando comenta el verso segundo dice: “La repetición no tendría verdaderamente utilidad para quien fuera capaz de tomar consciencia del Ser del Absoluto tras escuchar una sola vez: -Tú eres Eso-. Pero para aquel que no es capaz de ello, la repetición es útil”.

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        Veamos otro enfoque de la meditación desde el punto de vista de la Vipassanâ, (introspección, visión cabal que purifica totalmente la mente).

        …Podríamos decir que la meditación obedece a un triple objetivo: abrir lo que está cerrado, equilibrar nuestra manera reactiva de comportarnos y explorar e investigar lo que permanece oculto. Abrirse, equilibrar y explorar constituyen, pues, los tres motivos fundamentales de la práctica.

        ¿Qué es lo que está cerrado en nosotros?

        Nuestros sentidos están cerrados y también lo está nuestro cuerpo. Pasamos la mayor parte del tiempo pensando, juzgando, fantaseando y tan profundamente sumergidos en nuestros sueños que no prestamos suficiente atención a la experiencia directa que nos proporcionan los sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Por otro lado, nuestra atención suele estar tan dispersa que las impresiones sensoriales nos llegan sumamente amortiguadas. No obstante, en la medida en que la práctica de la meditación fortalece nuestra atención y nuestra consciencia, dejamos de malgastar el tiempo enfrascados en nuestros pensamientos y nos tornamos más sensibles y receptivos a las impresiones sensoriales…

        Equilibrar lo reactivo

        ¿Qué entendemos por reacción?

        Nuestra mente -movida por apegos, rechazos, juicios, comparaciones, prejuicios y censuras- es reactiva. La mente es como una balanza de precisión que, en el momento en que se identifica con algún juicio o que establece algún tipo de preferencia, gusto o rechazo, aprecio o aversión, pierde su equilibrio y se ve arrastrada por el torbellino de la reactividad.

        Sólo podremos mantener el equilibrio y el reposo cuando aprendemos a utilizar el poder de la atención plena, esa cualidad de la consciencia que es capaz de percatarse sin elegir y sin establecer ningún tipo de preferencias. Se trata, en suma, de una consciencia sin elección que, como el sol, resplandece por igual sobre todas las cosas…

        Explorar lo que permanece oculto

        El tercer aspecto de la meditación consiste en investigar lo que está oculto hasta llegar a desvelar la verdadera naturaleza de nuestra experiencia. Lo único que permanece oculto es la verdad y dos de los principales modos de encubrir la verdad consiste en la identificación con ella y en la tendencia a perdernos en los conceptos.

        Solemos confundir la experiencia con las ideas que nos forjamos sobre ella y, en este sentido, un aspecto fundamental de la práctica meditativa consiste en aprender a diferenciar entre el nivel de la conceptualización y el nivel de la experiencia directa, (J. Goldstein y J. Kornfield).

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        En el Dhammpada en el capitulo dos se lee, “La atención es el camino hacia la inmortalidad; la inatención es el sendero hacia la muerte. Los que están atentos no mueren; los inatentos son como si ya hubieran muerto”.

        Swami Sivananda en su Bliss Divine, sustenta la misma opinión, comenta:

        “Sin ayuda de la meditación no es posible alcanzar el conocimiento del Ser. Sin ayuda no se puede entrar en el estado divino. Sin ella, uno no puede liberarse de las trampas de la mente y alcanzar la inmortalidad.

        La meditación es el único camino real para el logro de la libertad, es una escalera misteriosa que lleva de la tierra al cielo, del error a la verdad, de la oscuridad a la luz, del dolor a la dicha, del desasosiego a la paz duradera, de la ignorancia al conocimiento. De la mortalidad a la inmortalidad”.

        Esta claro que diferentes corrientes de pensamiento implica distintas formas de abordar la meditación, pero coinciden en la necesidad de comenzar a ejercitarse, cada uno con la técnica y la filosofía que le sea más afín. Eso significa un adentrase en la verdadera búsqueda de nuestra autentica realidad, pero el “premio”, -por decirlo de alguna manera-, no es solo cuando se llega, sino en el transcurso; por esa razón vamos a ver que beneficios nos aporta el meditar cotidianamente.

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        Beneficios de la meditación

        Un cambio en tu vida puede comenzar simplemente con tener el propósito de redireccionarla, eso es un instante en la mente, que ni siquiera la velocidad del rayo puede igualar, pero si eres capaz de sostener ese proyecto, tu vida dará un vuelco nunca pensado ni tan siquiera por tu imaginación.

        Recuerda Siempre:

“Lo que piensas y reflexionas a menudo, esa será la inclinación de tu mente. Ella es la creadora de tu universo particular”.

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Fomento del desarrollo espiritual.

        No hace falta ser religioso o estar interesado en la religión para reconocer el valor intrínseco de la meditación, a pesar de que, en muchas de las tradiciones religiosas del mundo, ésta es inseparable del desarrollo espiritual. Por el momento, no es necesario añadir nada más sobre esta cuestión, salvo que para todos los practicantes, cualesquiera que sean sus creencias religiosas, la meditación les puede ofrecer una nueva forma de ver el mundo, una Vía en la que la interdependencia de todas las cosas se transforma en una experiencia vívida, y en la que los sentimientos de compasión y de amor hacia el prójimo se convierte en una parte integral de la visión del entorno.

        Mucha gente considera que la meditación y los principios que la sustentan son algo esotérico, o tienen que ver con culturas ajenas a nuestro modo de vida. Sin embargo desde hace muchos años los beneficios de la meditación han sido objeto de estudio e investigación de diferentes áreas de la medicina y la psicología. Hoy se sabe que meditar al menos 10 minutos por día produce notables mejoras en la calidad de vida de las personas.

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Reducción del estrés.

        Desde que comiences a usar tu respiración correctamente, tu cuerpo se libera de la presión a la que estas sometido. Aprenderás a soltar con la exhalación, a percibir cuando tus músculos comienzan a crisparse, a reconducir el dolor que te nubla la visión correcta de las cosas, todo eso lo educas no solo día a día cada vez que te sientas, sino también cuando al menos una vez al año realizas un intensivo.

        De lo que se trata es de una capitulación ante lo que “Es”, más que tratar de controlar el modo en que las cosas “deberían ser”.

        Es en esta renuncia al impulso compulsivo de “hacer”, “de revelarte”, “de luchar”, “de oponerte”, “de competir”, que la meditación nos lleva al nivel mas profundo de relajación, pues es la única manera de relajar no solo el cuerpo, sino la mente. Y sin una mente relajada nunca podemos estar totalmente relajados.

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Eleva la auto - estima.

        Si nos preguntaran si nos conocemos a nosotros mismos, generalmente responderíamos que sí. Pero, en realidad, la mayoría de nosotros somos unos perfectos extraños en nuestra propia mente. Tendemos a vivir en la superficie de nuestra vida interior, -normalmente huimos de ella- y sólo tenemos presente los pensamientos superficiales, ignorando lo que pasa en los niveles más profundos del inconsciente. Incluso pasamos por alto de dónde derivan nuestras ideas o cuáles son sus orígenes.

        Al meditar vas conociéndote, ya no solo ves los defectos, -con los cueles por cierto eres mas comprensivo-, sino que tu mente se va focalizando a lo más puro, lo más positivo de ti.

        En cada paso te vas descubriendo, ves porque surgen esos pensamientos que a veces te sorprenden tanto en lo positivo como en lo negativo.

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Mejoramiento de la concentración.

        Una buena parte de nuestro olvido se debe a nuestra incapacidad para concentrarnos en lo que sucede en el entorno, y, en consecuencia, para almacenarlo en nuestros bancos de memoria. En gran parte se debe a la interferencia de la mente consciente, sobre todo cuando estamos preocupados o ansiosos, como por ejemplo, antes de hacer un examen. La meditación ayuda a apaciguar estas emociones inhibidoras y nos permite recordar las cosas en el momento necesario. El ejercicio y desarrollo de la consciencia también contribuye a potenciar la memoria. En este sentido, no conseguiremos recordar las cosas con regularidad a menos que seamos plenamente conscientes de ellas.

        Como por ejemplo cuando no sabes donde haz dejado las llaves de casa; los recados que tenías que hacer, las cosas que tenías que decir a tus hijos o a tu pareja, etc., ahora al estar más presente en cada acto, tu memoria se va ampliando, te encontrarás más lucido y con un mayor poder de atención sobre los quehaceres cotidianos.

Aumento de la productividad.

        Antiguamente dabas mil vueltas para realizar una tarea, ahora todo tú funciona como una unidad a la hora de realizar cualquier activad: personal, laboral, etc., y lo más curioso, vas a descubrir que lo harás más rápido y con menos esfuerzo.

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Claridad mental.

        Algo tan simple como cuando te levantabas por las mañanas y tardabas un par de horas en ser tú, ahora comprobarás que nada más salir del sueño eres diáfano en tu mente, listo para reaccionar ante la vida.

Aumento del pensamiento positivo.

        Esas cosas que dices a los amigos cuando te preguntan ¿cómo estas? Y tu les contestas “estupendamente”, pero sabes que no es así, -pero hay que quedar bien-. Ahora, ese estupendamente va a cambiar, la razón, no es una cuestión de formalismo, de apariencia externa, sino de sentimiento interno, de tú estar.

        Te sentirás muy bien, auque no sepas exactamente por qué. La creatividad, el positivismo implica acceder o abrirse a los niveles inconscientes de la mente, donde nacen los pensamientos originales. Cuanto más sosegada esté la mente consciente, más capaces seremos de alcanzar dichos niveles.

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Mejoras en las relaciones.

        Al ir descubriendo lo autentico, querrás rodearte de cosas auténticas, eso va a dar un giro a tus relaciones personales, tú manera de interactuar con los demás va a cambiar por el ahondar en tu meditación, valoras cada momento que pasas con alguien, ya no es matar el tiempo, sino disfrutarlo, vivirlo al segundo.

Recuperación del maravillarse de la Vida.

        Todas esas pequeñas cosas que antes estaban delante ti, pero que no existían, ahora con tu nueva estructura mental, -que antes también la tenías pero no eras consciente de ella-, vas a ser más penetrante, más agudo y eso te va a dar deleite del maravilloso don de la Vida en sus múltiples aspectos y formas.

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Recuperación del momento presente.

        Cada vez más tú atención estará presente en el AHORA, andas menos en el pasado y no haces mucho caso al futuro.

        “La idea clave es Aquí y Ahora; lo que importa es el presente. La mayoría de las personas tienden a pensar, angustiadamente, en el pasado o en el futuro, en vez de estar completamente atentas a los actos, palabras o pensamientos que se suceden en el momento. Estar presente en cada gesto, concentrarse Aquí y Ahora, ésta es la lección del Zen.

        A ella podemos añadir la formula sentarse (Shikantaza) simplemente, gratuitamente, sin fin determinado ni espíritu de provecho (Mushotoku).

        El maestro Dogen decía:

        “Aprender Zen es revelarnos,

        revelarnos es olvidarnos,

        olvidarnos es desvelar la naturaleza de Buda,

        nuestra naturaleza original”.

        Taisen Deshimaru”.

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Recuperación de la salud.

        Cuando te vayas adentrando en niveles más profundos de tu meditación, tu cuerpo se va despertando a la fortaleza, un simple catarro ya no te afecta como antes, las sangre se va purificado, sanas antes, eso lo compruebas cuando te ocurre un pequeño accidente, notarás como la biología actúa a marchas forzadas para recuperar el vigor.

        La meditación implica un permitir, un dejar pasar, una capacidad progresiva para renunciar a la tensión física y mental, que muchas veces es la causa de que psicomaticemos afecciones grabes o muy grabes.

        Pero también lleva implícita una relación especialmente benéfica, que se traduce en una plena atención, un estar alerta que garantiza que cada cuerpo utiliza la cantidad de energía estrictamente necesaria no sólo para que permanezca sentado y con la espalda erguida, sino también para que realice, sin dificultades, las tareas físicas diarias. Dicho en otras palabras, la meditación reeduca el cuerpo, eliminando los malos hábitos de la tensión física y los sobreesfuerzos innecesarios que solemos asumir desde una etapa excesivamente temprana de la vida, además de procurar una mayor consciencia corporal. En efecto, el meditador está en armonía con su cuerpo, hasta el punto de percibir la tensión y relajarla, indudablemente eso se traduce en un estado de bienestar.

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Disminución de la Depresión.

        Como vas descubriendo el funcionamiento de tu mente, te vas dando cuenta como antes te engañaba y aprendes a sacarle partido, más que a dejarte embaucar por esa parte negativa que antes tanto te atormentaba.

        Eso no significa que el meditador pueda ni deba interrumpir a su antojo los pensamientos o ideas indeseables, sino que gracias a la fuerza de la atención – concentración los pensamientos no pueden dominar tu mente.

        La persona es consciente de sus pensamientos, pero sin estar atado a ellos. De este modo, las ideas ingratas no consiguen preocupar, inquietar o perturbar tanto la mente del meditador.

        Al igual que los pensamientos dejan de tener poder para dominar al meditador, lo mismo sucede con las emociones. La persona puede sentir tristeza o enfado, pero tal y como sucede con las ideas, esas emociones se mantienen a una considerable distancia del meditador, el cual, a pesar de ellas, experimenta una poderosa sensación de paz y tranquilidad interior.

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Te vuelves más amable contigo mismo.

        Al revelarte e ir tomando consciencia de ti, vas a saber tratar mejor tus defectos, que no quiere decir que seas permisivo con ellos, sino que los vas a solventar de una manera más dúctil.

Te vuelves más amable con los demás.

        Cuando aprendes a mirarte en tu espejo, eso, inevitablemente te hará ser más comprensivo y compasivo con los demás.

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Desarrollo de una fortaleza interior.

        En el pasado por cualquier avatar por nimio que fuese te hundías, ahora te vas a sorprender aún en las situaciones más dramáticas, no sabes cómo, pero te sientes lleno de energía mental y física. Afrontas los infortunios con una actitud distinta, e incluso no lo ves tan graves, vas tomando una nueva visón de la vida y de sus cambios.

Reducción de la charlatanería mental.

        En la etapa anterior eras esclavo de las hordas de pensamientos que te invadían y no sabias donde esconderte, incluso, -abecés en esos momentos más negros-, te hacían daño. Ahora descubrirás que estas solo en casa, en el trabajo… pero tu cuerpo y tu mente cada vez está más presentes en lo que ejecutas, en silencio mental. ¡Descansas en la actividad!

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Mejora del sueño.

        Cuando dabas mil y una vuelta para dormir y aún así no conciliabas el sueño; recurrías a la nevera de casa, pero esa solución lo que hacia era empeorar el desvelo que ya tenías, llegas al trabajo por las mañanas como el guerrero del antifaz, alicaído, apático por la falta de descanso.

        Durante la meditación se producen cambios en la actividad de las ondas cerebrales que son bastantes diferentes a las pautas de simplemente descansar o dormir.

        Pasamos la mayor parte de nuestro día cotidiano funcionando en la longitud de onda Beta. Si tenemos un día difícil, estaremos altos más que bajos en la escala Beta, porque cuanto mayor sea el esfuerzo o el stress, mas elevada y más veloz será la frecuencia.

        Beta es nuestra mente cotidiana, asociada con pensar, planificar, hacer, concentrarse, resolver problemas y generalmente centrarse en el mundo externo y satisfacer sus exigencias. El estado Beta no es un estado particularmente desagradable o incomodo, siempre que no vayas demasiado alto o permanezcas demasiado tiempo en el sin decaer.

        Entonces lo que sucede cuando nos relajamos es que nuestras ondas cerebrales disminuyen la velocidad hasta la frecuencia menor que llamamos Alfa. Así como las ondas Beta se hallan asociadas con estar en actividad, el estado Alfa se experimenta como sentimientos de bienestar, en particular, de no estar sometido a presión.

        Si disminuimos la velocidad aun más que en Alfa (debajo de 7Hz) entramos en la onda de longitud Theta, el estado semidormido o de sueño. Cuando estamos en un sueño profundo y sin actividad onírica nuestras ondas cerebrales han disminuido la velocidad hasta 0,5 y 4 Hz, que es la amplitud Delta.

        Alfa es el estado de conciencia más agradable. De hecho, ha sido vinculado al estar despierto, aunque en un cuerpo dormido. En otras palabras, una combinación de mente serena, despejada, libre de tensión, y un cuerpo que esta totalmente relajado. Es este estado Alfa el que es facilitado por la meditación y que a veces se menciona como el espacio meditativo.

        Al aumentar tu nivel de atención – concentración en la meditación, tu mente te obedece mejor, se acostumbra a llegar a situarte en las hondas cerebrales Alfa y Theta. Cuando vas a dormir, el hábito adquirido en la meditación se pone en práctica para acceder a un sueño más profundo y vivificador.

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Una nueva perspectiva de ver las cosas.

        Antes, ante un problemón como máximo veías solo una solución, pero ahora todos los días observas a tu mente con objetividad, sin implicación; ves sus creaciones y sus destrucciones en segundos, sus subterfugios para justificarse, eso te da unas miras y un aplomo para resolver en la vida cotidiana cuestiones de difícil lidia.

El logro de tus metas se hace más fácil y más natural.

        En el pasado cuando tenías un reto laboral o personal te iba la vida en ello, eso te agotaba terriblemente, te llenaba de frustración, te enojabas, y en ocasiones, perdías los estribos. Ahora tienes otro enfoque, las cosas vienen solas, solo es cuestión de no perder el centro y no descuidar la atención. Las cosas llegan sin violencia ni ruido, se manifiestan, se realizan y concluyen, sin más.

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        En líneas generales estos son los beneficios que puede aportar la meditación cuando se realiza de forma cotidiana, me refiero, todos los días. Aquí hay que hacer una precisión al lector novel en estos temas, todo esto que se ha mencionado, no se adquiere con la primera sentada que se haga, es un trabajo que se va adquiriendo con el ejercitarse de manera continuada, luego, depende del individuo y sus bloqueos, algunos avanzan más rápido, otros van más lentos, en realidad -por precisar más-, no es una cuestión de velocidad, sino de apertura y de toma de consciencia.

Ishana Pérez, Mayo de 2010.

        Si desean ampliar más la información sobre el trabajo mental lo pueden hacer en: La Mente IIª Parte.

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