Mapa  de Nuestra Web   Contacto con nuestro Sensei Ishana Pérez  
Páginas: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10   
Índice de Editoriales 2018.
La sinergia en el Dojo ¡Yo voy a mí ritmo! Los detalles y los niveles en Aikido. ¡Búscate la vida y refúgiate en la Waza! Elegir un Sempai. ¡Ya lo sé! Pero no lo hace.
¿Por qué hay que practicar en silencio? Espontaneidad. La renovación generacional. Los Vínculos emocionales en el Dojo. Los Chismes en el Dojo. La suavidad sin contenido.



Índice de Editoriales 2017.
Acción y conocimiento ¿Cómo llega el Gi (ropa de práctica) a casa? El tedio. Carbón o diamante. Aikido de salón. De – ai, el encuentro.
Solo y acompañado. Continente y contenido. Al Dojo se viene a practicar. Las lesiones. Con la forma. Signos de evolución.



EDITORIALES 2018 Editoriales 2018

        

La sinergia en el Dojo

“El mejor maestro es aquel que trata de realizar en sí mismo lo que trata de realizar en los demás.”

Demóstenes    

        Es un término un poco manido hoy en día, en especial por las empresas de marketing que solo persiguen el beneficio económico. Pero si lo analizamos en profundidad, va perfectamente acorde con la filosofía del AI - KI, porque Sinergia procede de un vocablo griego que significa “cooperación”. Por ejemplo, está claro que un alumno por muy brillante que sea, solo no va a ir muy lejos en su aprendizaje, en cambio, dentro del campo de cultivo del Dojo florecerá como un loto que busca la luz del sol.

        ¿Qué es la sinergia positiva en un Dojo?

        Es la suma de voluntades, compromisos, esfuerzos y trabajo con el objetivo de conseguir un logro, tanto común como individual en conocimientos, habilidades y estructura organizativa.

        Esto se hace con el propósito de conseguir una realización personal satisfactoria y un ambiente armonioso, que nos hace vivir más plenamente teniendo como referente el Aikido.

        ¿Cuándo se logra la sinergia?

        Se logra cuando el Sensei es capaz de movilizar los diferentes campos de acción del estudiante: motivar su voluntad para que adquiera el compromiso de formarse sólidamente; que establezca una práctica personal que apuntale los contenidos impartidos en el plan de estudios del Dojo, o ayude a realizarlos mejor; estimular su curiosidad intelectual; trabajar con los elementos internos para equilibrar su emoción y su carácter; capacitarle para que dé solución a las posibles dificultades que salgan a su encuentro en el proceso de aprendizaje; y por último, mantener su motivación siempre viva.

        Por lo tanto, sinergia es acción y creación colectivas, es unión, es cooperación, es concertación en pos de objetivos comunes que atañen al profesor y a los estudiantes.

        Cuando alumnado y Sensei deciden trabajar con sinergia, las mentes se abren y el corazón comienza a emanar nuevas posibilidades y alternativas a los retos planteados. Se experimenta una sensación de entusiasmo, de seguridad y de aventura, todos confían en que el proceso que inician juntos tendrá un buen fin, porque esa creencia potenciadora junto con una buena información y una buena planificación, ayuda a que todas las partes implicadas obtengan una mejor comprensión del objetivo y que ese estimulo aumentará mucho el aprendizaje reciproco y creará a su vez un impulso aun mayor.

       Muchos estudiantes, -yo también me atrevería a decir que Senseis-, nunca han experimentado ni siquiera un grado elemental de sinergia, esto es debido a estar imbuidos por una pedagogía anticuada y obsoleta para los tiempos en que vivimos, porque sus filtros y creencias han sido programados para desarrollar una comunicación protectora y defensiva, o para creer que no se puede confiar en otras personas, cuando pasa esto, es cuando un Dojo queda mermado e inactivo.

        Es importante romper con ese molde, para poder establecer nuevas vías de cooperaciones afectivas y productivas para la comunidad que compone la escuela, eso significa crear patrones y estructuras nuevos para que confluyan valores como la integridad, la creatividad y el buen hacer, esto indudablemente nos lleva a un mayor aprendizaje, una mejora del rendimiento y a un mejor desarrollo en todos los campos.

        Todos tenemos limitaciones y potencialidades, de lo que se trata aquí es que unos colaboren para superar las primeras y otros ayuden a desarrollar más las segundas, eso pasa cuando hay recursos, ideas y herramientas que se ponen en común para todo el colectivo. Aquí sale otro elemento importante y es el valor de la diferencia, porque con ella se acrecienta nuestro conocimiento personal y nuestra comprensión del Arte del Aikido.

        Ya el propio Aikido en sí supone un cambio de mentalidad, pues si sumamos actuar con sinergia supone un cambio mayor de consciencia para aspirar a cotas más altas y más profundas tanto de la técnica, de la filosofía y del modo de actuar con una mente AI - KI.

        La cooperación creativa posee todos esos ingredientes que catapultan como un eje vertebrador nuestro aprendizaje y nuestra realización. Esto supone que la cooperación adopte un papel protagónico y que saque a relucir las fortalezas del conjunto y no las debilidades.

        Con ésta manera de actuar está claro que se manifiesta la eficacia y la excelencia en cualquier campo que se actué en un Dojo.

“Los logros en un Dojo, son el resultados del esfuerzo combinado de cada uno de sus integrantes.”

Ishana Pérez, Diciembre de 2018.

Subir   

        


        

¡Yo voy a mí ritmo!

“En cualquier arte y en cualquier ciencia no debe ignorarse el ritmo.”

Miyamoto Musashi.    

        Es otra de las frases que últimamente se oye mucho en nuestro Dojo, y a mí me plantea ciertas preguntas:

        La prudencia es un gran valor, pero yo quiero preguntar: ¿dónde limita la prudencia con el valor para llegar al logro?

        Porque tan malo es la excesiva prudencia, como ser un kamikaze, el justo medio creo que es el sentido común y las ansias de superación.

“El valor es hijo de la prudencia, no de la temeridad.”

Pedro Calderón de la Barca.    

        Cuando un estudiante dice que va a su ritmo, ¿qué es lo que quiere decir exactamente?

        a) No salir de su zona de confort.

        Porque si es así vamos mal, dado que no va avanzar, y qué va a ser de:

        Los objetivos generales del Dojo comunes a todos los estudiantes.

        Por otro lado, el interés de los compañeros que quieren evolucionar y superse en su práctica, porque si hay un/os colega/s que no siguen el ritmo en la formación, eso va a afectarles porque les va a frenar.

       b) No asumir retos en su aprendizaje.

        Si en un Dojo hay estudiantes que en su evolución no asumen retos y otros sí, está claro que es un Dojo dividido, si el número de alumnos en la escuela es grande, eso no puede crear mucho problema, porque los dos grupos serán grandes y numerosos. Pero en Dojos pequeños, es un gran problema porque el número en ambos bandos es limitado, y está claro que habrá una descompensación hacia el bando que quiera asumir retos, si el bando que no quiere es más numeroso, y para serlo, solo hace falta un par de ellos.

        Luego, yo me pregunto, ¿a qué ha venido a un Dojo las personas que no quieren superarse? Planteo ésta interrogante basándome en el significado de Dojo.

        c) ¿Cómo testa que va a su ritmo y progresa?

        Esta es una de mis preguntas favoritas, y me gusta que mis alumnos que dicen que van a su ritmo, me demuestren y me cuenten cómo lo hacen.

        Porque para los que asumen retos, esta parte es fácil, tienen el plan de estudios del Dojo, con sus correspondientes controles y los objetivos con la conquista de las metas establecidas en cada nivel.

        d) ¿Se deja llevar por la inercia, sin más?

        Esto significa que se deja ir día tras día y el tiempo pasa, pasa y sigue pasando y el estudiante sigue en el mismo sitio que empezo.

        e) ¿Cuál es ese ritmo si no hay metas a corto, medio y largo plazo que alcanzar?

        Ésta es otra pregunta que me gusta mucho. Está más que demostrado que el ser humano cuando mejor funciona es cuando está bajo cierta presión, bien sea intrinseca o extrinseca, y si es de las dos mejor, andando por la zona de confort pocas cosas se crean o se alcanzan.

        Hay muchos tipos de presión, veamos algunas:

        La presion del curriculum de aprendizaje de la base del Arte.

        Esta es la primera frontera a conquistar por parte del estudiante desde el momento que se decida a formarse en el Aikido, la cual no es superficial, al menos en nuestro Dojo, y para muestra un botón:

Curriculum de Aprendizaje del Dojo Kuubukan:

informacion_grados.html#grados

        La presion del Sensei.

        Que va a ser intensa y constante durante todo el proceso y en todas las circunstancias formativas.

        La presión de la práctica personal y el estudio.

        Ésta es dura y exigente porque implica organizarse, y eso siempre es complicado y más en mentes inconstantes, anarquicas, desordenadas y con voluntades flojas.

        Es la primera fortaleza a conquistar y lo curioso de ésta fortificación es que está en el interior del estudiante. Eso quiere decir que hay que demoler hábitos, costumbres y rutinas tóxicas, -entendiendo todo esto dentro del contexto de la práctica y del Dojo-, para convertirlas en experiencias de crecimiento, y de transformación, con el objetivo de construir una mente de aikidoka que se verá en sus valores y en la técnica, luego, también ayudará a vivir más en armonía en la vida personal.

        La presión de los miedos.

        Ésta presión junto con la siguiente son las más díficiles de disolver del carácter del alumno, porque implica enfrentarse a sí mismo y a sus autolimitaciones.

        También es su gran reto, porque mientra no los supere le frenará, pudiendo tirarle del Aikido.

        Infravalorarlos significa carecer de discernimiento y es obvio que en vez de liberar, lo que hace es atrincherar más todos esos canguelos que se tiene dentro.

        La presión de las inseguridades.

        Se puede considerar ésta como corrosiva, porque va oradando la voluntad, el esfuerzo, la motivación, las ganas de superarse…

        Dicho de otro modo, es un estar pero sin estar, y siempre está acompañada por las actitudes de posponer, aquello de: “¡Mañana, mañana lo hago! ¡Ya lo haré! ¡Lo voy a intentar!”

        Cuando hay una frase que utilizamos muy habitualmente como un mantra, puede ser cualquiera de las anteriores, la del título de esta editorial o cualquier muletilla que no aporte motivación, positivismo, y ganas de superarse, yo recomendaría que nos paráramos un momento a ver qué significado tiene realmente para sí mismo, qué tiene dentro, de qué consta, cuál es su poder, porque como con los mantras, está claro que poder tiene sobre uno, y el hecho de repetirla constantemente va afianzando su dominio sobre nosotros.

“Tu tarea es descubrir tu mundo y luego entregarte a él con todo tu corazón”.

Buda.    

Ishana Pérez, Noviembre de 2018.

Subir   

        


        

Los detalles y los niveles en Aikido

“El arte nace de la atención y los detalles son su comadrona.”

Julia Cameron.    

        Detalle es un término que se utiliza para nombrar a las particularidades o circunstancias de alguna cosa específica. También la noción de detalle puede utilizarse para nombrar a aquello que se realiza con exhaustividad o minuciosidad.

        Por lo tanto, esto nos lleva a otra palabra interesante, que es ser minucioso, que significa aquel que se detiene y se fija en las cosas pequeñas.

        Hace tiempo expliqué como se debería de realizar las técnicas, tomando como ejemplo el proceso que hace un escultor que quiere realizar una estatua desde una pieza de granito en bruto.

        Con esa base y siendo los detalles una pieza de ese proceso, vamos a ver las partes en que se divide ese detalle en una técnica cuando se intenta fijar e integrar en la práctica:

        Bien, en primer lugar está la parte o el fragmento al que hay que prestar atención, vamos a utilizar como ejemplo, -Katatedori Gyaku hanmi Tachi Waza, Shionage en Omote-. Después de avanzar con el Atemi, vamos a fijarnos en posicionar la mano con que se ha realizado el Atemi sobre la mano que sujeta a la del Tori, ¡sin agarrarla!

        Lo siguiente es el rasgo distintivo de esa acción, siguiendo con el ejemplo anterior, es dar prioridad a la mano que es sujetada por el Uke con la acción de Kokyu que va a Jodan (la mano llena) y es la extensión, que es la parte importante, porque como se nos ocurra centrarnos en agarrar la mano con que nos sujeta el Uke, está claro que nos va a frenar.

        Ahora vamos a por la particularidad, y ésta está claro que en el movimiento que estamos describiendo es la acción del eje, esa es la primera fase. La segunda, es agarrar la mano del Uke justo cuando se rote para realizar la técnica sin perder ese eje que fue la referencia para ascender.

        Avanzamos un paso más con el gesto propio de la técnica que se está ejecutando, en este caso es la de Shionage, y como hay varias formas de hacerlo, hay que ajustarse y tener en cuenta el nivel en que se esté trabajando, porque no es lo mismo para una persona que está comenzando, que para una que es avanzada. También hay que pensar en el otro, el Uke, la capacidad que tenga para tomar el Ukemi, más básico o más avanzado.

       Avanzamos más en las particularidades del detalle, hay que cuidar la delicadeza, yo siempre la comparo con la ternura que nos lleva a la suavidad y a la liberad corporal para movernos en el espacio, eso quiere decir, pasar de un estado robótico, -al comienzo cuando se es principiante-, a tener independencia y soltura en el desplazamiento, en las distintas fases de la ejecución técnica, en el movimiento final como resultado del principio que se esté aplicando, en éste caso Shionage desde Katatedori Gyaku hanmi en Tachi Waza.

        Lo siguiente es la finura o el pulido (me refiero al detalle, no a la técnica en su conjunto), que se produce cuando uno es ligero pero enraizado, pulcro y limpio en el construir porque se hacen los gestos justos antes descritos sin añadir nada propio, elegante en la ejecución porque las acciones están en ritmo y encadenadas, y selecto porque como consecuencia de todo lo anterior se hace un Aikido distinto. ¡Voy a decirlo por si acaso!, en los dos roles, de Uke y de Tori, aunque ahora se esté viendo el rol del Tori.

        La última etapa es darle al conjunto de detalles un movimiento global y continuo en la acción, debemos pensar en un calígrafo realizando un círculo con su pincel en un solo gesto, es decir, los ajustes se hacen automáticamente por la acción de la repetición y de la integración de todos los detalles que componen el principio en el que nos estamos ejercitando por la práctica continuada.

        Cada una de estas siete etapas se puede hacer de un tirón, siempre que el estudiante tenga capacidad para ello, o por partes, que es lo más normal y lo más aconsejable para ir integrando cada uno de los puntos que tienen las técnicas hasta llegar a la naturalidad. Otra cosa que tienen que tener en cuenta los estudiantes, es que cada técnica tiene sus particularidades específicas y hay que asimilarlas todas para poderlas hacer correctamente. Si no se es minucioso en Aikido, difícilmente se puede progresar.

        Bien, hasta aquí he hablado de los detalles en las técnicas, pero éstos no solo están en ellas, también lo hay en los niveles de evolución, y en éste caso me refiero a cuando se comienza con los grados de Kyus. Lo digo, porque por otro lado están los estadios de evolución: dejarse llevar, sólido, flexible o fluido…, o los grados de Dan.

        No voy a entrar en los detalles de los grados de Kyus, porque ese trabajo ya lo hice hace muchos años cuando diseñé el programa de formación básica (grados de Kyus Kuubukan) para mis Dojos, tanto en el texto sobre Metodología para la Formación en el Arte del Aikido, como el de La Planificación en Aikido a Través de los Cuaderno Técnicos y está disponible para los interesados.

        Ver en el siguiente enlace el Currículo de Aprendizaje en la Formación Kuubukan:

dojokuubukan.es/informacion_grados.html#grados

        La idea central que me guío al realizar dicho trabajo tanto en la parte técnica como en los elementos de aprendizaje (por cierto, es una particularidad de nuestro Dojo el integrar esta faceta en los grados de Kyus), es que fuera progresivo en dificultad y exigencia, de 0 a 100; que los estudiantes se formaran sólidamente tanto en armas como en mano vacía; que no hubiera un gran salto de nivel en los grados de Kyus a los de Dan, esa es la razón porque nuestro currículo de formación es tan exigente desde que el alumno decide comenzar su aprendizaje con nuestro programa, porque aleja a los que solo tienen un interés banal para presumir de tal o cual grado, y atrae a los que realmente quieren formarse de una forma seria y rigurosa. Éste planteamiento está completamente acorde con lo que acabo de describir, -salvando las diferencias en cada caso-, con las fases de perfeccionar los detalles en las técnicas en ésta editorial. Quiero decir, en lo esencial, es el mismo principio que guía a una u otra faceta.

        Pero, ¿por qué se hace eso así?

        Se hace por pedagogía, esto es, por docencia, por sistema educativo, por investigación pedagógica para mejorar la calidad de la enseñanza, por función educadora para formar aikidokas cabales, y para alejarnos del mercantilismo de la graditis que tanto abunda en Aikido.

        Por aprender a aprender, esto supone disponer de habilidades para iniciarse en el aprendizaje y ser capaz de continuar aprendiendo de manera cada vez más eficaz y autónoma de acuerdo a los propios objetivos y las necesidades que se tengan en Aikido. Esta competencia tiene dos dimensiones fundamentales:

        La primera es la adquisición de la conciencia de las propias capacidades, éstas van desde las físicas, intelectuales, emocionales, etc., del proceso y de las estrategias necesarias para desarrollar el Kihon, así como de lo que se puede hacer por uno mismo y de lo que se puede hacer con ayuda de los compañeros, de los recursos que se posean y del vínculo con el Sensei.

        La segunda es disponer de un sentimiento de competencia personal, aquí entra en escena la motivación propia, el compromiso, la confianza en uno mismo, la atención-concentración, y el gusto por aprender, es decir, todo lo que implica el cultivo de las capacidades internas. Todo esto significa ser consciente de lo que se sabe y de lo que es necesario aprender, de cómo se aprende, y de cómo se gestionan y controlan de forma eficaz los procesos de aprendizaje según el método/s que se esté/n aplicando, para optimizarlo y orientarlo a satisfacer los objetivos personales. Por ello se requiere conocer las propias fortalezas y las debilidades, sacando provecho de las primeras y teniendo motivación y voluntad para superar las segundas desde una expectativa del logro que se quiera conseguir. Esto nos lleva aumentar progresivamente la autoconfianza para afrontar nuevos retos del aprendizaje en el Arte.

        Todo este trabajo que desarrollamos al asimilar la formación de base en Aikido, no solo tendrá un impacto en nuestro aprendizaje como aikidokas, dando efectividad, productividad, satisfacción y motivación a nuestro hacer, luego, esos mismos principios los podemos trasladar a nuestro bienestar personal, mejorando nuestra calidad de vida en todos los campos.

        Por dar al alumno la posibilidad de liderar él su aprendizaje y su evolución, esto se hace para empoderar al estudiante y sus conocimientos, aspecto clave dentro de un Budo, que a su vez repercute en su persona desarrollando y afianzando sus capacidades mentales.

        Por dar orden a la enseñanza, y por tanto, estructurar la mente del estudiante, esto quiere decir cuando hablamos de orden, no solo referido a la preparación previa antes de comenzar las clases o al final antes del Rei que concluye la sesión. Hay que ser ordenados a la hora de conducir nuestra evolución, el aprendizaje, nuestro esfuerzo para llegar a las metas plateadas, e incluso, nuestra economía para invertir adecuadamente en nuestro crecimiento, y por supuesto, en la parte técnica. Sobre eso hace tiempo que escribí en otra editorial, donde se especificaban los beneficios que se consiguen al practicar el orden mental realizando Omote y Ura en la Waza.

        Por disciplina, es la otra cara del orden, y va acompañada de la planificación y del control, lo cual nos lleva al aprovechamiento del tiempo, aspecto vital porque pasa muy rápido.

        Y por último, por facilitar el aprendizaje y la motivación al ir conquistando pequeñas metas que llevaran al alumno a la gran meta.

“Puedo aceptar el fracaso, todos fracasan en algo. Pero no puedo aceptar no intentarlo”.

Michael Jordan.    

Ishana Pérez, Octubre de 2018.

Subir   

        


        

¡Búscate la vida y refúgiate en la Waza!

        Es una de las reglas mnemotécnicas que tenemos en nuestro Dojo, cuando un estudiante comienza en serio en el aprendizaje, ¿qué quiere decir esto?

        Cuando las personas ingresan en nuestro Dojo, lo primero que tienen que hacer es definir su compromiso, si son lúdicos, es decir, vienen por razones de ponerse en forma, pasar el rato, relacionarse socialmente…, o quieren enfrentar la disciplina como un Budo.

        Cuando deciden ésta última opción y comienzan su formación reglada con nuestro método Kuubukan y han pasado el noviciado (en nuestro Dojo son los 3 primeros años), que es donde se suele cuidar mucho al estudiante, tanto por su seguridad como para que adquiera un dominio mínimo en Ukemis, desplazamientos, técnica básica, etc., estando en la fase de dejarse llevar, llega un punto dónde se pasa a un estadio de trabajo más sólido, eso significa que todas las aberturas salen a flote, éstas, por citar algunos ejemplos, pueden ser: no posicionarse correctamente con su Kamae, no tener Atari (básicamente expandir su energía a través de sus brazos y manos), dedicarse a pensar y por lo tanto frenar la dinámica de la acción, los miedos no superados, que hacen la misma función que el pensar…

        Llegados a este punto, los compañeros más veteranos le amarran para que aprenda a salir de esas situaciones que revelan sus flaquezas, y lo más usual es que recurra a mí para solventar el problema, y es cuando yo les contesto: “¡Búscate la vida y refúgiate en la Waza!”

        Esto tiene varias connotaciones importantes:

        La no dependencia constante del Sensei.- No se trata de que el Sensei no asuma su responsabilidad, se trata de que el alumno sea responsable de su aprendizaje, lo valore, lo cultive y lo sepa utilizar, de esta manera aparte de adentrarse en el Kihon (el programa técnico básico) va descubriendo su eficacia y su versatilidad aún sin recurrir a variaciones u otros conceptos más evolucionados del Arte, sino trabajando con la técnica fundamental al desnudo.

        Esto en un futuro cuando pase al estadio de Ha, le va ser muy rentable, porque sin quererlo, va desarrollando la capacidad de solucionar los problemas sin ayuda externa, y otro aspecto crucial, despierta la curiosidad.

        Buscar la solución por sí mismo.- Depender del Sensei en su justa medida es primordial y fundamental, más que nada porque es el responsable de la formación y de la evolución de sus alumnos, de eso a una dependencia enfermiza que no da paso a la evolución y al desarrollo del estudiante hay una gran diferencia, y es importante tenerla clara.

       Cuando se afrontan las propias dificultades por sí mismo, eso enriquece mucho al alumno, porque está comenzando a ser libre. Es obvio que pueden llegar situaciones en que las dificultades son mayores que el conocimiento recibido hasta ese momento, es en éste instante donde hace aparición el Sensei para dotar al discípulo de nuevas herramientas y de más bagaje para que avance, así se pasa al siguiente nivel.

        Madurar como aikidoka.- Sin enfrentar las dificultades propias no hay maduración en el aprendizaje, y se pasa a un estadio de deriva, apatía y de ineficacia técnica, aunque uno piense que es una maquina practicando, el autoengaño es una gran dificultad para la evolución.

        Madurar significa la capacidad de enfrentar y superar los obstáculos que van saliendo con el desarrollo del Kihon en sus diferentes estadios, eso por un lado, por otro, es ir adquiriendo propiedad con el Aikido de cada uno hace, eso es una verdadera floración en el Arte, que lleva irremediablemente a una maduración en la disciplina.

        Tomar consciencia de las aperturas.- Refugiarse en la Waza, junto con un acondicionamiento físico adecuado, es la vacuna contra las aperturas que tengamos, porque la Waza en sí da solución al problema con que nos topamos, pero ésta tira del físico para que le acompañe para solucionar el contratiempo en cuestión.

        Lo he dicho muchas veces, los errores cometidos es lo que nos hace evolucionar y nos va dando experiencia y conocimiento, por lo tanto, démosle su justo valor y no lo veamos como una herramienta negativa.

        ¡Es más!, cuantas más dificultades nos hayamos encontrado, más rico será nuestro Aikido y más versátiles seremos en su ejecución. Todo lo contario del que está entre algodones o en la teatralidad en su hacer en la práctica.

        Otra vez cobra peso el título de esta editorial.

        Desarrollar la autoconfianza en lo que se hace, eso significa afianzarse en el aprendizaje recibido.- Los aspectos internos del Arte afectan incluso a la efectividad de la técnica, por lo tanto, la autoconfianza es primordial, porque genera una cascada de beneficios: potencia nuestras fortalezas, eleva nuestra autoestima, estamos motivados, desarrollamos más nuestra atención-concentración, afrontamos con más relax la práctica, etc.

        ¡Sigo insistiendo!, el Arte del Aikido se compone de elementos externos e internos, los cuales debemos llevar a la par para que la educación sea holística y completa.

Ishana Pérez, Septiembre de 2018.

Subir   

        


        

Elegir un Sempai

        El sistema Sempai (compañero de antes) – Kohai (compañero de después) está inmerso en la cultura japonesa desde tiempo inmemorial, y los factores que lo han apuntalado fue el Confusionismo, el sistema tradicional de la familia japonesa y posteriormente, la antigua ley civil que reforzó dichas relaciones familiares.

        En nuestro entorno occidental seria comparable a tutor y tutelado, aunque yo lo relacionaría mejor con la figura de un aprendiz que es instruido por otro compañero de mayor nivel sobre el Arte que estudian juntos, aunque hay matices diferentes entre el compromiso de un Sempai y su Kohai y el del tutor con su tutelado.

        Ésta relación abarca cualquier ámbito de la cultura japonesa: la familia, los colegios, las empresas y como no, las escuelas de Budo, independientemente de la disciplina que se imparta.

        Después de elegir al Sensei y el entorno dónde formarse, el siguiente paso complicado es elegir un Sempai para que ayude en la formación del estudiante, por lo tanto, es tan difícil elegir a un buen Sempai como elegir a un buen Sensei.

        Luego, otra distinción que hay que hacer es la diferencia entre los Sempais generales en un Dojo, y el Sempai particular de cada uno, porque el vínculo con éste último es más íntimo y cercano.

        Es obvio que para que se produzca ese lazo tiene que haber una conexión emocional mutua, porque va a ser muy difícil para ambas partes relacionarse si no se caen bien.

        Independientemente de la simpatía mutua, la base fundamental de la relación es que el Sempai esté bien formado para poder ayudar a su compañero bisoño.

        Con esa premisa de una buena preparación, el siguiente reto para el Sempai es si acepta o no la responsabilidad de ayudar a otro a avanzar en su formación, aspecto nada baladí el aceptar dicho compromiso. Lo digo porque aunque haya una buena complicidad entre ambos, el Sempai puede negarse a aceptar dicho reto, la razón es muy simple, ese deber implica mucho trabajo, responsabilidad y dedicación.

       Otra cosa a valorar por parte del Sempai, es si cumple con su compromiso ético, porque quizás en su momento a él le ayudo un compañero experto en su evolución.

        Con respecto al Kohai, elegir a alguien que sea muy inteligente, chistoso, divertido, e incluso que sepa mucho, pero que sea muy inconstante en su práctica, va a ser un problema que va a contagiar al compañero novel. Ya se sabe aquello de: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.

        Pero una pregunta clave es:

        ¿Hasta cuando se establece la relación entre un Sempai y un Kohai?

        El lazo es para toda la vida, lo que cambia es la relación entre ambos. Inicialmente la ayuda es de conocimientos, pero desde que el Kohai pueda volar solo y se asiente en su evolución, la relación cambia a otro nivel; me viene a la memoria una vez que oí a Yamada Sensei referirse a Tamura Sensei como que seguía siendo su Sempai, para mi ese ejemplo lo dice todo, dado la trayectoria de ambos en todos los aspectos.

Ishana Pérez, Agosto de 2018.

Subir   

        


        

¡Ya lo sé! Pero no lo hace

"El conocimiento sólo puede ser recibido de una manera, a través de la experiencia, no hay otra manera de saber."

Swami Vivekananda.    

“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.”

Confucio.    

        Es muy típico oír la primera parte del título de ésta editorial en nuestro Dojo, y esto pasa cuando el estudiante sabe la teoría pero no la aplica.

        Pero, ¿Por qué pasa eso?

        Veamos algunos aspectos relevantes que pueden llevar a ésta situación poco deseable para un alumno que quiere progresar en el Aikido.

        Falta de concentración en el Keiko.- Suele ser el gran problema, hay una mente tan inestable u olvidadiza que no es capaz de concentrarse para captar los detalles de lo que se esté realizando, y ya en el peor de los casos, el contorno del principio que se quiere desarrollar, esto es, los detalles básicos de las técnica que se muestra, por ej., en Ikkyo llevar correctamente la distancia jeme (Hira Basami, las fauces del tigre o la mano arpón) de los dedos índice y pulgar para controlar el codo del compañero.

        Si se apoya la palma, se agarra más arriba del codo, si en vez de aplicar el jeme o el Hira Basami por el interior lo aplica sobre el codo o por el exterior de éste, está claro que nunca va a realizar Ikkyo de forma correcta en la base, para posteriormente ampliar su conocimiento con distintos matices dentro del Ikkyo.

        De ahí, el título de ésta editorial, porque cuando el Sensei lo ve y se lo dice, le contesta: ¡Ya lo sé! Pero acto seguido no lo hace.

        Aprender y olvidar rápidamente.- Es el gran síndrome, aquí la mente es tan intermitente que no es capaz de concentrarse por un instante, ve lo que tiene que hacer, pero desde que acaba la explicación central, o cuando vuelve a la siguiente clase, ha olvidado por completo el cimiento que se ha establecido con anterioridad, también se puede conocer este estado por la “mente mono”, porque constantemente se está moviendo y no es capaz de fijar nada.

        ¡Así es imposible avanzar y construir! Y por cierto, es muy aburrido, porque se está en una nebulosa que no lleva a ninguna parte.

       Si en una misma sesión, seminario o intensivo, se intenta desarrollar un trabajo progresivo desde una base muy simple a una muy compleja, se llega un punto donde ya no se puede desarrollar más, porque faltan tantas piezas, que es imposible armar la figura que se pretende perfeccionar, ¡esto para un formador es tremendamente frustrante!

        Falta tiempo para que madure lo aprendido en el cuerpo.- Esto se resume en no tener paciencia. El estudiante tiene que comprender que después de asimilar una forma en su nivel, hace falta un tiempo para que esa forma, forme a su cuerpo y éste responda con ese gesto propio de ella. Cuando ya ha integrado ese ademán, puede edificarlo y perfeccionarlo hasta hacerlo suyo y que tenga expresión propia.

        Esta impaciencia no es buena consejera, porque genera estrés en el estudiante y esta tensión nubla el entendimiento llegando a tener las cosas delante de las narices y no verlas.

        Falta de motivación.- Es obvio que por esta razón se puede tirar por la borda en un instante todo lo conseguido hasta ese momento, bien es verdad que en parte se resuelve esa situación si se consigue saber cuál fue el motivo que la causó.

        Si no se aplica:

        El estudio.- Muchas personas creen que se puede evolucionar sin estudiar, eso es una mentira, lo diga quien lo diga. Si no eres capaz de crear un espacio para ir asimilando tanto el Kihon, como esas cosas que te dificultan tú avance, siempre estarás comenzando desde cero, esa es una de las razones de que aparezca la desmotivación.

        Ajustarse al modelo que le dan para su evolución.- Aquí hay que distinguir tanto el modelo del principio que se realiza, -hay muchas formas de enfrentar Iriminage, por ej.-, como el método que emplees para afrontar el desarrollo de Iriminage, y por extensión, toda la educación como aikidoka.

        Cuanta más repulsa tengas a la hora de afrontar tú práctica como tu estudio, más estancado te irás quedando en tu crecimiento. A veces es tan sutil el paso del tiempo, que pasa una década como una exhalación, y no te has dado cuenta de la pérdida de tiempo, de economía y de energía mal administrada y derrochada.

        Que falten detalles para construir el modelo que se ha dado como patrón.- A veces en Aikido pasa como con la mecánica, por muy pequeña que sea una pieza es indispensable para que la máquina funcione y nos sea útil, lo mismo es con las técnicas de Aikido, los detalles cuentan mucho, pero mucho, y a más detalles asimilados, más dominio sobre el principio que se practica.

        Tengo un alumno que un día llega al Dojo y me dice: “He tomado consciencia de que esto del Aikido son detalles, detalles, y más detalles”.

        ¿Cuál es la solución?

        Hacerlo sin más dentro del desarrollo que se tenga actualmente.- A veces las cosas más sencillas son las mejores y por efecto cascada aparecen las demás, ¡así de simple!

        De esta predisposición tan natural viene lo de Shoshin (mente de principiante) y Mushin (no mente o no pensamiento), y da igual el nivel y el tiempo que se tenga practicado.

        Estudiar para integrar.- Como se vio más atrás, el estudio es lo que nos hace progresar y motivarnos, y con esas dos cosas no habrá obstáculo que nos pare, se podrá ir más deprisa, -entendiendo ésta dentro de las fases de la maduración pertinente-, o más despacio, -esto va en función de los estadios por lo que pasa la vida de las personas-, pero lo que no debemos hacer, es parar de evolucionar y refinar nuestro Aikido.

“Es mejor hacer poco y bien que mucho y mal.”

Sócrates.    

        El estudio es revelador e iluminador a la vez, cosa que hay que tener muy presente, en especial si aún hay dudas sobre su funcionalidad para realizarlo.

        Reflexionar sobre lo practicado.- Es muy importante en la práctica-estudio recapacitar sobre lo realizado, ese análisis es una práctica en sí misma, y muy importante para el progreso.

        No dejemos que nos pase como la cita de Confucio que está al comienzo del escrito, venimos al Dojo para estar mejor en todos los sentidos, no lo contrario.

Ishana Pérez, Julio de 2018.

Subir   

        


        

¿Por qué hay que practicar en silencio?

“El camino a todas las cosas grandes pasa por el silencio.”

Friedrich Nietzsche.    

        En los entornos latinos es una asignatura pendiente de recuperación cuando se ejercitan en el Keiko, ¿cuáles son los motivos que originan la charla disruptiva? Quizás nuestro carácter extrovertido y la no comprensión de la importancia del silencio para integrar la vivencia de la técnica.

        Hay una cosa clara, la charla distrae y merma la concentración del Keiko, y contra lo que se piensa, no se asimila más ejercitando el músculo de la lengua.

        Dentro de las influencias que ha sufrido el Budo (Sintoísmo, Confusionismo y Budismo) el silencio en el tatami es influencia del Zen, es decir, aprender con el cuerpo para integrar y tener la vivencia ¡aquí y ahora!, eso solo se puede hacer en silencio, la experimentación del Do es atemporal.

        Si no hay una desconexión mental con lo que se ha realizado antes de llegar al Dojo, se piensa y por lo tanto, se habla, porque uno sigue enredado mentalmente con eso que trajo y que no quiere soltar.

        La abstracción sobre nuestra vida fuera del Dojo para realizar la práctica es prioritaria, es uno de los motivos principales de la charlatanería que no deja progresar en el Aikido.

“Es más fácil variar el curso de un río que el carácter de un hombre.”

Proverbio chino.    

        Cuando no hay entrega física sobre el trabajo se habla, porque la energía hay que emplearla de alguna manera, aún derrochándola por la boca. Si hablas no adquieres fondo físico, recordemos que la Waza demanda del físico para su realización, y cuando no hay, es cuando la técnica carece de poder y se convierte en una coreografía.

"No siempre el mejor camino es el más corto."

Proverbio chino.    

        Si hay un trabajo continuado no se piensa ni se habla, porque todo el potencial de la mente está unificado y dirigido en una sola dirección, es decir, hay Nen, que es pensamiento, momento y unidireccionalidad de la mente. Cuando son prácticas largas, seminarios e intensivos y uno se entrega al trabajo no hay tiempo para pensar ni hablar, porque si lo haces el compañero te pasa por encima y lo más usual es que termines abandonando el Aikido por frustración, nuestro lema en estos casos es: “Prohibido Rendirse, Respira Hondo y Sigue, Aikido es un Estilo de Vida.”

       Siempre en nuestro Dojo suelo recordar que no se piense ni se hable en el tatami, con muy poco éxito por mí parte el conseguirlo, pero en el pasado intensivo de Aikido, en la sesión de la tarde a unas estudiantes noveles, les pregunté, ¿hoy no piensan ni hablan? Y me contestaron, “¡No podemos!”. El trabajo de la sesión de la mañana y parte de la tarde ya había hecho su trabajo sobre el cuerpo y la mente, comprobaron en propia piel que ante la presión del Keiko la energía hay que dosificarla, que en la acción, cuando el cuerpo está cansado no es cuestión de estar perdiendo vigor por la boca y entendieron lo de aplicar aquello de: observar, copiar, imitar y repetir en silencio.

        Hay otro aspecto técnico que es relevante, si piensas y hablas el compañero te puede hacer Kaeshi Waza, dado que vas a tener más aperturas que un palacio de mil puertas.

        También puede darse el caso que algún estudiante venga al Dojo para bajar de peso, -yo no enseño esas cosas, pero puedo entender esa motivación-, y se dedique a hablar en el transcurso de las clases, está claro que el objetivo que le trajo hasta nosotros no lo va a conseguir, y lo más probable que en un entorno como el nuestro suba de peso.

        Si hablas estas infligiendo la etiqueta que regula el comportamiento en el Arte del Aikido, es una falta muy grave porque aparte del menoscabo que es para el que tiene la charla, molesta al Sensei y a los compañeros que están realizando su trabajo en silencio. Se genera muy mal ambiente cuando todo el mundo está trabajando en silencio y se oye de fondo en una esquina a dos cotorras dándole a la sinhueso.

        Muchas veces les digo a los charlatanes de tatami, piensa que estás practicando con alguien que habla otro idioma que no conoces ni entiendes, pero esta técnica tampoco me funciona mucho porque no se ponen en situación.

        Creo que con todos estos argumentos expuestos justifican bien el no hablar en el tatami, pero si aún después de analizarlos y reflexionarlos uno por uno sigues hablando cuando practicas, te recomiendo que dejes el Aikido y que te dediques a ser cuenta cuentos, va más acorde con tu mentalidad parlanchina.

“El Gran Arquitecto del Universo hizo al hombre con dos orejas y una boca; para que escuche el doble de lo que habla."

Proverbio chino.    

Ishana Pérez, Junio de 2018.

Subir   

        


        

Espontaneidad

“Prácticamente en todos los campos de las artes japonesas tradicionales era costumbre empezar con una adhesión estricta a las formas y a los ritos estándar. Se suponía que esto inducia al estudiante a -sentir- el arte en cuestión de manera intuitiva, sin necesidad de detenerse a racionalizar y proyectar ideas subjetivas en la acción misma. No obstante, el objetivo de esta rígida disciplina no era el de convertir al principiante en un autómata, sino el proporcionarle un marco seguro de apoyo para ejercitar una facultad suplementaria de percepción, una vez que se había hecho innecesaria la atención consciente a las bases previas.

No se perseguía, pues, de manera arbitraria la meta definitiva de libertad y espontaneidad, sino de acuerdo con un proceso gradual ya verificado. Se sabía que los adeptos que habían traspasado los sistemas formales descubrían técnicas y movimientos de manera natural, sin haberlos aprendido de ningún instructor.”

Thomas Cleary.    

        Si tuviera que resumir el texto anterior, lo resumiría en: Shu, Ha y Ri. Pero vamos a analizarlo:

“Prácticamente en todos los campos de las artes japonesas tradicionales era costumbre empezar con una adhesión estricta a las formas y a los ritos estándar.”

        Ésta es la base para adquirir disciplina, entendiendo como tal, “Instruir, enseñar a alguien dándole lecciones”, eso con respecto al Sensei; con respecto al estudiante, obedecer, entendiendo como tal, “Cumplir la voluntad de quien manda”, pero, ¿por qué hay que hacerlo de esa manera?

        Porque “Se suponía que esto inducia al estudiante a -sentir- el arte en cuestión de manera intuitiva.” Es el gran problema con que nos encontramos los formadores, eso traducido en los antónimos anteriores sería: indisciplina y desobediencia.

        La confianza en el formador (siempre hablando de formadores responsable) es primordial para guiar al novicio, lo he dicho muchas veces, pero lo vuelvo a repetir, al principio fe ciega, más adelante, esa fe se sustituye por experiencia vivencial, y en el último estadio, realización propia, ¡no hay otro camino!

“Sin necesidad de detenerse a racionalizar y proyectar ideas subjetivas en la acción misma.”

        Ésta es una de las partes que más me gusta, porque entronca con otras muchas, como pueden ser: mente sin mente, Mushin no shin; la mente del principiante, Shoshin; presencia aquí y ahora, Zanshin; y por último, ecuanimidad, imperturbabilidad Fudoshin.

        Pero me pregunto, ¿los instructores hacemos suficiente hincapié a nuestros pupilos sobre la importancia de éstos cuatro aspectos? O ¿nos dedicamos a mostrar figuras que se pueden hacer de ésta y de ésta otra manera?

“El gran desafío, tanto para el docente como para el alumno, es encontrar ese equilibrio entre grado de desafío de una actividad y el grado de habilidad de la persona que la realiza.”

Juan Armando Corbin.    

        ¿Cuánto tiempo pasa hasta que los estudiantes son conscientes de la importancia de los mismos?

       ¿Cuánto tiempo se pierde hasta llegar a esa comprensión?

        Y, ¿de quién es la culpa, del Sensei que no ha sido lo suficientemente comunicativo, o de las resistencias-ignorancia de los alumnos?

“No obstante, el objetivo de esta rígida disciplina no era el de convertir al principiante en un autómata.”

        Muchas veces cuando se habla así, un profano puede pensar que se trata de una educación alienante, pero eso pasa por darle un sentido negativo a los cuatro conceptos anteriores (Mushin no shin, Shoshin, Zanshin, Fudoshin), y se puede llegar a la conclusión que es nihilista, nada más alejado de la realidad, por eso la siguiente argumentación:

“Sino el proporcionarle (al alumno) un marco seguro de apoyo para ejercitar una facultad suplementaria de percepción, una vez que se había hecho innecesaria la atención consciente a las bases previas.”

        Pero, ¿cuál es esa facultad superior de percepción?

        “Las acciones sólo nos ayudan a purificar la mente, pero no a perseguir la Realidad. La realización de la Verdad se obtiene mediante el discernimiento.” Viveka Chudamani, Sankaracharya. Sin esa facultad es cuando uno se puede convertir en un fanático o escéptico.

        Sigamos:

“No se perseguía, pues, de manera arbitraria la meta definitiva de libertad y espontaneidad.”

        Nos quedamos prendados cuando un bailarín mueve su cuerpo en un escenario y parece que flota, que levita, pero nos hemos parado a pensar cuántas repeticiones han sido necesarias para que esa persona nos muestre su Arte de esa manera.

“Es fundamental aprender con todo el cuerpo, eso es lo que supone que el aprendizaje sea global.”

Juan Armando Corbin.    

        Cuando un guitarrista es espontaneo e improvisa, pensamos que solo son las musas las que hacen la acción, pero nos olvidamos de todo el proceso que ha tenido que seguir hasta que sus dedos son guiados por su espíritu para crear la melodía con la que disfrutamos.

“Lo que no se practica, no se desarrolla.”

Juan Armando Corbin.    

        La libre espontaneidad está basada en muchas horas de trabajo, de estudio y de noches oscuras como decía San Juan de la Cruz, pero la luz siempre llega, y cuando lo hace, lo hace con un torrente de talento manifestado en un buen hacer con conocimiento y por lo tanto:

“Esto inducia al estudiante a -sentir- el arte en cuestión de manera intuitiva, sin necesidad de detenerse a racionalizar y proyectar ideas subjetivas en la acción misma.”

        Y esto está basado en una tradición que lo sustenta por cientos o miles de años, “Sino de acuerdo con un proceso gradual ya verificado.”

        Después, es cuando ya llega la libertad buscada y anhelada, “Se sabía que los adeptos que habían traspasado los sistemas formales descubrían técnicas y movimientos de manera natural, sin haberlos aprendido de ningún instructor.”

        Conozcamos y rentabilicemos la tradición para nuestro beneficio y el de generaciones venideras.

Ishana Pérez, Mayo de 2018.

Subir   

        


        

La renovación generacional

        Es algo natural con el paso del tiempo, porque predomina el espíritu del cambio (no solo está en la técnica, la Waza), que a su vez contiene, lo que hay que preservar y lo que hay que innovar.

        Es importante pararse un momento en éstas dos últimas cosas:

        Preservar lo que se recibe, dado que son los cimientos para desarrollar todo lo que se haga a posteriori. También es el origen y el principio de donde se viene, y por lo tanto, el honrar la memoria de toda la tradición que hasta ese momento ha dado su vida, su esfuerzo, y sus conocimientos con sus aportaciones para hacer crecer al Arte y al Dojo.

        Pero si hay algo que no se renueva, que se estanca, se puede podrir, que es lo que le pasa al agua cuando se empantana, por el contrario, si ésta está siempre en movimiento, genera vida allí por donde pasa.

        La quinta acepción de renovar según la RAE dice: “Dar nueva energía a algo, transformarlo.” ¿Acaso esto no se ajusta completamente al principio del cambio?

        Llegados a éste punto es importante interrogarnos sobre el relevo generacional en los Dojos y por extensión en la Vía, por lo tanto me pregunto:

        ¿Es una cuestión de la transmisión de una tradición? O por el contrario, ¿es la sucesión de un negocio familiar?

       ¿Los genes es una garantía de calidad en la Vía? O ¿en la Vía los genes no cuentan?

        ¿Quizás, lo realmente importante es el espíritu de búsqueda y de realización en la Vía?, y por ende, cobra vida aquello de: “De corazón a corazón.” Ishin Denshin.

        Y si es así, ¿por qué el relevo no se hace al discípulo más despierto y más capacitado?

        ¿Cuántas Dojos o Artes hoy en día no están contaminadas por sucesiones discipulares, donde prima más el negocio familiar que el espíritu que de encarnar la Vía?

        Si revisamos la historia comprobamos que los que comprende de verdad son los más capacitados para perpetuar la tradición, pensemos en el ejemplo clásico del Buda Shakyamuni y su discípulo Mahakasyapa.

        A veces peligra tanto el negocio familiar, que se pone al frente a una persona de la familia que no cuenta con el bagaje ni la experiencia necesaria, pero lo importante es que el negocio siga siendo rentable.

        ¿Dónde está el discernimiento de los practicantes para no apoyar situaciones así?

        El ejercitarse en la disciplina del Arte supone que refina los sentidos y vuelve agudo el intelecto, ¿no? Pues, visto lo visto, parece más que emboba a los practicantes y les anula su espíritu crítico.

        El otro día hablaba con un Sensei amigo, y me comentaba que a los alumnos solo les interesan diplomas firmados por una organización de renombre, aunque ésta sea un negocio familiar y no atienda a sus responsabilidades de formar correctamente a los alumnos que dependan de ella.

        A mí personalmente me asaltaron varias interrogantes inmediatamente:

         ¿En tan poca estima tienen esos estudiantes el esfuerzo que hace su Sensei en formarlos?

         ¿Cómo es que valoran algo que está lejos y que en la mayoría de los casos no conocen?

         ¿Esa es la certeza que tienen sobre su plan de estudios?

        Y , ¿Esa es la autoestima que tienen sobre sí mismos y de su Dojo?

        Esto me reafirma más en el embobamiento y embotamiento que tienen los estudiantes en sus mentes, ¡qué tristeza!

        En vez de crear gente libre, se crean practicantes atontados y encandilados por una parafernalia que obnubila su entendimiento. Dicho de otra manera, gente no capacitada a poyando y sustentando a incapaces.

        Luego, ¿por qué en determinados Dojos cuando fallece su referente es una estampida o una noche de cuchillos largos?

        ¿Qué es lo que no se hizo correctamente?

        ¿Estaban establecidas las jerarquías correctamente? Dicho de otra manera, ¿sabía cada cual su posición?

        ¿Cómo se honra la memoria y el trabajo del referente, si en su ausencia todo se disuelve como un azucarillo en un océano, con conjuras e intrigas por “un poder”?

        ¿Esto es Ai-ki? O por el contrario, teniendo la fachada de Ai-ki se es más pedestre que el que no tiene dos dedos de frente.

       Por otro lado, está los Senseis responsables que hacen su sucesión de una manera inteligente, acorde a la tradición de la Vía y donde cada uno sabe cuál es su lugar, porque en vida de su maestro era consciente de su posición.

        Esto indudablemente no cae del cielo, esto es fruto de una ardua labor en educar bien, establecer los principios tanto técnicos como éticos que dan libertad y cohesión en un mismo entorno, esto significa que pueden haber varios profesores derivados de un mismo Sensei, pero eso no está reñido con una buena forma de funcionar y una estructuración sólida y libre que trae como beneficio un apoyo y un crecimiento mutuo, dicho de otro modo, se hace AI – KI – DO.

Ishana Pérez, Abril de 2018.

Subir   

        


        

Los Vínculos emocionales en el Dojo

        Hay distintos vínculos emocionales en los Dojos, es más, como he dicho otras veces en éstas editoriales o en algunos artículos disponibles en nuestra Web, en la mayoría de los casos después de la cercanía del hogar para elegir la escuela que nos forme, se pertenece a un Dojo por un nexo afectivo, más que por la elección del plan de estudios que posea.

        Los Dojos como parte del tejido social, y como tal, hay interacción humana entre sus miembros, con un gran abanico de temas correlacionados a parte de la/s disciplina/s que se impartan. Eso quiere decir que sus miembros se vinculan por intereses y/o afectos, bien sean los propios del Dojo, como los de sus vidas, profesiones o aficiones, eso quiere decir que los sentimientos siempre están a flor de piel, por esa razón hay que tener discernimiento para no confundir, ni éstos, ni las verdaderas razones que nos hicieron llegar a él.

        Para Vander Zanden (1990) hay dos tipos de lazos o vínculos en las relaciones interpersonales desde un punto de vista social, vamos a adaptar esos dos conceptos con sus puntos claves a la idiosincrasia del Dojo:

        Por un lado están los lazos expresivos, éstos están basados en relaciones muy primarias, eso quiere decir por ejemplo: ser aceptados por los miembros del Dojo; que haya seguridad tanto para practicar como para relacionarse; que nos sintamos queridos y apreciados como persona, y no alguien más que colabore con su contribución económica por las clases, seminarios, etc.; sentirnos acompañados, eso significa que somos cómplices en lo que hacemos y lo realizamos juntos, eso da una gran satisfacción del propio valer como ser humano.

        Estas relaciones, francas y sinceras, son un fin en sí mismo, no las vemos como un medio, porque el objetivo era lograr un vínculo con las personas que componen el Dojo.

        Por otro lado según Vander Zanden están los lazos instrumentales, y son los vínculos que hacemos con otras personas para alcanzar unos objetivos comunes que interesan a ambos, aún si no hay una unión interpersonal grande entre los que quieren llegar a esa meta. Eso no significa que no nos interesen los demás, lo que cuenta aquí es sumar entre todos para llegar al logro. Por lo tanto, llega el elemento que da cohesión a esta forma de actuar, y es la cooperación, ¿acaso no es eso el rol del Uke y del Tori?

        Cuantas veces no hemos estado en un seminario o clase fuera del entorno y practicamos con alguien extraño pero que tenemos el mismo vínculo emocional que es el Aikido (lazos expresivos), y conjuntamente nos enfrentamos al planteamiento que hace el Sensei que dirige la sesión para evolucionar los dos (lazos instrumentales). Esto es un ejemplo de los dos tipos de lazos sin pertenecer al mismo Dojo.

       La cosa se complica, -vuelvo al Dojo propio-, cuando no se diferencia entre vínculo y apego.

        ¿Qué significa eso?

        El apego se define como: afición o inclinación hacia alguien o algo, eso quiere decir que si un estudiante desvía su vínculo hacia otro miembro del Dojo prescindiendo de éste, del Arte, del Sensei y de los compañeros que lo componen, yo me pregunto, ¿qué hace en el Dojo? Porque está claro que la finalidad que le trajo ha cambiado y no es capaz de reconocerlo para redireccionar sus intereses. Cuando pasa esto, es cuando un alumno que puede ser ejemplar, pasa a ser disruptivo por no tener claro sus afinidades emocionales e intereses personales.

“Cuando mueren los apegos, nace la libertad.”

        Por otro lado está los vínculos que atan en positivo, estos son: con el Sensei, es obvio esta unión dado que es la persona que te va a formar y va a ser el conductor de tú evolución dentro del Arte; con el Dojo, es de cajón porque es el lugar para practicar y superarse; la conexión con los compañeros es primordial porque son el medio para la motivación, la transformación y el desarrollo; con los simpatizantes, papel que muchas veces nos pasa desapercibido, pero aunque no practiquen tienen una gran ligazón con el Dojo y también son pieza clave para crecer, dar soporte y ayuda.

        En el otro extremo están las asociaciones nocivas, y estas pueden ir: con personas que se las ve en el Dojo negativas, y está claro que eso a la larga te puede salpicar y puede hacer que te caigas de tu práctica y del Dojo, aquí cabria nombrar por ejemplo a los chismosos; con alumnos disruptivos, con semejantes compañías está claro que mas tarde o temprano van a dar problemas, y lo que es peor, es un referente poco recomendable para evolucionar, por otro lado, aliarse con esas personas puede hacer que te expulsen del Dojo; con practicantes externos tóxicos, esos compañerismos no son nada recomendables, porque al retornar se proyecta toda esa basura que has acumulado en el Dojo propio y a buen seguro que te saldrá muy caro.

        Estar en un lado o en el otro solo es cuestión de sentido común, eso significa: saber exactamente lo que se quiere y por qué se ha venido al Dojo; ser coherente con esa actitud y ocuparse de los propios asuntos sin meter la nariz en los de otro que no atañen a tu persona, ¡así de sencillo!

        Otro apartado son los vínculos grupales, ¡y aquí hay tela que cortar! Se puede definir a un grupo como un conjunto de personas que se hallan en contacto unas con otras, que encaran una obra en común, que se expresan por actitudes y comportamientos comunes y son conscientes de las relaciones que mantienen. ¡Vamos! Una definición clara y precisa de lo que es un Dojo.

        Vaya por delante que en un Dojo solo puede haber un grupo, que lo componen todos sus miembros, estos son: practicantes y no practicantes, con un Sensei a la cabeza que es el responsable de la enseñanza y la disciplina.

        Funciones del grupo:

        Desarrollar y dar continuidad a la tradición que representa, esto va desde la genealogía que tenga el Dojo, el Aikido que desarrollan, las aportaciones que pueden hacer a la tradición en cualquier campo, etc.

        Afirmar la seguridad afectiva entre sus miembros, eso ya se dijo más arriba en los lazos expresivos.

        Desarrollar sentimientos de pertenencia e identificación entre los distintos integrantes, también se vio en los lazos expresivos.

        Posibilitar la inserción y la participación a otras personas interesadas en practicar las distintas disciplinas que se impartan.

        La proximidad y el contacto físico que da el Aikido, es un factor clave para que los miembros tengan unos lazos y unos vínculos más estrechos.

        Los grupos pueden ser grandes como pequeños. En los grandes las relaciones se pueden diluir un poco por lo numerosos que pueden ser sus miembros; en los pequeños las relaciones son más íntimas porque todos se conocen y hay un trato muy estrecho, pero en ambos casos, la cohesión de sus miembros es lo primordial.

        Cuanto más tiempo se mantiene unido el grupo, más profundos son los vínculos entre sus miembros, eso hace que el progreso en todos los campos sea mejor para alcanzar cualquier meta, tanto personal como colectiva. De ahí que las crisis son desastrosas para cualquier Dojo sea grande o pequeño.

        Las normas que rigen y controlan las conductas de los miembros del grupo son primordiales para su funcionamiento. Por eso es importantes que en su mayoría, yo diría en un 95%, se haga de forma explícita, un ejemplo de ello es la normativa de la etiqueta, para que todos la comprendan y la cumplan.

        Luego, por un funcionamiento particular de cada Dojo, puede haber un 5% de normas que son implícitas, y que normalmente no tiene una gran relevancia para el funcionamiento del grupo, ni socaba la disciplina del mismo.

        Cohesión del grupo.

“Disciplina quiere decir organización, cadena de mando y logística.”

El Arte de de la Guerra de Sun Tzu.    

        La unión de todos sus miembros es primordial para avanzar y que cada uno a nivel particular como global pueda alcanzar sus metas, pero aquí se pueden dar dos vertientes:

        Positiva: cuando los estudiantes se mantienen unidos y con un sentimiento de comunión para progresar.

        Negativa: cuando las relaciones se nutren de sentimientos como la envidia, los celos, los chismes, las rivalidades, pensar solo en el aspecto festivo, saltarse las normas, las faltas de respeto, tanto al Sensei como a los demás estudiantes, etc., y se traducen en conductas disruptivas y destructivas para todo el colectivo.

       Aquí merece mencionar, -porque ocurre muchas veces-, cuando hay alumno/s que saltándose la normativa y la disciplina de la escuela, crean un grupo dentro del Dojo independientemente de éste, minando tanto su estructura como contaminando a sus miembros. En casos así no hay otra alternativa que sacar la escoba y barrer a fondo para restaurar el equilibrio tanto estructural, de funcionamiento, de enseñanza como de disciplina.

        En situaciones así, un Dojo como mínimo queda mermado al 50% porque los estudiantes tienen más en cuenta sus vínculos emocionales negativos, que su lealtad, fidelidad al Sensei, al Dojo o sus intereses de formación; si la crisis es muy virulenta puede llegar a destruir toda la estructura.

“Cuando se practica constantemente el orden para educar a las personas, éstas obedecen.

Cuando no se practica constantemente el orden para educar a las personas, entonces éstas no obedecen.

Cuando se practica el orden constantemente, ello significa que es eficaz para el conjunto.”

El Arte de la Guerra de Sun Bín.    

        Interacción.

        La interacción de un grupo se basa en la comunicación, y es prioritario de que todos sus miembros estén al día de todo el acontecer, dicho de otra manera, la transparencia tiene que ser total para el buen funcionamiento. Hoy en día con todos los medios que hay: aplicaciones, redes sociales, Blog, Web, etc., es fácil de realizar ésta parte, el único obstáculo que pueda haber es la falta de atención o la dejadez de sus miembros.

        Metas.

        Un colectivo sin metas en la enseñanza y en la administración, es una comunidad que va por una vía muerta, que le llegue su fin, solo depende de los kilómetros que haya de carril para agotar la inercia de su movimiento.

        Son los objetivos comunes anhelados y alcanzados por todos o la mayoría de los miembros, lo que catapulta a otras metas superiores y a conquistar nuevos horizontes a un Dojo.

        Estructura.

        Cada miembro ocupa un espacio determinado en el grupo (status), con una función específica (rol), esto en la enseñanza está definido perfectamente por la estructura de: Sensei -aquel que nació ante-, (y dentro de éste están las categorías de: Renshin -persona pulida-, Kyoshi    -persona que enseña-, Hanshi    -persona ejemplar-, Meijin -gran persona-), Sempai -compañero de antes-, Kohai -compañero de después-, y Dohaicompañeros que han llegado al mismo tiempo-, eso por un lado, por el otro, están los grados de Kyus, y de Dan, todo ello indica que a mayor grado, experiencia o status, tanto en la enseñanza como en el aprendizaje, mayor responsabilidad en todos los campos de la escuela.

        En el otro ámbito, en el de la administración del Dojo, está presente con sus cargos respectivos según las responsabilidades y las tareas que cada uno tenga que desempeñar.

        Todas estas propiedades no pueden faltar en ningún grupo para que funcione con eficacia y eficiencia.

        

El Vuelo de los Gansos. El Trabajo en Equipo.

        

        Como en las edificaciones, si en un grupo no hay una estructura que de cohesión y asiento para avanzar terminará derrumbándose por su propio peso.

        Cuando se altera un Dojo por vínculos y apegos negativos y no se coge a tiempo, está claro que no hay remedio de enmienda, será posible salvar algo de ese naufragio, pero poco más, y ese poco para que florezca tardará mucho tiempo.

        Por el contrario, cuando los lazos son francos, sinceros y con ánimo de construir para crecer, esa dinámica es imparable y las metas aparecen por sí sola, porque el empuje es creativo por y para todos sus miembros.

“El vínculo que te une a una verdadera familia no es de sangre, sino de respeto y alegría por la vida del otro.”

Richard Bach.    

Ishana Pérez, Marzo de 2018.

Subir   

        


        

Los Chismes en el Dojo

“El chismoso es más venenoso que la serpiente.”

Proverbio hindú.

        Según la RAE define el chisme como: “Noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna.”

        Si eso pasa en un Dojo, en especial con los más abonados, que son los comentarios falsos con intensión de causar daño, es un elemento corrosivo que puede terminar con todo: con el Dojo, con el trabajo de un Sensei, con los estudiantes que componen la escuela, con el método con que se forman, etc., es obvio que el verdadero culpable es quien comienza a esparcirlo, pero también quien pone el oído y colabora para que se afiance y se expanda.

        Está claro que por sentido común los individuos que hacen eso son sujetos con una ética personal escasa, por no decir nula, con una personalidad disruptiva y que su alimento para la existencia es lo negativo.

        

Gente Tóxica por Bernardo Stamateas - Resumen Animado.

        

        Un estudiante bien afianzado en la disciplina y por ende, en los valores del Aikido, junto con la educación que ha recibido por parte de sus progenitores, no presta atención al cotilleo, los chismorreos y las murmuraciones, lo primero que hace es cortarlo de raíz plantando cara al que lo trae (ver al final de la editorial el triple filtro de Sócrates), para luego, informar de ello a los Sempais y al Sensei.

        Si se deja que se propague eso va a generar mucha tensión y producto de esa tensión, en un altísimo porcentaje, terminará en división entre sus miembros, porque desde que el Sensei se entere, tiene que tomar cartas en el asunto, y a buen seguro que va a ver personas que tienen que abandonar el Dojo. Ya sabemos lo que pasa con las infecciones que se quieren curar, lo primero que hay que hacer es limpiar la zona, para después seguir con el proceso de restauración del tejido.

        Los chismes suele ser el principio de una crisis, dependiendo del momento donde se cojan, el problema puede ser insignificante, porque es un comentario sin más transcendencia o se ataja a tiempo; leve, cuando a pesar que se ha propagado un poco los Sempais ponen orden en el asunto; grave o muy grave, es cuando el Sensei interviene y hace un barrido a fondo en el Dojo, para separar a los elementos negativos y tóxicos, restaurando el orden y la armonía para poder continuar con la práctica, que es lo realmente importante.

       Siempre comento a mis estudiantes que el papel del Sensei en éstos casos es el de escoba, y que la gente se va sola desde el momento que incumple las normas para el bienestar de todos, y como responsable de la enseñanza y de mantener la disciplina, tiene el deber y la responsabilidad de actuar con su autoridad.

        Eso por un lado, por otro, los estudiantes con compromiso con el Dojo y la enseñanza, tienen el deber de estar vigilantes para que personas negativas - tóxicas no perturben el orden y la paz del Dojo, ellos tienen que frenarlas y decirles a éstas personas que por ese camino es peligroso transitar si quieren seguir en la escuela. Eso se llama valorar lo que se tiene y ser parte de ello, se lleve el tiempo que se lleve siendo miembro activo de la escuela.

        Si eso se hiciera así, no se llegaría ni al nivel de crisis leve, porque hay personas que están vigilantes para que no le quiten su medio de evolución y transformación.

        Pero hay preguntas que surgen solas:

        ¿Por qué surgen los chismes?

        Los chismes surgen cuando hay individuos que en vez de dedicarse a practicar y a evolucionar dentro del Aikido, se dedican a interesarse por la vida personal de los compañeros o del Sensei. ¡Aquí yo me pregunto!, ¿a qué han venido? Con todos esos programas rosas que hay en las televisiones.

        ¿Cómo actuar con alguien que se acerca a contarte un chismorreo?

        Aquí vamos a tirar de la historia y vamos a aplicar el triple filtro de Sócrates:

        Cuentan que un día se acercó a Sócrates otro filósofo y le dijo:

        – “Sócrates, ¿sabes lo que acabo de oír de uno de tus alumnos?”

        – “Un momento” respondió Sócrates. “Antes de decirme nada me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del triple filtro”.

        – “¿Triple filtro?”

        – “Eso es”, continuó Sócrates. “Antes de contarme lo que sea sobre mí alumno, es una buena idea pensarlo un poco y filtrar lo que vayas a decirme. El primer filtro es el de la VERDAD. ¿Estás completamente seguro que lo que vas a decir es cierto?

        – “No, me acabo de enterar y…”

        – “Bien”, dijo Sócrates. “Así que no sabes si es cierto lo que quieres contarme. Veamos el segundo filtro, que es el de la BONDAD. ¿Quieres contarme algo bueno de mi alumno?

        – “No. Todo lo contrario…”

        – “Con que” le interrumpió Sócrates, “quieres contarme algo malo de él, que no sabes siquiera si es cierto. Aún puedes pasar la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la UTILIDAD. ¿Me va a ser útil esto que me quieres contar de mi alumno?

        – “No. No mucho.”

        – “Por lo tanto” concluyó Sócrates, “si lo que quieres contarme puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué contarlo?”

        Creo que con esto sobra cualquier otra explicación contra los que quieren cotillear, chismorrear o quieren esparcir murmuraciones por el Dojo y también es una buena herramienta para frenarles.

Ishana Pérez, Febrero de 2018.

Subir   

        


La suavidad sin contenido

        Una de las grandes dificultades que hay sobre el Aikido cuando somos observados por ojos expertos en otras Artes, es que nuestra suavidad sea comprendida y respetada, lo mismo le pasa al Tai Chi Chuan. Pero la culpa es de nosotros si no somos respetados, y eso se basa en si esa suavidad tiene o no contenido.

        El camino se debe de andar:

        De lo duro a lo blando, y no al revés.

        Según el maestro Kuo Lien-Ying: “La clama es la base y la acción su aplicación. La acción es el producto de la calma.” El quid de la cuestión como se ve por la cita anterior, es el estado mental con que se trabaje en el movimiento, de ahí que haya o no calidad en la acción.

        La maestría y el dominio del Arte se da cuando “Se pasa de lo duro a lo blando con suavidad y comodidad, si el contrincante es duro, habrá que ser suave… cuando su fuerza viene hacia mí, respondo suavemente: lo duro y lo suave van siempre juntos. Si se puede pasar de suave a duro de un modo fluido y relajado, se podrá detener a alguien que no sea suave y no esté relajado, y se le podrá quitar su fuerza.” Ibídem.

        Esto sin sudor, tiempo y mucha práctica es imposible de aprehender, por mucho que intentes imitar la suavidad de tu Sensei, porque la imitación sin conocimiento es un error que no produce progreso.

       La suavidad sin contenido es un teatro.

        Por lo tanto, todo se reduce a la comprensión, y ya sabemos que para que exista tienen que haber trasmisión oral y presencial, por eso el verso 70 del Tao Te King que es muy revelador cuando dice:

“Mis palabras son fáciles de comprender

y fáciles de practicar.

Pero nadie en el mundo las comprende,

nadie las practica.”

        ¿Por qué es tan difícil rendirse a las evidencias?

        ¿Por qué tantas resistencias en la mente para comprender?

“Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.”

Hermann Hesse.

        Esto no se puede englobar en una mera especulación intelectual, tiene que haber vivencia, de lo contrario, es un concepto que está en nuestra mente pero carece de pragmatismo, puede quedar bien en los oídos de otros, pero en el tatami no nos servirá de nada.

        La dureza sin suavidad es brutalidad y primitivismo.

        Esto es la otra parte en el otro extremo, quiero decir, si hay suavidad pero representamos un papel coreográfico, saltar a un trabajo tosco, áspero y rudo, significa que estamos un poco mejor que antes, porque seguro que será más práctico, pero carece de refinamiento y por lo tanto aún no hemos comprendido, es como en el cuento de El Maravilloso Arte de la Gata, el estado de desarrollo en el que está la primera gata negra.

        Son muchísimos los aikidokas que solo conocen ese estadio, y no salen de él, se pasan toda la vida siendo esclavos de su fuerza. Aquí hay que preguntarse, ¿por qué?, quizás no han encontrado el entorno adecuado para estudiar niveles superiores y más sensitivos; son sus resistencias mentales las que le impiden desarrollarse; serán sus miedos por no querer enfrentarlos; será su capacidad de entendimiento, lo digo porque puedes estar en un buen entorno, pero queriendo seguir siendo un gañán toda la vida.

        La regla mnemotécnica en las Artes blandas y el equilibrio entre lo duro y lo blando es: “En el interior acero envuelto en terciopelo.”

        El peligro de la imitación mal entendida, es decir, cuando se imita a determinados Senseis que no tienen forma y van muy suaves, el peligro aquí es quedarse solo con la suavidad sin conocer y trabajar el contenido que la sustenta.

       También habría que ver si esos Senseis lo trasmiten, o lo tienen para sí como un señuelo para que le organicen muchos seminarios, y de ésta manera seguir explotando a sus “estudiantes”. Digo esto porque hay seminarios que se llevan celebrando muchos años con el mismo Sensei y cuando ves a sus pupilos, te das cuenta que siguen en las cavernas del desarrollo de su Aikido, entonces la pregunta es: ¿por qué?

        ¿Será el Sensei?, ¿será el método con que intenta transmitir su enseñanza?, o ¿serán sus alumnos que no comprenden?, no creo que haya más opciones.

        En cambio ves otros ambientes con menos trayectoria, pero con Senseis más responsable, que se nota enseguida como las semillas recién plantadas brotan para dar su fruto en un tiempo cercano.

        Llegar a lo suave no es tarea fácil, pero ese es el reto, y cada uno en su nivel debe de hacer un ataque que tiene que contener el empuje de un rinoceronte, y la sensibilidad de una libélula . Esto hay que meterlo dentro y rumiarlo mucho para poder llegar a conclusiones claras y poderlo ejecutar, reitero, ¡cada uno en su nivel de aprehensión! Para no caer en lo primitivo y lo rudo, si no irse acostumbrando a determinadas intensidades de duro, siempre de menos a más y de ésta manera ir desarrollando suavidad con contenido.

Ishana Pérez, Enero de 2018.

Subir   

        




      Editoriales 2017 EDITORIALES 2017    

Acción y conocimiento

        El Aikido es un Arte del movimiento, pero también tiene que contener conocimiento, esos dos elementos combinados proporcionan una exposición dinámica del sistema de pensamiento y de la vida.

        Quizás lo más obvio es lo del movimiento, porque el conocimiento en Aikido se tiene que adquirir partiendo de él.

        Pero, ¿dónde nos llevan estos dos conceptos al desarrollarlos?

        La respuesta es obvia si se conocen las bases filosóficas del Aikido, a la transformación como seres libres, sensitivos e independientes.

        La acción se refiere a dejar de tener un rol pasivo y pasar a la realización de algo creativo.

“El origen de la inteligencia de los hombres reside en sus manos.”

Anaxágoras.

        El conocimiento es un conjunto de experiencias + aprendizaje que nos lleva a conocer nuestra verdadera identidad a través del discernimiento.

“El cerebro humano es como una máquina de acuñar monedas. Si echas en ella metal impuro, obtendrás escoria; si echas oro, obtendrás moneda de ley.”

Santiago Ramón y Cajal.

       Hay que afrontar la Vía en Aikido con una visión gnoseológica, es decir, aproximarse al conocimiento en un sentido general, y dentro de eso, aplicando los principios de Aikido.

        ¿Cómo se adquiere el conocimiento en Aikido?

        Estudiando e investigando. Estudiar para adquirir la forma de base, investigando para ampliarla y perfeccionarla.

        Las herramientas para acometer esta empresa son:

        El propio cuerpo con sus agregados: sentidos, mente, intelecto…, todos ellos son el laboratorio para experimentar, para la vivencia, para el contraste, para la duda, para el reafirmarse, para el perfeccionar…

        Ha es la parte del proceso tradicional donde se comienza a investigar dentro de la forma para ver que nos revela, esto es el primer paso por si después se quiere hacer investigaciones más profundas en un futuro, aportando a la tradición conocimiento y bagaje para ampliar el Arte.

        Aquí el abanico de posibilidades es amplio y muy variado, elegir uno u otro tema depende de las inquietudes de cada uno. Espero y deseo que éste guión que sigue le sea útil si alguien se aventura a un reto de éstas magnitudes.

        Pasos a dar:

        1º Elegir un tema y hacerse muchas preguntas.- El Budo en general y el Aikido en particular es muy vasto, por esa razón es importante elegir aspectos concretos que atraigan nuestra curiosidad por las razones que sean, por ej., el trabajo sobre los desplazamientos, y éste es ampliable: si lo quiero tratar así sin más, dentro del contexto de la mano vacía, con las armas, relacionando la mano vacía con las armas…

        Establecido el tema, hay que formularse todas las preguntas posibles relacionadas con él, y yo aconsejaría, no solo las propias, sino incluir las que también surgen con los colegas con los que habitualmente hablamos de estos temas.

       Por esa razón es bueno tomarse su tiempo al recabar información o al reflexionar sobre el asunto con calma.

        2º Aislar las variables.- Es el punto de partida para comenzar la acción, eso inevitablemente nos lleva a la regulación de la vida y al establecimiento del compromiso para poder llevar nuestro estudio adelante, aquí la norma es, ¡si se empieza se termina! Puede que nos lleve más tiempo del que se creía, pero siempre hay que concluirlo.

        Eso es el primer paso concerniente a nivel personal, lo segundo, es aislar o si se prefiere decir, acotar en qué elemento del Aikido se quiere trabajar y a qué entorno se quiere aplicar ese trabajo.

        3º Construir una hipótesis.- Aquí primeramente hay que contemplar a la tradición, es decir, ver los niveles de desarrollo al que han llegado y qué es lo que tú quieres construir dentro de lo que has elegido, es bueno plasmarlo en una frase, como por ejemplo: “Yo quiero adentrarme e investigar en el trabajo de los desplazamientos y su influencia en todas las técnicas de control y de proyección, desde su comienzo hasta su final en la ejecución”.

        4º Planificar tu recolección de datos.- Es obvio que el primer dato a recabar es aprenderte todo el Kihon de base (eso significa tener solvencia en la formación básica), para ver cómo se aplican y cómo reaccionan los desplazamientos en las distintas técnicas básicas. El siguiente paso es analizar la tradición para ver los distintos enfoques y aplicaciones que han dado al mismo elemento.

        Después de todo eso, tienes que hacer tus aportaciones, tanto a lo que ya había, como si quieres integrar elementos nuevos, por ej., dentro de Sokumen ashi, ver distintos ángulos de trabajo integrando otros desplazamientos o el mismo Sokumen ashi.

Sokumen ashi.

        5º Lleva a cabo tu experimento de forma metódica.- Está claro que lo primero que hay que tener como mínimo es un método de trabajo para realizar los estudios, aunque yo recomendaría más de uno para que haya más contraste en los resultados.

        Si hay método, tiene que haber sistemas de control para no desviarnos de nuestras metas, al igual que al examinarlas pueden saltar nuevos enfoques y nuevas plataformas que den impulso para futuros resultados.

        Otro parámetro a tener en cuenta, es si los resultados son prácticos, porque es muy fácil caer en una estética bella pero poco efectiva, eso se consigue siendo fiel a los principios esenciales del Aikido, aunque la acción sea creativa no debemos olvidar que estamos trabajando con un Budo.

       6º Reunir y ordenar todos los datos.- Para el trabajo con el método, que a su vez contiene planes, metas y los controles, es imperativo trabajar con orden, porque si tienes un montón de resultados pero están dispersos, desordenados y sin tus conclusiones del momento, va a ser muy difícil darle forma al final.

        Dado los tiempos que nos ha tocado vivir, el acumular conocimiento no es difícil por todos los medios de los que disponemos con la tecnología, es decir, no hay excusa para no ser ordenado y metódico.

        7º Analiza tus datos y llega a una pre-conclusión.- Llegados a mitad del proceso hay que mojarse y ver si la hipótesis inicial fue correcta y nos lleva por buen camino, por lo tanto hay que preguntarse:

        ¿Hay tendencias en los datos que nos lleven a nuevos horizontes interesantes para complementar la investigación?

        ¿Se encontró algo inesperado que no se contaba con ello?

        Ésta parte es importante para corregir errores. También es importante para evaluar cuántas preguntas del inicio tienes sin responder llegados a éste punto.

        Si dispones de Web o Blog propio (en caso contrario se puede hacer un escrito y compartirlo en un foro especializado), deberías escribir un artículo con tu trabajo actual, tanto para reafirmar lo que ya tienes, como para complementarlo con las aportaciones o puntos de vistas de otros que a ti no se te han ocurrido, esto sería dentro de la parte teórica.

        8º Dentro del tema elegido define tus variables.- En la práctica, deberías incluir en tus clases, seminarios e intensivos (si no eres Sensei, siempre está la práctica personal con uno o varios compañeros) trabajos específicos sobre aspectos que te interesen para ver su resultado, esto es un chequeo de tus hipótesis llevadas a un campo de pruebas.

        Aquí comprobaras el avance de tus resultados, cosa a tener muy en cuenta para impulsar tu investigación.

        9º Crea nuevas hipótesis en base a los resultados obtenidos.- Siguiendo con el ejemplo inicial de los desplazamientos, debes de ver su comportamiento dentro de las técnicas de Katame Waza (técnicas de control), y Nage Waza (técnicas de proyección) con la nueva perspectiva; otros enfoques podrían ser: cómo funciona dentro de un mismo ataque, cómo se comporta haciéndolo de ésta o de ésta otra manera…

       Siempre hay que dar concreción a cada hipótesis, documentar y apuntar todo.

        10º Reorganiza tu nueva recopilación de datos.- Hay que valorar cada prueba realizada para ver su resultado, es bueno que le des un valor de 0 a 10 por ej., entendiendo por 0 nula validez, y 10 muy apto, muy práctico.

        11º Lleva a cabo el experimento final.- Es poner en práctica ya de una forma concluyente todo lo que has descubierto y chuequeado, y volvemos a recurrir a las sesiones oficiales, cursos, intensivos, etc.

        Aquí los resultados tienen que ser ya tangibles y prácticos para aportarlos al bagaje técnico oficial.

        12º Recapitula y analiza todos los datos.- Siempre es bueno analizar los resultados obtenidos, tanto en tiempo y en cómo han funcionado con los distintos perfiles: de estudiantes, de entornos, en distintas situaciones, etc.

        13º Saca tus conclusiones finales.- Llegados aquí se puede afirmar claramente si la hipótesis inicial era o no correcta; también ver los problemas que salieron al encuentro en las distintas fases o los errores cometidos; y por último, seguro que saldrán nuevas facetas para futuras investigaciones, por ej., los circuitos de neutralización aplicando los desplazamientos, o las líneas de trabajo al desplazarse, etc.

        No debemos olvidar que investigaciones así pueden marcar una tendencia y una línea de trabajo que se desarrollará más en un futuro por las nuevas aportaciones de las generaciones venideras. Un ejemplo dentro de las tradiciones clásicas, lo encontramos en los que en su momento estudiaron la Kashima Shin Ryu y luego eran practicantes de Aikido y la aplicaron, es obvio la riqueza, la perspectiva, y el buen hacer que nos han legado y a los que nos gusta esa visión y seguimos estudiándola y aportando nuevos elementos para conservarla, ampliarla y desarrollarla con esa Vía de trabajo.

        Nunca podemos ignorar los dos aspectos del Budo, el externo, que es el que describe el guión anterior, es decir, el refinamiento de la técnica, y el interno, la parte mental, la energética y la espiritual. El Budo es un todo indivisible que complementa los dos mundos.

“Lo que quiere el sabio, lo busca en sí mismo; el vulgo, lo busca en los demás.”

Confucio.

Ishana Pérez, Diciembre de 2017.

Subir   

        


¿Cómo llega el Gi (ropa de práctica) a casa?

“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.”

Mahatma Gandhi.

        Un buen control del rendimiento de nuestro hacer en el Aikido es cómo llega nuestra ropa de práctica a casa, quiero decir, ¿al tenderla para que se ventile está seca, húmeda, empapada o chorreando?

        Al día siguiente, ¿tengo que coger otra para poder practicar porque aún está ensopada, o está seca como si no la hubiera utilizado el día anterior?

        Son señales que nos van a dar información sobre nuestro esfuerzo; el espíritu que hemos imprimido a la práctica; el dinamismo con que no hemos movido para responder a las acciones del otro o el ritmo que se ha tenido al hacer cuando tocaba; la entrega que he realizado con el compañero para aprender mutuamente y la continuidad en el trabajo a lo largo de toda la sesión.

        Es una prueba tangible del rendimiento, del premio, de la evolución, de la comprensión y del avance en el Keiko. Ahora nos enfrentamos a nuestra propia realidad sin que nadie nos reproche o nos felicite, tenemos en nuestras manos la evidencia clara de nuestro hacer en el Aikido.

        Son pocos los alumnos que se parar a reflexionar sobre las pequeñas cosas de la práctica, pero son esas diminutas cosas las que nos aportan una gran información sobre nuestra evolución, que en la mayoría de las veces pasan desapercibidas porque las hacemos cotidianamente.

        Los alumnos que se fijan en estos puntos que parecen intrascendentes, son los que están despiertos, y sí son capaces de fijarse en esos detalles, no digamos en los matices que pueden absorber en las explicaciones centrales cuando el Sensei está explicando. El potencial de la mente es el mismo, lo único que cambia es allí donde se enfoque.

       No solo hay que reflexionar sobre la filosofía del Arte, los escritos de los maestros que nos inspiran, las variaciones técnicas que veamos en otros, las innovaciones que aporten las nuevas generaciones en cualquier campo: métodos, planes de rendimiento, pedagogía…, también hay que llevar nuestra atención-concentración a lo ordinario, a las cosas que hacemos habitualmente, y las posibilidades y el campo es infinito tanto para testar nuestro progreso como para potenciarlo.

        El que llegue a éste nivel de crecimiento, está en un estadio medio alto y le esperan muchas revelaciones que catapultaran su comprehensión del Aikido y de sí mismo, por el contrario, aquel que no se dé cuenta de todas estas cosas, está dormido como una marmota en un invierno glaciar.

        El desarrollo de capacidades va dotando de luminosidad a la mente, y por lo tanto ésta se vuelve más lúcida, los ejercicios de respiración son ideales para eso, sino se hacen es normal que se esté embotado y amodorrado, así que es lógico que se sea un zombi. Otra manera de despertar, es con el movimiento-sudor-calor del Keiko, de ahí el título de ésta editorial, es otra forma de purificación y de discernimiento sobre el Aikido.

Clara como el cristal,

aguda y brillante

mi mente

no da lugar

a que pueda posarse la maldad.

Morihei Ueshiba.

        De hoy en adelante haz meditación en lo cotidiano, obsérvate cómo haces las cosas más ordinarias o las más simples, mira lo minúsculo y verás tu infinito firmamento, y cuando saques el Gi en casa al llegar de la práctica ponte una valoración del 0 al 10 (sé honesto y ecuánime a la hora de valorarte) por el esfuerzo que has realizado ese día, hazlo durante un mes (si lo ves muy largo, hazlo una semana), anota en tu cuaderno de campo tus valoraciones, al final del mes comprueba tus resultados, seguro que te vas a sorprender y no solo por el efecto del control, sino por el cambio de actitud ante el Keiko.

Ishana Pérez, Noviembre de 2017.

Subir   

        


El tedio.

        Muchas veces uno se deja arrastrar por un estado de ánimo de aburrimiento y desazón, que por diversos motivos inundan nuestra práctica.

        Los factores que pueden causar esa pesadumbre son múltiples, tanto por los elementos del Arte mal comprendidos o no desarrollados y los aspectos personales de cada alumno.

        Siempre he dicho que el secreto de la evolución es la motivación, ¡pero claro!, hay que alimentarla constantemente, y para ello hay unas premisas simples: que te guste lo que hagas y que tengas satisfacción al hacerlo, sin esas condiciones previas se hace muy difícil avanzar.

        Hay muchos tipos de motivación, pero digamos que hay dos bloques que engloban a las demás, uno es la motivación intrínseca y el otro la extrínseca.

        La motivación intrínseca se lleva a cabo por gusto e interés propio, somos nosotros con nuestros retos y satisfacciones, y la energía que la mueve es la curiosidad, de ahí que cuando se pierda, es cuando aparece el tedio.

        La motivación extrínseca es cuando hay factores ajenos a la persona que le inducen o motivan a realizar acciones, por ejemplo, aprenderse el Kihon para después poder crear a partir de esa base. Es como el músico, sin saberse las notas musicales le va a ser difícil crear el ritmo, la melodía, la armonía y los distintos matices de la composición musical.

       El tedio aparece aquí cuando el alumno tiene muchas resistencias mentales a adquirir el compromiso con la formación y aceptar los retos para llegar a las metas planteadas de antemano, como por ejemplo, ir conquistando cada nivel o grado de conocimiento en el Arte.

        Un elemento que engloba a los dos tipos básicos de motivación y sé que se puede considerar la vacuna para repeler al tedio es el principio de Shoshin (la mente del principiante), aplicado a todos los tipos y niveles de estudiantes y en todos los aspectos de la formación.

        Tener la actitud de llegar al Dojo con la mente fresca y abierta cada día de práctica, ¡es todo un reto! Solamente con imponernos ese tipo de ejercicio y llevarlo acabo, comprobaremos que nuestra evolución y nuestra motivación nunca parará.

        Muchas veces pensamos que la práctica del Budo requiere de ejercicios y destrezas secretas que son ancestrales y ocultas, solo al alcance de una élite, nada más alejado de la realidad, -hasta donde yo sé-, todo está ahí, delante nuestro, al alcance de nuestra mano, solo tenemos que extenderla para cogerlo como en el caso de Shoshin y nuestra evolución y nuestra vida se transformará.

        Otro tipo de circunstancias que pueden llevar a la monotonía, es el entorno donde nos formamos, no es lo mismo un ambiente donde sus practicantes y el formador tengan interés por el estudio, la investigación y la evolución, que otro donde no primen esos valores.

        Entornos donde no haya:

        Un procedimiento que sustente a la enseñanza que se imparta, va a ser difícil que se pueda investigar sobre cualquier aspecto del Arte, dado que no hay un mapa que marque el rumbo por dónde ir, lo cual va a permitir más antes que después, que el aburrimiento haga su aparición.

        Sin un proyecto que establezca un curriculum de contenidos, va a dificultar cualquier trabajo organizado, haciendo que los estudiantes se pierdan en un bosque de movimientos, que con el tiempo se llegan a convertir en una coreografía, más que una formación progresiva con refinamiento en su técnica y en sus valores de trabajo interno (atención, concentración, respiración…).

        Si no hay objetivos a alcanzar a corto, medio y largo plazo, es de sentido común que los alumnos se frustren, se aburran y abandonen el ejercicio de la práctica y cada vez se alejan del Arte y del Dojo, porque no encuentran alicientes que les motive para progresar.

        Sin esas tres herramientas de base, más tarde o más temprano va a aparecer el tedio, la monotonía, el aburrimiento y el hastío, es una consecución inevitable.

        Y donde estén presentes esos elementos de base, hay que tener cuidado con la entropía, por eso es tan importante reciclar para aceptar cosas nuevas que enriquezcan el aprendizaje y la enseñanza, y desechar cosas que se quedan obsoletas, bien porque no funcionan o se han desarrollado otras mejores a partir de éstas.

“Nuestro peor enemigo es el aburrimiento”.

Voltaire.

Ishana Pérez, Octubre de 2017.

Subir   

        


Carbón o diamante.

"Usted nunca llegara a ser lo mejor que usted puede llegar a ser si la presión, la tensión y la disciplina son removidas de su vida".

Dr. James G. Bilkey.

        El carbón y el diamante tienen la misma composición química, lo que los hace diferentes es como se forma cada uno, ese es el quid de la cuestión.

        Es exactamente como la educación en un Budo como el Aikido, de partida todos tenemos las mismas potencialidades, pero la diferencia es el crisol para transformarnos, esto es, el Sensei que elijamos y el Dojo donde nos queremos formar.

        El diamante es un carbón que se forma a 140 ó 190 km en el manto de la tierra, bajo unas presiones enormes en un largo periodo de tiempo y con unas altas temperaturas. Pasado eso proceso, se ha convertido en una piedra brillante y con un gran valor independiente de su tamaño, después la tierra los regurgita por erupciones volcánicas hasta la superficie. Se necesita volar, triturar y procesar más de 250 toneladas de mineral para obtener un quilate de diamante bruto y solo el 20% de éste diamante en bruto es adecuado para tallar la gema.

        Cuando se acepta el Camino, uno debe estar dispuesto a soportar grandes presiones, éstas pueden ir desde la educación física para acondicionar nuestro cuerpo; la disciplina para educar nuestra mente y saberla dirigir en nuestro provecho; la presión de la enseñanza, que hay que recordar que va en ciclos de 10 años; los obstáculos entre nuestra vida personal y el Arte que se estudie, que hay que encontrar vías que armonicen las dos sin desequilibrar ninguna. Cuando uno consigue establecerse en estos campos, es cuando comenzamos a brillar en nuestra vida personal y en el ejercicio del Arte en el que nos ejercitamos.

        La transformación en carbón no es lo mismo que la del diamante, su formación es más rápida, las presiones son muchísimo menores, las temperaturas son más bajas, por estas razones el carbón no soporta las presiones, es muy quebradizo, su color es apagado y no contiene brillo.

        Son los mismos resultados de cuando no sabemos elegir a la persona y el entorno correcto para formarnos en el Aikido, esto es: se cree que en un corto periodo de tiempo nos pueden formar; hay una total ausencia de presión en todos los sentidos, física, mental, de la enseñanza, de los contenidos didácticos, del método con el que nos formamos, de la planificación y de los resultados obtenidos; cuando por el devenir de la vida se intenta aplicar lo asimilado a nivel personal, comprobamos que se hace añicos porque no tiene cualidad de resistente, y se confirma el timo que nos han realizado; nuestra vida carece de color, porque estamos sumidos en una total oscuridad producida por un prestidigitador hábil que solo buscaba nuestro dinero, esto nos sume en un rechazo compulsivo a la disciplina, a sus practicantes y a los enseñantes que hacen bien su labor, que nada tiene que ver con las malas artes de un truhan mal intencionado.

       Un Dojo es un entorno de autotransformación, como las condiciones que crea la tierra para producir los diamantes, y como ellos, formar personas que tengan esplendor y belleza en sus existencias.

        Pero no debemos olvidar tener continuidad en el aprendizaje, porque de lo contrario se rompen las condiciones explicadas anteriormente. Hacer mucho en un corto periodo de tiempo y después dejar de hacer, frustra toda expectativa de evolución, se puede conseguir carbón, pero no diamantes.

        Un animalito que nos puede inspirar es la hormiga, la regla mnemotécnica que aplicamos en nuestro Dojo imitando a éste insecto es: “Grano a grano, día a día”. Éste maravilloso animal que con su técnica es capaz de formar una gran comunidad, bien organizada, con una gran capacidad para resolver los problemas que surjan y son capaces de buscar alimento para todos los individuos de su colonia.

        Por lo tanto, "Somos el resultado de lo que hacemos repetidamente. La excelencia entonces, no es un acto, sino un habito." Aristóteles. Al mantener en un largo periodo de tiempo las condiciones adecuadas y con un trabajo continuo aparece el brillo y con él la luminosidad, la fortaleza, la refracción que nos dota de diferentes direcciones para actuar, la reflexión para que todo lo que nos llega lo podamos proyectar, la transparencia y por tanto la claridad mental, todo esto nos lleva a la construcción del carácter y la personalidad de un aikidoka establecido en la Vía con disciplina, que contiene todas las cualidades y potencialidades del diamante.

        ¿Tú qué quieres ser, carbón o diamante?

Ishana Pérez, Septiembre de 2017.

Subir   

        


Aikido de salón.

        ¿Qué es el Aikido de salón?

        En nuestro Dojo denominamos Aikido de salón a aquel que se practica sin tener en cuenta el sentido de la Vía, se enfoca más como un acondicionamiento físico, un elemento para mejorar la salud, un pasatiempo, un divertimento, un mundo de relaciones sociales, es decir, todo lo que implique lo lúdico o lo somático.

        ¿Qué no es el Aikido de salón?

        No se hace Aikido de salón cuando se enfoca como un Budo.

        Aquí puede tener presencia lo que es el Aikido de salón, pero no se persigue lo que intentan alcanzar los lúdicos, aunque se obtenga sus beneficios, es decir, es un mundo de relaciones sociales, hay aspecto lúdico, también se cultiva el cuerpo, pero el objetivo es otro, con mucho más fondo y más trascendente.

        Desgraciadamente, -aún en mi propia casa-, prima más el Aikido de salón que el otro, no todo el mundo tiene el coraje, la determinación y la regulación de su vida para asumir el reto de una Vía, siempre es mucho más cómodo y placentero enfocarlo como un esparcimiento.

       Está claro que lo que condiciona una visión u otra es el compromiso, es la frontera entre los intrépidos y los que prefieren transitar por su zona de confort, y es obvio que como dice el dicho popular, se cosecha en función de lo que se ha sembrado.

        Otro aspecto que también marca la diferencia es la dedicación y está claro que tiene una relación directa con el compromiso. No es lo mismo aquel que hace tres sesiones por semana, que el que hace cinco; también es distinto el que solo hace las sesiones sin más, que el otro que aparte de las sesiones añade una práctica personal; son pequeñas sutilizas que forjan aikidokas diferentes, aún en un mismo Dojo y bajo la instrucción de un mismo Sensei.

        Como me decía una vez una persona, “¡todo está bien!”, pero es importante tener claro cómo se aborda la disciplina y saber en la posición en la que se encuentra cada cual, y nosotros los formadores hacer esa distinción en nuestros Dojos. Es evidente que lo que se le entrega a un alumno comprometido no es lo mismo que se le da a aquel que no lo está, y aquí no es una cuestión de preferencia personal, económica, estatus social, etc., sino de justicia y compromiso. Lo contrario es tirar por la borda tiempo, esfuerzo y conocimientos, dado que no va a fructificar y tampoco no se va a valorar en su justa medida.

        La piedra angular para pasar de un lado al otro es la actitud, esa cosa mágica que nos transforma y allana las dificultades. Desde el momento que el alumno cambie su predisposición, uno tiene el deber tradicional de dar en fusión de ese cambio.

        Otro elemento que puede permitir el asumir un reto superior es la regulación de la vida o por las fases que pasa ésta, me explico:

        Cuando un alumno se pare en su existencia y tome la decisión de concentrarse en lo que realmente le importa, y ponga el Aikido como una de esas cosas, en ese momento, su vida dará un cambio exponencial, eso se llama regular de la vida personal. Digo esto porque en el momento en que vivimos, todo se vuelca hacia el exterior, y para muchos nada, y para una cantidad considerable casi nada hacia el interior, solo cuando abordemos nuestro interior venciendo los miedos y no dando tanta importancia a lo material, entonces, y solo entonces, entraremos en otra dimensión de nuestra persona.

        Según nuestros intereses en todos los campos, nuestra vida va pasando por fases, éstas van desde el paso del tiempo, como los propósitos particulares que se tengan para el plan de vida que se quiera realizar, según se vaya pasando por cada ciclo, nuestras aspiraciones e inquietudes se van transformando y nuestra actitud va cambiando.

        En éste transcurrir a veces tenemos más o menos tiempo para ejercitarnos en la práctica, hasta que no se cumplan unos mínimos objetivos bajo nuestra subjetividad, no adquirimos un compromiso más sólido, cuando eso pase, es el momento de disponer de más tiempo para afrontar la educación en el Aikido como Budo.

         Si desean ampliar más la información sobre estos dos aspectos, puedes consultar la obra de nuestro Sensei Ishana Pérez: Metodología para la Formación en el Arte del Aikido.

        Un Dojo es más Dojo cuando el número de personas que hay practicando tiene como objetivo la educación como budoka, independientemente del tiempo que tengan para ejercitarse. Cuando pasa al contrario es más un gimnasio, pero eso no quita que el Sensei responsable mantenga viva la llama de la disciplina hasta que lleguen las personas adecuadas o el momento propicio para realizar su transmisión.

        Los que ya llevamos unos años pisando un Tatami con la docencia, somos conscientes de lo difícil que es sacar una generación de estudiantes, simplemente en la formación elemental (grados de Kyus), porque aún sin quererlo realizamos la técnica del cangrejo, un paso para adelante, dos para atrás. Digo esto porque si las personas que llegan no ordenan sus vidas ni adquieren un compromiso consigo mismas, esto hace que el trabajo de transmitir la enseñanza sea muy arduo para formar a los estudiantes.

        La formación en Aikido, como en cualquier otra área de conocimiento, precisa dedicación y tiempo, es como en la cocina con las recetas de puchero, se tienen que hacer a fuego muy lento y con una larga cocción para que quede rico.

  

         Cuando uno quiere ingresar en un Dojo yo aconsejaría que se formulara las 7 preguntas que está a continuación:

        Objetivos personales :

         ¿Cuáles son mis metas al comenzar ésta disciplina?

        Contestada la primera fase, se pasaría a la segunda:

         ¿Tengo la estrategia adecuada para progresar?

        Lo siguiente es:

         ¿Puedo materializar esa estrategia dada mi vida actual?

        Después:

       ¿Dispongo y puedo acotar el tiempo para poder practicar con asiduidad y con continuidad semanalmente y mensualmente?

        La actitud y el compromiso con la evolución :

       ¿Estoy dispuesto a asumir retos anuales en la formación para progresar en la práctica?

        Porque si no se está dispuesto a asumir retos en el aprendizaje para evolucionar, no va a ser bueno para el aspirante a estudiante y tampoco para la comunidad del Dojo.

        Luego:

         ¿Qué tipo de Aikido quiero hacer: de salón (acondicionamiento físico, un elemento para mejorar la salud, un pasatiempo, etc.) o como una Vía (como transformación personal)?

        Y para ir terminando:

         ¿Hay algo en mi vida actual que no me permita realizarlo?

      Porque si hay algo en la actual situación que impida adquirir el compromiso, sea éste de la índole que sea (de salón o de Vía), es mejor no empezar.

        Si se ha contestado claramente a esta mini encuesta, las ideas para comenzar la práctica están claras, y de ésta manera se puede enfocar mejor la mente para adquirir lo que se quiere.

        ¡Bienvenido al Aikido y buena práctica!

Ishana Pérez, Agosto de 2017.

Subir   

        


De – ai, el encuentro.

“El primer paso es leer los movimientos del cuerpo, luego los de la mente, y por último, es posible tocar el alma”.

Mitsugi Saotome.

        El De – ai es un concepto difícil en sí, primero, por su complejidad para realizarlo bien, segundo, por lo insondable de su comprensión, y tercero, porque engloba a otros principios que también son difíciles de realizar al igual que de comprender, como son: el Ma –ai (la distancia correcta), el uso del espacio, el instante preciso (time), el ritmo, la acción-reacción, el principio del cambio y la anticipación.

        Todos estos elementos son muy sutiles dentro de la práctica y de la comprensión del Arte del Aikido, y a mi modo de ver hasta el día de hoy, solo se pueden llegar a vislumbrar algo con una práctica sería, constante y en el transcurso de un largo periodo de tiempo sin perder de vista todos esos principios, porque se puede estar una eternidad practicando, pero si se pierde la atención-concentración sobre todos esos elementos, da igual que estés un millón vidas, no te va a servir de nada.

        También hay que tener en cuanta en el orden que se abordan para integrarlos, porque pasa como con las recetas de cocina, puedes utilizar los mismos ingredientes para hacer un plato, pero como no los uses en el orden adecuado no te va a salir la receta original.

        Pero por otro lado se hace imprescindible el encontrarnos, porque como decía Séneca: “Muchas veces lo que no se halla cuando se busca, sale al encuentro cuando no se busca”, y nuestro Camino, es una senda de búsqueda continua.

        ¿Qué es el encuentro (De - ai) en Aikido?

        Es la confluencia de dos entidades que aspirar a unirse en armonía.

       Cosa nada fácil por el simple hecho de la condición humana, con sus deseos y apegos, o lo que es lo mismo, las atracciones y repulsiones, que es lo que hace enredar el encuentro y lo complica, es en ese momento donde aparece nuestro amigo “el conflicto”.

        Porque éste nace antes del encuentro, por la predisposición de los caminantes, el encuentro es la manifestación de lo que ya se traía. Por esa razón no es lo mismo un choque que un encuentro, y lo que muchas veces hacemos en Aikido es chocar, no encontrarnos, y no solo dentro del Tatami realizando las técnicas.

        De ahí el Ai (la armonía), pero ese concepto lo vamos a dejar para otro día, porque con el De –ai ya tengo bastante para hoy.

        ¿Cómo se manifiesta el encuentro?

        Hay tantos tipos de encuentros como de personas y circunstancias que se puedan crear. Solo depende de la receptividad de los practicantes para que ese acercamiento sea fructífero para ambos, porque si solo lo es para uno, entonces deja de ser una confluencia para convertirse en una pugna.

        El primer encuentro que hacemos es cuando nos dirigimos desde casa al Dojo para practicar, cada uno de nosotros tenemos vidas y circunstancias distintas, pero tenemos la buena predisposición de encaminarnos para ejercitarnos conjuntamente. Ya ahí, solo con ese hecho los compromisos que se asumen son diversos y van a condicionar mucho los otros encuentros, por ejemplo:

        Yo tenía un Dôhai (compañero que empezamos el estudio del Aikido al mismo tiempo) en el Dojo de mi Sensei, que una vez a la semana para hacer 2 h. de clase, conducía 2 h. para venir al Dojo, y volvía hacer 2 h. de vuelta para retornar a su casa.

        Está claro que mi compañero ansiaba un encuentro para profundizar en el Aikido, de lo contrario no hubiera realizado tal esfuerzo y gasto.

        Por otro lado, tengo un amigo que camina 4 km. para ir a su Dojo a practicar en todas las estaciones del año, sigo opinando lo mismo que antes, si no hubiera una determinación clara por ejercitarse en el Tatami y comprender el Arte del Aikido, no habría tal compromiso.

        Tampoco es lo mismo aquel que hace un seminario en las puertas de su casa, que el que tiene que recorrer 4.068 km. para realizarlo.

        Aquí hay que llamar la atención sobre rentabilizar al máximo el tiempo de permanencia en el Dojo, lo digo porque muchas veces los alumnos se dedican a perderlo, y eso es una falta de respeto a los compañeros como los que acabo de citar, hay que despertar y conocer las realidades que nos rodean, porque lo más probable es que su inversión de tiempo, esfuerzo y economía no es la misma que la nuestra.

        Otro encuentro es cuando accedemos al edificio del Dojo, dejamos atrás nuestros problemas y nuestras preocupaciones, o accedemos con esa mochila tan pesada, que por su puesto va a acondicionar nuestra práctica y la de los demás.

        Luego, ya en el Keiko, están los encuentros con las distintas condiciones: no es lo mismo una persona que mida 1.95 cm. y pese 120 kg., que otra que mide 1.60 cm. y pesa 60 kg., aquí también hay que añadir las distintas estructuras mentales; tampoco es igual el encuentro con un Shomenuchi (corte descendente), que con un Yokomenuchi (corte en diagonal), un Tsuki (un puñetazo) o un Morotedori (sujetar un brazo agarrándolo con dos manos), etc., las circunstancia en cada caso son muy distinta; también nos encontramos con cada uno de los principios del Aikido: Ikkyo, Iriminage, Koshinage, Shionage, Tenchinage, Nikkyo…, en las dos posiciones: de Uke, el que inicia la acción, o de Tori, el que reconduce la acción.

        Cuando se sopesan todas esas cosas y muchas más, brota de por sí el principio de Musubi (unir, enlazar, nacer, juntar), que se puede entender mejor y profundizar en él, al igual que se siente que es la urdimbre con lo que se teje todo.

        ¿Qué predisposición hay para el encuentro?

        Es obvio que a mayor compromiso, mayor predisposición, eso ya marca una frontera entre unos encuentros y otros, al igual que el nivel de experiencia y de comprensión. No es el mismo un encuentro para quien está buscando una ejecución técnica - física, es decir, como se pone la mano o se mueve el pie, que aquel que está ahondando en el concepto de Ai (armonía, unión), para el primer caso su visión del encuentro es tangible, para el segundo es intangible y su campo abarca es infinito.

        La actitud es otro aspecto que condiciona el encuentro y su resultado, no es lo mismo un talante abierto, honesto, colaborador, serio, que otro, chusquero, gañán, farfullero y egoísta, está claro que con los segundos no se va a avanzar y más que un encuentro es una colisión.

        Luego están las atracciones y las repulsiones, lo típico, es blanco tiene poca experiencia y casi nadie quiere practicar con él, ¿es o no cierto?; en cambio está el otro lado, aquel que comprende es sensitivo y fluye, con el cual todos quieren practicar, ¿es o no cierto también?

        Sea cual sea la circunstancia o el compañero que tengamos, no podemos perder la concentración intensa y la disponibilidad para el trabajo, de ahí, de esa predisposición nacen encuentros fructíferos para ambos. Siguiendo con los dos ejemplos que he puesto anteriormente, para el primero (el novato), se plantan en él las semillas de ir en busca de ESO que hacen los más veteranos que le llama la atención, que sin ningún esfuerzo son capaces de moverle, desequilibrarme o proyectarle; para los segundos (los veteranos avanzados), nunca pierden la perspectiva de adaptarse a reacciones no condicionadas por la educación, porque el inexperto no sabe reaccionar, pero el experimentado tiene el deber de hacer lo que se explicó.

        Con ese caldo de cultivo en la mayoría de los casos sin ser conscientes nace espontáneamente el no desear, no esperar, hacer aquí y ahora con lo que hay, sin esperar perjuicio o beneficio, y no debemos olvidar que cada encuentro es una oportunidad única, no se puede repetir aunque se haga un segundo después, eso ya pertenece a otro tiempo y a otro encuentro.

        Con una actitud de aproximación amorosa es como se construye en Aikido, y para nada está reñido con lo marcial o el espíritu del Budo, todo lo contrario, “De - ai, el instante preciso del encuentro, se emplea para controlar el espacio y suscitar una reacción: el encuentro de lo positivo y lo negativo, la armonía del cambio… El tiempo de reacción es adecuado si permite sorprender al adversario en el momento del ataque. Es en este momento cuando el enemigo ofrece mayor vulnerabilidad. El ataque absorbe su concentración, su energía física y mental. El espíritu del ataque es débil pues el espacio espiritual no deja sitio suficiente para la defensa. Cuando la fuerza es mayor, la vulnerabilidad también es mayor. Se debe entrar sin temor en el ritmo del ataque, preparado para morir”.

Mitsugi Saotome.

Ishana Pérez, Julio de 2017.

Subir   

        


Solo y acompañado.

“La gente está sola porque construye muros en lugar de puentes”.

J. Newton.

        Es obvio que en la disciplina del Aikido se dan estas dos condiciones, por un lado las cosas que se tienen que realizar solo, -ahora desgranaré algunas-, y las cosas que se tienen que realizar acompañado, digamos que una complementan a las otras.

        Es muy típico, -yo diría lo más usual-, que dentro del contexto de la práctica se vaya solo y eso es un gran obstáculo para la evolución refinada del Aikido, porque el que ejecuta no tiene en cuenta al otro hacedor, -al Uke-, y esto nos lleva a una ejecución egoísta, eso por un lado, por otro, dentro de un contexto marcial en distancias cortas, se hace muy complicado ir solo, porque al ir solo no se va a sentir al otro y por lo tanto, tampoco las respuestas a nuestras acciones.

        Bien es verdad que para integrar determinados aspectos del Kihon (la forma básica de la técnica) hay que trabajar en solitario, por ejemplo, muchos ejercicios destinados a poner los cimientos para la práctica, éstos van desde la toma de consciencia de la estructura corporal, o el Kamae, por citar los más representativos. También es cierto que estos apartados se pueden hacer acompañado, pero desde mi óptica, esto sería en un segundo paso, no de entrada.

        Cualquiera que sea el trabajo en solitario tiene un gran beneficio, dado que va construyendo capacidades y desarrollando la personalidad del aikidoka, faceta que muchas veces no se tiene en cuenta, porque solo se es esclavo de un gesto físico, sin tener presente lo que contiene o de lo que tiene que ir acompañado.

        Todo esto nos lleva a la asimilación propia, para después unir éste trabajo al del otro, que es cuando realmente se hace Ai – Ki – Do; el otro día oía una entrevista con un músico de Kodo, y la reportera le preguntó, ¿qué sientes cuando golpeas el tambor?, ¡y no dudó en su respuesta! “Mi objetivo es ser la baqueta que golpea el tambor”.

        ¿A caso nosotros en nuestro contexto no aspiramos a lo mismo?

       Dentro de nuestro Plan de Estudios Kuubukan, un elemento que se realiza en solitario y que luego hay que transferirlo a la técnica y al compañero son los desplazamientos (el mismo ejemplo es aplicable a los Ukemis), aspecto que después del conocimiento básico de la estructura corporal y de la guardia, es una pieza clave para una ejecución con rigor y contenido en el trabajo del Kihon (técnica básica).

        Si el alumno inicialmente no realiza ejercicios en solitario, después se hace muy difícil aplicarlos y distinguirlos dentro del contexto de la Waza, que por otro lado es de obligado cumplimento, porque en el 95% de los casos se hace Omote (por el frente) y Ura (por la espalda), y en muchas ocasiones para llegar a rematar la técnica con esos movimientos que son el armazón del Kihon, intervienen los otros desplazamientos: Tsugi ashi, Irimi ashi, Henka ashi, Kaiten ashi o Sokumen ashi. (Si quiere ampliar más la información sobre las distintas fases por las que pasan los desplazamientos, según nuestra Metodología Kuubukan, ver el texto: El Kamae y los Desplazamientos en Aikido, de nuestro Sensei Ishana Pérez).

        

Los Desplazamientos Básicos en Aikido

        

        Tampoco debemos olvidar que al integrarlos en la acción con el compañero deben de tener efecto real sobre éste, por ejemplo, si me desplazo para desequilibrarle tiene que producirse el desequilibrio, porque lo contrario nos pone en una situación muy comprometida.

“Trabajar en equipo divide el trabajo y multiplica los resultados”.

Anónimo.

        La cooperación es el quid para la evolución en Aikido, también para poder practicar con seguridad, cosa que muchos no son conscientes y llegan a la conclusión de que al Aikido le falta marcialidad, o que es una disciplina que se basa en la teatralidad y el acuerdo mutuo para realizar figuras en el espacio. Esto pasa porque su visión es corta y no son capaces de ver el trasfondo del asunto.

        Si no existiera la colaboración, las técnicas de Aikido se convierten en letales y causarían mucho daño en el cuerpo del compañero, eso por un lado, por otro, se hace imposible el aprendizaje, porque cada uno estaría en su atalaya aislado y solo, sin poder compartir para aprender y tener una vivencia conjunta.

        Cuando se ha desarrollado el trabajo en solitario, hay que volcar toda la energía con el compañero, porque tan malo es ir siempre solo, como estar habitualmente acompañado sin sentir al otro, en ambos casos se toca techo muy rápido y sin ninguna comprensión.

        La práctica de ejercicios por parejas, tiene muchas vertientes: la práctica normal -Ippan Keiko- y las demás que derivan de ésta; cuando se aísla un elemento concreto de la técnica para su perfección; trabajo sobre el Ukemi -los rodamientos-, tan valioso para la práctica; ejercicios donde se mezclan varios aspectos técnicos que luego ayudan al desenvolvimiento hábil de la acción, ver un ejemplo de ello es nuestro ejercicio de sensibilidad, https://youtu.be/pdA68-8BqJk donde se aúnan 8 elementos básicos del Aikido para desarrollar un buen aprendizaje y un buen Keiko.

        Como reza la cita que abrió éste apartado del trabajo en común, los beneficios son patentes cuando se aúnan fuerzas y voluntades, y más cuando hay que integrar roles diferentes, -Uke y Tori-, porque constantemente estamos experimentando el otro punto de vista, no estamos anclados en una sola posición en nuestro torreón aislados, todo lo contario, continuamente estamos realizando una participación activa y colaborativa, y eso hace rica mentalmente a las personas.

        Dentro de la acción técnica con el compañero, la adherencia es la argamasa para construir la técnica con propiedad. Hay que tener en cuenta en esta construcción, que uno la desarrolla para que sea efectiva (el papel de Tori), y el otro por su seguridad (la toma del Ukemi del Uke). Otra cosa de ésta cualidad es que siempre se necesita al otro para crecer y cada vez ser mejor en su papel.

        Los extremos son malos, estar siempre dando prioridad a los ejercicios en solitario, nos va a traer problemas cuando actuemos con el otro; y estar siempre acompañado pero ir solo no nos va a ser rentable, y lo que es peor, construye una personalidad de aikidoka egoísta que no nos dejará profundizar en ésta Vía.

        Saber adaptarse (Musubi) al momento que se necesite es el secreto del asunto, y eso solo lo sabremos cada uno de nosotros y el responsable de nuestra formación. Por lo tanto, seamos inteligentes y apliquemos aquello que se precise según la necesidad del momento.

Ishana Pérez, Junio de 2017.

Subir   

        


Continente y contenido.

"No necesitamos continentes nuevos, sino personas nuevas"..

Julio Verne.

        Uno de los significados de continente es: "Cosa que contiene dentro de sí a otra".

"No hay nada más sumiso y débil que el agua. Sin embargo, en atacar lo que es duro y fuerte, nada puede superarla".

Lao Tse.

        En cuanto al contenido, "Cosa que se contiene dentro de otra".

        Esto nos lleva a que si aplicamos estos dos conceptos a nuestro Arte del Aikido, lo primero que tenemos que hacer es definir qué es cada cual:

        El continente primario es el cuerpo, que es la base para la existencia, que por otra parte luego va a contener la forma o la Waza, es decir, la técnica.

        Y el contenido es la sensación, esto es, Atari, sensación, tacto, sensibilidad.

        El continente es el receptáculo del contenido, y el contenido da vida y sustento al continente, dicho de otra manera, es donde la técnica cobra vida propia y cuando se desarrolle va a aportar al continente multitud de beneficios.

        Para que se cumpla lo expresado anteriormente, primero hay que acondicionar una parte del continente, que es el cuerpo, sin ese paso previo no puede existir la segunda parte del continente -la técnica-, y menos aún, poder albergar algo de contenido.

        Para ello hay que recordar el capítulo LXXVI del Tao Te King que en una de sus partes dice:

"Lo duro y lo rígido

son propiedades de la muerte.

Lo flexible y blando

son propiedades de la vida".

        Es la condición sine qua non para preparar el cuerpo y que de esta manera pueda habitar la Waza, y éste requisito es aplicable a cualquier tipo de acondicionamiento que se plantee, sin esa premisa del Tao Te King la forma huirá de nosotros como un espíritu demoniaco.

        Cuando se haya conseguido explorar, conocer y cierto dominio práctico sobre la primera parte del continente -el cuerpo-, se puede integrar la segunda parte, que es la forma.

        También hay que contemplar que el propio desarrollo de la Waza va a ayudar a acondicionar el continente, porque la técnica impone al cuerpo determinados patrones psicomotores, es decir, el desarrollo del Kihon de forma progresiva va dotando al cuerpo de recursos y desarrollándolo físicamente en resistencia, velocidad, fuerza, flexibilidad, psicomotricidad, etc.

        Para armonizar estas dos partes del recipiente se necesita tiempo, voluntad y constancia, y cuando las dos operen con cierta armonía es el momento de ir llenado el receptáculo de contenido.

        "Un alumno de Aikido que haya practicado regularmente debería tener, aunque no conozca su origen histórico y teórico, alguna percepciones personales sobre el Ki", (Kissômaru Ueshiba, El Espíritu del Aikido, pág. 28). Porque para que se pueda manifestar el Atari -la sensación, la sensibilidad-, es primordial ir tomando consciencia del Ki, en cualquier nivel que se esté desarrollando el estudiante.

        Con el tiempo y el ejercicio el contenido inunda al continente llegado a dominarlo, dicho de otro modo, el recipiente es un sirviente del contenido, que actúa a su voluntad e interés.

        Pero, ¿Qué pasa cuando no se tiene en cuenta el proceso descrito anteriormente?

        Cuando no se cumpla la primera parte del desarrollo del continente, no se va a poder integrar la segunda parte del mismo, y menos aún que habite algo de contenido dentro de ella.

        Lo que muchos no comprenden es que no se puede abordar el contenido sin la preparación y el desarrollo del continente, porque si no pasa lo que pasa y que vemos en muchos entornos: los practicantes están duros como piedras y rígidos de rodillas; la gente hace gestos "técnicos" pero carece de sensación de poder; imita cosas que no están en su momento de evolución y que tampoco entiende, es como un loro que repite pero carece de conocimiento sobre las palabras que imita; hace una coreografía de una situación imaginaria donde el Uke está domesticado y carece de contenido al realizar su papel.

"Si quieres desplazar la montaña,

comienza por sus pequeñas piedras".

Confucio.

Ishana Pérez, Mayo de 2017.

Subir   

        


Al Dojo se viene a practicar.

        "La práctica de la concentración nos permite llegar a ser personas reales. Cuando somos personas reales vemos a las otras personas reales que nos rodean y la vida adquiere toda su riqueza."

Thichnhat Hanh.

        El Sensei Kenzo Awa recomendaba a sus estudiantes que cuando vinieran de camino al Dojo, que no se distrajeran con nada, que ya viniendo se concentraran en lo que iba acontecer.

        Es un buen y gran consejo, centrarse sin distracciones sobre la práctica, no debe existir en esos momentos nada más importante. Cosa que les cuesta comprender a los estudiantes, porque ni después del Rei (saludo inicial) de comienzo no son capaces de aunarse, simplemente para poder fijar los conceptos y los detalles más básicos de los principios que se desarrollan en cada sesión.

        Entrando ya en la instalación del Dojo hay que dejar fuera todo tipo de preocupaciones y responsabilidades de la vida cotidiana, ya luego, cuando se salga, se vuelven a retomar, y lo más probable es que todo se vea de distinta manera.

        Esto en los comienzos del proceso de la educación en el Budo, y concretamente en el Aikido, es de vital importancia para que exista una buena base donde construir, y en éste caso, no me estoy refiriendo a la Waza (la técnica), si no a elementos anteriores a ella que son los cimientos para que luego ella se asiente y se fije.

        Lo siguiente es el cambiarse para la práctica, mucha gente aquí es muy extrovertida y se derrama mentalmente, bien porque ha entrado al vestuario con sus problemas, inquietudes o pasatiempos, y se olvida de lo que está haciendo, que es prepararse para hacer Keiko.

        Puedo entender lo de la socialización, y soy consciente que ese es un aspecto muy importante en los Dojos, pero en su momento, no en los espacios destinados a la enseñanza.

        Lo siguiente es que hay que ser diligente para ponerse el Gi (ropa de práctica) de forma correcta, ser preciso en colocárselo y acceder pronto al Tatami para hacer lo que corresponda, y cuando se termine de realizarlo hacer ejercicios personales para acondicionar el cuerpo para el Keiko antes que llegue el Sensei.

        Aquí también están los típicos que en vez de estar haciendo lo expresado anteriormente, se siguen dispersando mentalmente, suelen ser unos tipos que se esfuerzan poco y se entregan aún menos a la práctica, es muy fácil distinguirles.

        Otras de las cosas que hay que cuidar, es que antes que entre Sensei hay que estar bien sentados, eso significa, las filas bien hechas y tomando el Kamiza como centro, para la correcta distribución del número de estudiantes a izquierda y derecha del Sensei, y con una actitud de introspección meditativa en la unificación tanto física como mental.

        Esta actitud de abstracción y de unificación es la última oportunidad para los más rezagados que no lo han hecho viniendo al Dojo, tampoco al entrar en la instalación, lo olvidaron al cambiarse, o antes de que se ordenaran las cosas para comenzar la clase. Hay que pensar que éste ejercicio previo también tiene repercusiones para la seguridad en la práctica, cuanto más despistados estemos dentro de la clase, más expuestos estaremos a los accidentes por la falta de atención en la acción.

        También el interiorizarnos nos lleva a nuestra predisposición para la entrega física, mental y emocional de lo que se va a realizar, y nos libera de la dualidad con la que hemos llegado al Dojo, -por un lado la vida personal, por otro, la práctica del Aikido-.

        Esta unificación tiene sus distintivos externos, me explico, cuando un estudiante se mueve lento o sin energía en el Tatami para limpiar, ir a buscar a su bolsa el Jo o el Ken, es alguien que no se ha aunado, su mente está en un lugar y su cuerpo va por otro, dicho en la terminología del Aikido, carece de Nen, -pensamiento, momento y unidireccionalidad de la mente-. En contraposición, alguien que mantiene su mente serena y hace que su cuerpo se mueva muy rápido y con un Zanshin (Zan: estar, permanecer, Shin: espiritu. El espíritu que permanece y que vigila) constante que le lleva a estar centrado, bien cuando limpia, ordena sus cosas o se prepare para comenzar la clase.

        Otras de las manifestaciones de que un alumno esta descentrado es cuando habla con su compañero de práctica, ¡aún con la intensión de ayudarle! Porque la norma dice que no se puede hablar durante el Keiko, la comunicación se hace con el cuerpo y con la sensación, no con la lengua.

        Otro de los casos es cuando el alumno se para a mirar y notas que no es por tener dudas reales sobre lo que se ha explicado, si no que lo hace para no esforzarse, para que el Sensei le vea, y ya el colmo de la ineptitud, es cuando le comienza a radiar a otro lo que el profesor está realizando.

        También están aquellos "¡esmerados en el vestir!", que constantemente se están arreglando la ropa, otro signo de no querer esforzarse y desear que pase el tiempo de la clase para hacer lo que le gusta, hablar y contar sus batallitas. Estas personas frenan mucho las dinámicas de las clases, seminarios o intensivos, y siempre me pregunto, ¿qué hacen viniendo al Dojo?, es mucho más rentable para sus propósitos, ir a la asociación de vecinos de la localidad y jugar al dominó con unos vasos de vino.

        Otro recurso de los maniquíes del Tatami es refugiarse en las esquinas y lo más usual en estos individuos es hacerlo con sus compinches de actitud, digamos que crean una segunda clase dentro de la principal en este ángulo del Tatami. Me sigo preguntando lo mismo, ¿para qué han venido?

        Un estudiante que tiene claro internamente su compromiso y su determinación con el Arte del Aikido, ya viniendo al Dojo tiene la predisposición de esforzarse, hacer los preliminares diligentemente y una entrega total en el Keiko, esto le hace evolucionar y tener comprehensión real del Aikido. Lo contrario, es perder el tiempo y molestar a los que se quieren esforzar.

        La socialización está presente también en los Dojos y en las clases, y esto se hace al final de las mismas cuando ya se ha terminado. Hay muchas maneras de hacerlo: practicar un poco con un compañero e intercambiar conocimientos; departir con alguien inquietudes, aficiones, pasatiempos, etc.; ayudar a los estudiantes noveles es sus dificultades que han podido tener durante la clase o que tienen en su evolución, ¡y aquí si se habla!; y lo que es costumbre en cualquier parte del mundo entre los aikidokas, quedar en el bar para tomar unas cervezas, ¡que saben a gloria después del esfuerzo continuado en la clase!

"La socialización sólo se presenta cuando la coexistencia aislada de los individuos adopta formas determinantes de cooperación y colaboración que caen bajo el concepto general de la acción recíproca."

Georg Simmel.

Ishana Pérez, Abril de 2017.

Subir   

        


Las lesiones.

        "Si pudiéramos dar a cada individuo la cantidad exacta de alimento y de ejercicio, ni mucho ni poco, habríamos encontrado el camino más seguro para la salud"..

Hipócrates.

        Hay que distinguir claramente entre un accidente, una contusión por falta de atención sobre la acción, carecer de sensibilidad técnica, y ya en el peor de los casos, causar daño con premeditación, son casos y momentos muy distintos los unos de otros donde se quiebra nuestra salud en Aikido.

        Las lesiones complican mucho la vida personal de los alumnos, por ejemplo, un estudiante se gana la vida de conductor de guaguas, y hay un insensato que por hacer una demostración de su fuerza le rompe la muñeca con un Nikkyo, ¿cómo se va a ganar la vida el estudiante que era conductor?

        Eso por un lado, el otro aspecto es si vive solo, es otra complicación añadida simplemente para desenvolverse en su casa en lo cotidiano.

        Suelo comentar a mis estudiantes que se puede practicar intensamente, siempre y cuando el compañero sea capaz de soportar la presión que se le impone, si no es capaz de recibir ese empuje, se va a quebrar inevitablemente.

        En otro campo, -el de la evolución dentro del arte-, el lastimarse implica una ruptura con el progreso, y lo más probable es que llegue en un momento donde se está en un periodo de avance.

        Si uno se ha roto, lo primero es saber encajar ese hecho, cosa a veces nada fácil; segundo, poner todos los medios para una pronta recuperación, esto implica que cuando haya cierta mejoría -sin estar curado-, se quiera retomar la práctica, es en ese periodo donde muchos caen en la trampa y vuelven a recaer con peores consecuencias; tercero, cuando se está recuperado del todo, hacer una buena transición para volver al ritmo y la intensidad que se tenía antes del accidente, porque hay el mismo peligro que en el segundo caso que se habló antes.

        Muchas veces los percances son causados por los ambientes creados en los Dojos por vibraciones negativas: mal humor del Sensei, disputas o rencores entre estudiantes, trabajos técnicos donde se da prioridad a la violencia, falta de etiqueta, no estar cualificado para trabajos intensos, indisciplina de los alumnos. todo esto y mucho más, trae más tarde o temprano infortunios donde salen perjudicados los alumnos.

        Otra de las cosas que normalmente no se le presta atención, es el menoscabo que supone que en un entorno (Dojo) haya un alto número de lesionados. Eso quiere decir que la planificación con los objetivos previstos se va a ver frenada, detenida o rota.

        Siempre hay que recordar que el tejido del Dojo está interrelacionado y lo que le pase a uno de sus miembros inevitablemente afecta a todo su entorno. ¡Ya no digamos!, por ejemplo, en un medio de 10 alumnos, que hayan 4 lesionados, son datos muy altos y hay que investigar las causas que originan tal funestas estadísticas.

        Las estaciones tienen que ser motivo de atención especial, no es lo mismo un calentamiento en invierno con una temperaturas cerca de 0º o menos, que en verano con 25º. También el cambio de una estación a otra, por ejemplo, el transito del verano al otoño, época delicada donde las haya. No olvidemos que somos hijos del medio y lo que ocurre en la naturaleza nos afecta a nosotros también, y el cuerpo tiene que adaptarse a las circunstancias cambiantes.

        Otra época a la que hay que prestar especial atención, es al retorno de las vacaciones prolongadas, por ejemplo, después del verano o las de Navidades. Son periodos largos de tiempo donde se interrumpe el Keiko, y al retomarlo, en las primeras semanas se necesita un periodo de rodaje para volver al ritmo normal de la práctica, de lo contrario el accidente va a ser inevitable.

        Los viajes de estudio son un foco de accidentes, piénsese que en un corto periodo de tiempo podemos estar en climas y países muy distintos, a eso hay que sumar el gasto de energía que conlleva el propio viaje. Siempre hay que andar con cuidado, ser puntuales, yo diría mejor, llegan con bastante tiempo de antelación para aunarnos bien y acondicionar nuestro cuerpo para afrontar la práctica con seguridad.

        Lesionarse fuera del entorno habitual son situaciones muy, muy complicadas, llevando nuestro viaje al traste, y ver tirado por la borda: mucha ilusión, tiempo de preparación, un gasto económico sin rentabilidad y puede que una oportunidad perdida que no se va a poder repetir.

        Otro punto indirecto son los accidentes exteriores en el vivir cotidiano que repercuten en el Dojo, son igual de perniciosos que los originados en el mismo.

        Una desgracia nos puede pasar al más guapo, pero una desdicha por falta de atención o desorden vital nos puede amargar la existencia. Los aspectos internos de la práctica hay que aplicarlos constantemente.

"Cuida cada momento y cuidarás todo el tiempo".

Buda.

Ishana Pérez, Marzo de 2017.

Subir   

        


Con la forma.

        "Entra en la forma y sal de la forma".

Kisshomaru Ueshiba.

        Estar en la forma (la Waza, el Kihon) puede tener varios significados, todo depende en el momento del proceso que nos encontremos, porque no es lo mismo estar agarrados, aferrado, sujetado, inmovilizado, aprisionado o liberados de la forma, son cosas y casos distintos dependiendo de nuestro momento de evolución.

        Agarrado a la forma.- Es cuando se comienza, es decir, realizar Shu, si uno quiere evolucionar no queda otro remedio que agarrarse y consagrarse a la forma para cultivarla con mimo y esmero.

        Digamos que uno es totalmente dependiente de ella y por lo tanto aceptamos someternos y comprometernos con ella para que nos conduzca por el camino. La actitud es de unos bebes indefensos que nos cobijamos bajo su manto protector.

        Hay que decir que cuando nos asimos a ella no somos muy conscientes de su importancia, lo hacemos porque nos dicen que es trascendental, pero no por tener una consciencia clara de su valor.

        Aferrado a la forma.- Cuando nos aferramos a ella ya se ha vislumbrado lo trascendente que es, aunque no haya un conocimiento pleno de su importancia, uno ya ha captado algo de su valor.

        Por esa inmensidad que se intuye, tomamos refugio en ella e intentamos descifrarla parte por parte e importarla a nuestro cuerpo. Lo que se persigue es realizar una identificación con ella, fundirnos, que no haya una dualidad.

        En esta fase del proceso hay que asegurarse de ser constantes en la acción, porque si hay intermitencia, -hoy practico, mañana no.-, no facilita el asentamiento de la forma en nuestro interior, más que nada por aquello de aprender y olvidar rápidamente, ¡gran mal siempre!

        También hay que comprender que en líneas generales, en un momento como éste hay cierta adicción a la práctica, y eso es un valor importante si se le da continuidad en el tiempo.

        Sujetado por la forma.- Ahora los roles cambian, porque es ella la que nos sostiene, digamos que nos va revelando su contenido, y esa protección nos da motivación para seguir con nuestra indagación.

        También aumenta nuestra autoconfianza por partida doble, por un lado vemos el valor de su aplicación, por otro, constatamos nuestra evolución.

        El estar sostenido puede ser por muchas causas: ya pasó el deslumbramiento inicial y comienza el verdadero trabajo; puede haber una crisis o una distracción en nuestra práctica; nuestro compromiso se vuelve más pleno; se asume un grado; se instruye a otros; asumir un periodo de Shugyo.

        En un sentido más amplio y con una visión a largo plazo, siempre estaremos sujetados por la forma hasta que nos desprendamos de ella, es decir, realizar Ri.

        Inmovilizado en la forma.- Cuando la forma nos bloquea es por nuestra actitud ante el estudio y los frenos que nos ponemos mentalmente, en estos casos ella no se manifiesta hasta que no derribemos esos muros que nos hemos autoconstruido. Muchos estudiantes en ésta estadio lo achacan al Sensei, al método, a que no se salen las cosas, y cualquier otra justificación para no tener el valor de abordar el trabajo consigo mismo y superar esa barrera mental autoimpuesta.

        En este momento no es una cuestión de poca voluntad o compromiso con la práctica, -puede haber gente que en un periodo de tiempo como éste trabaje mucho-, son más aspectos mentales e internos del estudiante lo que pone freno a su avance, puede que haya aspectos de su vida personal que agraven las cosas, -ya saben aquello de la ley de Murphy-, pero que caiga el velo, solo depende del alumno para que comprenda su situación personal y el momento que vive en su evolución como aikidoka.

        Aprisionado en la forma.- Tiene muchas caras lo de estar atado a la forma: no evolucionar en el refinamiento técnico, eso significa que no va a aceptar -por ejemplo- otras formas de Ikkyo, es un estado de fanatismo tanto por la técnica como por el seguimiento a determinado Sensei; no aceptar o desconocer el proceso de Shu, Ha y Ri, y por lo tanto, se anda perdido en un mundo que se desconoce; no conocer la importancia de Shin, Gi y Tai, y esto lleva básicamente no tener predisposición para el aprendizaje, o tomárselo como un divertimento, más que como una Vía. El otro caso es un abandono corporal y por más que lo intenta, la técnica no entra, porque no tiene acondicionado su físico para que la Waza funcione y sea rentable; tener una alta dependencia de su Sensei, es decir, no es capaz de estudiar, madurar ni investigar por sí solo.

        Otros casos pueden ser no establecerse en el Kihon y en los principios elementales: centralización, expansión, control y esfericidad. Por esta actitud de prisionero no va a ser capaz de dar un salto evolutivo porque carece de base para el impulso.

        En todos estos ejemplos -y muchos más-, el estudiante está enrejado en un entorno que no le deja avanzar en su evolución.

        Liberado de la forma.- Como se dijo más atrás corresponde al estado de Ri, es cuando hay tal identificación que la forma y quien la hace es Uno, no hay una dualidad que divida, separe, todo lo contrario, todo está unido, o todo se puede unir.

        Indudablemente, llegados aquí, hay que decir que la técnica ha sido un vehículo para comprender otras cosas, de ahí lo de "liberado", se ha comprendido y se ha realizado.

Ishana Pérez, Febrero de 2017.

Subir   

        


Signos de evolución.

        "No es la más fuerte de las especies la que sobrevive y tampoco la más inteligente. Sobrevive aquella que más se adapta al cambio".

Charles Darwin.

        A lo largo de toda la tradición del Budo hay signos que manifiestan el progreso de los estudiantes, los cuales hay que tener muy en cuenta para impulsar nuestro progreso a cotas más altas.

        Voy a enumerar los más simples, que normalmente pasan desapercibidos por falta de atención en lo cotidiano. Todo avance siempre está sujeto a un cambio, que es a lo que muchas veces se le tiene miedo, pero cuando se vence esa turbación es cuando progresamos.

        La comprensión de la etiqueta.- Es la base de todo lo que se edifique, tanto técnicamente como en los aspectos internos de cualquier Arte. Por un lado genera la actitud adecuada en el alumno para recibir el conocimiento de su arte; por otro, garantiza la seguridad para poder practicar con o sin intensidad, un ejemplo simple: si en el trabajo de armas el saludo no marca el final de las repeticiones de un estudiante y el comienzo del otro en su rol de Tori, se puede producir un accidente.

        El ceremonial tiene varias dimensiones, hay que conocerlas y aplicarlas según proceda al momento en que se esté.

        La relación de la etiqueta con la técnica.- Aunque muchos lo desconozcan, la etiqueta tiene una relación con la técnica -Waza-, por ejemplo:

        Sentarse y levantarse, lo hacemos infinidad de veces durante las clase, seminarios o intensivos; el hecho de cultivar la higiene postural, mantener la columna vertebrar erecta, tiene una incidencia directa sobre el trabajo de Hanmi handachi Waza (es cuando un estudiante practica de rodillas en el suelo y el otro está de pie).

        Niveles de trabajo: hay que recordar que en el Aikido hay tres niveles de ejecución: Suwari Waza (cuando los dos estudiantes trabajan de rodillas), Hanmi handachi Waza y Tachi Waza (cuando los dos estudiantes trabajan de pie). Independientemente de que se trabaje en cada nivel por separado, una práctica interesante es integrar los tres niveles a la vez desarrollando una técnica, es cuando se pone a prueba la flexibilidad corporal, la unificación estructural, la higiene postural, en dominio técnico y el control tanto propio como del compañero aplicando sentarse y levantarse.

        El saludo, da igual que éste se realice en Seiza -la forma justa de sentarse, es decir, sentado en medio de los pies con las rodillas flexionadas-, o de pie, tanto lo de mantener la columna erecta, como el grado de inclinación del tronco, repercute en el trabajo de Ushiro Waza (trabajo técnico realizado por la espalda).

        Realizar bien estas acciones (hay muchas más) en la etiqueta habitual, tiene una incidencia directa cuando trabajemos las técnicas, la mayoría de las veces las personas que presten atención a la etiqueta no son conscientes de este trasvase a la Waza y lo aplican inconscientemente.

        El comportamiento cívico.- Necesariamente necesitamos y tenemos que vivir con otros formando comunidades organizadas bien sea en un Dojo o en el pueblo en que residamos, siendo imprescindibles estar regidos por normas de conducta aceptadas y compartidas por todos los miembros de la comunidad, de ahí la importancia para los estudiantes noveles de que inicialmente lean y reflexionen sobre las normas de etiqueta que se le da nada más ingresar en el Dojo, de ello depende su evolución.

        Bien es verdad que muchas de estas normas -en nuestro caso aquí en occidente- pertenecen a otra cultura, pero el ahondar en ese comportamiento y comprenderlo, nos descubrirá que no hay tantas diferencias, aún desarrollándose en el otro extremo del planeta, porque se crean para que los individuos cohabiten en armonía unos con otros. Saber ser y estar es signo de haber tenido una buena educación marcial y por extensión vivir en sociedad.

        La calidad de la respiración.- Si hay un elemento significativo para ver el estadio de evolución de un estudiante es su respiración, porque se va a notar el estado de su mente, el relax de su cuerpo y la calidad de su técnica.

        Respiraciones entrecortadas, duras, altas, tensas, que no saben utilizar su anatomía (huesos, músculos y órganos) para favorecerla correctamente, son respiraciones poco eficaces para la práctica y para la vida cotidiana.

        Por lo tanto, es asignatura obligada aprender a respirar correctamente para sacar el mejor partido a nuestro cuerpo, a nuestra mente y a nuestra técnica. Sigo insistiendo en tres aspectos básicos, el saludo inicial y final de las clases; lo siguiente son los ejercicios de respiración para comenzar las sesiones de práctica; y por último, el trabajo de la respiración en el Uke cuando toma Ukemi, son tres facetas imprescindibles para evolucionar a un nivel de base. Si no se desarrollan bien, el alumno va a tener muchísimos problemas en un futuro a corto plazo.

        El Kamae.- No podemos imaginar un edificio sin su cimentación, pues tampoco ningún Budo. El Kamae es la estructura de base (que es su significado) para la construcción técnica, de hecho, nuestra postura, junto con el paso del tiempo, es lo que va a marcar la evolución en la disciplina que practicamos, eso quiere decir que va a pasar por estadios, los cuales no podemos saltarnos ni obviarlos, ver en el siguiente enlace las distintas fases por las que pasa el Kamae:

        http://www.dojokuubukan.es/clase_magistral_kuubukan

        También el Kamae va a influir en otros aspectos como los desplazamientos, el desequilibrio, el Atemi, el trabajo de líneas, las intercepciones, la dinámica, etc., quiero decir, que no es un aspecto baladí en la formación.

        Para utilizar el espacio circundante a la hora de practicar, es necesario saber cómo desplazarse para rentabilizarlo, no es lo mismo un Tatami de 70 m. cuadrados con seis estudiantes practicando, que con treinta, esa eficacia tiene como asiento el Kamae.

        Siempre les digo a mis estudiantes que primero hay que encontrar las piernas y su correcta colocación, el siguiente paso es subirse sobre ellas, luego, se cabalga sobre las mismas. Después de todo este proceso que se hace en la fase del noviciado, hablando en tiempos, lo ideal es en 1 año de trabajo y de estudio, si no se consigue en ese tiempo, se puede afrontar en 2 años de ejercicio, pero éste segundo caso es un recurso límite, porque no se puede perder mucho más tiempo en este trabajo preliminar, luego, hay que afrontar las distintas fases que se vieron en el enlace anterior.

        Dentro de la cinética del Aikido un aspecto importante es que los movimientos no sean sincopados. Si esto ocurre es porque no hay una unidad estructural, es decir, la parte superior del cuerpo va por un lado, y la inferior por otro. Para que esto no ocurra tiene que haber un buen Kamae que permita esta unificación de lo bajo y lo alto, dando como consecuencia un movimiento estructurado, suave, armónico y potente.

        No prestar atención al Kamae es estar construyendo un castillo de naipes, no va a soportar el peso de la Waza y todo el trabajo que se haga se derrumbará a la primera de cambio.

          Si quiere ampliar la información sobre este aspecto ver: El Kamae y los Desplazamientos en Aikido.

        El perfeccionamiento técnico.- Las técnicas se construyen como esculpir una escultura de mármol, primero se perfilan, después se quitan todo lo superfluo, lo siguiente es perfeccionar los detalles y por último se pulen.

        Saltarse este proceso nos llevará más tarde o más temprano a tener fisuras o a inventarnos cosas; y nunca olvidemos que siempre hay dos roles, uke y tori, y cada cual tiene que seguir ese método en su papel.

        Sentir cada paso y ser consciente de él es señal de progreso, y por lo tanto, constatación de la evolución. No ser consciente de nada y ver pasar el tiempo es la pérdida de uno mismo y no se sabe a dónde arribaremos.

        El relax corporal.- El proceso anterior está ligado a la evolución de nuestro cuerpo, es decir, cuando se perfila lo más probable es que se sea algo torpe, falta coordinación, nos falta conocimiento para la ejecución.; cuando se quita lo superfluo se estará rígido, se avanza robóticamente, no sigo al compañero.; en perfeccionar los detalles ya hay fluidez, la sensación es más plena, se es más sensible, ya puedo responder al otro en la acción.; y cuando se pule, uno es libre dentro de la forma, es como algo maleable-adaptable con vida propia y se llega a sentir parte de uno.

        Hay que recordar lo de Shin (el espíritu), Gi (la técnica), Tai (cuerpo), si el cuerpo no se prepara la técnica no puede entrar en él, y si no hay predisposición para evolucionar, el espíritu no habitará en nosotros.

        Si pasa el tiempo y nuestro cuerpo sigue rígido, bloqueado, con nudos, etc., o nos falta un buen acondicionamiento físico, o nuestras resistencias mentales nos bloquean para evolucionar. Esto nos dice que siempre hay que cultivar la unidad mente-cuerpo y llevarla a la par.

        El relax corporal está ligado a la respiración y la correcta utilización de ésta.

        La estabilidad mental.- Si vamos construyendo bien la técnica y respiramos correctamente, el resultado natural es una estabilidad mental, lo contrario es señal de que estamos haciendo algo mal y debemos mirarlo para corregirlo.

        No se puede realizar una técnica correctamente con una mente inestable y un cuerpo nervioso, un ejemplo muy simple, hacer los desplazamientos de base con un ataque en Shomechi teniendo en cuenta el Time. Con tal crispación lo más probable es que nos movamos antes de tiempo y que el compañero siempre nos cace, https://youtu.be/CznTeJhOESo.

        La evolución en la técnica tiene que tener su correlación en nuestra mente, no está desligado, van juntos si el proceso se hace correctamente; hay que recordar lo de los aspectos externos e internos en el arte.

        La regulación de la vida.- Uno practica un Budo para tener una vida más armoniosa, más plena, por lo tanto el espíritu del Arte que se practique debe inundar nuestro entorno, aislar la evolución de la vida personal es incrementar más la dualidad, y eso en vez de iluminar nuestra existencia la nubla para perdernos en mundos que nos hacen sufrir.

        Éste aspecto es personal, cada cual según su experiencia y su penetración en el Arte, debe buscar la relación de las técnicas y de la filosofía de la disciplina que practica para llevarla a su terreno particular, es una experiencia individual e intima.

        Hay que huir como de la peste de esos "maestros" que se quieren inmiscuir en nuestra vida personal, ¡mucho cuidado! Porque si dejamos que lo hagan podemos caer en una tela de araña que nos puede dañar mucho.

        El Budo nos debe llevar a una vida más saludable, más equilibrada, más agradable y más completa, porque es el camino que se ha elegido libremente para nuestra evolución como Ser.

        Si después de un tiempo de ejercitarnos en la disciplina (un año o dos es suficiente para comenzar a sentir los beneficios) no da esos aportes, algo estamos haciendo incorrectamente, o nos están formando mal o estamos en el lugar equivocado.

Ishana Pérez, Enero de 2017.

Subir   

Páginas: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10   

    Volver Atrás

© 2009 Surya.   Contacto: e-mail: secretariadeldojo@yahoo.es   Telf: + 34 639 187 140