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“Todo nuestro conocimiento nos viene de las sensaciones.”
Leonardo da Vinci.
Las sensaciones son las impresiones que se reciben cuando uno de nuestro órganos receptores es estimulado. Este es un proceso donde los órganos de los sentidos interactúan con el mundo que nos rodea, por esa razón las sensaciones pueden ser más suaves o más fuertes, esto va a depender de la intensidad del estímulo, también éstas poseen 3 características básicas: la cualidad, que está en función de la naturaleza del estímulo; la intensidad, que es el grado con el que recibimos ese estímulo en nuestra consciencia; y por último, la duración, que es el tiempo necesario para poder procesar el estímulo recibido en nuestra consciencia.
Otra de las cosas que hay que tener claro es la diferencia entre la sensación y la percepción, ya se ha visto que la sensación es la detección del estímulo, pero la percepción consiste en identificar, organizar e interpretar la información sensorial, así de ésta manera se puede entender y actuar para poder reaccionar adecuadamente en la acción del Keiko.
Para detectar la información sensorial hay que tener en cuenta 3 fases:
La fase física, que es cuando el estímulo activa el órgano sensorial correspondiente, y aquí hay que llamar la atención sobre un sentido en particular para poder practicar con sensibilidad, contenido y poder, ese sentido es el tacto, tan importante en la comunicación entre el Uke y el Tori.
La fase fisiológica, que es cuando nuestro organismo traduce la información sensorial que a su vez la convierte en información neuronal y de esa manera activa una serie de conexiones para establecer los circuitos neuronales en función de los distintos estímulos recibidos.
Esta parte hay que tomársela con mucha consideración para desarrollar un buen aprendizaje en Aikido, por esa razón es clave para el estudiante en el papel de Uke que distinga claramente entre conducción, desequilibrio y proyección.
Si no es capaz de percibir claramente esas tres fases, el diálogo no se producirá, acarreando como consecuencia que no se construya la técnica de forma correcta y por su puesto, que tampoco será efectiva.
La fase psicológica, que es cuando el practicante es consciente de la sensación y a su vez le va a provocar una reacción, es decir, es desarrollar adecuadamente la percepción de lo que acontece, dicho de otra manera, es aplicar la acción-reacción en el transcurso del desarrollo de Waza.
Cuando me conducen realizo las acciones determinadas para seguir al otro y no desconectarme de él; cuando me desequilibran reajusto mi postura de forma flexible y dúctil para estar en la mejor posición que se pueda para poder responder al otro dentro de un “campo de cierta seguridad”; cuando me proyectan sigo la acción en la cual me he metido (o me han metido) para poder escapar con seguridad.
Las sensaciones pueden clasificarse en distintos tipos, veámoslos:
El sentido de la vista, son las sensaciones que se perciben cuando se observa y se mira, en especial cuando se realizan las explicaciones centrales, en las cuales tenemos una posición de observadores pasivos. Por otro lado están las explicaciones que nos dan de forma directa y se asume el rol de Uke, que somos partícipes activos, este aspecto tienen que ver más con el sentido del tacto, dado que somos parte en las acciones de la explicación. Al usar el sentido de la vista no debemos de olvidar el consejo de Musashi sobre percibir y ver, porque en los dos casos hay grandes diferencias que hay que tener muy en cuenta.
Tampoco debemos olvidar que con el sentido de la vista hay que agudizar la observación, que es una de las cuatro partes para integrar y evolucionar en la práctica.
El sentido auditivo, es cuando usamos nuestros oídos, aquí también hay que aplicarse para entender muy bien la diferencia entre oír y escuchar, los dos aspectos son fundamentales para progresar adecuadamente y no mal interpretar lo que nos dicen.
Hay que desarrollar la capacidad de poner en practica fielmente lo que nos dicen, sin que nos lleve a interpretaciones subjetivas ni a desvíos que nada tiene que ver con lo que nos dijeron, de ahí la importancia de saber escuchar con la actitud correcta, esto es: quietud física, observación atenta, ausencia de diálogo interior, mirada bien dirigida etc., ¡todo un Arte en cualquier Budo!
El sentido olfativo, que es la capacidad para percibir aromas y olores. Muchos aikidokas creen que es un sentido que poco o nada tienen que ver con el Aikido, pero se equivocan, porque el olfato tiene una relación directa con la etiqueta, por ejemplo, que el aikidoka cuide su aseo personal y no moleste a sus compañeros de práctica con olores desagradables producto de su mala higiene; después del cuerpo, debe cuidar su Gi, que esté limpio y presentable en todo momento; el Dojo y el tatami, debe oler bien y no a sudor rancio y viejo o que esté sucio para desarrollar la práctica, así con muchas más cosas que directa o indirectamente tienen relación con la formación.
El sentido del gusto, pasa como con el olfato, tienen relación con la evolución del aikidoka. Cuando el cuerpo y la mente se refinan a través del control de los sentidos, la persona se va sensibilizando y afinando su percepción. Si se progresa acorde a los principios y el estudiante se va purgando, el sentido del gusto se purifica como los demás, llegando incluso a un cambio de dieta, porque se descarta determinados alimentos que embotan la mente y aumentan las toxinas en el cuerpo, por ejemplo, un consumo excesivo de carne con casi una total ausencia de vegetales y de frutas, está claro que con una dieta de esas características la flexibilidad corporal va a ser muy poca y es obvio que va a afectar al desenvolvimiento técnico.
El proceso de transformación se manifiesta en toda nuestra persona, y no solo en el tatami por el hecho de proyectar al compañero con una técnica a tres metros de distancia, hay que estar atento a todos esos pequeños cambios que se van produciendo en el cuerpo y en la mente del alumno por el refinamiento de los distintos sentidos, que muchas veces pasan desapercibidos. Un alumno que sea capaz de percibir esos cambios en sí, es un estudiante que lleva el proceso bien encauzado y su mente está despierta, producto del proceso educativo que está recibiendo.
El sentido del tacto, es aquel cuyas sensaciones responden en toda la superficie del cuerpo, eso quiere decir que las células receptoras de información sensorial se encuentran conectadas a las fibras nerviosas aferentes, que ante la detección de un estímulo táctil (ver más abajo los distintos tipos de energías), los receptores sensoriales se activan transportando la información hacia los centros cerebrales correspondientes.
El sentido del tacto está presente desde que estamos en el vientre de nuestra madre, porque al parecer el feto percibe sus primeras sensaciones a través de la piel, luego sigue siendo clave cuando se es bebé en la interrelación con la mamá a través del contacto. Se ha comprobado que los niños que no son estimulados por sus progenitores a través del tacto, tienen grandes carencias afectivas que marcarán el resto de su vida.
Sin el tacto, no hay autosensación y mucho menos poder sentir al otro en la acción de la Waza, como decía Descartes: “Es el que se considera menos engañoso y más seguro” refiriéndose a todos los sentidos. La ESCUCHA con el tacto es clave para poder actuar con el compañero y a su vez poder percibir, sentir y dirigir la energía, tanto propia como ajena.
Si hay un callo en la piel, la primera consecuencia es que se hará un Aikido muy físico, muy robótico, muy rudo y primitivo, el trabajo estará muy enfocado en el uso de la fuerza y eso para muchos aikidokas que trabajan de esta forma tan física, casi nunca llegan a comprender ni siquiera el uso de la mecánica corporal, porque para ello tendrían que haber escuchado al cuerpo con el objetivo de saber los recursos que posee, para posteriormente, aprender como emplearlos de forma rentable con la técnica.
Otra de las cosas en la que es muy útil el tacto es para interpretar los distintos tipos de energías que se dan durante el Keiko: dura, blanda, sutil, de entrada, de rotación, en espiral, de retroceso, de huida, de oposición, de conducción, de intersección, de ataque, de defensa, de evasión, de adherencia, de unión, de enlazar, de seguir, etc., como dice Alberto Barbieri, “La realidad no se ve, se toca,” para ello es primordial usar el tacto con sensibilidad e inteligencia en la acción técnica para interpretar con qué energía se está trabajando mientras practicamos.
Lleva mucha práctica y mucha inversión de tiempo distinguir y responder adecuadamente a los distintos tipos de energía en los dos roles (Uke y Tori), eso significa que el estudio del tacto en Aikido es para toda la vida, el ir solo, -quiero decir, sin tener en cuenta al compañero-, es tener una gran callosidad en la piel, a la vez que se está condenando en vida a una práctica aislada, poco creativa y personalmente pienso, poco practica desde un punto de vista marcial.
Los sentidos kinestésico y de propiocepción, que es la capacidad para ser conscientes de la posición y el desenvolvimiento de nuestro cuerpo en relación con los que nos rodea. ¡Ay! De aquel aikidoka que no desarrolle éstos sentidos en su educación en Aikido, porque de no hacerlo, estará perdiendo el tiempo y sus recursos.
El sentido kinestésico desempeña un papel clave en sostener el equilibrio, la coordinación de los movimientos, para saber como colocar el cuerpo adecuadamente con el objetivo de asumir las distintas circunstancias que se dan en el movimiento al interactuar con el compañero en la práctica, eso significa que aquel practicante que no lo desarrolle será torpe motrizmente, le será muy difícil afrontar los Ukemis con solvencia y aparecerá los estados sincopados tan comunes en Aikido cuando las acciones no están gobernadas por un centro estable y director.
La propiocepción es la habilidad para usar el cuerpo de forma eficaz y rentable, por ejemplo, eso se ve muy bien cuando se hace Kaeshi Waza, cuando hay que corregir el Ukemi sobre la marcha (o para aprenderlo inicialmente), cuando nos desequilibran (Kuzushi) después del ataque o en el trabajo de los desplazamientos, tanto si se utilizan o no los implementos.
Otras de las cualidades de la propiocepción es en caso de que una articulación llegue a su límite con peligro de dañarse, entonces los receptores de la articulación envían la información al cerebro de peligro, éste reacciona poniendo en marcha contra medidas para que el accidente no se produzca. Aunque es un proceso que se desarrolla a velocidad de vértigo por los mecanismos corporales y de forma inconsciente, el cultivar energía consciente ayuda mucho para captar situaciones de este tipo y así poder ayudar a reaccionar en mejores condiciones al cuerpo.
Las 3 sensaciones que son claves para educar a nuestro cuerpo e ir refinando los sentidos del tacto, kinestésico y de propiocepción son:
La conducción, consiste en guiar al Uke según la dinámica del ataque bajo el centro controlador del Tori, con el objetivo de drenar su ataque, su energía y su postura para posteriormente aplicar un desequilibrio y/o la técnica adecuada.
Para el Uke eso significa mover los pies, trabajar con adherencia, con contacto y olvidarse de sí mismo para seguir al compañero allí donde vaya.
El desequilibrio radica en socavar el Kamae y el ataque del Uke para poderle controlar mejor según lo que marque el momento, la circunstancia, el ataque o el interés del Tori.
Para el Uke es intentar por todos los medios reconducir su dinámica para estar en la mejor posición posible y de esta manera poder reaccionar de forma eficaz, todo esto en plena comunión con el compañero y con la acción producida.
La proyección se basa en que una vez controlado el Uke, éste es expulsado de forma centrífuga desde el centro director del Tori por la acción de éste en función de la técnica que aplique.
Para el Uke, reaccionar con el Time adecuado, con la fluidez y con la ductilidad necesaria para no romper la acción, con el contacto adecuado para estar unido al Tori y con una buena técnica de rodamiento para escapar del compañero de forma flexible.
Una cuestión clave para que la acción entre el Uke y el Tori sea armoniosa en esas tres acciones, es que el Uke sepa percibir a través del tacto, de la kinestésica y de la propiocepción cuando se produce una u otra acción, porque de lo contrario la ejecución no fluye adecuadamente y hace aparición lo sincopado y la falta de armonía en el movimiento. Por esa razón es muy importante saberlas distinguir, muy especialmente cuando se comienza el estudio del Aikido, de ahí lo del estado o método de Itai o Dootai , es decir, dejarse llevar o dejarse conducir para desarrollar la correcta sensación junto con la correcta interpretación de lo que nos hacen en la acción de la Waza.
Es el caballo de batalla para todo principiante, porque a eso hay que sumarle realizar el ataque de forma correcta, mover los pies en los tres casos, estar suelto y flexible para poder sentir mejor, mantener el contacto para seguir al compañero y no desconectarnos de él, a la vez que se ejecutan bien los distintos detalles, bien sean de las técnicas o de los Ukemis en función de la energía que esté presente y del rol que se desempeñe.
Muchos alumnos noveles me hablan que es verdaderamente difícil para ellos realizar todas esas acciones a la vez y de una forma lineal, pero eso pasa por la falta de tiempo y de la integración de los diferentes elementos que componen la educación del Aikido, por ejemplo, es como cuando comenzamos a conducir, como las acciones no están automatizadas se gasta mucha energía en coordinar nuestro cuerpo con todas las tareas para que el coche camine y no colisione con otros coches o atropella a alguien, desde el momento que somos capaces de ver y hacer el conjunto de una vez de forma relajada y suelta, el desplazarse con el vehículo será agradable y se podrá expandir la atención a otras cosas como al paisaje por donde se va circulando.
Un estudiante novel debe de consagrarse a desarrollar la buena fluidez cuando le conduzcan, buscar constantemente la verticalidad corporal cada vez que le desequilibren, salir con una buena técnica de Ukemi siendo muy adaptable cada vez que le proyecten, porque “La vida es una serie de sensaciones relacionadas a los diferentes estados de conciencia” Remy de Gourmont, y ésta cambiará según se vaya profundizando, comprendiendo e integrando estos tres conceptos en la práctica.
Ishana Pérez, Diciembre de 2022.
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“Carpe diem”
El tiempo es una guía o si se prefiere, un mapa para hacer el recorrido hacia el propio autoconocimiento y un medio para el dominio de la disciplina, nunca debe ser una obsesión, pero tampoco se debe de ignorar, hay que encontrar el justo equilibrio. Puede que llegue un periodo donde no se haya alcanzado un determinado estado, entonces, primero hay que preguntarse cuáles han sido las razones de por qué no se ha llegado a ese nivel de desarrollo, después, analizar si se quiere seguir progresando o simplemente uno quiere quedarse ahí surto de por vida, en el caso de que haya interés por seguir avanzando hay que planificar el tiempo y la práctica para ir a por la siguiente meta, tanto a corto, medio como a largo plazo.
Puedes cambiar muchas cosas para mejorar tu aprendizaje: los métodos, las planificación, los contenidos didácticos, los enfoques técnicos, los entornos de formación, etc., pero el tiempo es un recurso irreemplazable y una vez que haya pasado ya no se podrá recuperar, de ahí la importancia de saberlo gestionar para hacerlo rentable y productivo.
Pero, ¿cómo se gestiona bien el tiempo?
Lo primero que hay que tener claro, es que la gestión del tiempo es responsabilidad de cada cual y debe equilibrarse con los distintos aspectos y ritmos de la vida de cada uno: familia, trabajo, descanso, ocio, práctica, etc.
Lo segundo, es realizar un análisis de cómo se usa el tiempo cada día. Ese análisis es muy revelador, porque nos va a mostrar la gran cantidad de tiempo que se desperdicia por no tener un orden mental y por no establecer unas prioridades en nuestra vida.
Lo tercero, estar centrado cada vez que se esté en clase y trabajando en los distintos contenidos, el tedio no puede aparecer, salvo que haya falta de voluntad o desinterés por la disciplina, porque las dinámicas en las clases, en los seminarios o en los intensivos, siempre son variadas y activas, así que es imposible aburrirse.
Lo cuarto, establecer metas y temporizar cada uno de los contenidos didácticos a integrar en base a lo que se quiere lograr. En éste apartado también hay que contar con las prioridades, es decir, qué es lo que tengo que lograr primero para posteriormente alcanzar otras cosas superiores.
Lo quinto, organizar el tiempo en función de lo que haya que hacer y la temporización que se ha realizado para alcanzar los distintos objetivos. La gestión del tiempo debe hacerse de forma inteligente, eso significa poder alcanzar las metas pero sin desequilibrio en otras áreas, para ello hay que contar con la justa presión entre el trabajo, el descanso y la ocupación de los otros asuntos personales.
Lo sexto, eliminar todas las distracciones que nos van a robar el tiempo que vamos a emplear en tal o cual cosa. Aquí ayuda mucho el análisis hecho en el punto dos, como las prioridades que hayamos establecido y que se vieron en el punto cuatro.
Muchas veces comento con mis alumnos, que siempre está la posibilidad de que nos asalten cosas para no venir a clase, pero el secreto está en no dejarnos embaucar por ellas, porque seguro que esas mismas cosas que salen a nuestro encuentro ese día y a esa hora para no practicar se pueden hacer en otro momento, salvo que sean por causa de fuerza mayor.
Veamos cómo son y cómo se deben de gestionar los tiempos en la disciplina del Aikido para que haya una correcta asimilación, un progreso constante y una realización en el Arte.
1 año de práctica.- Es un periodo que se puede considerar de tanteo para ver si gusta o no la disciplina; ver si se puede o no asumir un compromiso superior, tanto con la instrucción que se va a recibir, como con la escuela que nos va a formar; otra de las cosas que hay que chequear, es al Sensei que imparte la disciplina, por ejemplo, si hay conexión o no, tanto en la personalidad como en la didáctica que aplica; lo siguiente es el Dojo de formación junto con el ambiente que lo compone.
Todos estos parámetros son claves para si nos adentramos o no en la disciplina, de esa manera se comienza con buen pie y con un conocimiento de lo que se va a realizar, porque un año es un tiempo suficiente para ver todas esas cosas que se acaban de nombrar.
3 años de práctica.- Si se ha pasado el primer año de contacto y se llega a los tres año de práctica, está claro que hay un interés por la disciplina que se quiere practicar. En nuestro caso es el final del noviciado para los estudiantes noveles y deben de haber conquistado determinados logros, por ejemplo, tienen que estar bien establecidos en todos los elementos de los niveles de 6º y 5º Kyu.
Uno de los peligros en éste periodo de tiempo, ¡como en otros! Son los cambios que pueden haber en la vida del estudiante: lugar de trabajo, el primer hijo, cambio de domicilio, la economía, etc., son factores que hacen caer a muchos practicantes y en la mayoría de los casos ya no retornan más.
5 años de práctica.- Llegar a un logro de estas características es estar establecido en la mitad del primer ciclo formativo, eso con nuestra metodología es estar bien asentado en todos los contenidos de 4º Kyu.
También hay que contar que si se ha llegado hasta aquí, ya hay un compromiso serio con la disciplina y se debería tomar consciencia de que se va a afrontar lo más denso de la formación básica, que sería 3º, 2º y 1º Kyu.
5 años de práctica marca una subfrontera dentro del primer ciclo marcial (los 10 primeros años de práctica) y hay que tenerla muy presente para recapacitar sobre los progresos hechos y los logros obtenidos. Si éstos no están (cada cual dentro de la planificación de su Dojo), hay que pararse en seco y revisar dónde están los problemas que frenan el progreso, de no hacerse, se irá arrastrando un ancla muy pesada que terminará con todas nuestras energías y con todos nuestros recursos.
10 años de práctica.- En este período de tiempo habría que haber completado la formación básica, o lo que es lo mismo, haber hecho y dominado a nivel de base todo el Kihon del que se compone el Aikido. Eso significa que el estudiante está bien establecido en los conocimientos del Arte y comienza con un periodo de refinamiento y pulimento, a la vez que se adentra en aspectos más sutiles de la evolución, que pueden ser Kotai o Jutai, todo va a depender del grado de impregnación que haya tenido a los principios fundamentales y su desarrollo.
Es una etapa muy interesante, porque ya se puede percibir y entrever lo insondable que es el Aikido, también es un momento donde se alejan muchos fantasmas: ser poderoso, solo estar centrado en la defensa personal, focalizarse solo en la contundencia agresiva con la técnica, etc., son cosas que se van diluyendo porque hay otro tipo de comprensión que va más allá de lo físico o de la mente competitiva que tanto atormenta a muchos aikidokas en su práctica en los primeros años de su formación.
11 años de práctica.- Es el momento de iniciarse como Yudansha y acceder a Shodan (1º Dan), esto implica un cambio radical de mentalidad, o debería serlo si se ha educado bien al estudiante, cosas que muchas veces no pasa por una mala evolución o desvíos que llevan al alumno a mundos irreales. Por otro lado, es una fase donde el alumno tiene que reafirmarse en toda esa base que conoce y que domina para dar un salto cualitativo en su formación.
También implica mucha más responsabilidad, porque debe de cuidar y debe de velar por todos los que están en los niveles más bajos para prestarles ayuda y cooperación, porque ya se sabe la máxima: “Cuanto más nivel, más responsabilidad.”
13 años de práctica.- Estando en este periodo de tiempo ya se ha comenzado con el refinamiento de la técnica, o lo que es lo mismo, se va camino del segundo ciclo marcial, que es la segunda década de formación en la disciplina. Viéndolo desde la perspectiva de los grados, sería estar con un nivel de 2º Dan.
Tanto con 11 años como con 13 años, los estudiantes deben funcionar de una manera muy suelta en el Keiko, he ir prestando mucha más atención e ir desarrollando los aspectos internos de la disciplina.
15 años de práctica.- Es un momento para ampliar el pulimento técnico y es un buen tiempo para si gusta la docencia ser un asistente del Sensei y así irse rodando dentro del campo de instruir a otros, es un periodo que correspondería a un 3º Dan.
Es una etapa ideal para adentrarse en Ha y así ir descubriendo esto con lo otro, esto se relaciona con lo de más allá, etc. Aparte de la práctica-estudio que se debería hacer como practica personal (que también es aplicable a las otras fases que se han descrito pero con otro enfoque) junto con otro compañero que también esté en el mismo nivel. Por otro lado, todas esas cosas también se descubren dando clase y haciéndose muchas preguntas sobre los contenidos que se imparten y cómo se comunican en caso de ser un asistente del Sensei.
En el caso que no guste la docencia, si se quiere progresar con este tiempo de ejercicio en el Aikido, está claro que la práctica personal con investigación es imprescindible y como el caso anterior, con personas que estén en el mismo nivel evolutivo, esto no es negociable, porque es un requisito imprescindible para evolucionar en ésta fase. Un campo muy bueno donde se puede coincidir con iguales para progresar en estos niveles de trabajo, son en las clases o seminarios exclusivos para Yudanshas, donde los planteamientos técnicos ayudan mucho a refinar la técnica y a que no haya perdidas de tiempo inútiles, por ejemplo, con el Ukemi, porque está claro que en ésta etapa eso ya está perfectamente asumido y se funciona muy bien.
Otro aspecto que se debe contemplar aquí, es trabajar con Geri Waza, porque ya hay mucha seguridad tanto en los desplazamientos, en las aplicación de las técnicas como en el Ukemi, aspecto muy importante para acometer un nivel de trabajo de éste tipo.
18 años de práctica.- Llegados aquí ya debe haber un posicionamiento claro en el pulimento técnico, es un periodo de evolución que correspondería a un 4º Dan.
Esto es producto que ya nos acercamos a la meta del segundo ciclo marcial (20 años de práctica) y se debe de notar en la comprensión y en el hacer del alumno. Un practicante con una trayectoria de este tipo debería ser una persona completamente establecido en la disciplina.
22 años de práctica.- El refinamiento técnico ya debe de ser un hecho con el tiempo transcurrido y la investigación sobre la técnica debe de haber avanzado bastante (Ha ), esto correspondería al estadio de un 5º Dan.
Ya después del segundo ciclo, la práctica adquiere otra dimensión mucho más profunda, porque si alguien ha invertido veinte años de su vida en alguna disciplina es que le debe apasionar y a su vez, le ha permitido profundizar en ella, porque de no ser así, habrá un gran desequilibrio psicológico o practicó unos años al comienzo, luego dejó de practicar, después volvió a retomar la práctica, pero él sigue sumando como si no hubiera dejado de ejercitarse, es decir, se hace trampas en el solitario porque cuenta un tiempo donde no ha practicado y por consiguiente no a rendido nada en absoluto.
Con más de 25 años de práctica.- Llegados aquí hay que ir sublimando el aspecto técnico para ir accediendo al estado de Ri y en los métodos de líquido (Ryutai o Ekitai) e ir en busca del estado gaseoso (Kitai) para el resto de la vida, todo esto contemplado tanto en la posición de si es un docente como si no lo es.
Con 30 o 40 años de ejercicio se considera tradicionalmente que debe de haber una buena maduración con un buen desarrollo en la disciplina que se practica y se comienza accediendo al proceso de la no forma, cosa que se va a manifestar de por sí, siempre y cuando se haya recorrido el camino con rigor y conocimiento, de lo contrario, solo se hará el teatrero sobre en tatami para obnubilar a las nuevas generaciones.
Los tiempos a los que me he referido junto con las graduaciones que he mencionado, son periodos de ejercicio continuado con sinceridad, que no tienen nada que ver con el mercantilismos y la política que tanto destruye la educación del Aikido, como a los alumnos que lo practican.
Por otro lado están los que dejan pasar el tiempo y no hacen nada por evolucionar, con el espejismo de que por el simple hecho de que transcurra les va a llegar el grado y la evolución, pero no hay nada más falaz que esa realidad inventada que tanto abunda en nuestro país como en el mundo del Aikido en general, porque podrá llegar el grado en un papel, pero no en el corazón, ni en la mente, ni en el cuerpo de ese “practicante”, porque “Los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo" León Tolstói, partiendo de la base que se desarrolle bien la primera y que se invierta con inteligencia el segundo.
Ishana Pérez, Noviembre de 2022.
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“Si aprendes bien puedes integrar con conocimiento, al pulir lo aprendido obtienes la maestría en lo que haces”
Son tres aspectos que constantemente nos acompañan en la educación del Aikido, porque cuando aprendes haces con la mecánica corporal, construyes con cada detalle técnico y trabajas con los principios fundamentales. Cuando integras, haces tuyo lo que se te enseño y has tenido que aprender en base a repetir una y otra vez hasta hacerlo parte de ti y se va a manifestar de forma natural y sin pensar. Cuando pules, sublimas, economizas cada movimiento o principio del Arte, para retornar a la simpleza de las cosas que te van llevando directamente a la Unidad.
No es nada fácil hablar sobre el aprendizaje, porque supone afrontar una empresa de trascendencia en muchos aspectos, por otro lado, está en juego la vida futura de las personas que reciben la enseñanza para alcanzar dichos objetivos. Se entiende por aprendizaje al proceso por el cual una persona adquiere habilidades, destrezas, conocimientos y patrones de conducta, todo esto, fruto de la instrucción que se le muestra, de la que observa, de la experiencia directa que obtiene a través de la copia, de la imitación y de la repetición que debe realizar en su práctica, del estudio que debe de hacer el alumno en las distintas materias que componen el Arte, al igual que de sí mismo, y por ultimo, del razonamiento de los contenidos a integrar, así pues, el proceso del aprendizaje en Aikido es una forma de experimentar con el cuerpo, con la mente y con el espíritu, para posteriormente adaptar esas experiencias a una multitud de circunstancias tanto marciales como vitales.
Tanto la pedagogía como la psicología del aprendizaje son ramas a las cuales hay que prestarles mucha atención para desarrollar un buen aprendizaje, porque de esa manera aprovechamos tanto los recursos disponibles como el rendimiento del alumnado. Según la pedagogía hay diferentes tipos de aprendizaje según se oriente éste:
Aprendizaje receptivo.- Es aquella dinámica donde el estudiante aprende y comprende los distintos contenidos para luego repetirlos sin que medie ningún tipo de aportación personal, es decir, es lo que se consigue al trabajar con el aspecto de Shu .
Aprendizaje por descubrimiento.- Es lo opuesto a lo anterior, porque es cuando el alumno es proactivo en su proceso de aprendizaje, dado que va descubriendo y relacionando los distintos conceptos y los distintos principios, esto pasa cuando se aplica Ha en la formación.
A un nivel más básico, es cuando el estudiante va descubriendo de lo que consta el Kihon y va asociando y relacionando las distintas piezas que lo componen.
Aprendizaje repetitivo.- Es el aspecto clásico de la instrucción, porque el alumno aprende a base de repetir una y otra vez cada uno de los principios que se le muestran hasta fijarlos en sí.
Aprendizaje significativo.- Es cuando el alumno establece relaciones entre lo que sabe con lo nuevo que se le presenta, esto le ayuda a incorporarlo y a ordenarlo en su mente para que exista una mejor comprensión de todos los contenidos del Arte. Si no se produce el orden en su entendimiento, entonces aparecerá el caos y la ausencia de conocimiento, aunque sea capaz de realizar las técnicas de una manera mecánica.
Aprendizaje observacional.- Es cuando el alumno toma como modelo lo que su Sensei le enseña o le comenta, para luego él repetirlo y así alcanzar el objetivo que se había previsto de antemano.
Aprendizaje latente.- Es cuando a través del ejercicio y de los comportamientos afloran nuevos conocimientos que estaban ocultos en el alumno.
Por ejemplo, siempre me ha llamado la atención en muchos principiante que hacen cosas que son muy avanzadas sin haberlas visto antes, porque le salen de forma natural y está claro que en una persona que acaba de comenzar no hay ni tiempo ni conocimientos previos para realizar dichas acciones que hacen de forma inconsciente.
Aprendizaje por ensayo error.- También es un tipo de aprendizaje clásico, por otro lado está relacionado con el aprendizaje repetitivo, digamos que éstos dos tipos de aprendizaje muchas veces se solapan en la práctica.
Aprendizaje dialógico.- Es cuando se establece una comunicación entre el Sensei y los estudiantes de forma verbal y bidireccional, se relaciona mucho con la instrucción teórica y es de suma importancia porque el alumno puede comprender mejor a la vez que se ejercita en la instrucción práctica.
Por otro lado, es de vital importancia la comunicación personal y directa entre el maestro y el discípulo, -hay que recordar aquello de Ishin Denshin (lo que la mente piensa el corazón lo trasmite)-, esta forma de comunicación es con el ejemplo dado en el aquí y ahora, pero también está la charla reveladora donde el estudiante tiene la posibilidad de esclarecer todas esas dudas que le roen por dentro o que aún están confusas en su mente, pero por todos es sabido que Ishin Denshin es la comunicación superior entre el maestro y el discípulo para ahondar en la Vía.
Según se va desarrollando o del momento evolutivo en el que se encuentre el alumno, puede primar más un tipo u otro de aprendizaje, pero lo que sí está claro, es que el aprendiz los va a utilizar todos si desea formarse bien.
Integrar el conocimiento es de vital importancia para que haya evolución, porque la estrategia de “aprender y olvidar rápidamente” que tienen muchos aikidokas, siempre tiene un fatal desenlace y genera muchos problemas propios como al colectivo donde se está estudiando.
Otra de las cosas que hay que tener presente para poder integrar, es que los principios fundamentales tienen que estar claros en la mente del estudiante, independientemente del nivel en que se encuentre, porque si los fundamentos no están claros para el alumno, aunque sea de forma teórica, la cosa se complica bastante y casi con toda seguridad que aparece el obstáculo de aprender y olvidar rápidamente.
Este apartado de la integración lo quiero enfocar desde el punto de vista del Sensei, porque es el responsable de la progresión del estudiante, quiero decir, ¿qué debe facilitar éste para que el alumno pueda realizar la integración de los conocimientos que le imparte?
1º Debe de establecer las relaciones precisas y necesarias entre los conceptos que transmite según el nivel en el que estén sus alumnos, por ejemplo, la relación de los desplazamientos con el espacio en el aprendizaje es clave. Me explico, los desplazamientos es un aspecto que condiciona todo el desarrollo técnico, por esa razón nada más pisar el Dojo es una de las cosas que hay que aprender, integrar e ir puliendo a lo largo del tiempo, pero un obstáculo con el que se suelen tropezar todos los principiantes al hacerlos al comienzo, es poder mantener los 2 pies en la misma línea al moverse, de ahí que en los elementos de aprendizaje de 6º Kyu, en el apartado del Kamae se le insista al estudiante que debe cuidar ese aspecto constantemente.
Estas relaciones dentro de los distintos aspectos técnicos son claves para que después haya un buen desarrollo del alumnado.
2º Resaltar y resumir los puntos claves para que ayude a integrar y pulir el aprendizaje su estudiante, por ejemplo, el alumno debe conocer la relación que hay entre Ikkyo y Nikkyo, porque para la buena ejecución de una va a depender el poder realizar la otra bien.
3º Recordar al estudiante dónde se encuentra en cada momento y lo que precisa para alcanzar el siguiente escalón formativo, por ejemplo, el alumno debe saber que está en 6º Kyu y que la integración de todos sus contenidos le va a capacitar para acceder a 5º Kyu. Porque de no hacerlo así, su progreso se va a ver frenado, frustrado y puede terminar abandonando la práctica.
4º Focalizar al alumno en lo que tiene que integrar y resaltar los aspectos más significativos, por ejemplo, si no domina los Ukemis de base va a ser muy difícil afrontar técnicas mas avanzadas.
Es muy típico que los estudiantes demanden realizar determinadas técnicas porque las han visto en YouTube, pero cuando el Sensei se las va a mostrar, comprueban sus limitaciones para poderlas soportar. Es muy importante que el aprendiz no se distraiga de aquello en lo que tiene que trabajar y mejorar, por mucho que le atraigan otras cosas que siempre suelen ser de mucho más nivel del que posee.
5º Reforzar constantemente en los estudiantes sus logros como sus éxitos, porque la motivación es la clave del asunto, es muy difícil que un alumno sin motivación se supere.
Siempre hablo con mis estudiantes que en el aprendizaje hay que tener una total honestidad, tanto cuando está bien hecho, como cuando no lo está (siempre teniendo en cuenta el nivel que posea el alumno), es uno de los pilares de la relación maestro discípulo.
6º Realizar recapitulaciones sobre lo aprendido, es muy importante que el alumno compruebe por sí mismo que es poseedor de lo que ha practicado, de ahí que el Sensei posea métodos donde el alumno vea sus progresos como los retos que tienen que acometer para irse superando.
La integración es un aspecto clave de la motivación del alumnado, porque estar por estar sin más meta, eso tienen un recorrido muy corto y casi con toda seguridad es producto de una moda o de una curiosidad banal que solo conduce a la perdida de tiempo.
Para pulir hay que tener una determinada predisposición interior y muy especialmente cuando ya se posee un nivel de desarrollo, sino se da ese estado interior, se hace muy difícil refinar la técnica.
Voy a distinguir dos fases del pulimento: la primera es cuando el alumno es novicio y después de que se le muestre una base la debe de incorporar mínimamente en su cuerpo, para acto seguido comenzar a darle lustre con el objetivo de asimilar e integrar la forma básica según la exigencia de cada nivel formativo.
La segunda fase que dura toda la vida, es después de conocer toda la base, -el Kihon-, lo tiene que ir refinando para hacer la técnica suya, con el objetivo de que sea natural a la vez que se va economizando cada gesto hasta hacerlo de forma simple.
Para llevar acabo ese abrillantado como comenté antes es necesario una determinada predisposición interna junto con una serie de elementos, tanto si se está en una posición de novato como de veterano, veamos cuáles son:
Tiempo.- No puede haber pulimento sin una gran inversión de tiempo y según va pasando éste se tienen que ver el progreso, de lo contrario, algo se está haciendo mal.
Paciencia.- Hay que ser paciente hasta que por el “frotar” la técnica comience a brillar.
Esfuerzo.- Si no empleamos una gran cantidad de energía no se va a generar calor suficiente (sudor) para encender y hacer que brille la Waza.
Constancia.- Si vamos hacer fuego frotando dos palos, con solo un par de giros no se va a manifestar la llama, necesitamos presión, tesón y empeño para que se manifieste la lumbre que nos va a iluminar.
Establecer buenos hábitos.- Si se invierte una gran cantidad de energía y mucho esfuerzo, pero no hay una buena manera de hacer junto con un cambio en los comportamientos, estaremos construyendo algo que se desmoronará a la primera de cambio. Hay que trabajar de forma rigurosa y manteniendo en todo momento un buen modelo al hacer.
Aprender de los errores.- Cada error es una oportunidad maravillosa de cambio y de mejora, y si se es capaz de captarlo, es una buena señal de que se está atento al proceso de pulimento.
Llevando acabo todos estos elementos, se le puede sacar mucho lustre a la Waza y a la personalidad del practicante.
Si un alumno no aprende, no integra y no pule, habría que preguntarse qué está haciendo ese estudiante en el Dojo, porque está claro que no va a cosechar ningún resultado, por otro lado, “Qué insensato es el hombre que deja transcurrir el tiempo estérilmente” Goethe.
Ishana Pérez, Octubre de 2022.
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"La acción no puede destruir a la ignorancia, porque no está en conflicto con la ignorancia ni se opone a ella."
Adi Shankara.
Lo primero que tenemos que hacer es tomar consciencia de la dualidad en la que estamos inmersos, de esta manera se puede llegar a realizar la Unidad a través de la práctica junto con la autoindagación, porque como decía Hakuun Yasutani, “Toda existencia es relativa; sin embargo cada uno crea su propio mundo, y la percepción de cada uno depende del estado de su mente.” Esto es aplicable a todo el aprendizaje y a la evolución en general del Aikido, porque lo que es una realidad manifiesta para unos, para otros ni siquiera lo han soñado aún llevando 30 años rodando sobre el tatami o instruyendo a otros en el Arte, por ejemplo, el que después de un gran tiempo de formación siga siendo esclavo de la técnica, ¡también me valdría! Que esté solo centrado en la investigación sobre ella (realizar el proceso de Ha, ) y no lleguen a comprender que la misma técnica que ha practicado durante una treintena o que está explorando desde hace tiempo tienen una dimensión sin forma, más allá de la base que estudio, que investigó y/o pulió en su momento, tiene un gran problema evolutivo. Esto pasa porque aún su mente no ha experimentado y no ha vivido esa experiencia de la no forma, porque tampoco ha podido acceder a ese conocimiento que transforma su comprensión de la realidad a otra dimensión y la razón es muy simple, de momento ese conocimiento es velado para él por el estado mental en el que se encuentra, “Mientras uno crea que tiene una forma, el mundo y Dios tendrán también forma. Cuando uno es el Ser sin forma, ¿quién hay ahí para ver? Uno mismo es el ojo, completo, ilimitado” Ramana Maharshi.
Así que podemos decir, que cada cual en su Dojo habla, enseña o muestra en función de su comprensión y del conocimiento al que haya accedido de sí mismo con la disciplina, porque la Única realidad solo es revelada a través del conocimiento experimental y de la observación de la mente, no se aprende en la red, ni en ningún libro, tampoco en ningún seminario de fin de semana, como dice Nisargadatta Maharaj, “La fruta madura lentamente, pero cae de repente y sin retorno,” ese periodo de maduración, es la práctica cotidiana con discernimiento dentro y fuera del tatami, y ese caer maduro, es el instante de la comprensión de nuestra verdadera naturaleza unitaria, todo esto se produce en función del ahondamiento que se haya realizado sobre sí mismo y la realización que se haya producido en función de esa autoindagación, “Sólo inquirir, silenciosa y profundamente, sobre la fuente de la mente, del yo, es autoinquisición” Ramana Maharshi. La acción por si sola en la práctica no nos va a llevar a ningún lugar, porque incluso la habilidad se perderá por el discurrir del tiempo y la decrepitud del cuerpo y, ya en el peor de los casos, es que esa acción sea robótica o inconsciente, entonces, sí de verdad que estaríamos metidos en el lodo de la ignorancia y va ser muy difícil salir de ahí sin discernimiento por muy hábiles que seamos con el cuerpo.
Siempre nos estamos poniendo trabas a nuestra comprensión y eso significa que en vez de resolver la dualidad y disolverla, la potenciamos por la falta de clarividencia y por carecer de autoobservación. Lo primero que hay que hacer es reconocer el medio para nuestra evolución, que es el cuerpo, tanto para la existencia como para la práctica, porque “... El cuerpo y el mundo coexisten. ¿Cómo podría alguien ver el mundo si no fuera porque tiene un cuerpo?” Ramana Maharshi. Así que lo primero que hay que hacer para iniciar el proceso de unificación, es la aceptación del propio vehículo que se posea como medio idóneo para recorrer el Camino pero sin identificarse con él, por otro lado, hay que contar que todo cuerpo sirve para la práctica, lo que quizás unos necesiten de una buena puesta apunto y afinarlo más que otros, pero después de esa preparación previa se puede rendir, asimilar y progresar hasta experimentar la Unidad.
Con esa aprobación preliminar de uno de los medios que nos va a facilitar la autoinvestigación sobre sí mismo, hay que resolver la dualidad corporal, porque cuando nos relacionamos en el ejercicio con nuestro cuerpo, hay que distinguir la división más tangible y obvia, que es el cuerpo en relación con la técnica, el cuerpo debe de ser un terreno fértil donde se siembre y germine la técnica para que pueda florecer su aplicación, digamos que el cuerpo y la técnica se tienen que fundir en una Unidad indivisible. Para realizar esa unión hay que comenzar resolviendo el desorden segmentario corporal, porque esa falta de unidad de los miembros hace que no haya una buena dinámica en el espacio y una relación armoniosa con el otro, por el contrario, cuando se van aunando las diferentes partes de la estructura, primero bajo el Tanden (centro de gravedad), luego, dominadas y gobernadas por el Haragei (el Arte del Vientre), todo esto supervisado e integrado por la mente, eso es ir por el Camino correcto o estableciéndose progresivamente en la Unidad estructural que va dando paso a la mental y después más allá de ésta.
“La mente crea el abismo, el corazón lo atraviesa” Nisargadatta Maharaj, hay que conocer nuestra mente, cómo funciona, cómo puede trabajar para nuestro beneficio, qué trampas nos pone, cómo hago para que sea mí aliada, etc., todos estos aspectos son necesarios conocerlos, por eso es tan indispensable la meditación bajo cualquier forma que se realice, para no potenciar la dualidad e ir hacia la Unidad, de hecho, la meditación es un recordatorio constante de establecernos en la Unidad. La técnica para conocer el aprovechamiento de la mente es simple y sencilla, observarla, contemplarla como un observador ecuánime, sin intervenir en lo más mínimo y así podemos ver cómo construye sus innumerables mundos y no puede arrastrarnos con los deseos que desencadena esos universos oníricos, con éste simple ejercicio, al observarla con imparcialidad eso hace que se disuelva inmediatamente esas ilusiones que crea, de ésta manera se podrá ver lo que hay más allá de ella, que es Aquello que es nuestra verdadera naturaleza.
Muchas, ¡pero muchas veces! Hay que aplicar otra sentencia de Nisargadatta Maharaj en la práctica con el uso de la mente, dicha máxima es, “No trates de entender, es suficiente con que no lo mal interprete,” esto es clave para el progreso, porque en un gran número de veces con el trabajo mental nos damos de bruces de que no entendemos los que nos dijeron o nos explicaron, pero debemos de cuidarnos de no mal interpretarlo, que es cuando uno hace lo que quiere y que no se ajusta en nada en lo que nos aconsejaron o nos expusieron, para no caer en ese error utilizamos el fundamento esencial para realizar la práctica que es: observar, copiar, imitar y repetir. Después de observar, sino no se entiende, ¡no importa! Copie, imite, repita y tenga paciencia, llegado el momento la luz (Hikari) hará su aparición y más si se aguijonea con la autoinquisición, el proceso es bien simple, la cuestión es si se pone en practica o no, ¡ahí está es quid del asunto!
Otra de las cosas que frena la unificación mental, es la dualidad entre lo que te dicen que tienes que hacer y su puesta en práctica, cuando después de lo visto o de lo que te han explicado, piensas, dudas, crees u opinas, es cuando se crea el abismo, o lo que es lo mismo, creas dualidad en ti, divides el potencial de tu mente o dicho en terminología técnica, no tienes ni desarrollas el sentido de Irimi (penetrar, acceder, introducirse) en el Keiko, por lo tanto, sigues sumergido en las tinieblas de la confusión. La energía del corazón (Ai) es poderosa, “... Este ser interno, el Corazón, existe, libre de Pensamientos. ¿Cómo, pues, conocer aquello que está más allá de la mente? Conocerlo es residir, firmemente, en el Corazón” Ramana Maharshi, por esa razón es capaz de atravesar el precipicio e ir más allá, pero para eso, primero debes confiar en la persona que te instruye, luego, cuando te diga algo, ¡no pienses! Hazlo si más, eso significa, no pensar, no dudar, no creer esto o lo otro, no opinar aquello o lo de más allá, solo haces, sin más martingala de las que te pone tu mente. La obediencia es un gran valor y un poderoso disolvente de la ignorancia, nos volvemos otra vez a encontrar aquí el aspecto crucial, ¿eres obediente o no?
El siguiente paso sería cómo afrontamos la práctica, porque el problema en su mayoría con el Keiko es que no se le ve como un medio de comprensión de nuestra Verdadera Realidad, la mayoría de los practicantes lo aíslan, lo limitan y lo reducen a un simple ejercicio para que sude el cuerpo o someter al compañero con alguna técnica contundente, pero nunca como el medio para nuestra comprensión. “Las acciones sólo nos ayudan a purificar la mente, pero no a perseguir la realidad. La realización de la Verdad se obtiene mediante el discernimiento, jamás mediante la acción; ni aunque realizásemos diez millones de acciones,” verso 11 del Viveka Chudamani, obtendríamos la unión del Ai – Ki, porque Ai es inclusivo y no exclusivo, es decir, yo y el otro somos Uno, y no, yo y el otro somos dos, esto nos lleva a cuestionarnos, ¿cómo practicamos y cómo nos relacionamos con el compañero? Lo hago de forma inclusiva o exclusiva. Un estudiante puede hacer ocho horas de práctica al día durante tres ciclos marciales (30 años), pero si carece de discernimiento para integrar lo practicado y esto incluye también la relación con el compañero, a lo máximo que puede aspirar es a ser hábil con el cuerpo y con la técnica de una forma individual y egoísta, porque tampoco entiende y se deja conducir con el propósito real que ésta encierra como medio de transcendencia, “Si uno cree ser el que hace, debe cosechar los frutos de su acción. Si uno inquiere, ¿quién es el que hace?, y entra en el Corazón, la idea del hacedor terminará.” Ramana Maharshi.
Nos proyectemos con la imaginación en un futuro venidero bien sea a corto o largo plazo, pero la perfección está aquí y ahora en cada cosa que hacemos, no en un futuro imaginario que ansiamos con vehemencia (por eso mencioné antes lo de los mundos oníricos), eso es una trampa de la mente que nos hace sufrir y frena nuestra evolución, así que “La muerte de la mente es el nacimiento de la sabiduría” Nisargadatta Maharaj. Los cambios en la consciencia con desprendimiento por muy pequeños que sean, nos afectan y en muchas ocasiones no nos damos cuenta de ello, pero si nos paramos y nos observamos, vemos como se modifican nuestros comportamientos, nuestras relaciones, nuestra forma de hacer, las energías internas cobran vida y sobreviene la paz, entonces, nos damos cuenta de que la meta está ya bajo nuestros pies, no hay que ir a ningún lugar, todo está en nosotros.
¡Observarte! En la acción o en la quietud, ¡observarte! Constantemente y verás como tu práctica cambiará y tomarás consciencia de la Unidad que eres.
Ishana Pérez, Septiembre de 2022.
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“Quien a su tiempo descansa, rinde el doble y no se cansa.”
Refrán popular.
En la práctica tan importante es la dosificación de las cargas, como el planteamiento de las recuperaciones a través de los descansos respectivos para evolucionar, de lo contrario no se va a producir el rendimiento en el alumnado. Para ver unos y otros tiene que ser a través del plan anual que el Dojo posea, que también se puede ampliar a un trienio, a un lustro o a una década, todo va a depender del objetivo elegido, bien sea a corto, medio o largo plazo y tanto en la posición de Sensei como del estudiante, cada cual debe planificar y organizar aquello que le corresponde en función de su responsabilidad.
Hay un hecho comprobado y es que las sobrecargas no aportan rendimiento ni conocimiento, todo lo contrario, merman mucho el avance del estudiante, los síntomas son claros y fácilmente detectables cuando un estudiante o el Sensei no tienen en cuenta las recuperaciones en los diferentes periodos de trabajo, porque inmediatamente baja el rendimiento y la asimilación, puede darse estados de irritabilidad, hay una gran apatía para hacer cualquier cosa, se altera el sueño y no se descansa bien, puede incluso haber una perdida de peso resaltable, también hay una alteración de la frecuencia cardíaca estando en reposo, se resiente la falta de atención-concentración en todo aquello que la demanda, el estudiante es presa de una sensación de cansancio grande, tiene una pesadez muscular que le causa un malestar en sentido general, hay una descoordinación en tareas que son simples y que antes las hacia sin ningún problema, la mente suele estar embotada y muy lenta.
Hay que tomarse los descansos muy en serio y máxime si uno ha tenido un año de esfuerzo continuado para adquirir un logro determinado, esto puede ser por el pase de un grado, alcanzar metas específicas con la práctica personal, o seguir el plan de estudios del Dojo que se practica cada día en las sesiones semanales y mensuales, porque de no hacerlo, otras señales de que hemos llegado a nuestro límite es cuando sentimos debilidad muscular, estrés o mucha presión mental, así que con estos estados estamos abocados a las lesiones y por todos es sabido que cualquier traumatismo nos para en seco y es obvio que luego va a ver doble recuperación, la que no se ha realizado por las cargas a las que nos hemos sometido, más la de la lesión y eso va a llevar mucho más tiempo de inactividad obligada.
Otras de las cosas a que nos conduce una práctica intensa sin recuperación, es a una alteración del sistema inmunológico, cambios hormonales junto con perturbaciones psicológicas, todo esto es un cóctel muy peligroso que puede mermar la salud, el buen desarrollo de los estudiantes y perjudicar su cotidianidad en otros campos personales.
El Sensei es el primero que debe de prever en su planificación anual los picos altos en la formación, como los periodos para el descanso y las recuperaciones para sus alumnos, por otro lado, los estudiantes deben de tener muy presente realizar las recuperaciones, porque viéndolo desde una perspectiva fisiológica, el descanso y el reposo es el camino para la reparación de las fibras musculares dañadas en la práctica, la restauración de las reservas del combustible muscular, -el glucógeno entre otros- y, la recuperación de los niveles hormonales esenciales para el funcionamiento corporal normal.
Hay que contar que a la hora de las recuperaciones cada estudiante es distinto, eso significa que hay que tener presente factores como: la edad, la propia biología individual, la intensidad de la práctica durante ese año formativo, porque no es lo mismo un practicante que solo hace las clases oficiales cada mes, que aquel que a eso le suma los seminarios anuales más los intensivos; el cronograma personal, que no es el mismo para un estudiante que solo haga las sesiones semanales, que otro que aparte de las clases habituales estudie un grado más una práctica personal; el estilo de vida que lleve el alumno, porque no es lo mismo para un alumno que en su vida laboral soporte una gran estrés, que aquel que tiene una vida más pausada y relajada. Todo esto hace que unas recuperaciones y otras sean muy variadas y puede que lo que valga para uno no sirva para otro.
El descanso se puede enfocar de forma pasiva o activa, esto va a depender de muchos factores como se han nombrado antes según los compromisos adquiridos, pero en líneas generales todo gira dentro de esos dos elementos, veamos de qué se componen.
Descanso o recuperación pasiva.- El paréntesis pasivo a nivel de base se tiene que dar durante la semana de práctica, es decir, en la dinámica general de cualquier aikidoka sería los fines de semana, salvo que haya seminario, intensivo, examen, clase especial, o cualquier otra actividad a la vista. Luego están los diferentes periodos vacacionales, tanto los que son cortos, como por ejemplo, puentes, fiestas locales o Semana Santa, que si no hay una actividad formativa que los ocupe son momentos en los que hay que recuperarse con algo más de tiempo. Después están los que son de larga duración, como las vacaciones de verano y de las Navidades, que en éstos últimos periodos, es vital restablecerse para posteriormente poder rendir más y en mejores condiciones.
Este descanso reparador se debe de complementar con actividades que ayuden a la recuperación del estudiante, como por ejemplo, el senderismo, la hidroterapia, los masajes, las relajaciones tanto en agua como en suelo, el sueño vigorizador, etc., cosas que no tengan conexión con el Dojo y sus actividades, hay que recordar que no solo se recupera el físico, sino también el aspecto psicológico del alumno y más si ha sido sometido a una gran presión, como por ejemplo, las clases oficiales + los seminarios correspondientes anuales + el estudio semanal de un grado + una práctica personal, son cargas fuertes para un alumno en un curso anual, que si no descansa, tanto en periodos de asueto cortos como los largos, llegará un momento que no podrá rendir ni asimilar, y lo que es peor, van aparecer las tan temidas y peligrosas lesiones.
Dentro del aspecto pasivo de la recuperación, el relax mental es prioritario, tanto del Dojo como de sus actividades y de los miembros que lo componen, porque aleja la presión de los objetivos que el alumno tiene programados y los puede ver con un distanciamiento más objetivo, por ejemplo, el alejamiento físico y el parar y no ir al Dojo en momentos puntuales, ayuda mucho a la recuperación psicológica del alumnado, esto puede darse en la estación estival o en zonas donde hace un frio intenso y es obligado el parón por las inclemencias climáticas. Por otro lado, el verano como las Navidades, es un momento muy propicio para las relaciones personales de cada estudiante, otro aspecto que ayuda mucho, es el equilibrio de las propias ocupaciones y una mejor orientación en armonía de éstas con la práctica y con la escuela.
Descanso o recuperación activa.- Es cuando nos ejercitamos pero de una forma relajada y/o lúdica con el objetivo de restablecer y equilibrar todos nuestros sistemas funcionales, para ello podemos utilizar la Hatha-Yoga, la meditación, el Chi-Kung o formas de trabajar con el cuerpo sin que con ello conlleve establecer grandes cargas sobre él, de ahí lo del enfoque lúdico, por ejemplo, en verano todas las actividades acuáticas en la playa son muy recomendables. En los periodos largos de vacaciones (verano y Navidades) es altamente aconsejable que los estudiantes que no hayan tenido grandes cargas en la práctica anual realicen este tipo de descanso reparador. La razón es triple: por un lado se recuperan tanto desde un punto de vista físico como psicológico; después está que no pierden totalmente la forma física que tenían antes de las vacaciones, y por último, en el periodo de adaptación al retornar de la vacaciones a una práctica normal será mucho más rápida la integración, es algo que tenemos comprobado en el Dojo desde hace muchos años cuando se enfoca el descanso de esta manera activa. De hecho, tenemos a disposición de los estudiantes series especificas de ejercicios con las disciplinas que impartimos con una inversión de tiempo que va de los 5 minutos a los 15 minutos, para no ocupar mucho el tiempo de asueto de los alumnos y así facilitar su realización.
Los beneficios del relax activo son grandes, por ejemplo: se reducirá el riesgo de lesionarse, será un tiempo que tu cuerpo aprovechará para relajarse y componerse de una forma suave y sin riesgo, luego vas a mejorar el rendimiento en la práctica por esa pequeña inversión que has hecho al retornar de tus vacaciones, mejorará tu salud en general, reducirás el lactato en sangre (esto es ideal cuando se ha realizado una práctica intensa, por ejemplo, en un seminario de fin de semana) y más si te ayudas de la Hatha-Yoga o del Chi-Kung acompañado con los ejercicios de respiración y, por ultimo, evitarás la sobrecarga de tu organismo por la intensidad al practicar.
Cuando uno no necesita recuperaciones de ningún tipo es cuando no hay objetivos ni a corto, medio o largo plazo; cuando no hay una entrega total en cada sesión del Keiko; cuando no se estudia el Kihon, bien sea a través de los grados o del plan de estudios; cuando los estudiantes asisten al Dojo en forma de picos altos y bajos o por temporadas, en todos estos casos es imposible que el alumno acumule presión tanto de la Waza, del método, del entorno o del Sensei, porque practicantes con estos perfiles viven en una vacaciones eternas sin sufrir ningún agotamiento por el proceso formativo, esto también puede estar provocado porque el Sensei y el Dojo no tengan estructurado el proceso de su enseñanza y no posean ni planificación ni método para la evolución de los miembros de la escuela, entonces la pregunta en éstos casos es de rigor, ¿cómo se va a ver la transformación de los practicantes con ese tipo de exigencias?
El caso opuesto es aquel alumno comprometido que acepta y se pone retos para su formación, éste perfil está claro que va a sentir la presión del Sensei, del método, de los compañeros o de la Waza, para todas estas personas los descansos son de obligado cumplimiento, porque no debemos olvidar a Ovidio cuando dijo, “Todo género de vida, sin descansos alternativos, no es duradero.”
Otro campo sensible es la incorporación a la práctica después de un largo periodo de vacaciones (que serían las del estío y las navideñas), es tan delicado este apartado que hay que planificarlo y ejecutarlo con esmero por toda la comunidad de practicantes de un Dojo, porque de lo contrario, se va a socavar la salud de los estudiantes y la dinámica de la escuela. Hay que evitar a todo costa las sesiones de impacto, que son las que se hacen sin tener un periodo de adaptación y se pretende trabajar al mismo nivel y con la misma intensidad de antes de las vacaciones. Los Senseis que hagan esto carecen de formación para conducir y formar a otros y de “maestros” tienen muy poco.
En el funcionamiento con nuestro método Kuubukan, este periodo de aclimatación después de unas vacaciones largas (30 días de descanso) es de 1 mes para llegar a un punto optimo para comenzar a trabajar con cargas más intensas en las sesiones. Los primeros 15 días es para el reencuentro de los alumnos y una toma de contacto con la enseñanza, esto supone encontrar de nuevo las sensaciones en los diferentes apartados de la enseñanza: en el calentamiento, en los desplazamientos, en los Ukemis (que es el aspecto más crítico del acondicionamiento), en los ejercicios, en las técnicas, etc., la segunda quincena, es para ir incrementando la intensidad de forma gradual y progresiva de cada sesión, así se completa el mes con una puesta a punto adecuada para posteriormente volver al ritmo y a la intensidad que se tenía antes de las vacaciones.
En nuestros Dojos es un periodo crítico, porque de hacerse mal, va a condicionar el resto del año, por ejemplo, de no hacerlo o de realizarse de forma incorrecta casi seguro que se van a producir lesiones en los estudiantes y está claro que esto va a condicionar la marcha del Dojo y la evolución de los alumnos. El retorno se debe de hacer con conocimiento, tiempo y de forma gradual acotado dentro de un espacio temporal programado de antemano y que debe de ser a criterio del Sensei y del sentido común.
Así que la próxima vez en tu periodo vacacional, ten en cuenta el planificar bien tu recuperación según la entrega y el compromiso que hayas tenido con la práctica y planea con buen juicio el retorno a ella para volver a una actividad normal sin perjuicio para nadie.
Ishana Pérez, Agosto de 2022.
Recordamos a los estudiantes del Dojo, que está a su disposición la información de uso interno para poder enfrentar las vacaciones tanto de forma pasiva como de forma activa, la pueden solicitar a la secretaria de la escuela, gracias.
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¿Qué hay que descubrir al repetir la misma cosa una y otra vez?
La posibilidad de hacer algo repetidamente nos va llevando a la adquisición de la destreza y de la habilidad necesaria para convertir lo que se hace en un Arte, como decía Aristóteles: “Somos lo que hacemos repetidamente, la excelencia es un hábito.” Hay que entender adecuadamente el aspecto de repetir, porque volver a reproducir no significa que se esté haciendo siempre lo mismo aunque lo parezca, por ejemplo, hacer la misma técnica pero cambiar el contexto, -que básicamente es cambiando el ataque y el nivel de ejecución-, no estamos haciendo siempre lo mismo, aunque sea la misma técnica, bien es verdad que al cambiar el escenario, nuestro foco sigue volcado en la perfección de ese principio que se está ejecutando (Ikkyo, Shihonage, Kokyunage...), pero debemos de aplicarnos en esas pequeñas cosas, esos aspectos sutiles que hace que evolucionemos, de esa manera no estamos siempre haciendo lo mismo. Esto es una receta mágica para desterrar el tedio, el aburrimiento, la desgana, la frustración..., todo va a depender de nuestra actitud y de cómo y dónde enfoquemos nuestra mente con atención-concentración cada vez que se practique.
Luego está lo que es predecible y lo que no es predecible, me explico:
Es predecible cuando cada estudiante comienza con el aprendizaje y tiene que aprender su rol tanto de Uke como de Tori, en este apartado tanto uno como otro tienen que ajustarse a los gestos y a los modos concretos para aprender qué hacer y luego hacerlo, así que los papeles están claros y perfectamente definidos para que cada uno sepa de antemano lo que va a pasar. Contrario a lo que muchos piensan, esta parte nunca es tediosa y si se produce el aburrimiento es por el abandono de la atención sobre la acción o se ha perdido el interés por el Arte, porque cada detalle (y hay muchos) de lo que se tienen que hacer es un nuevo descubrimiento, así que para el alumno cada día y cada momento de su ejercicio es un nuevo hallazgo de cosas que tiene que aprender e integrar.
Lo no predecible es cuando ya se ha aprendido y se ha integrado lo que se tenía que hacer, pero se expresa con el propio lenguaje corporal que cada uno posee más los diferentes enfoques y/o partes del Arte: Uchikomi Keiko, Jyu Keiko, Kaeshi Waza, acción-reacción, elementos técnicos, como por ejemplo los desplazamientos, etc. Esto significa que tiene que haber una adaptabilidad constante para seguir al otro (Musubi), porque si no la conexión y la acción se rompe, a partir de que aquí, las posibilidades son infinitas por las respuestas a nuestros actos por parte del compañero de práctica. El que se aburre es porque no ha integrado nada de la base que le impide acceder a éste estadio más avanzado en la práctica, tanto desde la percepción de la acción, como del conocimiento técnico que le va llevando a una evolución depurada al repetir lo mismo una y otra vez, pero desde muy variados enfoques y desde multitud de formas distintas, por esa razón, es imposible hacer siempre lo mismo en Aikido como en cualquier otro Budo.
Otro aspecto que hay que tener presente en la repetición es la continuidad entre las sesiones y la focalización en las tareas y en los gestos que hay que integrar, es decir, cuidar mucho la proporcionalidad, porque la discontinuidad entre sesiones de práctica hacen que el estudiante no evolucione, por otro lado, cuando se práctica muy intensamente y no hay una buena recuperación se sobrecarga el cuerpo y la mente, también hay que tener presente la intercalación entre periodos de práctica intensos con sus respectivos momentos de recuperación, todo esto bien estructurado hace que se produzca una evolución continua, constante y segura, por esa razón la correcta distribución del plan anual debe cobrar una importancia capital en la evolución del Aikido, porque se deben de contemplar tanto las cargas más intensas, como los descansos para la recuperación de los alumnos, por ejemplo, en nuestro calendario de actividades anuales, las dos actividades con más carga tanto mental como física son: la primera es el intensivo de meditación que se realiza después de las vacaciones de la Semana Santa y antes de las vacaciones del verano y la segunda, es el intensivo de Aikido, que se realiza después de las vacaciones de verano, con un periodo previo de rodaje y acondicionamiento para una puesta apunto después del reparador descanso estival.
Lo mismo tenemos que contemplarlo con la tareas que se planifican a nivel personal con los estudiantes, bien sea en la práctica personal o en el estudio de los grados, porque el no establecer bien las tareas – descansos – recuperación para acceder a niveles superiores de conocimiento, siempre van a implicar una descompensación tanto física como mental y eso va a afectar al refinamiento de los gestos que no van a conducir ni a un aprendizaje de calidad ni a una evolución continua.
¿Por qué es importante la repetición?
Porque fija y establece buenos hábitos si se practica con energía consciente.
Porque da estabilidad a la técnica y eso hace que se vaya creciendo paulatinamente.
Porque ayuda a la automatización de todos los gestos que hay que integrar.
Porque elimina la incertidumbre que tanto socava el aprendizaje.
¿Por qué es importante la continuidad?
Ya lo dijo Aristóteles al comienzo, es el camino hacia la excelencia y de ésta manera no caemos en la mediocridad.
Para que se de la continuidad, hay que contemplar 3 aspectos claves:
Evitar las lesiones haciendo una práctica de calidad, eso implica una buena información de todo el proceso a realizar, porque de producirse éstas, lo primero que va a frenar es el proceso formativo.
Realizar cargas asumibles en el aprendizaje basadas en una buena regulación de la vida personal para poder practicar con asiduidad y que nuestro cuerpo pueda asumirlas con facilidad, con comodidad y con esfuerzo continuo sin distracciones.
La frecuencia de la práctica debe ser constante y continua a lo largo del tiempo previsto de antemano, porque si no hay frecuencia no hay progreso.
Eso tres puntos son claves para que nuestra práctica se pueda prolongar en el tiempo, luego, la continuidad tiene otra cara y es que hay que ser consciente de que la perdida de lo adquirido es proporcional al tiempo invertido, es decir, lo que ha llevado poco tiempo en asimilarse, también se evanecerá en poco tiempo, por el contrario, lo que nos ha llevado mucho tiempo integrarlo va a tardar mucho más tiempo en perderse por romper la continuidad en la práctica, esto también es aplicable a la condición física y no solo a los conocimientos que se hayan asimilado.
Para que no se produzca eso, también se puede resumir en las 3 siguientes sugerencias:
Ser coherente a la hora de invertir el esfuerzo, eso quiere decir que si se decide practicar 5 sesiones por semana, ser capaz de poder hacerlas sin interrupciones de ningún tipo, porque de nada vale plantearse hacer 5 sesiones por semana y luego realizar 2, lo primero que implica eso es una gran frustración cuando se comprueba que en un tiempo concreto el entorno ha cambiado, -los que han hecho 5 sesiones de forma continuada-, porque han dado un salto cualitativo grande y no es una cuestión de una comparación competitiva, si no de una realidad en la inversión que se ha hecho.
Cuando por causa de fuerza mayor no se pueda practicar que no afecte eso a nuestro animo, el perder una semana de práctica no supone nada grave si ha habido antes una continuidad prolongada, por el contrario, se debería ver como una fase de recuperación.
Evitar a toda consta el atracón, eso quiere decir que por disponer de tiempo extra en una temporada concreta, hartarse a practicar y luego interrumpir el ejercitarse o volver a ser discontinuo, los progresos se producen cuando hay rendimiento a largo plazo en base a una repetición constante y duradera, ¡no hay otro camino posible para avanzar en el Arte se esté o no de acuerdo!
Toda disciplina es enemiga de los picos de cierra, y más, cuanto más pronunciados se hacen, porque se va ir a trompicones y con una mente dispersa. Siempre es más rentable y satisfactorio una progresión con una ascendencia suave y continua, que es la filosofía básica del cambio a mejor o Kaizen. Hay que ir de lo parcial a lo global con cada repetición, quiero decir, voy integrando y perfeccionando partes aisladas hasta poder enhebrar el global de la técnica, del ejercicio o cualquier otro aspecto de la enseñanza, la cuestión es ir sumando cada día y en cada momento una cuenta más a nuestro rosario de superación, por esa razón se hace tan necesaria la repetición continua y constante de lo que hacemos.
Por otro lado, hay que lidiar con tres aspectos: el sentimiento de la desesperación, que muchas veces se ve acompañado por su amiga la frustración cuando vemos que no se logra con la repetición lo que nos han mostrado y que tenemos que integrar. Pero para contrarrestar esos dos adversarios tan temibles tenemos a la virtud de la paciencia, que según Aristóteles es la que permite al individuo sobreponerse a las emociones fuertes generada por las desgracias o por las aflicciones, así que cuanto más y mejor gestionemos las dos primeras, más grande se hará la tercera y más cerca estaremos del logro pretendido, que cuando se consigue, se realizan las cosas sin pensar, pero sintiendo y viviendo cada momento como único en el aquí y en el ahora.
Ishana Pérez, Julio de 2022.
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La reacción más normal cuando practicamos con el otro y se pone fuerte o duro, es resistirnos a él, es entonces cuando nos topamos con innumerables resistencias, en primer lugar las propias, en segundo lugar las del otro, ¿qué hacer en esos casos?
El aspecto de Ai = la armonía no debe de ser insustancial ni en la práctica ni en la vida del aikidoka, pero el quid del asunto está en cómo hacer para integrarla y que nos beneficiemos de su poderosa energía.
Dentro de los aspectos técnicos la teoría nos habla de cómo afrontar dichas situaciones desde variados puntos de vista, ¿pero qué pasa en nuestro interior? ¿Cómo hacemos para desprendernos de ese estado de oposición? Porque está claro que si se dan esas circunstancias de resistencia es por la limitada capacidad de renuncia que se posee, que por el contrario no pasaría si aplicamos lo que dice Nisargadatta Maharaj, “Cuando no te resistes, no te encuentras con ninguna resistencia.”
El conocimiento sobre la técnica y los principios puede ser efectivo al comienzo, pero ese apoyo solo es momentáneo si no hay un verdadero desprendimiento interior, -que si se produjera, potenciaría más esos dos aspectos-, porque cuanto más luchamos y más nos resistimos, es cuando más surge la oposición exterior e interior. A veces lo más simple es lo más complejo de hacer y no hay que ir a ningún lugar a buscarlo, porque todo está dentro de ti y solo tú eres el único que puede desarrollar ese desprendimiento o esa no resistencia.
Muchas veces el “Sensei” del error es el mejor maestro para que nuestro interior ceda y de paso a eso que no llegamos a comprender pero que nos hace la práctica fácil, dúctil y poderosa, es en esos momentos, -cuando nos ocurre eso-, que debemos observarnos de forma ecuánime para ver lo que está aconteciendo, pero hay que cuidarse mucho de no querer buscar el cómo ocurrió y el querer volver a repetirlo igual, porque entonces es cuando se quiere y se desea algo y eso es un muro que no deja que se manifieste lo que tiene que revelarse de forma natural y espontánea. En estos estados de comprensión, el querer es un obstáculo y no una virtud para la aprehensión y la asimilación.
Para que se produzca el desprendimiento hay que abandonar por completo el espíritu competitivo, tanto externa como internamente. Comprender a veces lleva su tiempo, porque tenemos que ir aprendiendo a renunciar a los frutos de nuestras acciones, pero eso no quiere decir que todas nuestras actividades dejen de tener razón de ser, todo lo contrario, porque es en esa “realidad” que se experimenta donde se manifiesta nuestro verdadero Ser al producirse esa renuncia.
Para entender e irnos introduciendo en el desprendimiento tenemos que partir de las siguientes premisas:
1º El físico tienen que aceptar la técnica en los dos roles, Uke y Tori, de ahí su mantenimiento en condiciones optimas a pesar de la edad que se tenga.
2º No deben confundirnos unas emociones mal encausadas que lo que hacen es alejarnos del verdadero Camino que hay que recorrer.
3º No debemos de hacer caso a los sentimientos que obnubilan el entendimiento y la comprensión dentro del proceso de desarrollo.
4º Hay que tener cuidado con los deseos que no dejan evolucionar y confunden las metas a lograr en cada nivel.
5º Una vez dentro de la técnica, ésta nos debe de aportar libertad y creatividad, si hace lo contrario, entonces tenemos un gran problema.
6º Hay que tener cuidado de no cultivar una mente que solo busca la efectividad alejándose por completo del espíritu del Ai-Ki, porque esa senda no tiene ninguna salida y nos va desgastando con el paso del tiempo.
Cuando todas estas capas se dejan atrás, es cuando brilla el Kami del AI-KI en todo su esplendor, porque ya el apego no tiene nada a que agarrarse, por esa razón, hay que irse desprendiendo de todas esas envolturas llenas de cadenas que lo que hacen es encerrarnos en la ignorancia, dado que lo único que ata y frena al practicante es su propia actitud mental y los distintos deseos que la poseen.
No hay ninguna acción mental o física que este aislada y sola, todo lo contrario, todo acto está concatenado y relacionado con el todo, así pues, lo que se haga siempre va a determinar una serie de resultados que harán que haya evolución y comprensión o que éstas no se produzcan, por eso es muy importante tener la actitud mental correcta y cultivar el gesto adecuado para no apartarnos del Camino.
Muchos estudiantes no son conscientes de los estados de comprensión, tanto mentales como físicos, éstos últimos los limitan y los constriñen al simple hecho del pulimento técnico y se quedan ahí, no van más allá hacia la otra realidad, pero eso no es así, porque incluso se quiera o no, el cuerpo cambia con la edad y por consiguiente el pulimento de la técnica también va a mutar en un cuerpo que envejece. Esa otra orilla inicialmente está relacionada con el cambio y la renovación, dado que todo proceso si se hace bien está sujeto constantemente a esos dos conceptos, porque el cambio nos renueva y aporta mayor comprensión a la vez que va expandiendo nuestro entendimiento, esa es la razón fundamental de ir quitando capa a capa de las premisas que se comentaron antes, porque hay que despojar a la comprensión de esos mantos que ocultan la verdadera luz en cada estadio, si no lo hacemos el desprendimiento no se producirá.
Entonces, ¿cómo debo enfocar mi mente y mi práctica para producir esa renuncia?
Hay que afrontar la práctica y el compromiso de manera sincera y directa, agudizando la mente para que haya una percepción exacta en la inmediatez del acontecer. Hay que tener una apertura de la consciencia para que se manifieste el espíritu AI-KI en la acción, así que hay que actuar sin que nos confundan nuestros impulsos, nuestras ideas, como las situaciones que se produzcan tanto internas como externas, de esa manera se podrá distinguir entre cómo conseguirlo, cómo se llega, cómo se realiza y cómo nos establecemos en ese desprendimiento al observarnos con una ecuanimidad estable y libre de juicios.
Cuando se llega a ese estadio de vivencia, lo que cuenta es el proceso y no el resultado, cuando se alcanza eso, es otra manera de entender la práctica accediendo a una dimensión donde lo que realmente tiene valor es cada parte del proceso y no el fruto de cada esfuerzo. “Mientras yo me agarre a algo que se mueve, a una ola, a una capa externa de la vida, sufriré los vaivenes de esta misma cosa externa a la que estoy agarrado. Pero si estoy centrado en mi Ser real, entonces todo irá cambiando a través de mi y yo me mantendré sereno, inmóvil, expresándome a través de las cosas que cambian, pero sin que yo deje mi postura central, sin que yo me descentre ni por un momento, sin que pierda esta noción central de mí mismo que me hace sentir lleno de fuerza, de serenidad, lleno de amor, de discernimiento, esto es, viviendo de un modo actual la naturaleza esencial del espíritu.” Antonio Blay.
Siempre se asocia la figura del Sensei como alguien que impone o muestra lo que los alumnos tienen que hacer, y yo diría que siempre se entiende desde el punto de vista de una habilidad o desde la pericia física, pero, porque no lo vemos desde otra dimensión, y es, aquel que nos facilita lo que hay que hacer para liberarnos. Con este enfoque, de lo que se trata es que nuestra mente y nuestro cuerpo estén más frescos y receptivos a cualquier estímulo tanto interno como externo, así lo podemos examinar con distancia sin implicación emocional, es decir, desde la posición del observador y seleccionar aquello que va a ser productivo y beneficioso para nuestro progreso, porque la actitud, la predisposición, la satisfacción y el desenvolvimiento va a ser completamente diferente, al igual que el resultado de todo aquello que se practique y para nada va a empañar la figura que representa el Sensei. Sin embargo, el beneficio para el estudiante es completo, dado que cuando uno pone todos los sentidos, todo el afecto y toda la voluntad en aquello que realiza sin esperar un resultado previsto de antemano, cuando lo concluya no queda ningún residuo emocional de bien o mal, porque ha obrado con todo su potencial fusionado sin esperar un resultado tal o cual y es cuando se manifiesta el desprendimiento, porque después de una entrega perfecta a la acción, viene de forma natural el silencio, el descanso y la paz, también hay que contemplar que la entrega absoluta a la acción es un circuito completo de energía que deja al practicante completamente disponible y presto para pasar a otra acción sin ningún remanente de lo anterior, esto es contemplar el aspecto dinámico del flujo del Ki, todo esto se tiene que experimentar en primera persona o no se entenderá de forma intelectual.
Para los que tienen una mente calculadora, siempre aparecerá la interrogante de si actúo de esa manera, ¿que beneficios obtengo?
Al obrar de esta manera aumentará nuestra capacidad de rendimiento, porque si todo nuestro potencial esta centrado en la capacidad de hacer, eso quiere decir que realmente haremos cuanto somos capaces de hacer en el momento en el cual estamos haciendo, de esa manera el límite de nuestra frontera cada vez que abordemos cualquier parte de la enseñanza se expande, mientras que cuando se está pendiente del resultado que la acción va a producir (cuando se utiliza la mente calculadora), la atención y la capacidad están divididas, eso quiere decir que no abordaremos el tema con libertad, ni con la fuerza correspondiente para concluirlo, tampoco tendremos una independencia interior, sino que se obrará en función de lo que está previsto de antemano y que se espera, esto es una limitación añadida para el desarrollo de la materia que se esté trabajando, por esa razón muchos practicantes no evolucionan, porque bien se vuelven esclavos de la técnica, son perezosos, no tienen las ideas claras sobre cómo obrar, puede pasar que el método que utilizan no lo entienden o simple y llanamente, ven la disciplina como un mero entretenimiento sin más trascendencia que cualquier otro ejercicio gimnástico y así nunca se producirá una profundización ni en la técnica ni en sí mismo.
Como en todo proceso de transformación hay que aprender de forma gradual a enfocar bien el ejercicio, y en este caso no difiere de los demás que hacemos, así que hay que aprender a abrirse al interior pero sin que por ello nos cerremos al exterior, de esa manera se va estableciendo el hábito para descubrir esa fuerza, ese impulso que nos hace actuar, pero siempre cuidarnos de no solo estar pendientes del aspecto exterior de la acción, hay que volverse hacia el interior y ser capaz de ver e ir más allá del reflejo externo, eso es comprender el aspecto del Ura, que es, lo que está detrás, lo que no se ve a simple vista, si desarrollamos ese poder, esa fuerza invisible que está en nosotros para obrar, seremos capaces de llegar y comprender el origen de toda acción que hagamos.
Todo este proceso como apunte más atrás no se consigue por una mera deducción, o por una especulación sobre los conceptos expuestos por muy agudo que se tenga el intelecto, sino que se llega a ello por una experiencia y una vivencia directa, inmediata en el aquí y en el ahora, ¿te animas a realizar tu próxima acción con un total desprendimiento?
Ishana Pérez, Junio de 2022.
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“Todo el mundo aprende lo que se puede aprender, pero el hombre perfecto es aquel que aprovecha su momento.”
Goethe.
Si uno está atento en las explicaciones que da el Sensei con una sola oportunidad sería suficiente para poder hacer lo mostrado sin dudas ni indecisiones (hablamos del modelo clásico con cuatro repeticiones según los puntos cardinales o cuando lo hace a nivel individual), pero cuando te explican algo y no estás atento para asimilarlo suele ser porque mentalmente no estás ni en el Dojo ni en clase.
Quiero referirme a tres momentos que se suelen dar mucho en los Dojos cuando se plantea mostrar el aprendizaje.
El 1º es cuando no lo captas por desconocimiento, esto el algo obvio, por esa razón se muestra lo que hay que hacer a través de la figura del Sensei. Pero lo que sí debe de estar presente en el estudiante es el desarrollo de las distintas capacidades internas para poder captar bien la explicación-información. En nuestro Dojo para tal menester, ofrecemos a los alumnos un método que les ayuda a captar las explicaciones y que le facilita mucho el aprendizaje nada más llegar a nuestra escuela, es el siguiente:
Cómo se deben observar las explicaciones que hace el Sensei en el centro del tatami para mostrar lo que se debe practicar en clase.
Se parte de la base que el Sensei explica cuatro veces, siguiendo los puntos cardinales.
Siempre las explicaciones se hacen en pareja: el Sensei y un alumno.
Tanto el cuerpo del Sensei como el del alumno se divide a la mitad: una parte va desde la cabeza hasta la cintura y la otra parte de la cintura a las plantas de los pies.
En la 1ª explicación miramos al Sensei desde la cabeza a la cintura, para observar la colocación del cuerpo para la partida en la ejecución de la técnica, el trabajo de las manos, el uso del pecho, los hombros, etc.
En la 2ª explicación, hacemos lo mismo con el estudiante que está colaborando en la explicación, en especial, cuál es el ataque que realiza, la manera de hacerlo, la forma de moverse y de relación con el Sensei, etc.
En la 3ª explicación miramos al Sensei de la cintura a los pies, para darnos cuenta del desplazamiento que realiza, es decir, el uso y el trabajo de los pies, cómo utiliza el Kamae -la postura-, el uso de las rodillas, la utilización de la cintura, como se vale de la pelvis en la acción, como edifica la técnica que está explicando, bien sea ésta de proyección o de control, etc.
En la 4ª explicación miramos al estudiante para ver como sigue al Sensei, el rodamiento que hace cuando le aplican la técnica -el Ukemi-, cómo coloca el cuerpo para realizar la salida de éste para iniciar de nuevo el siguiente ataque, cómo calcula el Ma - ai correcto (la distancia de seguridad), etc.
Realizando este sencillo proceso se desarrolla la atención, la concentración y se aprende a observar la acción, que posteriormente va a favorecer una buena dinámica cuando el alumno tenga que ejecutarla. Todo esto nos lleva a profundizar en la agudeza visual en estático, en la visión concéntrica, en la visión periférica, en el reconocimiento inmediato y lo más importante, se pone en práctica las bases del aprendizaje: observar, copiar, imitar y repetir.
Al poner en práctica la mecánica anterior, progresivamente se va agudizando más la mente junto con la percepción y el análisis tanto consciente como inconsciente, entonces, con solo una oportunidad bastaría para que el estudiante haga según se le mostró y se desarrolle dentro de cada nivel según vaya conquistando las distintas fases por las que pasa la asimilación del Kihon.
El desarrollo del método para ver las explicaciones del Sensei es una cuestión de hábito, el problema siempre está en lograr establecerlo y hacerlo natural, cuando se llega a eso, la mente va sola, no hace falta hacer ejercicio con la voluntad para guiarla y conducirla para que se focalice allí dónde queremos, ella ya sabe como dirigirse y como sacar el rendimiento al proceso de captación de la información para que luego le sea rentable al alumno y de esta manera hacer propio lo mostrado por la repetición de lo captado.
El 2º momento es cuando hay una falta de atención y de presencia en lo que está aconteciendo, que se suele dar mucho por parte de los alumnos, están pero no están y eso inicialmente es por no poner en practica la técnica anterior o cualquier otra forma para desarrollar la concentración en el acontecer del momento de la práctica.
La falta de concentración puede estar motivada por varios factores como veremos más abajo, pero lo que sí hay que tener muy en cuenta es que una concentración deficiente trae como consecuencia que necesitemos más tiempo para realizar las diferentes acciones o que nos quedemos parados por no saber qué hacer, así que, el resultado de eso es que no se va aprovechar de forma eficaz el tiempo destinado a cada fase de la clase o del ejercicio que había que realizar; puede pasar que se está constantemente tirando de un ancla producida por el bajo rendimiento en la disciplina producto de no integrar cosas en los respectivos niveles; es muy fácil que se generen conflictos con los demás compañero porque no se es capaz de llegar al nivel de ejecución que se marca, provocado quizás por carecer de los conocimientos que se presume que se deberían tener al trabajar en ese nivel; otro de los casos es tener conflictos consigo mismo por no ser capaz de afrontar la superación propia; todo esto puede producir falta de motivación y de estimulación para poder practicar e integrar; no debemos olvidar el aspecto del fracaso en el Arte por no centrarse para poder ejercitarse cada vez que se practica.
Como se puede apreciar, la falta de concentración no es algo banal dentro de la educación de un estudiante en un Dojo, es algo que hay que tomarse muy enserio y prestarle la debida atención con el objetivo de sacarle la rentabilidad adecuada y en el caso de que sea deficiente, buscar la forma de desarrollarla.
Veamos las causas más frecuentes que provocan que nuestra concentración sea escasa.
Distractores del entorno que merman el rendimiento a la hora de ver las explicaciones y afrontar la práctica-. Las sesiones se desarrollan en un espacio con su ambiente que lo envuelve y siempre va a ver elementos que pueden llamar a nuestra distracción para despistarnos de lo que hay que realizar.
Por esa razón la abstracción es un aspecto clave que hay que cultivar antes de abordar la concentración propiamente dicha. Lo que está fuera del Dojo o del tatami no debe de llamar nuestra atención, porque desde que lo haga, nos ha robado la concentración, por ejemplo, entra un visitante en el área del tatami para ver la clase y tu concentración se va con él por tu curiosidad, en vez de permanecer en lo que estás haciendo.
Competencia en las tareas.- Es otra de las cosas que merma nuestra concentración cuando no estamos capacitados para desarrollarlas en su conjunto, por ejemplo, el querer afrontar una secuencia motora de acciones que aún no hemos integrado en su totalidad y que supera nuestra capacidad actual para atenderla en su globalidad. Al carecer de la automatización de las distintas fases para la construcción de la técnica o del ejercicio, la concentración se dispersa porque son muchos las factores a los cuales hay que prestarles atención y está claro que al no tener la capacidad desarrollada para focalizar el conjunto con concentración, nuestro cerebro pone en practica un plan de fuga para responder al atropello al que se ve sometido y ese plan es la dispersión de la concentración porque sobrepasa las capacidades actuales que posee para ello.
Por esa razón es importante saber lo que hay que hacer, -de ahí la concentración en la explicación central y en sus 4 pasos para observarla-, luego, abordar la construcción del ejercicio por fases que se van automatizando progresivamente hasta completar el movimiento global, es decir, de lo parcial a lo global y así al final se consigue la ejecución completa con la presencia constante de la concentración.
Preocupaciones y pensamientos ajenos a lo que acontece en ese momento sobre el tatami.- Cuando digo que un alumno ha mandado el cuerpo a clase pero que no está presente, es cuando al mirar la explicación su mente es remolcada fuera de allí por un torbellino de pensamientos y de preocupaciones que le asaltan y que no fue capaz de abandonar antes de acceder a la práctica.
La inquietud, el desasosiego y la pesadumbre de pensamientos o emociones que perturben nuestra concentración y que no pertenezcan a la práctica, no hay que alimentarlos y menos aún dejarse arrastrar por ellos mientras estamos mirando lo que tenemos que ejecutar posteriormente.
El lugar de practica debe estar limpio de todas esas energías que perturban nuestra concentración y un buen ejercicio para ello, es ponerlas en la papelera de la entrada del Dojo cuando se va a acceder a él.
Llegar a clase cansado y/o agotado por la actividad diaria.- El otro día llego una estudiante y me decía que estaba muy cansada para hacer la clase, entonces le dije que eso era un momento ideal para practicar, también le comenté que tenía que poner en práctica la técnica de relajación básica que se enseña en el Dojo, tanto para soltar el cansancio como para cargarse de energía fresca y renovada para afrontar el Keiko. Luego le expliqué que eso no implica una gran inversión de tiempo, que se puede hacer en 5 ó 10 minutos realizando la técnica de relajación de forma correcta y de esta manera afrontar lo siguiente que haya que hacer con un estado reconstituido.
Muchas veces los estudiantes tienen las herramientas y no las aplican en su acontecer diario, es como tener el coche cayéndose a cachos, poseer los conocimientos, los repuestos y las herramientas en el taller de casa para arreglarlo, pero no ponerse a ello para que nos dé un buen servicio.
También es bueno ver qué causa el cansancio, porque puede ser por: demasiada carga laborar o familiar, no saber intercalar esfuerzo - descanso para no llegar al agotamiento, una alimentación deficiente, por estar enfermo, por falta de hidratación, etc., si es por causas simples, es fácil ponerles remedio, por ejemplo, una hipoglucemia momentánea es de fácil solución tomando una bebida isotónica 15 minutos antes de la clase.
La desmotivación.- Es una de las causas más común en los Dojos para que los alumnos no desarrollen la concentración, porque cuando ésta está presente, la otra no hace aparición.
Aquí pasa como con el cansancio, lo primero que hay que averiguar es qué causa esa desmotivación en el alumno, averiguado el mal, se busca la medicina adecuada para la curación y el desarrollo de la concentración.
Ansiedad y malestar para afrontar la sesión.- No se puede abordar la práctica si uno llega al punto de tener una ansiedad y un malestar grande por algo externo al Dojo, lo primero que se debería hacer es solucionar ese problema particular y luego venir a practicar. Por otro lado, viniendo en esa circunstancia, si no se es capaz mentalmente el de separar el estado en el que se está por otro más positivo, no es bueno realizar la clase, porque se puede empeorar la situación si se produce una lesión por estar la concentración mermada, que es lo que suele pasar en la mayoría de los casos.
Extroversión desmedida y energía descontrolada.- Las energías descontroladas en los dos extremos siempre van a acarrean problemas, tanto si uno está deprimido como si está muy excitado, los ejercicios de respiración son ideales para buscar el equilibrio en ambos casos.
Luego, el estar cargado de mucha energía pero no ejercer un control sobre ella, casi siempre lleva consigo una lesión, por ejemplo, estamos eufóricos por alguna circunstancia y nos sometemos a un trabajo intenso con los Ukemis, al estar mermada nuestra atención por la euforia que resta concentración sobre la percepción del espacio y de la técnica de los Ukemis, la lesión está garantizada.
El cultivo de la concentración es como con cualquier otra capacidad, va de menos a más, el problema siempre está si no nos ponemos a ello para desarrollarla. No somos máquinas, el hecho de que falle en momentos concretos, si estamos atentos, es un buen síntoma y un aviso, porque eso quiere decir que pasa algo a lo cual debemos de prestarle atención para solucionarlo, esto es visto desde una perspectiva positiva y adaptativa con la concentración.
El 3º momento es por falta de interés real sobre lo que está ocurriendo, hay un hecho claro en la psicología humana, y es, que busca lo que le agrada y se aleja de lo que le desagrada, entonces, no nos queda otra que preguntarnos, ¿cuáles son las causas del desinterés en un momento dado por parte del alumnado?
El medio donde se imparte la enseñanza puede ser una de ellas, por ejemplo, que no esté limpio, por eso hay que cuidar la limpieza del entorno donde nos ejercitamos; el desorden es otro factor para no querer estar en un lugar, por eso el orden es prioritario en un Dojo, tanto externo a él como interno en la sala de práctica; otro caso es cuando las materias que se imparten no nos agradan, eso también puede significar que no me guste realizar esa actividad y me he equivocado de sitio, que eso tiene fácil solución, buscar otra actividad porque el interés por ésta ya caducó; en el caso de que guste la disciplina, es deber del Sensei hacer las materias atractivas para los alumnos y así evitar problemas como el anterior; detectar cuando hace aparición la monotonía (esto en gran parte es responsabilidad del que dirige) para poderla romper con una actividad o un ejercicio revulsivo para cambiar el estado mental del alumnado; también se puede dar por exceder el tiempo de permanencia realizando un ejercicio y se entra en la fase del tedio, bien por el planteamiento, -que no es divertido, no se entiende, no se explicó bien...-, por no saberlo temporizar bien o por no haberlo complementado con otro ejercicio para así tener siempre captada la atención del alumnado.
Un factor que es clave para que haga aparición el desinterés de los estudiantes es la carencia o la utilización de un mal método para la formación, es la causa más común para que le falte motivación al alumno y su abandono del estudio de la disciplina, por eso muchos practicantes llegan a un punto que si antes estaban por estar, ahora no saben por qué están y se dejan llevar por una dinámica apática que en un corto periodo de tiempo les lleva al abandono del estudio de la disciplina.
Hay que tomar consciencia que cada momento dentro del proceso de aprendizaje es único e irrepetible y aunque el tiempo es una ilusión mental, debemos con su paso aprender cosas, así se aprovechan las tres oportunidades en un sentido positivo para evolucionar en la disciplina.
Ishana Pérez, Mayo de 2022.
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“Si estás en un Dojo y pasa el tiempo y sigues dormido, es que aún no has comprendido su significado real”
La tradición nos cuenta que en épocas remotas había una gran diferencia entre los practicantes que provenían del mundo rural, de los que practicaban en la urbe, aunque según nos cuenta Brinkley en su texto: Japan: Described and Illustrated by the Japanese, eso no siempre fue así, porque en el siglo VIII “Las tropas de provincias, entrenadas constantemente en el uso de la espada, la lanza y el tiro con arco a caballo, alcanzaban y mantenían un alto grado de eficacia. ...Los guardias metropolitano cedieron ante las influencias debilitadoras que les rodeaban y cesaron de ser útiles excepto como elementos de boato, pompa y ostentación influidos por nobles, o como instrumentos para promover intrigas.”
Bien es verdad que luego todo eso cambio en los sucesivos periodos de la edad media japonesa (Kamakura, Muromachi, Sengoku...) incluyendo cuando subió al poder Tokugawa Ieyasu, donde todos estaba centralizado y controlado desde la urbe y es obvio que al potenciarse más la ciudad, junto con la paz duradera que impusieron los Tokugawa con su mano de hierro, el Dojo de ciudad cobro un alto protagonismo con respeto al rural.
También hay que contar que todo tipo de conocimiento relacionado con el Budo era mayor y se difundía con más rapidez en la urbe que en el mundo rural, aún dentro del gran secretismos que rodeaba a los distintos clanes con sus técnicas, tácticas y demás aspectos de la enseñanza en las diferentes disciplinas en las que se ejercitaban los samuráis en sus ryus respectivas, este elemento añadido, hacia mayor la hegemonía de los practicantes urbanistas con respecto a los de la aldea, porque tanto los ronin como los monjes viajeros eran una minoría para llevar los conocimientos al mundo rural, pero aún así, siempre en el campo hubo algunas excepciones muy buenas como en todas las cosas.
Pero hoy en día la situación ha vuelto a cambiar afortunadamente en el mundo del Budo, pero aún “La ciudad cree que fuera de ella no hay más que paisaje, patatas y leche; ignoran que también existe una cultura noble, antiquísima e insobornable” Castelao. El practicante urbanita no han tomado conciencia de que en el mundo rural hay Dojos que gozan de una infraestructura y de una enseñanza de alta calidad que nada tiene que envidiar a lo que se imparte en la urbe.
¡Ya advierto que ser neutral me va a costar! Porque personalmente soy un defensor acérrimo del Dojo rural, es más, creo que será el futuro si no se cambia el concepto de ciudad actual, pero aún así, voy a poner todo mi empeño en ello para valorar uno u otro espacio de práctica de una forma ecuánime.
Una cosa que nos iguala hoy en día con respecto al pasado del Budo, es la existencia de internet, porque la información ya no es un privilegio de los que está viviendo en la ciudad, que era por donde antaño discurría el conocimiento, ahora el saber está disponible para cualquiera que tenga un dispositivo y pueda acceder a la red desde cualquier lugar rural.
No podemos negar que eso es un avance tremendo que equilibra las oportunidades de formación e información, que será aprovechada por unos u otros estudiantes, pero voy a describir las ventajas y desventajas de un sitio y otro.
El medio rural se considera un entorno de vida y de actividades relacionadas con el campo o lo agrario y tiene una baja densidad poblacional.
El medio urbano es un ámbito definido previamente por criterios numéricos poblacionales, donde se desarrollan actividades económicas y empleos relacionados con distintos sectores productivos y están altamente poblamos.
Cada lugar tiene sus ventajas o desventajas, todo va a depender de lo que busca el Sensei correspondiente al instalar su Dojo en uno u otro sitio.
Un Dojo Urbano tiene las siguientes ventajas:
El practicante tiene acceso a un gran número de servicios esenciales, y eso es una gran riqueza y facilita muchos los aspectos tanto de logística como los distintos servicios que se precisen.
Hay más medios de transportes públicos, es otro aspecto que ayuda a la afluencia de participantes al Dojo.
Por el alto numero poblacional es más fácil para los Dojos tener más cantidad de practicantes.
El poder adquisitivo de las personas suele ser más alto.
Hay más disponibilidad de Dojos para elegir según el Aikido que se prefiera practicar.
La restauración es amplia y variada, muy necesaria cuando se realizan seminarios en fin de semana.
Es muy fácil de encontrar alojamiento en la variada oferta hotelera.
Hay una mayor interacción con otras personas.
Favorece la privacidad personal.
Favorece la multiculturalidad.
Desventajas del Dojo urbano:
Hay mucha contaminación en el aire, es uno de los grandes problemas de las actuales urbes, porque cada vez se hace más difícil respirar un aire sano.
Hay una gran contaminación acústica, eso hace que dificulte mucho el recogimiento y a veces hasta las explicaciones en las clases.
Hay una completa desconexión con la naturaleza, eso aleja mucho de la filosofía del Aikido que está íntimamente ligada a la Madre Tierra.
Es un entorno que no favorece la realización de una educación holística.
Los Dojos suelen ser pequeños en cuanto al espacio de práctica, por los altos precios y por la alta competitividad que hay por el suelo.
El tiempo suele estar muy medido y controlado, porque haces tu hora de clase y tienes que dejar paso, bien a la siguiente sesión con estudiantes diferentes o a otra actividad.
Suele haber un ambiente muy individualista y el trato siempre es más distante.
Suele haber clases masificadas.
Grandes congestiones de trafico si uno se desplaza en coche para asistir al Dojo.
Hay grandes problemas para aparcar.
Se paga por todo.
Los precios son más caros.
Se vive muy deprisa, siempre es un corre, corre, así no hay tiempo para la reflexión sobre lo que se hace, se siente, se piensa, etc.
Hay muchas distracciones y es muy fácil para la mente estar errante de aquí para allá.
El habita puede acarrear problemas para la salud.
Hay más inseguridad ciudadana.
Un Dojo rural tiene las siguientes ventajas:
Se respira aire puro y limpio.
Hay una estrecha relación con la Madre naturaleza.
Es un entorno que favorece la educación holística.
Se tiene fácil acceso al medio natural, al igual que es fácil elegir diferentes entornos para realizar Yagai Keiko o cualquier otro tipos de práctica.
Hay mucha tranquilidad y calma por el entorno campestre del que se dispone.
Se puede disfrutar de Dojos grandes y bien ventilados para practicar.
Se goza de mucho tiempo y se puede disponer de él para muchas cosas, por ejemplo, para realizar una práctica personal después de acabar la clase oficial sin costo añadido, hacer fiestas, actividades en la naturaleza, etc.
La atmósfera es cercana y muy familiar.
Se practica con mucha comodidad.
No hay congestiones con el trafico para desplazarse hasta el Dojo.
Siempre es fácil aparcar si uno se desplaza en su coche a clase.
En los Dojos rurales siempre hay muchas actividades sin costo añadido.
Los precios son más baratos.
Puedes sentir el poder de la vida que está a tu alrededor.
Muchos productos de primera necesidad son de alta calidad y fresquísimos, aspecto importante para los seminarios e intensivos.
Siempre se está en un constante intercambio entre los miembros del Dojo con productos del campo: semilllas, plantas, frutas, animales, herramientas, etc.
El tiempo pasa más lento, eso invita a una introspección más armoniosa, es más fácil desarrollar la atención, la concentración, la memoria, etc.
Notas el cambio en cada estación del año.
Se escuchan los sonidos de la vida, por ejemplo, en nuestro Dojo se oyen las ranas croar o los pájaros cantar.
El entorno favorece una mejor salud.
Se viven mejor las tradiciones, de hecho, muchas veces realizamos actividades paralelas a los festejos tradicionales para que nuestros visitantes los puedan conocer y disfrutar: carnavales, romerías, fiestas locales, etc.
Desventajas del Dojo rural:
El número de Dojos disponibles para elegir el Aikido que a uno le gusta suele ser limitado.
Hay que hacer grandes desplazamientos para asistir a clase.
Las comunicaciones no suelen ser muy buenas.
Faltan servicios de calidad.
El poder adquisitivo de la población suele ser más bajo que en la urbe.
Por las distancias y por el bajo poder adquisitivo, el número de alumnos suelen ser más bajo.
Suele haber problemas con la logística cada vez que se afronta un proyecto grande, por ejemplo, un intensivo.
No suele haber mucho alojamiento hotelero.
No suele haber un buen transporte público.
La interacción con otros es más limitada.
Es más difícil tener una privacidad personal.
Los entornos sociales suelen ser más cerrados y muy reivindicativos, porque siempre se mira al forastero de reojo.
Seguro que habrá muchas más ventajas y desventajas de un entorno a otro, pero creo que con las mencionadas nos podemos hacer una composición de lugar de cada uno de los ámbitos, y como dije más atrás, nosotros lo tenemos muy claro al decantarnos por un Dojo rural en vez del urbano, cosa que por otro lado, dada nuestra situación isleña, sería muy fácil cambiar de entorno si no apostáramos por potenciar el mundo rural dentro del mundo del Budo.
Por otro lado, lo que no va a cambiar de un entorno a otro, es el esfuerzo y la disciplina que se tiene que poner para alcanzar la destreza y la maestría en el Arte que se practique, aunque un ambiente sea más favorable que otro (para mí el rural), por eso es importante no olvidar el consejo de Suzuki Shoshan (1579-1655): "Haz tu trabajo con la mente tan tensa como un arco de hierro con cuerda de alambre."
Ishana Pérez, Abril de 2022.
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La actitud, la distancia y la visión son elementos que condiciona muchísimo la práctica, tanto para el estudiante neófito como para el veterano, de hecho, el dominio de esos tres puntos marca la gran diferencia entre hacer Aikido de verdad, realizar unas acciones coreografiadas para pasar el rato o proyectar en el otro las frustraciones propias, porque no sé es capaz de realizar una transformación personal sensitiva e inteligente, porque “En el tatami no podemos disimular nuestra verdadera personalidad.” Saotome Sensei.
Indudablemente la parte más tangible de su aplicación es en el trabajo técnico, porque de no tenerlos en cuenta se hará cualquier otra cosa menos construir Waza. Así que hay dos facetas, por un lado está la personalidad del practicante y por el otro el cultivo de la forma, no se piense que son cosas disociadas, todo lo contrario, están íntimamente relacionadas y una es el reflejo de la otra.
¿Qué es la actitud?
Es la disposición del ánimo para actuar, “...Cuando la actividad del espíritu llena todo el cosmos entero, este espíritu aprovecha las ocasiones, tiene una posibilidad de evitar los accidentes y puede atacar las diez mil cosas en una sola. Esto significa que, durante un combate, nuestro espíritu no debe ser influenciado por ningún movimiento del adversario, por ninguna de las acciones de su cuerpo y de su espíritu. Nuestro espíritu debe dirigirse libremente, no tener la esperanza de atacar al adversario, ni dejar de prestarle atención. Se debe de estar completamente atento de instante en instante” Taisen Deshimaru. De hecho, es la primera piedra para construir todo lo demás, sin la correcta actitud no se puede edificar la relación con el otro y menos aún avanzar en la Waza (la técnica).
Por esa razón me sorprende mucho cuando hay practicantes que no le dan importancia a la correcta actitud en el Dojo, que comienza con saber ejercer la correcta etiqueta en su amplio y variado espectro. Luego, saber cuál es la posición que se tiene en el Dojo, le sigue, la predisposición que se manifiesta a la hora de afrontar la práctica, bien sea solo o en compañía del otro.
Ya dentro de la comunicación corporal con el compañero en el Keiko, la conducta que se expresa tiene dos dimensiones, una es hacer una practica rica e instructiva para ambos y la otra para hacerla destructiva y tediosa, porque no es lo mismo tener un comportamiento competitivo, de desdén, de superioridad con indiferencia, que de empatía y de colaboración, porque está claro que el sentimiento que acompaña esas determinadas actitudes, va a condicionar el desarrollo de las acciones de los dos practicantes, porque se emana desde el interior el sentimiento que se va a reflejar en la apariencia externa, que a su vez, se proyecta en las acciones que se realizan en la práctica, porque hay que tener en cuenta que “El tatami no es un lugar en el que la gente viene a competir o imponer sus ideas a otros sino a aprender a escucharse y a comunicarse.” Saotome Sensei. Para los Senseis como para los estudiantes sensibles que están atentos y que han refinado su percepción, se cala muy rápido a los practicantes que no poseen una buena actitud en el Dojo.
No debemos olvidar que el cultivo del Zanshin es otro aspecto para el desarrollo de la actitud, indudablemente es un trabajo más sutil que en los puntos para cimentar los detalles de una técnica, porque la atención-concentración debe de ser continua y sin crispar el ánimo ni en el físico. También hay que contemplar que hay distintos estadios para su desarrollo, que comienzan con la vigilancia del otro antes del ataque (observación), luego, en la intersección y en la conducción del otro (unión y adherencia), -nunca debemos olvidar que el Uke está vivo y tiene reacciones- y, por último, cuando se termina la técnica y se va a comenzar la siguiente (atención-concentración). Dominados estos aspectos de base, luego están los trabajos mucho más sutiles como son los de Sen no sen y los de Sen sen no sen, que son aspectos desarrollados a un nivel muy superior y en donde la percepción está muy depurada.
Sin el desarrollo de la actitud no se podrá afrontar bien ni la distancia ni la visión, porque sin esa predisposición cultivada con anticipación, no se va a poder desarrollar las otras dos, porque “Si no cumples con rigor ni practicas con vigor, conocerás la desgracia junto con las demás aflicciones” Suzuki Soshan, (1579-1655).
¿Qué es la distancia?
La distancia es el intervalo espacial o temporal que separan las acciones de los practicantes, es un elemento muy sutil dentro de las distintas piezas que componen la práctica y está relacionado con muchos aspectos del Arte, en el Budo y en Aikido, se le denomina Ma - ai, que curiosamente coincide la definición del kanji con la de la RAE.
Una de las cosas que caracteriza la distancia o Ma - ai, es su mutabilidad constante y fluida, que según mi opinión, no basta con una vida para comprendelo plenamente, aún ejercitándose cada día, porque es un elemento muy escurridizo, pero si uno está atento cada vez que practica siempre está aportando conocimiento y dominio sobre él. Por otro lado, en nuestra cotidianidad constantemente nos estamos ejercitando en el Ma - ai inconscientemente, por ejemplo, cuando hablamos con una persona que nos acaban de presentar, la distancia y nuestros movimientos son completamente distintos a cuando charlamos con alguien con el cual tenemos mucha confianza.
Así que la distancia correcta es un componente de nuestra existencia, bien la eduquemos de una manera consciente o inconsciente y eso va a condicionar muchos aspectos de nuestra existencia, porque cuando no la calculamos correctamente en cualquier aspecto de nuestra realidad, es cuando nos metemos en problemas.
En el Budo no es distinto, es exactamente igual, un error con el Ma - ai siempre nos sale muy caro y terminamos escaldados de las situaciones donde se ha experimentado el fallo, aunque siempre salimos con más conocimiento después de haber metido la pata.
Una de las cosas a tener muy en cuenta con el Ma - ai es la eficacia, tanto desde el punto de vista del Tori (el que recibe la acción) como del Uke (el que inicia la acción), en el caso de éste último, tiene que ser capaz de impactar en el objetivo elegido con efectividad, por esa razón el cálculo de la distancia correcta es clave para acometer contra el compañero.
Por otro lado está, el ritmo y la velocidad, porque puede tener una total validez un ataque muy veloz como lento, -todo depende del momento-, pero si el que percibe la acometida (el Tori) calcula bien su Ma - ai, no le va a afectar si tiene una cadencia continua o discontinua, si va rápido o pausado, porque él está presente siempre en el espacio correcto y en el tiempo justo (Time), pero no nos engañemos, porque esto implica una vida de estudio constante sobre la distancia correcta en relación con el otro.
La distancia adecuada al desarrollarse en el espacio – tiempo, hay que tener muy presente el ejecutar las acciones correctas al construir el ataque, porque si el ataque no lleva la técnica adecuada, no va en la dirección conveniente, no hace uso de la energía de forma inteligente, se frena antes de llegar al blanco elegido o se desarrolla con inestabilidad estructural, en todos estos casos y muchos más, es muy fácil para el que recibe la acción ganar una posición de ventaja sin esfuerzo, por lo tanto, si los ataques no se elaboran correctamente, está claro que va a afectar al estudio y la comprensión del Ma - ai mutuamente y lo que es peor, nunca se comprenderá y no se penetrará en él en los dos roles de práctica. Como se puede ver, cada cual en su papel tiene la responsabilidad y el deber de esforzarse para cumplir con él de forma correcta y de forma diligente.
Para sacar rendimiento a la distancia correcta y que el ataque sea efectivo, es clave por parte del Uke que realice una observación – percepción del Tori, con el objetivo de realizar un ataque práctico, bien sea rápido o lento, porque será capaz de ver la abertura dentro del Ma - ai del Tori. Por parte del Tori, saber distinguir cuando un ataque es una amenaza real, porque el otro a calculado bien, ha armado correctamente su ataque y tienes todas las posibilidades de impactarle, así que el ataque contiene un peligro real para su integridad, o vacía, que es cuando el Uke no ha calculado bien su distancia o lleva el ataque desarmado por los errores que se han comentado antes.
Por otro lado, hay que contemplar las distintas circunstancias en la práctica, que éstas implican diferentes formas de estudiar y de afrontar el Ma - ai y son de una importancia capital el desarrollarlas, por esa razón, es muy importante crear diferentes escenarios para ejercitarse en ella, por ejemplo, en mano vacía: ataques con agarres, ataques de brazos en distancias largas, ataques de piernas, o la mano vacía contra cualquier arma, que es obvio que en cada uno de los casos la relación con la distancia y el compañero es distinta; lo mismo pasa con las armas, por ejemplo: Tanto contra Jo o Ken o viceversa, Ken contra Jo o viceversa. A todo esto hay que añadir el número de practicantes que participan en la acción: 1 contra 1, 2 contra 1, 3 contra 1, 4 contra 1, todas éstas formas tan diversas de practicar crean multitud de situaciones para la comprensión, el estudio y la integración del Ma - ai en nuestro cuerpo, en nuestra mente y en la relación con el espacio, el tiempo y el/los compañero/s en cada una de las circunstancias creadas para afrontar una práctica versátil e instructiva con el Ma - ai.
¿Qué es la visión?
Es importante distinguir entre ver, que es percibir con los ojos; mirar, que es distinguir u observar las acciones y por último, visión, que es la contemplación inmediata y directa de la acción del otro con sensibilidad.
En nuestro Dojo este aspecto lo tenemos muy estructurado y desarrollado, la información está disponible en el texto sobre planificación en su página 193, al igual que en la editorial “La presencia,” en ambos casos, hablo del proceso que hay que realizar con las 8 etapas para trabajar la mirada, que son claves para cultivar y ampliar la capacidad de visión, tanto al practicar como al reflexionar sobre el Arte del Aikido.
El trabajo de la visión está íntimamente relacionado con la actitud (lo expliqué más arriba cuando hable sobre el Zanshin), porque una conducta incorrecta siempre lleva aparejado una visión imperfecta y está claro que eso va afectar a la acción y a la percepción del otro en la práctica. Muchas veces la práctica carece de contenido por la falta de visión, como no se es capaz de ver y percibir al otro no se responde adecuadamente; la incorrecta alineación estructural también entorpece y dificulta la correcta visión y por extensión, la acción – reacción entre los practicantes, por lo tanto, es fácil comprender que el desarrollo de la técnica no va a ser bueno, por ejemplo, llevar el culo atrás por no cultivar verticalidad o consciencia del centro-eje, está claro que va a afectar a la visión para poder reaccionar a los estímulos producidos con la Waza y el compañero.
Una visión útil es aquella que tiene una vigilancia proactiva, que está libre de tensiones físicas y mentales, donde la atención se sostiene en la acción y donde se da una respuesta de acción – reacción en la comunicación corporal con el compañero. Hacer lo contrario, es estar perdiendo el tiempo y la energía en la realización de unos ejercicios que aportan muy poco, tanto al autoconocimiento del practicante como al pulimento de la técnica.
La actitud, la distancia y la visión son tres aspectos que pueden hacer crecer nuestra práctica y nuestro conocimiento del Arte del Aikido, no tenerlas en cuenta va a ser una dificultad para la evolución, cuanto antes las integremos en nuestro hacer cada vez que practiquemos, antes podremos disfrutar de la práctica con el compañero y ahondaremos mucho más en el Aikido.
Ishana Pérez, Marzo de 2022.
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"Lo principal es practicar con seriedad y lo más importante es comprender la gran mente y tener confianza en ella."
Shunryu Suzuki.
No se puede venir al Dojo con una mente ordinaria y pretender educarse en Aikido con la misma estructura mental que se trajo, con esa ilusa pretensión lo que va a pasar es alejarte de la mente que deberías desarrollar para cultivar un verdadero Aikido, porque “La iluminación no se busca por la vía del modo ordinario de pensar” ibidem, eso significa que hay que cambiar de una mente ordinaria a la gran mente del Aikido, porque “La verdadera mente es la mente observadora” ibidem, la que se autointerroga constantemente sobre ¿quién soy yo?
Ese acercamiento constante por la autoindagación es un proceso simple, sencillo y accesible a cualquiera que quiera realizarlo, pero claro, hay que tener la predisposición voluntariosa de ir cambiando la orientación de nuestra mente corriente para poder acceder a ese estado que es el verdadero estado natural de Ser.
La estructuración de la enseñanza está pensada para ir adquiriendo una mente de aikidoka de forma progresiva y esto va desde saber sentarse correctamente, saber respirar, no crear oposición, no luchar, no competir, integrar y ejercitarse en la colaboración, ir purificando la mente en base a la práctica diaria con energía consciente, o lo que es lo mismo, con atención – concentración, porque “La consciencia de uno mismo afecta a los cambios en la mente” Nisargadatta Maharaj, del practicante si lleva una práctica seria, honesta y con conocimiento. Todos estos factores y muchos más van arropados al ejercitarse prolongadamente, al proceder de esa manera se va formando el carácter y la estructura mental del practicante de Aikido, porque como decía Bobhidharma, “Para ver un pez se debe observar el agua” y al hacerlo, con toda seguridad que el reflejo del agua te sorprenderá al reflejar al verdadero pez que se mira.
Es importante distinguir qué tipo de mente posee uno en cada momento del proceso de aprendizaje, para saber cómo orientar la práctica y en qué hacer énfasis, por lo tanto, hay que ser consciente de los cinco tipos de mente que existen. Los dos últimos estados de la mente son los ideales para poder profundizar y avanzar en la disciplina y por lo tanto, en el conocimiento de sí mismo.
En líneas generales, -salvo honradas excepciones-, los estudiantes que llegan a un Dojo se mueven en los tres primeros estados de la mente y yo diría que en una amplia mayoría se quedan anclados ahí, dado que hace falta mucho valor y determinación para afrontar la purificación mental dentro de la disciplina. Por otro lado, lo ideal es que el estudiante llegara con el tercer estado, sería una buena plataforma para comenzar la formación y que facilitaría mucho la accesibilidad a los dos últimos estados, que ya correspondería a ser un aikidoka recorriendo el sendero del Aikido de una manera estable y sería.
Pero, ¿cuáles son esos cinco tipos de mente?
1º La mente dispersa o perturbada.- Es una mente errante, caótica, muy espesa, inquieta, preocupada, muy miedosa con todo lo que le rodea y a la vez muy negativa. También es un estado de permanente conflicto consigo mismo y con los que están a su alrededor.
A su vez hay tres categorías dentro de los que poseen una mente con una vibración tan baja, éstas son: con una mente gravemente perturbada, que son casos donde casi con toda seguridad hay patologías psicológicas graves que habría que atender con profesionales cualificados antes de ingresar en un Dojo; con una mente moderadamente perturbada, que son casos de personas bipolares, tanto están arriba como sumidos en las oscuras profundidades de su mente, son perfiles que yo también recomendaría que se pusieran en manos de profesionales sanitarios antes de asistir a un Dojo y con el asesoramiento que les den, seguro que les ayudaría a progresar en la disciplina, que a su vez, ésta sería un complemento para la mejora de su salud mental; y por último, levemente perturbada, estos perfiles parecen estudiantes normales hasta que les tratas en las dinámicas del Dojo, -tanto en la enseñanza como en las actividades lúdicas- y ves que hay algo que no encaja bien porque están en ese delgado límite que marca el allá y el acá y que tendrían que hacer un gran esfuerzo si quieren ingresar en la escuela y progresar en la disciplina.
A éstas últimas personas les suele gustar mucho el Arte, lo que hay que valorar por parte de la comunidad del Dojo, es si están dispuestos a asumir un gasto de energía y de tiempo tan grande para ayudar a esa persona, por otro lado, qué tipo de compromiso es capaz de desarrollar esa persona con la comunidad y con la disciplina, porque si es bajo, yo no me arriesgaría, dado que sería un desgaste muy grande para el conjunto del Dojo.
2º La mente obnubilada o embotada.- En este estado la mente está pasmada, torpe, olvidadiza, por ejemplo, no es capaz de retener los matices del trabajo técnico de una clase para otra o de una semana para la siguiente, de un mes para otro, de un trimestre para el siguiente o en un año formativo. Por otro lado le cuesta tener retentiva para la nomenclatura del Arte; otra de sus características es que está soñolienta, eso significa que es muy perezosa para afrontar cualquier aspecto de la disciplina, desde venir a clase con asiduidad, establecer retos propios, como establecer una práctica personal para superarse, por otro lado se puede manifestar cuando le cuesta o no tiene concentración sobre lo que está realizando, todo esto conlleva tener un estado de ánimo desganado, con falta de interés por las cosas y si se tiene es muy volátil, porque su densidad tiende a la inmovilidad tanto física como de pensamiento. Digamos que este estado está un poquito más allá de la dispersa o perturbada, de hecho, muchas veces en estos perfiles si predominan los cuadros depresivos y si éstos son intensos, pasaríamos a uno de los tres subestados de la mente dispersa o perturbada, es decir, habría una regresión al primer estado.
Esta estructura mental se podría conducir al siguiente tipo de distraída o descentrada, aunque solo fuera por periodos cortos o por rachas, que se utilizarían como cuando los marineros orientan sus velas con viento favorable para avanzar en sus travesías y así dar un salto a un estado superior de autocomprensión de sí mismo. Pero es una ambivalencia que hay que saber dirigir bien o siempre tirará más el estado anterior por ser más denso que el siguiente y salir de ahí implicaría un trabajo de superación personal que muchos no se dan cuenta que tienen que hacer y otros tantos siendo conscientes de ello no quieren hacerlo.
Por ejemplo, con estos perfiles mentales son los practicantes que constantemente están probando diferentes disciplinas pero no son capaces de establecerse y progresar en ninguna; también los hay que muestran un gran interés por aspectos concretos de la instrucción, pero éste se desvanece tan rápido como una nube en verano; otros casos son los adictos al sofá y a la televisión o a cualquier otra adicción con las tecnologías actuales de comunicación, donde el cultivo del cuerpo, de la mente, del pensamiento y del espíritu está completamente abandonados y son sustituidos por esa droga que embota la mente y donde confunde al pensamiento.
3º La mente distraída o descentrada.- También llamada “la mente mono,” porque tan pronto está aquí centrada, como corre tras de algo que llamo su atención. Es un estado que se da mucho en los meditadores noveles y que uno de sus cometidos es aquietar a ese mono que lo único que hace es moverse de rama en rama.
Pero, ¿cuáles son los motivos de que la mente del estudiante esté distraída o descentrada y ande de aquí para allá?
Cuando no se regula la vida ni se establecen prioridades, que debería ser el primero paso tanto para ir dando orden a la mente como para comenzar en la disciplina.
No cuidar la salud corporal y mental, ya vimos en el primer estado los problemas que puede ocasionar.
La respiración inestable, es el factor que crea más distracción y no permite al alumno centrarse en lo que está haciendo.
La apatía, el estudiante debe de hacer gala de una voluntad firme y tener su mente centrada en aquello en lo que está trabajando, de lo contrario, va a ver mucha desorientación y por lo tanto, intranquilidad en su mente.
Que le acompañe la incertidumbre en el proceso educativo, eso hace caer a muchos alumno y está claro que va a provocar agitación mental junto con muchas dudas sobre lo que está estudiando.
La falta de inspiración lleva a que la mente esté errante y no pueda centrarse en aquello que practica, también va a influir en la desmotivación del alumno.
La negligencia, es uno de los obstáculos que hace que los estudiantes se distraigan en la educación o la lleven a trompicones sin metas concretas, y claro, eso genera mucha inquietud interior.
El apego a los resultados, es otro de los impedimentos que descentra al alumno, también provoca obnubilación porque le hace perder la correcta visión de su proceso.
La ilusión, responsable de mucha inestabilidad mental y de mala comprensión sobre la disciplina.
La incapacidad para mantener una práctica constante y continua a lo largo del tiempo, es otra de las cosas que provoca la falta de centro, distrae mucho al alumno y es cuando el practicante lleva su proceso en constantes picos altos y bajos sin ninguna regularidad ni la consecución de ninguna meta.
La falta de focalización para mantener la concentración, tanto en cada cada ejercicio que se haga, como en cada clase, como en cada semana de práctica, como en cada mes, como en cada año, como en cada medio ciclo de aprendizaje, como en cada ciclo completo. Todo esto nos lleva a distinguir y aplicar distintos tipos y distintas intensidades de la concentración para evolucionar en la disciplina, al no hacerse, crea mucha confusión en la mente y la vuelve errante, despistada, caótica y desordenada.
Las inquietudes internas, que pueden ser familiares, laborales, personales, etc., todo esto desestabiliza a la mente que quiere concentrase para evolucionar, ésta es una de las razones de que el alumno establezca prioridades en su vida, al hacerlo, ya tiene un asidero externo para poder empezar a serenar su mente, el siguiente paso es con su diálogo interior.
El nerviosismo, es otro de los estados que no permite a la mente tener sosiego y tiene mucha relación con no saber respirar y no saber situar la respiración en el cuerpo.
Cuando no se adoptan las correctas posturas corporales, porque el lenguaje corporal y el mental están íntimamente conectados y se influencian mutuamente, por ejemplo, el saber sentarse correctamente está relacionado con tener una determinada actitud vital y ésta a su vez enlaza con el principio de Makoto.
No saber organizarse para realizar cualquier actividad, no pensemos en cosas trascendentales o de la enseñanza, puede ser cosas tan simples y triviales como ir a hacer la compra al supermercado.
No saber aplicar Omote y Ura cuando se práctica, de eso ya hable en su momento en una editorial que se titula: “Omote y Ura, el orden mental.”
Pero aún así, diré que los estudiantes no son conscientes del poder mental que hay detrás del Omote y del Ura cuando practican en el tatami. Lo suelen comprobar desde el mismo momento que se ponen a ello y la razón es muy simple, porque necesitan desarrollarse en: aunarse física y mentalmente para ejecutar la práctica con presencia y contenido; focalizar bien las técnicas que van a desarrollar y ver si lleva o no Omote – Omote, Ura – Ura; mantener una concentración constante en la acción durante el tiempo que dure el trabajo que les corresponde, que son la 4 repeticiones que tiene cada uno en su turno de práctica; recordar los detalles y los matices de cada principio para ejecutarlo de forma correcta en los dos roles, Uke y Tori; mantener en todo momento una actitud vigilante con el compañero para controlar y reconducir sus reacciones.
Cuando el estudiante es consciente de lo que provoca su desequilibrio y se pone manos a la obra para que todas esas dificultades no le impidan dar el salto al siguiente estado de su mente, es cuando comienza el verdadero Camino y la verdadera educación en Aikido o en cualquier otra disciplina, el no hacerlo, tiene como resultado empezar muchas cosas con entusiasmo, pero no ser capaz de terminar ninguna, otro caso es dejarse arrastrar por la inercia hasta que se cansa de realizar esa actividad o se le haya pasado la curiosidad que tenía, de ahí la importancia de establecer preferencias en el vida para que no se manifieste la mente mono que tanto arrastra al practicante de un lugar a otro.
Hay una cosa clara, para que se produzca el cambio en el estudiante solo es posible con el establecimiento de nuevos hábitos de pensamiento, de conducta y de relación con todo aquello que le rodea, eso implica que en el proceso de transformación debe de haber un esfuerzo continuado hasta que la mente esté dominada, calmada y centrada.
4º La mente centrada o focalizada.- En éste estado la mente está orientada en el objetivo a alcanzar, nada la perturba, es un momento donde se está aunado para evolucionar, eso quiere decir que el ruido externo que ocasionaba la mente mono, ni el diálogo interno de una mente vagabunda no le van afectar, porque con una mente focalizada hay un pensamiento claro sobre lo que se hace y se sabe discriminar entre lo correcto y lo incorrecto. Podemos decir que es una etapa de lucidez clara y diáfana donde el alumno es dueño de su proceso.
Es un tipo de mente productiva y proactiva en base a su poder. A su vez es una mente poderosa, porque allí donde se fija tiene mucha capacidad de penetración hasta identificarse con el objeto que focaliza, por ejemplo, un estudiante estabilizado en el estado de una mente centrada y focalizada, tiene muy claro por qué está en la disciplina y sabe qué hacer para llegar a la no mente o Mushin y todos sus esfuerzos y conocimientos están dirigidos a esa meta.
Eso no quiere decir que el alumno se vuelva un anacoreta y se retire del mundo abandonando sus responsabilidades, solo que sabe administrar y dedicar el tiempo y la atención justa a sus asuntos de una manera positiva y constructiva, sin que ningún estímulo proveniente de sus sentidos le pueda afectar ni le moleste, esto es producto de la calma y del sosiego que le aporta habitar en este estado de consciencia al tener centro (Hara) y a su vez utiliza el poder de la unidireccionalida de su mente en cada cosa que se aplica.
5º La mente calmada o dominada.- Es el estado donde la mente ya no fluctúa, está estable y gobernada por el practicante, eso quiere decir que la mente sigue proporcionando funcionalidad pero no está controlada por los estímulos que ofrece el mundo, tampoco por los deseos del ego ni por los apegos nacidos de éste, sino por una consciencia más pura que es un estado de luz reveladora para el practicante (Hikari).
Con este tipo de mente no hay dualidad, ¡sé es la Unidad! Por esa razón Tesshu es muy claro a éste respecto cuando remarca lo que es realmente importante dentro del proceso educativo del Budo y por lo tanto con el trabajo mental, así manifiesta que, “La técnica juega un importante papel, pero el trabajo espiritual es mucho más importante.”
Cuando el alumno no es capaz de afrontar el trabajo con su mente y se distrae con cosas banales que no le van a aportar nada, es porque “Los retrasos si los hay, se deben a que la mente no está dispuesta a ver o descartar,” Nisargadatta Maharaj, y con ese estado que tiene una completa ausencia de discriminación, es imposible progresar en la educación, porque "La mente no puede saber lo que está más allá de la mente, pero la mente se conoce por lo que está más allá de ella," por otro lado hay que saber que, “...La muerte de la mente (la común) es el nacimiento de la sabiduría” ibidem.
Como se puede apreciar, no se puede venir a un Dojo con una mente ordinaria y pretender acceder a un estado que está más allá de la mente común sin hacer ningún cambio vital que armonice y descubra la verdadera realidad del practicante, eso es como pretender construir una casa utilizando saliva como argamasa.
¡Entonces! Llegados aquí, deberías reflexionar seriamente sobre: ¿qué tipo de mente tienes ahora cuando practicas? Debes saber y comprender dónde te encuentras actualmente, después, tienes que aplicarte para aspirar ¿a qué tipo de mente quieres acceder para comenzar a progresar en tu práctica?
Ishana Pérez, Febrero de 2022.
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"El cambio es siempre el resultado final de todo verdadero aprendizaje."
Leo Buscaglia.
La evolución de un aikidoka, -tanto en la posición de estudiante como de enseñante-, está marcada por ciclos de búsqueda dentro de su afán por comprender e integrar el Aikido, éstas fases no tienen nada que ver con los grados, son momentos en que se persiguen determinados objetivos en función de los deseos y de las aspiraciones por progresar y descubrir qué es el Aikido, quizás la única etapa que se salve del deseo de conquista, sea la del final si antes se ha disuelto por completo el ego que todo lo desea y que con nada se satisface. De no ser así, aún en ese último periodo quedan resquicios de un anhelo oculto de algo que se quiere por insatisfacción o por una mala formación.
Si algún aikidoka dice que en ningún momento de su proceso no ha sentido ninguna de las fases que se enumeran más abajo, no es honesto o está realizando un Aikido terapéutico o lúdico, que desde mi punto de vista, no es Ai – Ki – Do, es otra cosa que él ha confundido con Aikido.
Tampoco veo que sea un procedimiento negativo, si se ve cada ciclo como un método de superación propia con discriminación y con un discernimiento lúcido de la comprensión del Arte del Aikido. El problema estaría si se enfocara mal y así quedar estancado en una determinada fase, o si se orienta la práctica como una mera curiosidad, en esos casos, cada etapa más que un beneficio es un perjuicio que aleja al practicante del ideal del Ai – Ki – Do, en un caso así, un aspirante curioso difícilmente consigue pasar de la primera fase según mi opinión.
Veamos las 8 etapas por la que pasa cualquier aikidoka en su proceso de evolución desde que inicia su Camino en Aikido.
1ª Etapa, la toma de contacto.- Es cuando se comienza en la disciplina y es un momento de curiosidad, de querer saber, también de disfrutar por el mundo que se abre ante sí. Es como cuando nos enamoramos, que no sabemos exactamente por qué, pero nos derretimos de sentimiento y estamos abiertos para sumergirnos en las nuevas expectativas que están ante nosotros.
¿Cuál es el problema en esta 1ª etapa?
El problema aquí es que toda esa inversión de energía inicial quede reducida a una curiosidad sin más transcendencia y sin ganas para seguir adelante descubriendo el Aikido, porque ya se sabe el dicho: “Muchos son los llamados y pocos los escogidos.”
2ª Etapa, el conocer.- Es cuando se quiere ver muchas formas de hacer Aikido, no te centras en las diferencias y los matices de las técnicas, más que nada lo que se pretende es ver diferentes Senseis, diferentes entornos, diferentes dinámicas, etc., digamos que es una fase de descubrimiento del entorno, de contraste con lo que se acaba de conocer y con lo que otros están haciendo.
Por lo tanto, está presente el “para qué,” eso es: para qué se hace esto, para qué éste Sensei trabaja de esta manera, para qué esa dinámica en las clases o en los seminarios, digamos que se intenta buscar la razón del objetivo que persigue tal o cual entorno y su formador.
Lo siguiente es el “qué,” qué hace en tal Kyu o en tal Dan, qué hace en los exámenes, qué hace tal Dojo en tal o cual cosa, etc., se busca el contenido de lo que se realiza.
Luego lo que llama la atención es el “cómo,” cómo hace esto o lo otro, cómo trabaja ese Sensei, cómo hace Shihonage, cómo trabajan los alumnos de tal Dojo, etc., se busca el método de cómo se realizan las cosas, cómo se organizan o cómo se dirigen.
Después se pasa al “con qué,” con qué organización cuenta, con qué experiencia cuenta, con qué desarrolla su trabajo, etc., se busca conocer el medio con el que realiza la enseñanza y su aval.
Es un momento de comunicar e interactuar con otros para conocerles, para saber cómo son y cómo funcionan, es una ocasión para entablar relaciones y vínculos.
¿Cuál es el problema en esta 2ª etapa?
El obstáculo aquí aparece cuando un practicante se pasa la vida de lugar en lugar, de visita en visita y no desarrolla el Aikido que se hace en su Dojo con su método, porque está claro que toda curiosidad debe de tener un límite y éste es cuando va a ser más perjudicial que beneficioso para el rendimiento y la formación del estudiante. También hay que contemplar aquí, que cuando hay muchos practicantes Ronin en un Dojo, la disrupción está garantizada, porque siempre estarán cuestionándolo todo y lo que es peor, sin conocimiento real del asunto porque les falta la madurez y la experiencia necesaria.
3ª Etapa, el ser fuerte y poderoso.- Es cuando se busca la efectividad y la contundencia en la técnica, digamos que aparece aquello de -visto desde el Uke-, “será vedad que me puede proyectar” o “no creo que sea capaz de controlarme” y claro, el otro va a amarrar para que no se le escape -visto desde el Tori-, cuando se producen esas dinámicas y están bien enfocadas, se desarrolla una practica muy intensa, cuando se enfoca mal, es una pelea de perros que hacen de todo menos Aikido.
También es una fase para desarrollarse físicamente a la vez que técnicamente, son momentos de practica muy intensa buscando la eficacia de las técnicas. Es muy común esta etapa en gente joven con mucha energía física y con ganas de experimentar si el Aikido es de verdad útil. También hay que decir, que no se ha penetrado en la sutileza y en lo que esconde el Aikido, que sería el Ura del asunto y que aún no se es capaz de ver, porque falta tiempo, falta maduración, falta investigación y sobre todo, falta mucho conocimiento sobre los principios que lo sustentan.
¿Cuál es el problema en esta 3ª etapa?
Aquí el problema sale cuando el alumno por culpa del uso de la contundencia se vuelve insensible y rudo, con el consiguiente inconveniente de que puede romper o dañar a su compañero de practica como así mismo, -los demás están vivos y también pueden responder a las acciones contundentes-, esto pasa porque no se es capaz de adaptarse al nivel y a la condición del otro. Es una fase a la que pocos aikidokas escapan, hasta que recapacitan y se dan cuenta de que eso no es AI – KI – DO.
También existen los que se quedan anclados ahí y no son capaces de ir más allá, toda una lastima por ser atraídos por el espejismo de la fuerza y el poder brusco, habría que recordarles el capítulo XXXIII del Tao Te King cuando dice aquello de:
"El que conoce a los demás es inteligente.
El se conoce a sí mismo es iluminado.
El que vence a los demás es fuerte.
El que se vence a sí mismo es la fuerza."
4ª Etapa, de la habilidad.- Es cuando se quiere adquirir destreza con la técnica y aquí sí entra el fijar la atención en los diferentes y variados matices del desarrollo de la Waza. Es cuando te planteas si me responde así, yo le hago esto o lo otro.
Normalmente se llega a esta fase por haberse estrellado muchas veces en la anterior y ver que hay algo que no está funcionando como debiera y en un alto porcentaje, es cuando se tropiezan con practicantes que tienen un trabajo mucho más sutil, de ahí el fracasar al intentar imponerse con los recursos que se poseían en la etapa anterior. Esto también demuestra que el alumno tiene cierta perspicacia y sigue en la búsqueda de una mejorar, lo cual dice mucho de él.
Si se hacen visitas a otros entornos como en la 2ª etapa, ya la atención va dirigida a objetivos concretos desde el punto de vista técnico, para ver cómo tal o cual Sensei hace esto o lo otro, es decir, ya la curiosidad está dotada de conocimiento que se quiere ampliar para consolidarse con la técnica.
Es un momento donde también hace aparición el refinamiento y la calidad al trabajar más con la energía (Ki) que con la contundencia y lo curioso es que se descubre que ésta es más poderosa que cuando solo se animaba la técnica con la mecánica física, dato muy revelador que lleva al practicante a una nueva realidad en su hacer.
¿Cuál es el problema en esta 4ª etapa?
El obstáculo aparece aquí cuando el alumno se queda en la coreografía, en una imitación sin contenido, porque confunde la habilidad con la teatralidad, es decir, presta más atención a la dinámica junto a la fluidez, que buscar el núcleo del asunto de por qué la técnica funciona de esta o de esta otra manera realizando esto o lo otro.
5ª Etapa, la puesta a prueba.- Es cuando te pones aprueba y te mides con otros aikidokas y otras formas de hacer Aikido, es un periodo que coincide con la etapa de Shugyo que todo estudiante debería realizar cuando concluya su formación de base y esté afianzado en ella.
Medirse no se debe de confundir con competir, lo que se quiere hacer es poner aprueba todos los principios que se han estudiado al igual que los diferentes matices que se conocen, que se han trabajado y que se tienen asimilados, aunque se haga la forma (la técnica) de distinta manera e incluso opuesta a lo que te han enseñado en tu formación elemental.
Este periodo no se debe afrontar sin haberse formado bien y estar bien establecido en las bases del Aikido, más que nada porque no se va a disponer de recursos cuando se necesiten para poder solventar todos los inconvenientes con los cuales nos vamos a encontrar. Es un trabajo muy interesante para cultivar el interior de uno y las reacciones que podemos tener hacia los otros.
¿Cuál es el problema en esta 5ª etapa?
Confundir el ponerse aprueba con competir, ver al otro como un adversario hostil en vez de mirarlo como un medio para la superación y el refinamiento técnico, porque nos está señalando nuestras fisuras.
6ª Etapa, la de la sutiliza.- Es cuando se quiere ser sutil y se focaliza el trabajo en el uso del Hara junto con la geometría del movimiento, esto se aprecia cuando se ve que con casi nada se puede desequilibrar o proyectar a alguien y desde fuera no se sabe exactamente cómo ha ocurrido.
Es una etapa muy relacionada con la economía del movimiento y el justo Time. Por ejemplo, eso pasa cuando vemos trabajos de Senseis con una larga trayectoria y que han llegado a un estado de desarrollo muy alto por pulir su Aikido durante muchos años, dando la sensación de que no hacen nada, sin embargo, el Uke siempre anda por los suelos o sometido con un contacto muy sutil.
Es una etapa en la cual uno tiene otro gran despertar hacia una realidad que no se había imaginado, la razón es muy simple, porque se han sensibilizado todos los sentidos y la delicadeza junto con la exquisitez en la técnica es muy grande.
¿Cuál es el problema en esta 6ª etapa?
Aquí nos volvemos a encontrar otra vez cuando el practicante cae en lo fantástico, lo ilusorio, lo irreal y lo peor de todo, él se siente satisfecho creyendo que lo está haciendo bien.
Se suele dar cuando un aprendiz imita a su referente sin tener el poder ni los conocimiento de ésta etapa de sutiliza, es decir, quiere dar grandes zancadas con zapatos que le quedan muy grandes y aún así pretende correr.
Quedarse anclado en la etapa 3ª de una forma burda, porque en esta fase es muy común la intermitencia, quiero decir, se puede tener la predisposición inicial de trabajar sutil, pero si en algún momento no funciona, -normalmente siempre es por culpa del que dirige la acción-, se recurre a la fuerza o a una acción basta para imponerse sobre el otro.
7ª Etapa, la reafirmación en sí.- Es cuando quieres ser tú, ya has probado muchas formas de hacer, has visitado muchos entornos, has conocidos a muchos Senseis y durante este periplo te has identificado con uno de ellos, -también puede pasar que sea del mismo entorno del Dojo propio de formación inicial- y por lo tanto, tienes muy clara la forma de Aikido que quieres hacer y te consagras a desarrollarla y a sublimarla día tras día, teniendo siempre presente la fuente de donde has bebido.
Digamos que es un momento de cosechar todo lo plantado, e incluso de hacer aportaciones avaladas por el tiempo de búsqueda, por contrastar la información que se poseía, junto con los conocimientos, el tiempo de desarrollo y el tiempo de perfección que se ha invertido.
Se hace un Aikido propio y expresado con la personalidad que se tiene, aunque siempre está presente la sombra del referente de donde uno se ha alimentado y ha construido lo que produce. Por eso es una reafirmación en sí, porque se a logrado lo que se anhelaba y con lo que uno se quería identificar.
¿Cuál es el problema en esta 7ª etapa?
El problema surge cuando no se tiene claro qué Aikido se hace e imitas a éste y al otro y el practicante no se ha consagrado ha desarrollar ninguno, eso es producto por no haberse decantado por una determinada forma de hacer en la 2ª etapa y así se tiene un revoltijo de cosas que no se sabe cómo tejer.
Es muy fácil detectar a un practicante con estos problemas, porque su construcción técnica es anárquica y carente de coherencia, eso quiere decir, que tan pronto están haciendo esto como lo otro sin ton ni son.
Es un obstáculo que le suele pasar a muchos aikidokas que se quedan encerrados en la fase 2ª y pueden llevar practicando Aikido 15 ó 20 años y aún no tienen las cosas claras en sus mentes.
8ª Etapa, de la libertad.- Es un momento donde ya preocupan pocas cosas y solo hay un interés, que es, practicar, practicar y volver a practicar a la vez que se quiere transmitir lo que se posee.
Se tienen las cosas muy claras y se va en busca del ideal de cualquier Budo, -si no se posee ya-, esto es, Mu Shin junto con Takemusu Aiki. De aquí en adelante solo queda la infinitud junto con la realización del Ser.
¿Cuál es el problema en esta 8ª etapa?
Haberse desarrollado mal en las demás y querer realizar ésta sin experiencia ni conocimiento, en casos así habría que recordar el proverbio Suajili: “Si no tienes el tiempo de hacerlo bien, ¿cómo hallarás el tiempo para hacerlo de nuevo?”
Ishana Pérez, de Enero 2022.
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“El resultado de lo grande, es gracias al cultivo, al refinamiento y a la perfección de lo pequeño”
Hace tiempo que escribí un editorial que se llamo, “Continente y contenido,” ahora con este escrito quiero ampliar e ir más allá dentro del mismo campo, de ahí el título de la editorial de este mes.
¿Por qué es importante la forma?
La forma es valiosa porque es la sabiduría del Arte que se practica, por otro lado es la compilación de los distintos conocimientos, -que pueden ser técnicos, tácticos o estratégicos-, desarrollados a lo largo del tiempo por los diferentes referentes, que luego los transmitieron en herencia a las futuras generaciones. Tampoco debemos olvidar que la forma es un ente vivo que evoluciona, que se desarrolla y que muta con el paso del tiempo por las aportaciones de los sucesivos practicantes, también encierra la aplicación práctica de la técnica que se remonta a cuando era una cuestión de supervivencia en los campos de batalla o en los duelos singulares entre individuos.
Por otro lado, contiene las claves del Do que es común a todo Budo, lo único que cambia es la forma de ejecución técnica y particular de cada disciplina. Ésta búsqueda de lo transcendental fue producto del abandono de los campos de batalla y por los largos periodos de paz que invitaban a la reflexión y la búsqueda interior. Tampoco debemos olvidar, que gracias a ese cambio muchas Artes han llegado a nosotros y no se perdieron en el tiempo.
Así mismo cuando se va dominando la forma, implica el desarrollo del cuerpo y el cultivo de la salud. Otro aspecto que no debemos de perder de vista, es que su desarrollo va a aumentar las habilidades psicofísicas del practicante y de ésta manera la calidad de su vida y el desarrollo integral de su persona.
Enmarcado la forma en un sentido general y de una manera muy sintética, ahora vamos a ver cómo se le da vida a ésta (a la Waza o la técnica) para realizar la disciplina de forma correcta y acorde a la tradición.
La primera animación de la forma se puede considerar cuando hay una unificación estructural para moverse como una unidad en el espacio, es decir, el cuerpo se desplaza bajo un centro estable y controlador de la cinética, en cualquiera de las distintas circunstancias para el desarrollo del ataque y de la defensa.
Por otro lado, lo segundo, es el aporte de vida con el flujo de la energía vital o Ki (Qi, Prana) que todo ser posee y que es capaz de movilizar, para ello hay que contemplar un hecho inequívoco en cualquier tradición oriental con respecto a la animación de la forma y es que tiene una unión inseparable con la respiración, de hecho, cuando ésta abandona el cuerpo la vida se acaba, “Soplar y escuchar la respiración; liberarse del aire gastado y tomar el aire fresco. El oso y el pájaro trabajan por la vida… El cuerpo pertenece al corazón. El corazón pertenece al Qi. El Qi pertenece a la mente. La mente pertenece a la nada.” Kang Zhuangzi. Así que cuando el aliento vital abandona la envoltura física, también desaparece la forma.
Pero, ¿cómo se desarrolla y se moviliza el Ki en la forma?
Lo primero que hay que desarrollar es la energía consciente para “Aprender a escuchar lo progresivo, lo rápido, lo duro y lo suave: esta habilidad no es fruto del ver ni del oír, puesto que la precisión de una respuesta exacta proviene de la sensación,” Kuo Lien – Ying, así pues si no somos capaces de percibirnos, está claro que no vamos a poder escuchar lo que la forma nos quiere transmitir y mucho menos tomar consciencia y dirigir nuestra energía hacia donde se requiera para lograr su efectividad.
Entonces, el primer paso es aprender a respirar y saber usar ésta dentro del contexto de la forma de una manera provechosa, para después poder hacer uso de ella con la técnica. Si hay un ejercicio en Aikido que nos aporta todos estos aspectos y muchos más dentro del aprendizaje es el ejercicio de Kokyu – Ho o el ejercicio del poder respiratorio. Yo creo que en una amplia mayoría de practicantes, cuando hacen el ejercicio de Kokyu – Ho no son conscientes de sus aportes y de sus beneficios, porque primero, es una práctica que facilita sentir el Ki en unión con el compañero y en segundo lugar, si se es capaz de observarlo y sentirlo con sensibilidad, luego se podrá aplicar de maneras muy diversas en muchas circunstancias con los dos roles, el del Uke y el del Tori.
Por qué digo esto, porque a muchos se les pasa desapercibido de que es un ejercicio que regula el cuerpo, dado que los dos practicantes tienen que adoptar una postura correcta para realizarlo; el trabajo mental por ambas partes es clave para hacer que la energía sea proyectada y expandida a través de brazos y manos, al igual que la capacidad para saberla recibir; si no se es capaz de regular la respiración, no se va a poder hacer la forma correcta y tampoco va a ser efectiva, a la vez que enlaza con otro aspecto de la regulación del cuerpo, porque hay que cultivar el relax en todo momento de la ejecución pero con presencia energética y si no se es capaz de respirar bien no se obtendrá ese estado de distensión tan necesario para poder realizarlo correctamente, ¡vuelvo a insistir otra vez! En los dos roles.
Todo practicante que después de conocer la base del Arte (el Kihon) y sigue sin apoyar su trabajo técnico en una forma que no contenga animación vital, siempre tendrán una visión limitada de la disciplina. Por el contrario, aquellos que basen su hacer en los fundamentos esenciales influyéndoles vida, siempre pueden cambiar la apariencia de su ejecución (las variaciones de la técnica), pero ésta siempre estará dotada de vida y de poder independientemente del gesto técnico que hagan.
La definición del Kanji del Ki es aquello que contiene “Vitalidad, disposición del ánimo,” o como concepto es un “Flujo de energía vital” constante y manifiesto en todas las cosas. Hay que ser capaz de generar, controlar y dirigir ese potencial que está presente en todo practicante y es en ese mismo momento cuando le insuflamos vida a la técnica que estemos realizando, entonces la práctica adquirirá otra dimensión muy distinta.
Hay que recordar que para hacerlo ya se ha visto antes que una parte es la respiración y las otras dos son la concentración y la meditación. De esta manera liberamos el potencial latente en el interior de todo aikidoka, por eso Yagyû Munerori en su texto, Trasmisión Familiar en el Arte de la Guerra, libro 3º, Sin Espada en el aparatado, “Gran potencial y gran función,” dice: “Todas las cosas tienen un cuerpo y una función. Por ejemplo, un arco es un cuerpo, mientras que tensar, disparar y dar en el blanco son las funciones del arco. Una lámpara es un cuerpo, su función es la luz. El agua es un cuerpo, la humedad es la función del agua. Un duraznero es un cuerpo, sus funciones son la fragancia y el color. Una espada es un cuerpo, cortar y penetrar son sus funciones.” Si tenemos el potencial pero no desarrollamos la función, el trabajo con la técnica nos servirá para nada, por eso sigue añadiendo: “En consecuencia, el cuerpo es potencial, mientras que la existencia de las diversas capacidades que se manifiestan exteriormente se denominan funciones.
Dado que un duraznero tiene un cuerpo, sus flores brotan de este cuerpo, brindando su aroma y su color. Del mismo modo, la función permanece y obra en lo exterior; aproximarse, atacar, apariencia e intensión, modalidades agresivas y pasivas, proyectar diversas impresiones, etc., manifiestan una acción externa dado que el potencial está disponible en el interior. Dicha acción se denomina función.”
Esto me lleva a otra reflexión y es la predisposición voluntariosa del practicante para llevar a cabo con éxito el animar la forma con vida, esto también es expresado por Yagyû en su libro 1º, La Espada Mortal en el apartado “Ánimo y voluntad” cuando dice: “…La voluntad es como el amo de una casa, mientras que el ánimo es como el sirviente. La voluntad está en el interior y se sirve del ánimo.”
Pienso que muchos practicantes no se desarrollan por lo débil de su voluntad entre otras cosas, porque para movilizar el Ki por el cuerpo se necesita hacer mucho acopio de ella inicialmente, ya luego, las cosas cambian porque el sirviente ya está educado y hace correctamente su función sin necesidad de mandarle.
“Las actividades artísticas, generalmente, encierran un significado interior o tradicional secreta, -yo creo que lo secreto aquí se puede entender como la falta de conocimiento en el Arte-, inasequible para el principiante, -por su falta de madurez es imposible que pueda acceder a conocimientos superiores, aún mostrándoselos- y otro exterior o superficial -que es por donde siempre tiene que comenzar el neófito teniendo un compromiso serio-; pero en combate no existen conceptos tales como ‘superficialmente’ o cortar con ‘profundidad’. Cuando imparto mis instrucciones sobre el Camino, primero enseño, mediante la práctica con técnicas sencillas de entender para el discípulo, una doctrina que es también fácil de comprender, -cosa a tener muy en cuenta si en la tradición se recomienda esta forma de proceder, de ahí por ejemplo que en Aikido esté el ejercicio de Kokyu – Ho que comenté más arriba-. Poco a poco, de acuerdo siempre con el progreso del discípulo, voy procurando explicar los principios profundos, las cuestiones que apenas es posible aprender.” Miyamoto Musashi. Está claro que el discípulo debe ser aplicado para avanzar en el conocimiento del Arte que practica, pero, ¡y si no lo es!, ¿qué hacer en esos casos?
Hacer un Arte como el Aikido y no infundir vida a sus técnicas, es estar realizando una coreografía o un simple ejercicio terapéutico que nada tiene que ver con su significado real de AI – KI – DO y lo que debe de aportar a su practicante.
Ishana Pérez, Diciembre de 2021.
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“A buen entendedor, pocas palabras bastan”
Sin entendimiento no puede manifestarse la habilidad, cuando nace éste componen una de las dos pierna necesarias para andar por la disciplina del Aikido.
La definición de la RAE para entendimiento es, "Potencia del alma, en virtud de la cual concibe las cosas, las compara, las juzga, e induce y deduce otras de las que ya conoce," es una definición que se adapta completamente a la metodología y al proceso evolutivo que tiene que hacer un practicante de Aikido para superarse de nivel en nivel.
Después de haber aprehendido y captado bien junto con un ejercicio continuado hace aparición la aptitud, la pericia, el talento y por último, la maestría en lo que se realiza.
También se puede decir que un practicante es competente en lo que hace y cumple con solvencia manifiesta el desempeño de la disciplina que practica cuando hace gala de esas dos capacidades. Hay que matizar que puede haber habilidad innata o desarrollada por el ejercicio continuado a lo largo del tiempo, igualmente hay que contemplar la posibilidad de que ambas cuestionen se puedan complementar en un practicante, pero lo que no quita en cualquiera de las tres posibilidades, es que hay que emplearse afondo si se quiere desarrollar la excelencia para acceder a un nivel superior.
Cualquier practicante funciona bajo la comprensión que tengan al momento del desarrollo en el que está en la disciplina, una prueba de eso son los estados o métodos para la evolución del alumno, que si se analizan bien, se observará que van complementando compresión con habilidad simultáneamente para el correcto desarrollo de la técnica, eso siempre y cuando el estudiante se impregne del estado o método en el cual se está desarrollando.
Lo mismo pasaría con la metodología tradicional de Shu , Ha , Ri y en relación a la comprensión, si un alumno que está en la etapa de Shu oye hablar a dos practicantes que están desarrollados en un nivel de Ri, su conversación le sonará a marciana y ya no digamos cuando les ve trabajando con la Waza, por eso es importante saber cuál es la posición de cada cual dentro del proceso y funcionar acorde a la comprensión de esa fase del aprendizaje y no meterse en camisa de once varas, más que nada porque todo va a llegar si se sigue el proceso con constancia y continuidad.
Igualmente pasaría con los grados en Aikido, si el alumno los desarrolla con rigor y comprende lo que tiene que hacer en cada fase, a la vez que va puliendo la destreza que correspondería a cada escalón del proceso, el entendimiento y la habilidad va cambiando, porque no es lo mismo la comprensión y la pericia que posee un 4º Kyu que un 5º Dan.
El entendimiento y el desarrollo de la habilidad también se puede manifestar por el Aikido que posea y que desarrolle cada estudiante en base a la condición física de la que goza, independientemente de la edad que se tenga o el grado que se posea, por ejemplo, los practicantes que poseen poca flexibilidad corporal, siempre harán un Aikido más físico por las limitaciones de su cuerpo, hasta que la propia edad los descarte por demasiados rígidos.
La OMS define las habilidades para la vida o las competencias psicosociales como, “Aquellas aptitudes necesarias para que una persona pueda enfrentarse exitosamente a las exigencias y desafíos de la vida diaria” y es un hecho que es lo que también pretende integrar la educación del Aikido en cada practicante, en base a lo que producimos dentro del tatami, que luego hay que hacerlo extensible a la cotidianidad de cada uno, porque de no ser así, para poco o nada nos va a servir practicar Aikido, por esa razón la definición de la OMS es totalmente acorde a los principios y a la filosofía de nuestra disciplina.
Para acceder a la educación del Aikido es necesario disponer de una serie de competencias básicas cognitivas, actitudinales y una predisposición emocional en positivo.
Comenzaremos con una serie de habilidades sociales como:
La empatía.- Siempre hace falta ponerse en los zapatos del otro y eso se aprende con el trabajo del Uke (el que recibe la acción), que tiene dos dimensiones, la propia del trabajo técnico, como saber entender, comprender y apoyar al compañero de evolución.
La comunicación asertiva.- La comunicación es la base del proceso para todos los implicados en él y si se hace con asertividad mucho mejor, porque eso va haciendo madurar al estudiante según profundice en los distintos contenidos de su aprendizaje.
Las relaciones interpersonales.- El vínculo entre los miembros de la escuela es la base para hacer que el Dojo sea un lugar armonioso, como para crear el caldo de cultivo para que haya una buena plataforma para el aprendizaje y la evolución. Por esa razón es un aspecto a cuidar y cultivar por todos los integrantes que componen la escuela.
Luego hay que abordar las habilidades personales que las podemos resumir en:
Tener autoconocimiento.- Antes de acceder a la disciplina las personas deben de tener un mínimo conocimiento de sí mismas, más que nada para orientar bien su compromiso con la disciplina, ya luego, el propio Aikido con sus principios va produciendo un autodescubrimiento de los talentos y de las capacidades, al igual que una consciencia de sí durante el proceso formativo.
La toma de decisiones.- Si hay algo que se hace constantemente bien sea consciente o inconsciente es la toma de decisiones al practicar, por ejemplo, la aplicación del Irimi (penetrar) o del Tenkan (rotar o dejar pasar). Esto tiene un Ura (lo que no se ve a simple vista) que es no solo hacerlo en la aplicación de la técnica, sino también para saber qué Camino se debe tomar dentro del proceso educativo según se va accediendo y sobrepasando las distintas etapas.
Hay que resaltar que esos dos aspectos se van desarrollando al asumir las distintas responsabilidades en base a las elecciones que se hayan hecho, por ejemplo, si pasa el tiempo y no se asume un compromiso serio con cualquiera de los método disponibles para avanzar, está claro que no se va a manifestar el progreso, por lo tanto, no hay posible queja a nadie porque ha sido una elección libre y voluntaria.
La resolución de problemas.- Es otra de las manifestaciones de la madurez del alumno y se relaciona con el cultivo de la parte asertiva. Un alumno que constantemente es dependiente de su Sensei, es un practicante que nunca va a ser independiente, esto también denota una inseguridad interna, también cabe la posibilidad que no se haya asimilado la correcta educación en la disciplina.
Por otro lado está el abordar la resolución de los obstáculos comunes para todo el colectivo que frenan el buen curso del Dojo, bien sea dentro del campo educativo como en la administración de la escuela.
El pensamiento creativo.- Aspecto clave para ampliar la comprensión del practicante, sin él siempre se estará atado y esclavo de conceptos y comportamientos rígidos y limitantes.
Por otro lado, se necesita el pensamiento creativo para buscar alternativas e innovar, por eso es muy importante que llegado el momento el estudiante lo desarrolle plenamente.
El manejo de las emociones.- Es otro aspecto clave dentro de la evolución del estudiantes, porque es muy importante que el alumno sepa gestionar y conducir sus emociones, eso también denota madurez como persona y como aikidoka.
Dentro de las emociones que constantemente se están manejando, hay una que suele ser muy común en los practicantes de artes marciales, ésta es la agresividad. En la filosofía como en los planteamientos técnicos del Aikido encontramos muchas claves para saber cómo gestionarla y cómo sublimarla, porque puede ser muy destructiva para el alumno sino la reconduce bien.
La conducción del estrés.- Parte fundamental para llegar a cotas altas dentro de la disciplina, de hecho, tiene aspectos concretos dentro del apartado técnico para desarrollarse, por ejemplo, cuando un Tori (el que realiza la acción) es atacado por 2, 3 ó 4 compañeros. En otros casos es la propia dinámica que marque el Sensei en las clases especiales para los Yudanshas, en los intensivos de Aikido o en los de meditación, en la Hatha-Yoga, etc.
Si no hay un buen gobierno de la tensión, de la ansiedad, de la fatiga, del agotamiento o la angustia, eso muestra que existe poco autocontrol del alumno sobre su persona y su mente, porque la práctica del Aikido como la de cualquier otro Budo, implica tanto un conocimiento como un control del practicante y eso se aprende según se avanza en el proceso de educativo.
El pretender desarrollar la habilidad sin el entendimiento es estar tuerto en la disciplina, puede que haya pericia en hacer las técnicas, pero también estará presente una completa ignorancia de lo que es en realidad el Arte.
Es muy común que muchos practicantes solo persigan adquirir maña en el Aikido, pero están condenados a tener una vida insulsa porque les falta la verdadera comprensión, porque “No hay algo que conozcamos que no provenga de la percepción de los sentidos, de la comprensión del alma y del entendimiento de la mente.” Aristóteles.
Ishana Pérez, Noviembre de 2021.
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“El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional”.
Buda.
Si hay algo que está presente en el mundo marcial es la presencia del dolor, bien porque nos los infligen o nos lo autoinfligimos, que en un gran número de casos ésta segunda opción es muy común en el Aikido.
El dolor es una experiencia o una sensación bien sea sensorial, motivacional o cognitiva que nos causa un daño, éste puede ser real o potencial y merma nuestras capacidades para actuar. También está la intensidad del mismo, que puede ser leve, una molestia localizada, un dolor intenso o un mal que se vuelve crónico, en el caso del Aikido estas tres últimas opciones se van a manifestar según la intensidad que se ponga en la aplicación de las técnicas y en la capacidad de recepcionarlas por quién las soporta.
¿Cómo se manifiesta el dolor en Aikido?
El dolor se revela en Aikido cuando de entrada los practicantes no hacen un buen acondicionamiento para ejercitarse en él; ya dentro de la ejecución técnica, se manifiesta porque no hay una buena alineación estructural para favorecer la buena dinámica en la ejecución de la Waza (la técnica); por otro lado, está el mal uso que se hace de los apoyos que están en contacto con el tatami, que cuando se utilizan mal tiene nefastas consecuencias y se relaciona directamente con la incorrecta alineación estructural, por ejemplo, eso suele pasar en las rotaciones que van dañando las rodillas por no utilizar bien los metatarsos y hay que ser consciente que en Aikido rotamos mucho. Otro de los casos es cuando hay carencias de conocimientos para realizar la correcta ejecución de cualquier principio, por ejemplo en los Ukemis, que está claro que como no haya una buena ejecución el leñazo contra el suelo está garantizado y por lo tanto, el sufrir dolor es una certeza clara; también nos encontramos la posibilidad de adoptar un patrón de movimiento incorrecto y en base a la repetición continua se va produciendo dolor, a la vez que se va dañando el miembro con el cual lo estamos ejecutando.
Entonces,¿cómo se afronta el dolor?
Como dice la cita de Buda, podemos evitar el dolor, pero enmarañarse día tras día en el sufrimiento eso ya es una opción por falta de comprensión del alumno. En un alto porcentaje, -salvo que nos tropecemos con alguien muy ruin en la práctica-, el 90% de cosos es por no seguir el principio de Ai - Ki, es decir, no utilizar nuestra energía con armonía, eso se traduce en no dejarse llevar cuando se comienza en la disciplina, no colaborar con el otro, no tener una participación activa y creativa en el Keiko, no ser flexible en todos los aspectos, por pararse a pensar empecinadamente, por intentar imponerse con modos rudos en la ejecución, por carecer de sensibilidad, por estar embotado mentalmente, por carecer de discernimiento, etc.
Cuando pasan todas esas cosas, inmediatamente hace aparición el dolor y deberíamos de tomárnoslo como un aviso de que lo que estamos haciendo está mal y poner todos los medios por nuestra parte para corregir nuestras acciones y nuestras actitudes, con el objetivo de que desaparezca de nuestra práctica todos esos obstáculos porque nos hacen sufrir y si le ponemos remedio se puede disfrutar del Aikido con alegría.
¿Cuántos tipos de dolor hay en Aikido?
Existen tanto como resistencias, oposición y rebeldía que tenga el practicante cuando se ejercita. Para hacerlo más concreto voy a dar una serie de ejemplos en un sentido general, que van a ilustrar los diferentes tipos de dolor:
Según su duración.- Si pasa el tiempo y sigue persistiendo ese dolor en esa zona de tu cuerpo o en tu mente que te entorpece practicar plenamente, hay algo que no se está realizando bien cada vez que haces Keiko, porque debería haber buenas sensaciones al practicar correctamente, que son, por el hecho de haber practicado bien hay un estado de bienestar tanto en lo físico, en la emoción y como en tu mente.
Según la testarudez del alumno.- Muchas veces nos comunican las cosas, en otras ocasiones nos las muestran, pero nosotros seguimos con esa actitud tozuda de chocar una y otra vez contra el muro de la incomprensión y claro, el dolor siempre hace aparición en sus distintas intensidades y éstas van a estar relacionadas con las veces que nos hemos dado de bruces contra ese muro negligente.
Por ejemplo, si siempre estás tropezando con un elemento técnico y no pones remedio, está claro que inicialmente hay un problema de actitud, -el aspecto mental- y la otra traba es la de la habilidad, -porque no integras el elemento técnico a pesar que lo repites una y otra vez-, eso al prolongarlo a través del tiempo va a producir un sufrimiento crónico, que se perciba o no es una cuestión de tener una mente despierta a esa realidad, por eso dije antes que la carencia de discernimiento lleva inevitablemente al sufrimiento.
Según la localización corporal.- Si al hacer Ukemis siempre te molesta una determinada zona del cuerpo, está claro que al hacerlo te estrellas siempre en el mismo lugar, entonces, ¿por qué no le pones remedio? Otro caso muy común es cuando te hacen Nikkyo y siempre te tensas por miedo al dolor, eso quiere decir que aún no has integrado bien la acción-reacción, no exhalas al sentir la aplicación, no tienes la alineación estructural correcta a la situación, porque llevas el centro de gravedad atrás y por tu temor haces que se intensifique el Nikkyo del compañero, entonces, ¿a qué esperas para integrar todos esos aspectos y en vez de sufrir con el Nikkyo disfrutar con él?
Según la dinámica.- Si al ser conducido siempre chocas con el mismo problema, que suele ser casi siempre con un Atemi por tu rigidez, por quedarte atrás, por no mover los pies…, está claro que de esa manera no vas a poder interactuar con el compañero, por otro lado, es obvio que no vas a progresar. Otro caso muy usual es que siempre llevas el culo atrás cada vez que te conducen y por lo tanto tu respuesta es deficiente, ¿a qué esperas para corregir esa actitud de resistencia inútil que te frena para el disfrute de la práctica?
Según la intensidad.- Si siempre estás en tu zona de confort, está claro que cuando practiques con alguien de mayor nivel y que trabaje con más intensidad las técnicas, hay una realidad clara, vas a sufrir por tu falta de adaptabilidad y por tu pereza.
Según los factores del control del dolor.- Hay un hecho claro y rotundo, la mejor manera de controlar el dolor es a través de la respiración, entonces, ¿por qué pierdes el tiempo y no aprendes a respirar correctamente? También está el factor que la tienes que saber integrar en la dinámica en la cual estás inmerso.
El otro factor de control del dolor es estar relajado en la práctica (y no hablo de laxitud), que lo tienes que acompañar con tener presencia en la acción, ¿a qué estas esperando para integrarlo?
Otro caso es la fluidez que debes de poseer en la dinámica para que no aparezca el dolor, entonces, ¿cuándo vas a aprender a mover los pies para seguir al compañero allí donde vaya?
Según los niveles de evolución.- Si accedes a un nivel, grado o etapa para la cual no estás preparado, hay una realidad evidente y es que vas a sufrir mucho, simple y llanamente porque no estás preparado para soportar una experiencia de ese tipo, es como si un conductor normal quiere acceder a una carrera de fórmula 1, está claro que nada más mover el coche la estallada va a ser monumental.
Aunque haya mencionado someramente algunos aspectos claves, quisiera ahora hacer una inmersión algo más concreta y también vista desde otros ángulos sobre los siguientes puntos:
El dolor técnico.- Debes saber todos los pasos para aplicar cada técnica, al igual que también debes de conocer las reacciones básicas del Kihon para saberlas recibir.
También es importante tener en cuenta en éste apartado del dolor técnico, el aspecto conductor de la rehabilitación después de haber tenido un accidente con una técnica, porque cada vez que duela en la parte lesionada, está claro que estás sobrepasando tus capacidades de recuperación y casi seguro que lo estás haciendo mal.
Hay que contemplar la importancia de no lesionarse con las técnicas por motu propio, como tampoco romper a nadie, porque es por todos sabido lo que condiciona la vida personal, la laboral y la autosuficiencia del estudiante en el día a día.
Los dolores por resistirse a la acción del otro.- Si ves que el otro no es capaz de seguirte, ¿por qué le aplicas contundencia a las técnicas? No es mejor adaptarte a él y luego someterlo bajo tu ritmo, en vez de estar constantemente rompiendo el concierto entre ambos.
El dolor por violencia.- ¿Por qué aplicas violencia en la práctica? Si te respondes a esa pregunta, seguro que la comprensión de ti y sobre lo que haces cambiará. Por otro lado, si eres propenso a actuar con rudeza, con fuerza desmedida y con cierta ira, ¿por qué practicas Aikido? me da que te has equivocado de lugar y si antes de llegar has leído o te has informado algo sobre él, no has entendido nada de nada.
El dolor en las técnicas de control (Katame Waza) y en las técnicas de proyección (Nage Waza).- Hay dos actitudes que hay que hacerse mirar cuando se trabaje en éstos dos apartados y son las siguientes:
En las técnicas de control (visto desde el Tori), no mantienes el correcto Ma - ai, te has desplazado antes de tiempo, has desequilibrado mal, se percibe que el Uke se puede escapar en cualquier momento, pero cumple con su deber de colaboración para ayudarte, no lo conduces bien, pero cuando llega el momento de aplicar el principio de control lo haces contundentemente, ¿por qué haces eso? Porque no te concentras en perfeccionar-pulir todos los elementos anteriores para que el final no sea tan brusco y rudo, ¿cuáles son tus temores al practicar las técnicas de control?
En las técnicas de proyección, en los inicios pasa como en las de control, pero en la conclusión siempre la haces de forma violenta y tosca, ¿por qué te gusta machar de esa manera? Eres consciente que previamente Uke te ha podido machar a ti varias veces y no lo ha hecho, ¿esa es tu manera de ser agradecido por la colaboración prestada para que aprendas?
El dolor y el miedo.- ¿Por qué tienes miedo? Y ¿por qué ese miedo te hace causar o causarte dolor? Aquí es bueno recordar de nuevo la cita de Buda del comienzo del escrito.
Siempre digo que la inconsciencia en la práctica es un gran peligro, muchas veces el profundizar en una cuestión y analizarla con ecuanimidad es un gran paso para la comprensión de sí y si se produce ese entendimiento, está claro que el Aikido que se desarrolle será muchísimo mejor.
El dolor emocional.- El dolor emotivo tiene numerosas y variadas facetas en Aikido, veamos algunas de ellas:
Las comparaciones, cuando te comparas con otros te estás alejando de ti y de tu realidad y lo que es peor, te has desenfocado de tus objetivos para avanzar y mejorar.
Los celos se producen cuando has abandonado tus motivaciones y te miras en los resultados de los demás.
Las envidias aparecen cuando te has hecho un vago integral y te has abandonado a un letargo o a una inercia que no te hace progresar.
Ver solo lo material trae siempre consigo un gran desasosiego y mucha frustración, porque solo con lo material no se consigue la realización, desde el momento que cambies tu visión-precepción, verás que lo material es solo un medio y no el fin, también te permitirá adéntrate en una realidad más espiritual, es decir, Ser más tú.
La falta de destreza, ¿has trabajo lo suficiente para desarrollar tu habilidad en el Arte? Porque si te has desarrollado bien, no tendrías porque tener movimientos sincopados, tendrías una técnica depurada adecuada a tu nivel, estarías satisfecho con tu trabajo, tendrías tus metas claras y avanzarías constantemente.
Como decía Napoleón Bonaparte, “Abandonarse al dolor sin resistir es abandonar el campo de batalla sin haber luchado” y aquí resistir es saber adaptarse (Musubi) y el campo de batalla es nuestro cuerpo y nuestra mente que hay que ir forjando y puliendo (Taren). Así que en la práctica del Aikido podemos tener un dolor sensorial, otro motivacional y por último, otro cognitivo, eso significa que filtramos los distintos mensajes-sensaciones que nos llegan en función de la estructura mental que tengamos para aprender a gestionarlo y está claro que con una mente positiva y lúcida abre la puerta del autocontrol y de la superación de sí mismo en los diferentes ámbitos, lo contrario es sumergirse en una existencia de sufrimiento día tras día, por lo tanto, solo depende de ti el tener una práctica iluminada con realización sin dolor ni sufrimiento.
Ishana Pérez, Octubre de 2021.
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“Mejor que mil días de estudio diligente, es un día con un gran maestro.”
Proverbio japonés.
Desgraciadamente hoy en día no se tiene en cuenta el proceso de Nyumon en la amplia mayoría de los Dojos, que según Tamura Sensei en su libro “Aikido,” es cuando se establece el lazo entre maestro y discípulo, es decir, “Nyu con el sentido de “iri” en Irimi, entrar; Mon, la puerta, esto significa, atravesar la puerta y ser aceptado como discípulo” por parte del maestro para cursar su enseñanza.
Hay que entender claramente el significado de ese Irimi (entrar, acceder, penetrar, introducirse) porque es capital para el proceso de Nyumon. Antes de llegar a la casa del maestro y atravesar su puerta, también hay que entenderlo como la búsqueda que bulle dentro del aspirante, eso le hace lanzarse al Camino para encontrar lo que ansía, sin ese burbujeo interno ya la intensión nace muerta por muchas puertas que se le abran o que atraviese, y eso es fácil de ver a largo plazo, porque pueden ser muchos son los que se inician, pero pocos los que son capaces de adaptarse a la disciplina para ahondar en la Vía.
Como dije antes, desgraciadamente hoy no se le da prioridad al proceso de Nyumon, y la razón es por la cultura de gimnasio que existe en occidente cuando nos encaminamos a practicar cualquier Budo, se cree que solo basta con acercarse al establecimiento, pagar la cuota y listo. Éste hecho le da la percepción al cliente de que ya tiene pleno derecho a que le instruyan sobre la disciplina que ha elegido, bien por recomendación de un amigo, por la moda del momento o la violencia desbocada que podría infligir por haberla visto en el cine.
Nyumon no se puede aplicar al plantear la enseñanza como un negocio, porque entonces el proceso educativo no está dentro de un Do, y la razón es muy simple, el enfoque como negocio cambia por completo la filosofía del Arte y la educación del alumno.
Es obvio que para cualquiera que sepa mínimamente, -aunque fuese desde un punto de vista intelectual,- lo que representa y lo que es la educación en un Budo, sabrá que ese planteamiento de consumidor ávido de sensaciones momentáneas es muy cándido y nada tiene que ver con la instrucción real que recibiría cualquier budoka. Tendría más propiedad la intensión inicial de ser muy fuerte o hábil en la técnica del Budo que ha elegido, que las motivaciones antes descritas por ese comprador de conocimientos.
En la cultura del gimnasio no cabe el Nyumon, tampoco se podría desarrollar por la poca implicación del alumnado, las dinámicas que se desarrollan y las políticas que se promueven en esos establecimientos.
Las diferencias son muy claras entre un gimnasio y un Dojo, ¡y hay de aquel instructor que no las tenga! Porque es obvio que uno u otro planteamiento, tanto mental como del enfoque en la disciplina van a ser muy diferente. También es importante para el aspirante a aikidoka, decidir si quiere estar en un sitio u otro, porque el proyecto para el progreso es totalmente antagónico.
En un Dojo es necesario e imprescindible que haya Nyumon, y la razón es muy simple, para que ambas partes, el Sensei y el aspirante a discípulo, no tengan que perder la energía, los recursos y los conocimientos.
Otra cosa que se suele pasar por alto, es que el proceso de Nyumon lleva su tiempo, no es llegar y besar el santo, hay que pasar un periodo de noviciado para ver si el aspirante es apto o no, “También hay que considerar que la -puerta- puede abrirse o no, esto depende de la voluntad del maestro, incluso con la puerta abierta podéis no tener acceso más que al vestíbulo,” ibídem. Es nuestro Dojo este periodo de prueba dura 3 años de práctica continuada para las personas que se acercan a estudiar con nosotros.
Pero, ¿por qué hace falta ese tiempo de rodaje previo? La respuesta es bien sencilla:
Por parte del Sensei, para comprobar que con el paso del tiempo el aspirante sigue interesado en el Arte, en su metodología, en la manera que tiene de enfocar la disciplina, si el solicitante posee un carácter de superación continua y si es buena persona.
Por parte del aspirante, ver si la personalidad del Sensei es compatible con la suya, si le gusta como imparte su enseñanza, si se siente cómodo en ese entorno, tanto por los compañeros que componen el Dojo, como por la infraestructura que posea.
Como se puede apreciar el proceso de Nyumon es bidireccional, Sensei-novicio, novicio-Sensei, porque está más que comprobado por la tradición, que cuando no se da esa bidireccionalidad armónica siempre va a ver grandes problemas para ambas partes, porque “…Hace falta para empezar buscar a nuestro verdadero maestro. Pasa así con todos los estudios, si os equivocáis con el primer paso, cuanto más avancéis, más difícil os será retroceder el camino andado” ibídem. Por todos es conocido que hay una gran mayoría de aikidokas que después de errar en la elección inicial, han peregrinado de Dojo en Dojo durante muchos años, y aún hoy en día andan perdidos y tampoco han definido el Aikido que quieren realizar.
La buena elección (según el gusto y las tendencia de cada uno) es de suma importancia, porque puede que los planteamientos, el desarrollo técnico y el entorno sea de muy buena calidad y muy riguroso en la formación, pero no se comulga con la personalidad del Sensei o con el entorno que hay junto a él, es esos casos es mejor buscar otro ambiente más compatible. Por parte del Sensei, ver si realmente esa persona puede ser depositaria de su enseñanza o no, en caso negativo, siempre es mejor invitar al aspirante a seguir en la búsqueda de la persona y del entorno adecuado a su personalidad.
Pero, ¿por qué los 3 años de noviciado?
Como dije más atrás, esa es nuestra particularidad dentro de Nyumon y la explico. El 1º año es para la integración del aspirante en el Dojo y en la dinámica que posemos, también en líneas generales y por la experiencia que tenemos a lo largo de los años, una persona que no está muy interesada en Aikido no pasan de ese tiempo, de hecho, la mayoría de las veces abandona en un tiempo inferior. Por otro lado, durante ese periodo se ha desarrollado todo el calendario de actividades anuales, eso da al novicio una perspectiva amplia de todos los eventos realizados durante ese año, tanto en las disciplinas que se imparten en el Dojo, la planificación de las mismas, como en el desarrollo progresivo de la didáctica desde un punto de vista técnico y en la mecánica organizativa.
Visto desde el punto de vista del Sensei, lo que hay que comprobar en ese primer año es el interés del estudiante, su permeabilidad al funcionamiento del Dojo, su asiduidad a las actividades de formación, llámense éstas: clases semanales, seminarios anuales, intensivos o clases especiales, etc., y por último, qué tipo de logros ha podido alcanzar en ese año de estudio.
En el 2º año y si el estudiante sigue, algo le atrae, -aunque no sepa exactamente lo que es-. Es un tiempo que debería invertir en ahondar en la comprensión del enfoque y en los planteamientos educacionales que el Sensei imparte, también, buscar y descubrir qué es lo que le engancha a esa enseñanza y a ese entorno.
Es un momento para que el alumno vea las cosas más detalladamente en todos los campos, más que nada porque llegados aquí ya la euforia efervescente del comienzo se ha desvanecido, y llega el momento del análisis conciso de lo que implica formarse en esa escuela por parte del estudiante.
El formador debe valorar en éste segundo año en qué tipo de compromiso se ha establecido el alumno y si su desarrollo va acorde a él, también, si se constata cada vez que practica, porque si dice que ha adquirido un compromiso determinado pero no se ven resultados tangibles, está claro que uno de los dos falla.
En el 3º año, ya las ideas tienen que estar claras de lo que se quiere y cómo obtenerlo en ese entorno, y es un buen tiempo de maduración por parte del novicio para adentrarse en un compromiso más profundo y como mucha más determinación en el proceso educativo.
El formador debe valorar en qué fase de la evolución está el novicio en esos tres años de estancia con él, -por ejemplo, según nuestra metodología debería estar en el nivel de 4º Kyu, o muy bien afianzado en 5º Kyu, si el primer año tuvo dificultad en adaptarse al Dojo. Otras de las cosas a valorar, son las aspiraciones que tiene que tener el alumno para completar el medio ciclo de la formación, es decir, con 5 años de práctica continuada.
Personalmente después de tres años de práctica conmigo, no necesariamente acepto a un alumno como discípulo, si no veo que tenga solidez en su compromiso, que haya puestos las bases para su evolución, que manifieste su predisposición para avanzar, el trabajo que ha acumulado en su cuerpo durante ese trienio y el desarrollo de su mente.
Un paralelismo muy acorde al periodo de los 3 años de noviciado, es el tiempo necesario para consolidar un seminario en un entorno determinado, es por todos sabido que en el 1º año acuden en tropel practicantes por mera curiosidad, o por el hecho de comentar después con sus colegas que han realizado un seminario con tal o cual Sensei. En el 2º año, vienen los que no pudieron venir el primer año, más los que les ha surgido algún interés y quieren ratificarlo asistiendo nuevamente, y por último, en el 3º año, vienen los que realmente tienen una inclinación real en los planteamientos, en el trabajo y en la metodología que ese Sensei imparte. Como se puede ver, en el fondo subyace un planteamiento como en el proceso de Nyumon aunque no se plantee como tal.
Personalmente soy partidario de invertir la energía justa en las personas que son recién llegadas para testar el interés en las disciplinas que imparto, porque no es plan de estar malgastando la existencia y Nyumon es una herramienta muy útil para tal menester. Por otro lado, si la tradición ha previsto este proceso y lleva siglos funcionando eficazmente, yo no tengo autoridad para contradecirla, al contrario, debo respetarla y ponerla en práctica adaptada a los tiempos actuales, por esa razón están los 3 años de noviciado en nuestros Dojos, porque “La tradición es un guía, no un carcelero” William Somerset Maugham que coarta la adaptación a los nuevos tiempos.
Ishana Pérez, Septiembre de 2021.
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“Educación para la emancipación”
Theodor Adorno.
Cuando se habla de educación es un tema bastante complejo, y a esa complejidad hay que añadir la educación en un Budo como el Aikido.
El objetivo de la educación es el desarrollo de las personas en valores y habilidades que van a producir cambios emocionales, intelectuales y sociales para elevar su consciencia, que a su vez, fomenta un pensamiento crítico, con una actitud proactiva para generar una sociedad más justa y más equilibrada.
La educación no es algo estático, todo lo contrario, cada generación debe realizar aportes para mejorarla y de esta manera que sea más rica en todos los aspectos, y esto se produce a través de la investigación, del intercambio, de la diversidad y de las experiencias de cada persona.
Los objetivos generales en la educación en Aikido serían:
Cimentar los valores éticos, intelectuales, sociales y culturales de sus practicantes.
Formar seres libres y autónomos de pensamiento y opinión.
Desarrollar las habilidades físicas, cognitivas e intelectuales de cada practicante.
Cultivar un pensamiento crítico y reflexivo.
Incentivar y promover un desarrollo continuo a través de la investigación de las diferentes áreas del conocimiento humano.
Conocer y preservar la cultura originaria e integrarla en las diferentes culturas donde se practique.
Colaborar en la sociedad en la cual se está inmerso en todo el planeta, para que sea más justa, más equilibrada y donde se respete la diversidad que la compone, porque “Todos somos integrantes de una familia planetaria, dependiendo uno del otro y de la calidad de los sistemas que alimentan la vida.” Mitsugi Saotome Sensei.
Formar un profesorado bien capacitado para que de continuidad a la tradición que representa.
En líneas generales estos 8 puntos serían las bases comunes en todas la latitudes donde se practique el Aikido, pero como educador aún me asaltan una multitud de cuestiones que pienso que hay que resolver cuando se aborda el Aikido como un proceso educativo - formativo de realización y trascendencia personal. Quiero compartir algunas por si no se le han ocurrido a ningún aikidoka: ;
¿Cuál es el propósito actual de la educación en Aikido?
¿Es necesario realizar una transformación tal y como está constituida actualmente la enseñanza en Aikido?
¿A dónde queremos ir? O lo que es lo mismo, ¿a dónde queremos conducir a nuestros estudiantes?
¿Se promueve la relación – integración del Aikido con la vida cotidiana, o simplemente se circunscribe el Aikido al tiempo de permanencia sobre el tatami?
¿Uno de los fines de la educación de un aikidoka debe ser un medio de transformación social?
¿Cuál debe de ser el enfoque con el alumnado: someterlo al educarlo, o educarlo para liberarlo?
¿Hay que alargar la educación de un aikidoka hasta el infinito sin darle la oportunidad de emancipación?
Esto es una breve muestra del torbellino de dudas que me asaltan cada vez que enfrento el Aikido como un proceso educativo. Creo que lo primero que deberíamos hacer es definir ¿qué es la emancipación en Aikido?
Según mi visión, es la capacidad de transformación - liberación que adquiere el estudiante en su proceso de evolución a través de la práctica continuada, para no depender indefinidamente de su formador, con el objetivo de ser responsable y libre dentro de la disciplina.
Lo que enseña un Sensei deja de tener validez para los estudiantes desde el mismo momento que un alumno pasa horas y horas en el Dojo sin que haya una evolución progresiva y constante, y da igual que le den mil vueltas al Kihon cada año, o que con el paso del tiempo reciban un diploma “certificando” que tienen tal o cual grado, porque si pasa el tiempo y el alumnado no progresa, habrá que buscar la razones de por qué no lo hacen.
¿Qué se aprende en muchos Dojos actualmente?
Se aprende que debes de pasar mucho tiempo en él sin que haya una exigencia para el rendimiento y la progresión del estudiante durante cada mes, cada trimestre, cada semestre, cada año, en el medio ciclo (5 años) o en el ciclo completo (10 años).
Se aprende a consumir un número de horas que no transforman ni desarrollan valores, tampoco se forja el cuerpo ni las capacidades mentales que hagan un estudiante maduro, seguro de sí e independiente.
Se aprende que lo que produce tal o cual organización es de calidad, lo cual en su amplia mayoría no es verdad.
Se aprende a someterse a una jerarquía donde nadie cumple con el deber y la responsabilidad que le corresponde, para que se pueda manifestar la armonía (Ai) en todo el conjunto.
Se aprende a solicitar con actitud lisonjera favores y prebendas para avanzar en la disciplina, con la presunción de que así se va a comprender y vivir el Aikido plenamente.
Se aprende que por el hecho de estar en un entorno, -como por arte de magia-, se es detentador del lote de conocimientos que el referente hace gala, lo cual está totalmente alejado de la realidad.
Y por último, se aprende, que dentro de ese entorno de formación por el hecho de tener un comportamiento sumiso sin replantearse sus postulados, se es acogido, protegido y en muchos casos se le da trabajo.
Está claro que con todos esos planteamientos anteriores no se independiza ningún estudiante, todo lo contrario, el diseño está planteado para que haya una dependencia total sin ningún beneficio para el alumnado, por el contrario, se hace un consumo desmedido de cosas que no le van aportar mucho como ser humano.
Como indica el título, digamos que existen 2 tipos de emancipación del estudiante en Aikido.
La 1ª emancipación es cuando el estudiante se establece en las bases del Kihon.
En esta primera fase el Sensei debe estar muy vigilante y no dejar que el estudiante incorpore a la forma elementos que la puedan adulterar, esto es, no ceñirse a realizar, cultivar y establecer en el cuerpo y en la mente el correcto proceder de cada principio, al igual que los fundamentos básicos del Aikido: predisposición, colaboración, capacidad de esfuerzo, voluntariedad, etc.
Esto equivaldría al ciclo de tiempo que iría de la infancia a ser mayor de edad en la disciplina, es un periodo donde se muestra, se indaga, se reflexiona, se medita, se comprenden y se aceptan: conductas, comportamientos, pautas y procederes de forma inteligente, a la vez que va otorgando madurez como persona y como aikidoka.
Dentro de éste paso también implica la fase de pulimiento e investigación, tanto de la técnica como de los valores y principios de la filosofía del Aikido.
Digamos que se aúnan dos aspectos, el trabajo físico – técnico – mental, con el trabajo intelectual para tener un conocimiento completo de las bases del Arte.
La 2ª emancipación es cuando el discípulo hace el Arte suyo realizándolo con propiedad, que es la autentica emancipación. Es decir, ya no necesita la vigilancia de su maestro, que eso no quiere decir que los hilos invisibles del vínculo entre ambos se rompan, todo lo contrario, se hacen más conexos y más sólidos aunque cada cual tenga y esté en su casa, quiero decir, ya se es responsable de un Dojo propio, de los estudiantes que lo componen y de las responsabilidades que todo eso implica.
En esta fase el Sensei debe de exhortar, animar, impulsar y motivar a su discípulo para que realice un refinamiento con nuevos aportes que contribuyan a expresar el Arte con su propiedad, con su visión y de esta manera contribuir para aumentar el caudal de conocimientos dentro de la disciplina.
En el caso de que no le guste la docencia y se quede en casa de su maestro (Dojo), son discípulos totalmente liberados que son de una ayuda inestimable para la comunidad, porque su aportación hace crecer a su entorno dado que ha recorrido el camino y sabe cómo orientar a sus compañeros.
En ambos casos esto equivaldría a ser un adulto con pleno derecho y deber hacia el Arte, siendo responsable de sí mismo y de los que conduce por el sendero de la Vía.
Es una alta responsabilidad para el discípulo capacitado - emancipado, tanto hacia el entorno que le formó, como a la disciplina que representa, y no es nada trivial tener ese cometido.
Se debe, es necesario y tiene que realizarse llegado el momento que nuestros estudiantes se emancipen y sean ellos mismos, de hecho, es como en la vida normal, el deber del Sensei es procurar darle una educación de calidad a sus alumnos, para que puedan crecer como personas y como aikidokas. Si se hace bien, es una gran satisfacción ver como otro Ser se adentra en la Vía y camina solo con resolución, con conocimiento y con solvencia.
El problema está en el caso opuesto, cuando el Sensei está apegado a sus alumnos (por las razones que sean) y no les permite ni les facilita llegado el momento volar libres, que siempre son momentos de problemas y rupturas en la mayoría de los casos, si ocurriera eso, nos valen los pensamientos que Khalil Gibran nos dejo en su texto de El Profeta sobre los hijos, como reflexión para cuando un Sensei tiene esos problemas para emancipar a sus estudiantes:
“Tus hijos no son tus hijos.
Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes hospedar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados.
Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad”.
Ishana Pérez, Agosto de 2021.
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“En la relación maestro discípulo, el maestro encarna la enseñanza.
Esto implica que hay consistencia entre lo que el maestro dice y lo que hace. De esta forma, el aprendiz ve lo que es posible no solo como enseñanza conceptual sino como posibilidad de la propia vida. De esta manera se va construyendo la confianza entre maestro y discípulo.”
Relación maestro discípulo.
Una historias antigua registra la sintonía que tiene que haber entre el maestro y el discípulo, dicha leyenda fue cuando el Buda Gautama salió antes sus discípulos reunión con una flor blanca en la mano y el único que fue capaz de comprender por estar despierto fue Mahakashyapa, éste acto es un fundamento del budismo Zen, a raíz de la transmisión que el mismo Buda le hizo:
“Poseo el verdadero ojo del Dharma, la mente maravillosa de Nirvana, la verdadera forma de la No-forma, la puerta sutil del Dharma que no se basa en palabras o letras, sino es una transmisión especial fuera de las escrituras. Esta confío a Mahakashyapa.”
La conexión mental con el Sensei sirve para impregnarse del espíritu de la disciplina, para desarrollarla y para dar continuidad a la tradición de la enseñanza que representa el maestro y esto no se produce de la noche a la mañana, es un proceso en el cual el discípulo se tiene que sumergir día a día.
El primer requisito es que la persona acepte y le acepten en la escuela para realizar el noviciado, que es el preliminar para acceder a la enseñanza con un maestro, y este tiempo-proceso es bidireccional, ver si el aspirante posee el anhelo suficiente para andar el Camino y aceptarle como novicio y por parte del futuro estudiante, ver si el Sensei, el entorno y la enseñanza va acorde con sus expectativas.
El segundo paso es la aceptación por parte del Sensei como alumno formal en su Dojo (Nyumon), digamos que este paso es la acción de conectarse con el maestro y la enseñanza que personifica.
Después comienza la andadura en el proceso de formación-educación, en el cual, el estudiante no solo se va desarrollando en la técnica, también perfecciona el uso de sus sentidos y de su mente, y de esta manera permanece atento y de forma progresiva se va depositando la transmisión de la enseñanza en él.
Los medios para trasladar el conocimiento son: los comportamientos, la palabra, los gestos, la mirada y la intuición, digamos que es un proceso que va de lo más tangible a lo más sutil y según la comprehensión y el momento evolutivo del alumno prima o interviene uno o más aspecto. Digamos que el comportamiento no puede estar en contradicción con lo que dice, lo que habla no puede ser incongruente con su comportamiento, los gestos ratifican su comportamiento y sus palabras, la mirada aprueba y asiente el comportamiento y lo expresado y la intuición, es la habilidad para conocer la razón del comportamiento, comprender lo expresado, percibir el significado de los gestos y saber interpretar la mirada en la inmediatez sin que intervenga la razón o el pensamiento limitante.
Los comportamientos.- Son el ejemplo vivo de la enseñanza, es la base donde se edifica todo lo demás. Un mal comportamiento, comporta un mal maestro se mire por donde se mire.
Los comportamientos se divide en tres bloques: en la filosofía, en los principios o fundamentos y en la técnica del Arte.
En la filosofía del Arte es cuando se es depositario de toda esa base que sustenta la disciplina y debe estar viva en base a su conducta y al ejercicio constante.
Los principios o fundamentos son su eje de acción, los cuales debe mostrar y demostrar que los domina.
La técnica es la muestra tangible tanto de la filosofía como de los principios o fundamentos.
La palabra.- Es un medio muy importante para la transmisión, la cual se debe de hacer de boca a oreja y siempre estando presente el corazón; también tiene sus subdivisiones: en las clases habituales con su explicación central, en las clases teórico-practicas, en las clases teóricas, en las entrevistas o en las consultas personales con el maestro.
En las clases habituales con su explicación central hay veces que se habla explicando y otras que no, ésta última parte tiene que ver más con el aspecto de la intuición, porque solo interviene los gestos y las actitudes, pero en la parte que se habla, es una forma de llamar la atención y de remarcar los matices sobre aspectos claves de lo que se muestra y que el alumno tiene que producir e integrar en él.
Las clases teórico-practicas van destinadas a que el alumno plantee sus dudas, sus dificultades y las preocupaciones que le asaltan en su práctica para buscarle solución. Por parte del maestro, hacer hincapié en puntos muy importantes de la técnica y de las aptitudes para que el alumno las pueda experimentar a la vez que recibe una corrección más personalizada y directa.
Las clases teóricas van destinadas tanto a exponer conocimiento, como resolver dudas e inquietudes de la filosofía, de la etiqueta, de la técnica, etc.
Las entrevistas o consultas personales con el maestro son los momentos para plantear los retos personales que se quieren asumir, los miedos, las incertidumbres, las inquietudes que le asaltan al estudiante. También para que el maestro le oriente de una forma muy personalizada sobre cómo afrontar su evolución y avisarle dónde están los peligros o ratificar sus progresos.
¡Aclaración!
Todo lo que acabo de decir en la entrevista o consultas personales con el maestro, solo se relaciona con lo que es la disciplina, su práctica, su metodología, la planificación y la evolución del discípulo, que no tiene nada que ver con la vida personal y privada del alumno.
Los gestos.- Son los movimientos que tienen como objetivo transmitir un mensaje o dar a entender algo, también son los actos o los hechos que implica una intencionalidad por parte de quien los manifiesta y a su vez se pueden dar en dos ámbitos: emanados de las actitudes y los propios de la forma o la técnica del Arte.
Aquí hay que tener en cuenta el aspecto cultural, aunque hoy en día con la globalización puede haber algunos universales, pero dado que las disciplinas tienen un contexto en modos, costumbres y conocimientos distinto al nuestro, hay que aprender y entender los aspectos más básicos y los más transcendentes relacionados con la disciplina para contextualizar los gestos de forma correcta.
Los emanados de las actitudes se relacionan muy directamente con la conducta y por lo tanto con la forma de accionar, que se puede mirar desde distintos ángulos:
Visto desde la emoción:
Actitud positiva que contribuye a la buena enseñanza.
Actitud negativa que se puede manifestar en una mala etiqueta y es muy fácil llevar al alumno a ser conflictivo.
Actitud neutra, que es cuando se produce un equilibrio mental-emocional y no se es afectado por conductas negativas.
Visto desde la acción:
Actitud proactiva que es indispensable para la evolución y el progreso del estudiante.
Actitud reactiva, que para que sea positiva debe estar acompañada de la colaboración.
Visto desde la elaboración:
Actitud interesada, cuando se asocia a una buena predisposición es beneficiosa y productiva, el problema se plantea cuando se convierte en egoísta, y por lo tanto, es destructiva para sí y para el entorno.
Actitud desinteresada o altruista que es la mejor manera de avanzar en la educación y debe estar acompañada de la reciprocidad.
Visto desde el vínculo:
Actitud colaboradora o integradora, es la mejor forma de crear ambientes propicios para la educación y es responsabilidad el cultivarla por parte de todos los miembros de la comunidad.
Actitud manipuladora que conlleva muchos problemas, porque no solo se quieren beneficios para sí, si no que va acompañada de grandes dosis de egoísmo, así que va en contra de la raíz esencial del Aikido.
Actitud pasiva, genera muchos conflictos para sí y para el entorno, porque ni si quiera se es capaz de generar para uno mismo.
Actitud agresiva, es otro de los gestos que genera enfrentamientos, que comienza por quien los promueve y termina contaminando a todo el entorno.
Actitud asertiva, pieza clave para afianzarse en nuestras posibilidades, en nuestros conocimientos, en nuestra autoestima y en nuestra evolución con equilibrio.
Actitud permisiva, puede ser peligrosa cuando está mal orientada y socava la normativa de la buena convivencia. En otro sentido, cuando se manifiesta en positivo es importante porque aúna la flexibilidad y el consenso.
Visto desde el ánimo:
Actitud emocional, bien orientada es un buen elemento como estímulo y apoyo para el avance, mal orientada se convierte en tóxica, que suele ser un caldo de cultivo para generar constantemente problemas.
Actitud racional, es un buen equilibrio para mantener los pies en la tierra y no perderse en los mundos de yupi.
Todos estos gestos son muy importantes en el proceso educativo, porque bien confirman el avance o nos llaman la atención de posibles problemas que se van a manifestar en el alumno y en la enseñanza.
Los gestos propios de la forma o de la técnica son la base para la educación y hay que dominarlos todos. En éstos también está implícito una actitud, una sensación, una emoción, una dinámica, etc., que también debemos atender y cultivar si queremos realizar el ademán correctamente.
La mirada.- Con algunos gestos comenzamos adentrarnos en lo que no es tangible y ya con la mirada nos sumergimos en ello completamente, hay ejemplos clásicos de eso, como el de Saotome Sensei describiendo la educación de un Uchi Deshi (alumno que estudia y vive con el maestro), “O Sensei no impartía órdenes de forma verbal sino que lanzaba una mirada o hacia un gesto que debía ser inmediatamente interpretado. Si un Uke no reaccionaba instantáneamente a los signos, perdía la ocasión de trabajar un movimiento con O Sensei.”
Es un campo muy sutil y donde se inicia una conexión más mental, que se concretará y se desarrollará en el apartado de la intuición.
Como expresé en su momento en la editorial “La presencia,” en nuestro Dojo hay 8 formas de trabajar la mirada, que tanto nos puede valer para las actitudes como para la técnica, todo va a depender del momento y de la circunstancia en que nos encontremos.
La comunicación con la mirada es una parte importante cuando el estudiante se sensibiliza y evoluciona y un campo donde se comienza a trabajar es en la explicación central.
También es una demostración de nuestra evolución, porque cuanto más evolucionados estemos en la mirada, más despiertos estaremos en la disciplina, pudiendo así reaccionar más en la inmediatez del momento.
La intuición.- Es el campo más sutil para la cesión del conocimiento -recordemos lo de Buda y la flor blanca- y es una etapa donde el alumno está listo para dar continuidad a lo heredado y seguir con su realización personal.
Lo de Ishin – Denshi no es insignificante llegados a éste nivel evolutivo, porque comprobamos lo necesario que es y que sin la franqueza de la energía del corazón no es posible obtener la guía y la realización en el Arte.
Si no se es capaz de desarrollar la sintonía con el Sensei, habría que preguntarse varias cosas:
¿Me identifico con la enseñanza de esta persona?
¿Va con mi carácter la manera que tiene de transmitirla?
¿Me gusta el entorno dónde desarrolla su docencia para poderme formar?
¿Siento un vínculo emocional (hablamos en relación a la disciplina que se practica) con esa persona aún sin conocerla bien?
¿Estoy dispuesto a esforzarme para adentrarme y desarrollarme en el Arte bajo su guía?
En caso de que las respuestas sean negativas, habría que plantearse que quizás ese Sensei y su entorno no es el adecuado para uno, por lo tanto, se debe seguir buscando hasta encontrar a alguien que cuando te interrogues puedas contestar afirmativamente a todas las preguntas de antes, porque “Si bien buscas, encontrarás.” Platón.
Ishana Pérez, Julio de 2021.
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“Lo que la oruga llama el fin, el resto del mundo le llama mariposa.”
Lao Tse.
Después de un largo parón con la práctica, ¿cuál es la disposición interna cuando la retomamos? ¿Es un nuevo comienzo o damos continuidad a lo que ya teníamos con anterioridad?
Un parón puede estar condicionado por muchas causas: por causas de fuerza mayor en base a situaciones personales, una lesión, o lo que ha pasado con el Covid-19.
Para estudiantes que tienen una dinámica muy continuada y con un compromiso muy serio con la práctica, un parón en seco como lo del Covid-19, con lo primero que tienen que lidiar es cómo se adaptan a la interrupción, o dicho de otra manera, ¿tiene herramientas disponibles para afrontar una situación de éste tipo?, lo segundo, es cómo reorganizar su actividad para seguir con su progreso, porque seguro que siempre habrá cosas que se podrán hacer para no interrumpir el progreso, tanto externo como interno.
Como dice el refrán popular, “No hay mal que por bien no venga,” porque si se miran situaciones de este tipo con una mentalidad positiva, puede ser hasta beneficioso el obligado parón.
¿En qué sentido digo esto?
Porque es un buen momento para reflexionar sobre lo producido hasta ese momento con la trayectoria que se posea.
Porque es una buena coyuntura para ver qué retos y cómo se van a afrontar en el futuro inmediato cuando se reanude la práctica de nuevo.
Porque es una buena ocasión para poner a prueba el compromiso consigo mismo y con el Arte, más que nada, porque son muchos los que suelen abandonar en momentos así, esto es producto de no estar bien establecidos en la disciplina o haberla enfocado como un pasatiempo.
Porque es un tiempo para valorar cuánto hay de asimilado por el cuerpo con respecto a la Waza, que se verá confirmado y ratificado cuando se reanuda de nuevo la práctica de forma normal.
Este apartado de la reanudación es un aspecto sumamente interesante, porque se debería de tomar como un examen en todos los parámetros practicados y asimilados previamente, y prestar mucha atención a los resultados de los detalles a la hora de ejecutar cada principio en los diferentes apartados.
Por el contrario, el que está bien establecido en una práctica personal fija que lleva tiempo desarrollando a nivel personal en su casa o en su Dojo, la suspensión de la práctica en su escuela no le va a suponer casi ninguna merma, quizás en los aspectos más sutiles como el trabajo de la sensación, o la interpretación de la energía, sean los elementos más perjudicados si no tiene con quien seguir cultivándolos, de resto, no creo que decaiga mucho su progreso.
La clave del asunto para sacarle rendimiento a un periodo de éste tipo es la organización, o como digo muchas veces, regular la vida personal, pero, ¿por qué hay que ser organizados?
La organización es una conducta que se aprende poniéndola en práctica, y ello nos permite realizar una serie de tareas con orden y con una estructuración de los contenidos que se van a desarrollar, eso a su vez nos da una estabilidad emocional y nos hace ser más eficientes y productivos.
¿Qué beneficios me aporta el ser organizado?
Es el primer paso para adquirir disciplina, porque si se quiere realizar una tarea hay que poseer un método o una guía para encauzar el trabajo que se va a afrontar.
Al tener un procedimiento para afrontar la acción, inevitablemente nos lleva a ser más productivos.
Vamos a rentabilizar más el tiempo y el esfuerzo al ejercitarnos, como he dicho otras veces, es mejor hacer 5 minutos con una buena actitud, con una buena concentración sostenida y una buena motivación, que 1 hora con dispersión mental.
El orden ayuda a que las cosas sean más fáciles de afrontar, por el contario, el desorden lo que causa es frustración, pérdida de tiempo, poca o nada asimilación y un caos en la acción.
Se evita el estrés y ayuda a mantener la mente más serena y por lo tanto, más focalizada, porque hay que recordar que si se posee un desorden interior, está claro que se va a manifestar en el exterior de nuestra acción, al igual que el orden exterior ayuda y va cimentando un orden interior.
Sugerencias para comenzar a ser organizados:
Al iniciar el periodo del parón, dedica un tiempo a pensar qué es lo que quieres hacer, y cómo se quiere afrontar.
En esta parte es importante establecer: día/s, hora/s a practicar, las disciplinas que se van a realizar, establecer el horario y adquirir el compromiso de realizarlas según la estructura que se ha pensado y se ha puesto por escrito.
Hay que establecer un lugar donde vamos a realizar nuestra práctica cada día.
En cuanto al lugar de práctica, si es más de uno mejor, porque así se refresca más la mente, es decir, puedo tener un rincón para hacer la meditación y otro espacio para realizar los ejercicios de armas, por ejemplo.
Hay que seguir una rutina para establecer el/los hábito/s correcto/s.
¡Es el gran secreto! Porque junto con la intercalación de los ejercicios, es la clave para mantener la mente fresca y concentrada.
Mantener el orden con todos los elementos que intervengan en la práctica: Zafu, Ken, Jo, implementos, ropa de práctica, etc.
Ya vimos antes que el desorden nos conduce al caos, porque no es lo mismo mirar a nuestro alrededor y ver todo hecho una leonera, que observar un orden que nos motiva y nos estimula a continuar practicando.
Si tomas notas, tanto de las dificultades como de los logros, eso es un refuerzo positivo para asentar tu progreso.
Nunca me cansaré de manifestar las ventajas de tener y utilizar el cuaderno de campo bajo cualquier formato que guste a cada alumno, porque es una pieza de inestimable valor para la evolución.
Si pasas por un momento que no tienes mucha motivación para afrontar la práctica del día siguiente, la noche antes, visualiza o revisa el planteamiento que vas a afrontar, eso ayudará a tu motivación y estimulará tu voluntad.
Una parte importante de la motivación y un buen inicio de la práctica, es la limpieza del lugar y del material a utilizar.
No dan las mismas ganas de practicar en un sitio que esté sucio y poco ventilado, que en uno que huela bien, que esté limpio, ordenado y que se respire un aire limpio y fresco.
Lo más difícil es arrancar, pero desde que estés en velocidad de crucero todo siempre es más llevadero y la sinergia te guía.
Aquí la voluntad inicial juega un papel clave hasta establecer el hábito.
No te olvides de contemplar también los descansos y los aspectos lúdicos, que son factores tan vitales como la misma práctica.
Tan importante es el trabajo como la recuperación, ya lo dice Rabindranath Tagore: “El descanso pertenece al trabajo como los párpados a los ojos,” porque si se equilibran las dos cosas, la motivación y el rendimiento será constante, lo contrario, siempre va aparejado a que surjan problemas.
Aquí también hay que hacer mención a no perder el equilibrio si un día no se puede realizar la práctica por razones importantes, con lo que hay que tener cuidado es que no se establezca como algo habitual, porque de ocurrir, entonces todo lo anterior se desmorona como un castillo de naipes, “Busca siempre un quehacer; cuando lo tengas no pienses en otra cosa que en hacerlo bien.” Tales de Mileto.
Ishana Pérez, Junio de 2021.
Documento relacionado con la editorial:
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“Aquellos cuyas palabras son volubles y sus actos inconscientes, son gente insignificante.”
Maestros de Huainan.
En los tiempos de ahora donde todo se lo lleva el viento, donde nadie se hace responsable de lo que dice, -siempre recordare lo que un día me dijo un estudiante: “Decir sí, no conlleva ninguna obligación”-, y para el colmo del asunto, donde todo es pura imagen, buen rollito y todo tiene que ser blandito lleno de aditivos insulsos que no aportan carácter a las personas, hará falta rescatar del baúl de las buenas formas y del proceso de forjar la personalidad del alumno el principio de Makoto, que sin duda tiene el poder de dignificar a las personas que estudian cualquier Budo.
Cuando vemos el kanji de Makoto de izquierda a derecha vemos lo siguiente: lo primero es el kanji de “hablar”; lo segundo, el kanji “convertir” o “llevar a cabo algo,” esto sería entonces, convertir nuestras palabras en hechos según lo expresado.
La mayoría desconoce el poder que aporta a la mente y a la personalidad del estudiante el cumplir lo que se expresa por la boca, eso genera en el interior del alumno una autoridad y un dominio de sí tremendo, también es un buen sistema de autocontrol, porque sabe que si dice algo lo debe de ejecutar. Algo totalmente opuesto a lo que acontece hoy, que se habla mucho pero no se hace nada, esto debilita tanto la mente como el carácter del estudiante, “La mejor actitud respecto a las palabras es no usarlas, no habléis.
Lo que debe ser dicho, debería serlo siempre de la manera más concisa, lógica y clara posible. Una cantidad sorprendente de personas se ridiculizan hablando sin reflexionar y se desconsideran otro tanto.” Yosho Yamamoto, Hagakue.
El empleo de Makoto tiene dos dimensiones: lo dicho a los demás y lo propuesto a sí mismo, lo segundo, aunque no haya testigos externos que confirmen nuestras palabras, está el mayor testigo que podemos tener, que es la propia consciencia, ya lo decía Napoleón Bonaparte: “Mi consciencia es el tribunal ante el que hago comparecer mi conducta. Y cuando la interrogo, esta conciencia permanece tranquila,” la pregunta es obligada, ¿cuántos pasarían ese tribunal sin condena?
La sentencia estoica de Epíteto de “Mirar al interior,” si se realiza seriamente es cuando comenzamos a ver nuestra coherencia entre lo dicho y lo hecho, y se relaciona perfectamente con Makoto, pero, ¿se practica alguna vez este simple ejercicio de introspección que hacen los estoicos?
Vamos a llevarlo a nuestro campo; yo manifiesto al Sensei que quiero superarme en la práctica porque para eso me he iniciado en la disciplina, y me planteo el reto de en un trimestre alcanzar una serie de objetivos, después de transcurrido esos 3 meses y habiendo visto los resultados obtenidos, me planteo la pregunta, ¿he realizado todo lo que estaba en mí mano para alcanzar lo manifestado al Sensei?
“Si se practica con constancia en el seno de la escuela Ichi de Estrategia, el espíritu, de forma natural y por la simple práctica, se ensanchará.” El Libro de la Tierra, Miyamoto Musashi. La construcción del carácter del alumno es una forma de ensanchar su espíritu, entendiendo esto como el vigor natural y virtud que alienta y fortifica el cuerpo para obrar en coherencia. De los 9 principios donde fundamenta Musashi su escuela, el número 1 y el 9 se interrelacionan y conectan con Makoto. El número uno dice: “Evitar los pensamientos deshonestos,” acaso el que es deshonesto no carece por completo de integridad, entonces, ¿decir una cosa y luego no hacerla no es síntoma de ser un sinvergüenza?
El punto nueve es, “No hacer nada inútil,” ¿acaso el estar hablando banalmente sin producir nada y perdiendo toda la energía por la boca no es algo completamente inútil?
Luego, ¿dónde está la autoestima cuando los estudiantes hablan de hacer y no hacen nada?
Ustedes se imaginan que pasaría al aplicar Nen (concentración - pensamiento – momento – unidireccionalidad de la mente) en la práctica dudando constantemente en la acción, porque es otro principio que conecta con Makoto. Tenemos la creencia que una cosa es la práctica de la disciplina sobre el tatami y otra cosa muy distinta la vida cotidiana, pero la realidad es que las cosas no distan nada una de otra, “La actitud del espíritu en el Camino de la Estrategia no ha de ser distinta a la actitud ante la vida cotidiana. Ambas, la del combate y la cotidiana, deberán forjarse a través de la tranquilidad y la calma.” Miyamoto Musashi, El Libro del Agua.
Es igual de importante cumplir diligentemente con la puntualidad de una cita con un amigo con el cual se ha quedado para comer, que entrar con determinación en una acción de combate, o llevar a cabo con resolución el prepararse a fondo para asumir el nivel de Yudansha, porque en todos los casos se ha dado la palabra de que se iba a realizar, o por el contrario, solo prima venir día tras día al Dojo y no interrogarse sobre el proceso, tanto si se está trabajando con un objetivo técnico concreto, desarrollando una capacidad o ejercitarse en un principio, ¿dónde está la unificación entre lo que se pretende y lo que se hace?
En una mente desordenada está claro que no hay coherencia entre lo que piensa - siente, lo que expresa y lo que hace, por eso dice Musashi: “Deberán forjarse a través de la tranquilidad y la calma,” y una forma de ir adquiriéndolas es reflexionando antes de hablar, siendo claro al expresarse y siendo coherente en la acción para llevar a cabo lo dicho.
Somos lo que decimos, porque el colmo de la idiotez es aquel que pone sentencias o palabras bien de reafirmación o de motivación en su perfil o en el muro de su red social (muy abundante esto en nuestro entorno del Aikido y del Budo en general), pero luego nunca pone en práctica el poder del significado que representan, eso es una total disociación entre lo que se desea, lo que se dice y lo que se hace, vamos, un espantapájaros tiene más personalidad que sujetos con esos perfiles, porque es fiel a lo que representa y no engaña a nadie.
Las palabras tienen una magia oculta, y uno de esos poderes es la capacidad de crear nuestra realidad cotidiana, da igual que fuera cabal o ficticia, de crecimiento-transformación o para doparse marcialmente, eso ya va a depender del pragmatismo del que las use.
No debemos olvidar que si decimos que somos budokas, hay que tener muy presente que el 6º principio del Bushido es Makoto, porque no basta con decirlo, hay que ejercitarse día tras día y en las circunstancias en las cuales cada cual está envuelto, y de ésta manera le damos vida y poder al Budo que estamos practicando.
“Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas.” Buda.
Ishana Pérez, Mayo de 2021.
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“La suprema bondad es como el agua.
El agua todo lo favorece y nada combate.” Tao Te King, VIII.
Hay muchas formas de aproximarse o de encontrarse con la práctica, hoy me quiero centrar en el flujo – dinámica y en la sensación – percepción.
El trabajo con el flujo – dinámica se relaciona con la cinética y por extensión con la longitud, el tiempo y la masa, así que cuando estos dos conceptos se acoplan bien, es cuando en la acción “Su gobierno es justo.” Ibídem.
El trabajo con la sensación – percepción se relaciona con el estado mental del practicante y eso le lleva a que “Su acción es oportuna” Ibídem, adecuada y practica.
Una y otra se relacionan, así que si me fundo bien con el flujo, está claro que va a favorecer y a facilitar una buena dinámica. Si soy capaz de interpretar bien la sensación, la percepción se ajusta a una acción correcta y todo esto da como resultado trabajar con poder y con una armonía en las acciones.
Por el contrario, si el flujo – dinámica no es correcto, es cuando las acciones chocas y son desordenadas, eso nos lleva a que no se ha interpretado bien la sensación y que tampoco se ha sido capaz de tener una buena percepción de la situación en la cual se está inmerso y es cuando nos metemos en problemas.
Las palabras de Rudolf Von Laban ilustran muy bien estos cuatro conceptos cuando dice: "El espacio dinámico, con sus maravillosas danzas de tensiones y descargas, es la tierra donde el movimiento florece. El movimiento es la vida del espacio. El espacio vacío no existe, entonces no hay espacio sin movimiento ni movimiento sin espacio. Todo movimiento es un eterno cambio entre condensar y soltar, entre la creación de nudos de concentración y unificación de fuerza al condensar y de la creación de torsiones en el proceso de sujetar soltar. Estabilidad y movilidad se alternan sin fin."
El correcto flujo marca un movimiento natural, donde las distintas partes forman y posibilitan el movimiento y donde todas las partes interactúan entre sí.
Inicialmente cuando el alumno es novato y comienza a trabajar con cierta soltura, dentro de su movimiento fluido es importante que imponga al cuerpo cierto ritmo con la forma que está trabajando, aún cuando se va a encontrar con cierta rigidez y cierta falta de coordinación, pero eso es algo natural y pasado un tiempo va a desaparecer.
Eso le va a facilitar el dejarse llevar, soltarse, desbloquear determinadas partes de su cuerpo para que tomen vida, flexibilizar sus músculos y sus tendones, deshacerse del dolor limitante por su ignorancia en el dominio del flujo, etc. Todo esto facilita que las distintas piezas corporales se unan y formen un todo indivisible, aún dentro de su poca madurez y de las carencias que pueda tener de cierta libertad para expresar Waza plenamente.
¡A ver! No nos engañemos, esto lleva un tiempo y un proceso de trabajo con continuidad en la práctica, no cae de la noche a la mañana y la razón de ello es que desde la niñez nos han impedido movernos con plena libertad, porque se han coartado los movimientos naturales y esto tiene como repercusión que progresivamente se vaya llevando a nuestra musculatura a un constreñimiento que trae como consecuencia la perdida de elasticidad y de flexibilidad, teniendo como consecuencia, que se posea un movimiento corporal rígido y carente de gracia al movernos.
Cuando se comienza con la educación en el movimiento, lo primero a lograr es la independencia segmentaria y articular de las diferentes zonas corporales, esto es, ser dúctil y flexible básicamente. Al realizar éste primer paso va a facilitar el siguiente, que es obtener una fluidez armónica al moverse, diluyendo de una forma progresiva la falta de coordinación y las tensiones inútiles causadas por los desajustes anatómicos.
Después de ese logro, hay que concentrarse en distender y sensibilizarse para poder recibir y transmitir tanto la energía como el movimiento en la acción. Esto es concebir el cuerpo como un todo vivo pulsando en la totalidad, donde todo lo que se hace en un punto afecta al conjunto.
Se puede tener dos visiones para llegar a ese resultado: la primera es trabajando de lo segmentario a lo global y la segunda, desde lo global a lo particular, una y otra se retroalimentan para dar un conjunto armonioso.
Al desarrollar todos estos aspectos nos sale al encuentro ese concepto tan nombrado, pero muchas veces poco experimentado, que es la movilización de la energía o el Ki. Todos esos logros sobre la anatomía, hace y facilita que la energía circule desde su origen (Hara) hacia el conjunto del cuerpo.
Esa ola de circulación natural de la energía, riega, activa y moviliza todo el conjunto corporal, miembro a miembro, articulación a articulación, hueso por hueso, tendón por tendón, desde el centro a la periferia y desde la periferia al centro.
Otro aspecto de la circulación es que mantiene una tonificación óptima y eso conlleva que el conjunto corporal sea elástico, flexible, fuerte, receptivo, disponible y sensible.
Es una pena que lo natural no se habitual, porque nos ahorraríamos mucho tiempo y esfuerzo en el aprendizaje, que se podría volcar en otros aspectos para evolucionar más propiamente.
La dinámica estudia el movimiento de los cuerpos en relación con los motivos o causas que provocan los cambios del estado físico o del estado de movimiento.
Nuestra concepción de movimiento es fundamentalmente el desplazamiento de un objeto en el espacio, pero es interesante la visión que tenían los griegos del movimiento, que era toda modificación de un objeto o cosa, pero en la actualidad, esa definición de movimiento va más asociada al cambio.
Dentro de la práctica del Aikido tiene cabida lo ancestral y lo nuevo, porque lo que se persigue cada vez que se practica es el control de un cuerpo moviéndose en el espacio, a la vez que le aplicamos el principio del cambio para dirigir esa energía que ha sido proyectada sobre el defensor según sus intereses, o como dice Arteaga, Viciana y Conde en su texto sobre, Desarrollo de la expresión corporal, es “Aquella técnica, que a través del cuerpo, trata de interpretar las sensaciones y sentimientos,” porque el hecho de realizar un ataque de forma subjetiva siempre va asociado, -entre otros factores-, a la expresión de una sensación y/o de un sentimiento que se quiere manifestar a través del cuerpo por muy variadas razones.
La noción de dinámica en el Arte del Aikido, va asociada a la realización de unos ejercicios que tienen como cometido la ejecución de una tarea cinética con el objetivo de un resultado dinámico.
Estos rasgos expresivos (la correcta forma de realizar los principios y las técnicas) siempre se asocian a la repetición, teniendo como primer objetivo el de asimilarlos en el cuerpo, para posteriormente manifestarlos de forma involuntaria y espontánea. Estos rasgos ofrecen importantes indicios sobre la predisposición dinámica, la seguridad en la realización de las acciones, la capacidad de concentración que se posee para realizarlas, la adaptación al cambio en el espacio, e incluso, cuando hay indecisión que puede llevar al desaliento momentáneo en su ejecución.
Así que toda buena dinámica nace de una postura estable y bien equilibrada, porque lo que se persigue es la eficiencia, la economía gestual y la eficacia en cada gesto técnico que se ejecute. Otra buena razón para que se cultiven todos esos factores, es que más del 90 % de la lesiones en los segmentos corporales vienen dadas por no ejecutar las acciones motoras correctamente, así que es importante que en la dinámica cuidemos la limpieza gestual a la vez que utilizamos el espacio de una forma optima.
La sensación es la experiencia que se obtiene de la estimulación proveniente de los sentidos, también se podría decir que es uno de los lenguajes del cuerpo para interactuar en el entorno a través de los estímulos que recibimos de éste, de esta manera nos podemos adaptar de una forma más armoniosa al procesar bien la información que recibimos de los sistemas sensoriales.
Cada vez que se practique, hay que sentir para posteriormente llegar a la ecuanimidad de la sensación – sentimiento en la acción, es decir, una cosa es la escucha a través del tacto para responder a una reacción del compañero y otra muy distinta es involucrarse en un sentimiento de rabia o de rechazo porque el Uke ha realizado un ataque muy fuerte que cuesta reconducir, en éste segundo caso, es cuando hay que ir desarrollando la ecuanimidad en la acción para que esa energía proyectada no afecte a la emoción y por consecuencia a la acción.
Otro aspecto de la sensación, es la capacidad de captación de la energía que acompaña al ataque, al hacerlo, se puede gestionar según sea la situación, el entorno, el encuentro (De - ai) y el desenlace de la acción. Así que para consumar las dinámicas, invariablemente hay que pasar por el refinamiento de los sentidos y esto visto desde la técnica pura y dura, comienza cuando se aplica correctamente la acción – reacción, que es un campo cercano y más tangible para sentir, experimentar, pulir e ir refinado los órganos sensoriales.
La percepción es la forma en que el cerebro recibe, interpreta y comprende las sensaciones que le llegan de los sentidos, esto es, la percepción incluye la interpretación y el análisis de los estímulos, en cambio, la sensación es la respuesta inmediata que indica una respuesta involuntaria y sistemática.
La percepción tiene dos componentes, uno puede ser externo y otro interno, también tiene un carácter subjetivo – selectivo, porque hay cosas que bajo un mismo estimulo dos estudiantes la pueden interpretar de forma diferente, eso se ve muy bien cuando se le intenta mostrar a los alumnos de forma personal un principio, que su compresión tanto externa como interna va a estar condicionada por su bagaje, el refinamiento de sus sentidos y su capacidad de aprehender.
La percepción tiene una serie de etapas:
La primera es la detección – exposición, que es cuando de todos los estímulos recibidos se hace una selección, en la mayoría de los casos de forma inconsciente y donde hay ciertos criterios: las necesidades, lo valores, el interés, los gustos, etc., todos estos factores pueden hacer que un determinado estímulo sea percibido con mayor facilidad.
La segunda es la atención – organización, que es cuando las personas asignan un significado a lo que perciben, así que:
Hacen una diferenciación entre la figura y el fondo, esto es, una cosa es ver o sentir Ikkyo (figura) y otra la comprensión de lo que hay detrás (el fondo), como puede ser el corte, la entrada, el control del codo, etc.
Los estímulos se agrupan por su proximidad y siempre en relación con, por ejemplo, la entrada de Ikkyo desde Shomenuchi (corte descendente) sobre el bazo del compañero que siempre va aparejado al control del codo.
Cuando las secuencias de las acciones no se hacen de forma completa, se buscan soluciones para completarlas y cerrarlas, de ésta manera se ajustan y se equilibran para dar el resultado final, por ejemplo, cuando la mano del contacto inicial en el ataque de Shomenuchi no se ha ajustado bien en la intercepción, se da prioridad a la mano vacía que va al codo del Uke y de esta manera se completa el Ikkyo.
Los estímulos parecidos tienden a agruparse juntos, eso pasa cuando somos capaces de ver la similitud a la hora de hacer Ikkyo bajo distintos tipos de ataques, porque puede cambiar el ángulo del desplazamiento para la intercepción, la distancia, la situación, etc., pero Ikkyo sigue siendo Ikkyo en todas las circunstancias.
La tercera y última es la interpretación, que es la parte final del proceso, que dará contenido a los estímulos que previamente se seleccionaron y que se organizaron, donde entra en juego la subjetividad del estudiante con la experiencia y el conocimiento que posea, porque la comprensión de Ikkyo no va a ser la misma para un alumno novato que acaba de comenzar, que otro que ya tiene una buena formación de base, aún trabajando con el mismo estímulo bajo la forma del mismo ataque.
El flujo – dinámica y la sensación – percepción, son aspecto en los cuales hay adentrarse y reflexionar cuando realizamos nuestras acciones y comprobar si ellas se ajustan al significado de éstos en la dinámica que ejecutan nuestros cuerpos en el espacio porque, “Para mí, ponerme en movimiento, es empezar a meditar.” Maurice Béjart.
Ishana Pérez, Abril de 2021.
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“La recompensa del trabajo bien hecho es la oportunidad de hacer más trabajo bien hecho.”
Jonas Edward Salk.
Por todos es conocida la historia de Penélope, de la obra clásica de la Odisea, cuando tejía el sudario para el rey Laertes por el día y lo deshacía por la noche para alargar las peticiones de sus pretendientes por la ausencia de Ulises.
Esta historia me da pie para llamar la atención sobre el trabajo de muchos aikidokas, quiero decir, cuando realizan el aprendizaje del Kihon, que puede ser en las clases, en los seminarios, en su práctica personal, etc., van hilando con su trabajo las distintas hebras de cada uno de los elementos del Aikido en esas sesiones, con el objetivo a posteriori, de tejer la base del mismo sobre sus cuerpos y mentes.
Pero en un alto porcentaje hacen como Penélope, tejen en ese momento que están sobre el tatami, pero al retornar a él al día siguiente han deshecho todo lo tejido el día anterior, porque digo esto, porque observo que lo aprendido con anterioridad no tiene continuidad en las practicas sucesivas que se debe reflejar en su cuerpo con el paso del tiempo.
Se hace muy difícil edificar actuando de esa manera; hace tiempo hablé sobre los obstáculos para la práctica y uno de los que puse fue el aprender y olvidar rápidamente, que en el caso que nos ocupa es parecido.
A mí particularmente me gustan muchos los ¿por qué? Eso significa: ¿dónde está la razón de ese comportamiento?, ¿qué induce al estudiante esa conducta?, ¿a qué aspira un alumno al actuar así?, ¿se trata de una falta de actitud? O ¿hay demasiada pereza en el alumno?
Lo primero que tiene que hacer un Sensei en su Dojo, es facilitar, promover e inducir a que haya una atmósfera armoniosa de trabajo, para ello, tiene que tener métodos y medios que faciliten el progreso de sus alumnos.
Por parte de los estudiantes, tener la predisposición y el ánimo de querer aprender y progresar con un buen compañerismo.
Si se dan ambas condiciones, no tendría porque aparecer el síndrome de Penélope, el avance puede ir más rápido o más lento, pero siempre se construiría progresando.
Cuando surgen dificultades en el proceso de formación, es conveniente afrontarlas lo antes posible, porque siempre es mejor corregir en el origen del problema que cuando ya se hace crónico, indudablemente se necesita la participación voluntariosa de todas las partes implicadas para salir todos airosos.
Partimos de la base que las responsabilidades que se apuntaron antes sobre el Sensei se da por supuesto que las cumple.
Veamos algunos casos, -visto para los estudiantes-, donde si se dejan que germinen aparece el síndrome de Penélope:
1ª Cuando el estudiante hace como que práctica.
Se caracteriza por:
No falta a clase, pero no se le ve avanzar y de una sesión a otra no recuerda lo que se dio.
Pasa mucho tiempo dentro del tatami, pero no se le ve el progreso.
Tarda mucho tiempo en realizar sus 4 repeticiones.
Solución:
Se le aconseja que haga ejercicios de concentración o meditación para que aprenda a focalizar su mente en las tareas que realiza.
Se le recomienda una práctica de 15 min. después de clase repasando los contenidos que se impartieron en la misma, como refuerzo para que fije los conceptos. Otro aspecto a contemplar por parte del Sensei, es que de una clase a otra ponga al comienzo de la misma, un tiempo para el repaso de lo dado en la anterior sesión.
Se le recomienda que se concentre más y que no haya intervalos entre una repetición y otra.
2ª Concentra su esfuerzo en un corto periodo de tiempo.
Se caracteriza por:
Siempre llega tarde, por eso anda corriendo de aquí para allá sin ton ni son.
Tiene mucha prisa por aprender, pero es desordenado y olvidadizo.
Práctica muy deprisa y desordenadamente.
Solución:
Se le recomienda que sea puntual a las sesiones, básicamente porque es una de las pautas de la etiqueta.
Se le aconseja que fije conceptos básicos de cada principio.
Se le aconseja moverse de forma continua pero suave y despacio, así va comprendiendo los distintos ritmos y va tomando consciencia de lo que realiza en la Waza.
3ª Confunde lo de entender y lo de saber.
Se caracteriza por:
Entiende con su mente, pero no sabe hacer con su cuerpo.
En cada repetición no se esmera en fijar los conceptos claves, es un tropel de acciones desordenadas.
Desconocen el proceso de aprendizaje de observar, copiar, imitar y repetir y todo lo que ello implica.
Intenta memorizar y asimilar dentro del tatami con el intelecto.
Solución:
Se le induce a que se sienta cada vez que mueve su cuerpo, es decir, que se escuche a sí mismo en la dinámica.
Se le remarca que se ciña a lo esencial en cada principio, tal y como se explicó en el centro.
Se le aconseja que progresivamente vaya desarrollando los distintos tipos de visión: agudeza visual en estático, visión concéntrica, visión periférica, coordinación óculo-corporal, agudeza visual dinámico, reconocimiento inmediato, observación con Zanshin.
Se le aconseja que no piense dentro del tatami.
4ª Déficit de concentración - atención.
Se caracteriza por:
Le cuesta venir a clase, tiene picos altos y bajos en su asistencia, por eso su cómputo de horas anuales siempre es muy bajo y ni siquiera llega a las 200h. mínimas de práctica en el año.
No suele hacer seminarios ni intensivos.
No suele tener una práctica personal.
Su rendimiento dentro del tatami es muy bajo.
Se distrae por cualquier cosa que pase a su alrededor.
Solución:
Se le aconseja que regularice su vida para que pueda asistir a clase según el compromiso que él mismo ha adquirido.
Se le recomienda hacer mínimamente 1 seminario al año, lo ideal serían 3 al año.
Se le recomienda hacer 1 intensivo al año, alternando entre los de Aikido y los de meditación.
Se le aconseja que haga una práctica personal de 15 min. después de clase, al menos como mínimo 1 vez por semana.
Se le recomienda que tenga más espíritu de trabajo cada vez que practique, básicamente es moverse más rápido y con consciencia dentro del tatami.
Se le recomienda que cuando entre en el Dojo se olvide del exterior, es decir, realizar un ejercicio de abstracción.
5ª No tiene base teórica.
Se caracteriza por:
No controla la terminología del Arte.
Cuando se enuncia en la introducción los distintos contenidos que se van a realizar en la sesión de ese día, no los comprende teóricamente y tampoco es capaz de visualizarlos o sentir lo que se dice.
Tiene una gran tendencia a no leer e informarse sobre el Arte.
Constantemente posterga su formación, ya se sabe aquello de: “Mañana, mañana lo haré.”
Solución:
Se le recomienda que lea el protocolo de introducción al aprendizaje que se le dio nada más llegar al Dojo.
Se le recomienda que en las introducciones cada vez que se nombra una técnica, haga el ejercicio de visualizarla en su mente.
Se le recomienda que durante el año lea la información básica sobre el Aikido que se le ha mandado previamente. Eso supone leer 1 artículo al mes que está disponible en nuestra Web.
Se le induce a que viva el Aquí y el Ahora cada vez que está en el Dojo, eso básicamente es que no hay segundas oportunidades, por ejemplo, si de entrada no consigue desplazarse en Time para desequilibrar un ataque de un compañero, la segunda repetición no cuenta aunque lo haya hecho perfecto.
5ª Tiene muchas lagunas en su base.
Se caracteriza por:
A pesar del tiempo transcurrido, -eso quiere decir que puede llevar muchos años practicando-, tiene grandes carencias en su formación.
No construye ordenadamente su práctica, por ejemplo, en sus 4 repeticiones que debería realizarlas en Omote, Omote y Ura, Ura, no las realiza por su desorden mental.
No recuerda y tampoco es capaz a la hora de practicar de perfilar las técnicas básicas.
Solución:
Se le recomienda hacer un reciclaje desde la base de la base hasta lo más avanzado del Kihon, o hasta donde esté su nivel.
Se le recomienda que cada vez que practique lo haga con orden y tal y como se le mostró en la explicación central.
Se le recomienda que se concentre cada vez que practique en esbozar la técnica que realiza, sin centrarse en los detalles de perfeccionamiento de momento.
7ª Inquietud interna.
Se caracteriza por:
Tiene muchos miedos.
No sabe hacer solo, eso quiere decir que si le dictas un ataque y una técnica no es capaz de ejecutarla y si lo hace, le faltan cosas, por ejemplo, no se desplaza bien, no desequilibra, no sabe pasar de Ikkyo a Yonkyo, no distingue entre Omote y Ura, etc.
No sabe estar en quietud.
No le gusta meditar sobre su propia respiración.
Tiene una alta dependencia del Sensei.
Solución:
Se le recomienda que cada vez que aparezca el miedo en un elemento, por ejemplo en los Ukemis, primero, que se auné mentalmente antes de realizarlo, segundo, que vaya adquiriendo una buena técnica cada vez que lo repita y tercero, que respire durante la acción.
Se le recomienda que estudie en su práctica personal el Kihon desde el comienzo (desde el nivel de aprendizaje de 6º Kyu), para que vaya ordenando su hacer y vaya ampliando sus conocimientos progresivamente.
Se le recomienda realizar ejercicios de respiración para aquietar su mente y dar estabilidad a su postura física.
Se le aconseja un acercamiento a sí mismo a través de la meditación en su respiración, bien sea, sentado, caminando o tumbado.
Se le aconseja que vaya afianzándose en la base del Arte con confianza, sin necesidad de estar tan dependiente del Sensei, un buen ejercicio para ello es practicar cosas cuando el Sensei no está y hacerlas correctamente, ¡claro!
El síndrome de Penélope es muy común en el mundo del Aikido, aunque haya mostrado la realidad que a veces pasa en mi propia casa, pero sé que ocurre en muchos Dojos, ese tipo de situaciones que se han descrito no son buenas y no nos lleva a ningún lado, por lo tanto, hay que evitarlas a toda costa si queremos tener satisfacción y progreso en nuestra evolución en el Arte.
Es una plaga que si afecta al tejido del Dojo es muy destructiva, por el contrario, subir las defensas de la práctica es muy beneficioso, es decir, que no haya estudiantes con el síndrome de Penélope -por eso antes se apuntaron algunas posibles soluciones a cada problema planteado-, eso crea una atmosfera de trabajo y estudio muy grande, a la vez que hace un tejido de estudiantes muy resistente a cualquier ataque de mala formación y eso se nota nada más traspasar la puerta de un Dojo.
Ishana Pérez, Marzo de 2021.
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“Lo que se necesita para cambiar a una persona, es cambiar la conciencia de sí mismo.”
Abraham Maslow.
Se habla mucho de utilizar la energía consciente durante el aprendizaje en muy diversas disciplinas, ¿pero se sabe exactamente qué es eso?
Comencemos por la energía, que en el caso que nos ocupa, -porque ese concepto es muy amplio y variado dependiendo del contexto al que nos referimos,- habría que preguntarse, ¿qué es la energía para practicar Aikido?
La idea de energía está relacionada con la capacidad de generar un movimiento aunado entre cuerpo-mente para lograr nuestra transformación a través de la práctica continuada. También hace referencia a la utilización de los recursos energéticos propios (compromiso, voluntad, tiempo, economía, cuidados, materiales, alimentación, etc.) que permiten una plataforma para que sea más fácil conseguir una realización vivencial a través de la disciplina. Éste concepto de energía es un enfoque muy materialista, que es por lo primero que hay que comenzar antes de entrar en otros aspectos más sutiles y transcendentales de la disciplina.
En el otro lado está el aspecto de consciente, ¿qué quiere decir eso?
El vocablo consciente emana del latín “conscientis” que se forma con tres componentes: el prefijo “con-,” que equivale a reunión; el verbo “scire,” que es sinónimo de “saber,” y finalmente el sufijo “-nte,” que puede traducirse como indicador de “agente”. Por lo tanto, un practicante es consciente cuando es capaz de aunarse para poder sentir y poder armonizar su interior con sus acciones exteriores, con el objetivo de obrar en su beneficio, por consiguiente, también es capaz de percibir su entorno para ejecutar su práctica con más eficacia y satisfacción y de esta manera, actuar con más conocimiento de lo que está realizando para obtener una mayor rentabilidad en su aprendizaje-evolución.
En consecuencia, la unión de nuestra energía sumada a nuestra consciencia es lo que nos hace evolucionar con seguridad y con propiedad en el Arte con una acción lúcida y consciente.
Ahora vamos a utilizar las cuatro fases del proceso de aprendizaje de Maslow para hacer un paralelismo con el proceso educativo en Aikido y ver en qué momento hay que aplicar la energía consciente.
Las cuatro fases de Maslow para el aprendizaje son:
1ª Incompetencia inconsciente.
2ª Incompetencia consciente.
3ª Competencia consciente.
4ª Competencia inconsciente.
En la incompetencia inconsciente es cuando ni siquiera se sabe que existe el Aikido para una persona y menos aún que haya un interés para hacerlo, así que no existe ninguna necesidad que nos induzca con una tendencia o una inclinación, bien sea interna o externa que nos impulse a realizarlo.
La siguiente etapa es la de incompetencia consciente y aquí ya la cosa cambia mucho, porque te das cuenta que no sabes Aikido, pero hay “algo” -que puede ser interno o externo-, que te pica la curiosidad de querer saber más sobre la disciplina. Es cuando se moviliza la búsqueda de información y se valoran los recursos propios para buscar a alguien y el lugar que te permita instruirte.
El siguiente escalón es la competencia consciente, que es cuando ya te has informado y has dado el paso para iniciarte en el aprendizaje y sabes que sabes, éste momento se relaciona con la atención-concentración focalizada y es el momento de aplicar la energía consciente para evolucionar en la disciplina.
En esta fase hay 2 subetapas:
La primera es el inicio en la práctica del Aikido, así que hay un periodo de adaptación y de fijación de los conceptos elementales, que bajo nuestra metodología serían: la etiqueta, aprender a respirar, sentarse, levantarse, acondicionamiento físico, caminar, desplazamientos, Ukemis y las técnicas básicas (de armas y de manos vacías) de los 2 primeros niveles, esto es de 6º y 5º Kyu.
Esto está relacionado con la regulación del cuerpo, y eso significa que:
Hay que tomar consciencia de nuestra estructura.
Como en cualquier actividad, el cuerpo es el vehículo para el aprendizaje, por lo tanto, tiene que estar en una condición óptima para realizar su función.
Por otro lado, hay que sensibilizarse para escucharlo y saber que nos dice, de esta manera podemos acceder a tener tanto una experiencia interior como exterior, (el apartado interior lo desarrollare más abajo en la respiración y las emociones). Desde el punto de vista exterior es sumergirnos en el movimiento (cinemática) y en la dinámica del Aikido, que no se algo ajeno que copiamos sin más del Sensei, sino todo lo contrario, esa copia inicial, -que es el patrón o modelo que nos dan para observarlo, imitarlo, copiarlo y repetirlo- tenemos el deber de hacerlo nuestro, percibiéndolo, sintiéndolo, viviéndolo, penetrándolo, expresándonos sobre el tatami con él como parte nuestra.
La toma de consciencia de nuestra respiración.
Es el hilo conductor para realizar la integración, porque seguro que al principio estamos nerviosos por el desconocimiento de lo que hay que hacer, adaptarnos a los patrones motores, el entorno, la normativa de comportamientos, etc., en esta toma de contacto con la respiración lo primero que hacemos es aprender a realizarla bien y a regularla, lo cual nos permitirá serenarnos, sensibilizarnos y así poder escuchar mejor a nuestro cuerpo.
La toma de consciencia de nuestras emociones.
Escuchar al cuerpo tiene aparejado sumergirnos en nuestras emociones y ver cómo actúan y siempre es bueno verlas y sentirlas desde una perspectiva de ecuanimidad, recordemos a Zhuangzi, “El hombre perfecto usa su mente como un espejo. No aferra nada, no rechaza nada. Recibe pero no conserva,” es la mejor manera de equilibrar nuestro ánimo en las multitudes de circunstancia y dinámicas en las cuales vamos a estar inmersos, al igual que también hay que tener presente cuando nos ejercitemos en la quietud.
Si relacionamos la primera subetapa con la metodología tradicional del aprendizaje en el Budo, correspondería a una introducción en Shu , lo cual a posteriori nos va a ser muy rentable cuando lo desarrollemos, que será en la siguiente subetapa.
En ésta subetapa inicial no se le puede pedir mucho más al aspirante, con solo estos elementos en su inicio va a estar bien encausado y su calidad de vida va a mejorar bastante.
En la segunda subetapa es un momento del aprendizaje donde puedes practicar con soltura, mueves tu cuerpo con cierta libertad y comienzas a disfrutar de la práctica, la constante aquí es que no puedes perder la concentración mientras te ejercitas con el compañero, porque si eso ocurriera es cuando surgen los problemas y pierdes el hilo de lo que tienes que hacer.
Una ayuda inestimable como apoyo en este momento de la instrucción para que la atención esté centrada y focalizada en las acciones, es el conocimiento teórico sobre la disciplina y en éste contexto, me refiero a la parte técnica. El otro día hablaba con un estudiante que había cumplido 1 año de práctica en nuestro Dojo y me comentaba: “Aún con el año que llevo, cuando me pides las cosas con los nombres no las distingo; tengo que dedicar un tiempo en casa a estudiar con tranquilidad,” a lo cual yo le conteste: “Cuando comiences a estudiar, compleméntalo con las introducciones y las explicaciones que se hacen en las clases habituales, así una acción retroalimenta a la otra y puedes avanzar con más seguridad de una forma tangible entre lo teórico y lo práctico.”
Me alegró mucho esa toma de consciencia de mi estudiante en su noviciado, porque esto es otra muestra de aplicar la energía consciente en la formación, es decir, ser capaz de sentirse para saber qué necesita para seguir evolucionando sin que yo intervenga y le diga, -¡ahora haces esto!-, su percepción de su realidad es mucho mejor y más motivadora para él que mí imposición por mi responsabilidad de Sensei.
Llegados aquí, ya hay que hacer Shu propiamente, sin salirnos un ápice de la ejecución de cada principio, completamente centrados y concentrados en cada cosas que realizamos. Porque por este camino sin quererlo se van desarrollando otras capacidades internas, que nos van a ser muy útiles cuando se siga avanzando en el proceso educativo.
La intermitencia es el gran peligro en esta fase de la aplicación de la energía consciente, que no solo surge en el ámbito de lo físico, sino que también puede hacer su aparición en el de la técnica. Un campo de apoyo para desarrollar una buena atención – concentración y que nos va a servir como ayuda y perfección para la técnica, es el ejercicio de la meditación, porque nos obliga a tener una atención sostenida y por lo tanto, aleja y no deja que se manifieste la intermitencia.
La última fase de Maslow para el aprendizaje es la competencia inconsciente, que es cuando ya somos capaces de realizar cualquier técnica y ya no necesitamos ser conscientes de la misma durante su desarrollo (Mu Shin o no pensamiento). La hemos practicado y sentido tanto que ya la hemos interiorizado y actuamos con plena libertad en el espacio y con el compañero, son acciones muy, muy creativas, es una fase que correspondería a Ha , eso quiere decir que ya tenemos el soporte de la base y esto nos permite buscar, ver y encontrar otros aspectos, otros matices y otras formas de afrontar la Waza de una forma muy fecunda y muy efectiva, aquí hay que recordar aquello de Takemusu Aiki, que está claro que cuando se desarrolla más propiamente, es cuando nos adentremos en el aspecto de Ri , pero ahora es un tiempo de investigación y una toma de contacto con esa realidad que nos espera.
Pero, ¿qué pasa si no tengo en cuenta estos 4 pasos de Maslow?
Descartando el primero por razones obvias, el no tener en cuenta los otros 3 para practicar con consciencia, es estar perdiendo el tiempo y nunca se va avanzar en la disciplina y si por un casual se persistiera con porfiada actitud, se estaría en un limbo que nunca aportará conocimiento, pero ya no de la disciplina del Aikido, si no de sí mismo que es más grave aún.
Ishana Pérez, Febrero de 2021.
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“Sólo hacemos bien las cosas que queremos hacer.”
Colette.
Es muy común cuando le digo a un alumno:
- ¡Mira por favor! Tienes que hacer esto de tal o cual manera, ok.
Me suele contestar:
- ¡Lo intentaré!
Mi respuesta inmediata es:
- ¡No lo intentes, hazlo!
La actitud mental y la predisposición del ánimo para intentar con respecto a la de hacer es muy distinta, siempre con la de intentar hay un espacio para no volcarnos completamente, en cambio, con la de hacer no hay otra salida que emplearnos a fondo si aspiramos a lograr algo.
En la RAE para intentar solo tiene 3 acepciones, pero para hacer hay 58, la diferencia es bastante grande. Voy a entresacar algunas para ver la importancia de hacer y no la de intentar en Aikido.
La 1ª es “producir algo,” acaso cuando nos dicen en el Dojo, ¡haz tal cosa! No estamos produciendo para nosotros mismos.
2ª “Formar algo dándole la forma,” cuando trabajamos con el Kihon, no pretendemos dar forma en nosotros al principio en el cual nos estamos ejercitando.
3ª “Poner por obra una acción o trabajo,” no repetimos constantemente que sin practica no hay evolución, por muy claro que tengamos en nuestra mente una técnica, si no nos ejercitamos constantemente, no nos va a servir para nada estar sobre el tatami.
4ª “Realizar o ejecutar la acción expresada por un verbo enunciado previamente,” hacer sin más condicionamientos mentales, ni albergar dudas ni indecisiones.
8ª “Fomentar el desarrollo o agilidad de los miembros, músculos, etc., mediante ejercicios adecuados,” está claro que el medio para perfeccionarnos en las disciplinas que practicamos es el cuerpo, sin él nada se puede hacer, por lo tanto, debemos cuidarlo y perfeccionarlo para que haga bien su función.
10ª “Componer, mejorar, perfeccionar,” cuando componemos es un todo con el cuerpo, la técnica, la respiración y el compañero; en cada repetición nuestro propósito no es mejorar en el desarrollo de lo que hacemos; cada vez que repetimos una acción nuestro objetivo es perfeccionar, perfeccionar y vuelta a perfeccionar la técnica o el ejercicio que se realiza.
15ª “Recorrer un camino o una distancia,” acaso cada vez que practicamos no recorremos un trozo de nuestra Vía teniendo como medio el Aikido.
23ª “Conseguir, obtener, ganar,” cada paso que demos tenemos que tener en mente el conseguir una meta; con cada logro obtenemos un impulso en nuestra evolución hacia adelante; cada vez que practiquemos ganamos más autocontrol, paz, calidad de vida, etc., todo esto mantiene a la mente focalizada y concentrada.
39ª “Obrar, actuar, proceder,” al obrar construimos en nuestro cuerpo y en nuestra mente los principios del Aikido; al actuar realizamos acciones conscientes, que luego hay que dejar que sean instintivas o naturales; al proceder hacemos que nazcan y se revelen en nosotros los fundamentos del Arte.
44ª “Poner cuidado y diligencia para la ejecución de algo,” no cabe aquello de: “lo voy a intentar,” “voy a ver cómo me sale” o “¡mañana, mañana me saldrá mejor!” El momento es Aquí y Ahora, en éste Instante, otra razón más para no ir con la intensión de intentar, sino la de hacer con todo nuestro potencial y con toda nuestra determinación centrada y dirigida en la acción que ejecutamos.
53ª “Obtener, apoderarse de algo,” si no hacemos que la técnica sea nuestra, nunca obtendremos nada por muchos años que estemos practicando, aunque sinceramente, yo no sé exactamente a día de hoy quién posee a quién cuando se practica, si nosotros a la técnica o la técnica a nosotros.
54ª “Dominar, controlar,” el objetivo es el dominio y el control propio, porque sin eso, no vamos a ser capaces de controlar al otro y menos aún a la técnica.
Pero, a la hora de hacer, ¿cuáles son las bases que hay que tener en cuenta para una buena elaboración?
Lo primero es establecer el hábito.- También hay gente que lo llama rutina, aunque a mí particularmente no me gusta mucho esa palabra. Para que la práctica sea efectiva es primordial establecer día y hora para ejercitarse, después, hay que ser consciente de que el grueso de la práctica debe estar constituido por los mismos ejercicios aunque se enfoquen de manera diferente.
El establecer unos hábitos fijos permite al alumno concentrarse y por lo tanto, desarrollar una práctica más consciente, que en los inicios es prioritario, por ejemplo, en nuestra estructura de una sesión de Aikido para principiantes, de los 10 puntos de los que consta, 8 puntos son fijos, los que cambian son la introducción y el repertorio técnico del día (la Waza) y de cambiar esos 8 puntos fijos, se hacen después de un ciclo de 1 ó 2 años de haberse ejercitados en ellos, pero no antes.
Pero, ¿por qué se hace eso de esa manera?
Lo primero es que brinda al estudiante una seguridad para poder hacer, eso da un anclaje con seguridad para poder construir su avance; al Sensei, es una buena cimentación para poder edificar la sesión con claridad, calidad, versatilidad y con el poder de darle continuidad en un futuro. Luego, permite a ambos establecer sus objetivos a corto, medio y largo plazo y de ésta manera la práctica es significativa para todos.
Esto es un mensaje muy poderoso dentro de la planificación, no tenerlo en cuenta siempre traerá problemas o mucha dispersión y es obvio que eso va en contra de una enseñanza de calidad y del rendimiento – avance del alumno.
Cuando cambio los contenidos de una sesión de principiantes, mi primer objetivo es establecer cuáles van a ser los elementos fijos y durante cuánto tiempo los voy a impartir de esa manera, porque soy consciente de que de eso van a depender muchas otras cosas que se van a manifestar en forma de cascada en un futuro inmediato.
Lo mismo me pasa cuando diseño y planifico otros niveles de aprendizaje, al igual que en los seminarios o en los intensivos. Siempre hay que tener en cuenta que si se cambian los niveles hay que cambiar los contenidos fijos (los hábitos estables o rutinas) para potenciar los ciclos de aprendizaje.
Lo segundo es la repetición.- Es la esencia del aprendizaje consciente y en nuestro método es la cuarta pieza para una buena educación en Aikido con calidad (las otras tres son: observar, copiar e imitar).
La repetición encierra un problema, que como no se ajuste cien por cien al modelo ideal, en vez de arraigar con un buen hábito los movimientos imitados, se pueden volver en nuestra contra, porque al no ajustarse a la forma correcta traerán como consecuencias que se instalen en nuestro cuerpo y mente imperfecciones.
El estudiante se tiene que adaptar al Arte y no al revés, pero el Sensei si se tiene que adaptar al alumno con el objetivo de conducirle por en buen Camino y hacerle evolucionar.
Aquí el objetivo para ambos es la calidad, pero ésta exige perfección, porque la maestría demanda una progresión de fácil a difícil y de simple a complejo, para posteriormente llegar a la naturalidad.
El refinamiento.- Es la regulación de la práctica después de haber dominado el modelo técnico de base y cuando éste esté sólidamente afianzado, entonces y solo entonces, se debe de pasar a perfeccionar los puntos más finos de la habilidad y así hasta el infinito.
El refinamiento abarca cuatro puntos: lo mental, lo físico, la técnica y la habilidad, desarrollando esos conceptos es cuando se llega a la excelencia.
¿Cómo se erosiona el hacer o la práctica?- Muchas personas no son conscientes de la importancia del periodo de práctica, o dicho de otra manera, no son conscientes del tiempo, ya lo dice la locución latina, “Tempus fugit”. Es una de las principales causas de deterioro que lleva a la inercia, o estar por estar sin producir.
Ejemplos hay muchos, veamos algunos: llegar tarde por sistema, carecer de espíritu de entrega, moverse lento sobre el tatami, no ser capaz de concentrarse, ser remolón, etc., esto sería algunos puntos visto desde el alumno, veamos otra perspectiva desde el formador, el Sensei.
Hay enfoques que son totalmente destructivos para el hacer, por ejemplo:
No realizar calentamientos o acondicionamientos que estén conectados con los siguientes contenidos de la sesión, un clásico, “vamos a correr o dar unas vueltas para calentar” o “enfocar el acondicionamientos de los sistemas funcionales como una gimnasia física prescindiendo completamente del aspecto mental.”
Hacer círculos y detenerse para mirar al Sensei que está explicando a otra persona, esto es muy común verlo en clase con numerosos alumnos y donde se da sí o sí es en los seminarios. Uno debe parar cuando realmente tiene dudas y si las tiene, es por no haber desarrollado una buena capacidad de observación cuando se mostró lo que había que hacer en el centro.
Los Senseis que permiten esto no se dan cuenta de que se rompe completamente la dinámica y la atmósfera de trabajo y mucha gente gandulea y no se esfuerza, la pregunta forzosa es, ¿a qué han venido esas personas entonces?
Hacer hileras para que un grupo de estudiantes practiquen, es otra de la formas de degradar el hacer. Cuando se realizan hileras hay muchos estudiantes inactivos y yo diría totalmente ausentes de lo que acontece y ya no digamos si el Tori no ha comprendido bien lo que tiene que hacer, en esos casos la práctica se detiene por completo.
Puesto a hacer hileras, no las deben de componer más de 3 miembros por hilera, ¿cuál es la razón de eso?
Con 3 estudiantes por hilera, hay 1 Tori y 2 Ukes, mientras que el Tori proyecta al primer Uke, el segundo ya viene en camino y el primero se está levantando para volver a atacar al Tori, de ésta manera se realiza una dinámica circular y continua y no como en las hileras grandes que es lineal, alargada, muy lenta y tardío el turno de práctica.
Para que no se den esas formas de afrontar el hacer, todos los alumnos deben de participar de forma activa para optimizar el tiempo de práctica, dicho de otra manera, nadie debe estar parado o estar ocioso sobre el tatami.
Para ello todo el mundo debe saber qué es lo que va a acontecer, por eso se hace imprescindibles las introducciones en las sesiones, es el primer soporte teórico para situar mentalmente al alumno en la sesión o en el seminario, el segundo es la explicación central.
La creatividad de los planteamientos es fundamental para mantener el foco de atención siempre activo, de esta manera siempre es más motivador y repercute en el rendimiento del estudiante.
La utilización y la rentabilización del compañero es la clave para aprovechar el potencial de las neuronas espejo, de ahí la importancia de la colaboración en la práctica, independientemente del concepto filosófico.
Espero que haya quedado clara la diferencia entre intentar y hacer, recordemos que desde un punto de vista mental, las palabras condicionan nuestra predisposición anímica y como consecuencia de eso, nuestras acciones.
Ishana Pérez, Enero de 2021.
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